EXTRA - Negocios


*ANTES DE LEER*

Este es un extra en colaboración con mi querida amiga airam_28 

Una de las historias que he leído, que me ha hecho llorar y reflexionar con respecto a la vida es Un Corazón Humano (UCH), escrito por ella, Ari. Así que hemos decidido colaborar en un extra de nuestros queridos DYLEN BLAIR y CLARENCE JONHSON

Espero de corazón les guste, tanto como a nosotras haberlo escrito. Ahora si... ¡A leer!

¡Adivinen quien es el invitado sorpresa! Y no, no es nuestro amado Brad 👀




Dylen

La puerta de mi oficina se abre, la figura de Nalah entra a esta y lleva algunos folders consigo.

—¿Esas son las compañías en California? —pregunto y ella asiente.

—Sí, Dy. Espero que esta vez sí se logren seleccionar bien, cuando Henderson se quedó los días a cargo, la oficina se volvió un desastre.

—¿Eso quiere decir que me extrañaste? —pregunto con una sonrisa grande mientras ella cruza sus brazos.

—No seas egocéntrico, Blair. ¡Qué no sé cómo Aisha te aguanta!

—Eso es porque ella sí admite que me extraña.

Veo como rueda los ojos y luego lanzo una carcajada.

Nalah deja los folders encima de mi escritorio y luego se da la vuelta para salir de la oficina, sin embargo, antes de salir la detengo.

—¿Alguna sugerencia? —digo, ella se gira y cruza de brazos dejando salir una pequeña sonrisa para mover su cabeza en negación.

—Eres increíble—escucho que dice—. Deep Constructions Inc. —sugiere—. Tienen buenos clientes, juegan bien y parecen limpios. Además, son jóvenes. Lo que significa que tienen mentes frescas y están en la actualidad de las cosas.

Abro el folder con el nombre de Deep Constructions Inc. y tomo mis anteojos para leer y analizar todo lo que necesito saber acerca de la compañía.

—Bien, entonces Deep Constructions Inc., ¿con quién tengo que comunicarme?

—Clarence Johnson—menciona Nalah. Asiento y ella va hacia los folders en donde saca una hoja con el nombre de la compañía y Clarence Johnson—. Te dejo, que ya es mi hora de almuerzo.

—Está bien, te llamo si te necesito.

Ella asiente y luego sale de la oficina.

Tomo el teléfono de la oficina y llamo al número de la compañía, espero unos minutos para preguntar por el señor Johnson hasta que me transfieren a su extensión.

Escucho una voz del otro lado y luego prosigo a preguntar:

—¿Clarence Johnson?


Clar

—Él habla.

—Mi nombre es Dylen Blair, CEO de la asociación internacional de arquitectos Morrison-Blair Inc., le llamo porque quiero hacer negocios con usted.

Dylen Blair.

Lucas me había hablado sobre él. Es el CEO de la compañía que me ha mencionado. No lo dudo, me tenía intrigado saber más sobre su compañía. Cuando Natalia, la secretaria que difícilmente recordaba el nombre, me enlazó la llamada. Al responder y decirme precisamente que quería hacer negocios conmigo, le respondí.

—Un gusto Dylen Blair, pero cuéntame, ¿Qué clase de negocios? Debo recalcar que estoy interesado...

—Estamos interesados en ser socios de su compañía. Morrison-Blair Inc. necesita compañías de arquitectos internacionales, y usted es una de las que están bien recomendadas. Nosotros le proveemos clientes y proyectos y todo por un por ciento de las ganancias.

—Esta asociación me parece buena idea, ya que sería un gran beneficio para ambos. Aunque lo mejor por el momento y antes de analizar sus peticiones, creo que lo mejor sería una cita previa frente a frente.

—Estoy de acuerdo, señor Johnson. Entonces lo veré allí en una semana.

—Perfecto, nos ponemos en contacto.

Cuelgo la llamada, y la figura de Lucas aparece en el marco de la puerta abriéndose de golpe.

—¡Hombre, esta noche es el día de mi propuesta! —menciona emocionado. Estaba consciente de ello, hoy se le propondría a Sara.

—¡Genial! —respondo con ánimos—. Acabo de hablar con el famosísimo Dylen Blair. —Le digo, y la verdad es que ya era famoso para mi, pues Lucas no paraba de mencionarlo cada que podía, que ya me intrigaba conocerlo.

—¿Qué ha dicho? — contesta a la brevedad con emoción en el rostro.

—Bueno, pues hemos quedado. La semana próxima vendrá a California y hablaremos sobre la compañía que tiene así que...

—¡Genial! Te lo dije, lo mejor es hacer negocios con compañías de margen más internacional — interrumpe, y asiento a su respuesta — Bueno, me cuentas todo, hoy salgo con Sara y la verdad es que estoy nervioso.

—Todo saldrá bien, solo no le vayas a vomitar en plena propuesta, no sería muy romántico de tu parte.

Me hace un gesto gracioso y sale de la oficina, no sin antes decirme lo imbécil que soy.

Bien, ahora lo único que tendría que hacer es decirle a Samadhi sobre ello. Últimamente está distante y tal vez si la llevase conmigo cambiaría aunque sea un poco su actitud conmigo.


Dylen

Llego al apartamento y abro la puerta para encontrarme con la imagen de Aisha durmiendo en el sofá mientras la televisión se encuentra encendida.

Cierro la puerta despacio tratando de no despertarla y busco una manta para arroparla, sin embargo, cuando la manta toca su piel ella se remueve y abre los ojos con lentitud.

Un pequeño hoyuelo se forma en su mejilla al sonreír media dormida, dejo salir una carcajada y segundos después ella se sienta en el mueble.

—Luces cansada, stella. —Le digo, ella lanza un suspiro y luego se encoge de brazos.

—Estoy cansada—escucho que dice mientras me dirijo hacia nuestra habitación y me quito el saco y los zapatos. Luego vuelvo a la sala para encontrarme con su mirada somnolienta en la televisión.

Su mirada se desvía hacia mí y me analiza por unos segundos hasta que decide decir algo.

—Tú también luces cansado—dice con un tono de preocupación en su voz—. ¿Todo bien en el trabajo? —pregunta con interés y aprovechó el momento para decirle sobre el viaje a California.

—El próximo lunes tengo que ir a California—menciono y ella me observa con curiosidad para después morder su labio inferior.

—¿California? —repite con un tono de sorpresa.

—¿Quieres ir conmigo? —pregunto al ver cómo sus ojos brillan de emoción.

—Tal vez...—responde con suspenso y luego me observa.

Me siento en el sofá junto a ella, Aisha suelta un suspiro y trata de levantarse, sin embargo, la tomo del brazo suavemente y hago que caiga en mis piernas.

—¿Qué significa ese tal vez, señora Blair? —susurro en su oído mientras ella trata de reprimir una sonrisa.

Ella me abraza dulcemente, y esconde su rostro en el hueco de mi cuello. Por más gracioso e irreal que sonase, el embarazo la había puesto de este humor, como un bebé gigante que solo quiere cariño, por lo menos la mayor parte del tiempo. La otra era un peligro contarla.

—Dylen...—murmura como niña pequeña. Una sonrisa sale de mis labios mientras acaricio su cabello y siento su calor.

—¿Si, stella? —Su cabeza se levanta y me mira a los ojos.

—Te amo—dice, y luego vuelve a dejar su cabeza caer en mi hombro.

Una sonrisa sale de mis labios y niego con mi cabeza.


Clar

Después del desastroso fin de semana pasado, sigo esperando que esto sea mejor. Sé que estuvo mal decirle a Samadhi que no tenía el derecho a opinar sobre quienes podían entrar o no al apartamento, pero la maldita furia me ganó gracias a Isabela.

El día de hoy sería la cena con Dylen Blair y su esposa, así que esperaba con ansias este día para distraernos un rato con alguien distinto que no fuese de aquí mismo.

—Estoy lista.

Y si que estaba lista. Con ese vestido color azul ajustado, me estaba haciendo tirar baba por ella cada vez que la veía. No me había dado cuenta que su cuerpo estaba cambiando radicalmente. Las caderas estaban un poco más anchas y la hacían lucir fenomenal con ese vestido entallado a su delicado cuerpo.

—Ahora entiendo porque las mujeres tardan tanto en arreglarse. —Le digo acercándome a ella tomándola de la cintura. Samadhi esboza una sonrisa que la hace lucir aún más radiante de lo que ya está, y deposito un casto beso en la comisura de sus labios.

—Alguien se ha dejado crecer un poco esa barba. —Me mira de manera reprobatoria.

Encojo los hombros y le hago saber que ya tenemos que irnos con los Blair. Nos habíamos quedado de ver en el restaurante del hotel en el que se estaban hospedando. Ambos salimos del apartamento.

Al llegar a la recepción del lugar, estrecho a Sam de la cintura y la atraigo hacia mí. Las host del lugar nos recibe indicándonos cuál es nuestro lugar en el restaurante. Como siempre, para Sam, la puntualidad es lo primordial. Así que hemos llegado por lo menos quince minutos antes de que los Blair bajaran con nosotros.

—Te lo dije, lo mejor es siempre llegar temprano a donde quiera que...

—Lo sé, a donde sea que vaya. —Le digo remedando su voz. Me pone los ojos en blanco y sonríe de lado.

La recepción del lugar era agradable. La música tranquila de fondo quedaba a la perfección para lo que veníamos ambos, pues no era ruidosa ni nada por el estilo. Samadhi estaba encantada con el lugar, no dejaba de ver a su alrededor, y yo no dejaba de mirarla a ella por su fascinación.

No esperamos demasiado, pues diez minutos después de haber llegado, los Blair ya iban entrando. Conforme se iban acercando le hice una seña a Samadhi indicando que eran ellos. Conocía a Dylen Blair, pero no a su esposa. Una joven bella de ojos marrones. Ambos se acercaron y en cuanto nos vieron, nos saludamos.

—Un gusto, soy Clarence Johnson y ella es mi novia, Samadhi Stone. —Ambos estrechamos la mano para saludarnos.

—Un placer estar aquí, señor Johnson—dice Dylen mientras su esposa deja salir una sonrisa en forma de saludo.

Ambos saludamos y proseguimos a tomar asiento. Noto a Samadhi algo tensa a mi lado, y mientras el camarero viene a dejar el menú le susurro a Sam.

—¿Qué pasa? ¿Te encuentras bien? —ella solo se limita a sentir.

Trato de tomarle la importancia, y dirijo la mirada a Dylen, quien se encuentra animado en una breve conversación con su esposa.

—¿Qué tal el viaje? —pregunto.

—Cansado—dice la esposa Dylen mientras este solo asiente con la cabeza.

—No hubo turbulencias, por lo tanto todo salió bien. Quiero decir, creo todavía tenemos esa extraña sensación de que el avión se va a caer. —Los dos sonríen y luego tratan de ponerse serios.

—¿No les gusta viajar en avión? —pregunta Sam, mirándolos extrañada. A ella tampoco le gusta viajar en avión, el principal motivo. Las turbulencias.

Dylen deja salir un suspiro y Aisha trata de reprimir una sonrisa, dejándonos a Sam y a mi intrigados.

—Nos conocimos en un avión—dice Dylen con voz calmada.

—Y luego tuvimos que saltar de él—menciona Aisha con un poco de inquietud en su mirada.

—Vaya, eso debió ser terrible, no le temo a las alturas pero saltar de un avión... — argumenta Sam anonadada.

—Disculpen señores, ¿Les puedo tomar su orden? —se acerca el mesero.

Ambos nos disponemos a tomar la orden. No tarda más que quince minutos y noto que Aisha y Samadhi comienzan una conversación que yo apenas escucho. Aún sentía a Samadhi tensa y un tanto inquieta. Pero, ¿por qué? Se suponía que después de aquella discusión todo había quedado arreglado. Después de un rato, el mesero nos trae nuestra orden y comenzamos a comer tranquilamente con la música suave de fondo.

—¿Ustedes dónde se conocieron? —pregunta Aisha retomando la conversación después que termina con su plato.

—Bueno, yo conocí a Clarence en... en el instituto — responde Sam un tanto apenada. Esbozo una media sonrisa, porque sé que aunque aparente ser una mujer madura, en ocasiones yo mismo sé que aún actúa como una cría.

—En realidad, yo ya conocía a Sam, —la ayudo un poco— gracias a mi hermanastro Brad. Ambos eran amigos, asi que la veia por las camaras de seguridad. —La tomo de la mano y le dejo un casto beso en los nudillos. Ella se sonroja gracias a mi cometido.

—Entonces ya le estabas echando un ojo, ¿eh? —dice Aisha bromeando.

—Tal vez —respondo simple, pero con una sonrisa en mi rostro. Por supuesto que ya le estaba echando el ojo.

Dylen voltea hacia el bar, el lugar se estaba descongestionando un poco por lo que sería un buen momento para comenzar a discutir sobre la asociación.

—Bien, si nos disculpan un momento, tenemos algunos asuntos pendientes por arreglar —me dirijo a ambas. Ellas asienten, mientras Dylen y yo nos encaminamos al bar.

Llegamos a la barra en donde Dylen y yo nos sentamos, llamo al barman para ordenar unas bebidas mientras discutimos sobre los negocios.

—Dame un whiskey con hielo, por favor—digo hacia el barman y luego observo a Dylen.

—Yo quiero jugo de naranja—El barman asiente y él murmura un gracias para después observarme—. Cosas de salud—dice y yo asiento, me limito a entrar en detalles.

—Bien—digo. Para ser honesto, Dylen me intimida un poco con su seriedad. Sin embargo trato de disimularlo.

—Clarence—escucho que menciona, luego muestra una sonrisa relajada—. ¿No me tienes miedo, verdad? —bromea dejando salir una carcajada. ¡Joder! ¿Se habrá dado cuenta? Ahora me pregunto yo.

—Para nada —me es inevitable no reír por su pregunta, que apenas si respondo con algo de sarcasmo en mi voz para lo más obvio. No le tenía miedo —Abrumado, sería la palabra— le respondo.

Él asiente más relajado y comienza a explicarme cómo funcionaba la asociación, los clientes, los trabajos y las ganancias. La asociación estaba compuesta por compañías en diferentes países, lo que hacía de la clientela más diversa. Conversamos un rato acerca de ello, y cuando nos ponemos de acuerdo en todo lo necesario, me entrega un documento para que mi abogado lo revise y así podemos firmar la asociación.

Lo coloco entre mis manos, y en cuanto termino el segundo trago, los dos nos encaminamos de nuevo a la mesa. Pero la silueta de un hombre nos sorprende a ambos al estar por llegar a ella, toma a Samadhi de la cintura y le deja un beso en los nudillos, y solo escucho la voz conocida argumentando...

—¿No me presentarás con tu amiga, Samadhi?

Escucho que Sam, con amabilidad, le responde diciéndole el nombre de Aisha mientras este tiene su mano en la parte baja de su espalda y ella sonríe incomoda pero tratando de ser cortez. Christopher Ladera no pierde la oportunidad, y en cuanto Aisha le estrecha su mano para saludar, lo siguiente que hace me deja perplejo. Pues este la saluda dejando un casto beso cerca de los labios, sorprendiéndola.

—¿Hace eso seguido? —pregunta Dylen cauteloso.

—Solo cuando le gusta joder—digo, él me observa sin expresion alguna.

—Entonces que joda a otra persona.

Samadhi siente mi mirada en cuanto los vemos, y veo como Dylen apresura el paso y sus puños se aprietan, con el semblante serio y doy por seguro que se encuentra molesto tanto como yo. Trato de poner todo de mi autocontrol para no romperle el rostro al imbécil. No era la primera, ni mucho menos la segunda vez que encontraba poniendo sus zarpas sobre la piel de Sam.

—Un gusto conocerte, Aisha.

—Quisiera decir lo mismo—escucho como susurra, sin embargo, no creo que Ladera la haya escuchado porque se queda esperando por una respuesta y ella sonríe.

—Ladera, ¿Qué te trae por aquí?—le pregunto sin que apenas se de cuenta que Dylen y yo nos encontramos ahí.

Éste voltea hacia nosotros sin dejar de sonreír. Imbécil.

Dylen le pasa por el lado colocándose al lado de Aisha, y esta recuesta su cabeza en su hombro luciendo cansada.

—Ladera...—murmura Dylen pensativo—. ¿De Hillside Machinery? —pregunta y este lo mira curioso.

—El mismo —responde con amabilidad. Lo que más me jode de èl. Su inexistente amabilidad —¿Y tú eres...

—Dylen Blair—dice con un tono serio—. Y esta es mi esposa Aisha, pero creo que usted ya se adelantó a eso—murmura con las cejas elevadas y sarcasmo en su voz.

—Vaya, pues que guapas mujeres tienen, hombre — responde con cinismo y sin importarle nuestra reacción. Suelto un bufido —Me despido, nos vemos pronto.

Christopher hace un gesto modesto y se retira del lugar. Enlazo la mirada hacia Sam, y por un momento me pasa por la mente si esa era la razón por la que se encontraba tensa hace un rato, pero la descarto. Llegando a casa se lo preguntaría.

—¿Conoces la compañía Hillside? —Le pregunto a Dylen.

—Tenía varios negocios con ellos... aunque ahora no estoy muy seguro si quiero continuar. Me importan las impresiones en los negocios.

En eso estábamos de acuerdo, últimamente Christopher se estaba volviendo un fastidio para mi. De seguir èl a cargo, lo descartarìa por completo. Después de esa breve conversación, tomamos la decisión que lo mejor es firmar los documentos en el apartamento, lo cual es mucho más conveniente para las mujeres acogedor.

Miro el reloj en mi muñeca y noto que se hace más tarde. Las miradas de Aisha y Sam me bastan para lograr ver el cansancio en ambas. Sobre todo en la esposa de Dylen, quien en realidad veo que luce cansada.

—Bueno, nosotros nos despedimos— comento—, mañana después de medio día los esperamos en nuestro apartamento.

Dylen asiente, mientras que Sam y Aisha se despiden. Al parecer, ambas se llevaron bien, pues ninguna de ellas dejaba de hablar sobre las pinturas que por ahí escuché la esposa de mi futuro socio había pintado.

En el camino al apartamento, veo por el rabillo del ojo a Sam. Se ha quedado dormida, y cuando llegamos al estacionamiento, salgo del mismo, lo rodeo y abro la puerta para poder despertar a Sam.

—Hemos llegado bella durmiente—le digo.

—Un ratito más— dice soñolienta.

—Ya llegamos cariño— comento.

Ella abre los ojos y a duras penas sale del auto.

Al llegar a nuestro piso, de inmediato se encamina a la habitación. Cierro con llave y en menos de un minuto me encuentro sobre el marco de la puerta contemplándola de cerca. Se baja el cierre del vestido y queda tan solo en ropa interior. Se tira boca abajo en la cama. Comienzo a quitarme el traje y la camisa de vestir, coloco solamente un pantalón de chándal y me acuesto a lado de Sam.

—Me agrada Aisha— comenta—. ¿Te ha intimidado Dylen, cierto?—pregunta, la muy descarada.

Suelto una carcajada ante su comentario impertinente.

—A mi no me intimidan— respondo, pero ella solamente sonríe.

—Si, claro.

—Bueno, solo un poco. Me abrumó su seriedad, pero me agradó, sobre todo cuando Christopher Ladera llegó, dime ¿Ya lo habías visto en el restaurante?— le pregunto, y su semblante abruptamente cambió.

—Tal vez —vacila cuando me responde —, lo vi entrar, pero solamente quise disimular.

Niego con un movimiento. La estrecho entre mis brazos y siento el calor que emana su cuerpo. Tenerla cerca de mi me hace sentir afortunado. Pues después de ver a Dylen con su esposa, y saber que mi mejor amigo se casarà pronto, ahora sé con plenitud que siempre querré a Samadhi a mi lado.


Dylen

Llegamos a la habitacion de hotel y veo como Aisha se quita los tacones y los deja a un lado para luego tirarse en la cama.

Nos quedamos en silencio unos minutos mientras me quito el traje para quedarme en ropa interior.

Aisha se sienta en la cama y me observa.

—Quiero chocolate—dice abruptamente y la observo confundido.

Miro el reloj en la habitación del hotel y veo que marcan las doce y dos minutos.

—Es tarde, stella.

—Por favor... —Comienza a hablar como niña pequeña y entrecierro los ojos. La doctora le había prohibido comer muchas cosas dulces debido a un riesgo de complicación que tenía.

Me cruzo de brazos.

—Sabes que lo tienes prohibido, stella.

—Oh, vamos...—Su vista viaja al reloj en la pared—. Que son después de las doce.

—Exacto. —Le digo, reprochándola.

—El chocolate es mi propuesta indecente y no lo puedes cambiar. —Me quedo perplejo escuchando su argumento de convicción y niego con mi cabeza.

Sus antojos son algo a lo que difícilmente puedo decir que no, lo más gracioso es que aún faltan cinco meses más.

—Está bien, pero es la última vez que haces esto, Aisha. Hablo en serio. —Ella asiente con lentitud y luego se vuelve a recostar. Llamo y pido una tarta de chocolate y luego doy el número de nuestra habitación.

—Me cayó bien Sam—dice distraída.

Asiento, Clarence también me había caído bien y me agradaba como se manejaba su compañía.

—A mí también.

Aisha se queda callada por unos segundos y luego deja salir un suspiro. La puerta suena y me coloco un albornoz del hotel.

—Creo que le haré un regalo—comenta Aisha—. Pero primero el chocolate.

Niego con mi cabeza y me dirijo hacia la puerta y tomo la pequeña mesa con la tarta de chocolate en ella.

—Mañana me llevas a comprar utensilios de pintar? —pregunta y asiento entregandole un pedazo de la tarta para después sentarme a su lado.

—Esta es la última vez, stella. —Ella asiente y comienza a comer.

—Oh, vamos. Que hasta tomo energia. —Me cruzo de brazos sabiendo que me va a venir con alguna que otra excusa nuevamente.

—No. —Le digo finalmente.

—La energía nos conviene a los dos. —Me guiña el ojo y luego se vuelve entrar otro bocado de tarta.

Bien, era algo que no me quejaba del embarazo. Supongo que sí tenía sus ventajas.

—Stella...

—Solo digo. —Se defiende inocentemente mientras lame un poco de chocolate de su dedo y me mira. Luego se pasea por la habitación y comienza a quitarse el vestido. Inmediatamente, comienzo a sentir cambios y ella lo nota cuando se acerca a donde estoy.

—¿Problemas, señor Blair? —pregunta con una media sonrisa. Ella se acerca y acaricia mi pecho.

—Depende... —susurro y la agarro por la cintura atrayéndola hacia mí.

—Bien...—murmura—. Supongo que será una noche larga—dice y termino besándola y se sienta a horcajadas sobre mí.

Una risa juguetona sale de sus labios y definitivamente... iba a ser una noche larga.


Clar

La mañana había pasado volando. Samadhi estaba como loca poniendo todo el apartamento en orden. En cuanto escucha que tocan la puerta del apartamento se exalta dando un pequeño brinco.

—Tranquila Sam deja voy y abro la p...

—¡No! Yo voy —Suelto una risa, mientras veo como se alisa el vestido que lleva puesto —. Bienvenidos. —Les recibe Samadhi.

Al entrar Dylen y su esposa, noto algo que llevaba consigo. Sam los mira con sorpresa, y yo me pregunto, ¿Qué es lo que hay ahí?

—Traje esto para ti— le dice Aisha dirigiéndose a Sam—, bueno tal vez es para ambos.

Sam sonríe radiante y musita un gracias tomando el cuadro entre sus manos. Está sellado, y me pica la curiosidad por saber qué es lo que seguramente ha pintado. Con una breve seña le indico a Dylen que vayamos a mi despacho. Este se disculpa con ellas y me sigue el paso.

William había venido en la mañana para darle un vistazo a los documentos de la nueva asociación con Morrison-Blair Inc. A su parecer todo se encontraba en orden, y él mismo me indicó que estaba bien comenzar a expandir Deep Constructions Inc.

Ya en la oficina ambos firmamos la documentación, no fue necesario que alguien más estuviese presente más que nosotros dos. Confiaba en la compañía y en el CEO de la misma.

Hablamos de trivialidades sobre la empresa, y después de media hora volvimos a la estancia del lugar donde Samadhi acariciaba con delicadeza el vientre de la esposa de Dylen. La miraba con ternura, y por mi mente visualice a Sam con el vientre igual.

Dylen le indica a Aisha que tienen que partir, el vuelo de ambos está por salir. Los dos se despiden de nosotros mientras los acompañamos a la puerta. Aisha y Sam quedan en llamarse en algún momento para conversar. Al salir, Samadhi regresa al sofá donde ha dejado recargado el cuadro y con entusiasmo comienza a desenvolverlo.

—¡Wow! Es... —exclama emocionada, vuelvo la mirada hasta donde se encuentra el cuadro y logro verlo —¡Es bellisimo!

Y sí que lo era. Era nuestro símbolo, una colorida libélula.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top