Capítulo XI: "La decisión más difícil de mi vida"


Nunca me cansaré de repetir la frase que la nigromante Lilium un día había dicho, nunca:

"Las consecuencias hacen a la persona pues el sabio elige bien y examina sus repercusiones, el idiota es el necio que las deja a la suerte. Pues somos quien somos por nuestras decisiones y las consecuencias que estas traen".

Adoro esta frase porque básicamente cuenta una realidad que muchas veces olvidamos, que una mísera decisión te puede cambiar la vida, para bien o para mal.

Supongo que a la gente le preguntas "¿cuál ha sido la decisión más difícil de tu vida?" y te responderían que era decidir entre la nocilla y la nutella pero bueno, superman ya lo decía, ¿no?:

"Unos pueden leer 'La Guerra y la Paz', cerrar el libro y creer que han leído un libro de aventura y otros pueden leer la envoltura de una goma de mascar y descifrar los secretos del universo"

Imagínate una decisión, la decisión más complicada de tu vida, pues la decisión que Jonás debía de tomar por muy simple que parezca y parezca obvio que tiene que ser una cosa o la otra era muy difícil.

Queridos estudiantes míos, le conté esta historia a todas las clases que he dado de profesora y todos mis estudiantes respondían diferente, no había una respuesta fija: dejar que tu mujer muera, el amor de tu vida, la persona que más quieres en todo tu mundo y tener a sus hijos, o decir y obligar a tu mujer que aborte sabiendo que si aborta jamás se lo perdonará y nunca jamás la podrás hacer feliz.

¿Tú qué harías?

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Mara y Flora llevaban diez días caminando, la verdad es que con bastantes paradas y tomándolo con calma.

"10 días en Elferion equivalen a 100 días en la Tierra" pensó Mara absorta en sus pensamientos

-Sí, llevas 100 días fuera de casa- asintió Flora

-¡Te digo que no te metas en mi cabeza!-dijo algo cabreada Mara, cansada de que siempre fuera igual.

-Llevas tres meses fuera de casa-dijo Flora-es hora de volver y pronto podrás.

-¿Qué te hace pensar que quiero volver?-dijo Mara

Flora encogió sus hombros:

-Es más que obvio que echas de menos a tu madre, a Antía y a Mercedes y a tu antigua vida.

-Antía y Mercedes son unas falsas-dijo recordando Mara-si me fui de junto de ellas al grupito este de Alejandro, Tobby, Cris y David fue porque no podía estar con ellas.

-¿Y eso?, ¿qué te hicieron?-dijo Flora con curiosidad.

-Yo tengo un carácter fuerte, tampoco soy de las que voy metiendo leches a cualquiera que me encuentre-dijo con una risa-pero no soporto a esa gente que te trata sin respeto... Yo soy asmática-negó con la cabeza-no me gusta decirlo porque me hace parecer débil.

Flora torció el gesto:

-¿Débil?

Mara sacó un pequeño inhalador y se lo llevó al pecho:

-Tendría unos diez y en el patio me empezó a dar un ataque de asma, saqué el inhalador para poder respirar....-dijo con tristeza mientras andaba-Me lo cogió César el maldito abusón y de unos a otros se lo fueron pasando mientras yo me quedaba sin aire-dijo recordando aquel mal momento en su vida.

-Ay, Dios-dijo Flora por lo bajo.

-"El cerdito del medio" ya no hacía tanta gracia cuando mi cara estaba morada... Me caí al suelo, allí corrieron Tobby, David y Alejandro, los pringados de la clase, cogieron mi inhalador, rápidamente inhalé y pude volver a respirar.

"-¿Estás bien?-preguntó Tobby a Mara que iba recobrando el color original de su piel.

Estaba ella desmayada en el suelo y rodeándola estaban Tobby, Alejandro y David, detrás de ellos estaba la restante clase que estaba en círculo a su alrededor.

-Hombre al observarme a mí ya se encuentra genial-dijo David con aires de superioridad.

-¿David?-dijo Mara sin comprender al despertar

-El mismo-dijo David

-¿Te encuentras bien?-dijo Alejandro ayudándola a levantar-No sabíamos que eras asmática.

-Yo...-dijo levantándose Mara y observando a la demás clase riéndose de ella por estar con los pringados de la clase.-¡Yo no necesito vuestra ayuda!

Apartó con las manos a los tres niños que le habían salvado la vida y se fue con Antía y Mercedes.

-¿Y esos "salvadores" tuyos?-dijo Mercedes explotando una pompa de chicle

-No son nadie-aseguró Mara segura haciendo una coleta con su pelo rojizo como los rubíes

-¿Nadie?-dijo Antía mirando a los niños por sus minúsculas gafas magentas-mejor

Antía tiró su abrigo a Mara que lo cogió al vuelo:

-Vámonos Mercedes-dijo Antía a Mercedes y a Mara no le quedó más que seguirlas como si de su perro se tratara.

Miró por última vez para atrás y observó los ojos de David clavándose en los suyos, unos ojos que solo querían proporcionar ayuda pero que eran ignorados.

Fue Mercedes la que despertó rápidamente a Mara al soltar su chaqueta antes de correr con Antía hasta Antonio, el guapo de la clase.

-Mara, sujétame a mí también la chaqueta."

-Dios Mara, pensaba que tenías ira retenida.... pero esto es demasiado-dijo Flora sorprendida

Mara con un brillo de tristeza miró para otro lado:

-Todo el mundo la tiene: Cris la tiene, Tobby, David, Alejandro, Nahele, Atlantes y tú también.-Mara encogió los hombros-Es una realidad que tenemos que admitir y aguantar: que la ira es fácil, es simple, fácil de conseguir y no tenerla es lo rudo, lo difícil, lo imposible

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La oscura noche había caído y todos: Cris, Tobby, Nahele, El Hanh y Violeta, estaban descansando en la cama, pero Jonás aún llegaba después de pasarse toda la tarde recapacitando en el bosque acerca el asunto del aborto.

Entró silenciosamente en la habitación de cama individual donde dormía Violeta y observó como lloraba agarrada a su barriga.

Silenciosamente se sentó en el suelo, apoyó su espalda contra la pared y cerró los ojos sumiéndose en la oscuridad.

De repente notó como se apoyaba una persona en su hombro y al abrir los ojos observó a Violeta sentada como él, a su lado, descansando la cabeza en su hombro.

Expiró aire y no le quedó otra que hablar:

-Deberías de ir a descansar a la cama, para los trillizos no es bueno que estés sentada, mejor que te tumbes-dijo Jonás con un susurro.

Violeta levantó la cabeza de su hombro:

-¿Desde cuándo a tí te importan los niños?-le reprochó-¿Qué te importan a tí?

-Más de lo que puedas imaginar-dijo sinceramente Jonás.

La contestación dejó sin palabras a Violeta por lo que fue su marido el que continuó hablando:

-Lo he pensado-dijo mirando hacia el horizonte-la historia se repite, El Zhur no quiso tener a los trillizos cuando tu madre se lo dijo, dejó que ella se fuera y la abandonó a su suerte.... pero yo...-dijo mirando a sus ojos empapados de lágrimas-yo no quiero que la historia se repita, no quiero que tres criaturas como tú, Nandis y Kira mueran. La idea de perderte me duele en el alma, me rompe el corazón, pero sé que cuando vea a tus hijos riendo y jugando por el jardín de la casa sabré que escogí bien, ellos me recordarán a tí y les contaré que tuvieron a una madre, la mejor madre de todos, que los quería tanto que dio su vida por ellos.

El silencio se hizo y Jonás cogió las manos de Violeta lentamente y cuidadosamente:

-Violeta, nunca soñé ni puede imaginar querer tanto a una persona como te quiero a tí, pensé que el amor era una fantasía algo que no existía pero tú me enseñaste que existe, que está vivo y que nunca perecerá-una lágrima se deslizó por el pómulo de Jonás.-Supongo que supuse que sería un cuento de hadas donde comeríamos perdices y seríamos felices para siempre, ese era mi deseo, pero ahora, ahora ya no quiero llorar, ya no quiero pensar que esto se va a acabar, solo quiero aprovechar todo el tiempo posible contigo para después no arrepentirme.

Violeta asintió levemente, para ella también era difícil separarse de la vida que había creado.

-Supongo que no mentían, El Zhur no mintió, pues una vez me dijo: "el amor te hace creer que lo imposible es posible y a veces te hace pedir lo imposible".-dijo Jonás tristemente mientras todas las lágrimas bajaban por su rostro-Ojalá yo pudiera irme y tú te quedaras, jamás me he encontrado con una decisión tan difícil pero sé que tú eres la que decides y si tu quieres morir por tus hijos solo te diré que te prometo que los cuidaré y los querré para siempre.

Los ojos de ambos estaban llenos de lágrimas ¿por qué el maldito destino los quería separar tanto?, ¿por qué no podían vivir en paz y felices?

La idea de separarse de Violeta a Jonás se le hacía demasiado dura y la de Violeta de morir y ya no poder vivir con él y sus hijos se hacía insoportable, igualmente Violeta antes de lanzarse a sus labios asintió varias veces:

-Jonás te quiero tantísimo-dijo varias veces mientras los dos se besaban.-Te quiero tanto...

-No te olvidaré-susurró Jonás por lo bajo antes de besarla-jamás lo haré.

Violeta limpió las lágrimas de Jonás y Jonás limpió las de Violeta rápidamente:

-Aprovechemos estos últimos tres días-le dijo Violeta por lo bajo aún con los ojos rojos pero sonriendo.

Jonás asintió ya sin lágrimas, acarició la barriga de Violeta y la besó mientras ella reía, subió hasta encontrarse con sus labios y los volvió a besar:

-Igualmente deberías de irte a dormir a la cama-dijo Jonás algo más serio.

-Quiero quedarme contigo-susurró por lo bajo mientras otra lágrima bajaba por su mejilla.

Jonás sonrió, besó su cabeza y dejó que Violeta apoyara su cabeza en su hombro mientras pensaba si había tomado realmente la buena decisión pero cerró los ojos y rogó poder dormir en paz una noche más con su mujer, la persona que más había querido desde que era un renacuajo de diez años.

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-Atlantes-dijo David curioso acercándose a su amigo pelinegro de ojos azules-¿descubriste quién tiene a El Zhur?

-No...-dijo Atlantes defraudado consigo mismo.

-¿No serás tú que estás haciendo la 13-14 y finges ser el detective que le da al caso pero en realidad eres el verdadero que tiene a El Zhur?-dijo David confuso

-Esto no es una novela de Agatha Christie-dijo Atlantes riendo mientras David seguía inquietado

-¿La conoces?-preguntó David confuso

-Conocemos algo de la cultura de la Tierra-dijo Atlantes-diversos humanos floreados están escondidos por toda la Tierra para suministrarnos información como uno que conocía Violeta llamado El Shalann.

-¿Entonces no estás haciendo la 13-14?-dijo David para asegurarse.

Atlantes expiró aire mientras una sonrisa salía de su cara:

-Es normal que dudes de mí y creo que es mejor, no debemos de confiar.

-¿No es triste no poder confiar en nadie?-preguntó David

Atlantes asintió:

-Lo es. No estoy muy seguro pero tu ira creo que no viene de un aspecto en concreto...

-Viene de ser como soy-dijo sinceramente David.-Mis estúpidas bromas haciéndome el mejor.... ¿Por qué si alguien popular hace eso es aceptado y si lo hace otra persona no lo es?, ¿por qué yo no puedo ser lo que quiero?

-Eso es una chorrada-dijo Atlantes apunto de tacharlo interiormente como sospechoso de contener el espíritu de El Zhur en sus venas.

-No lo es, lo que para unos es una tontería para otros es una tortura. No deberías subestimar a nadie Atlantes, es un consejo, porque puede ser cualquiera de nosotros.

El silencio se hizo y solo los cantos de los pájaros y el sonido de la brisa se escuchaba.

-¡Niños!-gritó Kira por lo lejos.

-¿Qué pasa?-dijo Atlantes mientras Nandis y David se acercaban a donde ellos estaban.

-Estamos a unos diez minutos de Iliac-dijo Kira

-Lo que significa que tú podrás reparar tu Ulr-dijo feliz David-y yo podré volver a mi casa, a la Tierra.

Nandis asintió lentamente y la familia y David se pusieron a correr rápidamente hacia el castillo de Iliac, su destino final.

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Jonás cogió a Violeta por la cadera lentamente ya que esta se tambaleaba hacia los lados, tres días, tres malditos días y los niños ya estarían fuera.

Violeta cerró los ojos, debía de estar loca, sí, loca, pero prefería estar loca que cuerda, al final de todo ya no sabía si estaba loca o cuerda.

Sus cambios de humor eran repentinos pero su decisión no iba a variar, ella no dejaría que sus hijos murieran, nunca jamás se perdonaría que hubieran muerto.

Miraba a su hijo y le dedicaba una sonrisa de vez en cuando, no le habían dicho que en tres días su madre se iba a morir, no querían que este se preocupara.

La vista hacia el infinito le hacía recordar su vida, una bonita vida, aunque los malos momentos fueran tantos como los buenos momentos le daba igual. Solo pensar cuando estaban Kira, Nandis, Jonás, Flora y ella en Féung, tierra de los ungluris, jugando al escondite por todo Féung le hacía esbozar una sonrisa.

Aquel día se había escondido en uno de los armarios del fallecido señor de los ungluris y había encontrado una fotografía de su madre, su querida madre con el colgante de zafiro que había perdido.

Su madre era una humana y había sobrevivido porque el señor de los ungluris le había dado su Ulr, si no fuera por él su madre habría muerto en el parto como a Violeta le ocurriría.

Rogaba al cielo que por lo menos pudiera ver a sus hijos antes de morir, una vez por lo menos, solo una.

Su delgadez y su palidez eran muy notables, demasiado notables, estaba tan delgada que casi era todo esqueleto y la barriga de los trillizos.

Habían entrado en Yakulia y se proponían encontrar algún transporte pero eran tan de noche que deberían de descansar un poco para mañana ponerse a ello.

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La enorme y considerable explanada se abría paso delante de las narices de las chicas.

-Ala, ya llegamos a Iliac-dijo Flora

-¿Qué?-preguntó sin entender Mara-¿es invisible o algo?-dijo con sarcasmo

-Sí-contestó segura Flora.

Los ojos de Flora se volvieron de un color más intenso y en medio de la pradera, donde no había nadie, pronunció las palabras mágicas:

-Soleum aleum dëx shex häix heptener. Möstr hëix heptener, que lo visible se haga invisible y lo invisible visible.-dijo Flora en Arcano intentando contactar con los dioses de Elferion.

"Dioses grandes dejarnos pasar al sitio. Mostrarnos el sitio, que lo visible se haga invisible y lo invisible visible", eso era lo que había dicho Flora.

Inmediatamente un enorme puente de piedra con dos guardias frente a él hizo su aparición, rodeándolo estaba un enorme río de abundante caudal y allí detrás del río se encontraba el castillo de Iliac.

El castillo de Iliac se abría paso tras sus ojos, era enorme y bellísimo.

El gran castillo hizo que Mara abriera muchísimo la boca toda sorprendida, el castillo era el típico castillo de cuento: paredes entramadas de piedra, tejados azules y hermosos.

Inmediatamente a Mara se le vino a la cabeza el castillo de Eltz, un castillo donde sus primas segundas que vivían en Alemania le habían mandado una bella postal por su cumpleaños.

-Bienvenida a Iliac-dijo Flora con una sonrisa-Este castillo es enorme, espacioso y mágico. Cuenta con un escudo mágico impenetrable para proteger a los alumnos de primer y segundo año.

Mara volvió a abrir la boca fascinada.

-Es uno de los castillos más pequeños aunque cuentan con muchísimos estudiantes, un montón de aulas, dos enfermerías, una biblioteca enorme, baños por todos lados y dos patios enormes.-dijo Flora mientras Mara seguía anonadada-Y el río que rodea al castillo es donde comienza el hechizo de protección.

-Sigo alucinando con Elferion-dijo por lo bajo Mara que corrió con Flora hacia el puente que permitía el paso al castillo.

Apenas tardaron unos segundos en llegar y los guardias que residían allí eran dos altísimos humanos floreados.

El más alto sonrió a Flora:

-Hace tiempo que no la vemos Flora-dijo con felicidad-por favor pase, seguro que a la Sra. El Margeri no le hace gracia que faltara a su clase de hechicería.

Flora le dedicó una sonrisa y las dos adolescentes fueron andando hacia el castillo de Iliac pero cuando iba a pasar Mara las lanzas de los guardias formaron una equis y no le permitieron continuar.

-Dé la vuelta, señorita-dijo el humano floreado

-Usted no es de Elferion-replicó el otro guardia.

-Es mi amiga, es una humana, amiga del hijo de los niños de la profecía.-dijo Flora por detrás de los guardias

-No lo podemos probar y la seguridad del gran mago y la futura generación de magos depende de nosotros-dijo el guardia con voz seria-le rogamos que de la vuelta.

-Yo voy a entrar aquí sí o sí-dijo seria Mara

-Srta. humana le ruego que se dé la vuelta de inmediato o no lo haremos por las buenas-replicó el otro guardia.

Mara se cruzó de brazos y los humanos floreados con la mente la elevaron:

-Flora, ¡Flora!, ¿qué es esto?-dijo gritando con miedo-¡Bájame!

El humano floreado negó con la cabeza varias veces.

-¡Que me baje le he dicho!, ¡bájame ya!-gritó Mara- ¡bájame!

-Bajenla-dijo seria una voz femenina por detrás.

La magia se dejó ejecutar y Mara sin entender muy bien el por qué, Flora sonrió con una sonrisa pícara y los dos guardias se inclinaron rápidamente.

Mara miró para atrás y observó a Kira, Nandis, Atlantes y a su querido David.

No lo pudo evitar y corrió hacia ellos pero el primer abrazo se lo llevó David.

-¿No era que no te gustaban los abrazos?-dijo David mientras era abrazado por Mara.

-Ahora me gustan-dijo abrazada a él-este viaje me ha enseñado muchas cosas.

David asintió, a él también le había enseñado muchas cosas este viaje que por fin iba a finalizar.

Flora corrió también a los brazos de sus padres adoptivos Kira y Nandis y después se abrazó con Atlantes mientras las lágrimas no dejaban de bajar por sus mejillas, Atlantes era como el hermano que nunca había tenido, su mejor amigo, la persona en la que podía confiar siempre.

-¿Y Nahele, Cris y la familia de Violeta?-preguntó preocupada Kira a Flora.

-Nos separamos-dijo con tristeza Flora-cuando fueron al oráculo nosotras ya partimos hacia Iliac dispuestas a volver a casa.

Pensativo asintió Nandis:

-Van a necesitar de nuestra ayuda

-¿Cómo lo sabes?-dijo Kira sin entenderlo

-Lo siento, siento que algo nuevo nos va a sorprender, una sorpresa.

-Ya le quedará poco al embarazo de Violeta-añadió David por lo bajo-¿no?

-Sí-dijo firme Nandis.

Mara dirigió una mirada a David:

-Nosotros nos quedaremos para ayudaros, aunque sea poco supongo que nuestra ayuda ayudará.

-Por supuesto-asintió Kira-vuestra ayuda nos ayudará bastante, gracias chicos.

David asintió

-Bueno, ir entrando a Iliac-dijo Nandis e inmediatamente todos se dirigieron al castillos.

Todos.... excepto Nandis

-Nandis-dijo Kira acercándose a su marido-¿te encuentras bien?, ¿te ocurre algo?

-Yo..., yo tengo un mal presentimiento

-¿Un mal presentimiento?

Nandis asintió:

-¿Lo sientes?, ¿sientes el mal presentimiento?-dijo con confusión Nandis.

-Me recuerda esto a la palabra "peripecia"-dijo Kira

-¿Peripecia?-dijo Nandis sin entender

Kira afirmó con la cabeza:

-Todo iba tan bien y ahora tan mal, la peripecia es ese momento en el que todo era perfecto y ahora es horrible, el momento donde se produce el nudo de una historia, el momento clave para un accidente, ese momento. Siento que estamos en una peripecia y que vamos a salir muy mal parados, Nandis.

-Sí-asintió, nuevamente, Nandis.

-¿Entonces qué podemos hacer?-dijo Kira.

-Protegerlos y ver como se desarrollan los acontecimientos-dijo Nandis seguro.

-¿Acaso crees que podremos defenderlos de un apocalipsis?-dijo Kira

Con dolor de cabeza Nandis expiró aire:

-Estamos atrapados como una ratonera, no tenemos vía libre y el apocalipsis final del que hablaban los sabios pronto llegará y lo peor es que no podremos hacer nada para detenerlo.

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