Capítulo 12

Llamé a la puerta de la habitación de Jason tras terminar el turno de noche. Serían entorno a las 7.30 de la mañana y, según mis cálculos, quedaba media hora antes de que se marchase al trabajo.

- Pasa.

- Buenos días.- mi voz sonó ronca.

- Estás horrible, reina.- 4 noches sin dormir me estaban pasando factura.

- Me está costando dormir. – frunció el ceño y apretó la mandíbula.

- ¿Quieres que cambiemos de habitación unos días? – la manera en la que había atado cabos, su oferta y lo guapísimo que estaba anudando la corbata a su cuello casi me hizo olvidar lo que venía a hacer. - puedes quedarte ahora si quieres y pruebas.

- En realidad, vengo a hablar contigo… estoy un poco preocupada por nuestra relación… verás, yo... creo que no debemos…

- Somos amigos.- dijo, y sonrió. – nada más. No estoy entendiendo nada diferente.

Que lo dijese con tanta facilidad me rompió en dos. Amigos. Bien. ¿Eso querías, no? Amigos.

- Ahora descansa. – señaló su cama. - Luego hablamos.

Le hice caso y me dejé caer en su mullido edredón de líneas grises y celestes. Me hundí en la cama y me empapé de la fragancia de la almohada.

Olía a él.

(...)

Me levanté a las 7 de la tarde desorientada. Jason debía haber vuelto del trabajo porque la ropa que hoy vestía descansaba sobre la silla de su escritorio y los zapatos de deporte habían desaparecido. ¿Se habría cambiado conmigo en el cuarto?

En la cocina me encontré a Tess y a Celia.

- No sabes cuánto lo sentimos.- se disculpó Celia.

- Hemos hecho encuesta a todos los invitados y creo que había un grupo al que no conocíamos ninguno. Eran más mayores, casi todos vestían de negro y Conor nos comentó que alguno de ellos le recordó a los de “la mafia”. – lo último lo dijo gesticulando las comillas.

- ¿La mafia?

- Así es como les llaman, no tienen relación con la mafia italiana, pero llevan la red de ocio, prostitución y drogas de la ciudad.- palidecí en el acto. ¿En qué clase de lío estaba metida sin saberlo?

- ¿Y cómo entraron aquí?¿cómo podían conocerme?

- No se si alguno de nuestros camellos les abrió o cómo se enteraron pero te prometo que por encima de mi cadáver vuelven a pisar la casa.- Tess sonó inspirada. Sabía que no era culpa suya, pero me aterraba la magnitud del problema.

- Gracias Tess.

Volví a mi cuarto justo para atender una llamada de Javi.

- Hola cariño, ya te he comprado el billete para venir aquí. Lo he sacado el domingo porque no quedaban para el sábado, pero he pensado que, ya que estamos, puedes quedarte hasta el martes y aprovechas para asistir a una entrevista que he concertado aquí.

Aún no había decidido si quería volver y no me hacía mucha gracia tener ya el plan establecido para la semana, sin haber podido consultarlo con el hospital.

- ¿Cuándo has cogido la vuelta?

- No la he cogido. Sabes que puedes quedarte aquí el tiempo que necesites.

Tardé un rato en contestar.

- Lo sé. Preguntaré en el hospital si el horario va bien.

- Si no, te puedes coger unos días libre. ¡Si tienes suerte y te gusta esto puede que ni tengas que volver a trabajar allí!

- Puede ser…

(…)

Salí a dar un paseo para refrescar la mente.

Probablemente Munich estaría bien.

Probablemente el alemán sería bonito una vez que lo entendiera.

Probablemente a Javi no le importaría que saliese sola allí… me habría ido por él, a fin de cuentas.

Probablemente habría erasmus, extranjeros, ingleses, españoles.

Posiblemente él saldría antes del trabajo, sabiendo que yo estaba en casa.

Dejaría atrás a “la mafia”, dejaría atrás mi cuarto, a mis nuevos amigos, a Jason.

No todo sería malo.

Había tenido un mes para disfrutar de la mayor libertad que jamás había sentido, y eso era más que suficiente.

Fui a hacer la compra con la calma de quien sabe que puede ser la última vez.

Cogí chocolates para la cestita, algunos rellenos del caramelo dulce que solo había visto en los supermercados ingleses, y dudé entre el yogurt de un litro, para acabar decantándome por un pack de 4 danones pequeños.

Entré en casa y sonaba de fondo el peculiar crujir de la cama de la habitación numero dos.

Probablemente echaría de menos incluso que Jason se tirase a otra chica.

Tan solo me dio tiempo a dejar los chocolates cuando mi móvil vibró en el bolsillo de la chaqueta.

El mensaje que apareció en mi pantalla me dejó temblando, especialmente al descubrir que provenía de mi paciente del martes, Camila.

Natalia, estoy en peligro. Necesito que vengas a por mí. Esto es horrible. Por favor no llames a la policía. No traigas a nadie. Calle Crofton. Bloque 56. 4A  22.45.

El mensaje no me pillaba en buen momento. Me constaba que no había nadie en casa a parte de “mi amigo”, con compañía en la habitación.

El no tener medio de transporte en estas situaciones era un fastidio y no me atrevía a ir en taxi por si dependíamos de él para volver en una huida precipitada.

No tardé en decidir que la opción más sensata era también la que me daría mayor quebradero de cabeza.

- Pero bueno doctora, ¿te nos unes? Me siento afortunado. - la chica me miró de arriba abajo divertida y me hizo un gesto para que me metiese en la cama con ellos.

- Mmm quizá en otro momento…. Jason, necesito un favor. Es importante. - sin perder la sonrisa que tanto le caracterizaba se puso en pie mientras terminaba de introducirse los calzoncillos y vestirse.

Esta vez no dejé que su cuerpo me distrajese, era un asunto importante.

- Pero acabamos de empezar….-no la dejó acabar.

- Lo siento, ella es prioridad. - sus palabras resonaron en mi pecho pero traté de mantener la pose de insensibilidad.

Bajamos rápidamente hacia donde tenía estacionado el coche.

- No me has explicado lo que pasa.

- Es complicado.- me debatía en mantener el secreto de profesión y ser sincera con mi ayudante. Igual la cosa se ponía fea, no tenía ni idea de a qué me estaba enfrentando. Asique opté por un resumen omitiendo detalles. – Una amiga mía no está siendo bien tratada por su pareja.- Vi cómo se le tensaba el brazo, sabía que estos temas eran peliagudos para él.- pero no la he podido convencer para que denuncie aún…. Me ha pedido que la recoja en esta dirección y como no tenía coche, he tenido que acudir a ti.

Mientras hablaba llegamos al sitio que marcaba el GPS.

Por suerte, la calle estaba bien iluminada, no era una vía principal pero, en caso de que hubiese algún problema, podríamos maniobrar con el coche.

Lo más probable era que estuviese montándome una película y al final no fuera nada, pero tantos libros leídos hacían que mi imaginación diese para mucho.

Mi primera opción fue probar a llamarle por teléfono, pero aparecía apagado.

Miré al bloque que tenia enfrente: 56, 4A. Se podían ver las luces de toda la casa encendida y los cristales empañados.

No me transmitió buenas sensaciones.

- ¿Puedes esperar aquí?- entrecerré los ojos tratando de identificar alguna figura por la ventana.

- Ni de coña. Subo contigo.

- Por favor, se supone que nadie sabe de esto.

- Lo siento pero no voy a dejar que subas sola.

- Dame 10 minutos y si no estoy de vuelta vienes… por favor… me vas a ayudar más desde aquí.

- 5.

Aproveché el margen de tiempo y subí las escaleras a toda prisa. Se escuchaban voces, pero nada de gritos y golpes. ¿Cómo pensaba recogerla? ¿Qué haría si el hombre se ponía agresivo?

La puerta de la casa estaba encajada, podía distinguir risas feroces masculinas y algún que otro comentario machista desagradable.

El olor era una mezcla entre maría, vómito y sudor concentrado.

La escena a la que me enfrentaba no era una pelea, era algo así como una fiesta pagana de matones petados.

Siete hombres que ocupaban el tamaño de dos cada uno reían en círculo, con chicas adolescentes sentadas en su regazo. Entre ellas podía distinguir a Camila.

Estaba igual o peor que cuando la vi en el hospital: se abrazaba a si misma mientras fingía una sonrisa y ahogaba su llanto. Los ojos rojos con dos medias lunas oscuras como ojeras y alguna marca de haber sufrido golpes. El resto de chicas tampoco parecían estar disfrutando de la compañía.

Mi amiga me vio y abrió los ojos con cara de esperanza.

Mierda.

Se suponía que venía a sacarla de aquí y mi único plan estaba esperando en el coche y, sinceramente, esperaba que así siguiera. Sopesando la situación, si a estos hombres no les importaba pegar a unas niñas, dudo que les importase matar a un tío.

Camila se excusó para ir al baño, lo que le propició un azote en el culo por parte del que debía ser su amante.

Reprimí mis ganas de cruzar la habitación y pegarle una patada, para amortizar las clases del gym.

Justo cuando llegó a la puerta y parecía que lo íbamos a conseguir, se me congeló la sangre.

Distinguí entre los presentes al monstruo de mis pesadillas.

De espaldas no había reconocido su cabeza afeitada, pero al incorporarse y retroceder para servirse una copa, me vio.

Se me quedó mirando fijamente y me guiñó un ojo.

Definitivamente, estoy muerta.

Sin embargo, el matón no hizo nada, siguió con su copa y volvió a donde estaba el resto del grupo.

- Vamos.- el susurro de Camila me sacó de mi ensoñación y corrimos hacia las escaleras.

Impacté contra el cuerpo de Jason en mi huida.

- 6 minutos has tardado, ¿qué quieres, que me de un infarto?

- Vamos.- le agarré del brazo y nos montamos en el coche.- hay que llamar a la policía. Hay más chicas ahí.

- No podemos.- me giré hacia Camila, esta vez enfadada. Podía entender que no quisiera que metiesen al posible padre de su hijo entre rejas pero no dejaríamos a 6 adolescentes indefensas a la merced de unos borrachos sin escrúpulos– De los hombres que has visto, el más mayor con pelo canoso y traje de chaqueta negro, es Johnnatan Waucquetz es el jefe de las discotecas de todo Manchester y el que lleva el control de la drogas en la ciudad. Es probablemente la persona con más contactos y más adinerada de la región: si consigues traer a la policía aquí, no solo será para nada, si no que luego lo pagarán con las chicas.

- La mafia.- susurré.

- ¿Cómo conoces eso? – inquirió Jason.

Evité su pregunta.

- ¿Y el resto de hombres?- quería preguntar por mi agresor abiertamente pero no podía hacerlo con Jason allí. Intuía que daría media vuelta con intención de enfrentarse a él en el momento que mencionara su ubicación.

- El que te conté, Mohan, es su socio, de hecho, así le conocí, en una discoteca, cuando nos invitaron a la zona VIP. El resto son el equivalente a sus guardaespaldas, como si les hiciesen falta... No suelen salir juntos porque son de distintas zonas de fiesta.

Jason arrancó el coche pero interrumpí su movimiento de brazo cuando fue a meter primera.

- Tenemos que hacer algo. No podemos irnos. Son niñas…

- ¿Cuántos son?- preguntó Jason. Demasiados como para que él subiese solo.

- No importa cuantos sean, son una panda de monstruos que destruyen lo que tocan y son inaccesibles legalmente hablando.

- 7 he contado yo.- dije.

- No podéis volver ahí. Os van a matar.

- Yo se kickboxing… – supe automáticamente que había hecho la afirmación más estúpida de la noche.

Noté cómo algo hacía click en el interior de Jason en el momento que encendía el motor y alejaba del edificio.

- Jason…

Le hablé pero no me contestó. Sólo preguntó a Camila donde vivía y, tras prometer esta que vendría al día siguiente a la consulta y abandonar el vehículo, nos sumimos en el silencio más profundo que habíamos tenido hasta ese punto de la relación.

Lo rompió él.

- Espero que fuera una broma.

- Lo era.

- Nat… esa gente… la mafia… no te haces una idea de lo peligrosos que son.

- Me hago una idea. – lo había vivido en mis propias carnes.

- No, no te la haces. – sonó más frío que nunca.

Cuando aparcamos parecía menos enfadado.

- Tengo un par de contactos en la policía. Les llamaré siempre y cuando me respondas a una cosa con absoluta sinceridad.

Asentí a modo de respuesta.

- ¿Te ha visto alguien?

Sopesé la situación: sí, alguien me había visto; alguien que además sabía donde vivía, para ser exactos. Pero en 3 días yo ya no viviría ahí. Y las chicas estaban completamente indefensas... Había poco que dudar.

- No.

- ¿Estás segura?

- Sí.




Hola lectores!!!

Dejo esta nota de autor por aquí porque estamos casi a la mitad del libro y querría saber vuestra opinión...

Que tal todo de momento?

Os está gustando la novela?

Creeis que tendrá consecuencias que Nat haya mentido a Jason?

Qué pensáis que puede pasar?

Yo estoy muy emocionada con el proyecto y el apoyo que estoy recibiendo... sois los mejores ❤🥰❤

Un abrazo enorme y a disfrutar de la lectura 🥰❤

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