CINCO

Canción en multimedia—Again de Noah Cyrus, XXXTENTACION



—RAVEN—


Se sentía extraño. Una es sensación no incómoda, pero es más bien como un presentimiento demasiado extraño sobre todo esto. Digo ¿Una relación de tres?

Realmente mis padres estarían orgullosos de mí. O tal vez no...

—Hasta acá llega el olor a quemado, deja a tu pobre cerebro en paz—pongo los ojos en blanco por el comentario de Ezekial.

—El único cerebro quemado es el tuyo, imbécil.

—Este imbécil es tu hermano y se merece tu respeto.

—¿Así que admites que eres un imbécil?—le doy una sonrisa burlona, Ezekial se queda pasando asimilando por un momento, lo que ha dicho.

Formo una sonrisa victoriosa mientras me levanto y salgo del avión en cuanto abren la puerta.

Constanz y Eros bajan después de mí pero yo empiezo a sentir nervios y no me gusta ese jalón en mi estómago que provocan ambos. Tomando en cuenta lo que pasó en el camerino y mi ridícula excitación y cómo me dejé doblegar ante ellos.

Entro a la camioneta y siento la necesidad de hablar urgentemente con Meridia y Enzo. Muerdo mi labio inferior mientras muevo mi pierna derecha viendo en cada momento el paisaje del hermoso país de Italia mientras vamos hacia el castillo.

En cuanto llegamos sonrío, le agradezco al chófer y bajo del auto para ir directo a las puertas del castillo que son abiertas por los guardias que me saludan.

Camino por los pasillos apresurada y rogando que aunque ellos hayan llegado unos minutos después de que yo lo haya hecho, espero de verdad que no vengan a buscarme, sólo necesito hablar con mi hermana.

Iba tan perdida en mis pensamientos que choco con alguien y ese era Luca, el chico me ve con una ceja alzada y después frunce el ceño.

—¿Ya llegaron? Creí que llegarían en unas horas más tarde.

—Decidimos adelantar el vuelo, pasar año nuevo con la familia suena mucho mejor—sonrío y él asiente lentamente.

—¿Y Ezekial?

—Tu enamorado está llegando en otro auto.

—No es mi enamorado—dice manteniendo la mirada en uno de los ventanales.

Ladeo mi cabeza hacia un lado mientras entrecierro mis ojos sin dejar de verlo, claro que está mintiendo, es más que obvio que esos sentimientos hacia mi hermano no se han ido.

—Sabes que él no es... bueno, eso.

—No lo llames eso, tu eres gay, yo soy...—alza una ceja al mirarme.

—¿Tú eres?

—Creo que estoy en una relación con Constanz...

—¡En hora buena!

—Y también con Eros.

—Alto. ¿Y eso cómo fue que sucedió? ¿No lo llevas conociendo hace unos días?

Lo veo de mala manera.

—Sé que la mayoría lo conoce, ya no debes fingir que no sabes nada de él o lo que hizo en el pasado.

Parece que sus hombros se relajan al igual que su rostro.

—¿Cómo es que estás en una relación con ellos cuando con esta Cosntanz estabas en una disque pelea y con Eros, estando básicamente, conociendolo de nuevo?

Me encojo de hombros y suspiro.

—No lo sé Luca, no estoy segura de nada, sólo que siento algo por ellos que es tan confuso, puede que con Eros haya sido de recuerdos, pero me gustaría saber realmente cosas nuevas, me gustaría darle una oportunidad.

Me ve fijamente por unos largos segundos hasta que la voz de aquella chica que estaba buscando aparece detrás mío.

—¡Raven!

Volteo con una sonrisa y siento como sus brazos me rodean, veo como Enzo me sonríe y yo hago lo mismo tratando de respirar debido a la fuerza que usa Meridia en el abrazo.

Cuando al fin me suelta me sonríe y suspiro.

—Creo que hice algo, o más bien acepté algo, no lo sé yo...—. No puedo terminar mis palabras porque en ese momento, llegan los demás.

—Raven. ¿Podemos hablar?—la pregunta de Cosntanz me hace sentir un dolor de cabeza y siento como todo me da vueltas.

—Estoy muy cansada, iré a descansar—digo por lo bajo hacia ninguna persona en concreto.

Empiezo a caminar sintiendo la garganta seca, mi respiración pesada, lo menos que necesitaba era encontrarme con mis padres en el camino a mi habitación.

—¡Cariño!—exclama mi madre con una gran sonrisa caminando hacia mí con mis padres detrás de ella.

—¿Estás bien bella?—pregunta mi padre Sebastian y suspiro.

—¿Si yo estuviera en una relación como la que ustedes tienen, qué me dirían?

Los tres se quedan pasmados, sorprendidos más que nada, se ven entre ellos y suspiran, siempre me ha dado miedo la conexión que tienen entre ellos.

—Es tu vida y estaremos siempre conformes con la o las parejas que decidas tener, tu felicidad es lo que más nos importa y si las persona o personas con las que estás te hacen sentir feliz y segura, entonces no habría razón para estar en contra nena—muerdo el interior de mi mejilla ante la respuesta de mi padre Lucien.

—¿Sucede algo que quieras contarnos?

Asiento.

—Me gusta Constanz, pero tengo miedo de que sea un juego o que ella algún día decida que está aburrida y que su "gusto" por mí se esfume, tengo miedo de que Eros me dañe otra vez aunque no recuerde la última vez que lo hizo.

—¿Hablas de Eros Vasileiou? ¿Ese imbécil está aquí?—expresa mi padre Sebastian con furia y abro los ojos como platos.

—Sí, pero por favor no hagan nada, yo quiero darle la oportunidad de entender todo esto, darle la oportunidad de que estemos otra vez pero también con Constanz.

—¿Ustedes tres?—asiento en respuesta a la pregunta de mi madre—. Si tú eres feliz, nosotros también, así que ni huyas porque un Wells, un Cullimore y un Dankworth, jamás huyen. ¿Entiendes eso?

—Sí mamá.

—Entonces ve, habla con ellos y aclaren los términos de esta nueva relación.

—Eso haré, gracias a los tres—los abrazo y camino de vuelta esperando encontrarlos.

Pero mi ánimo decae al notar que no están, tal vez debería ir a recostarme realmente y tratar de pensar con más claridad, después hablaría con ellos.

Entro a mi habitación al llegar a esta, me dejo caer en la cama boca abajo y suspiro.

No duro mucho acostada cuando la puerta es tocada, pienso en dejar que se cansen sin obtener ninguna respuesta, pero conociendo a cada individuo en este castillo, no se detendrá la persona que esté tocando.

Me levanto de mala gana y al abrir la puerta alzo las cejas sorprendida al ver a Constanz y a Eros, ambos traían bolsas con lo que parecía ser comida y dulces.

Ambos pasan a mi habitación con una sonrisa haciéndome a un lado y frunzo el ceño.

—Nunca les dije que podían pasar.

—Somos una tri-pareja, creo que tenemos ese derecho.

—¿Una tri-pareja?—pregunto ante la extraña palabra dicha por Constanz.

—Bueno, más bien somos un trío—. Explica Eros sin vernos, está demasiado ocupado acomodando la comida sobre mi cama.

—Oigan, deben salir, no creo que sea el mejor momento para... esto—señalo todo lo que han traído, se ven entre ellos y al final se encogen de hombros.

Me ignoran. Se sientan sobre la cama y empiezan a comer a pesar de lo que he dicho hace unos segundos. ¡Agh!

—Oigan...

—Raven, sólo ven a comer y ya—me interrumpe Constanz.

El olor de las mini pizzas hacen que mi estómago suelta un rugido, me pongo roja de la vergüenza cuando ambos me ven con una sonrisa.

—Como lo que me han traído y se largan—dicho esto ambos asienten, subo a la cama recargando mi espalda sobre el respaldo.

Tomo una de las cajas que contiene una mini pizza, tomo un pedazo y empiezo a comer con la mirada baja escuchando cómo conversan entre los dos de cosas que dejo de escuchar cuando me quedo sumida en mis propios pensamientos.

Entiendo que esto es nuevo para los tres, es nuevo para mí y debo dejar que esto fluya, no hacer que acabe tan pronto. Antes de poder hablar este Eros lo hace primero:

—¿Te gustó la pizza?

Cierro la boca y asiento con una pequeña sonrisa.

—Gracias, está muy buena—tomo otra mini pizza, mastico bajo la mirada de ambos y al pasar la comida decido ahora sí, hablar—. Sé que estuve algo extraña en cuanto bajamos del avión, me disculpo por eso, pero esto es nuevo para mí y supongo que para los ustedes también, sólo quiero mantener todo controlado, he decidido dejar la música por el peligro que me puede poner el salir al escenario como también a mis primos, debido a las amenazas también estaré más concentrada en la mafia y tal vez yo no tenga más tiempo o...

—Trataremos de buscar más tiempo para los tres, Eros ya es el líder de la mafia griega, yo formo parte de la mafia alemana junto a mi hermano, así que los dos estaremos a tu lado en este proceso, no dejaremos que nada te pase—la rubia toma mi mano y la entrelaza con la suya para después besar la palma de mi mano.

Se acerca con nerviosismo hacia mí, se inclina cada vez que yo la detengo, así que pongo mi mano izquierda en su cuello impulsando mis labios a los suyos. Sus dulces labios suaves junto a los míos era una sensación que extrañaba sin duda, chupo su labio inferior para después jalar de este y volver a chupar sintiendo un jalón en mi vientre cuando ella suelta un quejido combinado con un gemido.

Muerdo con más fuerza su labio inferior sintiendo escurrir la sangre en su boca pero ella abre y yo aprovecho para meter la lengua, se pone a horcajadas mío rodeando sus manos en mi cuello y yo en su cintura subiendo ligeramente el dobladillo de su camisa.

Empieza a moverse y sonrío en medio del beso, me separo de ella mirando como sus labios se encuentran hinchados, sus ojos entrecerrados, sus labios con sangre y la barbilla manchada de esta, sonrío de medio lado mientras empiezo a lamer las zonas con sangre limpiando cada parte de ella.

—Adrielle...

La miro en el instante en que me llama por mi segundo nombre, niego lentamente.

—Raven, no Adrielle—susurro sobre su cuello, ella me da más acceso a éste y sonrío.

Veo como Eros está recogiendo las cosas con una sonrisa, bajo la mirada hasta sus pantalones notando el gran bulto que se encuentra y mi sonrisa incrementa.

—Eros—el mencionado voltea a verme y sube una ceja—. Ven aquí.

—¿Es una orden?—sonríe juguetón.

Abro ligeramente la boca sacando un jadeo cuando Constanz es ahora la que besa mi cuello, chupando, jalando mi piel y lamiendo.

Salgo de mi excitación y asiento.

—Es una orden Vasileiou, ven aquí—lo último suena más como un gemido cuando mi camisa es abierta con violencia por Constanz quién empieza a besar mi clavícula.

Eros se acerca mientras se quita la camisa y veo como Costanz se aparta y jala de mis pies provocando que me recueste bien en la cama, mi cabello debe ser un desastre.

Jadeo cuando Cosntanz besa mi estómago y Eros se sube a la cama, se acerca a mí sin tapar a Constanz y pone una mano en mi cuello como si me fuera a ahorcar, ejerce presión en este y besa mi hombro izquierdo, sube hasta mi cuello sin dejar de presionarme con su mano. Empiezo a moverme ansiosa cuando arqueo mi cuerpo y Cosntanz aprovecha esto para desabrochar mi sostén, mis pechos quedan aún más expuestos ante ellos cuando Eros es el que se encarga de aventarlo a algún lugar de la habitación.

Suelto un gemido bajo cuando Constanz besa mi pezón derecho y después jala de este, mierda, que bien se siente.

Tomo a Eros de su rostro y al sentir sus labios pegados a los míos hace que sienta jalones horribles en mi cabeza, cierro los ojos con fuerza y los movimientos de cada uno desaparecen.

—¿Adrielle?

Varias imágenes pasan a velocidad en mi cabeza, como si fueran rayos, imágenes de Eros y yo, imágenes que son más bien recuerdos.

—Adrielle.

Su voz me hace reaccionar y suspiro, no recuerdo, pero puedo ver algunas cosas.

—Yo...

—¿Estás bien? ¿Quieres que nos detengamos?

Niego lo que dice Constanz y tomo su rostro para darle un pequeño beso en sus labios, vuelvo a tomar a Enzo pegando mis labios a los suyos, necesito tenerlos cerca.

Eros le sigue a mi beso con más violencia, chupa mi labio inferior y muerde de este, Constanz besa mi vientre y yo gimo en los labios del griego.

Cosa que hace que sienta un tirón en mi parte baja y como palpita cada vez más.

Seguimos besándonos hasta que empieza a besar mi cuello, entre Constanz y Eros besan los lados de mi cuello con violencia mientras toca mis senos a su gusto y pellizcan los pezones. Me muevo con impaciencia cuando Eros baja su mano hasta el principio de mi pantalón, quita el botón y baja el cierre empezando a meter su mano por encima de mi ropa interior, que estoy segura que esta se encuentra demasiado húmeda.

Gimo cuando ejerce presión y es ahí, cuando la puerta es abierta y yo me exalto cuando la persona que se encuentra en la puerta, es mi hermano.

—¡Raven Adrielle Wells C. Dankworth! ¡¿Qué mierda crees que estás haciendo?!

Oh... Carajo.


















¡Hola!

Lamento la demora del capítulo, sé que les debo al menos como unos seis capítulos pero es que estuve en proyectos, tareas, trabajo y en grupos que necesitan mi tiempo cien por ciento, así que no pude escribir mucho, pero he regresado y espero al menos poder darles los capítulos que les debo en toda esta semana.

¡Nos vemos!

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