Extra 3

Comenten o dejo de subir especiales

☘️Sequías;
por Jung Hoseok.

Había pasado la etapa de estar embobado por Haru, a estar queriendo a Haru y ahora estaba híper mega enamorado de Haru.

Mis sentimientos por ella crecían como la espuma, pero a diferencia de esta, no desaparecerían.

"Te amo"

Esas dos palabras estaban atoradas en mi boca y muchas veces sentía que en cualquier momento se me escaparían, pero no podía.

Una parte de mí temía ser rechazado nuevamente, sabía que mi relación con Haru era totalmente distinta a la que alguna vez tuve con Miyeon, pero ese mismo temor persistía.

No quería dar todo de mí y ser dejado, no otra vez.

La esperanza renació en mí aquella madrugada en la cual una Haruka ebria había sacado conclusiones absurdas acerca de un par de ligas de las que le había hablado mi hermana. Y la verdadera historia detrás de eso era que simplemente quería hacerle un regalo ya que siempre perdía las de ella y se quejaba de esto.

No sé cómo lo hice, pero logré hablar con ella para hacerla caer en cuenta de que nunca se me pasaría por la mente engañarla, ¡Ella era todo lo que necesitaba y quería!

—Te amo, te amo, te amo —chilló ella lanzándose hacia a mí.

A pesar de que tal vez lo hubiera dicho por la euforia y el alcohol en su sangre, sentí mi pecho calentarse y una sonrisa se formó en mi rostro. Haru intentó bajarse, pero con fuerza sostuve sus piernas para que no lo hiciera, y dejé un beso en sus labios.

Estaba enamorado, era definitivo. Mi mente parecía nublarse y llevarme al mundo Haruka, en donde solo existíamos ella y yo.

—Me pagarás estas horas que me dejaste plantado —dije haciendo un estúpido mohín, pero merecía una recompensa luego de haber pasado siete horas esperándola.

—¿Qué tal si te las pago ahora? —preguntó dejándome anonadado. Ella no podía decir eso, menos en esta posición, pero añadió: —Podríamos subir a mi habitación y...

—Vamos —dije bajándola de mis brazos. —Vamos de inmediato.

Ahora no era solo mi pecho el caliente, todo mi cuerpo lo estaba, y solo podía pensar en llevarla hasta su habitación, subirle aquella falda y...

—Hoseok.

—Uhm —modulé saliendo de aquella salvaje historia que estaba creando en mi cabeza.

—¿Quieres ir a Seúl conmigo la próxima semana? —preguntó, mi vista se fue hacia ella, pero Haru rápidamente desvió su mirada. —Es el cumpleaños de mi mamá, y pensé que quizás era buena idea que vinieras conmigo para...

—Está bien.

—¿De verdad? —preguntó sin creerlo.

—Por supuesto —me apuré en decir, no quería que ella pensara distinto a pesar de que me estuviera muriendo del miedo por dentro. —Debo conocer a los padres de mi novia algún día.

—P-pero si no quieres...

—Sí quiero, Haru —insistí sosteniendo su cara entre mis manos.

Era hermosa.

Haru se acercó y juntó sus labios con los míos, este no era un beso de los tiernos que compartíamos, este era totalmente distinto a cualquier otro. Su lengua jugando con la mía, permitiéndome sentir el alcohol dentro de su boca era algo bastante caliente.

Escuché el elevador abrirse y a tientas caminé con ella hasta su puerta. No quería alejarme, y al parecer ella tampoco, ya que sin perder más tiempo encajó la llave en la cerradura para que entráramos.

No iba a forzarla a nada, esperaría a que ella hiciera la primera movida, pero cuando me quitó la chaqueta y sus manos fueron por mi camiseta haciendo contacto con mi piel, sentí que iba a morir si no la hacía mía, pero no todo es tan perfecto.

—Oh mierda —oí detrás de nosotros, y como si fuera posible, Haru dio un salto y se alejó de mí.

Namjoon, el mejor amigo de mi novia. Lo había visto en algunas fotos que Haru tenía esparcidas por su habitación, pero jamás me había esperado encontrarlo semi desnudo en el departamento de mi chica, y mucho menos cuando estábamos compartiendo un muy sensual momento.

Tomé aquello como una señal del destino que me decía que aún no era el momento, y lo sumaba a las situaciones calientes que había compartido con ella. Como esa vez en la que creyó que era una genial idea cambiarse ropa frente a mí, dándome una espectacular visión de su cuerpo en solo ropa interior.

Uhm, sí. Así fue como terminé en la ducha fría a las cuatro de la mañana.

Pero el intento de salvar al mundo de las sequías no termina aquí, no, aún quedaba lo más importante.

Conocer a los padres de mi novia no sonaba tan terrible hasta que recordaba que ellos esperaban un músico innato como lo era su hija... y el ex de su hija.

Sentí que moría cuando Haru se acercó a un chico de cuerpo atlético y ojos verdes. No conocía a Hyeok, y la imagen mental que me había hecho acerca de él era parecida a la de Dobby, el elfo de Harry Potter. Gracias al cielo, era un amigo de la infancia, que a pesar de lo guapo que fuera, su orientación sexual no coincidía con la de mi chica, por lo que no era amenaza alguna.

Los ojos de Haru me lo decían todo, ella no quería estar ahí y por mucho que yo quisiera llevármela conmigo al hotel, debía permanecer con sus padres.

Llegué arrastrando los pies hasta la puerta de la que sería mi habitación por una noche, y ya que había decidido no repetirme el plato de la cena para no quedar como mal educado, estaba muerto de hambre.

Gracias al cielo, la atención fue rápida y en poco tiempo mmi comida estaba en la habitación. Abrí la puerta y una mujer me sonrió.

—Señor Jung, ¿puedo pasar? —preguntó y me hice a un lado.

—Solo soy Hoseok —añadí, y ella me volvió a sonreír, pero esta vez fue distinto e incluso me sentí incómodo.

Ella parecía ser solo unos años mayor que yo, y sea lo que sea que estuviera pasando en su cabeza, no me agradaba.

—¿Estarás aquí por mucho tiempo?

—Solo esta noche —respondí para no ser descortés, pero mis ganas de mandarla a la mierda eran grandes.

—Y, Hoseok... Hay un par de condones en la mesa, por si quisieras ocuparlos —respondió agrandando su sonrisa, lo que solo me causó escalofríos.

—Tienes razón —dije viendo mi oportunidad. —Llamaré a mi novia de inmediato —. Y si no se espantaba con eso, definitivamente la reportaría por acoso, pero para mi suerte, se dio media vuelta.

—Que tenga una buena estancia, señor Jung.

Estaba conteniendo mi risa, e incluso pensé en llamar a Haru y contarle lo que acababa de pasar, pero sabía que tenía la presión de sus padres y a veces se apresuraba a crear historias locas que definitivamente no pasarían.

Estuve todo el tiempo preocupado por ella, en cualquier momento les contaría a sus padres acerca de su decisión y temía que no saliera bien. Cosa que así fue.

Recibí su llamada y de inmediato salí a buscarla. Estaba empapada bajo la lluvia y sus ojos rojos e hinchados.

Haru estuvo mucho tiempo en el baño, y cada cierto lapso iba a ver si estaba todo bien con ella. A pesar de hablar con ella, me dolía verla así y me gustaría poder estar en su lugar.

Intenté mantenerla distraída y por fin lo logré cuando jugamos verdad o reto. Sabía que eso le gustaba, siempre lo hacíamos cuando estábamos en sus clases de conducción, pero esta vez era distinto.

Cada vez que Haru sonreía, yo también lo hacía, cuando ella estaba mal, yo también lo estaba. Ella tenía ese poder en mí y no podía esconderlo más. Estaba enamorado completamente.

—¿Lo que me dijiste el otro día es verdad? —me atreví a preguntar cuando era mi turno.

—Sé más específico, te he dicho muchas cosas —dijo ella, y eso solo hizo que mis nervios aumentaran.

—Ese día cuando creías que te engañaba, tu dijiste que me... —Vamos, Hoseok, tú puedes, me animé mentalmente antes de continuar: — amabas.

—¿Por qué quieres saber eso? —preguntó y juro que en ese momento quise salir corriendo.

—Porque no quiero quedar como idiota cuando te diga que también te amo. Aunque ya lo dije, así que probablemente soy un...

—Tonto —dijo y ahora sí estaba a punto de morir. —¡No! Quiero decir, sí, o sea...

O sea que...

—Ugh, te amo, Hoseok.

—¿De verdad? —pregunté emocionado. Haru asintió y creí ver corazones a su alrededor.

Ella me correspondió, ella también me amaba.

—Te amo, Haru.

Y sí que lo hacía.

Mi boca fue directa a la de ella, era incapaz de contener mi sonrisa y creo que ella lo sintió, porque rio mientras nos besábamos. Los sentimientos parecían emanar de mi cuerpo sin control alguno, ni siquiera me daba cuenta de los movimientos que hacía, pero en un dos por tres, tenía a Haru debajo de mí.

—Te amo —susurré sobre sus labios. —Te amo, Haru —repetí. Ella lo sabía, así que lo diría una y mil veces más.

—También te amo, Hoseok —dijo con su voz entre cortada.

Volví a sus labios y mis manos comenzaron a moverse frenéticamente por su cuerpo. Era consciente de que no llevaba su ropa interior puesta, lo que lo volvía una situación extremadamente caliente y por lo mismo debía mantener mi cabeza fría.

Sentí las manos de Haru tirar de mi camiseta y me separé de ella para quitármela. Lo que no esperaba era que fuera por mi pantalón, así que me detuve y la miré a los ojos.

Su cabello desordenado, sus labios hinchados y sus ojos llenos de deseo.

—¿Estás segura? —pregunté y asintió. Tuve que morderme el labio para no sucumbir ante ella... ¿A quién quería engañar? ¡Sentía como si estuviera en un sueño!

Uno muy caliente, por cierto.

Mis manos fueron por el dobladillo de su camiseta y la quité rápidamente, aprovechando de recorrer su cuerpo.

Mierda, ella era la persona más hermosa y sexy del universo.

—¿De verdad... —quise preguntar nuevamente, pero Haru me cortó.

—Sí, Hoseok. Solo estoy nerviosa, es mi primera vez —dijo y apartó la vista como si eso fuera malo.

—También la mía —dije, pero Haru me miró y rodó los ojos.

—No mientas.

—No miento, Haru —confesé dejando un beso en sus labios. — Nunca había hecho el amor antes.

Así que luego de mi confesión sobre estar enamorado de ella, y una apasionante noche, todo parecía ir cuesta arriba. La amaba, y ella me amaba, estaba viviendo en una utopía, la mejor del universo.

Con ella aprendí que las relaciones no solo se basaban en besos y sexo, si no que era mucho más simple que eso, como ahora.

Luego de una ducha después de la universidad, con agua muy caliente debía aclarar, porque a Haru no le gustaba el agua helada ni por muy calientes que ambos estuviéramos, ambos estábamos recostados sobre su cama.

Mi cabeza en su regazo, mientras ella me acariciaba el cabello y veíamos Toy Story, algo absolutamente perfecto, pero quizás sencillo para otros.

—Haru —dije mirándola.

—Uhum —musitó sin dejar de ver la película.

—Te amo.

Haru me miró y sonrió enormemente. Sus manos apretaron los costados de mi boca y descendió hasta ella para dejar un corto pero significativo beso.

—Te amo —repetí esperando una respuesta, la que no llegó. —Te a-mo —enfaticé, y pude ver su sonrisa traviesa en sus labios.

Oh no, Haruka. Este juego lo jugamos los dos.

Rápidamente me senté en la cama, y Haru me quedó mirando un tanto confundida, y le guiñé un ojo antes de ponerme a horcajadas sobre ella. La empujé para que quedara estirada sobre la cama y la escuché reír.

—¿Por qué no me dices que me amas?

—¿Por qué necesitas escucharlo una vez más? —preguntó de vuelta.

—Te amo —dije por milésima vez. —Estoy tan enamorado de ti, Haruka.

—Haruka —repitió ella.

—Lo siento, es que me encanta tu nombre —dije pasando mi pulgar por su labio inferior.

Haru cerró los ojos ante nuestro contacto, y pareció encender una parte de mí. Mis manos descendieron por sus costados hasta su abdomen, justo por debajo de la camiseta que llevaba puesta.

—Me haces cosquillas —dijo riendo, pero mis dedos seguían deslizándose de arriba a abajo. —Basta, Hoseok.

—Dime que me amas —susurré en su oído, aprovechando de pasar mi lengua.

—Vamos... no hagas eso.

—¿Hacer qué? —pregunté rozando mis labios por su oreja.

—Te amo —murmuró con los ojos cerrados. —Te amo demasiado, Hoseok.

—¿Tan difícil es decírmelo?

—Porque no te lo diga, no quiere decir que no lo sienta —dijo atrayéndome a sus labios. —Eres como un niño pequeño, pero si quieres que te lo diga a cada segundo lo haré. Te amo, te amo, te amo.

—Pero no más de lo que yo a ti —añadí, y sin esperar más, uní nuestros labios.

Haru me estaba cambiando, sacaba lo mejor de mí y me ayudaba a seguir adelante. Con ella hacía cosas inimaginables, como subirme a una rueda de la fortuna. Yo, quien le temía hasta a las escaleras para el segundo piso.

Me gustaba pensar en ambos como piezas de un puzle. No éramos iguales, para nada, pero encajábamos a la perfección, y tal vez eso era lo que más amaba de nosotros. Aquella capacidad de recuperarnos ante la adversidad, incluso en una situación como lo fue que Jiwoo nos descubriera.

Tarde o temprano debía enterarse. Siempre esperé que fuera más tarde que temprano, pero lo habíamos atrasado tanto, que no nos había dado cuenta que el dolor sería peor.

Haru parecía estar sumida en la depresión de perder a su mejor amiga, y mi hermana... tal vez no lo demostraba, pero la había escuchado llorar varias veces en su habitación, aun con el volumen de la música al máximo.

Vi a mamá volver con el plato de comida de Jiwoo totalmente intacto. Lucía apenada y preocupada al mismo tiempo.

Sabía que no estaba en la posición de molestarme, pero Jiwoo me tenía en el límite. Se comportaba como una niña y nadie le decía que estaba mal, y así como ella me ayudaba muchas veces, esta vez era mi turno.

—Yo se lo llevaré —dije tomando su plato de comida.

—¿Estás seguro? — preguntó mamá preocupada.

—No puede estar encerrada toda su vida matándose de hambre, y esto está delicioso —añadí dejando un beso en su frente antes de subir.

Dos golpes a la puerta, y nada. La música se hacía más a medida que golpeaba, así que sabía que al menos estaba viva.

—No tengo hambre, mamá. Vete, por favor.

—No soy mamá —respondí.

—Oh, entonces tú vete a la mierda.

—Abre la puerta y hablemos, Jiwoo —pedí, y como si fuera posible, el volumen de la música subió aún más.

Comencé a forcejear la cerradura, pero esta no cedía. Tenía que hablar con ella, porque si no era ahora, no lo sería nunca. Jiwoo siempre fue una amiga y hermana al mismo tiempo, no quería arruinar las cosas con ella y estaba consciente de que la había herido.

Con fuerza, le di una patada a la puerta y esta se partió en dos. Mis ojos se abrieron y comencé a reírme, sintiendo la mirada de odio de mi hermana sobre mí.

—¿Eres estúpido? ¡Me comprarás una puerta nueva!

—Soy el hermano menor, tú debes hacerte cargo de las estupideces que hago —bromeé, pero para ella no era divertido. —¿Podemos hablar? Por favor.

—¿Qué acaso tu novia rompió contigo?

—No, mi novia está en su departamento sintiéndose horrible porque su mejor amiga no responde.

—¿Y crees que eso me importa? Así como a ustedes les importó lo que yo sintiera —dijo lanzándome su lámpara, y si no tuviera buenos reflejos, esta hubiera dado directamente con mi cabeza.

—Cuidado, eso podría haber sido homicidio en segundo grado.

—¡Vete de mi habitación!

—Comienzo a pensar que podría ser en primer grado —dije fingiendo estar asustado, y por el rabillo del ojo pude ver a Jiwoo conteniendo la risa. —¿Ves que no estás tan enojada como lo aparentas?

—¿Qué sabes tú? Incluso ya conoces hasta a su familia—murmuró cubriendo su cara con una almohada. Me acerqué a ella, y acaricié su cabeza con delicadeza. Jiwoo se veía destrozada, y me dolía saber que era mi culpa que estuviera así. —Yo no me metí con tu mejor amigo.

—Bueno, te metiste con el primo de mi mejor amigo, es casi lo mismo —dije encogiéndome de hombros, y Jiwoo por fin se atrevió a mirarme. —No voy a lastimar a Haru.

—¿Y quién dice que no te lastimarán a ti?

—¿Estás preocupada por mí? —dije sorprendido.

—¿Tan mala hermana te parezco? —preguntó con un quejido. —Hoseok, no conozco toda la historia entre Miyeon y tú, tampoco quiero obligarte a que me lo cuentes, pero sufriste tanto por ella.

—Esto es distinto, Jiwoo. Haru es... es distinta.

—Lo sé, pero tengo miedo de equivocarme. Amo a Haru, es mi mejor amiga, pero... ¿Y si algo sucede? No quiero verte sufrir, no otra vez.

—Jiwoo, era un niño cuando estuve con Miyeon, no sabía nada de la vida aún. Sí, estaba enamorado de ella, pero tampoco tenía otra opción.

Recordar la voz de Miyeon era doloroso para mí, muchas veces no podía dormir porque la escuchaba susurrarme en el oído una y otra vez.

Si bien con ella había conocido el amor, también lo había sido con el dolor de tener sentimientos unilaterales. Siempre supe que no era más que un juego para ella, pero intentaba convencerme de que, si continuaba, podría enamorarla.

—¿De verdad quieres a Haru?

—¿Quererla? Jiwoo, estoy enamorado de ella. Amo a Haru más de lo que pensé que podía amar a una persona. Me siento feliz solo con verla o escucharla. No sé cómo explicarte que lo que siento por ella, es distinto a cualquier otra cosa que he sentido antes.

—¿Estás seguro de eso? —preguntó y asentí. —Wow, te gusta mi mejor amiga. Se siente como un deja vu.

—Jiwoo, lo siento tanto. Sé que me pediste que me mantuviera lejos de tus amigas, pero de verdad no pude hacerlo con Haru.

—Ella es linda, ¿no es así?

—Es preciosa —dije y una sonrisa se me escapó. Sentí un golpe en mi cabeza y Jiwoo rio.

—Jamás pensé que tendría esta clase de conversación con mi hermanito menor.

—Solo soy un par de años menor, tampoco es para tanto.

—Para mí eres el mismo que lloraba al ver el Rey León.

—Era un niño.

—¡Tenías dieciséis! Creo que ya ni siquiera eras virgen —añadió, y fue mi turno de esconder mi rostro en la almohada. —A todo esto, ¿Tú y Haru...

—No, cállate. No hablaré de eso contigo.

—¿Por qué? Sé que te has cogido a la mitad de Gwangju, no soy tonta.

—¿Por qué de repente mi vida sexual es el tema de esta conversación? No te diré nada de eso.

—Entonces respóndeme esto, ¿Qué te gusta de Haru?

La pregunta en sí me tomó bastante desprevenido. Para mí todo era maravilloso en Haru, no había algo que me disgustara de ella, así que resumirlo era difícil.

—Todo —respondí simplemente. Mi vista se quedó pegada en una parte de la habitación, e inconscientemente sonreí. —Me gusta como brillan sus ojos cuando habla de música, y como se le forma un solo hoyuelo cuando sonríe. Me gusta despertar y encontrarme con ella mirándome, o cuando hace berrinches después de beber.

—Sí que estás enamorado.

—Ni una palabra de esto a ella, o te corto la lengua —amenacé, pero Jiwoo rio. —Tengo una fachada que proteger.

—Hoseok el fuckboy —se burló, y le enseñé mi lengua. —Espera, espera... ¿Has discutido con Haru?

—La que discute es ella, y muchas veces han sido por tu culpa.

—¡Ay, mierda! —exclamó cayendo en cuenta.

—Sí, mierda —repetí.

—¿Las ligas en tu habitación eran para ella? —preguntó y asentí. —Lo siento, jamás pensé que...

—¿Qué estaba saliendo con tu mejor amiga? No pasa nada —pasé mis brazos por sus hombros y apoyé mi cabeza ahí.

Jiwoo había estado siempre ahí para mí, y estaba contento de que las cosas estuvieran mejorando.

—¿Qué tengo que hacer ahora? —preguntó ella.

—Deberías hablar con Haru, se siente mal e incluso ha faltado a la universidad.

—¿De verdad? —preguntó asombrada. —La he jodido con ella, iré a verla un día de estos. —Su mirada se enfocó en mí y esbozó una sonrisa triste. —Lo lamento mucho, Hoseok. Me comporté como una idiota y les hice daño.

—Nada de esto hubiera pasado si no te lo hubiéramos ocultado.

—Yo creo que sí —respondió sinceramente. —Pero me di cuenta de lo absurdo que es interferir en la felicidad de otros, y si Haru te vuelve feliz, estoy contenta por ello.

—Gracias —susurré y dejé un beso en su cabeza antes de irme. —No llegaré a casa esta noche.

—¡Entonces sí se acostaron!

—Adiós, Jiwoo —me despedí cerrando la puerta de su habitación.

—¿Si sabes que está rota, no es así?

—Quería una salida más dramática —respondí encogiéndome de hombros. 

〰️

Espacio para las que se vienen a quejar de que tampoco hubieron detalles aquí.

Todavía nos quedan al menos 3 especiales más uwu

¡Nos vemos el próximo domingo!

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