El nacimiento de una amistad
Al salir del estudio, Gabriella corrió a reunirse con las chicas, quienes le empezaron a preguntar cómo le había ido con Pablo.
-Me ha ido bien, me ha dicho que en tres días serán las pruebas de ingreso-.
-No te preocupes por las pruebas, no son muy complicadas. Sólo tienes que: seguir una coreografía, tocar una canción con cualquier instrumento que prefieras y cantar una canción original- le explicó Camila.
-Si quieres nosotras te podemos ayudar- se ofreció Francesca.
-Y si quieres te puedo prestar alguna canción para que la cantes en la prueba de música- dijo Violetta.
Aquellos ofrecimientos impresionaron mucho a la joven, pues solo hacía unos pocos minutos que conocía a aquellas chicas y las tres se habían ofrecido a ayudarla de forma desinteresada.
-Oh, muchas gracias chicas. Os lo agradezco mucho-.
-Por cierto, te queríamos preguntar por que has tardado tanto. Habíamos pensado en ir a buscarte- señaló Francesca.
-Es que después de hablar con Pablo me tropecé con alguien- les explicó Gabriella un poco avergonzada.
-¿Y ese alguien no será por casualidad un chico?- le preguntó Camila muy interesada.
Aquella cuestión le sacó los colores a la joven, pues sí que era cierto que Tomás era un chico muy apuesto, pero no era Diego.
-Sí, era un chico, se llama Tomás- les confesó.
-A mí no me suena que venga un chico con ese nombre- dijo Francesca.
-A lo mejor es un chico que ha venido a estudiar aquí- opinó Violetta.
-Bueno, ya sea un alumno o no del estudio, está claro que acaba de llamar la atención a nuestra querida Gabriella, ¿no creéis?- cuestionó Camila al mismo tiempo que le mostraba una sonrisa tierna a la chica.
Entonces, al ver que Gabriella comenzaba a avergonzarse de haber mencionado a Tomás, Violetta decidió que al día siguiente comenzarían a ayudar a Gabriella con las pruebas de ingreso.
Tras despedirse de sus nuevas amigas, Gabriella partió hacia su casa, la cual ya estaba decorada y lista para ser habitada ya que mientras ella estuvo fuera, Mameha se había encargado de colocar todos los muebles de la casa.
-Siento mucho haber tardado tanto Mameha, si hubiera sabido que tenías intención de colocar todos los muebles habría venido enseguida- se lamentó la chica.
-No tienes que disculparte cariño- la tranquilizó la mujer con una sonrisa.
-Es que me entretuve hablando con una chicas del estudio-.
-Eso está muy bien- se alegró Mameha- tienes derecho a hacer nuevas amigas-.
-Si quieres te puedo ayudar a preparar la cena- se ofreció Gabriella para compensar la tardanza.
Después de cenar, la joven subió a su nueva habitación para conectarse al ordenador para poder hablar primero con sus padres y después con sus amigas para contarles cómo le había ido el viaje y su impresión al ver el estudio y a pesar de lo mucho que los echaba de menos, el viaje mereció la pena pues Gabriella aun no sabía la cantidad de sorpresas que le esperaban.
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