Hola mis chibi-chibis, ojala y les guste

Pareció que la guerra se pauso por un momento, no había n ocurrido ataques de espectros por un par de semanas, eso en vez de aliviar a Athena y sus guerreros, más bien los puso alerta, algo simplemente no les cuadraba en lo absoluto y sospechaban de que algo más grande se vendría

El Patriarca no perdió tiempo y decidió poner a los caballeros a entrenar, todos estaban en el Coliseo, hasta Asmita había descendido de su templo, todo por insistencia de cierta gitana con cabello rosa y ojos verdes

-Señorita, así podrá ver el gran talento de nuestros guerreros, usted podría lograr cosas así de impresionantes algún día-

-Yo no...no lo creo la verdad, no es voluntario-admitió con pena-solo aparece cuando debe o me asusto demasiado, no quiero dañar a nadie-

-Es usted muy sensata-alabo Shion-no quiere arriesgar a nadie a pesar de su gran poder, sin duda es un placer tenerla aquí-

-Pero también es necesario aprender a defenderse o será presa fácil para los espectros en esta Guerra Santa-intervino Asmita.

-Soy más que consciente de lo que esos espectros son capaces de hacer, pero no deseo participar en batalla-le recordó-voy a ayudar a sanar a los enfermos y consolar a la gente del pueblo, las guerras no son de dos, también hay que recordar a quienes quedan en medio de manera involuntaria-

-Por supuesto, pero debe cuidarse y no arriesgarse-

-¿Que es la vida sin riesgos?-pregunto en tono de broma

-Que usted siga viva-

-No era para que respondiera-

-Yo lo vi necesario-

-Bien, es hora de demostrar de que están hechos los guerreros de la diosa Athena-grito Sage por todo lo alto

Los combates iniciaron y todos estaban dando su mejor esfuerzo y otros solo fanfarroneaban, Manigoldo y Kardia se llevaron una buena paliza por presumidos. Parecía que todo el mundo se estaba divirtiendo en las luchas

Alguien apareció, era una anciana, cubierta por una larga capa con capucha negra y se movía con un andar torpe y un bastón, parecía tener un ojo ciego y una cara no muy agradable

-¿Quien es esa anciana?-

-¿Que hace aquí?-

-¿Como entro a este lugar?-

-Comida y agua para esta pobre anciana, por favor-suplico la vieja con su chirriante voz-estoy cansada-

-Señora, este es un lugar peligroso-Sakura fue de inmediato a ayudarla-venga conmigo, le daré algo de comer-

-Gracias mi niña, eres tan dulce-sonrio la vieja-te daré algo como recompensa-

-No es necesario-Asmita fue el primero en inquietarse, Sasha le siguió

-Insisto-saco un collar, era de plata con un ópalo blanco en forma de lagrima en el centro-tomelo-

-Yo...-la joven no noto que un campo de fuerza se formo alrededor de ella y la anciana, Asmita concentro su cosmos para romper la barrera, pero fue demasiado tarde, la anciana le coloco el collar a la joven y esta cayo inconsciente 

-¡No!-Asmita jamás se vio tan perturbado en su vida

La anciana cambio su aspecto "humano" al horrible aspecto que poseía como sirvienta de los dioses gemelos

-Por fin la Señora Perséfone despertara y el Señor Hades lograra ganar la Guerra Santa-

-No lo creo-bramo Asmita-Seis Caminos de la Reencarnación-la mujer pego un grito aterrador y sobrenatural-no reencarnarás, no lo mereces-

El caballero se inclino ante la pelirosa y antes de poder tocarla, ella empezó a elevarse a pesar de no despertar y un gran halo de luz rodeo el lugar, fue obvio lo que paso, el alma de la diosa despertó y Hades atacaría en cualquier momento

En el Inframundo, Pandora se estremeció de furia y temor al sentir el alma de la diosa despertar, eso era malo para ella y sus planes, tendría que asegurarse ella misma de que la diosa muriera antes de que supiera usar sus poderes; Hades también lo sintió, sintió el despertar de su esposa

-Pronto te veré, mi querida esposa-

Asmita se quedo al lado de la diosa, no quería apartarse de ella, ni por un segundo, pero sabía que debía guiar a Tenma en el Inframundo para buscar los Frutos del Árbol del Inframundo, el único objeto que podría contener a los espectros y que impediría que reviviesen

-Volveré, lo prometo-el caballero salió y de ninguna manera notaria que una lagrima descendió por el rostro de la joven, como si supiera del trágico destino que le esperaba