02. Demencia
ㅡDebes de estar jodiéndome ㅡbramó molesto el menor, con los nudillos blancos por la fuerza empleada al apretar sus puños.
ㅡEstoy hablando completamente en serio, Jeon ㅡel mencionado gruñó caminando en círculos dentro de la oficina del de hebras rojizas.
ㅡNo, Taehyung. Me niego rotundamente a hacer una estupidez como esa, no iré a un jodido centro psiquiátrico ㅡrezongó, haciendo pensar al mayor que se encontraba discutiendo con un niño en lugar de un hombre de veintitrés años.
ㅡY yo no pienso seguir discutiendo algo que no tengo porqué negociar, soy tu maldito jefe y haces lo que me nazca de las pelotas ㅡel tono plano y ronco dejaba en claro que no estaba bromeando en ningún sentido.
El pelirrojo se puso de pie y sacó de su archivero un folder tan simple como los muchos que guardaba en toda la oficina. Hojeando un par de veces el interior lo arrojó sobre el escritorio antes de indicarle a Jungkook que lo tomara con con un suave movimiento de cabeza.
ㅡEsa es la persona a la cual debes buscar, pude conseguir sus datos gracias a un amigo que trabaja dentro del centro, sólo tienes que ir a la recepción y decir que vas a visitarlo, hacerle algunas preguntas y grabar su voz en todo momento. Es simple.
"Simple". Esa palabra retumbando en la cabeza del menor y provocando irritación a niveles inimaginables.
ㅡTú sí que estás mal ¿crees que sólo es entrar y saludar como si nada? Pues te tengo noticias. ¡No es así! ㅡa ese punto los gritos que brotaban de su garganta podrían ser escuchados por todo el edificioㅡ. Ir a visitar a un enfermo mental conlleva muchos problemas y tú no haces más que sólo enviarme con las manos en la cintura y un par de papeles que tienen un nombre y apellidos.
La furia que emanaba Jeon por cada uno de sus poros era incontenible y Taehyung no veía otra cosa que no fueran excusas mal fundamentadas que tenían como propósito atacar.
ㅡPor favor, Jungkook, razona un poco. Has ido a lugares con más seguridad y jamás habías puesto tantos pretextos como ahora. ¿¡Cuál es el jodido problema!? ㅡpreguntó elevando más la voz, viéndose imponente frente a su mejor periodista y amigo.
Jeon podía sentirse intimidado, pero eso no lo hizo detenerse. Y es que aunque quisiera no tenía un buen argumento que apoyara su constante negativa.
¿Cómo explicar que el miedo se apoderaba de él y parecía querer ahogarlo sin razón evidente?
ㅡNo debe haber una razón, simplemente no quiero hacerlo. Además, se suponía que éstos eran mis jodidos días libres ㅡle echó en cara al saber que Kim no podría decir nada en contra de ello.
Taehyung suspiró, si no fuera porque Jeon era un buen amigo suyo y excelente en su trabajo estaba seguro que ya lo habría despedido y dado un golpe de cortesía.
ㅡVamos, Jungkook. Ya te he dicho que te daré dobles vacaciones, en esta ocasión no hay quien pueda ir y ésta es una gran oportunidad, tanto para ti como para la empresa ㅡinsistió acercándose a tomar los hombros del enfurecido castañoㅡ. Y me atrevo a decir que no hay nadie mejor que tú para hacer el trabajo ㅡsusurró.
Jungkook bufó y se puso de pie, con los dientes fuertemente apretados entre sí se acercó al escritorio ajeno y tomó el conjunto de hojas dentro de la carpeta antes de salir a grandes zancadas de la oficina, dejando a Kim con las palabras en la boca y una sonrisa petulante tirando de sus labios.
ㅡMaldito seas, Taehyung. Esto lo vas a pagar ㅡgruñó en voz baja mientras caminaba en dirección a su casa.
Horas después no pudo parar de maldecir al notar que los papeles que venían dentro de aquel folder no traían ningún dato que fuese de utilidad.
ㅡBien, creo que estamos listos ㅡdijo con lápiz en mano y la grabadora de sonido encendidaㅡ. ¿De qué hablaremos hoy?
El rubio no respondió, se encontraba completamente absorto viendo el rostro contrario, notando las enormes ojeras y los ojos perdidos, esos orbes que pedían ayuda en silencio y rogaban por una paz inalcanzable.
Sonrió por ello, por lo mucho que sufría su acompañante.
ㅡ¿Qué opinas de las personas con demencia? ㅡsi mal no recordaba, era la primera vez que Jimin le hacía una pregunta tan directa.
ㅡ¿A qué te refieres? ㅡpreguntó de vuelta, un poco contrariado por la situación.
Jimin volvió a sonreír, una sonrisa amplia que rayaba en el límite de la ternura y la ironía.
ㅡA lo que has escuchado ¿Qué piensas de los que tienen alucinaciones o sufren demencia? ㅡel castaño suspiró y puso las manos sobre su regazo, entrelazando los dedos delicadamente en un acto de debilidad implícita.
No se creía capaz de dar una respuesta sincera, no cuando él mismo sufría de cosas que nadie más podía ver.
ㅡNo sé qué decirte ㅡdijo al final, con sinceridad reflejándose en sus orbes y tono de voz.
Jimin se mantuvo en silencio de repente, evaluando en un extraño modo a quien se supone debería de encontrarse evaluándolo a él.
ㅡMuchos afirman que quienes ven cosas que el resto no, es porque están locos, están mal y deben ser encerrados, tratados como enfermos ㅡgruñó levemente al comentar eso, pero la sonrisa socarrona nunca abandonó su rostro, tatuada por completo en sus facciones delicadas y tirando de las comisuras de sus labios gruesos.
ㅡ¿Tú qué opinas? ㅡse atrevió a preguntar Jungkook.
El rubio rió sin poder detenerse, una risa cristalina y ensordecedora que podría ser capaz de volver loco a cualquiera, pero que al castaño no molestaba en ningún sentido.
ㅡYo creo que son unos estúpidos, tienen envidia porque no son capaces de ver todo lo que nosotros podemos.
Jeon no comprendió, y tampoco se molestó en hacerlo. Garabateó rápidamente en su cuaderno antes de volver a poner su total atención en el otro chico, con aquellos ojitos de cachorro que sólo él veía de forma tierna.
ㅡDime ¿por qué no encierran a los niños también? Ellos pueden ver otros niños donde nos los hay, juegan con cosas que no existen, hablan con animales que llevan mucho tiempo muertos ㅡcruzó los brazos a la altura de su pecho e inclinó su rostro sin perder el contacto visualㅡ. ¿Por qué nosotros no podemos tener amigos imaginarios así como los niños?
El silencio se mantuvo en la habitación por un par de minutos, las palabras haciendo eco dentro de la mente del castaño. Parecía que con un par de palabras todo lo correcto se deformaba y le daba paso a lo incorrecto, a todo aquello que no tenía sentido.
Y Jimin no podía dejar de sonreír, todo era tan sencillo, tan fácil cuando se encuentran los puntos débiles en los seres humanos. Envolver sus mentes dejó de ser un trabajo y se convirtió en un divertido juego de ajedrez.
ㅡCreo... creo que tienes razón ㅡmurmuró, todavía ido por sus debates internos que parecían no tener fin.
ㅡ¡Por supuesto que la tengo! ㅡexclamó alegre, riendo como un verdadero dementeㅡ. Creo que hoy hablaremos de eso. Alucinaciones y demencia. Suena como un buen título ¿no crees? ㅡcuestionó dando vueltas por la habitación, acariciando las cortinas y dejando restos de piel putrefacta bañada en sangre.
Jungkook asintió, tomó su lápiz y comenzó a escribir justo lo que Park le decía.
ㅡCuando escucho a los enfermeros hablar sobre la demencia que sufrimos, siempre me pregunto el porqué ellos no pueden verlo ㅡexpresó volviendo a tomar asientoㅡ. Incluso he llegado a pensar que somos especiales, vemos lo que muy pocos son capaces de ver ㅡmurmuró sumamente bajo, como si de un secreto se tratase.
Jungkook sonrió con esa idea en mente, algo tan descabellado que comenzaba a tomar sentido en su mente atormentada.
ㅡMuchos aquí tienen un mundo completamente diferente en su cabeza, y creo que eso no está mal. Incluso allá afuera, en donde todos dicen estar bien, cada uno tiene un mundo distinto ㅡexplicó, envolviendo la mente contraria, confundiendo su percepción de lo racional e irracional.
ㅡMira todo el daño que hacen las personas que dicen estar bien, todos los que viven fuera de aquí ㅡchasqueó la lengua contra sus dientes delanteros mientras negabaㅡ. ¿Crees que estamos locos? ㅡle preguntó, tomándolo completamente por sorpresa.
Negó con rapidez y efusividad, sonriendo cuando el rubio lo hizo. Había una belleza oculta ahí que sólo él podía ver, que sólo él era capaz de percibir en un enfermo.
ㅡMe alegra que no pienses así ㅡnuevamente se puso de pie y caminó en dirección a las cortinas, dejando caricias suaves y posando sus oscuros orbes sobre la tela desgastada y las marcas de sangre seca.
ㅡ¿Qué más puedes decirme de ello? ㅡpreguntó el periodista sin importarle que el rubio no lo viera, estaba más ocupado pensando en todo lo que le había enseñado, en todo lo que le podría aprender.
ㅡHay muchas cosas que puedo decirte, tanto de lo que podemos hablar... ㅡexclamó con calma, sonriendo en el procesoㅡ. Pero estoy seguro de que te encantará todo lo que escuches ㅡaquella sonrisa petulante se instaló perpetuamente en su rostro y ellos volvieron a sumergirse en su propio mundo de relatos, de historias donde el sentido y la razón eran innecesarios.
Mantuvieron aquel ritual que habían tomado como propio desde el primer día de la llegada de Jeon. La grabadora se mantenía encendida, guardando todo lo que ellos decían mientras el periodista se encargaba de escribir todo en su libreta. Al llegar la tarde se despidieron, Jungkook se marchó con la promesa de volver a verse incluso después de que el trabajo haya terminado.
Porque se les había acabado el tiempo, Jungkook no podía visitar a Jimin después debido al término de su trabajo. Ese mismo día se cumplía una semana desde que Jungkook visitó el centro psiquiátrico por primera vez, una semana desde que el pelirrojo le solicitó aquel artículo.
Jeon llegó a casa y no se permitió hundirse en la miseria, trabajó hasta altas horas de la noche, descansando sólo cuando el artículo se encontró terminado y su trabajo estuvo acomodado perfectamente sobre su escritorio.
Cuando terminó eran las tres de la madrugada, su espalda dolía como el mismo infierno y sus ojos ardían por todo el tiempo que estuvo frente al computador. Ni siquiera se molestó en tomar una ducha, se fue directamente a su cama y aventó los zapatos sin importarle dónde podrían caer. Moría de sueño, sus párpados caían por el mismo cansancio sin intención evidente de volver a abrir sus ojos.
Pero hacía frío, un frío insano que calaba hasta los huesos y obligaba a sus dientes a castañear. No se detuvo a pensar que se encontraba en pleno verano y resultaba ilógico que hubiese frío, simplemente comenzó a tantear los límites de su cama en busca de la sábana de repuesto que siempre ponía y que ahora necesitaba con tanta urgencia.
Fue ahí cuando lo sintió.
Un bulto justo a su lado, de tamaño pequeño pero lo suficientemente grande como para hacer referencia a una persona. El sueño lo abandonó de repente y se sentó en el borde de la cama de manera vertiginosa, apretando la orilla de la misma por el miedo que comenzaba a asfixiarlo.
Estaba harto de esa situación, de ese miedo que lo atormentaba siempre, de no saber qué hacer para liberarse de eso que lo perseguía, de aquello que le arrebató la paz que ni siquiera alcanzaba a recordar.
Escuchó la cama crujir por el movimiento, lo que estaba acostado a su lado se movía en su dirección, movimientos pusilánimes que buscaban acecharlo por mera diversión.
Sus ojos se cerraron con fuerza al ser consciente de que eso se acercaba cada vez más, podía escuchar la respiración pesada acariciando los vellos de su nuca así como la risa siniestra que le indicaba lo entretenido que era para aquel ser su sufrimiento.
ㅡ¡Al diablo! ㅡse dijo a sí mismo. No iba a huir más, no tenía porqué seguir corriendo y temiendo por algo que no parecía hacerle daño físico alguno, o por lo menos no un daño inminente.
Se negaba a seguir perdiendo contra eso que lo jodía día y noche.
Con los ojos firmemente apretados y los nudillos blancos por la fuerza ejercida, sintió dedos huesudos subir por sus brazos hasta posarse sobre sus hombros, percibía el olor inconfundible del hierro propio de la sangre así como un aroma que poco a poco se volvía fétido. La risa siniestra se escuchó directamente en uno de sus oídos mientras la respiración se sentía profunda sobre su cuello.
ㅡ¿Ya no vas a correr~? ㅡun tono irónico que comenzaba a escucharse familiar.
La risa siguió, taladrante y abrumadora.
Jungkook abrió los ojos de a poco, sintiéndose mareado de inmediato y confundido de sobremanera. Por alguna extraña razón sentía que aquella no era su habitación, que donde estaba no era su hogar.
No se movió, sus músculos tensos y en una postura rígida que simultáneamente era temblorosa, propia de su pánico a lo desconocido.
El olor putrefacto seguía ahí, incentivando a vomitar lo poco que había ingerido a lo largo del día. Podía sentir aquel profundo hedor bailando por su nariz y yendo a lo profundo de su cerebro.
Quiso moverse pero seguía firmemente sujetado por esas huesudas manos, por la piel putrefacta y oscura.
Sintió la primera arcada que le indicaba lo próximo que se encontraba su vómito por lo que insistió en soltarse, en moverse de ahí.
La risa siguió haciendo eco por todo el lugar, retumbando dentro de su cabeza.
Con un fuerte gemido de dolor logró liberarse de esa prisión de huesos y sangre junto a piel podrida que no hacía más que apestar todo. Se permitió vaciar su estómago en una esquina de aquella habitación que se parecía mucho a la suya y se recargó en uno de los muros tratando de aferrarse a la vida y luchando por respirar. Cada arcada le ardía desde lo más profundo, le quitaba su preciado oxígeno y le daba la sensación de sacar hasta los intestinos.
Estuvo así durante algunos minutos, tosiendo y regresando un conjunto de líquidos espesos y malolientes. El ácido de sus jugos gástricos resultaba doloroso no sólo por el ardor en su esófago sino por lo realista que volvía todo, y pese a estar en esa horrible situación sintió una de aquellas manos huesudas acariciar su espalda, dar masajes a lo largo de su columna vertebral en un toque que quemaba y causaba escalofríos.
Con lo poco que le quedaban de fuerzas se alejó y corrió en dirección contraria, a otra esquina de la habitación, luchando por enfocar su visión a la persona que aparecía frente a él.
Jadeó, la sorpresa combinada con terror lo obligó a cubrir su boca y las lágrimas volvieron a brotar de sus orbes.
ㅡ¿Por qué lloras? ¿Qué acaso no lo has entendido? ㅡnuevamente la pregunta que hasta ese momento comenzaba a tomar sentidoㅡ. ¿Sigues sin entenderlo? ㅡle cuestionó con suavidad.
Una suavidad anormal e impropia, absurda con una situación tan horripilante, con esa visión tan sangrienta y llena de putrefacción.
ㅡNo, quiero que te vayas. ¡Vete! ㅡgritó desesperado, cerrando los ojos y cubriendo sus oídosㅡ. ¡Vete! ¡Lárgate! ㅡlos sollozos eran fuertes, acorde a su paranoia.
La risa volvió, igual o más escandalosa que antes, pero sólo era una máscara para la furia que comenzaba a emanar de aquel ser.
ㅡTú no eres real, tú no existes ㅡsólo eso fue necesario para que todo explotara.
ㅡ¡Claro que soy real! ㅡgritó, ira que lo hizo elevar al castaño y aventarlo por los aires con un fuerte golpeㅡ. ¿Acaso no me recuerdas? ¿No recuerdas las historias que te conté? ¿La promesa que nos hicimos de seguirnos viendo?
ㅡTú no eres Jimin. ¡Tú no eres Jimin! ㅡla huesuda mano se apretó alrededor de su cuello sin darle paso al aire necesario. Lo estaba asfixiando, igual a sus sueños, igual a lo que había sucedido pocas noches atrás.
Podía sentir el mismo miedo, la desesperación que se había vuelto habitual.
Arañó la mano que se ceñía en su cuello y sus ojos derramaron más lágrimas mientras jadeaba en busca de aire.
ㅡLo soy, soy él y soy tan real ㅡmurmuró sobre su rostro, dejando ver sus cuencas vacías y dientes deformes, la piel putrefacta que derramaba sangre oscura que aún no perdía su tibies.
Esos labios sangrientos se curvaron nuevamente en una risa siniestra, dejándole ver que todo lo que tenía frente a él era real, era completamente real y parte de su vida.
ㅡ¿Por qué no logras entenderlo? Esto es parte de nosotros, es un tormento que estás destinado a pasar conmigo.
Y era la verdad, estaban destinados a pasar un tormento del que ninguno podría salir, sólo les quedaba acostumbrarse.
Por eso se dejó ir en la negrura que era esa cruel situación, en lo profundo de ese pozo sin fondo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top