CAPÍTULO 16: DÍA DE VISITAS
CAPÍTULO 16: DÍA DE VISITAS
Sam se despertó inusualmente temprano para ser un sábado, pero sabía que debía hacerlo si quería acompañar a James para ver a Blaine. Esa noche apenas había podido dormir, pero eso no le importaba. A pesar de que le habían dicho que Blaine estaría bien, necesitaba verlo con sus propios ojos.
Al llegar a la cocina tras su ducha y vestirse, vio a sus padres que estaban desayunando. Los saludó antes de coger una manzana, pero pronto su madre estuvo a su lado.
–De eso nada, jovencito. Si quieres que James te lleve a ver a Blaine, tienes que desayunar bien. –Mary le dijo de manera firme. No quería que su hijo descuidara su alimentación después de todo lo que se habían esforzado para que entendiera que tenía más que un cuerpo bonito y que no debería estar tan obsesionado con su cuerpo.
–Quiero estar listo cuando venga el señor Anderson... –El joven intentó explicar, aunque se sentó de todos modos.
–No te preocupes, estoy segura de que James estará dispuesto a esperar que desayunes si viene... –Dwight le indicó que se sentara.
–¿Sabéis algo de Henry? –Sam apretó los puños, como si estuviera preparándose para golpear a su primo. Su madre le puso delante unas tortitas que había preparado y comenzó a comer.
–Tu tía ha llamado. Ha ido a comisaría para enterarse de qué ha pasado... Está avergonzada y no ha parado de disculparse. Parece que Henry se va a quedar hasta el juicio en prisión, porque es reincidente. James y Pam han buscado un buen abogado porque no quieren que esta vez quede libre...
–¿Has hablado con los Anderson? –El joven interrumpió a su padre.
–Sí, he hablado con James...
–¿Cómo está Blaine? –El menor lo miró con ansia. Necesitaba saber cómo estaba la persona que le había robado el corazón.
–Está bien... No ha pasado buena noche por culpa del dolor, pero no ha tenido ninguna complicación. Si hoy se encuentra mejor, mañana puede que le den el alta, aunque tendrá que tomarse las cosas con calma unos días. –Mary sonrió al ver que su hijo suspiraba.
–Tengo que advertirte... Kurt ha venido a Lima para estar con Blaine. –Dwight informó.
–¿Qué? –La voz de Sam fue apenas un susurro.
–James está molesto porque cree que quiere volver con Blaine, pero él no le va a dejar que se acerque... Sin embargo, sabe que solo lo puede mantener lejos si Blaine lo quiere lejos... Te lo digo no para que te molestes o te enfades, te lo digo para que sepas que no puedes esperar. Necesitas hablar con Blaine sobre lo que ha pasado y qué vais a hacer con vuestra relación... –Mary comentó.
–Pero...
–No, Sam, nada de "peros". Sabes que Blaine rompió contigo porque Henry lo amenazó. Henry ya no os puede hacer daño, por lo que no tenéis motivos para seguir separados. Hijo... Necesitas hablar con él y aclararlo todo... –La madre explicó de manera firme.
–Lo sé, mamá. Tengo pensado hablar con él y que volvamos a estar juntos... Pero ahora no. No quiero aprovecharme de lo débil que está o presionarlo a que haga algo que no quiere o para lo que no está preparado... Yo respeto eso y, si Kurt no lo hace, acabará perdiendo a Blaine. –El joven dijo de manera firme y sus progenitores no quisieron comentar nada más.
Entrar a la habitación de Blaine fue más duro de lo que Sam había pensado. El joven tenía la parte superior de la cabeza vendada para ocultar la herida que lo había dejado inconsciente. Tenía un moratón en la mejilla y se notaba la escayola que tenía alrededor de su brazo izquierdo. También tenía una vía en el brazo derecho, que se encargaba de suministrarle los medicamentos.
El corazón del rubio se encogió al pensar que él podría haber evitado esa situación. No podía parar de pensar que era su culpa, que él no había hecho nada para proteger al amor de su vida y había acabado herido en el hospital.
–Deja de sentirte culpable, tú no has hecho nada malo. –Blaine lo distrajo de sus pensamientos.
–¿Cómo sabías en lo que estoy pensando? –El rubio no pudo evitar sonreír.
–Os dejaré solos un rato. –Pam propuso y sacó de ahí a James, que había ido con Evans al hospital.
Los dos chicos se miraron a los ojos durante unos instantes sin decir nada. Los dos se sentían culpables por la situación en la que se encontraban, aunque por motivos diferentes. Por un lado, Blaine creía que era su culpa que no estuvieran juntos y que había sido un cobarde que no se merecía ser amado por alguien tan maravilloso. Por otro lado, Sam sentía que debería haber cuidado y protegido a su novio.
–No me has respondido. –El rubio dijo al cabo de un rato.
–¿A qué? –El moreno estaba confundido. Estaba tan absorto en sus pensamientos que había olvidado qué estaban hablando.
–¿Cómo sabías en lo que estaba pensando? –Los ojos verdes buscaron una respuesta en los avellana.
–Te conozco muy bien y sé que te sientes culpable porque no has podido protegerme... Pero no es tu culpa. Fue Henry el que me agredió y amenazó y fui yo el cobarde que no se atrevió a defenderse... Tú no podías hacer nada...
–Blaine... Quiero que sepas que te sigo amando y que, cuando estés preparado, podremos volver. Sé que me dejaste para protegerme, pero ese peligro está en la cárcel y no puede hacernos más daño. Solo falta que tú estés preparado para volver a estar conmigo, no quiero que fuerces la situación. –Evans agarró con suavidad la mano que no estaba vendada de su ex y la acarició con dulzura.
–¿Estás seguro de que quieres volver conmigo? –Anderson frunció el ceño.
–Claro que sí, eres la persona de la que me he enamorado. Eres perfecto para mí. –Sam asintió, completamente seguro de sus palabras.
–¿De verdad? ¿No crees que soy un cobarde? ¿No crees que debería perder peso para ser atractivo? ¿No debería haber luchado por mi amor por ti en vez de dejar que me dijeran qué hacer? –El moreno dejó que una lágrima cayera por su mejilla. Se sentía tan inútil y tan mal por esa situación.
–Por supuesto que no... Te sacrificaste para protegerme... Deberías haberme contado qué estaba pasando, pero estabas sufriendo porque querías protegerme... ¿Por qué dices que tienes que adelgazar? ¡Eres perfecto! –El rubio se extrañó.
–Sue dijo...
–¡Olvídate lo que dijo Sue! Sabes como es y no deberías prestar atención a lo que dice. Eres perfecto y no quiero que cambies... –En ese momento, el más alto se dio cuenta de lo que pasaba. –¿No ibas al comedor porque te estabas saltando comidas, no por no verme? –Evans no necesitó respuesta porque el otro se sonrojó notablemente. –¿Después de todo aquello que me dijiste cuando yo pensaba que solo era un cuerpo? ¡Blaine! Eres maravilloso... Jamás pienses que debes cambiar algo, ni por mí ni por nadie. ¿Me lo prometes?
–Te lo prometeré si me das algo a cambio. –El más bajo sonrió.
–¿El qué? –Sam quiso saber.
–Un beso.
El rubio sonrió y asintió, pero le dio el beso en la mejilla. Ante la mirada decepcionada y confundida del otro, supo que debía aclararlo.
–Prefiero esperar a que oficialmente volvamos a ser pareja, cuando estés preparado, para darte el beso que realmente quiero darte. –El más alto admitió.
–Estoy deseando que llegue ese momento. –El moreno confesó, sonrojándose aún más. Apretó la mano del otro ya que todavía estaban entrelazadas y en ese instante se dio cuenta de que todo iría bien y que pronto volvería a ser feliz.
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