OCHO
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MORRIGAN DANKWORTH
—¿Qué quieres que te diga?—cuestiono mientras cambio el pañal de Meridia.
—¿Cómo qué, qué?—inquiere con una ceja alzada Henri mirándome con el ceño fruncido a la vez.
—Estabas besándote con tu ex prometido, el cual te engañó...
—No me engañó—corto lo que quería decir esta Eris—. Su loca ex novia lo drogó ese día y le creo.
—Entonces eres una estúpida—me sorprendo ante como me llama Aleksander, no me enojaré por su arranque de hermano sobre protector, pero no dejaré que me hable de esa forma.
—Mide tus palabras, recuerda que aunque seas mayor que yo, la qué tiene más poder de nosotros cuatro, soy yo—digo sin apartar la mirada de él y baja su cabeza para cortar aquella conexión.
—¿Vas a volver con él?, ¿después de todo...
—Yo nunca he dicho que voy a regresar con él, ese beso fue más bien como un cierre, tal vez es lo que necesitamos...—detengo mis palabras al pensar en ese beso momentos atrás, no, eso no fue un cierre.
—No te mientas a ti misma, haremos una prueba para buscar qué la version de Sebastian sea verdad, si mintió solo para tenerte a su lado nuevamente, lo mataremos, aunque nos quieras detener—me quedo sin habla y no digo nada por lo que dice Cassian.
—Cassian...
—No, ¿le crees realmente?
—Sí, lo hago—contesto sin dudarlo.
Puedo parecer en ese momento una tonta, ilusa, pero no lo soy, Sebastian puede ser el mafioso más inocente en el mundo de la mafia, desde el primer día me di cuenta cuando miente, juega demasiado con sus anillos, muchos dirían qué eso lo hace sentirse controlado, pero yo se la verdad del significado de que diga esas cosas, nunca lo hizo conmigo, nunca tocó esos anillos ni una sola vez cuando me dijo te quiero, te amo, esa propuesta, las palabras dichas en las citas. Lo conozco mejor que él mismo.
—Un momento, déjame ver si entiendo, ¿estuviste comprometida con Sebastian Wells, pero la boda no se hizo porque te fue infiel?—pregunta Allison con el ceño fruncido y yo ladeo la cabeza.
—Sí, aunque en el momento que estaban... Él no estaba consciente de lo que hacía y no tenía control de su cuerpo—explico, es necesario que se den cuenta de las cosas y la obviedad del asunto.
Ellos no estuvieron ahí, no vieron lo que yo y tampoco se habrían dado cuenta de la verdad en el instante. Como debí hacerlo.
—¿Aún lo amas?—la pregunta que me hace Dorian me toma desprevenida.
Pongo la mirada en Meridia y sonrío hacia ella provocando qué haga lo mismo.
¿Aún lo amo?, estuve guardando mis sentimientos mucho tiempo y solo pasaron seis meses, poco tiempo para una relación tan larga y hermosa como la que tuvimos, nunca peleamos en esos tres años de relación. Siempre fue lindo, atento, cariñoso, sincero y sobre todo, respetuoso, nunca me dijo que hacer ni que hacer, nunca me pidió algo que yo no quisiera, siempre ha respetado mi privacidad y espacio, aún más cuando la relación era reciente.
Al verlo de esa forma, destruído, no con la confianza que siempre porta, verlo tan mal hizo qué mí corazón doliera, lo único que quería era abrazarlo y decirle que todo estaría bien, que no pasaría nada malo, que yo estaría a su lado siempre.
—Sí —suelto, Eris me sonríe y me abraza.
—Es tu felicidad, si tu le crees yo te creo a ti—dice mientras se separa de mí sin quitar su sonrisa y luego ve a nuestros hermanos.
—Debemos apoyar a nuestra hermana, también conocemos a Sebastian, sabemos como es y la forma en la que miró a nuestra hermana la primera vez, como si fuera la única maravilla del universo, creo que debimos cuestionar si de verdad la había engañado—veo a mi hermana orgullosa por sus acertivas palabras y mis hermanos me ven junto a Celeste, Sander y Henri—. ¿Qué pasó con la maldita de su ex?
Cargo a Meridia—. La mató—contesto, todos se quedan boca abiertos y me encogo de honbros—. Se lo merecía, me siento aliviada de que haya sido él, eso demuestra que su enojo fue real y...
Dejo de hablar cuando me llega una notificación a mi celular, le doy a Celeste mi hija mientras reviso aquel mensaje en mi correo.
Sebastian Wells.
Asunto: Evidencias.
Hola amore, dije que te daría tiempo y cumpliré eso, sólo te mando las fotos del cuerpo de la loca de mi ex para que sepas y estés segura de que dije la verdad, si con eso tampoco te basta, tienes un video de la tortura y cuando le disparé en la cabeza, ahora tengo problemas con su familia, amenazan mi poder como el jefe de la mafia, las consecuencias de haberla matado son muy graves, pero lo vales, vale la pena pasar lo que sea con tal de vengar tu sufrimiento. Hasta pronto bella.
Veo las fotos y alzo las cejas sorprendida, si es la chica, recuerdo su rostro, su cabello, pongo el video y subo el volumen para escuchar y detallar todo, no importa que todos escuchen.
—¡Sebastian non farlo!—la voz de la mujer se escuchaba ronca y sus lágrimas caían de sus ojos sin control alguno—. ¡Sebastian non è giusto!, ¡tu ed io dobbiamo stare insieme, Morrigan non è per te, io lo sono!
«¡Sebastian no lo hagas!. ¡Sebastian no es justo!, ¡tú y yo debemos estar juntos, Morrigan no es para ti, yo sí!»
—Ti sbagli Valentina, lei è la donna di cui ho bisogno e ne vale la pena, tutto il mondo vale, tu non sei nessuno nella mia vita e sei riuscita a lasciarmi, ne pagherai le conseguenze e non mi interessa che il tuo i genitori mi dichiarano guerra dopo
—la voz de Sebastian se escucha tranquila, tensa y furiosa a la vez, hasta sentí como mis vellos se pusieron de puntas, no lo había escuchado así nunca, aparece en la pantalla y pone la pistola justo en el entrecejo de Valentina—. Adiós Valentina, púdrete—dispara y su cabeza va hacia atrás y una poca sangre salpica en su frente como en sus mejillas.
«Te equivocas Valentina, ella es la mujer que necesito y que vale la pena, vale el mundo entero, tu no eres nadie en mi vida y lograste qué me dejara, vas a pagar las consecuencias y no me importa que tus padres me declaren la guerra después de esto. Addio Valentina, vaffanculo»
Sebastian toma el cabello de Valentina y tira de él dejando en la cámara su rostro, sus ojos medio abiertos, su boca abierta de par en par y el hoyo de la bala en medio de sus ojos.
Se corta el video y me quedo impactada al ver su faceta de hombre asesino.
—Carajo, me encanta su faceta de hombre sádico—expresa Eris con una sonrisa divertida y yo sonrío hacia ella.
Sander pone los ojos en blanco por el comentario de mi hermana.
—¿En serio aún lo amas?—pregunta Lucien y todos ponemos nuestra atención en él.
Se encuentra viendo un punto fijo en el suelo con los brazos cruzados y todo en él se ve tenso.
¿Qué me pasaba con Lucien y por qué de pronto sentía nervios al tenerlo cerca mío?, puede que son los sentimientos de alguna forma qué los confundo porque extrañaba a Sebastian, pero a veces me pongo a pensar en las situaciones que han sido pocas pero importantes que hemos tenido él y yo, esas miradas, esos roces, todo, no pienso en Sebastian cuando estoy con él, sólo pienso en ¿Cómo sería besarlo?, ¿Cómo sabrían sus labios?
Amo a Sebastian, pero no puedo negar que siento una ligera atracción por Lucien. Aún cuando sean pocos días de conocernos, aún cuando no hemos hablado más que seis veces, sabes cuando sientes algo por alguien, con una mirada basta, con una sonrisa, con un pequeño detalle es obvio lo que sientes.
—Lo hago, pero te seré completamente sincera—me acerco hacia él quedando a unos centímetros de distancia—. Me atraes, me gustas, no sé con esa exactitud qué siento por ti, pero estoy segura que no es amistad ese sentimiento. Me tomaré el día libre junto a Meridia, ahora que Cassian está aquí él puede enseñarte como manejo la mafia—digo antes de tomar a mi hija y salir de la sala de conferencias.
Camino hasta la salida donde los qué me veía me saludaban, algunos me deseaban tantas fuerzas como fuera posible.
Estaba a punto de entrar al auto hasta que alguien grita:
—¡Señorita Morrigan!—gritan y salgo del auto con Meridia aun en mis brazos.
Veo a Daniel, un encargado de investigar la misión de las cargas desaparecidas, o más bien robadas.
—¿Qué pasa?—pregunto con el ceño fruncido al verlo tan agitado y rojo.
—Las encontramos, las cargas,también ya sabemos quienes son los culpables de aquello—lo veo con interés y lo invito a sentarse en los bancos qué tenemos afuera.
—Respira, tranquilizate y dime—comento tratando de ocultar las ansias de saber donde se encuentran esas cargas y quién o quiénes lo robaron.
Él toma varias respiraciones y su color de piel regresa a la normalidad, asiente varias veces para después verme a los ojos ya más seguro y con aire.
—La mafia Boomer, fueron ellos—la mafia de la familia de Valentina, de la ex novia qué mató Sebastian, es obvio que deben estar en contra de ambos, después de todo, esa chica me quería fuera.
No voy a culpar a Sebastian por el hecho de tener ahora a la mafia Boomer, una mafia Italiana igual de poderosa que la de Sebastian pero aún así él tiene más poder en ese lugar.
—Así que ellos son los que nos andan molestando, ¿eh?—comento con algo de molestia, esa familia ha cometido el error de meterse con nosotros—. ¿Cómo paso?
—Él equipo encargado estaba haciendo lo que debía hacer, resguardarkn correctamente la carga, fueron a guardar algunas cosas y se vio en las cámaras como mataron al conductor y se metió otra persona, específicamente Valentín Boomer, el hijo mayor de la mafia Boomer, el equipo estaba haciendo la rutina qué hacemos con todas las cargas y...
—Y esta prueba deja claro que no, haré qué los deje libres, pero antes hablaré con ellos—me levanto y él hace lo mismo mirándome con una sonrisa.
—Muchas gracias.
—Gracias a ustedes, no se rindieron para poder tenerlos de vuelta y que no sufrieran más—digo para empezar a caminar de vuelta al cuartel, Meridia tiene sus ojos cerrados dejándome entender que se ha dormido.
Camino hasta el ascensor para poder llegar a las celdas de tortura qué tenemos hasta abajo, van dos guardias conmigo y al llegar caminamos escuchando los gritos de agonía, lamentos y pedidos de ayuda, esas almas ya están perdidas desde hace tiempo. Llegamos a la habitación del equipo y visualizo a Daniela, Marissa, Kevin, Bratt, Hugo y Lisa.
Están encadenados y cuando me ven sonríen.
—Equipo Rojo A, quedan libres y fuera de culpa por el robo de la carga de hace tres días—los guardias los dejan libres y ellos se abrazan para después abrazarme a mí.
—Entendemos qué debiste castigarnos, al final de cuentas nosotros éramos responsables de que todo saliera bien—asiento con una pequeña sonrisa por lo que dice Melissa—. Tu bebé es hermosa, nos enteramos de tu nueva hija y no puedo creer que sea tan hermosa.
—Gracias chicos, deben recuperar fuerzas, porque tienen una misión—todos ellos asienten con el semblante serio.
—¿De qué trata?—pregunta Hugo.
—Van a traerme algo importante para la mafia Boomer, me traerán lo más preciado para ellos, el único legado qué tienen con vida, me traerán a Valentín Boomer y lo mataré.
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