K se encontraba caminando en las calles de la ciudad Colisseo con su glamour y bella apariencia en sí.
Su mente era un revoltijo y tenía un horario que cumplir alrededor de la ciudad por petición de su padre.

Cargaba unas bolsas y unos papeles en  manos mientras pasaba por la gente. Hasta que choco con otra persona y todas sus cosas calleron al suelo.

K: maldición, fíjate donde vas

Samuel: lo siento,  no era mi intención pero también fíjate donde te metes

K: ¿disculpa? ¿Qué clase de-

Al levantarse vio mejor al chico quien le tiro sus cosas. Reconoció ese estilo de chaqueta y el corte de cabello mal hecho.  Se quito los lentes y al parecer el otro también se dio cuenta con quien andaba hablando.

Samuel: ¿K?

K: ¿Samuel?

Samuel: ¡no puede ser, sigues viva loca!

K: mírate a tí, te dejaste crecer ese bigote

Samuel: si, lo se

K: se te ve horrible

Samuel: lo se

Samuel no podía creer que veía a K, había cambiado mucho y se veía más ......... hermosa que la última vez que la vio en ese viaje en Egipto, desde que lo ayudó a salvar su familia de esa maldición y cuando la ayudaron a salvar su vida.
A k le era feliz verlo así, por lo menos se veía que cumplió su sueño de ser arqueólogo e historiador.

K: me encantaría hablar contigo, pero tengo trabajo que hacer

Samuel: lo entiendo, asique ten

Samuel le pego en su frente un postid con su número escrito en él. K miro divertido esta acción.

Samuel: nos vemos K

K: nos vemos Samuel

Era bueno ver a su viejo amigo con vida y asalvo, era bueno ver que había cambiado de camino y siguió adelante. Debia admitir que lo envidiaba un poco.

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