Extra 1

1/??

☘️Haruka;
por Jung Hoseok.

El amor es complicado, no había una definición exacta para este y tampoco lo podías describir. También era lindo, pero muchas veces doloroso, aun así, estaba seguro de haberlo sentido alguna vez, y esperaba no volver a sentirlo jamás.

Lamentablemente la vida es un continuo vaivén de situaciones que te hacen pensar que tal vez podrías revivir aquellos sentimientos perdidos en el interior de tu corazón, pero que, al mismo tiempo, podrían torturarte dolorosamente como alguna vez lo hicieron.

Un buen episodio para iniciar una inminente historia de amor es el momento en que ambos protagonistas comparten un romántico momento antes de su quiebre amoroso.

Está bien, quizás estaba exagerando todo porque hasta ese momento mis sentimientos por Haru no eran más que una simple atracción carnal, sí, digo eso para no llamarlo "atracción sexual" y que suene más sutil.

La boca de Haru estaba sobre la mía, mientras que una de mis manos descendía cautelosamente hasta sus muslos.

Estaba contento de tenerla conmigo, y agradecía a quien sea que haya arrendado su departamento porque me estaba facilitando las cosas a lo grande.

Nuestra burbuja de pasión fue explotada con unos golpes en la puerta, Haru limpió la humedad de su boca, pero rápidamente sostuve su mentón para succionar su labio inferior.

—Hoseok — chilló despacito, y yo reí.

—Pero si tienes suficiente de mi saliva en tu boca, no sé de qué te quejas.

—Basta —me regañó, pero antes de que yo pudiera nuevamente acorralarla contra la puerta y devorar su boca, ella la abrió, dejando ver a la última persona que quería.

—¿Tenías que ser tú? —solté al ver al novio de mi hermana.

Jimin podía estar aprobado por mis padres, pero jamás lo estaría por mí. Mi hermana merecía algo mejor que ese hijo de puta, pero ya no podía hacer nada. Ella lo amaba y ¡Ugh!, no podía entender esas estupideces del amor y esperaba no volver a entenderlas.

—Dios, ¿Por qué me castigas así? —dije y me fui de ahí, porque la segunda opción involucraba a Jimin inconsciente y a mis manos por el cuerpo de Haruka.

Recuerdo haber estado el resto de la tarde en mi habitación leyendo un par de libros, no sabía que más hacer y ninguno de mis amigos me respondía el teléfono.

Bueno, también había algo que quería ver, o más bien alguien, pero ese alguien ahora estaba ordenando la que sería su habitación junto a mi hermana mayor.

Mientras pensaba en lo fácil que sería escabullirme en la habitación de Haru por las noches, Jiwoo entró furiosa a la mía.

Al principio no entendía nada, pero rápidamente caí en cuenta al ver la fotografía en sus manos. Mierda, esto no iba a terminar bien.

—¿De dónde sacaste eso? —pregunté.

Era la única fotografía que me quedaba de ella y la había escondido de Jiwoo porque sabía que me la quitaría.

—¡Me juraste que no tenías nada de Mi...

—¡No digas su nombre, Jiwoo! —grité.

Toda mi tranquilidad había desaparecido con solo oír una mísera sílaba de su nombre.

Miyeon.

Miyeon.

Miyeon.

Su nombre hacía eco en mi cabeza una y otra vez. Mi visión se puso nublada y me sentía agobiado.

Luego del incidente con Miyeon, todas las fotografías, videos o recuerdos físicos sobre ella me fueron arrebatados, a excepción uno. Aquel cuadro que había sacado de su habitación cuando me colé en esta antes de venirnos a Gwangju, ese que había escondido por tantos años.

—Vete de aquí —murmuré a duras penas y le quité la foto de sus manos.

—Eres un imbécil, Hoseok. Un imbécil que se está destruyendo solo —soltó antes de irse de mi habitación.

Sentía como la respiración me comenzaba a fallar y las lágrimas se acumulaban en mis ojos. Me estaba ahogando, y a pesar de intentar recordar lo que me había dicho el terapeuta para calmar mis ataques de ansiedad, mi mente solo proyectaba recuerdos de Miyeon.

Lancé el cuadro lejos de mi vista, escuchando como el vidrio estallaba en mil pedazos, y caí rendido al suelo. Cerré mis ojos esperando no volver a abrirlos más, pero al tiempo después desperté.

Intenté arreglar el desastre que había dejado en mi habitación y recogí los trozos de vidrió uno por uno. Tomé la foto y la apreté con tanta fuerza, que mis uñas se enterraron en la palma de mi mano.

Me metí a la ducha con la intención de dejar todos aquellos pensamientos a un lado, y cuando lo logré, solo una persona vagaba en mi mente sin razón alguna.

Le envié un mensaje a Haru invitándola a mi habitación, quizás una buena sesión de sus calientes besos me haría olvidarme de todo, pero habían pasado varios minutos y ella jamás vino.

Con cautela, me metí en su habitación, y mientras la esperaba, analicé ésta. En una estantería había un montón de libros de todos los tipos, música, psicología, romance y... Wow.

Lo tomé y me senté en la cama. Era evidente que lo había leído porque tenía varias escenas marcadas. Oí la puerta y sonreí al verla entrar.

—No sabía que te gustaba esta clase de libros — dije sosteniendo 50 sombras de Grey.

Tal vez no era el kamasutra, pero era un libro erótico de todas formas.

—¿Qué haces aquí? — preguntó entre sorprendida y avergonzada, lo sabía por el tono que tenían sus mejillas.

—¿Recuerdas la apuesta que perdí la otra vez? Aposté que podía besarte...

—Sin tocar mis labios— completó y asentí. —Ahora lo recuerdo.

—¿Te parece si salimos y compro las bebidas que te debo?

—Yo... Hoseok... — dudó. Mis ojos se mantuvieron en ellas, no quería escuchar un "no" ya que sabía el por qué. —No puedo.

Tenía razón, Jiwoo había hablado con ella.

—Jiwoo te dijo algo, ¿No es así? — escupí molesto.

—¿Que? No... O sea, sí, pero...

—Idiota —mascullé. —¿Qué te dijo? ¿Te prohibió acercarte a mí? —Insistí, ella siempre lo hacía y esta vez no sería distinto.

Discutí con Haru, y lo admito, fui un imbécil, pero no podía mantenerme alejado de ella y seguí buscándola.

Llamarla a ella para que fuera al hospital ha sido la forma más patética de reconciliación que había visto en mi vida, y yo lo hice, pero al menos funcionó.

Besos, salidas y más besos. Haruka me tenía embobado, pero me seguía sintiendo insuficiente. Recordé las palabras de Jiwoo, yo me estaba destruyendo solo, y así debía seguir, y si eso significaba mantenerme alejado de Haru, lo haría.

—Jiwoo tiene razón —dije aquella vez en mi auto. Haru me miró a los ojos y aparté la vista. —Sea lo que sea que haya aquí, no puede seguir —terminé sintiendo nuevamente aquella opresión en mi pecho.

Haru solo era una chica más, me decía para mí mismo, pero mi corazón no se sentía igual.

Recuerdo exactamente el momento en el que me di cuenta de que estaba perdido por la mejor amiga de mi hermana mayor, y no había vuelta atrás.

Debían ser alrededor de la una de la mañana. Aquella noche necesitaba escapar, me sentía agobiado con un sinfín de sentimientos indescriptibles, y una buena carrera tal vez me haría despejar la mente.

Viajé hasta ese lugar desolado en el que me gustaba pasar mis tiempos y conduje hasta que sentí que mi cabeza daba vueltas, pero no era suficiente.

Estaba tan alterado que recordé aquel libro del código penal que guardaba en mi auto, y sí, en plenas vacaciones me puse a estudiar.

Presten atención a este momento en particular.

Leía los artículos sin detención y tomaba algunos apuntes a los costados de las páginas.

Mi vista estaba enfocada ahí, pero mi mente no.

Apreté los ojos con fuerza, molesto de tener que volver a releer todo porque simplemente no podía prestar atención y ahí estaba aquel nombre, escrito por mis propias manos:

Haruka.

—¡Mierda! —grité pasando el lápiz por sobre su nombre una y otra vez, pero como si la vida se estuviera burlando de mí, la tinta se había acabado y aún era visible.

De todas formas, sentí como se calentaba algo dentro de mi pecho, ¡Pero no podía ser así! ¡No de la misma forma!

Aun así, no había chances con Haru. La había jodido con ella, y grande.

Llevaba dos semanas sin hablarle, y para rematar, ella me había pillado con una chica en el salón de juegos.

La llamada entrante de Kyo me hizo volver a la realidad. Dejé mi libro en el asiento de al lado, y contesté.

Una pelea.

Últimamente no sentía aquella idea tan atractiva como antes, pero Kyo necesitaba el dinero así que lo hacía por él.

—¿Por qué tienes esa cara? —preguntó Yoongi cuando pasé por ellos.

—Es la misma de siempre.

—Hermano, no has tenido buen sexo últimamente —siguió molestando.

—¿Quién dijo que no? — pregunté de mala gana, y tanto Yoongi como Kyo rieron.

Bueno, definitivamente llevaba tiempo sin sexo, y cuando tuve mi oportunidad, Haru entró...

Con aquel bikini...

Y su cabello recogido...

—¿Por qué no partes? —preguntó Kyo y salí de mi trance.

Dos horas más tarde, y mi contrincante no había llegado. Kyo estaba molesto, y a pesar de que insistía en que podía ganar ese dinero de otra forma, él se negaba.

—Supo que pelearía contra ti y lo canceló.

—¿Ves? Ya te tienen miedo —bromeó Yoongi para calmar el ambiente.

—¿Por qué lo tendrían? No soy bueno peleado, solo escapo de sus golpes.

—Tal vez por eso —respondió Kyo. — Deberías recibir al menos un golpe para que crean que tienen alguna oportunidad.

—Quizás...

—¿Estás loco, Kyowoon? — soltó Yoongi. —No digas estupideces. Sus contrincantes cada vez son más grandes y Hoseok puede parecer rudo, pero es más débil que su abuela.

—Hey, respeta a mi abuela —dije y Yoongi rodó los ojos. —Y puedo dar buenos golpes.

—Tú tienes cerebro, los otros: fuerza bruta. Y lamento decirlo, pero el cerebro no te va a salvar de alguna contusión.

En parte, Yoongi tenía razón aún con sus palabras técnicas de enfermería. Mis contrincantes eran el doble de grandes que yo, y si no fuera por las clases que defensa personal, jamás podría contra ellos.

—Así que encárgate de ganar sin recibir golpes —me dijo y luego se volteó hacia Kyo — Y tú cambia esa cara o le digo a Hoseok que te golpee.

—¡Sí, mi capitán! — gritamos ambos al unísono.

Me gustaba pasar tiempo con mis amigos. Tenía suerte de tenerlos a mi lado, y también me ayudaba a...

Oh mierda, la había recordado otra vez.

Haruka.

Haruka.

Ha...

—Haruka —escuché su nombre a mi lado.

Miré a Yoongi, quién había pronunciado su nombre. Tenía las cejas alzadas y una sonrisa juguetona en sus labios mientras sostenía el libro en donde había escrito el nombre de la chica que mantenía mi mente ocupada

Ay no.

—¡Pareces quinceañera enamorada!

—¡Pásame eso! — exclamé intentado alcanzar el libro, pero él lo alejó.

—Así que por eso tu cara.

—Devuélveme eso, hijo de puta — exigí, y Yoongi solo me enseñó su dedo medio. —¡PÁSAMELO AHORA!

—¿Qué sucede? —preguntó Kyo entrando nuevamente al auto sin entender nada.

—Haru...

—¡Si se lo dices a alguien más te mataré! — grité antes de salir del auto.

Ahora estaba totalmente expuesto, lo que solo volvía las cosas más reales y mis sentimientos más incontrolables.

Me estiré en el suelo, y cuando quise sacar mi teléfono, recordé que lo había dejado en el auto.

No podía haber un peor día.

Volví de mala gana, y ambos chicos me quedaron mirando extrañamente. No me importaba, estaba tan avergonzado que quería escapar de ahí, así que tomé mi teléfono y me alejé nuevamente.

—Oye, ¿Me prestas el auto? —preguntó Kyo.

—Has lo que quieras con él.

Cómo atropellarme, por ejemplo.

No sé cuánto tiempo estuve en el frío suelo, con mi teléfono encendido y simplemente pensando en aquella mujer que me estaba dando tantos problemas, pero reaccioné cuando la vi frente a mí.

¿En qué momento había bebido para comenzar a alucinar?

—Deberías irte, Haru —pronuncié su nombre, y sentí como si me clavaran cientos de agujas en mi estómago.

—¿De verdad quieres que me vaya?

—No —respondí sin pensarlo, y eso parecía molestarle a Haru.

¡Por supuesto que le molestaba! Estaba comportándome como un idiota con ella, pero simplemente no podía controlarme las ganas de tenerla cerca y toda para mí.

Escuché a Haru, resoplar y darse media vuelta. Sí, era mejor que se alejara de una vez y termináramos con esto.

No quería hacerle daño a Jiwoo, ni mucho menos a Haru, pero, aun así, me encontré siguiéndola. Me mantuve unos segundos en silencio, esperando a que ella se soltara de mi agarre y se fuera sin más, pero no lo hizo.

—No sé porque no quiero que te vayas —inicié, y ya no había vuelta atrás.

Los ojos de Haru parecían brillar en medio de la noche mientras me miraba solo a mí, y quizás eso me dio la valentía suficiente para continuar. — Y tampoco sé por qué me gusta estar tanto contigo, por qué no sales de mi mente ni por un segundo, ni siquiera cuando me voy a dormir, y de verdad no sé por qué se me agita el corazón cada vez que te vuelvo a ver.

Sí, lo había dicho. Solo esperaba la risa de Yoongi cuando volviera solo, y las burlas de Kyo de cómo no podía hacer las cosas bien, pero eso no sucedió jamás.

Apreté los ojos ante mi estúpida confesión, avergonzado totalmente. Tal vez esta sería la segunda que vez que me rechazaran en mi vida, y por alguna razón, me importaba más que la primera.

—¿Entonces por qué no me besas y acabamos con esta discusión? —preguntó, y esta vez fui yo quien se quedó confundido, pero no tanto como para no reaccionar.

Contuve una sonrisa creciente, y tiré a Haru apegándola a mí. Vi su rostro, y esta vez fue imposible no sonreír. No sé si ella era consciente de lo hermosa que lucía, todo en ella era perfecto, y yo era malditamente imperfecto.

Sus labios lucían tan apetecibles, y no esperaba el momento de besarla, pero, aun así, me fui acercando lentamente, dándole la opción de apartarse de mí.

¿Qué opción tenía conmigo sosteniéndola por la cintura? No tenía ni idea, era lo que quería creer, pero cuando sus labios chocaron con los míos, y sus brazos se ajustaron detrás de mi cuello, no podía pensar en ninguna opción que no fuera morir besándola. 

〰️

AAAAAAH, TANTO TIEMPO SIN VERNOSSSSSSSS
NO CREÍAN QUE IBA A SOLTAR ESTA HISTORIA ASÍ COMO ASÍ PO

Este es el primer extra de muchos, así que sigan aquí hasta el final porque hay una sorpresa 👀

¡Nos vemos el próximo domingo!

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