Capítulo 34

"No... No es cierto..."

Signas estiró los brazos para poder liberar un poco de estrés, finalmente había terminado el papeleo que debía hacer y ya podía volver a casa, salió de su oficina luego de apagar la luz y avanzó por los pasillos despidiéndose de los Reploids que se encontraba y que ya estaban listos para volver a casa.

El Comandante salió por la puerta principal luego de despedirse de la recepcionista, el solo no se escondía todavía y estaba a punto de ser otoño, por lo que los vientos revolvieron sus cabellos.

Es cierto que jamás encontró su gorra, seguramente mandaría a hacer otra.

Se detuvo en seco en medio del patio cuando notó una figura envuelta en carmesí justo en la entrada, vio como su cabello parecía flotar con el viento.

Su confusión fue visible.

-¿Zero?- cuestionó. Era cierto que el plazo ya se había cumplido, pero su regreso no estaba programado hasta el día siguiente.

El rubio estaba fúrico, había guardado todas sus fuerzas hasta ese momento, estaba listo para hacer lo que debía hacer.

-¡Comandante Signas!- gritó, su voz resonó por todo el patio, todos los Reploids que pasaban se detuvieron para ver qué era lo que sucedía -¡He vuelto por usted!- declaró -¡He vuelto... Porque usted me ha quitado lo que es mío!-

Signas ya sabía lo que sucedía.

-Zero...- dijo, pero fue lo único que pudo pronunciar pues Zero comenzó a acortar la distancia entre ellos a gran velocidad, cualquier otro Hunter tal vez habría sido capaz de evitar el eventual puñetazo que recibió Signas y que lo hizo caer, pero el Comandante no pudo.

El pelinegro rodó en el suelo un par de veces pero logró incorporarse rápidamente. El Comandante Signas no era un Reploid hecho para el combate, pero sabía disparar armas.

Tomó entonces el arma que colgaba de su cintura y la apuntó hacia el rubio buscando una forma de defenderse.

¡Pam, pam, pam!

Todos los demás Reploids miraban con asombro la escena.

Tres disparos casi al mismo tiempo fueron detenidos por el sable del rubio, ya no era el mismo.

Signas dio una vuelta para evitar la estocada del rubio y plantó un puñetazo justo en el rostro del Reploid carmesí haciendo que este retrocediera.

-¡¿Es todo lo que tiene, Comandante?!- cuestionó fúrico, dio un salto solo para poder acortar distancia entre ambos.

-¡¿Por qué no vienes y lo averiguas?!- respondió esquivando con agilidad el sable de Zero y atinando un par de golpes leves.

Zero era un soldado excelente, casi perfecto y planeaba utilizar esas habilidades para cumplir con su cometido:

Asesinar a como diera lugar al Comandante Signas.

Signas trataba de alejar todo lo que pudiera a Zero, era cierto que su puntería era casi perfecta, pero Zero era capaz de evitar cada disparo, sin embargo, esto solo lo hacía retroceder.

Ambos parecían dos leones peleando a muerte por su territorio, ninguno de los dos planeaba ceder ni perder ante el otro.

Las miradas de ambos se cruzaron mientras buscaban el momento perfecto para provocar un golpe directo, un ataque asesino.

-¡Alguien haga algo! ¡Esos dos van a matarse!- gritó Alia quien al ver que todo el mundo estaba aterrado decidió detener la pelea por sí misma, pero fue detenida por otro Hunter.

-¿Estás loca?- dijo este -Si vas ahí te matarán-

El resto de Reploids quedaron atónitos cuando Zero comenzó a ignorar cada bala que no le fuera a provocar un daño importante y que comenzaron a atravesar distintas partes de su cuerpo, grande fue su sorpresa cuando con un solo movimiento, Zero fue capaz de cortar limpiamente el brazo izquierdo del mayor deshaciéndose así del arma.

El pelinegro se quejó de dolor, vio su fin a manos de Zero, observó como el mayor levantaba su sable, listo para apuñalarlo.

-Espero lo haya disfrutado, Comandante...- dijo mientras apretaba con fuerza el mango de su sable, todo terminaría ahí, en tan solo un segundo -¡Porque hasta aquí ha llegado!-

El cuerpo de Zero fue despedido y azotado por todo el patio luego de que un haz de luz impactara contra él.

Todos dirigieron su mirada al Reploid que le había disparado a Zero.

Ahí estaba, aquel reploid ojiverde de armadura azul como el cielo, había soltado un disparo cargado en contra del rubio para detenerlo.

-¡¿Qué está sucediendo aquí?!- cuestionó, su voz sonaba distinta, más demandante, más violenta. La pregunta iba dirigida a ambos Reploids.

Signas se incorporó, un Reploid corrió a auxiliarlo, pero el sistema del Comandante no fue capaz de analizar tanto daño provocado y lo llevaron a apagarse hasta que sus heridas fueran tratadas.

X recorrió el patio manteniendo su mirada fija en el Reploid carmesí que temblaba al momento de levantarse del suelo, los ojos azules de Zero observaron detenidamente a X quién no bajó su búster en ningún momento.

-¡Zero...!- llamó, esperando una respuesta, una explicación, pero sus piernas temblaban, su sistema estaba casi al límite.

El rubio no paraba de mirarle, se limpió el rostro de cualquier posible mancha que pudiera tener y decidió hablar.

-No... No quería creerlo... No quería creer sus palabras...- fue entonces que de uno de los compartimientos de su armadura sacó una gorra de color negro con una brillante gema roja en ella - Pero anoche...- dijo recordando cuando volvió de los HQ del sur y se infiltró en la habitación del Reploid azul comprobando así que este había salido, sino también que la gorra del Comandante se encontraba ahí, junto a decenas de regalos, todo cobró sentido en ese momento -... Anoche...- dijo mientras recordaba todo lo que había imaginado que había sucedido -¡Anoche encontré esto!- lanzó la gorra hacia el menor quien la atrapó entre sus manos -¡Dime, X! ¡¿Qué hacía esto en tu habitación!? ¡¿O quieres que te diga lo que yo creo?!-

-Zero...-

-¡¿Vas a negar que te acostaste con el Comandante Signas?!- cuestionó el rubio, su voz parecía romperse, como si sus cuerdas vocales hubieran cambiado y ahora fueran las de un monstruo -¡¿Vas a negar que no solo fue una vez, sino tal vez una decena de veces?!- los demás ahogaron sus gritos completamente sorprendidos -¡¿Negarás que me engañaste?!-

-Yo...- no había oración que pudiera formular.

Zero dio pasos fuertes hacia el menor y al estar frente a él lo tomó de los hombros.

-¡Confiesa, X! ¡¿Me engañaste?!- cuestionó sacudiéndolo. X no respondió, bajó la mirada, demasiado avergonzado como para contestar. Las manos de Zero comenzaron a temblar de rabia, cerró uno de sus puños y con fuerza lo plantó sobre el rostro del menor quien cayó al suelo.

Zero se lanzó sobre él, acorralándolo entre sus brazos y se preparó para darle otro puñetazo.

Pero X no planeaba defenderse.

-¡¿Me engañaste, X?!- cuestionó para luego darle otro golpe -¡¿Lo hiciste?!- recordó aquella conversación que habían mantenido ese mismo mes cuando Zero había terminado su jornada laboral.

"Dime ¿Ya pensaste si te retirarás?"

Un golpe más.

"No, de hecho, creo que voy a quedarme"

Otro más.

"Bueno... ¿Has pensado en formar una familia algún día? Porque..."

De nuevo, otro golpe sobre el rostro inexpresivo de X.

"No creo que eso vaya a suceder cont... Olvídalo, realmente no lo he pensado..."

Todos observaron atónitos cómo Zero plantaba cade vez más golpes sobre el rostro del menor.

-¡¿Acaso no fui suficiente para ti?!- cuestionó sin detenerse -¡¿Qué te faltó?! ¡¿Qué fue lo que no te di?!- finalmente, las lágrimas brotaron de los ojos de Zero, cerró los ojos concentrándose en su dolor -¡¿Fue algo que dije?! ¡¿Fue algo que no dije?! ¡¿Acaso no estuve para ti?!- cada vez perdía fuerzas hasta que finalmente se detuvo solo para sostener las manos del menor contra el suelo -¿Acaso... No fui lo suficientemente importante?- observó el rostro magullado del menor.

X había mantenido su mirada en el mayor todo el tiempo. Debía admitirlo...

-Eres... Hermoso... Cuando lloras... Que sonido tan dulce...- dijo el ojiverde.

Zero estuvo a punto de darle otro puñetazo, pero se detuvo. Soltó un grito desgarrador que erizó a todo el que lo escuchó. Se mantuvo sobre X un par de segundos antes de levantarse y dejar libre al menor.

X se levantó con dificultad mientras Zero observaba con horror lo que había hecho y se alejaba lentamente.

-Zero...- llamó X.

-Ya no quiero... Ya no quiero volver a verte X- exclamó, su voz sonaba vacía, triste -Hasta aquí llega nuestra historia...- dio media vuelta y salió de ahí rápidamente. X solo lo vio irse y cayó sobre sus manos, tratando de sostenerse.

-¡X!- llamó Alia liberándose del agarre del Hunter.

De repente, todo sonido dejó de escucharse, el tiempo comenzó a avanzar más lentamente.

Todo había acabado.

-Zero...- pronunció mientras las lágrimas caían sobre el pavimento -Zero- en ese momento lo necesitaba, lo adoraba -¡Zero!- llamó, aunque sabía que no respondería.

Ya todo había acabado para ambos.

F I N.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top