SEIS

Canción en multimedia—Empty de Olivia O'brien

MORRIGAN DANKWORTH

No podía dejar de mirar a Celeste mientras juega con Meridia, no había notado la forma en la que la miraba hasta que alguien carraspea a mi lado, Sander.

—¿Ocurre algo?—pregunta por lo bajo sin dejar de verme.

Me encogo de hombros.— Nada, no entiendo porqué tardan tanto, debemos ir al cuartel lo antes posible y sabes que a no me gusta llegar tarde—me quejo por la tardanza de la familia Cullimore, hoy vendrán a la mafia para dar la noticia de la unión.

—Me refiero a porqué miras a Celeste como si quisieras arrancarle cada uno de sus cabellos, luego quemarle la cara para más tarde, arrojarla como comida para los tiburones—comenta con diversión y yo vuelvo a mirar a Celeste, quien ahora habla animada con Henri y Eris mientras ven como Meridia mete la mano a su boca.

—No la miraba de esa forma—me defiendo y él suelta un bufido divertido.

—Y yo no soy sexy—dice sarcástico—. Vamos M, te conozco, todos lo hacemos—muerdo el interior de mi mejilla tratando de controlar mi lengua y no decir nada de la carta.

Después de haberla leído tomé la caja y entré a mí habitación con ella, después revisé qué Meridia estuviera bien, se encontraba dormida y me pude tranquilizar por no haber pasado el día con ella.

Cuando volví a mi habitación la cerré con seguro, cosa que no hacía nunca porque solo somos nosotros, pero ahora con saber esto de Celeste... Simplemente no sé qué pensar sobre todo, las pruebas son legítimas, hay grabaciones y fotos, en serio no traicionó. ¿Pero porqué?

Me levanto del sofá para ir por los impuntuales de Cullimore, hasta que los veo caminar juntos por el pasillo hasta llegar frente a mí. El señor y la señora Cullimore se quedarán aquí.

La mirada de Lucien fue la única que quería evitar en este momento, estaba tan enojada y tensa por ambos asuntos, el de él y Celeste qué debo tratar de tranquilizarme y demostrar que estoy feliz con esto cuando no es así.

—¿Listos?—pregunto y asienten—. Vamos, el auto nos está esperando.

Eran dos camionetas blindadas, en las cuales pueden entrar ocho personas en cada una, una para los hermanos Cullimore y otra para Celeste, Henri, Sander, Eris y yo. Aleksander y Cassian se encargarían de otros asuntos.

Los últimos caminan detrás de todos.

—¡Hija!—el grito de mi padre detiene nuestro paso, me doy media vuelta y lo veo caminando con prisa hacia nosotros con Meridia en sus brazos—Llévala con ustedes, para que conozca lo que pronto será suyo.

Lo veo con una ceja alzada y la cabeza ladeada.—Falta mucho para eso papá.

Se encoge de hombros.—Mejor empezar desde ahora—me entra a a Meridia y por impulso le doy un beso encima de ese gorrito qué trae en la cabeza.

Mamá ama vestirla, tanto así que se ha encargado de comprar lo mejor d e la ropa y si no lo encuentra, lo manda a hacer.

Trae puesta una mini sudadera negra qué dice Princess Dankworth en blanco, unos vaqueros cortos y unos tenis negros, su gorrito es uno blanco con perlitas.

Ella tiene una sonrisa viendo a todos sin saber el dilema en el qué me ha puesto.

—Bien, me la llevo, llegamos para comer—les digo y ambos sonríen mientras se despiden con la mano.

Veo a Meridia y ella me ve con esos ojos tan expresivos suyos.

Doy vuelta y entro a la camioneta seguido de los demás, al entrar solo espero que  los hermanos Cullimore entren a la otra camioneta para poder emprender nuestro camino a nuestro destino.

Veo de reojo a Celeste y mi mente imagina los tantos escenarios en los que yo le pregunto sobre esa misión, pero ha pasas un poco de tiempo, se resolvió al final, pero eso no quita la traición qué cometió hacia nosotros, su familia.

Eso pasó hace tres años, de hecho ese asunto pasó cuando estaba iniciando mi mandato en la mafia, algo debe tener que ver, pero si ha pasado ese tiempo y empiezo a indagar sobre eso, será sospechoso qué quiera abrir un tema que fue cerrado hace años.

Sigo pensando en la posibilidades o en lo que debería hacer, debe analizar todo esto y no hacer nada tonto, podría ahuyentar a Celeste y hacer que huya, no quiero que huya, después de todo, sigue siendo mi mejor amiga, mi familia, pero necesito saber porqué nos traicionó de esa manera, casi morimos, casi muero.

Casi muere Aleksander, siento la mirada de alguien en mí y al voltear noto que es ella quien me ve.

—¿Qué?—pregunto un tanto brusca.

—Nada, sólo que estás algo extraña desde la mañana, ¿todo bien?—asiento lentamente y ella hace lo mismo.

Después de eso ninguna de las dos habla hasta que hemos llegado y bajamos, veo que Cassian trae la maleta de Meridia, siento alivio por eso, no lo había notado antes.

Él se encarga de llevarla consigo mientras yo tengo a mi hija entre mis brazos, los hermanos Cullimore bajan del vehículo y ven asombrados el lugar.

—Es gigante—comenta Maia y asiento.

—Hay que entrar—digo, empiezo a caminar sintiendo los pasos de todos siguiéndome.

Todos los que se encuentran en el lugar de me quedan viendo más del tiempo que yo quisiera, no deberían ser tan curiosos en ese sentido, si lo van a ser, que lo hagan con más disimulo.

Los llevo a todos al cetro del lugar al segundo piso, cerca del barandal, me aclaro la garganta y todos paran sus movimientos.

No dejan de ver a nuestros invitados con curiosidad, nadie sabe quiénes son ellos, claro que no sabrían, ellos nunca se habían dejado ver.

—Buenos días a todos, espero que el asunto de ayer haya tenido ya una solución, porque esas personas, esos amigos suyos, esos compañeros, pueden morir por culpa suya, ¿entonces?, ¿lo resolvieron?—nadie habla, algunos se ven entre ellos y alzo una ceja—. Hice una pregunta, deben contestar a mis preguntas—comento con más seriedad.

—Estamos haciendo todo lo posible jefa, todo esto ha sido más difícil de lo que pensamos, por eso queremos saber si al menos pueden comer un pan y tomar un sorbo de agua, mueren de hambre, ni hablar de sueño, quieren dormir—alzo ambas ceja por lo que dice un chico, no me ve directamente a los ojos, pasea si mirada por todo el lugar, pocas veces me ve sin poder aguantar un solo segundo.

—¿Crees que solo por un avance en esa investigación les daré lo que les prohibí?, esto no es un juego, son órdenes mías, se van a cumplir hasta que tenga nombres de culpables y saber quienes tienen mis cargas de armas—digo y todos asienten al mismo tiempo en que me seguían viendo.

Acomodo a Meridia entre mis brazos y suspiro.

—Como todos verán, esta pequeña niña, es mi hija, solo necesitan saber eso y entender que no le puede pasar nada si es que la dejo a cargo de algunos de ustedes, cosa que normalmente no pasará, la mantendrán vigilada y si necesito algo, aunque sea una simple manta, me traerán la mejor, ¿queda claro?—todos asienten y dicen un sí al unísono, sonrío satisfecha.

Acomodo a Meridia en mis brazos y veo a los hermanos Cullimore, dándoles a entender que se acerquen a mí.

Hacen aquello, Lucien se pone a mi lado, más pegado de lo que quisiera y sabe perfectamente que no puedo hacer mueca o expresar la incomodidad y enojo qué siento al tenerlo a mi lado.

Todos se ponen en mis ambos lados y yo sonrío lo mejor que puedo.

—Hay una nueva noticia, una unión de la mafia Dankworth con la mafia Cullimore—se escucha bullicio y exclamacionesde sorpresa—. Estos son los integrantes, sus nuevos jefes junto con nosotros—nos señalo a los chicos y a mí.

Todos parecen de acuerdo y aunque no lo estuvieran tampoco importaría demasiado, no estamos buscando comodidad por parte de ellos, siempre han demostrado respeto y aceptación con todo lo que decidimos.

—Vuelvan a trabajar y espero que me tengan a los culpables, si no los tienen y me entero que han alimentado, dejado dormir y que tomaran agua sus compañeros que están encerrados, tendrán un castigo peor que el de ellos—digo para después dar media vuelta y empezar mi camino hasta la sala de juntas.

—¿De qué habla?, ¿qué castigo?—susurra la qué creo que es Aurora.

—Hubo un asunto con una entrega de armas y Morrigan se encargó de darles el castigo al equipo encargado—contesta Eris.

—¿Qué castigo fue ese?—esta vez pregunta Harry.

—Dejarlos sin comer, tomar un sorbo de agua o dormir, los electrocutan para que no duerman, o simplemente los golpean—sonrío de lado pensando en lo mucho que deben estar arrepentidos los qué sé encuentran con esa tortura por haber fallado.

—Creí que Morrigan no era...

—¿Una excelente Líder?—inquiero mientras Sander y Henri abren las puertas para nosotros.

Me siento mientras acomodo a Meridia sobre mi regazo y veo como todos tomas asiento.

Pongo los ojos en blanco cuando Lucien se sienta a lado mío dejando a Sander con el ceño fruncido, Henri y él siempre se sientan a mis lados. Pero no podemos hacer un drama por los lugares, no somos niños pequeños, somos adultos y hay asuntos que se deben hablar.

—Hablemos de cambios, ¿van a requerir cambios en la mafia?—pregunto viendo a todos.

—Queremos ver como es todo en la mafia primero, ya luego vemos si se debe hacer cambios o no—asiento a lo que dice Dorian.

—Nosotros trabajamos en una secciones en especifico, ¿nos podemos encargar de  controlar las qué queramos?—habla Maia y fijo mi mirada en ella.

—Yo me encargo de revisar sobre todo y todos, no podemos ser todos la cabeza de la mafia así que deben escoger a un integrante de sus hermanos para que, junto conmigo, seamos la cabeza.

—Lucien—dice sincronizados los hermanos del mencionado, tan rápido qué no puedo ocultar mi asombro, mi hermana alza una ceja mientras Henri pone los ojos en blanco, Celeste trata de no reír y Sander se mantiene serio.

Carraspeo tratando de encontrar mi voz para aceptar lo que han definido como hermanos.

—Bien, Lucien estará conmigo como la cabeza de la mafia, todo debe sernos informado, no importa que ustedes tengan poder por ser jefes, deben hablar con nosotros primero—asienten—. Eris se encarga de entrenar a los nuevos reclutas, ¿quién hace esto también?—este Harry alza levemente la mano con una sonrisa pegada a su rostro mientras ve a mi hermana—. Bien, Harry y Eris se encargan de los entrenamientos, hermana enséñale como manejamos todo aquí, deben estar esperándote los nuevos reclutas—ella da un asentimiento y sin esperar a Harry, sale de la sala.

Él sale sin quitar esa sonrisa despidiéndose de sus hermanos.

—Celeste y Sander se encargan de lo tecnológico, hackeos, analizar las ventas, compras y ganancias, ¿alguno de ustedes hace lo mismo?—esta Aurora y Shannon alzan la mano y asiento—. Chicos, muestrenles la forma en la que hacemos todo—ellos asienten y ambas los siguen fuera de la sala dejándonos a menos.

Solo nos encontrábamos Dorian, Allison, Maia, Henri, Lucien, Meridia y yo.

—Henri se encarga de la seguridad y transporte, ¿alguien que haga esto o que quiera ayudar?—pregunto y Maia alza la mano.

—Yo me encargaba de eso en cuanto a nosotros como familia, ya qué trabajábamos solos—asiento comprendiendo sus palabras.

—Henri ve con ella y muéstrale—el mencionado asiente, me da un beso en la cabeza antes de irse con la castaña detrás de él.

He quedado sola con tres Cullimore y una bebé qué estoy segura que necesita un cambio de pañal.

—¿Tú que haces Dorian?—pregunto mientras veo a Meridia en el proceso de estar cerrando los ojos para dormir.

—Generalmente planeo las misiones y me encargo junto a Allison qué todo salga bien y no hayan fallas—sonrío, los veo a ambos hermanos.

La rubia mantenía una sonrisa desde el momento en que subimos a las camionetas y llegamos al cuartel.

—Ambos se encargarán desde ahora en eso, pueden hacer y deshacer lo que quieran, siempre y cuando nos avisen primero—asienten—. Les mostraré donde harán todo esto—me levanto con los tres hermanos siguiéndome.

Todos nos saludan hasta que llega Marco, él es mi guardaespaldas cuando estamos en el cuartel—aunque no lo necesito realmente—ha sido un buen amigo.

—Hola M—me saluda dándome un beso en la mejilla y respondo.

—Hola Marco—sonrío y él hace lo mismo—. ¿Otra vez tarde?—bromeo con él por el desorden de cabello qué tiene.

Es color chocolate y tiene unos rulos qué una vez Eris jaló y desde entonces el pobre de Marco huye siempre de ella.

—Tal vez—me sigue el juego y río, se da cuenta de la presencia de los hermanos Cullimore pero se centra más en la pequeña entre mis brazos—. Así que esta es Meridia Dankworth, Sander me habló de ella y no exageró con decir que es hermosa, no lleva la sangre pero esa belleza sin duda alguna queda con el apellido—le da un beso en la frente y Meridia sonríe hacia él.

—El tiempo corre Morrigan, debemos hablar temas importantes tu y yo, solos—frunzo el ceño por el comentario y tono qué tiene Lucien hacia mí.

Pongo los ojos en blanco y Marco se pone a mi lado tomando el papel de guardaespaldas.

Caminamos hasta el área de planteamiento y dejo a ambos hermanos.

Marco frunce el ceño y pone su mano en el micrófono con el que se comunica con los demás guardias, me ve y lo noto tenso y con la mandíbula apretada.

Se acerca a mí y ve a Meridia para cargarla él.

—Sebastian Wells está afuera y exige verte—mi cuerpo se tensa y siento una furia crecer en mí.

—¿Sebastian Wells?—pregunta Lucien detrás mío—. ¿La mafia Italia está aquí?

—Tu maldito ex-prometido esta aquí—dice Eris llegando a nuestro lado echando humo por las orejas.

—¿Espera qué?—pregunta estupefacto Lucien y cierro los ojos deseando qué esto sea una pesadilla.

Ese idiota acaba de joder mi día.

























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