0.50

Lean la nota de abajo, por favor.
—.

[Cap. 50]

🍃Te conozco, Haru

La recuperación de Hoseok parecía ir bastante bien, o al menos lo físico, porque aún no recordaba casi nada acerca de la noche del accidente, aunque ahora ya hablaba un poco más con nosotros, seguía pareciendo muy incómodo si habían más de dos personas con él.

—No puedo creerlo, ¡Soy tu hermana! — gritó Jiwoo ante el silencio de su hermano menor. —¿Por qué a ti te habla y a mí no me dice ni hola? —me preguntó esta vez a mí y solo me encogí de hombros. —Ugh, es más importante porque te la cogiste, ¿Verdad?

—Tal vez —dijo Hoseok y mis ojos se ampliaron al máximo.

—¡Ahora sí que te golpearé! —exclamó Jiwoo acercándose peligrosamente hasta Hoseok, pero la detuve antes de llegar a la camilla. — Puedes responderme eso, pero no eres capaz ni de darme los buenos días, ¿Acaso lo haces para fastidiarme? 

—Tal vez —repitió su hermano. La situación podía verse bastante cómica, pero sabía que entre las bromas de Jiwoo, la verdad se escondía. 

Jiwoo había pasado las dos semanas que Hoseok llevaba en el hospital llorando por él, y a esto había que sumarle el hecho de que su hermano a penas hablaba con ella, lo cual dejaba a mi mejor amiga totalmente destruida por dentro, pero lo escondía. 

—¿Sabes qué? Mejor me voy, tengo que comenzar a estudiar porque es mi último semestre y no dejaré que me lo arruines, ¿Me escuchaste? —dijo exasperada, y Hoseok abrió la boca, pero antes de que pudiera emitir algún sonido, ella se adelantó. —Y no me digas "Tal vez" o te rompo la cara, idiota —agregó antes de tomar su bolso y salir de la sala.

—Vuelvo enseguida —le dije a Hoseok, quien se había quedado atónito ante la repentina salida de su hermana.

No fue difícil ubicar a Jiwoo porque no se había alejado tanto. Estaba al final de la hilera de sillas en la sala de espera, con la cabeza gacha y aferrándose a la silla como si su vida dependiera de eso. 

—¿Te encuentras bien? 

—¿Tú que crees? —me preguntó de vuelta con una triste sonrisa en su rostro. —Sé que no debemos forzarlo, pero creo que ya no lo soporto más.

—Vamos, sé que Hoseok volverá a ser como antes.

—Lo dices porque al menos a ti te habla, pero conmigo es completamente distinto. Soy su hermana, pero a veces pienso que para él solo soy una desconocida —sollozó. Sequé las lágrimas que caían desde sus ojos, y acomodé su cabeza en mi hombro. —Quiero a mi hermanito de vuelta.

—Él también se siente así, Jiwoo. Me ha dicho que es difícil para él, y lo está intentando —dije intentando tranquilizarla. Hoseok siempre me pedía que no dijera nada acerca de nuestras conversaciones, ni siquiera a Jiwoo, pero sentía que era lo correcto en estos momentos. —Confía en él, ¿está bien?

—Solo dile que lo quiero, no tanto, solo un poco —dijo haciendo que ambas riéramos.

—¿Quieres que te vaya a dejar a casa? 

—Jimin viene por mí, no te preocupes —respondió con una sonrisa. —Gracias. 

—¿Por qué?

—Por todo, supongo. Desde que te conozco, has estado para nosotros en todos los momentos difíciles, y sé que también es difícil para ti, pero Hoseok estará bien si es contigo, aunque no recuerde nada de esa cursi conversación de la que me contaste. 

Concordaba un poco con Jiwoo. Por supuesto que también estaba siendo difícil para mí ver a Hoseok de esa forma, o para todos en realidad, porque incluso Kyo me enviaba mensajes a cada hora para preguntarme si Hoseok recordaba algo, pero la respuesta siempre era no. Aunque en realidad Hoseok si recordaba la conversación de nosotros, o parte de ella. Él estaba comenzando a tener algunos flashback de esa noche, la mayoría eran confusos, pero aun así, Hoseok me decía que me mantuviera en silencio.

—¿Qué haces? —le pregunté a Hoseok al entrar de vuelta a la sala. 

—¿Te vi el día del accidente? —habló ignorando mi pregunta anterior.

—Uhm... no que yo recuerde, pero Kyo dijo que me viste saliendo con alguien más.

—¿Y?

—Y ese día salí con Woon —respondí. Las cejas de Hoseok se alzaron y rápidamente intenté detener lo que sea que estuviera imaginándose. —¡Solo lo acompañé al centro comercial!

—Sí, y yo solo salía contigo para enseñarte a conducir.

—Es distinto, tú me gustabas.

—¿Gustaba? —preguntó dejándome confundida. —¿En pasado?

—Gustabas, gustas, gustarás.

—Ahí suena mejor —dijo enseñándome su lengua. —Y volviendo a lo de tu salida, es imposible que los haya visto. Recuerdo muy bien esa tarde.

 —Oh si, tus videos cantando —bromeé y Hoseok rodó los ojos. —¿Entonces por qué saliste molesto?

—Quizás alguien me lo dijo allí, no lo sé.

—Pero tú no eres celoso —añadí. Hoseok podía bromear conmigo sobre eso, pero jamás me había causado alguna loca escena de celos maniáticos, así que era difícil imaginármelo molesto por eso.

Nuestras conclusiones quedaron en el aire luego de que la puerta se abriera repentinamente dejando ver a los policías ahí. Mi cabeza instintivamente comenzó a doler y no quería ni imaginar como debía estar Hoseok, ya que ellos solo lo hacían pasar malos ratos. 

—Buenas tardes —saludó uno de ellos, y yo solo incliné la cabeza. —¿Tiene noticias nuevas o algo para declarar?

—Hoseok sigue sin recordar —dije yo. No sabía el por qué Hoseok no quería decir nada, pero lo respetaría. 

—Señorita Haruka, supe que viajará a Japón en los siguientes días — añadió con una falsa sonrisa en su rostro. Sentí como Hoseok me miraba incrédulo, pero no pude mirarlo a los ojos.

—¿Cómo sabe eso? —pregunté ignorando la confusión de Hoseok. 

—Estamos investigando a todas las personas cercanas a Jung Hoseok, es protocolo —respondió uno de ellos. —¿No es para ver a Min Yoongi?

—Por supuesto que no.

—¿Entonces dónde está?

—¿No cree que ella ya lo habría dicho si supiera? —habló esta vez Hoseok.

Yoongi estaba siendo buscando por todo el país. Las fronteras estaban siendo vigiladas y su rostro se había difundido por todos los medios en caso de que alguien supiera algo acerca de él, lo que sumaba otro gran problema, la prensa estaba afuera del hospital las veinticuatro horas del día para saber algo sobre el caso de Hoseok. 

—Por fin lo escuchamos, Hoseok, así que creo que ya es hora de que nos cuenta lo que recuerda. 

—Él no...

—Tranquila, Haru —dijo Hoseok sosteniendo mi mano antes de dirigir nuevamente su vista hacia los policías. —Todo lo que sé es lo que les escribí en las cartas, no sé nada más —respondió, pero una palabra había quedado en mi cabeza.

Cartas.

¡Por supuesto! Lo había estado pasando por alto todo este tiempo, y jamás había pensando en las cartas que nos habían llegado a Hoseok y a mí hace un tiempo. Miré a Hoseok y él pareció entender que algo andaba mal, pero no dijo nada.

—Aun así, necesitamos su testimonio de forma oral —dijo entregándole un tarjeta junto a un gran sobre. —Por favor, llámeme cuando crea que esté listo. 

Los policías se fueron y por unos minutos todo quedó en silencio ahí dentro. Hoseok miraba el sobre entre sus manos sin atreverse a abrirlo. Se veía exasperado y confundido al mismo tiempo, no quería decir nada para no interrumpirlo, pero cambié de opinión al ver su rostro cuando abrió el sobre.

—¿Qué es? —pregunté acercándome a él. 

Eran fotos, cuatro en específico. Todas eran distintos ángulos del auto de Hoseok luego del accidente. Estaba completamente destrozado, las ventanas rotas e incluso se podían ver rastros de sangre en estas. 

—¿Esto es legal?

—Ellos creen que oculto algo, Haru —respondió sin dejar de mirar las fotos. —¿Cómo fue que terminé aquí? No hay nada que pueda aclararme la mente en estos momentos—murmuró.

—Hoseok, sí hay algo —dije captando su atención. —¿Existe la posibilidad de quien haya causado el accidente sea la misma persona que te está mandando cartas?

—Pero esa persona...

—¿Sabes quién es? —pregunté y de inmediato negó.

—Las cartas tienen que ver con Miyeon, no creo que... mierda.

—Necesitamos enseñárselas a los policías, quizás puedan buscar huellas o identificar la letra, no lo sé. 

—No creo que sea buena idea que te metas en esto, Haru.

—Hoseok, no voy a dejar que te dañen, ¿Me escuchas? 

—Solo no andes sola, por favor —rogó y yo asentí. Me acomodé junto a él y puse mi cabeza sobre su hombro. —A veces siento como si todo esto fuera un sueño.

—Una pesadilla, mas bien dicho —corregí y escuché la risa de Hoseok. —¿Qué harías si despertaras y te dieras cuenta que todo esto fuera solo un sueño?

—¿A que te refieres con "todo"?

—Uhm... desde antes que me conocieras. 

—Escribiría una novela erótica —respondió quitándole toda la seriedad al momento. —¿Qué? No recuerdo ese día, pero... —su vista viajo desde mi cabeza hasta mis pies y sonrió antes de decir: — a ti te recuerdo completamente. 

—Estás en el hospital pero ni aún así cambias —dije mirándolo, cosa que él aprovechó para robarme un beso. —Ahora ayúdame a escoger una película.

—¿Qué te ayude a coger? Me apunto.

—¡Hoseok! 

—Haru, la abstinencia ya está haciendo efecto, así que debes aguantarme.

—Creo que mejor me voy.

—¡Dijiste que veríamos una película!

—Me da miedo ver películas contigo ahora. 

—Estamos en un hospital —dijo él en un susurro.

—¿Y un hospital te detiene? —pregunté de la misma forma.

—No necesariamente, así que puedes cerrar la puerta y lo intentamos.

—Estás loco, Jung.

Estuve al rededor de dos horas más con Hoseok hasta que el tiempo de visitas acabó, al igual que le película, la cual tampoco habíamos disfrutado mucho mirándola, porque era mil veces mas interesante la boca de Hoseok sobre la mía que los problemas de los protagonistas. En algún momento entró Semi, la enfermera de Hoseok, y aproveché de dejarle en claro que no tenía alguna posibilidad con él.

Hoseok me había dicho donde estaban guardadas las cartas, y al igual que con todo lo demás, me recordó no decirle nada a nadie. Usé la excusa de pasar tiempo con Jiwoo para ir hasta su casa, y cuando todos dormían, fui hasta la habitación de Hoseok. Seguí sus instrucciones y las encontré. 

Habían un montón, esta vez eran quince, no catorce como la última vez, todas en sobres blancos menos una, y junto a estas estaba la foto arrugada de Miyeon. No sabía si debía leerlas, pero la curiosidad me ganó y abrí una.

Han pasado tres años desde que mataste a Miyeon. 

La letra era la misma de la carta que me había llegado a mí, y me odié por haberla roto sin pensar en lo que podía significarse. Tomé otra de las cartas, y después de un largo suspiro, la abrí.

Es tu quinto cumpleaños desde que la mataste, hijo de puta. Miyeon debería estar aquí y no tú.

Todas las cartas trataban de lo mismo y eran para las mismas fechas, el cumpleaños de Hoseok, y la muerte de Miyeon. Catorce cartas en siete años, todo calzaba y aun no entendía como Hoseok era capaz de vivir con esa presión. 

Ahora entendía su obsesión con las cosas que le hacían daño, o la poca importancia que le ponía a su vida. Él era así porque estaba siendo obligado a sentirse miserable.

Tomé el último sobre, el cual era completamente distinto a los otros. Era de color rojo y tenía una fecha escrita, había sido enviada hace un mes. La abrí y todo el aire quedó atorado en mis pulmones, mis manos habían comenzado a tiritas y mis ojos se cristalizaron.

¿No crees que estás siendo muy feliz? 

Solo eso decía, pero todo tenía sentido cuando veías la foto que se encontraba ahí. Éramos Hoseok y yo dentro del auto. Había sido tomada en una de nuestras últimas citas antes de romper, y solo pensar en que alguien nos estuviera siguiendo, me causaba escalofríos.

Mi teléfono comenzó a vibrar y di un pequeño brinco por el susto. Vi el nombre de Hoseok en la pantalla, y carraspeé para aclarar mi voz antes de contestar.

—¿Las encontraste? —preguntó y asentí, sabiendo que no podía verme, pero no me atrevía a hablar. —Las leíste.

—¿Cómo puedes... Cómo pudiste vivir de esa forma? —pregunté en un sollozo. 

—Haru, yo...

—No me digas que te lo mereces, porque no es así, Hoseok —me adelanté y lo oí suspirar. —¿Por qué no le dijiste a la policía desde un principio?

—Supongo que quería encontrar a quien sea que me haya mandado las cartas y preguntarle por qué me estaba haciendo eso —respondió. No podía ni imaginarme por todo lo que había pasado sin siquiera ser un adulto aún. —La primera carta llegó al hospital pocos días después de la muerte de Miyeon. 

—¿En Seúl?

—Sí. En realidad yo le pedí a mi padre que nos cambiáramos de casa, estaba asustado y pensé que de esa forma se detendría, pero no fue así. Para mi cumpleaños recibí la otra, así todos los años.

—Pero la última...

—Tampoco sé por qué. La encontré la mañana del día en el que terminamos, estaba dentro del auto.

—¿Por eso fuiste a la carrera? 

—No, eso fue porque Kyo no tenía dinero para pagar la renta de ese mes, y una carrera era una forma fácil de conseguir el dinero.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? Quizás yo no...

—¿No habrías terminado conmigo? Haru, no cumplí nuestra promesa y te mentí, no hay justificación. —Recordaba nuestra discusión de aquella noche, y solo pensaba en que todo sería distinto si esas cartas no existieran. —Desde ese día estoy yendo a terapia, pensé que no la iba a necesitar otra vez, pero tenías razón. Algo estaba mal conmigo, y las cosas no se arreglan con peleas o carreras. 

—No sabía nada de eso —dije más para mí misma, que para él.

—Solo Jiwoo lo sabía, y le pedí que no te dijera. No quería ponerlo como una excusa y presionarte para que volviéramos. 

Mi mente estaba en blanco, no era capaz ni de responderle a Hoseok. Yo pensaba que él no tomaba enserio mis palabras, pero lo hacía. Ahora todo cobraba sentido, cada vez que él decía que lo estaba intentando y yo no sabía a qué se refería, era a eso. Él estaba intentando sanar.

—Tengo una duda —dijo Hoseok luego de mi silencio. —¿Te vas a Japón?

—Sí, voy con mi hermano.

—Y... ¿Te quedarás allá?

—No... no lo creo. Solo quiero ir para saber quien soy, supongo —respondí. El viaje estaba perdiendo sentido para mí, antes tenía mis metas claras, pero ahora todo parecía escabullirse de mis manos.

—Yo sé quien eres. Eres Im Haruka, una mujer inteligente y bastante atractiva —dijo haciéndome reír, pero continuó. — También eres bastante impulsiva, y más aún cuando bebes. No te gustan los borden del pan y prefieres ver películas en casa antes de ir a un cine, pero por sobre todo, eres una persona grandiosa, que se preocupa por el resto y no te deja solo ni aunque terminen su relación. 

Las palabras de Hoseok habían quedado grabadas en mi mente, y las lágrimas no tardaron en salir de mis ojos. Jamás había pensando en mí de esa forma, simplemente hacía las cosas porque sí, y no me preocupaba en como me vería el resto.

—Yo si te conozco, Haru, y por eso te amo.

〰️

IIIIHHHH, esto está por terminaaaaar.

Ahora sí, lo importante y el motivo por el cual las convoqué aquí abajo:

En las próximas semanas se sabrá todo lo que falta, por lo mismo les pido que si releen la historia NO HAGAN SPOILER. Y créanme que a pesar de que aún no termina, ya anda gente haciendo spoiler en los capítulos anteriores, y sí, me doy cuenta aunque no crean porque reconozco la mayoría de usuarios que leen mi historia.

Ese es el favor que les voy a pedir, y lo mismo, si ustedes ven alguno, me avisan para eliminarlo.

¡Nos vemos el próximo domingo!


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top