• Capítulo 9 •
—¿Por qué lo preguntas? —cuestiona sacando al primer pez.
—Simple curiosidad —comenta sentándose al lado del rubio ceniza, a pesar de tener una sonrisa en el rostro podía sentirse algo inquietante.
—Pues no, yo me encuentro muy bien.
—Ya veo...
—¿Que hacías en un bote de carga?
—Soy... El que verifica la carga.
—¿Por qué pareciera que lo acabas de pensar? —vuelve a lanzar el anzuelo con carnada.
—Oh, no, no, es que estaba distraído viéndote pescar, realmente se ve que eres bueno sobreviviendo en lugares como este.
—Mm, no es gran cosa, mi profesor en la academia nos dejaba retos peores.
—Que divertido -ríe un poco.
—No es broma.
—Ah- ¿De verdad pasó eso? Bueno, entonces tendrías aún más sentido que seas tan bueno sobreviviendo.
El chico se sentó un poco más cerca de Katsuki, evidentemente eso puso alerta al rubio ceniza, no se fiaba de él, y el que esté tan cerca lo hacía sentirse amenazado.
—Aléjate... me estás molestando.
—¿Por qué? No estoy haciendo nada...
—Aléjate dije... —ordena fulminándolo con la mirada pero a cambio solo siente la mano del joven posarse en su pierna.
Con solo el toque siente una extraña corriente eléctrica pasar por su cuerpo, y aún más cuando el ajeno estruja ligeramente su muslo, no entendía por qué sucedía eso pero no tardó en reaccionar y provocar una explosión no muy grande para que se aparte.
—¡No me toques, hijo de puta! —insulta enojado, pero el chico solo ríe.
—Bakugō san es muy fácil de irritar —esas palabras hicieron que el ajeno se parara de su sitio para alejarse de forma veloz, colocándose en posición de pelea— ¿Mh...? ¿qué sucede?
—Yo nunca te dije mi nombre... —sabía que él no era un hombre extraviado— ¿Quién eres en verdad? Voy a explotarte la cara si no contestas —amenazó sacando chispas de sus manos.
—Eres muy atento, bueno, si me llamo Keichi Hamada pero no soy tripulante de ningún barco... he venido para checar unas cosas, soy ayudante de la doctora Hirano, ella me mandó —confiesa mientras se ponía de pie y se cerca lentamente al rubio cenizo.
—Esa zorra... si es que sales con vida de aquí, dile que no pienso volver a ese maldito infierno —al ver que el ajeno se acercaba este retrocede.
—De acuerdo, vamos a ver si se cumple... —Katsuki se asombra al ver como el chico se vuelve parte del agua dejando solo sus prendas ¿Ese era su kousei?
Algo toma su tobillo y lo alarma, sin que pudiera reaccionar a tiempo es arrastrado cada vez más adentrándose al mar, no importaba cuantas veces explotara el agua siempre volvía para seguir jalándolo.
—¡Maldición! ¡Suéltame!
—Es imposible escapar del mar Bakugō san, tu kousei no puede salvarte de esta.
Una inmensa ola se acerca y atrapa a Katsuki, haciendo que se recuelque en el agua, era difícil imposible crear explosiones estando debajo del agua, tenía que subir a la superficie al menos un poco pero el tipo seguía jalándolo cada vez más al fondo del mar, haciendo que Bakugō entre en desesperación.
De un momento para otro no podía moverse y ve una jeringa acercarse a él, intenta forcejear pero no logra, no pudo hacer nada y aquella aguja se clava en su brazo quitándole algo de sangre.
—¡Mmh!
Y cuando pensó que ya no podía soportar más la respiración bajo el agua todo empezó a sentirse más caliente y de la nada su muñeca es tomada jalándolo hacia atrás, era Todoroki que intentaba nadar de regreso a la orilla pero cuando notó que algo lo evitaba empezó a evaporar el agua con su lado de calor, afectando al chico que los aprisionaba.
Finalmente Bakugō es liberado y los dos nadan de regreso a la superficie.
—¡Hah! ¡Maldita sea!
—¡Bakugō! ¿Qué pasó?
—¡Es un ayudante de la zorra! -grita e intenta salir del mar, tosiendo hasta llegar a la arena.
—Bakugō ¿Estás bien? ¿Te hizo algo? —cuestiona observando cualquier posible herida que pudiese tener el rubio pero no encontró nada.
—Estoy bien, no me hizo nada, tenemos que irnos de aquí ahora, esa maldita zorra desquiciada sabe que estamos en esta isla, no dejará de joder -habla mientras se ponía de pie con cierta dificultad.
Estar mucho tiempo con las mismas prendas ya era incómodo, necesitaba cambiarlas urgentemente.
—¿Qué piensas hacer? Hasta ahora no hemos visto un barco pasar y no tenemos nada que nos ayude a salir de aquí.
—Tengo una idea —asegura caminando hacia el bosque.
—¿A dónde vas?
—A visitar a una amiga.
—¡Katsuki!~ —gritó la pequeña niña yendo a abrazar al rubio ceniza sin importarle que estaba mojado y con arena, Todoroki se quedó muy confundido ¿De dónde había conocido a esa niña?
—Hola mocosa —despeina a la menor y se pone a su altura—, oye... necesito irme... pero necesito ayuda ¿Tu padre tendrá alguna forma de salir de la isla?
—¿Katsuki se va? ¿Puede quedarse a raymichay?
—¿A qué? ¿Qué es?
—Ayaki y otras niñas harán ritual de mujer y niños harán demostración de chanin, ¡Katsuki tiene que verlo! —sonrió la pequeña con emoción.
Katsuki rascó unos segundos su nuca y observa de reojo al bicolor quien no parecía tener problemas en quedarse un rato en aquel lugar.
—Mm... bueno... nos quedaremos pero solo hasta que acabe ¿Entendiste?
La pequeña niña asiente con la cabeza bastante ilusionada, pero luego observa a Todoroki con curiosidad y a la vez con temor, escondiéndose un poco detrás de Bakugō.
—Ah, no te asustes... Él es... Un compañero.
—Soy Todoroki Shōto —se presenta el bicolor.
—¿Todo-roki?
—Sí, Todoroki.
Observa con curiosidad por un breve momento y luego sonríe un poco más confiada para luego tomar la mano de Bakugō y mostrarles todo el lugar, finalmente ambos jóvenes pudieron tomar una ducha decente con jabones artesanales y naturales, les dieron ropa nueva, de piel de animales pero parecía estar bien hecha por lo que a ninguno les molestó usarlo.
Pasaron varios minutos u horas hablando y presentándolos al pueblo, todos los veían con curiosidad debido al color de su piel y cabello.
Todos los indígenas tenían infinitas preguntas, no podían quedarse con las dudas de quiénes eran, tanto como niños, adolescentes, adultos y ancianos se acercaban para hablar. Esto molestaba bastante al de mirada carmesí que solo quería irse de la isla para volver a su casa y vivir su vida normal atrapando y golpeando villanos.
Un extraño cosquilleo se hizo presente en su estómago y cuello, era muy leve pero muy molesto, Todoroki notó como el rubio se empezaba a rascar repetidas veces en la nuca o brazos, lo primero que pensó fue le habían picado algunos zancudos o algo.
—Déjame ver tu cuello —ordena de forma breve para quitar la mano del ajeno y observar, no tenía nada, rápidamente el rubio se aleja del bicolor observándolo fastidiado y levemente sonrojado.
—No me toques... —habló en un tono bajo pero amenazador.
Su actitud confundió al heterocromático pues el contrario no había estado nada tranquilo y tolerante hasta ese momento.
—Pensé que te había picado algún insecto —aclaró observándolo con atención.
—Cállate, no tengo nada.
El día no estaba caluroso pero por alguna razón la temperatura de su cuerpo se elevaba cada vez más, su mano que había sido tomada por el medio albino empezaba a tener una sensación de hormigueo.
—Voy... voy a estar por allá —señala una pequeña colina y empieza a caminar en esa dirección.
—¿Quieres que-?
—No, sólo déjame solo, dile a la mocosa que tampoco vaya, necesito unos minutos para estar tranquilo...
—Bakugō...
No insistió, no quiso molestarlo más y solo se dispuso a observarlo caminar hasta dicha colina, tenía curiosidad de saber que es lo que sentía el de mirada carmesí, era posible de que se trataba de algún síntoma... ¿Cuáles faltaban?
Se puso a repasar la corta lista... Dolor abdominal, apetito, vomitos, deseo sexual, aunque, no parecía estar sufriendo de la mayoría de los síntomas a menos que lo esté reteniendo, que era bastante posible tratándose de Bakugō... no podía dejarlo así como si nada, quién sabe qué cosas podría hacer el rubio en esas condiciones.
—Vi lo que sucedió, no tienes que entregarme ningún informe, vaya... ¿Por qué siempre el joven Todoroki aparece en el momento justo?
—Es un misterio que nunca sabremos —comenta el chico con una corta carcajada.
—Buenos al menos... ¿Tienes la muestra?
—Sí, está aquí —muestra una jeringa con un poco de sangre.
—Perfecto, llevémoslo al laboratorio para analizarlo, ahora que saben que estamos conscientes de su ubicación seguro que intentarán salir lo más pronto posible.
—Sí, es muy seguro, Bakugō san no dejará que lo atrapemos así de fácil, de eso estoy seguro.
—Sí, igual yo... Pero él no sabe que corre gran riesgo si no se aplica el estabilizador... Nos quedan dos días para tratarlo.
—Hah... ¿Qué... Qué me está pasando?...
Habló solo, aunque quisiera buscarle la lógica a todo lo que le estaba pasando pero a lo único que atinaba era culpar las sustancias que le pusieron ese día. Su cuerpo se volvió lento y pesado, ya estaba en la cima de la pequeña colina, nunca pensó que podía ser tan difícil caminar unos cuantos minutos.
Cada cosa que rozara directamente con su piel le causaba la misma sensación de hormigueo que había sentido antes con Todoroki, en solo pensar con el bicolor lo hacía sentirse aún más extraño... su voz retumbaba en su cabeza.
Suelta varios suspiros intentando calmarse, se sienta en el suave pasto y observa el paisaje. Su rostro se sentía caliente...
—Mierda... Quiero que me toque —murmura muy bajito y cierra los ojos agotado.
Continuará...
NarikoHN
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top