xx.
No es tan difícil desabrochar los pantalones de Isagi, porque Rin tiene toda su concentración en ello.
Cuando está ebrio, tiende a divagar, puede pensar en mil cosas pero las acciones pequeñas le cuestan un poco más.
Rin tira de los pantalones, Yoichi levanta las caderas para facilitarle un poco el trabajo, y así es mucho más fácil deslizarlo por sus piernas hasta sus tobillos, solo dejan de ser un estorbo cuando caen al suelo. Y sus manos se dirigen a los bóxers negros que trae puestos, pero un agarre en su muñeca lo detiene y cuando levanta la vista puede ver al chico negar con su dedo mientras sonríe.
—¿Ahora qué? —pregunta con fastidio.
—Aquí es dar y recibir, Rin. ¿Me entiendes?
Isagi lo dice en un tono divertido, y por un segundo no sabe de qué está hablando, pero luego entiende a lo que se refiere. Así que empieza a soltar su cinturón hasta quitarse los pantalones, dejándolos caer a un lado de la cama. Se cruza de brazos mientras se mantiene con el torso erguido, y las rodillas a ambos lados de las caderas de Yoichi, quien sonríe de costado y lo recorre de arriba a abajo con sus ojos.
—Lindos bóxers aunque no me gusta el color gris.
—Cállate. —gruñe. Isagi vuelve a reírse.
—Puedes continuar.
Rin bufa. Puede que Isagi sea atractivo, pero no deja de ser un tanto molesto, no está acostumbrado a este tipo de actuar, pues las personas a su alrededor siempre son demasiado sarcásticas, y algo agresivas al momento de responder a sus acciones pero Isagi es diferente porque él se ríe, se burla y corresponde a su actitud de una forma divertida y batallante, sin dejarse ganar pero sin ser agresivo con sus palabras.
Lleva su mano hasta el abdomen de su acompañante, deslizandola hasta su pecho mientras escucha los suspiros que deja escapar. Se agacha, hasta que su boca se acerca a los pezones del chico de ojos azules, quien gime debido a la sorpresa y a la sensación. Rin lo delinea con su lengua, mientras pellizca con sus dedos el otro un pequeño rato antes de cambiar, mientras tanto Isagi se muerde los nudillos con los labios enrojecidos.
Itoshi puede notarlo así que dejándose llevar por un capricho, muerde el pezón de Isagi con un poco de fuerza, consiguiendo así un grito como respuesta.
—¡¿Pero qué...?!
—Déjame oír tu voz por las buenas o yo te haré gritar por las malas. —contesta sin permitir que termine de formular la pregunta.
Los ojos azules lo miran con el ceño fruncido, y un ligero puchero lleno de molestia en sus labios, pero el otro pelinegro solo puede reírse en voz baja, antes de volver a besar su clavícula. La mano de Rin se cuela por debajo del cuerpo de Isagi, acariciándole la espalda con los dedos hasta llegar al borde de su ropa interior y está a punto de tirar de ella pero Isagi lo frena de pronto al sujetarle las muñecas.
—¿Qué, Yoichi? Dime, joder. ¿Qué?
Isagi no habla pero se ríe ligeramente al ver la molestia en sus ojos turquesa. Lo aparta un poco hasta poder alcanzar el segundo cajón de la cómoda junto a la cama, sacando de ahí un paquete de condones y una botella pequeña de lubricante.
—No seas apresurado, niño. —Isagi se burla al extenderle las cosas. Rin chasquea la lengua sin permitirse admitir que lo había olvidado por un momento.
—No puedo ser apresurado si me detienes a cada momento.
Su voz suena como un quejido obvio, y hay una sonrisa en el rostro de Isagi cuando de pronto lo sujeta por el cuello y ambos vuelven a besarse con fiereza. Isagi lo atrae más cerca de su cuerpo mientras vuelve a recostarse contra la cama, y no dejan de besarse en ningún momento.
Cuando se separan por un momento, Yoichi lo mira a los ojos con una sonrisa antes de hablar:
—No te preocupes. Ya no te detendré.
Sujeta la mano de Rin y la dirige hasta su cadera donde inicia el borde de su ropa interior, y por fin, le permite al más alto quitársela. Isagi parece gemir al sentir el aire frío, y su acompañante solo observa su cuerpo al descubierto.
Hay una avalancha de sentimientos en su interior, pues es la primera vez que esto pasa después de un largo tiempo, y no es que Rin tenga problemas para llamar la atención de las personas, sino que es él quien no puede sentir muy seguido esa clase de atracción hacia las personas.
Pero ahora lo está sintiendo, en la forma en la que su corazón late, su respiración se acelera y sus ojos se dilatan. Se siente atraído por Isagi, no hay dudas y por eso no puede reprimir las ganas de besarlo una vez más, un tanto nervioso de dejar entrever la falta de experiencia que tiene.
No es virgen, ni nada de eso, pero hay cosas que son fáciles de olvidar y mucho más cuando su mente está mareada.
—Rin...
—Ya lo sé. Es dar y recibir... —responde en un gruñido.
—Exacto. Por esa misma razón...
Isagi lo atrapa por los hombros y ambos giran sobre la cama una vez más, ahora es Rin quien tiene la espalda contra el colchón, siente los labios de su acompañante contra su cuello, y las manos que recorren su pecho, su torso y su abdomen hasta llegar al borde de sus bóxers para quitarlos de su cuerpo.
Y ahora ambos están desnudos y aunque acaban de conocerse es algo extraño, es un momento ciertamente demasiado íntimo cuando se observan, y Rin levanta la mano, acaricia la mejilla de Isagi y sonríe.
Rin recorre el cuerpo de Yoichi con sus manos, hasta posarlas en sus caderas, y girar sus cuerpos.
—Esto es ridículo. —chilla Isagi al darse cuenta que quedó debajo una vez más.
—Más ridículo es que creas que voy a dejarte estar arriba. Acabo de conocerte.
—¡Yo también acabo de conocerte!
—Lo sé, pero algo me dice que no es la primera vez que eres quien recibe.
—¡Yo...! Bueno, yo... —Yoichi titubea y sus mejillas se sonrojan de sobre manera antes de apartar la vista. —¡Maldición!
—Cada quien hace lo que sabe hacer, cariño. —Rin se acerca, acaricia con su mano izquierda la mejilla de su acompañante, mientras la otra tantea hasta encontrar el pequeño envase de lubricante. —Tal vez en alguna otra ocasión podamos cambiar.
—¿En otra ocasión? ¿Habrá otra ocasión para nosotros, Rin?
—No lo sé. Supongo que después lo descubriremos.
Rin abre la botella de lubricante y la levanta en su mano, antes de que Isagi se la arrebate con rapidez, extendiendo el líquido en sus dedos.
Isagi empieza a prepararse bajo la pesada mirada de esos ojos turquesa que no pierden ni un segundo del movimiento de su muñeca y de los dedos en su entrada.
Rin puede ver la mueca de dolor que aparece en el rostro de Yoichi, así que empieza a besarlo en las mejillas, en la frente, y en los labios. Mientras lo sostiene por la cintura, no deja de besarlo en ningún momento, mientras lo escucha jadear bajo su cuerpo, y no es que no quiera ayudarlo, pero no quiere tomarse un atrevimiento que quizás no le corresponde, lo deja hacer lo que cree necesario, que se prepare a su propio ritmo, a su propia velocidad y él estará ahí, esperando hasta que...
—Estoy... Estoy listo. —dice en un jadeo.
—¿Seguro?
—¿Ahora eres tú quien atrasa el momento?
—Solo quería ser amable, idiota. —Rin contesta mientras rueda los ojos, alcanza con su mano la caja de condones y abre el pequeño empaque con los dientes, cuando se coloca el preservativo, mira a los ojos de Isagi, a la forma que sus mejillas se encuentran sonrojadas, su respiración pesada y sus ojos expectantes, esperando el momento. —¿Puedo?
—¿Qué es lo que estás pidiendo exactamente? —Puede sentir la burla en las palabras de Yoichi, pero no le importa, le dará el gusto en esta ocasión.
—¿Puedo follarte? —pregunta e Isagi sonríe de forma tan bonita que le encanta. —El consentimiento es lo más importante, tonto.
—Por supuesto que puedes. —contesta, exhalando con pesadez en el momento que Rin sujeta sus piernas y las levanta hasta que las rodillas llegan a la altura de su pecho, el de ojos azules las sostiene para mantenerlas en posición.
Rin lo besa en la frente, mientras entra en su interior y puede oír a Isagi gemir de dolor, mientras que se sujeta de su espalda y le rasguña.
—Relájate. No quiero lastimarte. —pide el de ojos turquesa quedándose quieto, mientras le acaricia el cabello con suavidad.
—Eso intento. —contesta Yoichi con la voz ahogada, respira con profundidad y sus ojos cerrados. Hasta que los abre, y se encuentra con la mirada de Itoshi, preocupada y atenta a sus reacciones, el de ojos azules sonríe antes de asentir. —Puedes moverte.
Y Rin ya no hace preguntas confiando en él, empieza a moverse con cierta lentitud mientras le permite acostumbrarse, aumentando la velocidad de a poco hasta el momento en que su petición se cumple, el collar del pelinegro empieza a moverse chocando contra su pecho y por momentos chocando contra la mandíbula de Isagi.
Los gemidos de ambos se mezclan dificultando diferenciar el sonido de sus voces, hasta que vuelven a besarse, enredando sus lenguas y acallando sus gemidos de esa forma.
Los labios de Rin bajan hasta el cuello de su acompañante, y cuando levanta la pierna de Isagi sobre su hombro para alcanzar un punto más profundo dentro de él, puede sentir los dientes del chico de ojos azules clavándose cerca de su clavícula.
—¡Mierda! —Rin gime en parte por el dolor de la mordida y también por el placer que siente, exhala con fuerza sintiendo su cara enrojecida, restregando su frente contra el cuello de Isagi.
—¡Oh, carajo! Carajo, carajo, carajo...
En la habitación solo pueden oírse los gemidos de ambos, y el sonido de sus cuerpos chocando el uno contra el otro allí donde se encuentran unidos. Y ni siquiera está seguro de en qué momento la pierna de Isagi se resbaló de su hombro, pero no pudo notarlo por mucho tiempo porque el de ojos azules enredo ambas piernas en la cintura del pelinegro.
Rin tiene ambas manos contra el colchón a los lados de la cabeza de más bajo sin dejar de moverse en ningún momento, puede ver sus ojos azules llenos de lágrimas, su rostro enrojecido, y sus labios hinchados.
—Pareces un perro... —jadea Yoichi con una risa y en ese momento que Rin nota que tiene la lengua afuera, respirando con pesadez pero ni siquiera se da a sí mismo la oportunidad de avergonzarse.
—Y tu pareces estarlo disfrutando a pesar de eso, imbécil. —responde con la voz ronca sujetando con su mano el cuello del chico de ojos azules, apretandolo con la suficiente fuerza para dificultarle solo un poco la respiración.
—No tanto como tú. —contesta con la voz ahogada por la presión y una sonrisa mordaz se instala en los labios de Yoichi, antes de gemir con más fuerza al momento de que Rin suelta su cuello y baja su mano hasta apretar su miembro, tomándolo por sorpresa.
—¿Es que acaso no puedes callarte...? —pregunta Itoshi, empezando a mover su mano de arriba a abajo sobre el pene de Isagi, apretando la punta con el pulgar y moviendo sus caderas con más lentitud, su collar sigue moviéndose pero ahora con un poco menos de intensidad.
—Decídete. ¿Quieres escucharme o quieres que me calle? —contesta en un jadeo.
—Quiero que te corras. —ordena.
—Pues entonces haz un mejor trabajo, Rin.
Isagi se burla con tanto cinismo que que Itoshi lo aprieta en su mano, ganándose un grito como respuesta, la velocidad de sus caderas vuelve a aumentar en cuestión de segundos y de nuevo son los gemidos de ambos lo que se puede escuchar. Y cuando se besan una vez más, Yoichi gime contra los labios de Rin, manchando la mano que lo sujetaba y también el abdomen de ambos cuando alcanza su orgasmo y es cuestión de segundos después cuando Rin también lo alcanza dentro del condón.
Ellos se miran a los ojos, mientras respiran con fuerza intentando recuperarse. Están agotados pero sus corazones no dejan de latir enloquecidos y de pronto sonríen de una forma tan bonita que ni siquiera están seguros de quién se acercó primero pero ambos están besándose una vez más.
[...]
Ay, por Dios.
¿Lo hice? ¡LO HICE!
Las primeras escenas +18 que logro escribir. Siete horas y un montón de crisis de escritura para escribir dos capítulos el doble de largos que los anteriores pero ¡AL FIN LO LOGRÉ! JAJA.
De cualquier forma, ojalá les haya gustado. ¡Muchas gracias por leer!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top