• Capítulo 19 •
Las horas pasaron y todos terminaron ebrios, Katsuki al no haber bebido demasiado acompañó a Sero, Denki y a Eijirō a sus respectivos departamentos, obviamente con constantes quejas e insultos para dejar a cada uno hasta en sus camas.
Estaba cansado, caminaba con las manos en los bolsillos hacia su departamento, cuando de la nada su celular suena, era un mensaje de Todoroki, al parecer aún no se había ido a dormir.
—Bakugō, ¿Te encuentras bien?
—Sí, ¿Por qué la pregunta?
—Solo quería asegurarme.
—Soy un héroe profesional, no deberías preocuparte por estas cosas.
—Lo sé, pero me hace estar más tranquilo.
Katsuki entrecierra los ojos y observa el cielo nocturno, por alguna razón los textos de Todoroki lo hacían sentir un pequeño punzón en el pecho, como si le doliera leer cada palabra, quizás era por no estar completamente sobrio junto al hecho de saber que el bicolor estaba por irse del país en una semana.
—Vete a dormir.
—¿Ya estás en tu casa?
—Dentro de un rato lo estaré, deja de preocuparte.
—Um, de acuerdo, buenas noches Katsuki, descansa.
Sus labios se aprietan, pero no hace más que guardar el celular en su bolsillo, no tenía claro sus sentimientos, no sabía que hacer, una parte quería que se vaya para olvidar todo lo que habían pasado, pero otra parte de él quería que se quedara.
Con la mirada perdida llega a su departamento, abre la puerta y se adentra a pasos lentos, tira sus cosas a un lado y va directo a su habitación, tirándose en la cama. No estaba de humor para nada, ni siquiera para hacer algo que le suba el ánimo. Simplemente cerró los ojos y sin percatarse se queda dormido enseguida.
Pasaron cuatro horas para que se despertara, era de madrugada, el sol apenas salía, pero seguía sin sentirse con la suficiente fuerza. Sus ojos se abren ligeramente, notando la cálida luz que empezaba a asomarse entre las cortinas de su habitación, a pesar de que poco a poco el calor del día lo abrazaba, su pecho se seguía sintiendo frío.
Con pesadez se levanta y despeina su cabello, todas las mañanas fueron así durante esa semana, Todoroki no lo había llamado durante todo ese tiempo, y él tampoco tuvo la iniciativa de ponerse de acuerdo con él, a pesar de que revisaba su celular día y noche pensando en cómo debería invitarlo, pero no se atrevió, así llegó el último día de su estadía en Japón, provocando que su pecho se sintiera pesado, no quería que se fuera, pero detenerlo solo sería estancarlo con él, no dejar que progrese como héroe y él no quería ser una piedra en su camino.
Y ahora por sus malas decisiones estaba en la cima de un edificio, vigilando que no haya caos, observaba lo pequeños que se veían todos a esa altura, parecían tan tranquilos, cada quien preocupado por sus propias vidas, mientras él se cuestionaba intensamente que acciones tomar.
—Bakugō.
La repentina voz de cierto bicolor lo sorprende, voltea rápidamente y lo observa atónito, no sabía cómo es que lo había encontrado, según él no había dejado en evidencia que estaría ahí.
-—¿Qué haces aquí?
—Fue pura coincidencia.
Miente, en realidad sabía que estaría ahí, pues cierto peli verde le había comentado que lo había visto muchas veces en ese lugar, y estaba agradecido de que aquella noche no haya sido la excepción. Bakugō no le cree, pero tampoco lo iba a interrogar.
—¿Cómo estás?
—Solo estoy vigilando, ¿no deberías estar empacando?
—Ya lo hice, pero quería salir a tomar aire y disfrutar de mi última noche aquí con una gran vista.
—¿Extrañarás ver la vida nocturna en Japón?
—También.
Katsuki no entiende la pequeña indirecta y solo observa como el bicolor se acerca para sentarse a su lado, todo se quedó en absoluto silencio, o al menos así fue por unos cuantos minutos, hasta que finalmente es el rubio ceniza quien toma la primera palabra.
—¿Cómo te sientes respecto a tu viaje?
—Es algo nuevo, pero creo que será lo mejor, necesito alejarme de los escándalos en mi familia, además, creo que también te ayudaría.
—¿Mm?
—Estarás mejor si me voy, ¿verdad?
El rubio ceniza lo observa en silencio por unos segundos, el bullicio de la ciudad cesó de un segundo a otro dejando a los jóvenes en un denso silencio que lo empezaba a inquietar de diferentes formas.
—No lo sé.
Sus manos se aprietan con frustración, la pesadez que sentía en el pecho era dolorosa, "¿lo quiero?", "¿deseo que se vaya?", "¿estaré mejor si no está?", tantas preguntas sin aparente respuesta.
—Si me pides que me quede, lo haré.
—Quiero que te vayas.
No es cierto y decirlo quema, pero había tomado la decisión de no interrumpir en sus planes, no importaba cuando quería que se quedara.
—¿Realmente quieres que me vaya?
—¿Acaso no escuchaste bien? —cuestiona con un tono hostil.
—Te escuché, pero me cuesta creerte si no me ves a los ojos.
Nuevamente el silencio se hace presente. Katsuki poco a poco dirige su vista al rostro del bicolor y conecta sus miradas. Una brisa los refresca, trayendo consigo una nostalgia extraña.
—Quiero que te vayas.
Repite casi en un susurro, definitivamente tener que mentirle a la cara mientras se veían tan fijamente a los ojos era demasiado difícil.
—Está bien —acepta y se pone de pie—, me hizo feliz hablar contigo antes de irme, pero supongo que ya es momento de despedirnos.
—Sí.
Disimuladamente una de sus manos pasa a su pecho, sintiendo como sus latidos seguían acelerados, pero a comparación de otros momentos, está vez era doloroso.
—Bakugō.
—¿Qué quieres?
—¿Puedo pedirte un último favor?
El rubio ceniza voltea encontrándose a solo centímetros del rostro del bicolor, por la sorpresa retrocede un poco, pero Shōto no tarda en sostener su mejilla con suma delicadeza, acariciando su piel con su pulgar, rozando la comisura de sus labios.
—¿Puedo besarte?
—¿Hah?...
—Es lo único que quiero antes de irme.
La repentina petición lo deja inmóvil, sus ojos no podían apartarse de esa mirada de dos colores, la tensión que había antes entre ambos creció, de lo que antes era palpable en el ambiente, ahora incluso dificultaba el ingreso del aire en sus pulmones.
El solo roce de sus ásperos dedos en su piel se sentía extraño, dejaba con su paso un cosquilleo fastidioso, como si su piel quisiera ser sujetada con fuerza por sus fuertes manos. Creía que todo eso era algún efecto secundario que se quedó en su cuerpo por los experimentos y el tiempo que pasaron juntos en aquella isla, quizás habían cambiado algo en su cuerpo para que sintiera eso con el bicolor.
—¿Puedo? —su mirada parece suplicar un "sí", y con esa cara, era imposible no dárselo.
—Solo uno.
—Solo eso deseo.
Con suma lentitud empezaron a acortar la distancia entre los dos, llegando al punto de poder sentir mutuamente sus respiraciones. En ese momento, Shōto se había percatado de que Katsuki estaba demasiado nervioso, era demasiado evidente ante sus ojos, pues su respiración era entrecortada, sus manos se habían apretado en puños sobre sus muslos y no dejaba de temblar al igual que sus labios. Todo eso, sin mencionar el evidente rubor en sus mejillas, le dejaba demasiado claro que en la mente del más bajo, podría estar pasando un huracán de emociones.
—¿Qué mierda esperas?...
—No puedo dejar de pensar que eres muy lindo.
—Ahórrate tus comentarios innecesarios.
—¿Por qué tiemblas, Katsuki?
—No estoy temblando, carajo, ¿acaso quieres que te-?
Sus palabras se ven interrumpidas por los labios del bicolor, quien aprovechó para meter su lengua a la boca del rubio ceniza, y así profundizar el beso.
En ese preciso momento, su corazón no pudo más, había estado reprimiendo sus sentimientos tanto que ahora parecía desbordar. Todos los momentos que vivieron juntos, desde la academia hasta ese preciso momento llegaban a su mente como recordatorio de lo que sintió cuando estuvo a su lado.
La mano de Todoroki en la mejilla de Katsuki siente una ligera humedad que le causa curiosidad, por lo que abre muy ligeramente sus ojos, notando que las cejas del ajeno estaban fruncidas, y sus ojos dejaban caer pequeñas lágrimas.
Verlo de esa manera lo sorprende demasiado, pero a la vez le causa un dolor en el pecho, la sola idea de tener que viajar y dejarlo ahí, le era muy difícil, pero ninguno parecía estar en el momento indicado para estar juntos.
Muy suavemente el beso se termina, Katsuki inmediatamente se limpia las lágrimas traicioneras, mientras que Shōto solo se le queda observando con esa neutralidad que lo caracterizaba.
—Bakugō, yo...
—No digas nada —silencia y pasa su muñeca por sus labios, limpiando los pequeños rastros de saliva que había quedado en ellos—. Ya tienes lo que querías puedes irte ahora.
Todoroki se le queda viendo por unos segundos que parecieron eternos, estaba en una pelea interna, pues quería quedarse con él, pero a la vez le quería dar su espacio. Fue más por respeto que aceptó las palabras del héroe explosivo, y lo último que se escuchó en esa azotea fueron los pasos dirigiéndose a la salida, seguido de la puerta siendo abierta y cerrada, anunciando la retirada del heterocromático.
Continuará...
NarikoHN
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