La caída de un héroe

Los días lunes, martes y viernes Light tiene clases de preparación universitaria por horas de la tarde, a excepción de los viernes que empiezan a las seis de la tarde y terminan a las ocho.

Hoy por ser miércoles podría decirse que tiene la tarde libre, la cual siempre aprovecha para estudiar y leer un poco.

Sin embargo llegó a casa hace más de media hora y lo único que ha hecho es quitarse el saco y la corbata del uniforme, pero en lugar de ponerse a estudiar lleva largo rato sentado en su cama ojeando el cuaderno de empastado negro.

Observa los nombres de la segunda mitad, esos que él ofreció a Kira. Hay tantos tachados y muy pocos aprobados, se pregunta por qué Kira no los tomó en cuenta, ¿no eran criminales lo suficientemente reconocidos para él? ¿No iban a darle la atención que buscaba? ¿Realmente hace lo que hace por volver el mundo un lugar mejor? ¿Kira es de verdad un justiciero o solo alguien buscando llenar su ego?

Traga saliva al repasar esa última pregunta, de inmediato pasa las páginas y se detiene donde la lista termina, fijándose en el último nombre que llegó a escribir, que más bien es solo una letra "S", nunca pudo escribirlo completo. Delinea con el dedo cada curva de la letra mientras se pregunta si él habría sido capaz de matar a esa persona de haber tenido el poder de hacerlo. Por mucho tiempo deseó hacerlo pero nunca tuvo el valor, solo fueron pensamientos al aire, soñar despierto. Ni antes ni ahora cree que podría cometer un crimen tan atroz como un asesinato, pese a que la persona lo merezca.

Entonces, ¿qué pretendía al extraer esos nombres de los archivos de su padre para compartirlos con Kira? Sí, decir que fue por ayudar a Misa suena muy poco convincente, porque él sabe que su plan era que llegado el momento también revelaría ese nombre en un intento de hacer justicia, pero ¿justicia de qué si no hay antecedentes? Pareciera que lo único que quería es que alguien más se manchara las manos porque él no tendría el valor para hacerlo.

¿Realmente está mal deshacerse de criminales? ¿Realmente está bien deshacerse de criminales?

Tocan a la puerta y de inmediato esconde el cuaderno debajo del colchón. Sus padres siempre esperan una respuesta de su parte, pero no es el caso de...

—¡Liiiiiight! —Sayu abre y corre hacia él, quien se pone de pie para recibirla.

—No te escuché llegar. —La estrecha contra su pecho, dándole un beso en la cabeza. Los miércoles suele estar en casa antes que ella.

—¿Y por qué no te has cambiado aún? —Pregunta al separarse y verlo con parte del uniforme aún puesto— Bueno, no importa. Mamá quiere que bajemos porque han venido unas amigas y quiere que las saludemos. —Lo toma de la mano, jalandolo con ella. Los pies de Light se mueven por inercia.

—¡Oye! No... espera y me cambio... —Balbucea, poniendo un poco de resistencia.

—¡No hay tiempo! —se detiene de pronto a la vez que da media vuelta para verlo de frente, sus ojos de un marrón más oscuro brillando demasiado— ¡Hoy se estrena la nueva serie que protagonizará Hideki Ryuga! ¡Sí bajamos ya a saludar, podremos subir a tiempo para verlo desde el inicio! ¡Y tú la verás conmigo!

Light pone los ojos en blanco. —Lo haré pero solo porque Misa hará una aparición especial, ok?

Su agenda siempre puede ser modificada por su hermana, solo por ella.

Sayu encoge los hombros antes de volver a jalarlo, yendo escaleras abajo. Sin embargo los dos se detienen en el recibidor para acomodarse la ropa, no pueden entrar a la sala corriendo «como si son cabras», o algo así diría su madre.

—Buenas tardes. —Saludan al unísono, cruzando el umbral.

Las cuatro mujeres presentes, incluyendo a Sachiko, fijan su atención en los recién llegados, dejando sus tazas de té sobre la mesita de centro.

—¡Oh, pero cuánto han crecido! —Una de ellas, con el cabello rojo y rizado, no duda en ponerse de pie. Fueron vecinos cuando ellos eran pequeños pero hace años tuvo que mudarse y con la única que había tenido contacto había sido con Sachiko.

Light se tensa cuando la mujer lo estrecha con fuerza, lo único bueno es que ahora al ser más alto su rostro no queda a la altura del pecho de ella, pero que lo abracen de esa forma lo siguen incomodando.

Por fortuna las otras dos son vecinas a las que aún ve seguido, por lo que basta con un escueto beso en las mejillas.

—Light —pronuncia Sachiko volviendo a tomar la tacita. Hay una leve sonrisa en sus labios pero a la vez el tono neutro empleado le da un toque de seriedad— ¿Por qué sigues en uniforme? —No esperaba que uno de sus hijos, y menos el mayor, bajara tan poco presentable. Si tuviera al menos el uniforme completo no estaría tan mal, pero no con la camisa desarreglada y la corbata floja.

—Perdón, mamá —se lleva una mano al pecho disimuladamente, cerciorándose que en efecto se la abotonó un poco para no verse poco prolijo, no creyó que estuviera tan mal, aunque claro, si Sayu lo hubiera dejado arreglarse esto no estaría pasando—. Me puse a estudiar y se me pasó el tiempo. —Aunque no es verdad, es la mentira que más les gusta.

—¡Siempre tan aplicado! —Exclama Hana, la mujer de cabello rizado, quien genuinamente luce feliz de volver a verlos.

—No te culpo —agrega Ima. Cabello corto y negro hasta el cuello, piel morena y extremadamente delgada—, supe que estás en clases vespertinas, estás preparándote para el examen e admision, ¿verdad?

—Me imagino que es una gran presión —dice Mayu mientras se acomoda los anteojos de montura delgada. Su forma de hablar y apariencia física muy parecido al de su hermana Ima pero cabello largo y tinturado de color marrón—, hasta donde tengo entendido es difícil entrar a esa universidad y analiza los perfiles minuciosamente.

—¡Pero Light no tiene que preocuparse por eso! —comenta Hana, controlándose para no ponerse de pie y pincharle los cachetes a ambos— Es uno de los mejores estudiantes de todo japón, ¿qué universidad no lo aceptaría?

—Gracias pero... —Murmura Light, sin completar la frase al ser interrumpido por Mayu.

—Eso no quita que es una gran presión. Está en el último periodo escolar, debe lidiar con los proyectos finales, los exámenes finales también a la vuelta de la esquina y aún así ha estado asistiendo a clases extras para aplicar a una de las mejores universidades.

Sachiko no aporta nada a la conversación, se mantiene callada y sonriente, dándole breves sorbos a su taza, completamente orgullosa.

—Hablando de proyectos —se apresura a decir Light en un momento que las tres se quedan en silencio—, ¿sabían que Sayu se llevó el primer lugar hace poco en uno que hizo sobre historia? —Pasa un brazo sobre los hombros de su hermana, pegándola a su costado.

—Sayu también es muy inteligente —Ima sonríe, asintiendo mientras mira a la chica—. Teniéndote como hermano es natural que quiera seguir tus pasos.

—Ah, no, no —Light agita una mano de un lado a otro—, ella siempre ha sido buena en historia, en cambio a mí no se me da bien.

—¿Qué tonterías estás diciendo, Light? —Sachiko frunce un poco el ceño. El aludido junta las manos, frotándolas un poco entre sí— No hay asignatura en la que no seas bueno.

—Sí, ¿qué dices? —Hana estira un brazo, dándole unas suaves palmadas en la mejilla con apenas la punta de los dedos debido a la distancia— Recuerdo que de pequeño estuviste en clases de piano, tu madre nos mostró que fuiste el mejor en la clase de arte para la que te inscribiste hace dos años, hablas tres idiomas, fuiste campeón de tenis juvenil por tres años consecutivos y podría haber sido uno más sino hubieras decidido retirarte. Yo quisiera que mis hijos fueran la mitad de inteligentes que tú.

—Muchas gracias... —Murmura empuñando las manos de forma inconsciente.

Sus padres le enseñaron a saber comportarse, a ser bueno, a no contradecir a un adulto, a ser moralmente correcto, pero el resto es mérito propio; ser el mejor de la clase, ser de los más sobresalientes del país entero, ser el chico que es bueno en matemáticas y a la vez en deportes. Ser perfecto en cada aspecto, incluyendo, por supuesto, el físico. Por ende, está acostumbrado a que lo adulen, de forma inconsciente lo ansía y lo necesita, pero no frente a su hermana, nunca frente a ella.

—Mamá, ¿podemos retirarnos? —pregunta Light, aclarándose la garganta— Le prometí a Sayu que la ayudaría con una tarea de matemáticas.

Las vecinas no dudan en comentar sobre lo buen hermano que es y una nueva ola de comentarios se desata. Sachiko tan solo asiente, haciéndoles un gesto con la cabeza para que se retiren.

Los dos se ponen de pie y se despiden.

—¡Eres increíble! —Exclama Sayu levantando los brazos cuando llegan al recibidor— Lograste zafarnos justo a tiempo. ¡Vamos! —Lo toma de la mano para jalarlo escaleras arribas, creyendo que lo último fue un plan de su hermano para que pudieran ver la serie.

—Sayu...

—¿Te parece en mi cuarto? —llegan a la segunda planta y se detiene justo en medio de las dos habitaciones— No te ofendas pero el mío es más cool.

Sin esperar alguna respuesta, la chica abre la puerta de su recámara. Una alcoba con mucho rosa pastel y peluches por todas partes. Sayu corre para tirarse en su cama y tomar el control remoto.

—Sayu... —vuelve a intentar llamar su atención, esta vez con éxito— lo que pasó allá abajo...

—Ay, no te preocupes. —Interrumpe meneando la cabeza. Su hermano siempre le pide perdón por ciertos comentarios de sus padres, o de la gente en general. Pese a la notable diferencia de opiniones cuando se trata de ellos, nunca se ha sentido menos y sabe que sus padres la aman, de hecho es la consentida de la casa.

—Tú eres muy inteligente, Sayu.

—Sí, pero tú lo eres más —responde con toda sinceridad y sin nada de malicia—. Me siento muy orgullosa de que tú seas mi hermano.

Light sonríe, una sonrisa leve al sentir su pecho cálido. Las palabras de Sayu siempre le han llenado el corazón, cosa que no han logrado nunca las miles de adulaciones externas.

—Y yo no podría haber pedido una mejor hermana —comenta, adentrándose a la habitación para tomar asiento en el colchón junto a ella—. Me siento muy orgulloso de ti.

—¿De mí? —Alza una ceja, porque si bien nunca se ha sentido menos, tampoco siente que tenga algo especial.

—Eres inteligente, Sayu —le pasa un brazo sobre los hombros, abrazándola—, eres ocurrente, divertida, preciosa, un amor de persona. Tú eres perfecta... —murmura, inevitablemente con un deje de tristeza mientras la estrecha contra su pecho— ¿Sabes cual es tu único defecto? —Cambia el tono de voz a uno más jovial.

—¿Cuál?

—¡Que te gusta ese tal Hideki Ryuga! —La empuja de los hombros sobre la cama y sin darle tiempo de reaccionar comienza a hacerle cosquillas a los costados del abdomen.

La escandalosa y forzada risa de la adolescente inundan la habitación mientras patalea en un intento de protegerse del ataque.

—¡Me hago pipí! ¡Me hago pipí! —Grita entre carcajadas, algunas lágrimas escapando cuesta abajo desde el rabillo del ojo.

Light se detiene, sin bajar la guardia para cualquier posible contraataque.

—¡Me vengaré! —ella lo apunta con el dedo índice—, pero otro día porque ahora está por salir el amor de mi vida. —Se empuja hacia atrás con los talones sobre el colchón, buscando acomodarse—. Ven, acuéstate conmigo. —Le da unas palmadas al espacio libre a su lado.

Light se pone de pie, no se va a arrastrar como ella, además tiene que quitar una multitud de peluches si quiere sentarse.

—Algún día vas a tener más peluches que cama. —Comenta tras haberlos hecho a un lado para sentarse.

No obstante, cuando está a punto de iniciar el programa, la televisión emite un pitido y en la pantalla aparecen varias franjas de colores con el mensaje «please stand-by».

—¡Noooo! —Sayu patalea, haciendo berrinche.

Light no puede evitar soltar una carcajada, la cual se termina al momento que en la pantalla aparece un hombre trajeado desde el foro de un noticiero, ¿que podría ser tan importante como para interrumpir el estreno de uno de los actores más aclamados del momento?

—Ofrecemos una disculpa por la interrupción —comienza el presentador mientras acomoda unos papeles entre sus manos—. A continuación verán una transmisión en vivo a nivel mundial desde la Interpol.

—¿La Interpol...? —Murmura el castaño, enderezándose un poco.

—Light, ¿qué pasa? —La voz de Sayu suena nerviosa.

—No lo sé, pero de seguro no es nada malo —sonríe hacia ella para tranquilizarla—. Ojalá terminen pronto para que vuelva la programación habitual.

La pantalla se pone negra por escasos segundos para dar paso a la transmisión, esta vez aparece la mitad superior de un hombre vestido con saco gris y corbata, el logo de la interpol detrás de él y sobre el escritorio un portanombres plateado, con el nombre Lind L. Tailor.

—Tengo una unidad policial especial que incluye a todas las naciones —es lo primero que el hombre dice, sus ojos entrecerrados en un gesto de fiereza—. Soy Lind L. Tailor, también conocido como L.

—¿L...? —Susurra Sayu, su quijada cayendo debido a la impresión.

Light se tensa, sin perder detalle de lo que ocurre en la pantalla.

—Criminales alrededor del mundo son asesinados por un asesino serial —continúa L. Light siente un sudor frío bajar por su espalda tras esas últimas dos palabras, tras esa realidad que se había negado a ver. Kira está siendo llamado asesino a nivel mundial—, considero este crimen como el homicidio más atroz de la historia y no descansaré hasta que la persona o las personas responsables sean llevados hasta la justicia. ¡Kira, voy a cazarte! ¡Te encontraré! —L hace una pausa, permitiendo que sus palabras sean digeridas— Kira, tengo una idea de cuál es tu motivación, y puedo adivinar qué tratas de conseguir, ¡sin embargo, lo que estás haciendo es... malvado!

El castaño traga saliva, sintiéndose contrariado. ¿Kira es malo? Una parte de él se niega a verlo como lo antes descrito, quizá por la esperanza a la que se aferró, la esperanza de que el mundo fuera un lugar más justo, no lo sabe. Lo único que tiene claro es que esta es una provocación directa hacia Kira, ¿una medida desesperada por parte de L, tal vez? ¿O qué pretende retándolo de esa forma? Como bien lo acaba de decir L, Kira solo mata crimin...

Los ojos de Light se abren de par en par y un jadeo escapa de su garganta al ver a Lind L. Taylor llevarse una mano al pecho mientras gruñe con un notable gesto de dolor, antes de caer desplomado sobre el escritorio.

—¡Aaaah! —Sayu suelta un grito horrorizada al ver a dos agentes vestidos de negro entrar para retirar el cuerpo inerte de L. ¿¡Acaban de ver morir a alguien en una transmisión en vivo!?

Light no duda en voltear hacia ella para rodearla con los brazos y pegarla a su pecho, evitando que vea algo más pese a que él también está temblando. Busca el control remoto para apagar el televisor, sin embargo sus movimientos se detienen cuando la pantalla se pone en blanco y una L gótica aparece en gran parte de ella.

—Increíble... —esta vez una voz robótica proviene del tele, sin un rostro ni nada más— Tenía que hacer la prueba pero nunca imaginé que en verdad sucedería. Kira, parece que puedes matar a una persona sin tener contacto directo. No lo creería de no ser porque lo acabo de presenciar. Escúchame, Kira, si en verdad mataste a Lind L. Taylor, el hombre que viste en televisión, debo decirte que era un prisionero cuya ejecución estaba programada para hoy, ese no era yo. La policía lo arrestó en absoluto silencio para que no supieras de él por la televisión o el internet, parece que ni siquiera tú tienes acceso a la información de este tipo de criminales. Pero una cosa te aseguro, L es real. Yo existo, ¡ahora trata de matarme! —pese a que la voz sigue siendo como la de un robot, los decibeles son más altos— ¡Date prisa! ¡Mátame!

Light está tan absorto, sin poder creer ni entender lo que ocurre, que no se percata que su hermanita está temblando contra su pecho, tapándose los oídos porque no quiere ver o escuchar a otra persona mientras muere.

—¿Qué pretende...? —Murmura el castaño con los ojos muy abiertos.

Lind L. Tailor resultó ser un criminal, pero eso era algo que Kira no sabía y aún así no dudó en matarlo, ¿por qué el verdadero L se expone así? ¿Acaso no se da cuenta que también puede morir?

—¡Vamos, mátame! —continúa L— aw, ¿qué sucede? ¿Kira no puede matarme? —se escucha una breve risa— Bien Kira, tal parece que después de todo no puedes matarme. Así que hay personas a las que no puedes matar —el dato también toma por sorpresa a Light, porque él nunca indagó en cómo ejercía los castigos—. Acabas de darme una pista útil, te devolveré el favor para estar a mano, te diré algo que creo encontrarás interesante. A pesar de que esto se anunció como una transmisión "a nivel mundial", la verdad es que solo estamos transmitiendo en la región de Kantō en Japón.

—¿Qué...? —Murmura Sayu sobre el pecho de su hermano, ladeando un poco el rostro para ver hacia la pantalla.

—Pensaba transmitir este mensaje en cada región del mundo hasta encontrarte, pero parece que eso ya no será necesario, ahora sé dónde estás. La policía trató tu primer asesinato como un incidente sin relación, pero la primera de tus víctimas fue un sospechoso en Shinjuku. De todos los criminales que han muerto por ataque al corazón, el crimen de este fue por mucho el menos serio. Además, su crimen solo fue reportado en Japón, usé esa información para deducir esto: tú estás en Japón y tu primera víctima fue tan solo un "experimento". Decidimos transmitir en Kanto primero por lo grande que es su población y por fortuna te encontramos. Para serte completamente honesto, nunca pensé que las cosas resultaran tan bien, pero Kira, no falta mucho para que te sentencie a muerte. Obviamente estoy interesado en saber cómo cometes estos asesinatos sin estar presente, podrás responder todas mis preguntas cuándo te atrape. Hasta pronto, Kira.

La imagen en la pantalla se distorsiona y el sonido de interferencia explota la burbuja de Light, permitiéndole darse cuenta de la nueva presencia en la habitación.

—¿¡Qué pasó!? —Sachiko entra apresurada, caminando hacia sus hijos.

Sayu se separa de su hermano y como acto reflejo se lanza a los brazos de su madre, como una chiquilla que busca protección.

—Ma-má... un hombre murió e-en la tele... —balbucea, lloriqueando contra el pecho de ella.

—¿¡Qué!?

—Y... dijo que Kira está aquí... en Kantō...

Light observa la escena, invadido por la impotencia porque en este preciso instante no se siente como el hermano fuerte que debería ser.

—Debo hacer algo —murmura el castaño mientras se pone de pie—. Estaré en mi habitación.

—Espera, hijo... —Sachiko estira un brazo con intención de detenerlo, sin embargo él ni siquiera voltea a verla.

oOo

Light toma su celular, el cual dejó sobre la cama. Tiene un sinfín de llamadas de Misa pero ahora mismo no tiene tiempo para ella. Va al escritorio y desarma un lapicero para hacer uso solo del carga tinta, en el fondo falso del primer cajón guardó el celular que su amiga le dio. Solo hay dos contactos registrados en él, uno con la letra M junto al emoji de una chica rubia y otro con la letra K junto al emoji de una chica de cabello negro, como si la aclaracion fuera necesaria.

Se enfoca en el contacto de Kiyomi, a quien le llama mientras comienza a dar vueltas por la habitación ansioso.

—Hola, Light. Que alegría recibir tu llamada.

—¿Qué rayos fue eso? —Es directo, saltándose los formalismos.

—¿Que fue el qué?

—Kira mató a alguien en televisión ... —Murmura entre dientes.

—Quien resultó ser un criminal. —Aclara con voz calmada.

—Cosa que él no sabía. Cayó ante la provocación de L, podría haberlo ignorado y enfocarse solo en su objetivo de ayudar al mundo... si acaso eso es lo que realmente quiere... —Susurra lo último, cada vez dudando más de todo.

—Él sabe lo que hace. —Responde pese a que no conoce a ciencia cierta los planes de Kira—. Si mal no recuerdo tú decidiste quedar fuera de esto, no entiendo el motivo de tu llamada.

—Solo dejen a Misa fuera de esto también.

—Eso lo decide ella. Buen día.

Kiyomi desconecta la llamada, sin darle chance a Light de replicar, quien manda el celular contra la pared en un impulso.

Intenta convencerse de que no tiene nada de qué preocuparse, al final de cuentas él no es Kira, sin embargo se siente involucrado, y que todo se le está saliendo de las manos.

oOo

Sachiko toma asiento a la orilla de la cama que comparte con su esposo, misma cama en la que muchas veces debe dormir sola.

Luego de que Sayu se tranquilizara, le preguntó si podía dejarla sola unos minutos. Necesita hacer una llamada pero prefiere hacerlo desde la privacidad de su habitación.

—Mi cielo... —La voz de su esposo viniendo desde el otro lado suena exhausta, un poco agitada, como si estuviera en el medio de algo y tuvo que salir corriendo para poder atender la llamada.

—Soichiro... —hace una pausa, suspirando para que las palabras que pugnan por salir de su boca no suenen tan severas— ¿tú sabías lo que ocurriría en la televisión?

—¿Eh...? ¿Te refieres a la confrontación? Sí, un poco.

—¿Y no pudiste avisarme? ¡Tus hijos vieron a un hombre morir en vivo! —Le fue imposible no exaltarse un poco, por lo que se muerde los labios para recobrar su temple.

—Yo no sabía que eso ocurriría... —se pasa la mano por el rostro, frustrado y cansado. No miente, él sabía de la confrontación pero no del verdadero plan, de hecho hasta creyó que Lind L. Taylor era el verdadero L— ¿Cómo está Sayu?

—Bien, logré tranquilizarla.

—Me alegra escuchar eso —suspira aliviado—. Sachiko, de verdad yo no sabía que eso ocurriría tal cual ocurrió, de haberlo sabido te hubiera avisado.

—Está bien, pero ¿no vas a preguntarme por Light? —Suelta la pregunta mientras frunce un poco el ceño.

—¿Qué ocurre con Light?

—Acabo de decirte que tus hijos vieron lo que ocurrió.

—Sí, y escuché, pero es diferente, amor, Light es hombre, él hasta nos ha ayudado en algunos casos, sabe que existen peores escenas que esas y si pretende seguir mis pasos, debe demostrar agallas. En cambio Sayu aún es una niña.

—¿Estás hablando en serio? —Pregunta en un tono incrédulo.

—No, no es como lo estás tomando, no pregunté por Light porque sé que él está bien. Sachiko, debo volver —hace una pausa, escuchando el suspiro que suelta su esposa—, te prometo que llegaré temprano a casa para que cenemos en familia.

Ella no responde en seguida, no sabe si creer esas palabras. Soichiro es un buen esposo, siempre lo ha sido, pero cuando está asignado a casos tan complicados como éste, verlo es casi imposible.

—La cena se sirve a las seis en punto, no llegues tarde.

Soichiro promete que así será y luego finalizan la llamada.

Sachiko deja el celular a un lado del colchón y se pone de pie, sale de la habitación y camina por el pasillo hasta detenerse en medio de dos puertas, una decorada con calcomanías y el nombre "Sayu" armado con foami colorido y brillante, la siguiente completamente lisa, solo del color café de la madera, y es en esa que enfoca su atención.

—¿Light, puedo entrar? —Pregunta tras haber dado un par de golpes a la puerta.

—Adelante.

Sachiko abre despacio al mismo tiempo que el castaño da media vuelta sobre la silla giratoria, apartando la mirada de los libros y cuadernos abiertos que tiene sobre el escritorio.

—Hijo... ¿estás bien? —Ni siquiera sabe cómo actuar, entra pero sin atreverse a acercarse.

Light frunce el ceño. —Sí, mamá, ¿por qué?

—¿Estás seguro? —juega con sus manos de forma inconsciente— Lo que vieron tú y Sayu fue...

—Estoy bien, mamá. —Interrumpe, queriendo dar por finalizado el tema.

Sachiko guarda silencio, tan sólo viéndolo a los ojos en un intento de descifrarlos. No importa lo que ocurra, Light siempre está bien.

—Bueno... —desvía la mirada— Si se te ofrece algo, no dudes en decirme, ¿tal vez un snack mientras estudias?

Light no responde, para él la conversación ya terminó, y Sachiko lo sabe, por lo que da media vuelta y sale de ahí.

oOo

La habitación a oscuras, el único objeto en ella es un monitor ubicado directamente en el suelo, la parpadeante luz azulina viniendo de éste choca contra el hombre sentado de forma despreocupado frente a ella, quien luce un tono de piel casi fantasmagórico bajo esa luz, siendo el contraste de su cabello negro mucho más intenso.

L lee minuciosamente la información mostrada en su computador, mordiéndose un poco la punta del pulgar. La reunión que sostuvo con el cuartel policial fue bastante fructífera, algunos de los miembros hicieron reportes sobre víctimas y llamadas telefónicas recibidas, con todo el furor que ocasionó la confrontación de hace dos días, muchos han llamado asegurando conocer a Kira o ser él, para los cuales fueron creados expedientes.

En dicha reunión L se atrevió a sugerir que Kira se trate de un estudiante debido a las horas de los asesinatos, según el informe los casos registrados ocurrieron entre las cuatro de la tarde a las dos de la mañana, un sesenta y ocho por ciento ocurriendo entre las ocho de la noche a la medianoche, siendo los fines de semana y vacaciones una excepción a la regla. Tomando en cuenta que Kira es impulsado por una noción idealista de justicia y que su concepto sobre el bien y el mal le parece infantil, la idea de que se trate de un estudiante tiene sentido, aunque tampoco pondría las manos al fuego por dicha teoría, ya que como puede ser un estudiante, también puede tratarse de un oficinista cualquiera. Por la naturaleza del caso, es importante considerar cualquier posibilidad.

Trabajar con la policía japonesa le está siendo de mucha ayuda, aunque lo haga con un micrófono que distorsiona su voz y por una laptop que Watari sostiene al final de la sala, donde L puede verlos a todos a través de la cámara.

Antes de finalizar la reunión, tuvo una solicitud más que hacer, un nuevo informe de parte de los miembros que investigan a las víctimas, noticieros e internet. En este punto le parece imperativo saber la forma exacta en la que la identidad de las víctimas fueron publicadas, en particular le interesa saber si las fotografías de las víctimas estuvieron disponibles para el público. Cuando tenga ese informe, podrá seguir atando los cabos sueltos, por el momento se concentra en revisar minuciosamente lo que ya recopilaron a la vez que ojea ciertos archivos que tiene desperdigados en el suelo, éstos últimos sin el conocimiento de la policía.

La puerta de la habitación se abre de repente, sin alterar la concentración del detective.

—Tardaste un poco. —Es lo único que comenta, su vista fija en el computador.

—Sí. El tráfico de Japón puede ser pesado —responde Watari sin prisa, entrando a la habitación portando un traje parecido al de un mayordomo, el cual estaba cubierto por la gabardina que dejó colgada en la habitación contigua—. Te traje esto. —Se acerca al detective y le extiende una bolsa de papel.

L aparta la mirada de la pantalla cuando un olor dulzón llega hasta su nariz, adora tanto los postres que sin abrir la bolsa ya sabe que se trata de unos cannolis.

—Gracias, lo necesitaba. —No pierde el tiempo y al tomar uno de los cannolis le da una lamida a la crema que sobresale de un extremo.

—También tardé un poco porque llegó un sobre a mi nombre a la estación de policías —dice como si nada pero a la vez como si hubiera esperado el momento idóneo para decirlo—. Es una carta... dirigida a ti.

El detective frunce el ceño y voltea hacia su asistente. —¿A mí?

—Sí. No sé si encontrarás más interesante lo que dice o lo que encontré tras revisarla. —Le extiende un sobre manila, no sin antes haberlo examinado minuciosamente, como es su deber.

—¿Te refieres a las huellas dactilares? —Pregunta mientras abre el sobre con cuidado, tratando de contaminar lo menos posible su interior.

—Exacto, o más bien, la inexistencia de éstas —L voltea a verlo, intrigado—. La página interior carece de alguna huella, una hebra de cabello o rastros de saliva. Solo el exterior del sobre tiene huellas, pero esas pertenecen al oficial que me lo entregó.

—Interesante... —Murmura, tomando las esquinas de la página que hay adentro, haciendo uso de la punta de los dedos.

—El oficial dice no saber quién dejó el sobre en la entrada de la estación. Dudo que él sea el remitente, de ser así habría intentado borrar su rastro como lo hizo por dentro.

—Coincido —responde con voz neutra pese a que una ligera sonrisa dibuja sus labios—, ¿pero estamos de acuerdo que quien hizo esto sabía lo que hacía? —Voltea hacia su asistente antes de volver la vista hacia el papel y disponerse a leer la carta.

Tan solo una línea, cuatro letras escritas a máquina.

Es una acusación, la cual si es honesto lo toma por sorpresa, esperaba alguna provocación o burla por parte Kira, no esto.

Los últimos días la policía ha recibido muchas llamadas falsas de personas que aseguran conocer o ser Kira, pero ninguno ha procurado mantener el anonimato con tanto esmero como el remitente de esa carta

De igual forma, presta atención al nombre. Si no se le hiciera tan familiar, quizá se enfocaría más bien en encontrar a la persona que escribió esas palabras antes que prestar más atención al acusado en esa carta, pero por el contrario revuelve los papeles que tiene regados en el suelo hasta dar con un folder. Se concentra en específico en el expediente de un miembro de la NPA, particularmente en los familiares hasta dar con ese nombre que ya había visto antes.

L se muerde el pulgar al mismo tiempo que devuelve la mirada a la carta y repasa la acusación, viendo de un lado a otro, primero las palabras escritas en el papel y luego al joven castaño del expediente.

«Light Yagami es Kira». 

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Notas de autor: quien sabe cuando vuelva a actualizar este fic. Me ayudaría mucho saber si es de su agrado c: bonita noche

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