Capítulo 11

Eran las 2:00am en Nueva York. La chica rubia había descubierto algo importante y no sólo lo había descubierto si no que también lo había atraído a su casa. Más bién "la había atraído".

Los kraangs te han estado observando __. Han visto que has llegado muy lejos con tu absurda investigación. Debes pararla o tendré que matarte. -La chica cargó su pistola haciendo ver que iba enserio.

Iba a dejarlo estar pero ahora que has aparecido tú... -La rubia negó lentamente con la cabeza. -Ahora que sé que existes no pienso dejarlo. -Con un movimiento rápido se giró quitándole la pistola a la chica y la empujó hacia la poca luz que entraba por la ventana. La observó mejor viendo que su pelo era de un tono oscuro de morado, su piel era pálida pero aún así era más morena que ella y sus ojos eran violetas. Con la luz dejaron de brillar y los pudo ver en su forma natural. También vió que al lado derecho de la cabeza tenía una especie de aparato con tecnología kraang. Tal vez la controlasen con eso. Luego bajó la vista a su indumentaria pero no llegó a verla ya que la chica le dió un puñetazo y no pudo esquivarlo.

Ambas se levantaron del suelo y empezaron una pelea en la habitación de la rubia. Sabía que, por mucho que hubiese entrenado con el sensei jamás podría vencer a aquella chica. Era mucho más fuerte y más rápida que ella y encima aún no estaba lista para pelear y por cómo le estaba yendo la lucha, era más que evidente. Finalmente su oponente la empujó bruscamente contra la pared colocándose detrás de ella realizando una llave que la inmovilizó. Luego le puso un cuchillo en la garganta haciéndole un pequeño corte.

Haré que te arrepientas por no dejarlo. -La chica estaba apunto de cortarle el cuello.

No tienes que hacer esto. -La rubia cerró los ojos.

Debo obedecer a kraang. -La chica apretó más el cuchillo contra la garganta de la rubia.

No... no tienes que obedecerles a ellos. Obedéceme a mí, yo no te haré daño. -Al oír eso, la chica la soltó de golpe. Esa última frase ya la había oído antes.

La chica de ojos violetas cogió sus armas y se fue corriendo por la ventana, dejando a la rubia tirada en el suelo con toda la habitación revuelta y gravemente herida. Sabía dónde había oído eso antes, además sólo había una persona que podía evitar que cumpliese con las órdenes de kraang. Pero no podía ser la chica rubia... ¿O sí?.

Al día siguiente la rubia se despertó en su cama. Miró a la pared de enfrente y vió una marca de un puñetazo. Se sorprendió al ver esa marca y se sorprendió aún más al ver toda la habitación revuelta con manchas de sangre en el suelo. Entonces recordó la pelea con la chica de ojos violetas. Intentó levantarse de la cama pero fue en vano, ya que un dolor horrible en el abdomen impidió que se moviese. Cogió aire y empezó a expulsarlo lentamente, levantó su mano y la fue llevado hacia sus costillas. Presionó y no pudo evitar soltar un gemido de dolor. Por lo que le dolía esa zona, era muy probable que tuviese una costilla rota y a saber que más. Después subió su mano hasta la garganta y notó el esparadrapo que tuvo que ponerse anoche. Estaba claro que hoy no iría al instituto. Simplemente no podía. Y tampoco podría ir a las alcantarillas. Debía de quedarse en su casa y seguir buscando respuestas. Miró la hora en su móvil, las 9:00am. Suspiró y lo apagó al ver los mensajes de April preguntándole dónde estaba y que iba a llegar tarde a clase. Hoy no estaba de humor para nadie. Cogió un pequeño bote de calmantes y una pequeña petaca con whisky que escondía en su mesa de noche, para tomarse dos calmantes, acompañado de un gran trago del contenido de la petaca. Después se levantó de la cama ignorando el dolor en su abdomen y cogió ropa limpia para luego entrar en el baño. Dejó la ropa encima de un pequeño mueble donde guardaba todos los productos de cosmética y empezó a quitarse la ropa que llevaba. La pelea la dejó muy debilitada y lo único que pudo hacer al irse la chica de ojos violetas fue curarse la herida de la garganta. Después de eso, se arrastró a duras penas hasta la cama y se tomó varios calmantes para poder dormir.

La chica, ya desnuda, apoyó sus manos en el lavabo y se miró al espejo. Primero fijó su mirada en el cuello y con cuidado retiró las gasas que se puso. Las tiró a la papelera y volvió a colocar la mano en el borde del lavabo volviendo a mirarse en aquel espejo. Su labio inferior roto, una herida abierta en su mejilla derecha y su ojo izquierdo algo hinchado. Y si no fuese poco, por su abdomen tenía varios moretones de color rojo empezando a volverse morados. Cogió aire y se metió en la ducha. Dejó que el agua caliente recorriese su cuerpo y se relájese. Al acabar de ducharse cerró el grifo y salió a coger una toalla para cubrirse con ella. Se secó y se puso la ropa interior color granate. Después se colocó una sudadera vieja, sin cremallera, de color azul marino la cuál le llegaba hasta la mitad del muslo. Le costó bastante ponérsela por el dolor del abdomen y más le iba a costar ponerse los calcetines. Los cogió y se sentó en el retrete para poder ponérselos. Cuando por fin se los puso salió del baño y se colocó sus zapatillas en forma de botas. Miró el reloj de su habitación. Las 10:00am, había tardado una hora en ducharse. Suspiró y bajó a la cocina con su portátil a comer algo. Abrió la nevera y buscó algo. No tenía mucho para comer, tenía que haber ido a hacer la compra hace dos días y no lo hizo. Cerró la nevera dando un golpe fuerte y soltando un gruñido.

Maldita sea. Hoy no me va ha salir nada bien, lo presiento. -La chica salió de la cocina y se fue al laboratorio secreto de su padre.

Al entrar en el laboratorio dejó el ordenador en la mesa y se acercó a la pizarra para colocar una foto de la chica de ojos violetas. Debajo de la foto escribió “¿Beta?” con el rotulador blanco y se sentó con cuidado en una silla. Al sentarse, se cayó algo del bolsillo de la sudadera haciendo un ruido fuerte. La chica se sobresaltó y cogió dicho objeto del suelo.

Mierda, espero que no se haya roto el móvil. -Suspiró y lo encendió.

Cómo vió que no le había pasado nada lo dejó en la mesa y empezó a procesar todo lo que tenía hasta ahora. Cogió un cuaderno y empezó a escribir preguntas sobre la investigación. Preguntas cómo ¿por qué crearon a esas chicas de la visión? O ¿por qué habían matado al Doctor?. En fin, preguntas cuyas respuesta ella ya sabía pero no quería admitirlas, o simplemente no se daba cuenta de que ya lo sabía. Ella, aún sin saber que hacer, se quedó allí durante horas, escribiendo sus teorías en aquel cuaderno mientras se tomaba un calmante cada dos horas.

Se hizo de noche y la chica aún seguía en el sótano. Después de tantas teorías hizo caso de lo que le dijo Raphael y colocó una foto de ella en aquella pizarra. Cogió el rotulador y escribió debajo “¿Alpha?”. Sabía que lo más probable es que aquella chica de pelo blanco fuese ella. Pero tenía miedo de admitirlo. Porque entonces todo lo que había vivido habría sido una mentira y no quería que lo fuese. A ella le encanta ser la hija humana de Anthony McAllen y Elizabeth Connors. No podía creer que en realidad fuese sólo un... experimento que salió mal. Tiró el rotulador con fuerza hacia el suelo y se sentó de nuevo en la silla tapando sus ojos llorosos con las manos. En ese momento le llegó un mensaje de voz de Leo. Le habían hablado todos por mensaje pero los mensajes de voz le intrigaban y siempre los escuchaba una vez que viera la notificación. Gruñó maldiciendo a Leo por eso y lo escuchó.

“Hola __, soy yo, Leo. Hoy no sé qué te pasa. April dijo que tampoco has ido al instituto y no has venido a la guarida. Estoy... Estamos preocupados por tí, espero que sólo te hayas dormido y no te haya pasado nada malo. Mis hermanos y yo saldremos a hacer la patrulla. La alarma kraang de Donnie ha detectado movimiento en el este del TCRI. Iremos a verte en cuanto hayamos acabado con ellos. Hasta luego linda... digo __, hasta luego __.”

Al oír la voz de Leo se relajó y pensó que tal vez debió de avisarles a todos de que estaba enferma o lo que fuese para que no se preocuparan. Tampoco iba a decirles que una chica controlada por los kraangs vino a amenazarla... En ese momento recordó lo que la chica le dijo. "Haré que te arrepientas". Un escalofrío le recorrió la espalda cuando se dió cuenta de aquello. Los kraangs llevan meses escondidos, ¿Por qué salir ahora, justo cuando los chicos están en alerta? Era una trampa para matarles, estaba segura.

Debo impedir que vayan... -Cogió su móvil y llamó a Leo, pero no respondía. Después llamó a los demás pero tampoco lo cogían así que dejó el móvil en la mesa y subió las escaleras corriendo. Aunque le doliese el abdomen, más le iba a doler ver muertos a sus amigos y no haber intentado ayudarles. Así que cogió la pistola que su madre tenía en el mueble del salón y salió corriendo de su casa hacia el TCRI. Saliendo de su casa le robó la moto a un hombre que estaba apunto de subirse en ella y condujo a toda velocidad hacia allá.

Mientras, los chicos ya habían llegado al edificio que estaba al este del TCRI pero no había nada.

Donnie... ¿Seguro que era aquí? -El líder, con sus dos katanas en ambas manos miró confuso a su hermano de morado.

Pues sí, la alarma los detectó justo aquí... -Donnie sacó su Bo al escuchar cómo alguien aplaudía.

Vaya... Sois muy predecibles. -La chica de ojos violetas salió de las sombras dejándose ver por los cuatro hermanos.

¿Quien eres tú? -Leo la apuntó con sus katanas.

Eso no importa. -La chica retiró las katanas del líder las cuales apuntaban a su cara de un sólo manotazo dejando impresionado a los chicos. -Vosotros debéis de morir esta noche. -Dicho eso Raphael se abalanzó contra ella para golpearle y así empezar una pelea entre los cinco.

Los chicos la intentaron derribar pero les parecía imposible. Es como si ella adivinase los pasos que harían antes de hacerlos. Tumbó a tres de ellos. Mikey, el cuál aún seguía en pie, le intentó dar con la cuchilla de su kusarigama pero ella lo envolvió con la cadena y lo atrajo hacia ella colocando la cuchilla en su cuello.

La chica de pelo rubio ya casi había llegado a aquel edificio. Sólo tenía que subir las escaleras de indendio las cuales subió corriendo. A mitad de camino oyó como una chica reía sadicamente y eso hizo que acelerase para llegar más deprisa. Y al llegar se encontró con aquella chica la cuál tenía a Mikey encadenado y a los otros tres en el suelo adoloridos. Al verles así una rabia y un odio se apoderó de ella y sacó la pistola apuntando a la chica a la cabeza.

Vaya, a ti quería verte. -La chica de ojos violetas sonrió mientras se subía al borde de la azotea con Mikey pegado a ella.

Ellos no tienen nada que ver. Deja que él se vaya y dejaré la investigación. -La rubia siguió apuntándole a la cabeza.

No, ellos son una molestia para kraang así que debo destruirles. -Justo en ese momento separó la cuchilla del cuello de Mikey.

Una oportunidad. Si fallaba... Mikey moriría pero... debía intentarlo. Cerró los ojos y disparó... Después del disparo se oyó un grito de dolor y abrió los ojos de golpe para correr hacia su amigo...

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Hola, este capítulo fue el más largo creo. Intentaré hacerlos así de largos los siguientes. Díganme en comentarios a quien creen que disparó nuestra protagonista. Besos💚

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