Capitulo 16: Rayo McQueen
Me senté a un extremo de la cama, ¿Cómo había terminado aquí?
—Cambia esa cara.
—Si claro... ¡Esto no era parte del trato!
—Y que más da, solo dormiremos aquí, mañana en la mañana nos largamos y luego de eso no tendrás que saber nada más de mí.
—Muy bien.
—Iré a ducharme, luego irás tú, no dormiré con alguien toda sucia.
—No lo haré, me duché antes de venir.—mentí como excusa.
—Perfecto, dormirás en el suelo, más espacio para mí.
—Claro que no. Se lo diré a Claudia.—amenazé.
—No te lo recomiendo pero inténtalo, te aseguro que saldrá mal.
Rodé mis ojos y me mantuve sentada en la cómoda cama.
—Como sea.
Minutos después salió del baño. Ya vestido con su graciosa pijama. Comencé a reír descontroladamente.
—¿Tengo cara de payaso o qué? ¿Podrías explicarme de qué te ríes?—mantenía una ceja alzada dedicándome una mirada interrogante.
—Eso.—señalé sus graciosos pantalones con estampado del Rayo McQueen.
—¿Mi pijama?—parecía ofendido.
Asentí aún entre risas.
—¡Es una pelí, de niños!
—¿Quién dice? Hay muchos adultos que la siguen viendo.—justificó—. De todas formas no es tan gracioso.
—¡Qué sí! Es que yo pensaba que tu veías pelis de acción con mucha sangre, violencia y corazones fríos.
—Que ridiculez. Tontas suposiciones, deja la envidia.
—¡¿Yo?! ¿Envidia?—asintió—. Con el de Barbie para mí es suficiente.
—¿Pero Barbie qué es? ¿Acaso no es pelí para niños?—cuestionó con ironía.
Debería aprender a dejar de ser tan bocazas.
—¡Claro que no! ¿No viste la nueva película que salió? Todos la vieron, no solo niños.—me crucé de brazos satisfecha por mí respuesta.
—Da igual.—se acercó al armario y sacó una toalla—. Toma.—la lanzó—. Es hora de que te bañes.
—No lo haré, y de todas formas, no tengo que ropa ponerme, al final ni tan listo.—mantendría mi posición todo lo que fuese necesario.
Rodó los ojos y se agachó acercándose a las gavetas, de ellas sacó parte de su ropa.
—Te pondrás esto.—negué. Me ofrecía una playera, un chándal y unos bóxers.
—No lo haré, es tuyo.
—No te estoy preguntando.—afirmó lanzando la ropa hacía mi.
—¡Te he dicho que no!—exclamé, si, me gusta molestar.
—Bien, de todas formas no me molestaría verte caminar por la casa desnuda.—se encogió de hombros con una sonrisa sarcástica.
—Tonto.—mascullé tomando la ropa en mis manos y caminando hacia el baño.—. ¡Qué sepas que solo lo hago porque me da la gana!
—Ya lo creo.
Luego de un largo recorrido visual finalmente me terminé por duchar. Su olor aún estaba impregnado en el baño, uno muy agradable, lo inhalaba y exhalaba varías veces por minuto, era tan fresco.
Cuándo salí de la ducha me cambié y minutos después salí. Me observé al espejo, parecía toda una girl-boy de estas que montan patineta. Y Aunque odio admitirlo, me agradaba. Puede que fuese un poco incómodo utilizar como ropa interior unos bóxers que me quedaban un tanto grandes en la zona delantera no me podía quejar.
Cuando me giré hacía la cama lo encontré dormido mientras me daba la espalda, tenía demasiada pinta de angelito, y más con sus pantalones de cars.
Reí para mis adentros.
Aún no tenía mucho sueño por lo cual tomé mi celular de mi bolso y me acosté a un extremo de la cama, no era muy grande pero si lo suficiente. Mi barra estaba adornada por varios mensajes de Caleb y Jeremy.
"¿Cómo les fue?", preguntaba Caleb, mientras que Jeremy me planteaba si podríamos hablar. Obviamente a pesar de mí retraso en contestarle accedí.
Khloe:
¿Qué tal estás?
La iluminación de la pantalla entorpecia mi rostro, inmediatamente bajé la potencia del brillo.
Jeremy:
Perfecto ahora que hablamos.
Sonreí ante su mensaje.
Khloe:
¿De qué querías hablar?
Jeremy:
No es nada en especial, solo me apetece charlar contigo.
Khloe:
Muy bien, entonces, ¿Estás en casa?
Aproveché que escribía para responderle a Caleb de una vez por todas.
Khloe:
Dormiré en casa de su madre, ya te imaginarás.
Sin previo aviso Axel de giró y colocó su cuerpo junto al mío, me quedé inmóvil, no lo quería despertar pero aún estaba un poco cohibida. Comenzó a dar vueltas en su lugar buscando a mi parecer un poco de comodidad, terminando por quedarse en una no muy provechosa posición.
Estaba literalmente encima mío, cubriendome con sus brazos y susurrando palabras sin sentido, me mantuve quieta, ¿Qué debía de hacer?
Era un exitoso intento de cucharita.
Intenté moverme y cambiar de posición pero eso solo provocaba a intesificara su agarre, no tenía otra opción que quedarme ahí, pegada a él. Prefería eso a tener que pasar por el momento incomodo que incluía mi sonrojo y vergüenza.
Mis brazos estaban atrapados entre los suyos que cubrían mi cuerpo del pecho para abajo, no los podía mover, no tuve otra opción que soltar mi teléfono y inhalar.
Esto realmente no era parte del plan, aunque más bien decidí verlo como una señal, necesitaba prevenir un estallido en mis hormonas, porque sí, era una chica de dieciocho años al fin y al cabo.
No tenía dónde colocar mi móvil a cargar y tampoco tenía como hacerlo así que con todo el dolor de mi alma lo dejé ahí, sabiendo que mañana le dedicaría mi día, para aumentar su batería lo suficiente como para garantizar su plena vida.
Mi posición no era incómoda, de hecho, era muy cómoda, mi cabeza descansaba en su pecho, que apesar de ser duro, era muy cómodo, lo aceptaba, no me iba a quejar.
Lentamente y sin hacer demasiado alboroto me volteé hacia él, teniendo mis ojos frente a su cuello, ¿Quién se echa perfume para dormir? Solo él. Era el mismo olor tan fresco y esquizito que descansaba en el cuarto de baño. ¿Era posible que fuese su olor natural? Esa mezcla tan perfecta de los perfumes más caros y prestigiosos siendo vertidos en sus ropas y cuerpo. ¿Sería real?
Antes estaba atónita, ¡Pero ahora! Había comenzado nuevamente con sus balbuceos. Yo que me imaginaba una escena de libro en la que el chico murmuraba mi nombre, y aunque no fuese el que desearía, no me negaría a por primera vez poderlo experimentar.
En cambio fue completamente lo contrario, esos balbuceos sin sentido y sin ningún tipo de relación ahora se convirtieron en palabras y oraciones.
—Tu puedes, hacerlo... ganar... Solo acelera.—su voz era susurrante y calmada pero muy graciosa. ¿Qué estaría soñando? ¿Cars?
Sus palabras viajaban directamente a mi oído, que solo ocupaba unos centímetros de distancia de esa zona. Un poco más y me pondría a temblar, habían comenzado los escalofríos, y todo eso provocado por un chico que soñaba con carritos y pijamas.
(....)
Pov: Axel
Abrí mis lentamente mis ojos apreciando el amanecer del alba reflejado en mi pared. Había comenzado a bostezar.
Quería todo menos levantarme, conducir a estas horas no era para nada genial, no podía más, estaba demasiado cómodo para desear algo más.
Abrí y cerré mis ojos repetidas veces, ¿Pero, qué? Observaba su cabello rojizo bajo mi barbilla y su rostro apegado a mi pecho, chocando su pecho con el mío. Estaba confundido, ¿Por qué la estaba abrazando? Lentamente intenté separar mis brazos pero ella me hizo presión, apegándose más a mí. Me quedé estático, necesitaba alejarme. Juraría que si no tuviese tantos deberes no me levantaría jamás. Y bueno, tampoco quiero recibir un puñetazo por, intentarme sobrepasar, no espero algo más de ella.
Nunca había odiado y amado algo al mismo tiempo pero finalmente lo pude experimentar con mi fiel compañero alarma.
Ella se exaltó levantando su cabeza intentando separarse, golpeando mi barbilla en su lugar.
—¡Ah!—apartó sus manos de mí histérica proporcionándome un puñetazo.
Era adivino y deseaba no volverlo a ser.
—¡Cálmate!—exclamé sobando mi zona afectada.
—¿Quién eres tú?—cuestionó con el cabello alborotado y sus ojos medio abiertos. Creí que era imposible levantarse tan perfecta luego de una alargada siesta.
—Axel, tonta, Axel.—aclaré varias veces con miedo a recibir otro de sus golpes.
—¿Qué? Ah...—noté como la vergüenza se acumulaba en su rostro y lo convertía en un ardiente rojo, noté su risita nerviosa y no pude evitar negar. Me acaba de meter un fuerte puñetazo pero, ¿Cómo ser tan tierna?
Vale, las mañanas no son lo mío. Me vuelvo tonto.
—Perdona, yo no recordaba, esto siempre me sucede, enserio perdóname yo...—la interrumpí.
Lo extrañaba.
—No pasa nada, lo comprobé la noche en la que dormiste en mí apartamento.—ella agrandó sus ojos y desvió la mirada—. ¿Recordando?—fastidio con ironía.
Ella giró su rostro y me enfrentó.
—Claro que no, no hay nada que recordar.
—A mi me parece que sí.
—Calla.—sentenció.
—¿Desde cuándo aquí mandas?—cuestioné alzando una ceja.
—Desde ahora, novio.— jactó con burla.
Con esas palabras se levantó de la cama y tomó su móvil.
—¡¿Cinco de la mañana?!—reclamó exaltada.
—Es un poco más de una hora de viaje, hay que garantizar.—me encogí de hombros.
Lo cierto era que yo tampoco estaba para nada contento con la buena nueva de que tenemos que hacer un extra en el trabajo pero todo por mí madre.
Me cambié de ropa mientras que ella se mantenía igual.
—Chica no me pondré eso. —comenté en burla—. ¿Te vas a cambiar?
—No, cuando llegue a casa me cambiaré, de todas formas debo lavar la ropa.
—Como quieras.—ignoremos mi lavadora.
Antes de irnos a pesar de nuestro intento de silencio mamá se terminó por levantar.
—¿No pensaban despedirse?—cuestionó ella. Khloe con mucha vergüenza decidió fundamentar.
—Claro suegra, es solo que no queríamos interrumpir su sueño, créame, no es lindo levantarse a estas horas.—mi madre comenzó a reír levemente.
No me pasó por alto la manera en que pronunció esa palabra.
—No es problema para mí, cariño.
Ella soltó una suave risa y sonrió. Momentos después de la apasionada despedida nos montamos en el auto.
—Que linda es tú mamá, te quiere mucho.—noté nostalgia en sus palabras, a cambio solo la observé. Ahora que sabía la delicadeza que conlleva este tema para ella prefiero no opinar.
Tan solo llevábamos quince minutos de viaje cuándo ella habló.
—Tengo hambre.—se quejó al igual que una niña pequeña.—¡Ey! ¿Sabes que no llegamos a desayunar? ¡Escúchame!
—¡Pero no grites!—alcé la voz.
—¡¿Qué has hecho tú?!—replicó.
—Intentar callarte.—afirmé.
—Claro, que más se puede esperar del chico.—hizo una pausa—. del pijama del Rayo McQueen.
—Superalo.—rodé mis ojos. ¿No pensaba parar de recordarlo?
—¡Jamás! Axel ama los carritos, y ver pelis de niños.—comenzó a cantar mientras reía.
—Que he hecho yo para merecer esto.—Su voz era melódica pero su letra irritante.
—Baja del coche.
—¿Perdona?—enarcó una ceja—. No pienso bajar.
—¿En serio?—le gustaba irritar, eso estaba claro.
—¿Para qué bajaría?—cuestionó con obviedad.
—Para follar.—abrió sin ojos de manera abrupta e instantáneamente se sonrojo.
—Y-yo, sabés qué...—tartamudeo aún asombrada.
—A desayunar, idiota.—señalé con fastidio.
Su expresión cambió.
—¿Qué?—arrugó su frente y se volteó para apreciar las vistas a través de la ventana, que apuntaba directamente a un establecimiento.—¡Lo hubieses dicho desde un principio!
—Pero, ¿qué dices? Por poco y me invitas tu a foll...
Salió del coche dejándome a mitad de palabras y se dispuso a caminar directo al establecimiento. Me mantuve unos segundos en el coche observando desde lejos su silueta, notando que realmente lo anterior no había sido mala idea.
------------------
Sígueme en instagram como:
María__As2009
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top