Marco Antonio y Cleopatra
Artículo realizado por espacio-lector
El amor es un tema complejo, en muchas ocasiones se vive como un sueño de hadas (muy pocas veces en la vida real, pero posible), otras veces se vive de forma común, por así decirlo, con altos, con bajos, con rupturas o con una vida a lado de la persona que se ama. Pero hay amores marcados por la pasión y la tragedia, amores tan fuertes y difíciles al mismo tiempo, que terminan con la destrucción o llevando al desdichado al final de sus días. Este último, es el caso de Cleopatra y Marco Antonio.
Pero antes de empezar con esta historia de amor (o tragedia), vamos a conocer un poco sobre estos personajes.
Cleopatra VII (69 a. C. -10 o 12 de agosto de 30 a. C.) Fue la última gobernante de la dinastía ptolemaica del Antiguo Egipto, aunque nominalmente le sobrevivió como faraón su hijo Cesarión. También fue diplomática, comandante naval, lingüista y escritora de tratados médicos. Era descendiente de Ptolomeo I Sóter, fundador de la dinastía, un general grecomacedonio de Alejandro Magno. Vivió desde pequeña la crueldad y la desconfianza, algo que la marcó para siempre. No en vano tuvo que huir con su padre a Roma, con tan sólo 11 años, para escapar de su hermanastra, que había matado a su madre y a su marido, para posteriormente arrebatarle el trono al padre de ambas.
Marco Antonio (Roma, 14 de enero de 83 a. C. - Alejandría, 1 de agosto de 30 a. C.) Fue un militar y político romano de la época final de la República, conocido también como Marco Antonio el Triunviro. Fue un importante colaborador de Julio César durante la guerra de las Galias y la segunda guerra civil. Gobernó Roma con escaso acierto durante la ausencia de César en 47 a. C., y fue postergado hasta su nombramiento como magister equitum y cónsul, junto con el propio dictador, para el año 44 a. C., cuando se produciría su asesinato. Tras este suceso, Marco Antonio pactó hábilmente con los proclamados libertadores, que serían amnistiados a cambio de confirmar los acta Caesaris, es decir, la legislación promulgada y los magistrados nombrados por Julio César. Convertido así en el hombre fuerte de la República, se hizo con el tesoro y los papeles de César y casi de inmediato lanzó al pueblo romano contra los asesinos del dictador, buscando monopolizar el poder.
LA HISTORIA DE AMOR
La historia cuenta que Cleopatra consiguió sus objetivos, tras pasar la noche junto a Julio César, quien lo arriesgó todo para embarcarse en una Guerra Civil en Egipto y subir a Cleopatra al trono como una reina independiente. Eso sí, no pudo compartir con ella el esplendor del reino, ya que su acción fue desaprobada en Roma y allí acabó con su vida el propio senado que juró protegerlo.
Fue realmente Marco Antonio el que conquistó el corazón de la mujer más poderosa de la época. Tras el asesinato de Julio César en el 44 a. C., Cleopatra, que había tenido un hijo suyo durante su estancia con él en Roma, vio peligrar su vida y no tuvo más remedio que regresar a Egipto para maquinar una nueva maniobra que la ayudara a mantener su poder.
La oportunidad de utilizar de nuevo sus armas de mujer le llegó antes de lo esperado. Marco Antonio, que por aquel entonces luchaba con Octavio Augusto por el poder en la región, había vencido en la batalla de Filipos, pero no estaba muy conforme con el comportamiento de la Reina de Egipto. Con la idea de reprocharle que no hubiera actuado como un aliado fiel, Marco Antonio hizo llamar a Cleopatra para que acudiera a verle y se humillara ante él pidiéndole disculpas por su mal hacer. Cleopatra, astuta e inteligente, decide acudir a la cita pero con otra intención diferente: la de repetir su maniobra de seducción con Marco Antonio. Le consideraba como el sucesor natural de Julio César y, sin importarle que estuviera casado en Roma con la que fue su primera mujer, Fluvia, se presentó en Tarso, aunque no humillada y débil como esperaba el romano, sino decidida a conquistarle.
A su llegada le ofrece a Marco Antonio la revelación de un mundo divino en la que ella es el centro, como una nueva Isis que se presenta ante el conquistador, un nuevo Osiris. Su presencia y sus palabras logran lo que Cleopatra pretendía en un principio, ya que Marco Antonio ni pudo, ni quiso resistirse al esplendor de aquella formidable reina, que estaba dispuesta a todo para conservar el poder y la corona. Cuatro días con sus cuatro noches más tarde las negociaciones habían llegado a su fin y Marco Antonio, completamente enamorado, acompañaba a Cleopatra de regreso a Egipto para instalarse en el Palacio de la Reina de Alejandría a vivir una pasión que, en total, duraría 14 años.
De esa manera Marco Antonio, por amor, abandonó no sólo sus obligaciones familiares sino también las políticas y militares, para vivir una fastuosa vida en Egipto llena de lujos con su amada Cleopatra. Esto le llevó a ser declarado enemigo de Roma y de Octavio Augusto, que por entonces regía los destinos del Imperio y que no descansó hasta destruirlos. El amor de Marco Antonio por Cleopatra se impuso de tal manera a sus deberes como militar y a las necesidades de su patria que los historiadores de la época, incluido el propio Plutarco, cuentan que Marco Antonio "no estaba en posesión de sus facultades, parecía estar bajo los efectos de una droga o brujería. Estaba siempre pensando en ella, en vez de pensar en vencer a sus enemigos".
Aun así, el amor de la pareja estuvo plagado de rupturas, reconciliaciones y luchas por el poder y el control. De hecho, en la plenitud de su amor, Marco Antonio tuvo que regresar a Roma para casarse con Octavia, como parte del acuerdo político que intentaba lograr Octavio para que no se destruyera del todo el triunvirato. Con ella tuvo dos hijas, Julia Antonia la Mayor y Julia Antonia la Menor, pero ni siquiera ellas consiguieron hacerle olvidar a Cleopatra y, cuatro años después, repudió a su esposa y regresó a Egipto para reencontrarse con "su reina" y casarse con ella. El amor de la pareja se materializó en los tres hijos que nacieron fruto de su unión. Los primeros en llegar fueron los gemelos, Alejandro Helios y Cleopatra Selene, y luego nació Ptolomeo Filadelfo, el pequeño. Los tres también fueron trágicas víctimas de las conspiraciones políticas de sus padres.
Como no podía ser menos en una historia de amor de estas características, el final de estos amantes fue tan dramático y trágico como era de esperar y llegó de la mano de una terrible derrota en el campo de batalla, unida a un malentendido que, a la postre, resultó ser mortal. El enfrentamiento final de la llamada 'Guerra Ptolemaica' (32-30 a. C.), por la que Octavio Augusto llevó hasta Egipto su lucha contra Marco Antonio, se produjo en la batalla naval de Actium. En ella cayó derrotada la flota de Marco Antonio al ser abandonado por las tropas egipcias, aunque consiguió huir y refugiarse con Cleopatra en Alejandría.
Un año más tarde el ejército de Octavio tomó la ciudad decidido a terminar, de una vez por todas, con la pareja. Marco Antonio recibe la falsa noticia de que Cleopatra había muerto, y el romano, que le había prometido a su amada que a la muerte de uno le seguiría la muerte del otro, decide, el 1 de agosto del 30 a.C., quitarse la vida clavándose su propia espada.
Cuando Cleopatra, a la que Octavio Augusto pretendía llevar a Roma como botín de guerra, se enteró de la muerte de su amor quiso dejarse morir, rota de dolor por el amor perdido. El sentimiento de supervivencia de la Reina de Egipto era superior a sus fuerzas y a la desesperada intentó una última jugada encaminada a seducir a Octavio, como ya había hecho previamente con Julio César y Marco Antonio. Pero la bella reina no contaba con un detalle, que sea cierto o no ha quedado ligado a ese momento. Según se cuenta, a Octavio no le gustaba su nariz y por ese motivo no cayó en sus redes dejando para la posteridad una frase que rezaba: "Si la nariz de Cleopatra hubiese sido más corta, la historia del mundo habría cambiado".
Cleopatra, negándose a la humillación de compartir el triunfo de Octavio, se vistió con sus mejores galas, pidió que su cuerpo fuese sepultado junto al de Antonio y se quitó la vida cumpliendo con el procedimiento ritual egipcio de hacerse morder por un áspid (cobra egipcia). Corría la mitad del mes de agosto del año 30.a.C. y Cleopatra aún no había cumplido los cuarenta años de edad.
En venganza por no poder llevar prisionero a ninguno de los dos en su regreso triunfal, Octavio se llevó a los tres hijos de Marco Antonio y Cleopatra a Roma como trofeos de guerra. Allí se los entregó a la viuda legal de Marco Antonio, Octavia. Aunque de los varones no se ha sabido nada más, sí se conoce que Cleopatra Selene se casó con el rey africano Juba II de Numidia y estableció su residencia en Mauritania hasta su muerte.
Con el fallecimiento de la pareja no sólo finalizó una de las más bellas y pasionales historias de amor de todos los tiempos, sino que también fue el fin de un sueño que había durado 22 años, los que Cleopatra consiguió mantenerse en el poder e incluso expandir su reino, que durante unos años fue casi tan extenso como en tiempos de sus más gloriosos antepasados. Con su suicidio también finalizó una era.
¿Conocían esta historia de amor? Dejen su comentario sobre estos personajes. :)
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