0.04

[Cap. 04]
🍃Sátiro: Hombre lascivo
que tiene un exacerbado
deseo sexual.

— Jiwoo, ¿Podrías dejar de golpearte la cabeza, por favor? — dijo Hoseok sosteniendo sus manos.

Desde que Jiwoo se había enterado de sus clases de verano, no había parado de quejarse y llorar por haber reprobado, aunque en realidad aún tenía una opción para pasarlo, y esa era asistir todos los días a sus clases.

— Ni siquiera es una clase muy importante — lloriqueó.

— Si, lo mismo decía yo de las matemáticas, pero resulta que las necesitas para saber con cuantas chicas... okey, me callo — añadió Hoseok, ganándose una severa mirada por parte de su hermana que lo hizo callar.

— Puedo ayudarte — dije llamando la atención de Jiwoo. — No estaré en clases contigo, pero seré tu tutora.

— Dios, ¿Por qué no reprobé una asignatura? — se quejó Hoseok lanzándome una mirada fugaz. Fijé mi vista al frente, rogando para no sonrojarme y menos en la presencia de Jiwoo.

Conocía a Jiwoo, y sabía que ir a clases de verano no era su problema, éste era la cantidad de fiestas y salidas que se perdería durante el verano, pero tenía un plan.

— Puedo hablar con el profesor Kwon por tus clases, quizás reducirlas a la mitad.

— ¿En serio? — gritó Jiwoo. Sus ojos se iluminaron y una sonrisa apareció en su rostro. — Te amaría aún más si pudieras hacer eso.

Conocía al profesor Kwon, había tenido todo un semestre con él y fui su mejor alumna. Lo había ayudado con algunas pasantías en la universidad y a veces corregía exámenes con él en mi tiempo libre. Siempre decía que se sentía en deuda conmigo, y quizás podía saldarlo de esa forma.

— Genial, así estarás más tiempo con... tu novio ese.

— Jimin — corrigió Jiwoo apretando los dientes, al parecer a Hoseok no le gustaba Jimin y no era muy discreto al demostrarlo.

— Como sea — dijo Hoseok con desdén. — Hoy tengo una carrera muy importante y no quiero atraer malas vibras.

— ¿Podrías dejar de hacer eso? — preguntó mi amiga rodando los ojos.

— ¿Hacer qué?

— Hacer cualquier cosa que... uhm, tenga la palabra "ilegal". —  Hoseok simplemente negó riendo y le dio un mordisco a su sándwich. —  No tiene caso, eres un estúpido.

Tanto Hoseok y Jiwoo se quedaron mirando directamente. Se notaba cierta tensión y supe de inmediato que, aunque no lo pareciera, Jiwoo estaba preocupada. Hoseok observaba a Jiwoo con una sonrisa molestosa, hasta que fingí toser, acaparando la mirada de los hermanos Jung.

— ¿Cuándo tienes clases? —  le pregunté a Jiwoo. 

— En... una hora más —  añadió después de mirar la hora en su celular. —  No podré ir a dejarte a la casa de Sunny.

La universidad quedaba literalmente al lado contrario de donde trabajaba dándole clases a Sunny. Antes podía arreglármelas con un autobús, pero en este vecindario no había visto ninguna parada de éstos y dudaba que hubiera una cerca.

— No te preocupes, puedo tomar un autobús —  dije y de inmediato la risa de Hoseok resonó en el lugar. —  ¿Qué? —  espeté. 

— Es chistoso que quieras tomar un autobús cuando la parada más cercana está a casi un kilómetro de aquí —  respondió confirmando mi teoría. 

— El ochenta y cinco por ciento de la gente de aquí no necesita un autobús porque tiene auto — agregó Jiwoo.

— ¿Y que pasa con el otro quince por ciento? —

— Son niños — respondió Hoseok encogiéndose de hombros. —  Pero tranquila, tengo algo que hacer en el centro, puedo ir a dejarte si quieres.

— ¡Eso es genial! —  gritó Jiwoo. —  Sabía que algún día me servirías, hermanito. 

— Sí sí, como digas. Tu amiga no me ha respondido aún —  dijo Hoseok, haciendo que, nuevamente, los ojos de albos se posaran en mí.

— Yo creo que... está bien.

(...)

Esperé a Hoseok en la entrada como él me lo había pedido antes de ir a buscar su auto. Por mientras, me entretuve viendo fotos en mi galería y casi me desmayo cuando oigo sonar el claxon. Hoseok apareció montado en un lindo descapotable negro, uno de esos que solo ves en las películas o en revistas de famosos. Me hizo señales con la mano para que entrara al auto, y aun en shock, caminé hacia a él.

— Lindo auto — dije solo por hablar. 

— No es mi favorito, pero es el mejor para este clima. — Oh dios mío, pensé, tiene más autos y yo solo llevo ahorrando dos años para tener uno de segunda mano.

Era definitivo, llevábamos diez minutos en el auto y aún no veía alguna parada de autobuses. La mayoría de las casas estaban escondidas detrás de grandes cercos, y se veían uno que otro auto de alta gama estacionados en la acera.

— ¿Puedes poner la dirección en el GPS, por favor? —  preguntó Hoseok haciéndome dar un pequeño salto por la sorpresa.

— S-sí. —  Hice lo que me pidió, y comencé a trabajar en alguna conversación para tener con él. No conocía nada sobre Hoseok mas de lo que Jiwoo alguna vez me había dicho, así que era un total misterio pata mí. —  ¿Que... que estudias? —  titubeé al decir. Mantuve mi vista al frente, pero aún así pude ver la sonrisa que se formaba en los labios de Hoseok.

—  Leyes —  respondió. Me tardé un minuto en asimilar lo que había dicho, y mi boca se abrió ligeramente. 

— W-woow.

— Sí, esa es la reacción de todos.

— Pero tú... dijiste que ibas a carreras...

— ¿Ilegales? — completó y yo asentí. —  Los políticos hacen cosas ilegales, y son el ejemplo a seguir de la ciudadanía, ¿Qué hay de malo en una carrera?

— Se supone que estarás a cargo de que la Ley se cumpla, ¿O no?

— No, yo solo voy a hacer que se pudran en a cárcel los que de verdad lo merecen. Una carrera no daña a nadie mas que a mí.

— Y a los que apuestan —  añadí.

— Gente a la que nadie obliga. Esto es fácil, ¿tomas alcohol?

— Uhm... sí —  respondí un poco desconcertada. 

— ¿Sabes que hace mal?

— Por supuesto que lo sé.

— Exactamente, sabes que está mal pero lo haces porque te gusta, o porque sigues al colectivo, pero no creo que seas tan manipulable —  añadió esto último mirándome de reojo. —  Pero sabes que es lo importante, no dañas a nadie más que tú cuando lo haces. Las verdaderas cosas ilegales son las que transgreden la libertad y la vida del otro.

— Como los asesinos —  terminé por decir, notando como Hoseok apretaba las manos en el volante.

— Y la gente que los ayuda —  añadió entre dientes. Me quedé un momento en silencio, pensando en la reacción que había tenido que no me di cuenta de que nos habíamos detenido. —  Ya estamos aquí.

— Gracias por traerme, Hoseok.

— Puedes pedirme un aventón cuando quieras, o cualquier cosa que termine en on, como un revolcón o un... —  no terminé de escuchar porque salí del auto y cerré la puerta. ¿Por qué tenía que ser así?

Caminé hasta la entrada de la casa de Sunny y antes de tocar el timbre, escuché el claxon sonar otra vez. Me voltee para ver a Hoseok despedirse antes de que pusiera a andar el auto. Lo seguí con la mirada hasta que el auto desapareciera por la calle y la puerta se abrió detrás de mí.

— ¿Quién era? —  preguntó Sunny.

— Un sátiro.

— ¿Y qué es un sátiro? —  volvió a preguntar.

— Tú solo mantente alejada de los chicos a los que llamen así.

(...)

— Haru, no quiero ir al conservatorio —  dijo Sunny descansando sus manos sobre las teclas del piano.

— Es divertido, estoy segura de que la pasarás bien —  le dije. Sabía que la obligarían a ir de todos modos, así que no tenía mas remedio que plantearle la idea como si fuera lo mejor del mundo. —  Yo también fui a uno cuando tenía tu edad.

— Si, pero tu eres linda y muy inteligente. Yo ni siquiera he aprendido a tocar la sinfonía cinco de Beethoven.

— Pero sabes tocar todas las de Shawn — la animé, y ella sonrió por unos segundos. — Y eres linda, Sunny. No sé quien te dijo lo contrario, pero no dejes que esos comentarios apaguen la hermosa luz que tienes dentro.

— ¿Sabías que eres mi mejor amiga? — preguntó antes de lanzarse sobre mí en un abrazo. — Prométeme que estarás aquí cuando llegue del conservatorio. 

— ¡Lo prometo, Sunny! — respondí, antes de volver a guiarla con las notas de la partitura.

El sonido de mi celular me hizo perder mi atención en las partituras. El nombre de Namjoon apareció en la pantalla y me disculpé antes de contestar la llamada en un lugar mas alejado.

— Precioooosa —  dijo Nam a penas contesté.

— Naaaam —  dije de igual forma.

— Necesito de tus servicios.

— Si, yo también estoy bien, gracias por preguntar —  dije ignorando lo que me había dicho, mientras rodaba los ojos por su cordialidad.

— Siempre estás igual de linda y nerd, no necesito preguntarlo.

— ¿Disculpa? ¿Nerd? Lo siento, pensé que estaba hablando con mi mejor amigo ¿Lo conoces?, el genio de las matemáticas, tercer puesto nacional en...

— ¡Ya entendí, Haru! —  gritó cortándome.  —  Realmente necesito tu presencia en una fiesta.

— No más, por favor —  supliqué. Jiwoo me había dicho que este verano no tendría descanso, pero jamás pensé que fuera tan literal.

— Haruk...

— Atrévete a decirlo y no iré a ningún lugar contigo ni en cien años, Kim Namjoon —  lo amenacé. Odiaba mi nombre, y las pocas personas que lo sabían (Que no fueran mis padres) sabían que tenían estrictamente prohibido llamarme así.

— Lo siento, pero estoy desesperado y creí que mi mejor amiga me podría ayudar.

— Está bien, dime la hora.

— Diez, te iré a buscar a tu departamento.

— Uhm, ¿Sabes donde vive Jiwoo? —  pregunté antes de que un quejido de escapara de la boca de Nam. —  No importa, tú solo espérame en Orbis.

—  Eres la mejor, de verdad.

—  Si, guarda tus halagos para la noche —  dije refiriéndome a la exuberante cantidad de chicas que Nam podía tener con un par de palabras coquetas.

Un par de horas  mas tarde, estaba escuchando los quejidos de Jiwoo con respecto a mi salida con Namjoon. A pesar de esto, ella seguía buscando entre mi ropa para escoger un outfit adecuado.

— Es un idiota. De seguro te necesita como rehén.

— Jiwoo, Nam es mi amigo por si lo has olvidado, y ya te dije que vinieras con nosotros.

— Le prometí a Jimin que esta noche quedaría con él. — Se quejó haciendo un mohín. 

Levanté ambas cejas, con una sonrisa en mi rostro solo para fastidiarla un rato, y dije: — Entonces... no te espero esta noche.

— ¿De qué hablas? No voy a dormir con Jimin si es lo que piensas.

— Definitivamente no pienso que van a dormir —  dije antes de recibir un almohadazo en la cara. —  ¡Hey! Debes aceptar tu relación con Jimin, ya llevan más de un año.

— Lo sé, es solo que... estoy asustada. El amor es un asco.

— Tú no puedes decir que el amor es un asco, tienes un novio que te ama y hace todo por ti. Es en serio, tienes colgado a Jimin. —  Otro almohadazo llegó a mi cara, miré mal a Jiwoo y ella solo sonrió. 

Sabía que Jiwoo amaba a Jimin, solo que era muy asustadiza para aceptarlo, pero si las cosas seguían marchando bien entre ellos, pronto lo reconocería. Por mi parte, aún no sabía lo que se sentía amar de verdad, había tenido solo un novio y nuestra relación no había terminado bien, menos después de que me vine a Gwangju. 

Después de que Jiwoo me diera un aventón, esperé en Orbis a que Nam llegara por mí. No me sorprendía su retraso, siempre era lo mismo, pero esta vez, lo supo compensar comprándome una malteada antes de irnos.

— Lindo auto —  dije, y casi de inmediato recordé a Hoseok sonriendo.

— Es un préstamo, así que debo cuidarlo con mi vida —  respondió Namjoon con una risa nerviosa.

— ¿Ahora me explicarás por qué es tan importante esta fiesta y mi presencia?

— Hay una chica que...

— Espera, ¿No que tenías novia?

— ¿Desde cuando tengo novia? — preguntó casi tan extrañado como yo.

— La última vez que te vi, estabas en una cita con una chica.

— No era mi tipo, ¿Puedes creer que no le gustaba el chocolate?

— ¿A quien no le puede gustar el chocolate? 

— Pues a ella —  respondió. Ambos nos miramos por un par de segundos y nos echamos a reír. —  En fin, le dije a una chica que era nuevo en la ciudad y quería ir a una verdadera fiesta de Gwangju... Y que una amiga que vivía aquí me ayudaría a encontrar la dirección.

— ¡Me estás utilizando!

— No te estoy utilizando, solo me haces un favor y te diviertes al mismo tiempo.

— No conoceré a nadie, Nam.

— Yo creo que sí — dijo y me envió una sonrisa nerviosa. — La chica es de tu universidad, y tal vez comparten clases.

— ¿Quién es? —  pregunté un poco asustada. No solía llevarme mal con nadie, pero Jiwoo sí y así como dice el dicho, el enemigo de tu mejor amigo es tu enemigo, aplicaba para esto.

— Youra —  respondió con una sonrisa de disculpa. Dios, la chica era como un dolor en el trasero. Estudiaba artes escénicas y a pesar de que su personalidad era optimista, también era demasiado insistente, y no se llevaba bien con Jiwoo luego de que a esta última la sacaran de una clase por "copiar", cosa que resultó ser falsa.

El ambiente era casi totalmente distinto a las fiestas que habíamos ido con Jiwoo antes. Esta vez, el recinto no era una casa, había una pista de baile gigante y el bar tenia una gran variedad de bebestibles, siendo la gran mayoría alcohol. Reconocí a algunas compañeras con las que me quedé conversando mientras Nam iba a buscar algo para beber.

— Una cerveza para la señorita —  dijo tendiéndome un vaso. 

— ¿Dónde está tu chica? — pregunté y Nam se encogió de hombros, despreocupado.

— Esperaré a que ella venga a buscarme, los hombres desesperados no atraen a nadie.

— Buena táctica —  afirmé antes de que sintiera un apretón en mi brazo.

— Mira quien está ahí. — dijo Dae, mirando hacia el frente. Me voltee justo para ver como Hoseok reía con un grupo de chicos unos metros más allá. Inconscientemente, mi corazón de agitó un poco, pero lo calmé cuando noté la mirada de Namjoon.

— Jung Hoseok.

— El hermano de Jiwoo — dije haciendo que Nam abriera sus ojos al máximo.

— Bromeas —  dijo y negué. — Debí haber reconocido esa aura maléfica.

— ¿No te cae bien? — pregunté.

— No lo conozco, pero puedo afirmar que el chico es un completo problema.

— Es perfecto — añadió Dae.

— Si, perfectamente imperfecto —  corrigió Nam, antes que un par de brazos rodearan su cintura. — Hey — saludó enviando su mejor sonrisa a Youra.

— Iré a buscar algo de beber —  dije para salir de ahí. Sentí la mano de Nam envolverse en mi brazo, y le sonreí. —  Ve por todo, tigre.

— Llámame si necesitas algo, estaré atento al celular. —  Le guiñé un ojo y salí de ahí. No quería hacer mal tercio, y quizás podía encontrar a alguien para bailar.

Caminé hasta el bar y me senté en el taburete. Pude ver a Youra invadiendo el espacio personal de Nam, pero a este parecía no importarle; también vi a Dae bailando animadamente, pero cuando fijé mi vista en el grupo donde había visto a Hoseok, este ya no estaba. Mis ojos divagaron por todo el lugar, pero nada. Recordé lo que me había dicho Jiwoo, e imaginé a Hoseok con cualquier chica en el sofá rojo del subterráneo, pero rápidamente deseché la idea.

— Estaba pensando en algo cuando te bajaste del auto — habló alguien a mi lado. La sorpresa me hizo dar un leve brinco en mi lugar, y al voltearme, me encontré con los oscuros ojos de Hoseok observándome con una sonrisa. — Aún no nos presentamos correctamente, ¿Quieres empezar de nuevo?

〰️

Here we go.
Hooooooolaaaaa<3

Ahora sí que no me atraso más, empezamos con todo.

Denle amor y gracias por
seguir aquí ❤️

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