N/A: Muchas gracias por el apoyo a esta historia... Ha sido un placer escribirla... Espero poder volver pronto con más historias y que os guste el final de esta...

CAPÍTULO 20: NYADA O JUILLIARD

Blaine no podía ser más feliz. Estaba con Sam de nuevo y podía decir que ya nada podría separarlos. Habían aprendido que la comunicación era la clave para estar juntos. La culpabilidad del rubio había desaparecido y el moreno estaba más tranquilo y ya no tenía tanto miedo.

Era cierto que Henry estaba en libertad con cargos, pero tenía una orden de alejamiento y sabían que no se acercaría a ellos porque, ante cualquier problema, podría complicarse su caso y eso evitaría que se acercara a ellos.

Solo había una cosa que podía empañar su felicidad. Anderson todavía no había recibido respuesta de las dos universidades en Nueva York a las que había enviado solicitud. Sabiendo que Evans iría allí y que tenían lugar en el que vivir, necesitaba saber que él iría a alguno de los dos sitios.

Esa tarde, la pareja fue a casa del moreno para estar un rato juntos después del ensayo del club Glee, donde se habían quedado algo triste por el ambiente de despedida. Nada más entrar, Pam corrió hacia ellos con dos sobres grandes en la mano.

–Han llegado hace un rato. –La mujer le entregó los dos sobres, indudablemente, las cartas de aceptación o rechazo que llevaba días esperando.

–¡Ábrelas! –Sam insistió, nervioso y emocionado, deseando saber cuál era la respuesta de las dos universidades.

–No sé si...

Pam, molesta por las dudas de su hijo, le quitó los sobres, haciendo que la mirara sorprendido.

–Si no las abres tú, Sam puede abrir una y yo la otra...

La mujer le entregó al novio de su hijo uno de los sobres y los dos rápidamente abrieron las cartas. Por un lado, el rubio fruncía el ceño, intentando entender las palabras, algo que le resultaba difícil porque la letra era pequeña y su dislexia empeoraba cuando estaba nervioso. Por otro lado, el rostro de la madre permanecía impasible, sin dar muestra de lo que sentía al leer esas palabras.

Eso hacía que los nervios de Blaine se intensificaran, al menos hasta que uno de los dos rompió el silencio.

–Blaine... Creo que te han admitido. –El rubio susurró y el otro le quitó la carta rápidamente para leerlo por sí mismo. Así era, Juilliard lo había aceptado y, si quería, en septiembre comenzaría sus estudios en música y composición. No tardó mucho en abrazar a su novio y a su madre a la vez. Estaba muy feliz, era lo mejor que podía imaginarse nunca. Iba a vivir en Nueva York con su novio y a prepararse para ser músico.

–NYADA también te ha aceptado, cariño. –Pam dijo orgullosa y besó la mejilla de su hijo. –Ahora tendrás que elegir. ¿Cuál de las dos prefieres?

–Yo... –En ese momento, el moreno se dio cuenta de que debería haber pensado antes qué prefería en el caso de que fuera aceptado por las dos.

–No tienes que decidirlo ahora... ¡Vamos a celebrarlo! ¿Cómo prefieres? ¿En familia o con amigos? –Sam propuso.

–¿Y si cenamos los cuatro juntos hoy y el viernes salimos con todos para celebrarlo? –Anderson propuso, sin ser consciente de que su chico se entristecía. Estaba tan nervioso y emocionado que no se percató de la ligera

–Lo que quieras... Si quieres, puedo buscar un restaurante donde vayamos a cenar... Y Sam, cielo, avisa a tu madre que cenas con nosotros y que te quedas a dormir... Le diré a James que pase por tu casa de vuelta al trabajo para que tus padres le den algo de ropa para que mañana puedas ir al instituto. –La mujer cogió su teléfono y salió para dejar a los dos jóvenes a solas.

–Si es cena en familia... –El rubio comentó en voz baja, mirando la puerta por la que había salido la señora Anderson.

–Tú eres parte de la familia... Creo que nuestros padres han asumido que somos familia antes que nosotros. –Blaine sonrió y dejó un beso en la mandíbula inferior de su novio.

–Tienes razón, tus padres hablaban con los míos incluso cuando no estábamos juntos. –El más alto sonrió mientras comenzaba el camino a la habitación de su novio. Una sesión de besos era el plan perfecto para la primera parte de la celebración.

–A diferencia de Kurt, a mis padres les gustas... Están encantados contigo. –El moreno explicó como si fuera obvio que todo venía de eso.

–Lo sé, tu madre no paró de pedirme que volviera contigo hasta que finalmente volvimos. –Evans rio.

–¿Debería preocuparme de lo que planeasteis juntos? –El más bajo decidió bromear.

–Claro que no, buscamos tu bien, así que no tienes que preocuparte. –El rubio sonrió con malicia y decidió terminar de subir las escaleras corriendo y entrar en la habitación de su pareja. El otro lo siguió también a toda prisa.

–¡Quiero saberlo! –Exigió mientras entraba en su habitación, pero tan pronto cerró la puerta, sintió unos labios sobre los suyos y un cuerpo que lo presionaba contra la pared. –Sam...

–No digas nada, he deseado darte un beso así desde que nos hemos enterado de que te han admitido en NYADA y Juilliard...

–¿A cuál debo ir? –Blaine preguntó, deseando consejo. Eso rompió el momento pasional que estaban teniendo y se sentaron en la cama.

–Es tu decisión... Cantante y actor o cantante y compositor... Sabes que en Juilliard puedes tomar clases de interpretación y en NYADA de composición... –El más alto sonrió con dulzura.

–No sé por qué, pero... Creo que prefiero Juilliard. –El moreno se encogió de hombros.

–No tienes que tener un motivo concreto, solo tienes que decidirte por una. Si haces lo que te dicte tu corazón, sé que no te arrepentirás. Yo estaré más que feliz de ser el marido de Blaine Anderson, el gran músico. –El rubio le acarició la cara.

–¿Marido? ¿Quién te dice a ti que llegaremos tan lejos? –El más bajo bromeó y su novio le hizo cosquillas. Durante un rato estuvieron así, hasta que el más alto se apiadó de él y decidió parar. –Iré a Juilliard... Y que sepas, que yo estaré más que feliz de ser el marido de Sam Evans, el artista.

Los dos se besaron, sin ser conscientes de que los dos conseguirían sus sueños, que tendrían éxito en sus respectivas carreras y que, por supuesto, acabarían casados y formando una hermosa familia. Por fin Blaine era libre y su pasado no le perseguía, además de haber encontrado el compañero en Sam, su mejor amigo, esa persona con la que podía ser él mismo.