Capítulo 21
Abrí los ojos desorientada. ¿Qué hacía en el hospital?
Unas luces muy intensas me apuntaban directamente a los ojos. Tenía varias vías periféricas en los antebrazos, unas con medicación para el dolor y otras de las que supuse que me habrían sacado sangre. Unos electrodos, un pulsioxímetro reflejando que mi ritmo cardíaco estaba en 55... Un poco bajo diría yo. Pero viva. Estaba viva. ¿Cómo era posible?
Recordaba la furgoneta negra, a Angellica, a los de la mafia... recordaba la mano de Michael deslizándose por mi muslo, a mi enfrentándome... y poco más.
Chris entró corriendo en la habitación acompañada de Donia.
-¿Cómo estás, cómo estás?- repetía la primera a un volumen demasiado alto.
Me dolía la cabeza y me vino un flashback en el que alguien me empujaba contra una pared.
Sacudí la cabeza.
-Estoy bien. ¿Qué ha pasado?¿cómo he venido?
-Te ha traído Javi- dijo Donia. El nombre me dejó estupefacta. ¿Javi? No sabía por qué me había imaginado...- creo que está fuera, decides tu si quieres hablar con él o esperar un poco aún.
-Dadme unos minutos. ¿Se sabe si...? - ¿cómo se le preguntaba a alguien si sabían si habían abusado de ti?- ¿Se sabe que me ha pasado?
-Cielo, creo que es mejor que no te acuerdes.
Asentí.
Eso era que sí. Que horror.
-Estás protegida frente a todo. - apuntilló Chris, dejándome mínimamente más tranquila.
Enri apareció con cara de consternación.
-¿Cómo estás? Siento mucho lo que has vivido.
-Está bien, Enri. Estoy a salvo, es lo importante. - me volvía a dar la sensación de que le consolaba yo a él.
Estuvieron haciéndome todo tipo de preguntas y yo solo tenía una que no paraba de rondarme. ¿Dónde estaba Jason?
Deseaba verle con todas mis fuerzas.
Debía aprovechar que ahora teníamos una segunda oportunidad. Pensaba decirle todo lo que sentía.
Se acababa jugar al perro y al gato: teníamos que estar juntos.
No sabía por qué me había costado tanto tiempo darme cuenta.
También necesitaba hablar con Javi, dejar que se explicase y poner fin de buena manera a nuestra relación, no se merecía menos. A fin de cuentas, había sido manipulado en la historia. Y se merecía saber que el motivo de ruptura no era este suceso en concreto, si no una realidad que me había llevado demasiado tiempo reconocer: que no quería seguir estando con él.
Al rato, y tras cerciorarse múltiples veces de que yo estaba de acuerdo, Enri me confirmó que había avisado a Javi para que entrase.
Ni rastro de Jason.
Apareció en la habitación con una pinta horrible, llevaba sin verle un par de meses pero la falta de sueño y el estrés no hacían justicia a la belleza natural de mi novio.
-Hola. - le dije con la sonrisa más amable que pude.
Chris y Donia compartieron una mirada cuya conclusión fue que debían marcharse y darnos intimidad.
En ése momento, levanté un segundo la cabeza y vi la sombra de Jason alejarse del marco de la puerta.
Estaba ahí.
El monitor ascendió a 98 latidos por minuto.
Había venido.
-Hola. - contestó Javi. - no te voy a preguntar como estás porque a estas alturas estarás harta...
-Estoy bien. - le contesté, con media sonrisa.
-Nat yo.... Lo siento tanto. Tantísimo. No te lo puedes ni imaginar. No pensé nunca las consecuencias de lo que había hecho. Fui un puto egoísta y te he puesto en peligro... peor aún... todo esto, lo que ha pasado, es culpa mía... - empezó a llorar y me incorporé en la cama. Quería abrazarle.
-Está bien Javi, no es tu culpa... Ni yo me imaginaba que esto podía pasar. Hablé con Angellica, está demente. No te voy a absolver de toda responsabilidad pero sé que no fue como yo lo había imaginado.
-Intenté impedirlo, de verdad, Angellica me escribió en un momento de debilidad... Nunca debí dudar de ti. Intenté cambiarlo pero era muy tarde y cuando me contaste lo que pasó la primera vez me asusté tanto... era verdad todo lo que te dije de que quería que volvieses... estaba espantado. Se suponía que solo iba a ser un susto. Nadie iba a intentar tocarte, ni un pelo...
-Está bien.- repetí pero dejé que siguiese desahogándose.
-Por eso agilicé tanto el proceso. Estaba muy asustado... No quería que estuvieras aquí... Debería haberte sido sincero, podríamos haber evitado esto. Te quiero muchísimo.
-Lo sé. Yo también te quiero a ti.
Dejamos que pasase un rato abrazados, hasta que hablé de nuevo.
-Yo... tampoco te he sido del todo sincera... creo que todo esto solo ha servido para que me diese cuenta de algo... - Respiré para confesar la peor realidad del mundo, una verdad tan injusta como cierta. Y tan dolorosa y cruel como la vida misma. - Javi... yo... no quiero estar contigo.
Cada sílaba pesaba. Cada palabra se sentía ajena a mí y la frase completa parecía una puta broma.
No quería estar con él.
Una simple oración.
No obstante, era una verdad que podría habernos evitado muchos malos tragos... a los dos. Si hubiese sido capaz de reconocerla en el momento adecuado.
Puso una mueca de dolor y confirmé que esta conversación sería de las más duras que tendría en la vida.
Pero él se merecía esto... Al menos esto.
- He sido muy egoísta estos últimos meses... Muchísimo. Se que soy la causa de que hayas tomado malas decisiones y no sabes cuanto me duele... lo que más me pesa es que creas que eres mala persona: porque no es así.
Me miraba como si lo que dijese no tuviera sentido.
Reconocía la culpabilidad en los ojos de la que había sido mi pareja durante tantos años y sentía que tenía que convencerle de que no había nada que perdonar por mi parte.
- De verdad, no es tu culpa, es más mía que de nadie... Creo que todo este tiempo, las "locuras" que he cometido, las he hecho porque me encontraba atrapada en Valencia, en nuestra relación. No había hecho amigos, no salía, no entraba. Sentía que no te fiabas de mí...
-Podría haber hecho algo para que no te sintieras así...
-Tampoco yo te dije nada.
Asintió y miró al suelo al hablar.
-Lo siento.- dijo.
- No. Yo lo siento más.- afirmé. - Pero no te mereces esto. Eres una buena persona y mereces que te deje sin sentir la culpa de que has hecho las cosas mal, porque no es así.
Volvió a asentir, sin parecer convencido del todo.
-No es excusa, pero en mi casa, con mi padre ido y mi madre ausente, aprendí a ser muy objetiva con los sentimientos. A pensarlo todo demasiado. Asumía responsabilidades que no me tocaban desde los 14 años....
-Siempre has sido muy madura...
- No se si lo tildaría de madurez... Probablemente fuese solo sentido de la responsabilidad... Lo único que sé es que viviendo aquí he experimentado sensaciones que no había sentido nunca... He creado nuevos círculos, amigos, lazos. He probado cosas desconocidas para mí... incluso drogas, ¡maldita sea! No considero que sea algo bueno en si mismo, pero he dejado que mis pies se salgan del plato por un instante y he saboreado el momento, sintiendo que tomaba las riendas de una vida que nunca había sabido que era mía.
Javi me escuchaba en silencio, con sus ojos azules fijados en los míos y sus manos reposando sobre la sábana que cubría mi cuerpo.
- Siempre había pensado que podría vivir estas cosas contigo, pero ahora creo que no puedo darte mi 100%, y tu no mereces menos que eso... - Cerró los ojos con fuerza. Sabía a lo que me refería.
Se le habían secado las lágrimas pero se notaba que estaba aún más triste que antes.
-... lo siento mucho. - dije.
Respiró profundamente.
- ¿Influye en algo lo que pasó hace 3 años?
Nuestra única ruptura, cuando le pillé besándose con una chica que se parecía a mí en una discoteca y dedujimos que se había equivocado...
- Por supuesto que no. Ya te perdoné. La mierda no se remueve.
Apretó los labios en una mueca similar a una sonrisa y negó.
- No se qué decir.
- No es necesario que digas nada... - añadí. - Siento el daño que te he hecho, me pesará siempre.
- Deja de decirme que lo sientes, por favor.
Temblaba al hablar, y yo sentí el frío del aire del hospital más gélido que nunca cuando se inclinó hacia mi boca para pronunciar su siguiente frase.
- Te quiero y siempre te querré.
Me besó en los labios y me dejé besar. Le iba a echar de menos, eso seguro.
Se levantó de su posición, recostado sobre la cama del hospital, sin dejar de hablar.
- Sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras.
-Gracias. Sabes que tu también conmigo.
Justo iba a abandonar la habitación y se giró.
-Él fue quien te salvó. Yo solo te traje al hospital.
(...)
Llegué a la casa y la recorrí de arriba abajo en busca de Jason. Había perdido el teléfono y Enri se había negado a escribirle preguntándole por su ubicación.
Me quedé en mi habitación, expectante.
Pude comunicarme con mi familia, que apenas sabía qué había pasado, y les conté por encima que había tenido un susto, pero que estaba bien. Era consciente de que la opción más razonable era volverse a España, pero mi estúpido corazón me impedía marcharme. Y estaba harta de ser razonable y sensata.
Jason entró a su cuarto a las 3 de la mañana.
Di un golpe a la pared y esperé 2 minutos, pero no apareció. Di dos. Nada. Llamé a la puerta de su cuarto, sin respuesta.
-¿Jason? - abrí con sigilo. - ey.
Estaba inclinado a los pies de la cama y me abalancé a abrazarle por la espalda.
-Gracias. - susurré.
No se movió. Tenía una maleta abierta a sus pies y otra cerrada. En un segundo reconocimiento, me pareció que la habitación tenía menos cosas.
-¿Qué estas haciendo? - no entendía bien la escena pero no me estaba gustando la impresión que daba.
-Nat, lo siento, pero tienes que irte.
-¿Irme?
-Te tienes que volver a España. Está claro que este no es tu sitio.- se zafó de mi abrazo y me resbalé, quedando sentada frente a él. Sin embargo, no me miraba. Reptimí el fuerte impulso de llorar por impotencia.
-Entiendo que estés asustado, han pasado muchas cosas y a mí también me da miedo pero...
-¿Asustado? Estoy acojonado, le he disparado a un hombre, a saber lo que hubiese pasado si llego más tarde... y todo porque nunca has confiado en mí.- las verdades me atravesaban como puños, todo había sido culpa mía, si hubiese sido sincera con él desde el principio, si le hubiese creído en su momento, en algún momento... pero me negaba a creer que era tarde.
-Lo sé, siento haberte metido en esto... lamento no haberte creído. Me parecías demasiado perfecto, incluso irreal y me he inventado problemas donde no los había... Estos meses aquí, el llegar a conocerte, ha sido mejor de lo que jamás hubiese soñado.
-¿Estás de coña? Con todo lo que ha pasado, ¿cómo te atreves a definirlo como bueno? No deberías haber venido. Has hecho las cosas mucho más complicadas... Solo te has jodido la vida y te vas a atrever a romantizarlo...
-No me refería a eso, yo...
-No. Esto- nos señaló a ambos.- ha sido un error. Todo ha sido para nada. Me voy. Y tu deberías hacer lo mismo.
-Jason, por favor.- no podía llorar.- Jason...
Le agarré el brazo, aunque apenas podía rodear media circunferencia con mi mano, y con ello conseguí que me mirase a los ojos.
-Me acuerdo de ti. - confesé. - Cuando estaba en el hospital tuve un sueño, en el que revivía cuando te conocí, hace 8 años. Eras el desconocido guapo del que me había enamorado en el bar. Me pasé meses hablando de ti a mis amigas, pero nunca me llamaste y supongo que, con el tiempo, se me fue olvidando...
Abrió la boca y la cerró sin decir nada. Parecía librar una batalla interna. Entendía perfectamente que estuviese asustado pero yo estaba dispuesta a luchar. Desvió su mirada hacia mis manos y contuvo la respiración.
-Quizás en ese momento hubiese funcionado... pero ahora es tarde.
-No es tarde. - simplemente me negaba a creerlo. - podemos hacerlo, yo estoy dispuesta a lo que sea...
-No me merece la pena el riesgo. - sentenció, y sentí como el corazón se me partía en tres mil pedazos.
No le merecía la pena. Lo entendía. Todo esto era demasiado para cualquiera. Me había tenido que salvar dos veces, se había enfrentado a la banda más peligrosa de la ciudad, había descubierto que tenía una folla- amiga psicópata, había lidiado con mis pajas mentales, mi desconfianza, mis miedos e incluso con mi ex.
No le merecía la pena.
A fin de cuentas ¿quién era yo?
Me ardía el pecho pero no quería llorar. Sabía que me consolaría y bajo ningún concepto quería suponer otra carga más.
Le abracé de nuevo y esta vez me correspondió al completo. Me acarició la cabeza. Aproveché la cercanía para empaparme de su olor. Le iba a echar de menos infinito.
-Gracias por todo. - le dije.
-No las des. - contestó y alargamos el abrazo todo lo que pudimos.
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