capitulo 11
Como cualquier día o mañana normal Seth entro al salón de clases, ya se había acostumbrado a recibir siempre esas miradas curiosas como admiración mientras observan sus ojos porque si, sus ojos con heterocromia son los que se llevan la mayor tensión. No siempre tenían un oportunidad de ver algo así de grandioso aunque hay algunos que piensan que eso es una enfermad a lo que Seth hace odios sordos.
‹Mis compañeros de salón están más habladores de lo normal, se miran y se secrtean para después gritar como locos. ¿Qué les pasa? Es lo mismo que vi en los pasillos antes de llegar al salón, también vi unas chicas corrido a la rectoria, ¿por qué será? No sé y tampoco pienso seguir pensando en ello, tengo otra cosa en la cual poner toda mi atención.
Eso es en ese tipo que dice ser mi amigo, no esperaba que una persona como esa que me hablo con tanta confianza y descaro luego de traicionarme, no sea otra que ese alguien al cual considere mi mejor amigo por muchos años, eso es lo que me hicieron saber los recuerdos repentinos. Debí de romperle aunque sea la nariz o tumbarle los dientes por hipócrita y traicionero, pero no se quedará asi si vuelve aparecer enfrente a mí.
Es entendible del porque mis padres no me hablaron sobre ello, creyeron que eso me podria mal. Sin embargo, no estuvo del todo bien que me hayan ocultado algo así. ¿Que hubiera pasado si no recuerdo nada y le cuento alguna cosa de mi a ese bastardo? Simple, usaría eso en mi contra volviéndome a traicionar porque es muy obvio que se acercó a mi queriendo algo de mi, ¿qué buscaba?. Cuando regrese a casa tendré que sentarme hablar muy seriamente con mis padres, que me digan con quiénes puedo hablar y de las cuales personas me debo cuidar.
Puede que Koen ya sepa de esto y por eso puso esas personas a cuidarme, tanto a mi como a mis padres. Los empleados me comentaron que ahora se siente aliviados, protegidos, que podían trabajar sin miedo alguno y todo gracias al personal de Koen, algunos hasta se visten de los de limpieza para pasar desapercibido.
A lo que me puse a pensar que mis padres y conocidos a menudo sufrían acoso, solo que cuando cuestione del porque o si era por envidia u otra cosa nadie dijo nada más. Cada uno puso una excusa para retirarse.
Lo que me hace creer que mi accidente no fue solo un “accidente” alguien lo planeo y ese traicionero que me llamó amigo también pueda que este involucrado. ¿Por qué ese odio o era envida hacia mi persona? Eso lo que quiero saber, no puedo seguir a ciegas cuando estoy en peligro y ese peligro también puede alcanzar a las personas que me importan.
Y también esta eso otro no he vuelto a ver aquellas que me invitaron ir con ellas a sala de juego, ¿están enfermas o se cambiaron de universidad? Eso está todavía más extraño. Debí preguntar del porqué su insistencia de que fuera con ellas, fue raro y las alertas en mi se dispararon. Solo espero que se encuentren bien y si andaban en malos pasos pues que mal por ellas.›
Seth no se había dado cuenta que estaba dejando salir un aura negra a su alrededor, mucho menos que tiene ese tipo de expresión de asesino en serie mientras dibuja algo en su cuaderno de diseños. Agarraba ese lápiz como si de un cuchillo se tratase, sonriendo espeluznante. Una sonrisa que deja expuesto su dentadura y todo eso estaba siendo visto por los demás, dejando en completo silencio cada rincón de ese salón.
Su atención se encuentra únicamente en Seth lo que los llevó a no darse cuenta que la Maestra acaba de llegar, sorprendida al ver que ninguno de ellos estaba gritando o lanzadose cosas porque podrán estar estudiando arte; lo que también incluye modales que es esta clase, pero ellos siguen sin poder poner en práctica esos modales que les enseña.
—Y ese milagro que están en completo silencio...
—¡Mierda! —Exclama cada uno al escuchar repentinamente la voz de la joven maestra, una elegante mujer de unos treinta años. Cabello negro, de ojos grandes de un color marron.
—¿Mierda?—Sus cejas se frunce.—¿Qué es ese vocabulario?—Regaña.
—¡No es lo que está pensando, maestra!—Contesta con su mano en el pecho, el que les hablara repentinamente les asustó sobre todo cuando estaban viento la expresión perversa en Seth. Una que nunca habían visto.
—Sea por lo que haya sido eso no esta bien, intenten buscar una expresión menos vulgar para reaccionar.—Aconseja.—Recuerden que esta clase es para aprender modales y hablar de una manera mas elegante. ¿Entendido?
—¡Sí, Maestra!—Responden al unísono.
—Bien.—Da la vuelta quedando frente a la pizarra.—Demos inicio a la clase pero no sin antes presentarles un nuevo estudiante.—Comunicó.
‹Un nuevo estudiante eso no me da buena espina, presiento que algo verdaderamente desagradable pasará al momento en que esa persona entre por esa puerta.› Seth se puso muy alerta con sus defensas bien levantadas como si estuviera a punto de ir a la guerra.
—Viendo las sonrisas de algunos eso quiere decir que ya están consiente de eso.
—Sí, Maestra.—Responden las chicas.—Se dice que tendremos un nuevo compañero.
—Así es.—Confirma.—Solo les pido que se han buenos compañeros como lo han sido y lo siguen haciendo.—Mira hacia la puerta.—Adelate, puedes presentarse con los que seran tus compañeros a partir de hoy.
—Hola, buenos días.—Saludo con una gran sonrisa que lo hacia ver como un chico dulce, amable.
Solo que a los ojos de Seth era todo lo contrario, agarrando con fuerza el lápiz en su mano al punto de romperlo. Se le podía ver sin expresión alguna en su rostro pero él sentía que su cabeza explotara por el intenso dolor, esos recuerdos son al igual que balas rompiendo su cerebro lo están haciendo sudar.
‹¡Otros recuerdos mas desagradables que los anteriores! ¡¿Por qué lo están golpeando entre tantas personas?! Se defiende pero son muchos aún así no se da por vencido y aunque este sangrado sigue impidiendo que lo lleven a dónde sea que lo quieren llevar.› Seth entre mas recuerda mas furioso se vuelve, aprietas sus dientes con tanta fuerza que podría romperlos por la presión.
—Mi nombres es Kogan, un gusto conocerlos a todos.—Su mirada busca a Seth y cuando lo encuentra ese joven ni siquiera lo está mirando, mucho menos le prestando a tención a lo que está diciendo.
‹Ahí esta ese chico con el cual he soñado y sigo soñando todas las noches, días, durante esos últimos años en lo que no logré verle. Si tan solo hubiera podido cuidarlo mientras estába en coma, pero era imposible porque no sabía dónde estaba ya que mis padres se encargaron de eso.
Eso ya es cosa del pasado porque una vez mas lo tengo frente a mí, en esta ocasión no pienso dejarlo ir y si tengo que encerarlo en una habitación, lo haré. Pero, de que es mío será mío; más ahora que que se ha vuelto tan majestuoso.
No puede ser que haya madurado tanto estos últimos años atrás y, yo sin poder ser parte de esa evolución. Tampoco tuve la dicha de ver su crecimiento. De bonito paso a ser tan masculino al igual que su fornido cuerpo, vaya brazos tan fuerte y esos hombres tan grandes, me gusta. Me gusta su cambio y quiero que pongamos en práctica cuanta resistencia tiene su cuerpo sobre todo cuan grande es lo que lleva entre sus piernas.› Kogan fantasea de muchas maneras con Seth, tan obscenas que no sería una sorpresa que tarde o temprano en sus pantalones se notará un bulto.
—Espero nos llevemos bien.—Le estaba costando mantener su sonrisa al ver que Seth lo seguía ignorando, había esperando tanto este reencuentro pero no para que tuviera este desenlace.
‹¿Por qué está fingiendo no conocerme? El Seth que conozco ya se hubiera levantado y venido directamente a mí, ya sea para abrazarme o derivarme pero no, ninguna de las dos cosas está pasando y eso es muy raro. ¿Qué le pasa? ¿Qué querrá jugar en esta ocasión?› Kogan estaba desperado por ser visto por Seth mientras que esté último nombrado estaba recordando las cosas que Kogan le hizo pasar.
Hace un tiempo atras...
Los jovenes y señoritas festejan a lo grande su graduación, hoy era su último día como alumnos de secundaria el próximo año ya serían universitarios. Muchos se les veía felices y estaban sonrientes mientras que otros les estaban poniendo las cosas difíciles a cierto joven de cabellos azul negro.
—Wildo, ¿a donde me estás llevando?—Preguntó todo desorientado.
‹Estamos en la última semana de noviembre por lo tanto tendría que sentir frío, está nevando pero en vez de frío me siento caliente, ¿por qué si no tome nada mas que jugo de mandarina?› él sentía que estaba sobre las llamas del infierno por la temperatura corporal de su cuerpo incremento con cada segundo que pasaba.
—Por supuesto que a tu casa, ¿dónde mas te llevaría sino fuera con los tíos?—Respoden.—Ellos se pondrán furiosos porque tomaste cuando a penas has cumplido 19 años, Seth.
—¿Qué?—¿Cuánto tome? ¡En nigún momento toque el licor no que recuerde! ¿Qué está pasando aquí?
Seth abrió sus ojos aunque veía todo borroso se dió cuenta que esa no es la dirección a su casa, las alarmas de advertencia sobre el peligro se disparan.
—Wildo, ¿d-dime que no es verdad?—Muerde su labio al sospechar lo que su mejor amigo estaba planeando hacer.
—¿De que estás hablando?—Sonríe rígido.
—¿Por qué?—Sus ojos se cristalizan.—¿Por qué Wildo?
—Has empezado a delirar...
—¡¿Cómo pudiste drogarme maldito?!—Lo empujó con toda su fuerza, podía estar desorientado pero seguía teniendo fuerte.
Seth trata de mantener la compostura así como el hecho de querer llorar, la traición de su mejor amigo eran clavos bajo sus pies encarnandosé en sus talones. Sin embargo, no puede mostrar debilidad porque no era el momento, tiene que lidiar con quien le pago a Wildo para que le hiciera eso y lo trajera a ese solitario callejón.
—¡Lo hubiese esperado de todos pero menos de ti!—Se golpeó el pecho con una piedra creyendo que de esa manera se mantendría despierto, no podía caer ahí si estaban viniendo dos personas a su dirección.
—¡Es lo que me obligaste hacer por tu testarudo ser!—Culpa al único inocente.—¡Qué te costaba ser su novio maldición, nada!—Grita.—Solo tenías que decirle si y podrías disfrutar de una comodidad...
—¡Comodidad una mierda, bastardo!—Soltó un puñetazo en la nariz de Wildo.—Hemos sido amigos desde siempre, ¿desde cuándo perdiste tu dignidad y orgullo por unos míseros centavos?—Agarra un tubo algo viejo el cual abalanza sobre Wildo.
—S-Seth...
—Solo cállate si me drogaste tenías que estar preparado para recibir mi irá.—Sigue golpeando.—Te voy a matar maldito, vemos si en el infierno ese dinero por el cual me traicionaste, te sirve ahí.
—Que sexy.—Comento Kogan mientas se lame los labios viendo a Seth todo violento.—Estoy verdaderamente sorprendido, sigues de pie cuando le di una dócil bastante fuerte a Wildo para que la echara en tu vaso de jugo.—Mantiene su distancia, conoce el temperamento del contrario.
—¿C-Cuanto le pagaste asqueroso depredado?—Joder, no sé cuánto tiempo podré seguir de pie. Mis sentidos se están empezando adormecer.
—Me lastimas que me llames de esa manera.
—¡Solo responden!—Muestra dos dedos.—Solo te conformas con esa miseria.—Sonrió.—Vaya ambición tan patética la tuya, Wildo. Por lo menos le hubiese sacado unos 20 para arriba ¿pero dos miseros millones? Imbécil.—Escupe.
—Eso te los daré a ti y más solo tienes que pedirlos, Seth.—Lo ve con esa mirada de “loco enamorado.”—No quiero hacerte daño, solo quiero que seas mío...
—¿Me dejaras cogerte?—Preguntó seriamente.
—¿Qué?—Hay sorpresa en su rostro pero esa sonrisa desquiciada dijo muchas cosas.
—Así como lo escuchas.—Tira el tuvo a un lado, camina en dirección a Kogan, el guardaespaldas del mencionando impide que llegue a su joven maestro.—Porqué no tengo pensado ser el de abajo.—Comunica.—Si dejas que te someta entonces lo pensaré, si soy tu pareja o no.
—No es como que me importe la posesión.—Traga grueso.—Si es contigo estoy dispuesto hacer lo que digas.
—Bien, está decidido.—Tímidamente baja su mirada, llevando su cabello tras su oreja.—Entonces vamos al hotel más cercano, mi cuerpo está muy caliente.—Señal su entrepierna.—Mi miembro está ansioso por...
—Joven maestro, no creo que deba de confiar en él.—El guardaespaldas giro de lado, mirando a su joven maestro.—Él podría está mintiendo.
—¡Cállate!—Vocifera.—No ves que incluso votó ese tubo la única arma con la que podía defenderse, me acostado mucho el lograr que acepte así que solo cállate.—Bufa.—Steh, en que estamos...—¿Seth?—Tartamudeo al ver que el mencionado tenía el arma del guardaespaldas.
—¡¿Cómo es que?!—¡¿En qué momento la tomo?!
—Gracias por lo prestarme atención y así poder tomar esto, es muy bonita.
—Niño eso no es un juguete.
——¡Silencio!—Disparo cerca del los pies de ellos dos.—Crees que no sé cómo disparar, me ofendes que me veas como un idiota porque idiota solo tu joven maestro.—Punta a Kogan.
—¡¿Ugh?!—Una bala rozó la mejilla de Kogan.
—La próxima vez no será un rozón, si sigues molestando te clavare una en el pecho y la otra en la ingle.—Advierte, caminando hacia atras pero sin dejar de apuntarles.
Fue de esa manera en Seth logró salvarse sin embargo, también fue el detonante para que la madre de Kogan, mandará a matar a Seth.
Actualidad...
El brillo en esos bonitos colores es uno que solo se puede apagar al ver el color rojo esparcido por el suelo, y ese color rojo tenía que provenir de Kogan, también de Wildo.
—Elige tu asiento.—Expreso la Maestra.
—Maestra.
—¿Si, Seth?
—¿No cree que sería bueno el enseñarle los alrededores antes de que salgan los demás alumnos?—Seguiré.
—¿Por qué lo dices?
—Porque de esa manera será menos abrumador para él.—Explica.—Al ser recién llegado y “guapo” todos se pelearán por querer mostrarle toda la universidad.
—Creo que tienes razón...
—¿Entonces que sea Seth el que me muestre el lugar?
—¿Seth?
—No tengo problema con ello, Maestra.—Se puso de pie.—Sigueme.—Ni bien cruzó la puerta cuando la mirada y sonrisa de Seth eran tan espeluznantes.
—Tanto querías hablar a solas conmigo...¡¿S-Seth?!—Abre sus ojos en grande, sintiendo que su tráquea se rompería en cualquier segundo.
—Debiste quedarte escondido bajo las faldas de tu madre, maldito degenerado.—Aprieta un poco mas su agarré en el cuello de Kogan.
Kogan firmó su sentencia desde el instante en que apareció frente a los ojos de Seth, uno mucho mas frío y despiadado que el anterior. Este podría sacarle el corazón ahí mismo sin importar que lo vieran hacer tal atrocidad.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top