0.32

¿Ya leyeron el capítulo de ayer?
Pregunto porque hay gente que no le llegan las notificaciones unu.
—.

[Cap. 32]
🍃Las sequías te lo agradecen.

Había perdido la noción del tiempo mientras me encontraba bajo la lluvia. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que hablé con Hoseok. Mis lagrimas se confundían con las gotas en mi rostro, y envolví mis piernas con mis brazos antes de un auto se detuviera junto a mí.

—Mierda, Haru —oí la voz de Hoseok y recién ahí me atreví a levantar mi cabeza. —¿Por qué estás aquí? —preguntó, pero no pude responder. Él se quitó su chaqueta y la puso sobre mis hombros antes de levantarme para meterle al auto.

Hoseok cerró la puerta y rápidamente dio la vuelta para entrar al auto. Se acercó a mí y me observó con preocupación antes de ponerme el cinturón de seguridad.

—Vamos, Haru. Dime algo —dijo intentando secar mi rostro con sus manos.

—H-Hoseok... —solté titubeante, pero no fui capaz de seguir. Mi voz se quebró y él me apretó en un abrazo antes de dejar un beso en mi frente.

—Te llevaré al hotel conmigo, ¿Está bien? —preguntó y asentí.

Durante todo el trayecto miré por la ventana. Mi mente estaba vacía, no podía pensar en nada, pero mi corazón se contraía de pena y rabia. Al llegar la hotel, el recepcionista nos miró extraño, pero Hoseok le enseñó su credencial rápidamente para evitar algún altercado y fuimos hasta la habitación.

—Toma una ducha caliente, o te enfermarás —dijo llevándome hasta el baño. Abrió la llave del agua, y esperó a que esta se entibiara. —Estaré afuera, dime si necesitas algo. — Hoseok dejó un último beso en mi frente y salió.

Me sumergí en la tina y el contraste de mi piel fría con el agua caliente hizo que me ardiera por unos segundos, pero poco a poco me fui acostumbrando. Hoseok golpeaba la puerta de vez en cuando para preguntarme si estaba bien y yo a duras penas le respondía.

Cuando ya tenía la mente más fría y las lágrimas se habían esfumado, me puse a pensar acerca de lo que había sucedido. Ni siquiera me podía sentir aliviada de haber soltado todo, más bien me sentía culpable de todo, tanto de lo que había sucedido ahora como de los problemas entre mis padres.

No tuve certeza de cuánto tiempo estuve ahí dentro, pero mis dedos estaban totalmente arrugados y el agua se había comenzado a enfriar. Até una toalla a mi alrededor y salí del baño.

Hoseok se levantó del sofá casi de inmediato al verme, y se acercó a mí. Traté de enviarle una sonrisa, pero debió haberme salido como una mueca ya que la cara de Hoseok se tornó aún más preocupada.

No había pensado en el problema con la ropa hasta que Hoseok me entregó una camiseta, la cual era lo suficientemente grande como para cubrirme hasta un poco más arriba de las rodillas.

—¿Quieres hablar sobre lo que pasó? —preguntó Hoseok quitando la toalla de mis manos para secar mi cabello.

—Creo que arruiné todo con mis padres —respondí dando un largo suspiro al final. —Hice todo mal, yo... ah.

—Tranquila, sea lo que sea, no es tu culpa —dijo acariciando mi espalda. —Sabías que tarde o temprano tendrías que hablar con ellos.

—Sí, pero no lo hice de la forma en la que esperaba. Estaba molesta, solo estallé frente a ellos diciéndole cosas muy hirientes, no me perdonarán nunca.

—Todos tenemos segundas oportunidades, Haru.

—¡Me siento tan culpable! — exclamé cubriendo mi cara con ambas manos.

—Ellos deben entenderte, Haru. Se nota que te aman demasiado y no creo que una discusión acabe con eso.

Quería creer y aferrarme a eso, pero solo recordar el incidente con Jaesung me hacía pensar todo lo contrario. Hace exactamente seis años, él había discutido con mis padres por lo mismo, no quería pertenecer a su clan musical y estaba harto de la presión que ellos le provocaban. Jae se fue esa misma tarde, sin despedirse de nadie, ni siquiera de mí, y nunca más lo volví a ver.

Hoseok no volvió a sacar el tema, lo cual agradecí porque no quería hablar más acerca de eso. Mientras tanto, se dedicó a mantener mi mente lejos de aquello, pero en todo lo que hacía, me trataba con suma delicadeza.

—¿Verdad o reto? —le pregunté mientras jugábamos.

—Verdad.

—¿Qué es lo que más te gusta de esta habitación? —pregunté al quedarme sin ideas.

—¿A parte de ti? —preguntó haciéndome reír.

—A parte de mí —respondí.

—Okey, entonces serían esos condones que estaban en la mesa —respondió y yo rodé los ojos, no podía esperar menos de él. — ¿Qué? Nunca nadie se había preocupado tanto por mí.

—Estás loco, Jung.

—Tu turno, ¿Verdad o reto?

—Uhm... verdad —respondí, ya que todas las veces anteriores que había escogido reto, Hoseok me había hecho besarlo... aunque en realidad no me molestaba.

—¿Lo que me dijiste el otro día es verdad? —preguntó dejándome confundida.

—Sé más específico, te he dicho muchas cosas.

—Ese día cuando creías que te engañaba, tu dijiste que me... amabas.

La sorpresa me impactó de golpe. Si bien yo había creído que él no les había tomado el peso a mis palabras, estaba totalmente equivocada. Él había escuchado y entendido todo, pero no me había respondido.

—¿Por qué quieres saber eso? —pregunté entrecortadamente.

—Porque no quiero quedar como idiota cuando te diga que también te amo —respondió dejándome en completo estado de shock. —Aunque ya lo dije, así que probablemente soy un...

—Tonto —solté y Hoseok me miró extrañado. —¡No! Quiero decir, sí, o sea... Ugh, te amo, Hoseok.

—¿De verdad? —preguntó emocionado y asentí. Se acercó más a mí y mi respiración se cortó, él pareció notarlo y rio. — Te amo, Haru.

No esperé nada más, y lo cogí por la camiseta para atraerlo hasta mis labios. Hoseok no demoró en mover sus labios al mismo compás que yo. Sentía su sonrisa en medio del beso, y eso hacía que mi corazón quisiera estallar de alegría.

Aquella confesión de Hoseok me tenía en el cielo. No esperaba nada de este tipo viniendo de él, menos en este momento, pero todo parecía haberse vuelto perfecto. Hoseok me amaba y yo a él, y eso era todo lo que bastaba para mí.

La intensidad del beso fue subiendo de nivel. Mis brazos se ataban detrás de su cuello provocando más presión en nuestros labios, mientras que las manos de Hoseok vagaban por mis muslos desnudos. Ambos nos alejamos para tomar un poco de aire, y aproveché el momento para quitar la camiseta de Hoseok. Él me sonrió coquetamente y yo no esperé más para volver a unir nuestros labios.

El ambiente se había tornado totalmente caliente, y mi cabeza era incapaz de pensar en algo que no fuera Hoseok. Sabía lo que quería, y solo esperaba que Hoseok también lo quisiera. Fue por eso que llevé mis manos hasta el broché de su pantalón y él se detuvo.

—¿Estás segura? —preguntó mirándome atentamente y asentí.

Hoseok sonrió y me dejó continuar con lo mío, mientras el tiraba del dobladillo de la camiseta que traía puesta. No tardó nada en quitármela, y recorrió mi cuerpo con su mano, provocando que me removiera bajó su tacto.

—¿De verdad...

—Sí, Hoseok —respondí cortándolo. — Solo estoy nerviosa, es mi primera vez —confesé.

—También la mía.

—No mientas —dije haciendo una mueca, pero el rápidamente la hizo desaparecer con un beso.

—No miento, Haru. Nunca había hecho el amor antes —respondió y eso bastó para que mis inseguridades desaparecieran.

(...)

Si bien no me desperté con un rayo de sol en mi rostro, me desperté siendo abrazada por Hoseok, lo que parecía ser más que perfecto. Sentí sus labios presionar en mi hombro y me di media vuelta para mirarlo.

—Buenos días, bebé — dijo él con una enorme sonrisa.

—Buenos días —dije de vuelta siendo contagiada por él.

Los recuerdos de la noche anterior llegaron a mi mente, pero en vez de hacerme sentir apenada, me pusieron demasiado contenta. Mi estómago se contrajo por los nervios, pero Hoseok los esfumó al descender hasta mis labios.

—Pediré algo para comer, ¿Qué quieres? —me preguntó sin dejar de sonreír, provocando que mi corazón se agitara.

—Lo que tú quieras.

—Uhm, yo solo quiero cometerte a ti en estos momentos —respondió logrando que mis mejillas se pusieran completamente rojas.

Hoseok plató un beso en mi boca antes de levantarse de la cama y me di cuenta de un detalle, él estaba completamente vestido. Mi mirada lo siguió hasta que salió de la habitación, y unos segundos después entró con el bolso que contenía mi ropa en sus manos.

—¿Por qué tienes eso? —pregunté extrañada.

—Me encanta verte desnuda, pero necesitas ropa para salir de aquí —respondió con una carcajada, más a mí no me causó risa. —Tu teléfono no dejaba de sonar, y contesté. Lo siento por entrometerme, pero tus padres estaban muy preocupados.

—¿Dijeron algo más?

—Sólo que esperan que hables con ellos —respondió y negué de inmediato. Me rehusaba a incluso volver a mirarlos, simplemente no podía. —Haru, estabas enojada y no dijiste las cosas de la forma correcta. Pueden solucionarlo si hablan.

—No quiero, ellos me odiarán.

—No te odian, por eso deberías hablar con ellos —dijo incentivándome, pero yo estaba siendo obstinada. —Te contaré algo, ¿Está bien? —preguntó y asentí levemente. —Hace algunos años atrás, cometí el error de descargar toda mi furia con mi familia. Al principio me hizo sentir libre e incluso un poco más relajado, había dicho todo lo que quería y al no ser capaz de mirar más allá de mi nariz, herí a las personas que más amaba.

Los ojos de Hoseok se mantuvieron estáticos en las sábanas. Podía notar que no eran recuerdos agradables para él. La vida de Hoseok parecía un misterio para mí, y a veces no estaba segura de querer saber toda la verdad acerca de éste.

—Ignoré a todos durante casi dos meses —continuó enviándome una sonrisa apenada. — Un día, me dieron una golpiza tan fuerte, que fui incapaz de levantarme de la cama por días, ¿Y sabes qué? Aún después de todo lo que les había dicho y causado, mis padres y Jiwoo me cuidaban durante todo el día. Fue ahí cuando me di cuenta de que la familia siempre está para ti, es incondicional.

—Pero mi familia es muy distinta.

—Probablemente, pero si ellos te odiaran no te habrían llamado tantas veces —dijo entregándome mi teléfono. Lo encendí y revisé el registro de llamadas, tenía al menos cincuenta llamadas perdidas de ellos antes de que Hoseok hubiera respondido.

—¿Qué tengo que hacer ahora?

—Podemos comer algo, y luego ir a tu casa para que hables con ellos antes de irte —respondió y asentí.

—Gracias por todo, Hoseok. De verdad no sé qué sería de mi sin ti en estos momentos —dije acercándome a él para abrazarlo. —Te amo.

—¿Puedes volver a decirlo pero más alto para grabarlo y ponerlo de tono de llamada? —bromeó y rodé los ojos. —También te amo, Haruka.

—Olvida lo que acabo de decir, de verdad terminaré contigo ahora mismo.

Hoseok me obligó a mantenerme en la cama hasta que la comida hubiera llegado. Se acomodó a mi lado y luego de unas cuentas bromas y coqueteos por parte de él, empezamos a comer. Después de un rato, él salió de la habitación y aproveché el momento para entrar directamente al baño y tomar una ducha, pero cuando estaba a punto de ingresar, recordé algo.

—Hoseok —grité desde adentro, escuchando un "sí" de su parte. —¿Quieres ayudar al medio ambiente? —pregunté y en unos segundos la puerta del baño estaba completamente abierta. Hoseok me miró con los ojos completamente abiertos y yo reí.

—¿De verdad? —preguntó y asentí. Rápidamente comenzó a quitarse la ropa y en menos de un segundo estaba conmigo dentro. —Las sequías te lo agradecen —dijo antes de atacar mis labios.

Luego de aquello no estuvimos tanto tiempo en el hotel. Hoseok había dicho que quería que pasáramos por algunos lugares mientras nos devolvíamos a Gwangju, así que no podíamos irnos tan tarde. Por supuesto, y como habíamos acordado, nuestra primera parada fue la casa de mis padres.

Hoseok había dicho que me esperaría dentro del auto, así que entré sola. A penas golpeé, mi madre abrió la puerta y se echó a llorar pidiéndome disculpas. Hablé con ambos y ellos entendieron mi elección, no sabía si era porque la discusión había sido demasiado reciente o porque de verdad ellos estaban aceptando la realidad, pero no dijeron nada en mi contra, e incluso le agradecieron a Hoseok.

Volví al auto con una sonrisa, si bien una parte de mí creía que esto duraría poco, la otra se veía bastante contenta ya que todo parecía haberse arreglado. Hoseok se despidió de mis padres desde el interior del auto y nos fuimos de ahí.

Tal como él lo había dicho, hicimos distintas parada en el camino. Hoseok me consentía en todo, llegando al punto que me sentía como hija única y mimada estando con él. En un momento bromeé con ir a un parque de diversiones, y pese a que él me miró aterrado, aceptó. La cara de alivió que puso cuando le dije que solo era una broma, fue épica y me lamenté de no haberlo grabado en video.

Todo parecía demasiado perfecto para mí, y era netamente gracias a Hoseok. Él me había ayudado en todo lo que necesitaba, lo cual era más que una confirmación para mí saber que nunca estuvo jugando conmigo y que no lo haría.

Estaba tan alto, que no me di cuenta de que en cualquier momento bajaría de ahí, y probablemente el suelo no sería tan bonito como creía. Pero si Hoseok estaba conmigo, podría superarlo, o al menos eso esperaba.

〰️

Dos palabras, un sentimiento:
QUE VERGÜENZAAAAAAAA, no detallé nada, pero igual.

Hoseok 🤝 Lectores
Desvirgar a Haru.

Un capítulo más tierno para compensar el de ayer. De verdad estos dos capítulos me complicaron la existencia como ningún otro.

Espero que les haya gustado uwu

Ahora sí, ¡Nos vemos el próximo dommingo!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top