capitulo 2

Los ondulados cabellos rubio se elevan de aquí allá con el movimiento eufórico de esa despampanante mujer de curvilínea figura. Posee unos rasgos fáciles muy finos, pero en este momento su rostro se encuentra totalmente distorsionado por la furia recorriendo su cuerpo.

Sus cejas tan rubias y tupidas como sus pestañas se frunce con molestia, mirando intensamente a ese hombre de rodillas en el piso. Ese par de ojos grises verdosos le crucifican ferozmente.

—¡¿Qué estabas haciendo?!—Pregunta con gritos de por medio.—¿Para eso te pago? ¡Para ser un maldito inútil!—Levanto su pie para dejarlo caer sobre las manos de esa persona, el tacón no tardó mucho en adentrarse en la piel del contrario.

Ese hombre que parecía ser un guardaespaldas no le quedó de otra que solo apretar sus dientes, dejar que su señora se desahogue tanto como quiera eso era mejor a tener que estar escuchando el rechinar de sus dientes.

—¡Respondé!—Empujo bruscamente a ese hombre, el cual se desequilibró cayendo al suelo luego de recibir esa patada.

‹¿Quién es ese mal nacido que se atrevio a llamar inodoro a mi príncipe? Solo espere que lo encontré y la haré pagar por hacerlo llorar, por verle llamado de esa manera. Nadie se queda ileso luego de insultar a hijo.› Sus ojos arden con determinación.

Solo que se le estaba dificultado el encontrarlo y el hospital ya no estaba, tampoco le quisieron dar la información por mas que insistiera o quisiera sobornar a los empleados, no pudo. No por nada es tan prestigioso y protegido ese hospital.

Sin importar quién vaya o hagan todo lo que pasa adentro jamás saldrá a la luz. Proteger la privacidad de su paciente es lo segundo mas importante, lo primero es la salud.

—Solo cumplía órdenes del joven maestro, mi senora.—Respondió sin mirarla a la cara.—Me envío por un helado y yo solo fui por el.—Explico.

—¡Estás culpando a mi preciso hijo!

—No le atrevería, mi señora.—En su mirada ya se veía la resignación de lo que estaba por venir.—Solo le estoy complicado del porque no estuve presente cuando sucedió lo que sucedió.

—¡Eres un inútil eso es lo que eres!—Exclamó.—¡Ahora largo de aquí maldito inútil!—Añade.

Ese hombre solo se levanto hizo una reverencia y salió tal como se lo ordenaron, ya le daba igual si lo despedían eso era mejor a tener que estar aguantando los regaños por las “travesuras” de su joven maestro.

Anteriormente por eso fueron despedidos cómo cinco guardaespaldas, si hubieran podido hacerlo ellos serían los que hubieran renunciado pero nadie puedo hacer eso si trabajas para la familia Cleyton.

—¿Mamá?—Entra cauteloso a la oficina.

—Mi príncipe.—Lo levanta en sus brazos como sino pesará.—¿Qué pasa?—Para ella su hijo es su todo.

Siempre ha querido lo mejor y todo lo bueno para su hijo, nadie debe estar por encima y lo que tiene su hijo no debería de tenerlo nadie más, como por ejemplo; una motocicleta de juguete diseñada únicamente para su hijos. Si otro niño llegase a tener una igual, ella iba y la destrozaba luego de demandarlo.

—¿Regañaste al tío? (Le dice a si por respeto).

—No, nada de eso.—No debí gritar tan fuerte.—Solo estamos hablando sobre lo que pasó en el hospital...

—El tío no tiene la culpa, yo lo envié a comprar un helado para poder deshacerme de él.—Confesó.—Así que no lo regañes.

—No lo hice ni lo haré.—Abraza a su hijo, escondiendo su oscura expresión.

Voy a despedir a ese maldito que le hizo aceptar la culpa a mi príncipe, es obvio que él fue quién tuvo la culpa por dejarlo solo pero aun se atreve a decirle a mi pequeño que abogue por él. 

Mientras enviaban a investigar sobre Seth y que le dieran una lección, este se encuentra de lo más feliz disfrutando de su nuevo hogar, feliz de ya no estar en el hospital.

Las calles podrían ser muy concurridas también se percibe el ruido de los autos no muy lejos pero aún así, se podía escuchar el cantar de las aves que habitan en la copa de esos grandes árboles florecientes, cuidado de sus polluelos. Y en cierta propiedad, debajo de esos mismos árboles meciéndose de aquí allá en ese columpio yacía Seth, sintiendo el viento y oliendo el aroma de las flores que caen al suelo y sobre su cabeza cada vez que se mese.

—Una última columpianda y me voy porque mis padres podrían venir.

‹Esto se siente tan bien y nunca creí que mecerse en algo como esto sería tan divertido, pero que no me vean mis padres o se desmayaran por estar haciendo esto que ellos consideran extremadamente peligroso.

Cuando salí del hospital me sentí mucho mas renovado que nunca, el escuchar el sonido de los carros y el de las personas jamás se había sentido tan extraordinario. Era como un niño pequeño conociendo el parque de diversiones, así me sentía.

Tenía ese sentimiento de como si fuera la primera conociendo este mundo, en mí todavía esa rara sensación de estar en otro lugar antes de llegar aquí a lo que me preguntó; ¿mientras estába en coma acaso me fuí a otro lugar? ¿Viví una vida en mi subconsciente como alguien más? Es raro pero así me siento aveces de la nada.›

Quizás un día Seth recuerde su vida anterior solo que para ese entonces, él ya estará recuperado por completo y ese pasado no le afectará en lo mas mínimo o tal vez sí. Todo dependerá de su fortaleza y de las personas que lo quieren.

‹Solo que en ningún momento me imaginé que nuestro casa sería tan bonita y de dos plantas con dos jardines tanto por enfrente como por detrás, es en el jardín trasero donde me encuentro en éstos momentos. Aquí están sembrados más árboles de frutas que flores.

Frutas como mangos, naranjas, mandarinas entre otros que producen frutos. Gracias a ello mis padres no tienen gastos en comprar frutas para los juegos. También es gracias a eso que las bebidas del restaurante son tan aclamadas, alabado su sabor natural.

Se podría decir que no somos del todo pobres pero tampoco estamos en la categoría de millonarios, tal vez llegamos a clase media y lo mejor de todos es que el restaurante familiar se encuentra a 20 minutos de la casa ha pie, en auto llegamos en menos de cinco minutos tal vez, depende del tráfico.›

Seth también ya fue hablar con la universidad para retomar sus clases, no le importar se el mayor de su clase. Sera la única persona de 24 años en un salón entre 18-22 años de edad. Sino hubiera sido por ese accidente Seth ya tendría su título universitario, cayó en coma cuando estába por terminar su primer año en la universidad.

—¡Seth!

Esa era la voz de su madre llamándole, Seth bajo corriendo de ese columpio antes de que su madre logrará verle. Yendo así ella antes de que ella se preocupe y le quité el columpio.

—¿Sí?—Llego junto a ella.

Espero que pronto la piel de mamá se vuelve mas suave y esas ojeras se vayan por completo, ya estamos juntos los tres por lo que dejarán de sentirse tan angustiados, desesperados.

—¿Qué pasa?

—Vamos.—Sostiene la mano de su hijo.—Es hora de abrir el restaurante.—Lo ve directamente a los ojos.—¿Aun quieres ayudar?

Ahora que Seth ya está en casa todo parecía mas brillante, sus padres podían verlo donde quiera y eso les hacía sentir relajados. Ellos también volvieron a poner el restaurante en marcha desde la mañana hasta las 10:30 de la noche.

—Sí, voy ayudar.—No puedo seguir estado solo sentado.

Mis padres no quieren que tenga un trabajo de medio tiempo, dicen que debo de concentrarme en la universidad. Ya después cuando me gradué puedo empezar a trabajar mientras tanto, puedo ayudarle en el restaurante como por ejemplo, tomando las órdenes o sirviendo bebidas a los clientes.

—Sin embargo sigo creyendo que sería mejor que solo te quedes mirando...

—No, ya hablamos de eso.—No iba hacer algo como eso.—Me aburro sin hacer nada, en serio no te preocupes. Prometo decirte si se me hace difícil, ¿sí?

La mayoría de personas de clase medía como los estudiantes de la universidad, (queda a 15 minutos) suelen venir comer a nuestro restaurante. Mis padres tiene una página donde dan a conocer sus especialidad, de igual manera mostrar lo elegante y bien limpió que es todo el lugar.

—¿En serio me dirás?

—Sí.

—Bien, sube al auto.—Abre la puerta.

Estaba por subirse al auto y la sonrisa que en su momento se encontraba en sus labios, se borró al ver interior del auto.

‹¿Otra vez este mismo sentimiento? Unos sudores fríos se hizo presente recorriendo todo mi cuerpo, no había caminado nada y mucho menos corrido un maratón como para sentir mi respiración agitada.›

Seth no recuerda el accidente pero su cuerpo sí y eso le dejó un leve trauma. Cada vez que entra al auto tiene que inhalar y exhalar así poder controlar la sofocación queriendo apoderarse de él.

—¿Otra vez te sientes mal?—Solo asintió.—¿Nos vamos caminando?—Abraza a hijo.—Queda cerca y tu padre ya se llevó las cosas que necesitaremos.

—Puedes adelantarte, iré caminando.—Siempre llevo unos 15 minutos en calmar mi miedo de estar ya sea; en la parte de atrás o adelante del auto.

Y sé que papá solo se llevó la mitad de los ingredientes, mamá tiene que llevar lo más importante y solo faltan cinco minutos para abrir. Papá no podrá hacerlo solo.

—Pero...

—Estare bien.—Muestra su brazalete.—Gracias a esto sabrás mi paradero.

—Bien.—Suspiro.—Si te cansas no dudes en llámanos, ¿sí?

No podemos seguir privando de su libertad a Seth, a demás el restaurante está cerca y la mayoría de las personas de los alrededores nos conocen y nos llevamos muy bien. Tengo la seguridad que ayudarán a Seth como estuvieron ahí para nosotros cuando anduvimos en los juzgados queriendo encerrar a ese maldito loco que daño a mi hijo.

—Tenerlo por seguro que lo haré.—Vio marcharse a su mamá.

‹Mi terapeuta comentó que no es bueno obligarse a recordar y mucho menos superar mis traumas por la fuerza, eso sería contraproducente mss cuenta es mi cuerpo el que recuerda ese trauma del accidente.

¿Ví o pasa por algo mas antes de volcar el auto? Mis padres dicen que no hubo ningún herido pero se que me están ocultando cosas y no sé que es...por el momento dejemos de pensar en eso.› Al ver el semáforo en paso peatonal procede a cruzar la calle no sin antes ver a ambos lados.

Estaba despejado sin embargo de repente las luces altas de un auto deslumbro su rostro, Seth no comprendía si hace menos de un segundo no había ningún auto. Él quería correr después de todo solo falta poco para llegar a la cera pero, su cuerpo no reacciona y como si eso no fuera suficiente vagos recuerdos del accidente vinieron a él, justamente cuando estaba por arrollar aquélla pareja.

—¡Duele!—Sostiene su cabeza.—Muevete...por favor cuerpo házme caso.—Suplicó.

Se repente se escuchó un horrible estruendo de un auto e impactado con otro, paso justamente antes que el auto que tenía con la intención de acabar con Seth, llegase hacerle dañó. El impacto lo saco hizo patinar sobre la calle.

—E-Estos malditos no pueden conducir de manera civilizada...¡¿Eh?!—Su mirada se amplio al ver salir a esa persona del interior del auto, de su frente escurría sangre.

—¡¿Estás bien?!—Impacté mi auto contra el de ese bastador justamente a tiempo, fue una suerte que haya pasado por aquí.—¿No te llegó a lastimar?—Revisa el cuerpo de Seth de pies a cabeza.

—Creo que aquí el único herido es usted.

—Ah, esto..

—Gracias.—No sé si lo hizo a propósito o si también venía manejando como loco, pero de todas maneras gran a él no fui arrollado.

—No debería de agradecer.—No cuando no sabe sobre mis intenciones, de querer saber mas de él y por eso lo estado rondando.

—Fui salvado y eso es lo único que me importa.

Esa persona de bellos ojos negros se estremecio al sentir los dedos de Seth, sobre su frente moviendo los mechones de su cabello para poder limpiar la sangre

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top