CAPITULO 22


SAMADHI





El año volvía a comenzar. Después de las fiestas de navidad y de año nuevo, nos encontrábamos de nuevo aquí. Seguía recordando la última conversación que Clar había tenido con William ese día en la madrugada. No dejaba de rondar por mi mente todo lo que él le había dicho de Hanna. Sin embargo, hubo algo que ninguno de los dos mencionó, porque estúpidamente me tropecé yo y al verme dejaron de hablar.

Era sábado por la mañana, ya íbamos en la tercera semana de enero y la boda de mi madre se acercaba. Me encontraba en una cafetería del centro comercial, pedí un café para esperar a Sara. Como siempre con su impuntualidad destacada, pero hoy mi buen humor estaba a tope y no dejaría que ese insignificante detalle lo arruinara.

—¡Sam! — exclama apenas llega. Me toma por sorpresa su presencia entusiasta. Me saluda dejando un casto beso en la mejilla —Estoy nerviosa —comunica, y yo le pregunto por qué —. Bien, Lucas me ha pedido que vayamos hoy a la cabaña de sus padres y estoy que me muero de los nervios, siento que me lo soltará.

Sonrío alegremente.

—¿Y qué es lo que te soltará? — pregunto como si no lo supiese ya. Efectivamente, Clarence me había hecho el comentario de que Lucas, le pediría matrimonio a Sara. Yo estaba derrochando felicidad por mi mejor amiga.

—Estoy casi segura que me pedirá matrimonio — murmura emocionada.

Los ojos le brillan. De verdad ama a Lucas y yo me emociono por ello. Le digo que guarde la calma, que no se adelante pero que tampoco lo deje a un lado. Su expresión cambia, se tranquiliza, o por lo menos trata. Pero a como es Sara en el momento se le pasa. Da un gritillo que me sobresalta y comenzamos a reírnos a carcajadas. Todo iba a la perfección. Me preguntó cómo me iba con Clar ahora que vivíamos juntos.

—Es difícil descifrarlo aún ¿sabes? Apenas si llevamos dos meses viviendo juntos.

—Lo sé, pero ¿Cómo es contigo? ¿Cómo se llevan? — me pregunta con ilusión en sus ojos. Supongo quiere saber cómo sería vivir con la persona que amas.

—Nos llevamos bien, Clarence es amoroso, un poquito posesivo pero nada fuera de lo normal —me pongo sería por un momento, y es que lo que me ha dicho Stephany en la gala de beneficencia me ha dejado perpleja. Pues a ella le interesa Clar, y no me cabe la menor duda que se quiere aprovechar.

—Pues... por tu expresión dudo mucho que la estés pasando bien, ¿pasa algo Sam?

¿Se lo diré? ¿Le diré sobre la estupidez que esa arpía me ha dicho? Tal vez estaba exagerando todo ¿Cuándo me había vuelto una persona insegura? ¡Dios! Mi cabeza era un lio de preguntas, y lo peor es que sentía que ahora que Clarence me tenía viviendo en el apartamento, él sentiría que me poseía, que sólo era suya y él haría hasta lo que no debería.

Di un suspiro. Nunca me han gustado los pensamientos negativos, y para ser honesta, en estos momentos deberían ser menos.

—Todo bien... es sólo que...

—Hola — escucho la cálida, pero firme voz de una mujer a mi lado —¿Tú eres Samadhi, cierto? —me pregunta, y al mirarla, sé de quién se trata. Isabela, la madre de Clar. Sara vuelve la mirada, y después me mira a mi perpleja.

—Cla... claro — carraspeo la garganta, ¿Por qué me he puesto nerviosa? —Soy yo.

—Hola Sam, soy Isabela, la madre de Clar — responde. Estrecha su mano y yo la mía para un saludo. El parecido con Clar es poco, ojos azules, los de ella claros y los de Clar oscuros. Nariz perfilada y piel bronceada —, disculpa que venga a molestarte, pero... ¿podemos hablar? —me pregunta con claridad. Sara se remueve en su asiento. Algo incomoda seguramente.

—Yo... iré a dar una vuelta Sam, en un momento nos vemos fuera — asiento a su petición y se va.

—No es ninguna molestia — le respondo por mera cortesía. No soy de las que guardan rencor en las personas, pero al recordar la escena de años atrás en la que Clar le echa en cara lo de Hanna, me hace un nudo en el estómago y en mi garganta —. Pero dígame, ¿en que la puedo ayudar?

Se lo piensa por un momento, como si estuviese analizando si decirme o no lo que sea que tiene en su mente. Hace un movimiento, como si me estuviera pidiendo permiso para sentarse frente a mí. Asiento a su petición.

—Sólo, quiero saber ¿Cómo se encuentra mi hijo? —pregunta, y dicha pregunta me sorprende.

—Se encuentra bien — le respondo titubeante —¿Por qué no habría de estarlo?

Me mira desconcertada. Entre abre sus labios como si fuese articular respuesta, pero no lo hace. ¿En que estará pensando?

—Pensé, pensé que después de que se enteró sobre el lugar donde estuvo William hace tiempo se pondría mal...

—¿De qué habla? — le pregunto enarcando levemente una ceja —¿En qué lugar se encontraba William?

La miro fijamente a los ojos, viendo en ellos una breve muestra de arrepentimiento por lo argumentado. Suelta un bufido.

—Lo que te contaré, no puede saber Clar que te lo he dicho —comienza a decirme —, pero William me contó sobre las fotografías que encontró y...

—¿Fotografías? — la interrumpí sorprendida.

De su bolso, sacó el móvil y comenzó a teclear. Después de unos segundos me mostró una fotografía que me congeló hasta el alma. Vi nublado, el corazón quería salirse de mi pecho y por un momento se me pasó el estúpido pensamiento de querer irme corriendo. Respiré profundo, le tendí el móvil de nuevo a su mano derecha y comencé a temblar.

—Sé que mi hijo te ama Samadhi, y sé que él te protegería hasta de una araña si fuese necesario, pero lo que no me parece es que no quiera que estés enterada de ello. Que no te lo diga y actúe como si nada, tienes el derecho a saberlo.

—¿Quién lo ha hecho? — mascullo mirándola a los ojos —Pero... ¿Qué es esto?

—Aún no lo sabemos, William ha contratado a un investigador... bueno, a mi esposo Wilson más bien, para que se haga cargo de las pruebas a esas fotografías encontradas en la motocicleta de Hanna — hizo una breve pausa —. Al día de hoy no ha encontrado nada, esas pruebas se supone tardan días, pero por alguna razón el proceso se está haciendo largo y constante... pero sospecho más que William y Wilson no quieren preocuparme.

Sigue hablado, pero el sonido ensordecedor que aparece en mis oídos no me deja poner la atención necesaria. Me encontraba sorprendida. ¿Por qué tenía Hanna esas fotografías? ¿Por qué estaban en su motocicleta? Pero lo más importante ¿Quién había tomado cada una de ellas? ¿Qué tenía que ver yo con todo eso?

Las dudas crecían y se hacían cada vez más largas y extensas. Clarence no me había comentado nada de eso. Sabia que últimamente era muy sobreprotector con respecto andar sola, pero no me había dicho aún cual era la razón.

—Lo siento Sam... pero por alguna razón, la persona que provocó la muerte de Hanna, te quería a ti en realidad y ella... ella simplemente lo descubrió.

¿A mí? ¿Por qué yo? ¿Quién era esa persona? Ahora mismo no sospechaba de nadie más que de...

—De verdad siento tanto esto Sam – interrumpe mi pensamiento.

—No, está bien Isabela — le hago saber —, gracias por decírmelo, ni siquiera tenía la más mínima idea de ello. Yo no... —hago una breve pausa —Yo ni siquiera estaba enterada de nada. —Contesto cabreada.

Isabela se mostró apenada. Tal vez ella pensaba que yo estaba al tanto de todo, pero para su mala suerte, o la mía, no era así.

—Sabes, quiero demostrarle a Clar que he cambiado, que ya no soy la misma mujer de antes, quiero acercarme a él y...

No termina la oración, los ojos se le cristalizan y siento un nudo en la garganta por aquello. La mirada que destella en ella es de una persona arrepentida, una persona que le pesa la herida de no poder estar cerca de su único hijo vivo, y eso hace que me sienta mal.

—La invito a cenar — le digo, esperando que acepte mi invitación —. Claro, si está dispuesta. —Su rostro irradia sorpresa a mi petición.

—Yo, no lo sé, no sé cómo reaccione Clar.

—Eso es lo de menos, serás mi invitada, el apartamento es nuestro así que a quien invite yo, Clar lo tiene que aceptar.

Le regalo una sonrisa para que se sienta confiada y segura con la invitación. Después de unos minutos pensárselo, me responde con un sí a mi petición. Le paso la dirección del apartamento y le confirmo la hora en la que puede llegar. Después de ello nos despedimos al salir de la cafetería. Sara se acerca a mi cargada de bolsas con prendas en las manos y me pregunta que es lo que quería la madre de Clar. Por supuesto que le cuento, omitiendo la parte donde me cuenta y me muestra las fotografías que alguien me ha tomado seguramente años atrás.


(***)


Llego al apartamento cargada de algunas cosas y comida para preparar. Experta en la cocina no soy, pero sé preparar la lasaña que le gusta a Clar, así que es lo que integro a mi menú de hoy. Clarence había tenido que ir a la oficina en sábado, y yo me dispuse a preparar la cena para recibir a su mamá. Para ser honesta, no sabía cómo iba a reaccionar Clar.

Me encuentro sola en el apartamento, y me doy cuenta de algo, mi vida no era igual. Tenía veinte años y hacia la labor de un ama de casa, claro, teníamos quien nos ayudara con la limpieza del apartamento porque la mayoría del tiempo estábamos fuera, pero en todo lo demás yo me había negado y había tomado la responsabilidad. ¿Era esto lo que quería? ¿Por qué lo dudaba ahora? ¿Por qué ahora que se suponía ya estaba bien con Clar? ¿No estamos demasiado jóvenes para vivir juntos?

Las palabras de Stephany volvieron a mí, pero las deseche al instante. No importaba nada de eso si estaba con la persona que amaba, y era correspondida como tal. Y así me sentía, amada por Clar. Nada estaba mal.

El sonido del horno me sacó del trance en el que estaba. Corrí a la cocina y colocándome los guantes en las manos, saqué la lasaña del horno. Mi madre era experta en la cocina, y ella misma me enseñó meses atrás el punto y tiempo exacto para preparar una lasaña, pues le había mencionado era la favorita de Clar.

La puerta sonó y supe a la brevedad que era ella. Era la mamá de Clar. Di un suspiro, me encontraba algo nerviosa por ello, pues no sabía con exactitud como lo tomaría Clar. Abrí la puerta para recibir a Isabela quien lucía bella con un vestido llamativo color turquesa y un abrigo negro. Traía consigo una botella al parecer de vino y la estrechó a mis manos. La tomé con una sonrisa y le hice el ademan para que entrara a la estancia del apartamento. Sin duda alguna era una botella de vino demasiado cara.

—Clar está por llegar, tuvo que ir a la oficina por algunos pendientes y he aprovechado para preparar la cena.

—Que linda eres Sam — responde Isabela quitándose el abrigo y dejándolo en el sofá —, ahora comprendo porque William dice que Clar está enamorado de ti.

Le sonrío, y en cuanto lo hago, se abre la puerta dejando ver a Clar. Primero me mira a mí esbozando una sonrisa, y después se desvanece al ver a su madre aquí. El semblante le cambia y su mirada se endurece al verla de frente. Me pongo nerviosa.

—¿Qué haces aquí? — espeta molesto dirigiéndose a Isabela.

—Hijo yo...

— Yo la he invitado — respondo con seguridad.

Clarence me escruta con la mirada, una mirada enfadada. La madre de Clar se queda muda y yo misma me siento temblar, pero me armo de valor.

—¿Quién te da el derecho de meter a quien se te dé la gana a mi casa? — un pinchazo aparece en mi pecho, sobre todo al decir mi casa en esa oración, y la furia comienza apoderarse de mí. Por un momento me quedo callada, pero ese no es mi fuerte, así que lo suelto como si nada.

—Pensé que era nuestro, Clar — escupí con veneno esas palabras.

—No es su culpa Clarence, yo me invité sola...

—¡Tú no digas nada! Te he dicho mil veces que no te quiero ver por aquí. ¡Así que ahora mismo me dejas sólo con Sam!

—¡No Clar! No puedes tratar así a tú mamá.

Me mira mal. Sentía que me traspasaba su mirada oscura y azulada. Dio un suspiro quedándose con las ganas de articular palabra, pero se contuvo, pues después de no decir nada salió del apartamento dando un portazo.

—Lo siento Samadhi no quise causarte problemas...

—No, no tienes por qué disculparte Isabela, en algún momento tienen que hablar, y si nadie da el empujón dime tú, ¿Quién más lo hará?

Isabela esbozando una sonrisa me miró con ternura. Dijo que no podíamos desperdiciar la comida, así que las dos nos dispusimos a cenar. Me ayudó a poner los platos sobre la mesa, servimos la lasaña y tomamos una copa de vino. Bueno, tomamos más de una. Hablamos de trivialidades y me contó lo traviesos que eran Hanna y Clar cuando estaban pequeños, me daba ternura cada vez que hablaba de ellos, pues tan sólo mencionarlos se le iluminaba la mirada por eso.

—Me arrepiento tanto de haberme perdido de todos esos años que no estuve con ellos. — Dio un suspiro, y yo me quedé sin palabras —Sé que tardaré en enmendar mi error, pero no puedo perder más el tiempo. Sabes, Hanna antes de su muerte me perdonó, me dijo que no me guardaba rencor y qué... que me quería a pesar de todos los años en los que no estuve para ella.

Comenzó a llorar. Mi pecho se estrujó y por instinto le di un abrazo consolador. Perder una hermana era tan diferente a perder un hijo, y el dolor que sentía ella de cierta manera me lo traspaso.

—Clar accederá, ya lo verás. Sólo, sólo es cuestión de tiempo y yo te ayudaré con eso.

Es lo único que sale de mis labios. Conocía a Clar, me había dado cuenta que para él, era difícil perdonar. Sólo esperaba que algún día accediera hablar con su mamá.

Pasaron por lo menos dos horas después de que Clarence saliera por la puerta. No había regresado aún, y las llamadas que le dejaba las desviaba al buzón. No estaba del todo preocupada, ya que él mismo no me respondía. Estaba cabreado por lo ocurrido con su madre, que por un momento pensé que no debía haberme metido.

Isabela decidió irse al poco rato. Recogí los platos y decidí salir para pasear un rato. Apenas si eran las diez de la noche y para ser honesta me sentía sofocada por tanto pensamiento que rondaba por mi mente. Tanto que pensar, y tanto por preguntarle a Clar.

Salí del edificio y caminé unas cuantas cuadras hasta llegar a la playa, por un momento pensé que Clar estaría aquí, pero no lo estaba. Sin embargo, me sentía observada.

Por un momento recordé de nuevo las palabras de Clar «¿Quién te da el derecho de meter a quien se te dé la gana a mi casa?» Sabía que aquello no me lo había dicho enserio, o al menos eso era lo que yo quería pensar. Lo amaba tanto que a veces me sentía ciega por ello, a veces sentía que amarlo demasiado estaba mal, pues sabía que cualquier cosa que él me ocultase, simplemente la dejaría pasar.








¡Estoy de regreso!

Mañana dos capítulos más.

¿Que les ha parecido? ¿Creen que Sam está mal al quererlos juntar? ¿Creen que la madre de Clar no le debió haber dicho nada? ¡DIGANME SU OPINION!

Otra cosa más, y ME ENCANTARÍA su sinceridad ¿Creen que deba haber tercera parte de nuestros Perfectos? ♥

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