Capítulo 22

El Comandante Signas estaba atrapado en el tráfico, maldecía, nadie podía escucharlo de todas formas.

Pero eso era una excelente excusa para perderse en sus pensamientos.

Recordó los ojos verduzcos de X llenos de lujuria que lo miraban y le rogaban silenciosamente que no se detuviera.

Recordó el sonido de su voz resonando por toda la habitación, perturbando el anterior silencio.

Recordó su tacto, su movimiento, su piel.

Debía dejar de recordar o se pondría duro otra vez.

El tráfico finalmente avanzó y Signas pudo ir a su casa.

Una fina casa.

Llegó al garage y estacionó su camioneta, entró a su casa, la madera bajo sus pies estaba perfectamente limpia, el cristal que tenía en vez de paredes no tenía ni un solo rasguño, estaba liso, limpio y brillante. Las luces del techo iluminaban perfectamente la sala y el resto de habitaciones.

Dos pisos llenos de lujo.

Para entrar, se debía avanzar por unas escaleras con un estilo muy moderno, tan blancas como la nieve, el jardín estaba decorado con arbustos recortados en distintas formas y flores de varios colores.

Por supuesto, el segundo piso era el principal, el piso de abajo tenía cortinas para evitar que alguien pudiera ver hacia dentro, aunque de todas maneras, los arbustos que asimilaban una valla.

Signas llegó a su habitación, debía retirarse su "ropa" y darse un baño con agua caliente.

Le había enviado un mensaje a uno de los suplentes para que se encargara de los HQ mientras no estaba, esperaba no encontrar todo hecho un lío.

Tras desnudarse y cubrir sus partes bajas con una toalla, Signas se dirigió al baño.

Había incienso para mantener un ambiente agradable y relajado. Todo era tan blanco como nieve recién caída del cielo.

Entró a la ducha y dejó caer el agua caliente sobre su desnudo cuerpo esbelto.

A pesar de su buen físico y su imponente figura, Signas no era un Reploid de combate. Había sido construido para planear y dirigir, no para pelear, y aunque sabía defenderse, no superaba a muchos de sus soldados.

El agua mojó los cabellos azabache del Reploid.

Debía ser cuidadoso. Conocía la actitud centrada de Zero, siempre tan frío y calculador, era algo que tenían en común, sin embargo, un paso en falso podría hacer que Zero perdiera la cabeza, había leído los reportes sobre el incidente con el Ex-Comandante Sigma y no quería toparse con un Zero desquiciado.

Tomó un poco de shampoo en sus manos y comenzó a lavar su cabello luego de cerrar la llave por un momento.

Si planeaba quedarse con X, empezar con una pequeña infidelidad era lo mejor, luego el azulado se daría cuenta del error que cometía estando con Zero y correría a sus brazos. Siempre sucedía así, X no tendría por qué ser la excepción.

Utilizó la esponja enjabonada para limpiar su cuerpo.

Por otro lado, había una muy pequeña e insignificante posibilidad de que X y Zero no se separaran.

Suspiró.

Solo debía relajarse, todo terminaría bien al final.

No tardó mucho en alistarse de nuevo y subir a su camioneta negra siempre limpia, siempre brillante.

El tráfico ya no era tan severo, los autos avanzaban a una velocidad constante a su alrededor, llegaría a tiempo a la base Hunter, pero debía hacer una parada primero.

Estacionó su auto frente a una linda relojería, al entrar, el sonido de los finos relojes sincronizados perfectamente inundó sus oídos. Cualquiera pudo haberse vuelto loco con el incesante "tic tac", pero Signas no, en parte era de sus sonidos favoritos.

-Muy buenos días- saludó un anciano al ver al Reploid entrar. Acomodó sus gruesos lentes para fijarse en su cliente y sonrió al reconocerle -¡Signas, amigo mío!- exclamó felizmente.

-Albert- saludó avanzando hacia el mostrador de cristal.

-Hace mucho que no te veo por aquí, Damerov, ven a saludar- ordenó el anciano. Casi al instante, un reploid apareció tras una puerta con un reloj en las manos, observó al mayor y sonrió.

-Comandante Signas- saludó el Reploid. Dicho Reploid solía trabajar en la base como Hunter, pero se retiró a vivir una vida más pacífica ayudando a un viejo relojero, con su ayuda, aquella vieja relojería se había vuelto una de las más costosas en la ciudad.

-Veo que el negocio va bien- señaló Signas observando los finos relojes en las paredes y el mostrador. Unos eran relojes de muñeca convencionales, otros eran de plástico, otros tenían gemas incrustadas y otros eran tallados. Pero todos estaban sincronizados.

-No podría ir mejor- dijo el anciano -Dime ¿Qué necesitas?-

-Busco un reloj despertador- dijo el mayor.

-Creí que buscaría uno de muñeca como siempre- dijo el Reploid -Se arruinó el tuyo- caminó hacia otro mostrador para mostrarle los modelos que tenían disponibles dejando de lado el reloj que en ese momento limpiaba y arreglaba

-Algo por estilo, no fue el mío en realidad- dijo acercándose al menor.

-Ah ¿Será entonces el reloj de alguno de tus amantes?- preguntó con una sonrisa pícara sin despegar su vista del mayor.

-Siempre has tenido una habilidad sorprendente para adivinar las cosas- dijo Signas mientras el otro colocaba algunos relojes convencionales sobre el mostrador.

Damerov rió.

-Es algo muy usual en ti, no estoy adivinando nada... ¿Qué te parecen estos?- dijo mostrando algunos muy parecidos al que X tenía pero de colores distintos.

-Un poco aburridos, simples- sentenció.

-Ah, es una dama difícil- el Reploid tomó entonces algunos relojes tallados por él mismo, estaba muy orgulloso de ellos.

-Un caballero difícil, en realidad- corrigió llevando su mano cerrada a sus labios con clara vergüenza.

-Entonces estos no servirán- dijo guardando algunos con diseños que consideró muy femeninos -Háblame de él ¿Es agradable?-

-Bastante, dulce y gentil- confesó el más alto. Damerov guardó un reloj.

-¿Sí? ¿Qué más?- Damerov observó los relojes con detenimiento.

-Un poco soñador... Bastante determinado, pero suele dudar a veces, no sabes cuantas veces he tratado de levantarle los ánimos- Signas observó al menor guardar otros dos relojes.

-Espera ¿Es para X?- preguntó el menor antes de continuar con su selección.

-¿Ves que sí tienes una habilidad para adivinar cosas?- señaló Signas.

-Lo hubieras dicho antes- dijo ignorando al mayor. Se dirigió a un estante y de él sacó un reloj de sobre mesa de madera con laureles alrededor del reloj, sobre la caja que rodeaba al círculo de cristal descansaba un ángel que parecía dormir arullado por el suave y casi inaudible tic tac -Todo habría sido más sencillo-

-Es hermoso- señaló Signas observando cada detalle -Ya ni siquiera quiero regalárselo-

-Es único en su clase- Damerov se enorgulleció de su trabajo -Combina bastante con su personalidad-

-Me lo llevo- declaró el mayor -¿Puedes...?-

-¿...Envolverlo para regalo? Por supuesto, espero lo aprecie o le haré yo mismo una visita- el joven sacó una caja de otro estante junto a papel de regalo de color negro que luego decoró con un listón dorado.

Signas estaba emocionado, ansioso de ver el rostro de X por su regalo.

-Son ciento doce dólares, pero por ser tú, ciento treinta- dijo Damerov al terminar su trabajo.

-¿Tengo cara de cajero automático para ti?- cuestionó Signas.

-¿Tarjeta de crédito o débito?- Damerov sonrió mientras apoyaba sus codos sobre el mostrador y observaba los ojos azulados del mayor. Hoy haría mucho dinero.

×××

Acabo de inventar a este personaje y ya lo amo aaaaaaah.

Lo voy a dibujar UwU

Also, seguramente no aparecerá de nuevo, es solo un maje que me inventé para que la escena no se viera tan vacía.

Damerov x X okno.

Bueno ya me voy, los amo bai.

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