Perro de la mañana
Busco dentro de mi y solo encuentro un paraíso, libre de errores y tristezas.
Un hombre en un mundo quebrado, no es necesario.
En muchos hábitos la venganza, desliza lentamente sobre el cielo su ráfaga de calma.
El olvidar se enciende bajo hilos punzantes, de amargos sabores.
Cuando el sol rompe las nubes con un soplido, el día precioso espera ser revelado.
En donde sólo hay sombras, actúa el olvido de nada.
En presente pobreza y abandono, se celebra el miedo que se adueña de lo vivo.
El viento toca, mientras espera en la puerta, como presa del mundo.
En la garganta aulla el alma, mientras el pálido amor, separa la victoria del dueño.
Afligido y cansado espera, como carne en decadencia.
La sangre es una rosa marchita de pétalos desviados, hasta el cielo azul del medio día.
El día brilla en el ocaso del silencio ya que, hubo un héroe en el resto.
En las calles, y en los pasos inciertos, vamos al ritmo del corazón.
Prisionero de problemas no resueltos, junto de mi propio descontento.
Voy deambulado sin saber adonde iré, pero sabiendo que somos dos.
Entre la gente, busco una cálida mirada que reciba, un comprensivo y amable gesto.
Siento que no hay nada bueno, veo grande y necio a cualquiera.
Qué desgracia ser desconocido entre mi propia vida, al excluirme por culpa de mi situación.
Lo tenido y perdido ya es cosa del olvido, no encuentro paz ya que me cuesta, una cálida salida.
Perder el sueño pesa demasiado, como mis dos orejas grandes y mi ladrar profundo.
Quizás sea pequeño, pero soy muy grande sabiendo, que soy una sombra negra.
Las aves tienen un nido, los lobos tienen una cueva, y yo solo tengo, una noche serena.
Fin
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