0.37

Apruebo; CC juju

[Cap. 37]
🍃Siempre existe un pero.

Tres de la tarde y mis clases terminaban. Después de tanto tiempo, por fin el día estaba completamente despejado, y el paisaje con las hojas secas y la brillante luz del sol se veía magnífico. Lastimosamente, poco duró mi alegría.

Al abrir la puerta del departamento, vi algunas cartas en el suelo. Al principio simplemente las tomé y las dejé sobre la mesa, pero antes de lograr dar un paso, reaccioné ante algo distinto, pero no nuevo. Otro sobre blanco sin remitente estaba entre el resto. Sentí el frío recorriendo mi espalda, y me estremecí con miedo.

Fue así como terminé sentada en la esquina de mi cama observando aquella carta sin siquiera abrirla, pero luego de tomar una gran bocanada de aire, me atreví a leerla.

Kohi Shoganai
Hoy, 4pm.

Estaba escrita a mano, igual que la anterior, pero la letra era notablemente distinta. Una parte de mí se alivió al ver que no se trataba de una amenaza, pero aun así estaba preocupada. No recordaba mucho de japonés, pero sabía que Kohi significaba café, así que tecleé el resto en internet.

Entre los primeros resultados me aparecía una página web y no dudé en entrar a aquello. Definitivamente era una cafetería, tenía el horario y dirección, pero algo más captó mi atención, aquel aviso que decía que habían abierto una nueva sucursal en Gwangju.

Vi el reloj y noté que faltaba menos de una hora para lo que decía la carta, y no sabía si ir o no. Claramente podía ser algo peligroso para mí, pero si lo pensaba, era un lugar público y normalmente esa era la hora en donde más gente podía haber.

Los minutos pasaban más rápido de lo normal, y no podía seguir perdiendo el tiempo. Estaba empecinada a descubrir quién era la persona que me quería lejos de Hoseok y el por qué.

Con nerviosismo, tomé mi bolso y metí la carta dentro de este antes de salir del edificio hacia aquel lugar. Incluso le envié la dirección a Hoseok, diciéndole que lo esperaba a las 4:15, ya que, en caso de ser una broma, lo último que quería era asustarlo por nada.

Tomé el autobús y a pesar de haber conectado mis audífonos, no logré tranquilizarme. Sentía que me estaba metiendo en un grave problema, e incluso pensé en devolverme, pero ya había llegado.

Efectivamente, en el lugar habían muchas personas y estaba en el centro de la ciudad. Si alguien pensaba secuestrarme, había escogido muy mal. Miré la hora y aún tenía quince minutos antes de que fueran las cuatro, así que decidí entrar.

No quería parecer sospechosa y mucho menos alterada, por lo cual que me acerqué al mesón para pedir algo, pero mis ojos iban y venían entre todas las personas ahí dentro.

—¿Qué desea pedir? —oí la voz de un hombre, pero en ese momento escuché la puerta abrirse y me distraje.

—Un café — respondí mirando a aquella pareja que había entrado, pero oí la risita del hombre otra vez.

—¿Cuál de todos?

—El que sea —dije rápidamente. Mis nervios me tenían alterada y no era capaz de pensar con claridad.

—¿Nombre?

—Haru.

—¿Eres japonesa? —preguntó y rodé mis ojos. Sí, era japonesa pero a pesar de no parecerlo, simplemente era un nombre.

—No —respondí igual que siempre.

—¿Estás segura de eso, Haruka? —escuché aquella voz susurrar en mi oído y por fin me volteé a ver a aquella persona.

El tiempo no era un impedimento para no reconocerlo. Su color de cabello, ojos e incluso su sonrisa, pero sobre todo, aquel sentimiento que provocaba en mí, todo era igual.

—Jae... Jaesung —tartamudeé al verlo.

—Tanto tiempo, hermanita.

Mi respiración se quedó atascada en mis pulmones y quedé totalmente estática en mi posición. no podía creer lo que estaba viendo. Jae, era mi hermano quien estaba frente a mí, esto no era un sueño, él de verdad estaba ahí.

Jaesung me sonrió y me estrechó en un cálido y fuerte abrazo. Cuando por fin reaccioné, lo abracé de la misma forma. No quería soltarme, pensaba que al momento de hacer esto, desaparecería y se iría nuevamente.

—¡Que grande estás! —me dijo cuando estábamos sentados afuera de la tienda.

—¡Que viejo estás! —exclamé solo para molestarlo. Jae sólo estaba en sus veintisiete años, pero solía molestarlo por ser mayor que yo, incluso cuando éramos tan solo unos niños.

—Ya quisieras estar como yo a mi edad —dijo y sólo rodé los ojos antes de volver a sonreír. —¿Y cómo has estado todo este tiempo?

—Bien, supongo. Han pasado muchas cosas locas.

—No me digas que te casaste con aquel chico que mis padres llevaban a casa siempre.

—¿Hyeok? —pregunté y él asintió. Sí, no era novedad que mi relación con él fuera un plan de mis padres, pero Jae no sabía aquello. — Terminamos antes de que entrara a la universidad, así que no, no me casé con él.

—¡Ay, Dios! ¿Te casaste con alguien más? Haruka, eras inteligente, ¿Qué te hicieron?

—No estoy casada, Jae, pero...

—Siempre hay un pero —soltó fingiendo estar decepcionado.

—Tengo novio. Se llama Jung Hoseok, y en cualquier momento estará aquí.

—¿Jung Hoseok? —preguntó frunciendo el ceño, y asentí un poco confundida. —¿Por qué siento que he oído su nombre antes?

—Deben haber miles de Jung Hoseok en el mundo, Jae —dije intentando de convencerme a mí misma para que aquella coincidencia sólo fuera eso. —De todas formas, ¿Cómo supiste dónde vivía?

—Primeramente quiero dejarte claro que te he buscado desde hace mucho tiempo, pero encontrar información acerca de ti no es muy fácil —explicó lo que todos ya sabíamos. La mayoría del tiempo, mis documentos no aparecían en algunos registros oficiales, pero el resto de la gente solía pensar que era un simple error. — Hace unas semanas me encontré con Seokmin. Él me dio tu dirección y se me ocurrió enviarte una carta y no cometer el error de presentarme ante un hogar que no fuera el tuyo.

—¿Sólo me enviaste una carta? —pregunté confundida. Aunque él no tenía ni idea de Hoseok, así que se me hacía extraño que estuviera relacionado a aquella amenaza.

—¿Por qué te enviaría más si ahora puedo tener tu número? —preguntó de vuelta, como si fuera demasiado obvio.

—Tienes razón —respondí riendo. —¿Y que ha sido de tu vida? ¿Alguna novia?

—No tengo tiempo para eso. He estado un poco ocupado con esto de las cafeterías.

—Espera, ¿Esto es tuyo? —pregunté apuntando a la tienda y él asintió. —No me lo creo.

—Tengo sucursales en casi todo Corea, menos en Seúl para evitar a... ya sabes.

—¿No has hablado con ellos desde que te fuiste? —pregunté y él negó con una mueca en sus labios. —Ellos tampoco te buscaron, ¿Verdad?

—Supongo que es porque se los pedí. Creo que la música no era lo mío y a pesar de todo, ellos lo entendieron.

¿La música no era lo suyo? No sabía lo que pensaba Jae, pero mis recuerdos con él siempre estuvieron cargados de música. Él me había enseñado a tocar la guitarra, y solía tocarme canciones cada noche, incluso aprendió Takeda no Komoriuta, una canción de cuna japonesa, para mí. Pero supongo que la presión le quito el amor que alguna vez debió sentir por la música.

—Te extrañé mucho, Haruka —dijo enviándome una sonrisa nostálgica. —Gracias por ser el mejor regalo de cumpleaños del mundo.

Apenas dijo esas palabras, las ganas de llorar me invadieron. Así como le había confesado a Hoseok hace un tiempo, jamás sentí la fecha de mi "cumpleaños" cómo algo bueno para mí, incluso a veces sentía que le había robado la festividad a mi hermano, pero él se encargaba de quitar mis inseguridades diciendo que fui su mejor regalo de cumpleaños.

Mis brazos se ataron alrededor de Jaesung y contuve mis ganas de llorar. No quería arruinar el momento con tristeza, así que me mantuve pegada a él hasta que las lágrimas dejaron de punzar en mis ojos.

—¿Haru? —oí la voz de Hoseok y me separé de Jae.

—¡Hoseok! — exclamé levantándome del asiento.

—Oh, él es Jung Hoseok —dijo Jae mirándolo, y Hoseok frunció el ceño. —Soy Im Jaesung.

—Mi hermano —añadí yo, y las cejas de Hoseok se alzaron, provocando que me echara a reír.

—Es un gusto —dijo él y Jae se rio.

—No lo parecía al inicio —soltó Jae entre risas.

—Tengo mala experiencia conociendo a los hombres cercanos a Haru.

Namjoon, Seokmin y ahora Jae. Sí, entendía a Hoseok.

—Tengo que entrar porque soy el jefe pero aun trabajo de esto —dijo Jae y asentí. —Te llamaré un día de estos para que nos juntemos, y claro, Hoseok puede venir si quiere. —Jae me abrazó y susurró en mi oído: —¿Él sabe de eso?

—Sabe todo —respondí riendo.

—Wow, realmente es el indicado. Por cierto, estás muy guapa, yo que tú me preocupo —dijo esto último para a Hoseok.

—Confío en mi chica —dijo Hoseok con una sonrisa.

Seguí a Jae con la mirada hasta que entró a la cafetería y di un largo suspiro. El brazo de Hoseok pasó por mis hombros y mi vista se dirigió hacia a él.

—¿Estás feliz?

—Muchísimo —respondí, y él me dio un beso. —¿Viniste en la motocicleta?

—Sí, debo llevarle unas cosas a Kyo, ¿Quieres ir o prefieres que te deje en casa?

—Iré contigo, hace tiempo no veo a los chicos.

—Ah, mis amigos me roban a mi novia, ¿Quién lo diría?

—Dijiste que confiabas en "tu chica".

—Bueno...

—¡Hoseok! —me quejé y escuché su risa.

—Es mentira, pero concuerdo con tu hermano —dijo y fruncí el ceño con incredulidad. —Estás guapa.

—¿Te gusta mi ropa? —dije dando una vuelta y posando como si estuviera en una pasarela.

—Te prefiero sin ropa, pero te ves bien.

—¡Jung Hoseok!

(...)

Hoseok estacionó su motocicleta y me ayudó a arreglar mi cabello cuando me quité el casco, obviamente aprovechando el momento para atacar mis labios, pero no me molestaba.

—Hay algo que no te he contado —dijo Hoseok mientras estábamos en el elevador. —Yoongi no me habla.

—¿Aun está molesto por lo de la otra vez? —pregunté y Hoseok asintió. —¿Te disculpaste?

—Lo hice, pero Yoongi es más obstinado que la mierda.

—Se le pasará, no creo que pueda estar enojado contigo toda la vida.

—Oh, sí que puede.

Entrelacé mi mano con la de él y besé el dorso de ésta antes de caminar hasta el departamento de los chicos, donde Kyo nos abrió la puerta.

—¡Haru! —dijo Kyo dejándonos entrar.

—¿Por qué todos la saludan a ella primero? —preguntó Hoseok rodando sus ojos.

—Me cae bien —respondió Kyo encogiéndose de hombros.

—¿Y yo no?

—No mucho, a veces solo quiero matarte —dijo y Hoseok puso la mano es su pecho, totalmente indignado.

—¿Está Yoongi? —preguntó Hoseok.

—Me escuchó hablando contigo y se encerró en su habitación.

—¿Puedo entrar? —pregunté yo esta vez.

—Sí, es la habitación de la derecha —respondió Kyo apuntando a una de las puertas.

Fui hasta allá y di dos golpes antes de que Yoongi me abriera. Si bien en un inicio se vio un poco desconcertado, luego sonrió.

—¿Qué haces aq... Ugh, está Hoseok aquí —dijo haciendo una mueca de disgusto. —¿Quieres pasar?

—Está bien.

Al igual que la vez que entré a la habitación de Hoseok por primera vez, me sorprendí. La habitación de Yoongi estaba perfectamente ordenada, paredes blancas y un montón de libros, incluso un par sobre su cama.

—Estaba estudiando —dijo quitando los libros de su cama. — Se acercan los exámenes finales y no quiero arruinar mi penúltimo año.

—De seguro que irá bien, no lo dudo.

—Creeré en tus palabras, Haru —dijo dándole un leve empujón a mi hombro. —¿Y qué haces aquí? O sea, en mi habitación.

—Sólo quería saludarte.

—No me convencerás de hablar con Hoseok.

—Tampoco pensaba intentarlo —confesé. —Es problema de ustedes, pero...

—Ahí viene el pero —masculló rodando sus ojos.

—¿Por qué te molestaste tanto si es lo que siempre hace?

—A estas alturas creo que te has dado cuenta de que Hoseok puede controlar todo en la vida, menos su vida.

—¿A qué te refieres? —pregunté confundida antes su juego de palabras.

—Él es un as en todo lo que se propone. Puede controlar las peleas, su baile e incluso las carreras, pero eso no quiere decir que pueda manejar su tiempo de vida —Explicó, pero aún no lo entendía del todo. — Sé que te sonará extraño, siempre he confiado en que Hoseok puede ganar esas competencias, pero aquel día solo jugó con la muerte. No debió si quiera pensar en competir si su auto estaba "raro".

—¿No había hecho eso antes?

—Sí, cuando recién llegó a Gwangju. Se metía en peleas solo para ser golpeado, era como una especia de puto masoquista.

—Pero quizás se le explicas eso, él entenderá.

—Hoseok es de las personas que da todo de sí mismo por el bien del otro, pero no les importa ni un poco su propio bien. Así que te recomiendo algo, si no ayudas a Hoseok a al menos quererse un poco, aléjate de él.

—¿Por qué debería alejarme de él?

—Estoy seguro de que sabes más cosas acerca de él de las que cualquiera aquí sabe, pero antes de ti, él solo era el chico que tenía sexo con cualquier chica para intentar sentirse querido por alguien que no fuera su familia. Sé que no tienes que cargar con nada de lo que sea que haya pasado con él, pero las relaciones también son para ayudarse mutuamente, y Hoseok necesita de mucha ayuda.

Para mí, Yoongi era una especie de sabio atrapado en el cuerpo de un hombre de veinticuatro. Sus conversaciones me hacían ver más allá de lo que estaba frente a mí e incluso me hacían replantearme acerca de lo que sabía sobre Hoseok. A pesar de esto, no pude convencerlo de salir de su habitación ni por un segundo, pero lo entendía.

Me fui de vuelta hasta mi departamento junto a Hoseok, quien dio la excusa de que no podía estudiar bien en su casa, así que iría conmigo. Obviamente ni siquiera tomó un libro, ya que a penas llegamos, me atrajo por la cintura y me besó.

—Dijiste que vendrías a estudiar —dije cuando los besos de Hoseok descendieron hasta mi cuello.

—Estoy estudiando anatomía ahora. Este es tu sexy esternocleidomastoideo.

—Es increíble que puedas decir eso.

—Mi lengua puede hacer cosas magníficas.

—¡Hoseok! —chillé avergonzada como por milésima vez.

—No es mi culpa que tu tengas tu mente tan sucia, yo solo pensaba en rapear.

—Uhm, haré como que te creo —dije rondando los ojos.

—Okey, sí, es lo que pensabas. Pero ¿Qué quieres que haga si te tengo justo debajo de mí en estos momentos? —preguntó y yo solo reí. —Estas muy feliz hoy, ¿verdad?

—Ha sido un buen día —respondí y él me sonrió de vuelta.

—¿Cómo diste con tu hermano?

—En realidad, él me encontró —corregí. — Me envió una carta. Al principio estaba un poco asustada por la carta que me había llegado hace un tiempo, pero me atreví a ir al lugar y...

—¿Qué carta? —preguntó interrumpiéndome. Su rostro fue pasando de confusión a entendimiento, pero se veía enojado. —Haru, ¿Qué dice la carta que te llegó antes?

〰️

¿Alguien en Chile vota? Es mi primera vez votando uwu

aPRuebO esta capítulo asvddjdk<3

Conocieron a Jaesung, ¿Qué piensan de él hasta ahora?

¡Nos vemos el próximo domingo!

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