6. ¿Por qué?

Todavía recuerdo el día en que lo hiciste, era mi primer año en el instituto.

«Las clases habían terminado y ese día me asignaron reciclar la basura, pues era el primero en la lista, entonces, un hermoso Phi se acercó hasta donde yo estaba. Era realmente deslumbrante, alto y atlético, llevaba en sus manos unas zapatillas sucias, las arrojó en uno de los contenedores, me dio una mirada rápida y se alejó del lugar, sin siquiera hablarme.

Cuando desapareció de mi vista, inmediatamente tomé las zapatillas que había tirado, las puse en mi mochila y volví a casa. Antes de sentarme a hacer la tarea fui a la azotea y las lavé. Quedaron perfectas, muy blancas, parecían nuevas y no entendía por qué las había tirado pero seguramente su familia era millonaria, por eso no le importó hacerlo.

Las colgué, sintiéndome satisfecho y pensando en lo que haría después con ellas y una sonrisa sincera se dibujó en mis labios.

Estaba agradecido porque me habían enviado a arrojar la basura ese día.

Al día siguiente, después de averiguar cuál era su casillero, me acerqué sin que nadie me viera y dejé las zapatillas sobre él.

Me escondí cerca, justo en el momento que un grupo de chicas se acercaba junto a él, ofreciendo comprarle unas nuevas zapatillas.

Él estaba serio, ni siquiera prestaba atención a los coqueteos de las chicas, que parecían derretirse en elogios e insinuaciones. Tomó las zapatillas en sus manos y dejando atrás a todo el grupo de chicas, se dirigió a la parte trasera de la escuela y volvió a arrojarlas en los contenedores de reciclaje.

Volví a tomarlas y me pregunté en voz alta, porque había vuelto a tirarlas.

—¡Phi, tienes un mal carácter! —grité en dirección a donde se había ido, no muy alto, por si aún estaba cerca.

Volví a los casilleros y coloqué en el lugar de antes las zapatillas.

—¿Es en serio? —Refunfuñó en cuanto las tomó en sus manos— ¿Quién es el idiota que sigue trayendo aquí las zapatillas que tiré? ¿Quién es? ¡DA LA CARA!

—Oye, Off. Hay muchas chicas a las que les gustas. Tal vez alguna quiere llamar tu atención. —Dijo su amigo junto a él e inmediatamente se calmó— ¡Eso es bueno!

—Si realmente le gusto a alguien ¿no debería saber algo sobre las maratones que corro? ¡No puedo volver a usarlas, una vez he recorrido con ellas 500 km! —Dejó de mirar a su amigo y miró... a nadie en particular— ¡Es estúpido! Quienquiera que seas. —Dijo tirando las zapatillas al suelo— ¡Nunca me gustarás!

"Pero tú me gustas a mí", le respondí en mi mente, y a partir de entonces investigué más acerca de las maratones.

Alguien dijo que la leche era buena para los atletas, así que puse una caja sobre su casillero y cuando vi que se la bebió comprendí que le había gustado, así que desde entonces, con mucho entusiasmo, cada día puse una nueva caja sobre su casillero.

Cada día fui feliz porque él bebía lo que yo le daba. Así que durante dos años seguidos, le regalé leche... hasta que llegó el día de su graduación.

—Felicidades Off —dijo Fluke y le pidió tomar una foto juntos— lo hiciste bien durante el instituto.

—Claro Fluke, y lo haré bien en la universidad. ¿Por cierto, por qué estas siguiéndome a la universidad eh?

—No estoy siguiéndote. Obtuve una admisión temprana, para el departamento de mecánica corporal, incluso antes de que tú recibieras la oferta de ir.

—¿Tienes tantas ganas de tocarme el cuerpo Flukie?

—No seas tonto Off, yo... yo soy genial. Mucho más inteligente que tú, por eso entré a esa universidad.

Fluke, aun siendo más bajo que Off, siempre estaba regañándolo y pegándole. Off se dejaba hacer. Su amistad era genial. Las pocas veces que vi a Off sonreír, fue cuando estaban juntos... o cuando bebía su leche.

»Los dejé en su pequeño mundo y caminé al interior de la escuela, llevando en mi mano el último cartón de leche. Cuando llegué al casillero de Off, la dejé, en el mismo lugar de siempre.

De pronto una voz me sorprendió.

—¿Qué haces aquí? —Me dijo, y yo me giré asustado. Casi grité cuando vi que se trataba de Off, quien rápidamente puso sus brazos a cada lado de mi cuerpo para que no pudiera escapar.

—Ahm... mmm es que... ahora estaré en mi tercer año y usaré este casillero —Yo estaba nervioso y asustado, pero él me sonrió y despeinó mi cabello.

—Deberías sentirte honrado —me dijo

—Lo estoy —respondí.

—Quédate con todo lo que hay dentro.

Sonreí ante su gesto y se lo agradecí. Y antes de que se marchara le pedí que me diera el código.

—Es mi nombre —dijo él y frotó mi brazo con suavidad— Adiós, jovencito —dijo y me volvió a sonreír.

Tomó la caja de leche y mientras se alejaba, levantó la mano sin voltear, despidiéndose una vez más de mí antes de cruzar la puerta.

Off Jumpol, escribí en mi celular y los números saltaron a la vista, 633 586765.

Después de ingresar el código el casillero se abrió. Había mucha basura dentro, pero en la puerta muchas notas adhesivas de ánimo, una en particular llamó mi atención, tomé una foto con mi celular y la subí a Facebook.»

—Bueno, pero entonces, lo que quiero saber es por qué sigues usando ese código en la puerta de tu habitación?

Este chico sí que es teco, suspiré y lo miré de frente.

—Entonces ¿eres del tipo que se enoja cuando está agradecido y no puede soportar la curiosidad?

—Sólo responde mi pregunta, Gun ¿Por qué sigues usando ese código? ¿Por qué?

—¡Cuánto más tengo que explicarte! —Le grité, estaba exasperado, me puse de pie y él levantó la mirada para verme mientras continuaba hablando— ¿No lo has entendido todavía? ¿Eh? —Pregunté, sus ojos seguían el movimiento de mis manos, iba a arrancarme los pelos si continuaba siendo tan idiota— Porque me gustabas, Off —dije acercándome a él— porque ME GUSTAS. —Lo sujeté de los hombros, acercando mi rostro al suyo—. ¡Y porque me seguirás gustando en el futuro! —la corta distancia se volvió nula, cuando sin previo aviso... LO BESE.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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