Miradas de mujeres


Lena se puso otro perfume esa noche. Ya no olía a vainilla como de costumbre, sino a rosas y un ligero toque de canela.

—¿La estás pasando bien, cumpleañero?—te dijo al oído. Su cuerpo estaba muy cerca del tuyo, nunca habían bailado así. Aquel momento me recordó más a sus largos besos en tu habitación que a las tardes de música indie.

El Venus club estaba abarrotado, pero tú te sentías en paz A pesar del sofoco, la potente música electrónica y el aroma a sudor y cerveza que flotaba en el lugar, estabas bien. Creíste que sería una experiencia abrumadora, menos mal que te equivocaste. Frente a ti estaba Nicholai dándote la espalda, bailando junto a Alisa. Ella no tardó en hacer contacto visual contigo. Esbozó una sonrisa divertida y, sin ninguna discreción, te estudió de arriba abajo. En su rostro a media luz brillaba ese deseo que habías visto tantas veces en el de Lena.

Incómodo por la comparación, te enfocaste en mirar a tu novia cuando se separó un poco de ti. Estaba radiante con el maquillaje en colores neón y su vestido negro. Era en momentos como estos, cuando se ponía vestidos y labial rojo, en los que más te pesaba no poder sentir ni un poco de deseo. Ella no solo se arreglaba para sí misma o porque era una fecha especial, sino para ti, para que la vieras como una mujer.

Otra vez con esto, pensaste.

No tenías escapatoria. Los ojos hambrientos de Lena brillaban con la misma intensidad que los de Alisa.

Tengo que decírselo pronto.

Ahí, en medio de la pista de baile, supiste que ibas a perderla.


El último baile

Taissa te mira con los ojos muy abiertos y ladea la cabeza, confundida.

—No sé cómo explicarlo—dices tras un suspiro—. No fue una simple corazonada, más bien una...una visión del futuro. Esa noche, mientras bailaba pegado a su cuerpo caliente, la visualicé alejándose. Y eso fue justo lo que pasó poco tiempo después.


Beauty Killer trae malos recuerdos

—¿A qué horas regresa tu madre del centro comercial?—te preguntó Lena sentada frente a tu tocador, pasándose tu cepillo favorito por su largo cabello oscuro.

—Dijo que a las tres, pero lo dudo—respondiste, sentado de piernas cruzadas en tu cama, con tu colección de CDs dispuesta frente a ti—. Cuando se trata de comprarme ropa se toma todo el tiempo del mundo.

Lena suelta una risita.

—Está más emocionada por ese viaje a Tokio que tú.

—Dice que el clima allá es fresco pero no tanto como aquí. Ya tengo ropa apropiada, pero la dejo ser.

—Sí. Dudo que tenga más pasatiempos.

Ella lo dijo sin una gota de malicia, y eso hizo que te doliera más. Tú eras el mundo de Polina, todo lo que ella hacía era por y para ti. Antes te parecía algo normal, pero desde que Lena entró a tu vida empezaste a sentirte un tanto incómodo. Esa sensación empeoró con las sesiones junto a Annika, quien te hizo enfrentar tu pasado poco a poco.

Lena no es la única con la que debo hablar sobre algo importante, pensaste. Debo decirle a mamá que necesita terapia.

Esa fue la primera y última vez que tal idea pasó por tu mente.

—Ja, sí tiene pasatiempos—respondiste, tomando el último álbum de Sogno Di Caspian—. Lee, hornea y escucha a Los Beatles. ¿Pongo este o el álbum debut?

Lena se sentó junto a ti y negó con la cabeza. Escogió Cherry! uno de Beauty Killer, un cantante travesti cuyas canciones siempre hablaban de sexo casual, fiestas eternas y cirugías plásticas. Tenía un estilo electropop muy genérico, pero te gustaba el ritmo. Tu novia se puso de pie para ponerlo en la grabadora y regresó a tu lado. Empezó Get away with murder, una de las tantas canciones que sonaron en el Venus club la noche anterior. Te sentiste transportado de vuelta ahí, y no fue agradable.

Te habías prometido a ti mismo que hoy le entregarías una carpeta con información sobre la asexualidad que tardaste una semana en compilar junto con varias cartas de tu puño y letra donde expresabas lo mucho que la amabas y te disculpabas por no haberle dicho la verdad antes. Sabías que estabas siendo un cobarde al solo entregarle una carpeta, pero no sabías cómo empezar esa conversación.

—La pasamos muy bien ayer—dijo Lena entrelazando sus dedos con los tuyos mientras movía los hombros al ritmo de la música —. Deberíamos salir más seguido de noche.

—Nicholai se lució planeando todo.

—Sí que te quiere. Hasta se tomó la molestia de reservar una mesa en la zona V.I.P. Me sentí como ustedes, toda una celebridad.

—No somos celebridades.

La chica alzó una ceja.

—¿Ah, no? Si no eres una celebridad, ¿entonces por qué te irás a Tokio en un mes para protagonizar un videoclip?

No pudiste evitar reír.

—Soy una celebridad pequeña.

—¡Celebridad pequeña!—reiteró Lena, para después darte un beso en la punta de la nariz—. Estoy muy orgullosa de todo lo que has logrado, Leo. Es lo menos que te mereces por ser una persona tan maravillosa.

Te mordiste el labio inferior, triste y halagado al mismo tiempo. ¿En serio te sentirías mejor tras decir la verdad? ¿Y si mejor dejabas las cosas como estaban? No, de nada serviría, tarde o temprano debías enfrentarlo.

—Tengo algo para ti—dices, levantándote. Lena te mira con emoción.

—¿En serio? ¿Qué es?—frunció el ceño ante tu rostro sombrío—. ¿Qué pasa?

Te diriges al tocador y abres uno de los cajones, sacando la carpeta.

—Leo, ¿qué pasa?—dijo Lena cuando volviste a sentarte con ella. Bajó la mirada a la carpeta—. ¿Qué hay ahí?

—Como ya sabes, he estado tomando terapia. Y, eh...hay cosas que no te he contado.

—¿Hay otros motivos por los que tomas terapia?

—Sí. El estrés laboral es uno de mis problemas, pero no el único. Y aquí hay información al respecto, quiero que la leas toda antes de tomar tu decisión.

—¿Decisión sobre qué? Mi amor, no te entiendo.

Tu corazón se aceleró, cada latido era un martillazo en tu pecho. Ya no hay vuelta atrás, pensaste, se va a ir. Es lo mejor para ella pero no para mí.

Se va a ir, se va a ir...

Lena te tomó de las manos.

—No sé qué hay en esos papeles pero sea lo que sea voy a ayudarte a superarlo.

—No se trata de superarlo, sino de vivir con ello. Lo que hay en la carpeta es algo que no puedo cambiar.

—Entonces lo aceptaré.

No lo harás, pensaste. Y si lo haces, me dolerá de todos modos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top