capitulo 64
La primavera se sentía en el aire y mucho mas en ese extenso jardín real de violetas y petunias de cielo nocturno brillando e iluminando todo con su belleza al caerle la tenues luz de las estrellas, y una luna que se encuentra mucho más deslumbrante.
Quizás era porque también quería ser testigo de está noche que se volvería inolvidable para la felices pareja que está a minutos de darse sí, en ese inigualable altar decorado con los colores de los ojos de los novios.
Si por Seth fuera le hubiese pedido a todo los invitados que vistieran de morados, pere luego pensó que mejor no porque el único color morado que quería ver era la mirada de su amado Christian, y el de las flores a su alrededor. El único que tenían que brillar como nunca en esta noche era su emperatriz.
Y enmedio de todo ese impresione lugar ahí de pie sobre un llamativo y sofisticado altar yacía ese hombre imponente de cabellera azul negro, trenzado de los lados con unos mechones sueltos en su cincelado rostro, y una corona de piedras preciosas entre doradas y moradas.
Su escultura y tan magníficamente seductor cuerpo lleva puesto un traje pulcro de la realeza, blanco. Mas encima sobre sus hombros una elegante capa con varios y muy costosos accesorios entre ellos broches como las insignias y medallas de sus logros abrochadas en la pequeña bolsa de su camisa.
Acto seguido estaban también los padrinos, todos ellos de igual manera se ven muy guapos y masculinos con esos trajes pegados a su cuerpo dejando ver sus marcados músculos, hasta Farid quien no se imagino algo como eso, es uno de los padrinos, de pie junto a un malhumorado Lucio ya que, Farid no pierde la oportunidad en tocar las caderas del contrario sin que nadie vea.
Ambos después de tanto tiempo sigue teniendo una relación de amor y odio aunque hasta el momento ninguno de los dos se han confesado cómo es debido, saben que se gustan, tienen relaciones, pero siguen sin decirse en voz alta "me gusta, me encantas" ninguno de los dos quiere dar el brazo a torcer.
—Deja de ver tanto ese reloj, Seth.—Comento el señor Knight, de pie junto a su hijo mayor.—Me estás empezando a marear, por como vez la entrada y luego el reloj.—Su padre le hizo saber sus molestias.—No tártara en llegar, no te desesperes.
Seth se encontraba a la espera de su Chris, ansioso por verlo caminar hacía él, no lo había visto desde ayer por la noche. Los señores Knight expresaron que su hijo no podía ver al novio hasta el momento en que a Christian le tocará caminar por el altar.
Ellos dos no creían en esas supersticiones, pero de igual manera terminaron por complacer al señor Runer, madre de Seth. Llevándose a Christian a otro lugar donde Seth no pudiera verlo hasta que llegará el momento.
—No me pidas hacer eso cuando sabes que no puedo.—Estoy tan ansioso que mis manos no dejan de sudar, ya cambie como en tres veces mis guantes, por unos limpios.—Estoy muy nervioso, no me siento bien sino puedo verlo. Necesito tenerlo cerca para sentirme completo.
Es en este momento que me ha dado un ataque de nervios, pensado en cosas negativas como por ejemplo; ¿Si se arrepiente y no quiere casarse? Miedo a que desaparezca y no pueda encontrarlo. Se que no es momento de pensar en eso pero mi cerebro me está jugando sucio.
Mi cerebro sabe que no pudo vivir sin poder ver esa hipnotica mirada morada, que al levantarme tengo que sentir su respiración golpeado mi pecho, mi brazo entumecido al ofrecerlo con placer como almohada para mí amado. Solo así me siento rejuvenecido y feliz de poder estar vivo porque tengo al amor de mi vida junto a mí.
—Tranquilo.—Pone su mano en el hombro de su hijo.—Te entiendo, yo también estuve en tu lugar.
Tenía miedo que Runar se arrepintiera y no apareciera, o que su imperio se interpusiera en nuestra relación después de todo, desde un principio habíamos sido rivales, enemigos.
Aun se siente como si fuera ayer cuando Runar y yo, nos tratábamos de matar cada vez que teníamos la oportunidad. No podíamos vernos sin que uno no le dispara al otro, la verdad ambos en su momento nos preguntamos cómo demonios nos enamoramos, aun después de tener a Seth, nos seguimos comportando como cuando nos conocimos, pero eso cambio cuando nacieron los gemelos, ahí nos calmamos mucho.
—Y mírame, aquí estoy felizmente casado. Siendo padre se tres maravillosos hijos.—Runar y mis hijos son mejor que me ha podio pasar en la vida.—Él te amaba, de eso no hay dudas.
—Lo sé, padre. Nunca lo he dudado y jamás lo voy hacer.
Mi Chris me amaba tanto como yo lo amo, de igual manera estoy seguro que él se encuentra tan ansioso, nervioso como yo lo estoy.
<Párese recto, maestro.> Le informa Miel. <Vista al frente, está por entrar la persona que tanto está ansiando ver.> Le hizo saber, mientras desde lo alto bajo ese cielo estrellado creó una llovía de pétalos de rosas rojas y blancas, cayendo lentamente.
Ellos dos se buscaron con las miradas, al encontrarse se quedaron embobados viéndose uno al otro con sus corazones latiendo mucho más rápido y fuerte que un tambor.
Christian se veía tan hermoso o mucho más que un príncipe elfo, y esa corona sobre su cabeza tenía piedras incrustadas del mismo color de los ojos de Seth, turquesa y rojo. Esos colores acentúan con los colores de su traje.
—¡Dios!—Es lo único que puede decir al ver su sonrisa, era de noche pero hoy parecía brillar mucho mas a su alrededor, estaban viendo un halo detrás de él.—Padre, mis piernas no tienen fuerza.—Mi naríz también quiere tener una hemorragia nasal por tan sublime y brillante ser.
—¡Seth!—A su padre le tocó sostenerlo para que no cayera, fue demasiado para su corazón al ver a Christian caminando hacia su dirección, vistiendo de blanco, combinado ropa con Seth, y sus manos sosteniendo un ramo de rosas blancas y rojas.
‹Habia dejado de respirar, no sabía cómo hacerlo tras ver a la persona que tanto amo, vistiendo de tal manera que terminar sin habla y con el corazón latiendo a mil por hora, con el temor que salga de tu pecho para encontrarse con el corazón contrario.› Eran los pensamientos de ambo, estaban conectados.
—Seth, te entrego la mano de mi yerno.—Runer es quién acompaño a Christian.—Eres mi hijo pero no voy a permitir que hagas llorar a Christian, si llega a pasar algo como eso, serás tú quién se irá se la casa.—Advirtió.
—Eso no pasará y antes que eso pase yo mismo me daré mi merecido, porque antes de hacerle daño a mi Chris, el amor de mi vida, prefiero ser yo, quién resulte lastimado.—Declaro con determinación.
Los invitados y algunos jóvenes como señoritas suspiran con envidia, esperando que un día alguien también se les declaré de tal manera como lo está haciendo Seth.
—Sigue con esa mentalidad siempre.—Runar tomo la mano de su esposo.—Felicidades.—Ambos se fueron a tomar asiento, ahora tocaba ver la ceremonia desde atrás.
—¿Te hice esperar?—La cubertura de sus labios se levantó un poco, "adorable" pensó Christian mientras veía a un nervioso Seth.
Christian sostiene con fuerza la mano temblorosa se Seth, ambos sintieron el nerviosismo del otro pero cuando por fin sus manos se entrelazan sus corazones también lo hicieron, gradualmente sus nervios fueron dejando sus cuerpos.
—Tenia miedo de que te arrepientas.—Apoya su frente sobre la del contrario.—Mi cerebro no paraba de molestarme, verdadero molesto que actuará en mi encontra un dia como este.
—Es imposible que me arrepienta, no podría vivir si estuviera lejos de la persona que tiene mi corazón.—Inhala profundamente, oliendo el olor de su amado Seth.—Te amo, y sere siempre tuyo en todas las formas que existan.—Susurró.
Seth solo sonrió y beso la mejilla de Christian, procediendo a darse la vuelta y quedar enfrente de la persona que los casaría, era nada menos que Dimas. Quién en todo momento mantuvo su mirada en George, el nombrado también veía con picardía a Dimas.
—Bien.
Aclaró su garganta, sus cuerdas vocales se encuentra un poco tensas, la noche de ayer se le olvidó por completo que hoy iba a realizar la ceremonia de su hermano mayor y cuñado.
—Estamos reuniones aquí, para celebrar la ceremonia de bodas de Seth y Christian Knight, de igual manera certificar su título cómo emperador y emperatriz de este imperio.—Mira a los novios.—Tomar asiento.
Así lo hicieron y los padrinos (Youssef y Kiran) sostienen el lazo el cual pasaron por los hombros de los novios, volviendo a sus posiciones originales, ya con eso Dimas empezó a hablar lo mas rápido que pudiera con su discurso antes de que, Seth se desespere porque no llegar el momento de darse el beso.
—Digan sus votos.
—Hay tantas cosas que quiero decirte que no encuentro por donde empezar.—Expresó Christian, mirando tontamente a su amado.—Si viviremos en un mundo donde no existiera la luz, entonces sería el ser mas afortunado tanto como lo soy ahora, tuve la suerte de conocer un ser brillante que deslumbra hermosamente mi sendero.
La mirada heterocromia se cristalizó, el sabía mas que nadie que Christian ya vivía en un mundo así, es por eso que esas palabras atraviesan su corazón. "Eres mi luz quién me saco de esa oscuridad y a pesar de no ser un ser puro te quedaste conmigo, iluminado mi vida" es lo que había entendido Seth.
—Te amo, gracias por enséñame amarme a mi mismo antes que ti. No entendía porque me decías eso en ese entonces.—Sonríe.
Seth limpia las lágrimas en el rostro de su Chris, el nombrado también hacia lo mismo. Ambos son un mar de lágrimas.
—Pero luego lo entendí, para poder amarte tanto como te amo, tenía que entenderme a mi mismo, saber que es lo quería y si lo que estaba sintiendo era real y no codependencia por verme sacado de ese oscuridad donde estaba. Porque si no me amo tal y como soy como se supone que podría darte un amor tanto sincero como devoto.—Acaricias las mejillas de Seth.
—Mi Chris.—Solo quiero besarlo.
—Sin embargo, debo de decir que me enamoré de ti desde el momento en que te escuché hablar, desde ese momento supe que estaba perdido por ti pero me negaba aceptarlo, tenía miedo aceptar y que desapareciras. Sin embargo, aceptar que me enamoré de ti y conocerte ha sido lo mejor que me ha podido pasar.—Besa la frente de Seth.—Te amo, gracias por venir por mí y hacerme saber el significado de amar incondicional.
Seth se limpió sus lágrimas, valorando y atesorando cada palabra de su amo Christian. Él sabía lo complicado que debió ser para el de ojos morado decir es en voz alta y delante de tantas personas porque Christian, es un hombre reservado al que le cuesta ser cursi.
—No voy a jurarte un amor perfecto y sin altibajos porque perfecto no soy, tampoco estoy buscando que tú lo seas. (Aunque a mis ojos eres el ser más hermoso y perfecto.) Quiero que siempre digas lo que piensas, nunca calles porque tus palabras y opinión son, y seguirán siendo importantes para mí.
Seth levantó su mano, acarició las mejillas de Christian. Mirándose con ese inmenso amor tan envidiable y hermoso de presenciar.
—No tienes que decirme te amo, porque solo me basta ver tu hermosa mirada para saberlo. Me encanta mirar tus deslumbrantes ojos, esos que me expresan lo perdidamente enamorado que estás de mí.—Sonríe.—Por eso aunque no lo digas en voz alta, yo siempre lo sabré. Déjame ser quien te despierte cada mañana con un beso de buenos días y expresarte lo siguente; Estás mucho mas hermoso que el día de ayer, y hoy también te amo mas que ayer.
—Seth...—Quiero besarlo, decirle con mi tacto y besos cuánto lo amo.
—Si vuelvo a nacer y mis ojos no pueden encontrar entre la multitud de ese nuevo mundo, juro que te buscaré en todas las dimensiones o universos alternos, paralelos, pero tenlo por seguro que te encontraré y te hare enamorarte de mi una vez mas. Solo basta con que yo te recuerde para hacerte saber cuánto te amo.
Eso último fue lo que terminó rompiendo en llanto a Christian, y a las personas que eran un tanto sentimentales. Dimas también sintió la profundidad de eso sentimientos de Seth, viendo una faceta diferente en su hermano mayor.
—Los declaró esposos, emperador y emperatriz de este imperio. Pueden besarse...—Ve que se mueren por hacerlo.
Ni había terminado de hablar cuando ellos dos, ya se estaban comiendo la boca. Si que se estuvieron controlando para no besarse en toda la ceremonia.
—Te amo, esposa.—Por fin podía llamarle de esa manera.
—Y yo a ti, esposo.—Sus mejillas se sonrojan.
Los aplausos resuenan por todo el lugar, deseándoles un feliz matrimonio. Seth y Christian solo se dieron una mirada llena de complicidad, está era la gran noche en que tomarían el trono como su habitación para disfrutar de su noche de bodas. Hoy era el día en que Seth se estremecera bajo su cuerpo mientras esa mirada heterocromia se empaña por las caricias de su amado emperatriz.
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