Capítulo 14

Narra __(Tn)

Las 8:00am. Me levanté súper temprano para ir a ver al inspector. Los chicos me dejaron ir a mi casa. Leo me acompañó antes de que amaneciese y después se fue. Me duché y me puse unos jeans claros y ajustados. Como hacía frío me puse una camiseta de tirantes negra y una sudadera con cremallera de color verde oscuro al igual que las vans que llevaba. Antes de ir a la cafetería cogí mi bolso y unas gafas de sol. Ahora me encontraba sentada en una mesa de la cafetería con las gafas de sol puestas y tapando mi cara con la carta. Unos minutos después de haber llegado yo, apareció Daniel por la puerta. Llevaba la placa de inspector colocada en el cinturón. La pistola la llevaba escondida bajo la chaqueta de cuero marrón que traía puesta. Bajé un poco las gafas de sol para verlo mejor. Ese hombre siempre sería atractivo tuviese la edad que tuviese. Él me miró y negó con la cabeza al verme como una criminal escondida. Se acercó a la mesa y se sentó frente a mí bajando la carta donde me escondía con un dedo.

¿Por qué te escondes? -Era obvio que porque me había dado una paliza una súper humana muy atractiva y fuerte.

No lo sé. Dime, ¿Que descubriste? -Él se quedó mirándome el labio y recordé que aquella chica me lo partió. Mierda, el maquillaje no funcionó.

¿Que te ha pasado? -Su voz sonaba seria y fría.

La investigación va muy bien... Y estas son las consecuencias. -Me quitó las gafas de sol y las dejó en la mesa.

Cuéntame todo lo que sabes y te diré lo que oí ayer. Esta vez si te creo McAllen. -Asentí.

Esos alienígenas de los que te hablé, los kraangs, reunieron a varios científicos del mundo y crearon personas. -Me miró sorprendido y sin entender. -Crearon a unas personas sin necesidad de reproducirse en un vientre materno. Nacieron en tubos de ensayo y cosas así. Las hicieron más fuertes y rápidas. Una de ellas fue la que me dejó así. Mi padre fue uno de los científicos que trabajaba allí. Y no sólo eso. Cuándo el laboratorio se fue a la mierda, mi padre se llevó a una de esas personas y la escondió de los kraangs. Al parecer se llevó a la primera que crearon. -Ví cómo suspiraba profundamente mientras masajeaba su frente.

¿Me estás diciendo que no sólo hay unos alienígenas en la tierra que encima hay unos experimentos sueltos por el mundo y no nos dimos cuenta? -Yo Asentí.

La chica de la grabación del edificio donde vivía el Doctor Richards, ella era una de esas personas que los kraangs crearon. -El me miró arqueando una ceja.

¿Copiaste las grabaciones? No me sorprende. Entonces... ¿El Doctor Richards también trabajaba para ellos? -El suspiró cuando asentí. -Tengo que procesarlo todo.

Y tú... ¿Que descubriste? -Yo no podía seguir hablando, había cosas que él no debía saber. Al menos por ahora.

Bueno, al parecer el policía que habló con el forense no era policía. Tampoco era humano. El forense sí, pero estaba con esos alienígenas. El policía preguntó si sospechaban sobre la muerte de tus padres. El forense dijo que no, que el chip que les puso a esos vagabundos con el ADN de tus padres funcionaba perfectamente. -Una camarera llegó y pedimos, él un café con tostadas y yo un batido de fresa con un bollito de crema.

¿Entonces los kraangs secuestraron a mis padres? ¿Pueden seguir vivos? -Él asintió.

Ahí es dónde quería llegar. Al enterarme de eso pensé en dar la orden para buscarles pero ya no sé quién es de confianza en la comisaría. Este caso tenemos que resolverlo nosotros. -Yo le sonreí. Daniel fue mi primer mejor amigo. Desde que era pequeña, mi madre siempre me llevaba a su trabajo. Fue ahí donde lo conocí ya que era el compañero de mi madre.

De acuerdo. Conozco a alguien que puede decirme dónde se esconden los kraangs. -La camarera llegó y nos dejó el desayuno en la mesa. Ambos le dijimos gracias y se fue.

Y... ¿Conozco a ese informante tuyo? -Yo me sonrojé.

No Dan. Es... Complicado. -Cogí mi vaso de batido y bebí de él evitando su pregunta.

Después de dos horas en la cafetería, ambos decidimos salir de allí. Iba a ir a pagar el desayuno pero Dan se me adelantó. Yo sólo rodé los ojos y salimos de allí. Me ofreció a llevarme a casa en su coche antes de irse a la comisaría. Yo no me negué y me llevó hasta casa. Después de despedirnos entré, tirando las llaves en el recibidor.

Mierda. -Cerré la puerta y fui al salón. Al entrar un escalofrío me invadió. Miré a la ventana y ésta estaba rota y llena de sangre. -¿Que...? -Cogí la pistola de mi madre y seguí el rastro de sangre. Subí las escaleras con cuidado. El rastro acababa en la puerta de mi habitación. Respiré hondo y entré de un salto apuntando con la pistola. Abrí los ojos sorprendida al ver a la chica de ojos violetas tirada en el suelo muy mal herida.

Ayúdame... -Eso fue lo último que dijo antes de desmayarse.

Bajé la pistola y corrí hacia ella. No quería ayudarla pero mi corazón me decía que lo hiciese. Me separé de ella y cogí el botiquín del baño. Cuando lo tenía todo, le empecé a limpiar las heridas que tenía en el cuerpo. Ví que todas se iban cicatrizando rápidamente excepto la de la cabeza. Esa fue la que yo le hice... ¿Que te ha pasado?

Ahora estaba observando a la chica que yacía en mi cama. Sus heridas ya habían cicatrizado pero seguía inconsciente. Me levanté de la silla donde estaba y me acerqué a ella. Entonces despertó.

Alpha... -Abrió los ojos mirándome. Yo sólo la miré extrañada.

¿Que te pasó? -Se incorporó en la cama.

Dispareste al objeto que me controlaba. Me liberarte de ellos y se dieron cuenta de que ya no les obedecía. Intentaron controlarme de nuevo pero me rebelé. Han intentado eliminarme, no sabía a donde ir así que fui a buscarte pero no estabas... Quería esperarte para contártelo. -Yo asentí.

Vale, relájate. Cuéntame todo. -Ella me miró fijamente.

Tú eres Alpha. Lo supe el primer día que vine a verte. Hiciste que desobedeciese a kraang... Cómo la primera vez que salí del tanque... -Como en la visión... Al parecer Raph tenía razón. -Ellos no saben que tú eres Alpha. Creen que eres una humana metomentodo. Tienen a los señores McAllen encerrados.

¿Sabes dónde están mis padres? -Ella asintió. -Bien, vamos a por ellos. -Yo me levanté de un salto pero el dolor en la costilla hizo que me volviera a sentar.

No puedes ir así. Tienes que convertirte en Alpha. Así sólo eres humana. -Ella se levantó de la cama. -Tú eres la más fuerte y la más rápida. Además, sabes pelear mejor que yo. Te crearon para eso.

¿Te refieres a que siempre he sabido pelear? -Ella asintió. -Podría haberlo sabido antes... Bueno... ¿Y cómo hago eso de convertirme? -Ella se encogió de hombros. -Increíble...

Puedo enseñarte a pelear como yo. Tal vez así tu cuerpo se acostumbre y recuerde los movimientos. -Suspire. Tal vez tenga razón. El cuerpo tiene memoria. Es por eso que no olvidamos como montar en bici.

La llevé hasta el sótano y entramos al laboratorio de mi padre. Allí hicimos un sitio para que me enseñase algunos movimientos. Entrenamos durante todo el maldito día pero yo seguía igual... Eran las 9:30pm habíamos parado para comer y el móvil sonó. April... Ella me miró extrañada y yo lo cogí.

¡__! -Estaba alterada y agotada.

¿April? ¿Que pasa? -Abre la puerta de tu casa. -Me colgó.

Ahora vuelvo. -Subí corriendo y le abrí. Ella me abrazó fuerte.

Los chicos... La guarida... Estaba todo revuelto. Se los han llevado... Y han dejado al Sensei muy herido. -Empezó a llorar en mi hombro.

¿Quien fue? -Ella me miró con los ojos rojos he hinchados.

Los kraangs... -Una rabia me invadió y bajé con ella al sótano.

¡Beta! -April me miró sin entender. -Tienes que convertirme ¡ahora! -La chica de ojos violetas me miró.

Lo estábamos intentado. Hemos estado todo el día intentándolo. Y no ha funcionado. -Yo dí un golpe en la mesa.

Pues tenemos que volver a intentarlo. -April no entendía nada.

¿Por qué está ella aquí? -Yo la miré.

Larga historia. -Entonces recordé el maletín de los kraangs y fui a por el. Lo subí en la mesa y se lo mostré a la chica de ojos violetas. Ella lo miró asombrada.

Esto afirma completamente que eres tú. ¿Sabes lo que hay aquí? -Yo negué con la cabeza. -Mira. -Cogió un cuchillo de su bota y se hizo un pequeño corte en el dedo dejando caer una gota de sangre sobre el maletín. Éste se abrió mostrando un mono negro de licra, unos botines rosas y unas pequeñas espadas que brillan. -Póntelo, cada una tenemos nuestro "uniforme". Tal vez así te conviertas en Alpha.

Aunque esa teoría fuese una locura, no perdía nada por probar. Me quité la ropa quedando sólo con la interior y me puse el mono. Luego me puse los botines.

Me veo ridícula... Esto no funciona. -Beta me miró arqueando una ceja y April me miró asombrada.

Tal vez el problema esté en como dejaste de ser Alpha para ser __ la humana. -Tenía razón... ¡El chip! ¿Como pude olvidarlo?

Es cierto... En las visiones mi padre le colocaba un chip en el cuello a la chica. -Miré el maletín y ví las espadas luminosas. -Tenéis que quitarme el chip del cuello...

Ni loca hago de médico cirujano contigo... ¿Y si te doy en algún nervio o... O peor? -April negó con la cabeza.

Está bien... -Me hice una coleta y empecé a tocar mi cuello para encontrar algún bulto. Cuando lo encontré cogí una de las espadas del maletín y corté en esa parte. Abrí la herida y metí dos dedos dentro intentado coger el chip. Dolía. Dolía bastante pero debía aguantar. Mis padres y las tortugas estaban en peligro. Debía aguantar. Una vez que encontré el chip lo saqué y lo dejé en la mesa. Ambas me miraron esperando una respuesta. Iba a decir que estaba bien pero de pronto, me entró un dolor horrible por la columna. Luego pasó a la cabeza y casi no podía mantenerme en pie. Caí al suelo gritando de dolor. Ví como Beta echaba hacia atrás a April para que no se acercase a mí. Ví como mi piel empezaba a verse blanca lentamente desde los dedos de las manos hasta los hombros. La sangre que me caía del cuello empezó a volverse de un tono rosa oscuro... Después de unos segundos el dolor fue desapareciendo al igual que la herida del cuello. Me apoyé en la mesa y me levanté del suelo. April tenía los ojos abiertos como platos, la otra chica estaba sonriendo. Las miré seria y confiada.

Vamos a destrozar kraangs...

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