capitulo 7
Tras finalizar la llamada, Seth se quedó pensativo, analizando la voz ronca y pesada de Koe. Así le haya finalizado la llamada tan rápido como fuera posible, a Seth nadie le sacaba de la cabeza que algo estába pasando con Koe.
Le gustaría ir a visitarlo pero no sabía donde vivía, para ser mas específico; Seth no sabía casi nada de esa persona que se le confesó tan solo el dia de ayer por la noche. Y así, ¿como se suponía que iría con Koen?
‹Estoy seguro que se encuentra mal, ¿estará enfermo? Pero su voz no era la de una persona que estába sufriendo de fiebre, más bien era como si le doliera todo o una parte en específico del cuerpo...¿Se caería en la ducha?› No encontraba una explicación, no después que hablo con él hoy en la mañana y mediodía.
El señor Allen al ver a su hijo todo inquieto lo tomo gentilmente de los hombros, mirándolo fijamente y muy seriamente hasta que tomaron asiento en un lugar lo suficientemente apartado para no ser escuchado ni mucho menos e interrumpidos por nadie.
—¿Papá?—Habia confusión en él por el repentino actuar de su padre.
‹Está actuando con mucha seriedad y no es así conmigo ya que él siempre me mira con una expresión sonriente, ¿hice algo que causará molestias?› Seth sin quererlo se puso tan nervioso que empezó a sudar frío.
Esa reacción no era precisamente porque su padre lo estuviera viendo de esa manera, mas bien, e inconcientemente su cuerpo recordó lo que sucedía cuando su padre (el bastardo de Héctor) lo castigaba por no hacer las cosas o no seguir sus órdenes como se le indicaba.
—...¿Te asusté?—Sus manos quedaron detenidas en el aire al ser evitado por Seth, el señor Allen solo quería limpiarle la frente pero Seth tiro su cabeza hacia atrás.
—Yo...lo siento.—¿Por qué hice eso? Por un instante sentí que estaba asiendo azotado mientras me regañaban...¿qué fue eso?—No quise hacerlo, papá.
Seth quería y a la vez no levantar su rostro pero al final lo hizo, levantó su mirada con temor de haber lastimado a su padre, por haber evitado que le limpiará el sudor de su frente.
—No pasa nada.—Tal vez su cuerpo recordó algo desagradable relacionado con ese bastardo que lo acosaba.
Tendré que hablar con mi esposa sobre lo sucedido, que sería mejor que se lo comentemos a Seth antes de que se entere por otras personas. Después de todos seguimos viviendo en este país, ese tal Rogan podría encontrarse con mi hijo en cualquier instante. Sería desastroso si se llega a enterar que Seth no recuerda lo sucedido.
Rogan vera eso como una gran oportunidad para acercarse a mi hijo, llegándole con mentiras y en el peor de los cosas que se vuelva amigo de mi hijo.
—De seguro te hizo sentir nervioso el verme tan serio.—Posa sus manos sobre las de su hijo.
—Sí, un poco.—Sí, no hay nada más grato que ver su expresión sonriente.—¿Por qué fue eso?
—Porque quería que hablemos seriamente sobre ese hombre llamado Koen.
—¡¿Qué pasa con él?!—El señor Allen solo arqueo su ceja al ver reaccionar de tal manera a Seth.
Hablé muy rápido y acelerado como si me muriera por saber que hay con él, ¿estoy enfermo o ese loco me pasó su locura? Sabía que su locura era contagiosa.
—No es lo que estás pensando, solo...
—Te gusta, ¿verdad?
—¡¿Qué?—Sus mejillas se sonrojan un poco.
—Que Koen te gusta.—Es muy pésimo escondiendo ese hecho, o tal vez no se ha dado cuenta de ello.
‹Sin embargo, es imposible que mi esposa y yo como padres no nos demos cuenta de eso, ese tal Koen desde que entrá al restaurante lo primero que hace es buscar a mi hijo.
Aunque Seth se muestra disgustado por su presencia y en todo momento terminan discutiendo con Koen, cuando nadie lo veo una pequeña pero muy brillante sonrisa se apodera de sus labios, logré ver tal cosa por pura casualidad pero era una sonrisa que nunca había visto.
Desde entonces estoy pendiente a sus expresiones y solo cambian cuando ve llegar a Koen, porque antes de su llegada en todo momento Seth mantiene una expresión inexpresiva, mirando inquieto cada dos minutos la puerta principal del restaurante.› Así no le gustará eso de que se roben a su repollo, el señor Allen tenían pensando en darle su bendición a su hijo, porque ante todo las felicidad de Seth será y seguirá siendo lo primordial para los señores Allen.
—¡Eso no es así!—¡¿Gustarme a mi ese hombre?! No, para nada.
Se negaba aceptar lo evidente a pesar de estar sosteniéndo su corazón, aleteando cual mariposa emprendiendo su vuelo y eso mismo pasaba en su estómago, cientos de mariposas revoloteando.
—¿Estás seguro de ello?—Queria reírse un poco al ver tal timidez, nerviosismo en su tierno hijo.
—¿Por qué crees que me gusta?—Baja su mirada, juega con sus dedos.—...Es un hombre.
‹¿En qué momento le dí esa impresión a mi padre? ¡¿Mi mamá también creé lo mismo?! Pero no es así, ¿verdad? A mi Koen no...› No terminó lo que estaba pensando ya que esos ojos negros aparecieron en su mente, recordando el día en que se conocieron.
—¿No crees que es raro?
Anteriormente creía que su mirada siempre venía a mi mente porque solía decir cosas absurdas, sin embargo tras escuchar a mi padre y que me preguntará si "me gusta" eso creo un caos en mi mente pero segundos después todo se volvió tan claro, no se podía negar lo innegable.
...Mis preocupaciones por saber cómo está y mi ansiedad por no verlo hoy, no se trataba porque estába acostumbrado a verlo todos los días a todas horas por aquí, no. Era una ansiedad y temor a no verlo nunca más, ansioso y nervioso de no poder responder a lo que me preguntó en ese instante, si no me incomodaba que un hombre estuviera interesado en mí.
La verdad es que nunca me había puesto a pensar en eso, pero no me siento incómodo cuando me mira fijamente y coqueto con esos ojos negros, cautivadores. Tampoco me hace sentir incómodo cuando sostiene mis manos o de la cintura con ese descaro que lo caracteriza. No obstante, estoy seguro que si alguien más me mira con una mirada como esa o quiere agarrarme de la mano con otras intenciones de solo pensar me produce malestar.
—¿Está bien que me guste un hombre?—Deja de mirar sus manos para hacer contacto visual con su padre.—¿No soy raro?
—No hay nada de raro en eso y tampoco te convertirás en alguien raro.
Quizás la razón por la que mi pequeño no quería aceptar que se siente tan atraído por Koen, era por este motivo. Creyendo que eso era raro, que no está bien visto por algunas personas.
—Soy un hombre de mente abierta al igual que tú madre, los tiempos cambian y no nos vamos a quedar en el pasado.—Sostiene una vez más las manos de Seth.—A tu mamá y a mí lo único que nos interesa es tu felicidad, que te guste ya sea hombre o mujer eso es lo de menos. Lo que nos importará es que te traten bien, que la persona con la que elijas estar te cuide, proteja y sobre todo, te muestre y te de el respeto que te mereces.
Al escuchar esas sinceras palabras Seth solo pudo se quedó callado, el sentimiento inexplicable alojandose en su corazón no le permitía decir algo y sus ojos solo se volvían cristalizados. Escuchar eso, que sus padres solo quieren verlo feliz lo hizo sentir tan alegré, aliviado, Feliz de tener unos padres tan cariñosos, compresivos.
—Gracias, papá.—Abraza a su padre.
—No agradezcas.—Corresponden el abrazo.—Pero no deberías de estar aquí, ve con él.—Solo por está ocasión voy a permitir que mi pequeño vaya con Koen, ya después voy hablar seriamente con él, tengo que hacerle saber que le pasará si llega hacer que mi pequeño derrame alguna lágrima.
—No puedo ir si no sé dónde vive.—Ni siquiera me dió tiempo de pedirle la dirección cuando finalizó la llamada.
—Eso es fácil de solucionar.—Señala a un hombre alto, cabello corto de un color entre verde menta, ojos avellana.
Creyó que no me daría cuenta que nos puso protección, si eso es porque estoy seguro que sabe sobre lo que paso Seth. Eso me hace darle unos cuantos puntos, pese a que sabe eso no lo ha usado para su beneficio y quedar bien con Seth, sobre eso también tendré que hablar con Koen. Desde un principio mi esposa y yo nos dimos cuenta que no es un hombre simple.
.—Esa persona trabaja para él.
—¿Cómo sabes eso?
—Eso es lo de menos, dile que te lleve.
No debería de estar confiando de está manera después de lo que hemos vivido, es muy irresponsable de mi parte enviar a mi pequeño con alguien a quién no conocemos bien, sin embargo no quiero ver tan preocupado a mi hijo, y también siento que esa persona es confiable. No me da ninguna mala espina y tampoco me provoca desconfianza.
—Eso sí, comparte tú dirección en todo momento.
—Bien.
Fue de lo que hablo Seth y su padre antes de ir a la casa de Koen, donde se encuentra en estos momentos Seth, entrando por las puertas de esa ostentosa e inmensa villa.
Desde que los empleados lo vieron llegar corrieron a formar en dos filas, bajando levemente sus cabezas mientras le dan la bienvenida en un tono bajo, Seth quería darle la sorpresa a Koen y se los hizo saber a esas personas, sorprendido por su obediencia.
‹Todo esto debería hacerme sentir abrumado empezando por la ostentosa villa, o por ese recibimiento de esas personas, sin embargo no sentí ninguna e incomodidad mucho menos abrumado. Es como si hubiera pasado incontrolable de veces por algo como esto, muy raro.› Incluso Seth estaba caminando con gran elegancia, imponencia como lo hizo una vez en su primera vida.
—Joven Seth.—La mano derecha y asistente de Koen fue el que le dio la bienvenida a Seth.
—¿Estoy siendo irrespetuoso el venir sin avisar?—Mejor que lo hice así, porque de por sí fue difícil el convencer a ese hombre que me trajera o me diera la dirección de Koen, mas complicado hubiese sido que se lo pidiera al mismo Koen. ¿Por qué no querían que lo viera si solo está enfermo? Es lo que me aseguraron.
—No, nada de eso.—El jefe estará molesto por ocultarle esto.
—¿Puede guiarme a la habitación o lugar donde se encuentra Koen?—Siento que están ocultando algo... tampoco veo al niño de la última vez.
—Sigame por favor.
—Bien, pero antes podría llevar esto a la cocina y servirlo en un plato.—Entrego el lonche a uno de ellos.—Es una sopa para el resfriado de su jefe, subirlo cuando este servido.
—Seguro.—Asiente.
Seth estaba dando sutiles órdenes y ni enterado se que estaba actuando como tal, su lado como joven maestro que fue una vez, salió a flote.
—Ya les dije que no me molesten.—Respondió al escuchar los toques en la puerta, pero Seth no se detuvo y siguió tocando.—¡En verdad están buscando que les vuele los sesos!...¡¿Seth?!—Perdio el color al verlo entrar.
Tragando grueso y nervioso dárse cuenta que Seth estaba enfurecido, no había ninguna expresión en ese hermoso rostro, mirándo fijamente las vendas en el abdomen de Koen.
—E-Esto...
—¿Quién se atrevio a tocarte?—Preguntó, en su voz y mirada solo se podía percibir una frialdad, sed de sangre, tanto que Koen se estremecio.—¿Quién fue el que firmo su sentencia de muerte?—Un brillo asesino reina en esos ojos con heterocromia.
Seth desprendía una presión y oscuridad tan pesada que si fuera un alfa al igual que en su primera vida, muchos ya estarían jadeando sin aire tirados en el piso.
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