Las cosas mal hechas

Un simple guiño fue necesario, nada más. Fue Mikasa quien cerró la puerta del baño con pestillo. Aun así, encerrados, podía escucharse el bochinche fuera.

No le dejó posibilidad siquiera de reaccionar, empujándolo contra la puerta para comerle la boca mientras se aferraba a su camiseta. Jean respondió a aquello y la tomó con fuerza por las caderas y deslizarle una mano al trasero. Tenía un fetiche con ello, siempre buscaba terminar con sus manos en aquel sitio tan agradable a la vista y al tacto. La apretó con fuerza y ella soltó un suspiro contra su boca. La suave tela de la falda fue deslizada hacia arriba con premura, pasando a enterrarle los dedos en la piel.

Mikasa bajó una de sus manos trazando el abdomen del muchacho por sobre la ropa hasta detenerse en su pantalón, colándose entre ambos cuerpos para frotarla con nada de inocencia. No necesitó mucho esfuerzo en sentir que sus caricias surtían efecto.

Ahora fue él quien retiró una de sus manos para deslizarla bajo la blusa de la chica, colándose bajo su sujetador y reclamando ese espacio como propio. El tacto ansioso logró que Mikasa se apartara ligeramente de su boca y pasara a besar el cuello justo bajo el lóbulo de la oreja, que sabía que era uno de los puntos débiles de Jean. Lo escuchó soltar un suave suspiro. A tientas buscó el broche del cinturón y jaló para destrabarlo. Hizo lo mismo con el único botón y bajó el zipper.

Cuando aferró sus manos a los costados del pantalón para jalarlo abajo sintió un agarre firme en sus muñecas. Miró a su compañero interrogante.

-No traigo condones -dijo con frustración.

Mikasa enarcó una ceja.

-¿Te los pedí? -respondió severa y Jean negó suave. Mikasa se arrodilló frente a él -Entonces, cállate.

Tenía que admitir que verla de esa manera lo encendió, mientras ella se concentraba en no dejar espacio que sus labios y lengua recorrieran. No era la primera vez, pero reconocía que había logrado un nivel de comprensión de qué era lo que debía hacer que lo volvía loco. Ya verla con su sexo dentro de su boca y mirarlo a los ojos era cercano a la gloria. Intercalaba suaves caricias con fuertes fricciones y casi podría jurar que se reía por el efecto que tenía en él. Tuvo que cerrar los ojos más por reflejo ante las sensaciones que despertaba en él, por mucho que lo excitara verla.

De pronto ella retiró su preciosa boca, no así su mano. Se puso de pie.

-¿Te gusta? -le preguntó ella con una sonrisa pícara y un brillo ansioso en sus ojos.

-Mucho… -su voz sonó menos grave de lo que hubiese querido.

Entonces ella se alejó un par de pasos y dio un saltito para sentarse justo en el sitio junto al lavabo, abrió ligeramente sus piernas.

-Ven -murmuró extendiendo su mano.

Jean agradeció que no le hubiese bajado completamente los pantalones y se volviera en una situación graciosa y poco sensual.

Se situó entre sus piernas para pasar a tocarla entre ellas salvando a impertinente tela de su ropa interior. Cálida, húmeda e irresistiblemente suave. La desprendió de su pantaleta, la que fue a dar al suelo. La recogió y la dejó a un lado.

-Hagamos esto lo más higiénico posible -bromeó para luego deslizar sus manos por los muslos de la chica.

Por inercia, Mikasa abrió más sus piernas dejándole el camino libre para que se acomodara entre ellas. Ella lo rodeó con sus brazos reclamando su boca.

-Los condones… -insistió él con la última cuota de cordura.

Una de las manos de la chica paso a tomarlo de su corto cabello con fuerza.

-Cállate.

No pudo sino obedecer. Frotó su sexo contra el de ella entreteniéndose un momento en la sensación y en cómo lograba que su pequeña fiera se convirtiera en un atado de gemidos.

Acercó su boca al cuello de Mikasa disfrutando de la extraña locura que la poseía.

-Solo prométeme que no vas a acostarte con nadie más -murmuró Mikasa a su oído.

Jean se apartó un momento para verla a los ojos.

-Te lo prometo -respondió acariciando su mejilla.

Aquella mano se deslizó hasta la nuca y la besó con necesidad, mientras con la otra mano se ayudaba para situarse contra su sexo. Fue una sola embestida que la hizo soltar un ligero quejido para luego rodearlo con sus piernas no dejándole escapatoria, aunque él no deseaba escapar.

Jean retiró aquella mano en su nuca para tomarla por las nalgas y moverla ligeramente más hacia él profundizando en su arremetida. Quizás era la posición, pero sentía aquella fricción deliciosa contra ese punto tan sensible logrando arrebatarle gemidos.

Jean la obligó a callar volviendo a besarla, logrando que aquellos sonidos murieran dentro de su boca. Pero no duró mucho antes que él comenzara a jadear contra sus labios.

Mikasa sintió que él se movía hacia atrás, apretó sus piernas reteniéndolo.

-Me voy a correr -murmuró Jean contra su oído.

-Córrete dentro…

Se hubiese negado de no ser porque Mikasa volvió a apegársele y ya no pudo controlarse. La abrazó con fuerza contra su cuerpo y Mikasa lo sintió soltar una espiración pesada. Lo escuchaba respirar profundo mientras sus manos abandonaban su espalda y la tomaban por las mejillas. La besaba, ahora lento y aun respirando profundo, tratando de recuperar el aliento, como si pudiese obtenerlo desde su boca.

Mikasa fue quien se apartó un palmo y pasó sus manos por la ligera capa de sudor que cubría el rostro de su compañero. Sin duda había sido uno de sus encuentros más eróticos. Lo vio mover sus labios en unas palabras cuyo sonido se perdió en su garganta. Volvió a besarla, ahora corto. Un simple toque y se retiró de ella.

Lo vio voltearse y tomar un trozo de papel higiénico con el que se limpió con algo de descuido. Se subió los pantalones.

Mikasa lo observaba en silencio mientras sentía que algo le escurría entre las piernas. Jean cortó otro trozo de papel y se lo entregó.

-Nos vemos fuera, princesa.

Sin más se retiró del baño. Mikasa se limpió los muslos y pasó a bajarse de sobre el lavabo. Cuando estuvo lista salió del baño, no sin antes repasar su reflejo en el espejo y acomodar su cabello. Sus mejillas estaban completamente encendidas, sus ojos brillaban y en sus labios aun podía sentir el roce.

Al salir pudo ver que todos estaban tal cual como cuando se escurrió junto con Jean al baño. Vio que su compañero se lavaba las manos en el fregadero como si nada para pasar a abrir otra cerveza. Mikasa se sentó en el sillón mientras Sasha frente a ella con Hitch hablaban algo de los ensayos. Jean pasó a sentarse junto a ella y la sintió recargársele en el costado. La rodeó con un brazo posesivo.

Mikasa lo besó en la mejilla y susurró a su oído:

-Estuvo rico.

Él soltó una risa suave.

-Podemos continuar en mi departamento… -propuso.

-Lástima que hoy no sea noche de pijamadas -bromeó manteniendo su voz aireada.

Connie llegaba a sentarse junto a ellos con una cerveza. Sasha y él intercambiaron miradas y se sonrieron cómplices. Quizás Mikasa y Jean podían engañar a todos, pero no a ellos.

De pronto el móvil de Mikasa comenzó a repicar. La chica vio a la pantalla. "Papá, llamada entrante". Ya era hora de retirarse. Respondió.

-Estoy abajo, cariño -lo escuchó decir.

-Voy enseguida.

Colgó.

-¿Tu papá? -preguntó Jean y Mikasa asintió -Te acompaño.

La chica asintió y luego de despedirse de los presentes salió del apartamento seguida de Jean. Un silencio cayó entre ellos mientras bajaban en el elevador.

-¿Te vas también? -preguntó Mikasa rompiendo el silencio.

-No, estoy algo ebrio. Creo que usaré el sillón esta noche.

-Muy responsable -bromeó Mikasa -Me parece bien -hizo una pausa -Solo… recuerda lo que prometiste. No vayas a meterte con alguna del equipo.

Jean se sonrió divertido y asintió en silencio. Acompañó a Mikasa fuera del edificio, el carro de su padre estaba justo fuera con las intermitentes encendidas. Caminaron hasta el vehículo.

-Sana y salva, señor Ackerman -dijo Jean con un tono algo bromista.

-Como corresponde -respondió el padre de buen humor.

Sin importarle que el padre de la chica estuviese viendo la besó breve.

-Buenas noches, Miki-chan -la tonteó.

Mikasa se apartó y caminó hasta la puerta de copiloto y, fuera del rango de visión de su padre, le levantó el dedo del medio. Jean volvió a reír y se perdió dentro del edificio.

-Abróchate el cinturón -indicó el padre antes de echar a andar el motor. Le dio un vistazo de reojo -Nunca esperé ver el momento en que viera a mi hija enamorada.

-Ay, papi -dijo avergonzada -Solo me gusta -se excuso -un montón -agregó producto del alcohol y las endorfinas.

-Si pudieses verte la cara ahora -se rio su padre.

Mikasa se contuvo de bajar el espejo del copiloto, prefirió ver su reflejo en el espejo lateral y se sonrió tontamente.

-¿Qué harás mañana? Con tu madre tenemos un concierto por la tarde. Preferiría que no te quedaras en casa sola.

-Iré a ver a Eren y Armin -respondió volteándose hacia él. Su padre asintió doblando en una de las calles -Descuida. No tienes nada de que preocuparte aun cuando me quedara en casa.

Su padre volvió a asentir. Mikasa se sintió bastante culpable de estar ocultando ese gran secreto, pero claramente tampoco sería un tema que hablaría con él… menos con su madre. Aunque la idea de meter a Jean a su casa de hurtadillas cobraba un sabor excitante. Profanar su sagrado hogar sería un vuelco rebelde y sexy. Pero borró aquella idea alcoholizada de su mente.

-Respecto a tu relación con tus amigos y tu novio quisiera hablarte un segundo -dijo su padre con la vista al frente -Está muy bien que mantengas tus afectos. Eren, Armin y tú son amigos desde niños, esa amistad es sagrada. Solo… no le des motivos a tu novio para que desconfíe de ellos, sobre todo de Eren.

-¿Por qué tendría que desconfiar de Eren? -preguntó con falsa inocencia.

-Mikasa… -suspiró su padre y ella perdió la vista en el espejo lateral -A veces quisiera que vieras las cosas como yo lo hago. Puede ser que cambie tu perspectiva de las cosas.

.

.

Maldita resaca. Maldita mil veces, se repetía mientras trataba de levantarse con ese horrible dolor de cabeza. Abrió las ventanas de par en par para ventilar ese olor a cantina. No tardó en estar en la ducha y luego bajar a desayunar cuando el reloj de la cocina marcaba las 10.13 hrs.

Sus padres ya terminaban su desayuno. Su padre dejaba enfriar su café y leía el periódico. Su mamá estaba con su agenda tomando anotaciones y su móvil al lado. Se servía otra taza de té.

-Buenos días -saludó Mikasa tomando asiento.

-Buenos días, cariño -respondió su padre sacando la vista del periódico por un segundo -¿Cómo dormiste?

-Como un lirón -comentó tomando la cafetera y sirviéndose en su tazón.

Maika la miró fijamente.

-Con que anoche estaba tu novio -dijo seria -Dijiste que era una reunión de amigos omitiendo ese pequeño detalle.

Mikasa puso un par de terrones de azúcar en su café.

-Oh -exclamó la muchacha -Supuse que se sobrentendía -se disculpó.

-Ya déjala, Maika -dijo su padre sin sacar la vista de su lectura -No tiene nada de malo. Deberías estar satisfecha que su relación no la ha alejado de sus amigos. Ayer estuvo con sus amigos de la universidad y hoy verá a Eren y Armin -ahora sí sacó la vista de su periódico -Me encanta que mi hija tenga otras amistades y no se absorba ni limite su círculo.

Mikasa le sonrió contra la taza. Maika bufó y volvió a mirar su móvil, Albert volvía al periódico. Mikasa se levantó de la mesa para colocar un par de panes en la tostadora. Sacó mantequilla y queso de la nevera. Cuando las tostadas saltaron fue momento de volver a la mesa.

-No deberías descuidar tu dieta -advirtió su madre -Luego ese novio tuyo tendrá que levantar un marrano en el equipo de baile.

-Ay, déjala Maika. Un pan no le hará mal. Tanta práctica necesita carbohidratos -dijo el padre bebiendo de su café.

-Eres tú el que se queja cuando se come los potes completos de helado -recalcó Maika.

-Eso es grasa, no es lo mismo -dio catedra, Mikasa miraba a ambos sin tomar su sandwich -Come, cariño.

Pero de su apetito ya quedaba poco. Pero sabía que si no desayunaba su estómago se quejaría por el alcohol de la noche anterior. Le dio una mascada a su sandwich y masticó lento.

El resto del desayuno anduvo como siempre, silencio y un par de frases. Nunca se había cuestionado el actuar de sus padres, pero ahora notaba como permanecía cada uno en lo suyo. ¿Por qué?

Una vez que ella hubo terminado se ofreció a lavar los platos y tazas. Su madre no lo rechazó y se retiró a su despacho mientras su padre se dirigía a la sala con su periódico bajo el brazo.

Ya casi terminaba de guardar cuando su móvil pitó. Lo sacó del bolsillo de sus vaqueros viendo la notificación del símbolo de whatsapp. Abrió la aplicación.

Eran un mensaje de Jean. Abrió el chat y vio una fotografía borrosa. Sintió correr un escalofrío por su espalda cuando abrió las imágenes. Por favor que alguien no los hubiera fotografiado en el baño. Aunque eso era imposible.

La imagen cargó.

"Laboratorio Clínico, Centro Médico María.

Nombre del paciente: Kirstein, Jean.

Edad: 22 años

Médico solicitante: Dr. Keith Shadis

VIH negativo

VDRL negativo

Hepatitis B negativo

Clamidia negativo

Neisseria gonorrhoeae negativo

Anticuerpos VPH negativo"

Miró la fecha del examen, era del lunes. Con que sí se había hecho el chequeo. Se sonrió y leyó el mensaje entrante siguiente.

Jean (11.02): Todo en orden, princesa. Por si te estabas cuestionando nuestra irresponsabilidad de anoche.

Ni siquiera había pensado en ello para ser honesta. Había sido sin duda una irresponsabilidad. Una deliciosa e irresistible irresponsabilidad.

Mikasa (11.03): Puedes estar en período ventana.

Jean (11.04): Lamento romperte la imagen de putón, pero no he estado con nadie desde un tiempo.

Mikasa (11.04): Qué desilusión xD

Mikasa (11.04): ¿Cuándo fue la última vez? Antes de ayer y de la del sábado pasado…

Jean (11.06): ¿Interesada en mi vida sexual?

Mikasa (11.06): Simple curiosidad… ¿vas a responder o no?

Jean (11.07): Mmm… fiesta de fin de año de la universidad.

Mikasa frunció el ceño. ¿Y con qué zorra estuvo esa vez? Ah, cierto. Fue ella.

Mikasa (11.08): Ah

Mikasa (11.08): Con que fui tu última chica. ¡Qué romántico! Jajaja.

Jean (11.09): No eres la única que le tiene terror a las enfermedades de transmisión sexual.

Mikasa (11.10): Ya veo…

Jean (11.10): Llegó Eld. Hablamos más tarde. Pásalo bien con tus amigos.

Mikasa guardó el móvil y volvió a ordenar los trastes. Sin embargo no podía dejar de pensar en Jean. Con que ella había sido la última chica. Curioso. Efectivamente ella creía que Jean era un putón de primera. Pero, pensándolo bien, con esa cara no podía esperarse que le llovieran las amigas. Momento, él hablaba mucho de ellas, sus amigas. ¿Sería que era una imagen que quería mantener y no era real? Quizás si la historia fuese al revés y fuese él quien se la pasara rechazando, tal vez ella se jactaría de amoresinventados para hacerlo creer que era irresistible. Una idea idiota, pero que ella sí haría. Después de todo, ella y Jean no eran tan diferentes.

Pero…

Mikasa (11.20): Entonces, qué es de tus amiguitas?

Jean (11.21): Aventurillas menores sin implicancias sexuales, ya que preguntas. No me ando acostando con todo lo que se mueva o me mueva el culo. Tengo sentimientos, ok? xD

Mikasa se sonrió algo boba.

Mikasa (11.22): De acuerdo, señor sentimientos. Que tengas buen día.

Iba a guardar nuevamente su móvil y una idea cruzó su cabeza. Fugaz, pero que duró lo suficiente para escribir el siguiente mensaje.

Mikasa (11.23): Quieres acompañarme? Donde Eren…

Jean (11.23): Muy considerada, princesa. Pero paso. Tengo que ponerme al día con Ergonomía.

Mikasa (11.24): Entiendo. Nos hablamos más tarde entonces.

Pero aquel mensaje no tuvo respuesta, aun cuando figuraba como leído.

.

.

La tarde llegó rápido y sin darse cuenta cómo, ya estaba en el cuarto de Eren junto con Armin, quienes bromeaban de buena gana.

Eren ya podía ponerse de pie y moverse al menos para ir al baño. O esa decía él con gran entusiasmo mientras estaba sentado en un sillón en su cuarto.

-Mikasa… -dijo Armin mientras su amiga revisaba su móvil -Mikasa, hey! ¿Estás aquí?

La chica pestañeó un par de veces y sacó la vista del móvil para dejarlo a un lado.

-Sí, disculpa. ¿Qué decías?

Eren se rio y Armin le sonrió.

-Hablábamos de cuál película veremos -dijo Armin manteniendo su gesto amable -¿Alguna que te interese?

-No sé… -caviló -Hace tiempo que no veo una película.

-Con esto de estar de novia deberías estar viendo muchas películas -la bromeó Eren -¿O descubriste cosas más divertidas que hacer? -le guiñó un ojo -Siempre creí que serías del tipo novia que ve películas sentada en la sala con el novio a un brazo de distancia -rio.

Mikasa lo observó con sorpresa. Una mezcla entre desilusión y molestia se instaló en ella. Un indiscreto sonrojo la invadió.

-He estado ocupada estudiando y con los ensayos -declaró con firmeza -Y quiero ver una película de terror -finalizó.

Armin miró a Eren con reproche y él se alzó de hombros. Eren comenzó a buscar alguna película en Netflix que cumpliera con el requerimiento de Mikasa, además de que no la hubiese visto. Mikasa tenía cierta oculta afición a las películas sangrientas y de terror psicológico.

Cuando por fin se decidieron por una, Armin fue por palomitas a la cocina. Él y Mikasa se sentaron en la cama de su amigo, mientras Eren continuaba en su sillón.

Como toda película de terror sangrienta, era pésima. Pero lograba divertirlos y permitía que hicieran comentarios durante la película, burlándose de lo absurdo de la situación. Generalmente ellos eran Mikasa y Eren. Armin solía meterse mucho en la trama, aun cuando fuese muy mala.

Mikasa disfrutaba esos momentos con sus amigos, lejos de sus aspiraciones románticas con Eren. ¿Cuándo fue que empezó a desarrollar esos sentimientos por él? Quizás desde la primera vez que lo vio en la escuela y la defendió de un par de niñas que se burlaban de ella. Sí, fue desde ese momento. Había sido su primer amigo y su salvador. ¿Cómo no iba a enamorarse una niña en tales condiciones?

Estar con él era como si la vida completa cobrara sentido de pronto. Eran hechos el uno para el otro. ¿Por qué tenía que luchar contra su naturaleza? No era justo, no era justo que Eren no correspondiera a sus sentimiento y menos que ahora creyera que le gustaba alguien más. Pero… ¿cómo podía explicar aquello sin deshonrarse en el camino? Además que Eren parecía más divertido en joderla con su noviazgoque estar celoso de algún modo.

Pero debía aclarar la situación. Quizás si era honesta tendría una oportunidad y no tendría que estar esperando que él cayera en cuenta de lo mucho que significaba para ella.

Sí, debía hacerlo. Pero ahora no era el momento. Quizás más adelante, cuando no estuviese Armin. Porque ya sabía qué le diría su amigo respecto al tema… que Eren había elegido a Annie. ¡Cómo detestaba a esa chica!

-¡Por Dios! ¡Esa sangre parece ketchup! -exclamó Eren sacándola de sus pensamientos.

-¿Le tienes que siempre quitar la emoción al momento? -preguntó Armin.

-En realidad se ve muy falsa -opinó Mikasa -Acéptalo, Armin.

-¡Que sí! Pero lo arruinan -se quejó.

Ambos amigos rieron mientras Armin seguía con sus reclamos. Para cuando terminaron la película y el ambiente de encontraba distendido, Eren tocó el tema que quería abordar. Más por curiosidad que por celos, quizás tenía la esperanza que Mikasa hubiese dado vuelta la página.

Porque Eren era totalmente consciente que Mikasa estaba enamorada de él. Tendría que ser idiota para no notarlo. Por lo mismo le costó decirle lo de Annie. Odiaba hacerle daño a su mejor amiga, pero él no podía sentir por ella más que una profunda amistad.

-Y bien… -rompió el silencio cuando otra película se promocionaba en netflix -¿No vas a hablarnos de cómo te diste cuenta que te gustaba tu enemigo número uno? -bromeó.

Armin miró a Mikasa con preocupación. Él sabía toda la verdad y le preocupaba Mikasa, le preocupaba muchísimo. Junto con Eren eran sus mejores amigos. Si su amistad se fracturara no sabía qué sucedería. Solo sabía que nada volvería a ser como antes. Mikasa miró a Armin por un segundo.

-Me da vergüenza -respondió bajando la vista al suelo.

-Vamos, Mikasa -exclamó Eren con entusiasmo -Somos tus mejores amigos. Entre nosotros no debería haber vergüenza.

Mikasa suspiró. ¿Cómo explicarlo todo sin tocar el tema de sus verdaderos sentimientos? ¿Cómo hacerlo si tenía que hablar sobre cómo se volvía una completa zorra cuando estaba ebria? ¿Cómo explicarlo si eso la haría todo menos perfecta para Eren? Pero no podía mentirle…

-Jean… -murmuró jugando con el vuelo de su blusa -Más bien… yo… -arrugó la tela entre sus dedos -Decidí darle una oportunidad.

Armin frunció el ceño. Así no iba la historia… ¿o sí? Se suponía que la relación de ambos era ficticia y de ninguna manera involucraba sentimientos. Mikasa notó el gesto de Armin. Tomó aire profundamente.

-La verdad es que -continuó con voz bajita -que con Jean… bueno… llevamos un año siendo algo más que compañeros de universidad.

-¿Qué? -exclamó Eren -¿Un año? ¿Y cómo es posible que en un año nosotros, tus amigos, no hayamos sabido nada de eso?

-Vamos, Eren -interrumpió Armin -Son cosas de Mikasa. No tiene porqué andarnos diciendo todo lo que hace.

Mikasa le dio una mirada agradecida a su amigo. Eren por otro lado se alegraba que Mikasa estuviese llevando una vida normal y hubiese superado su enamoramiento… Momento, ¿un año? ¡Era el mismo tiempo que él llevaba con Annie! ¿Sería posible que Mikasa haya estado utilizando a Kirstein por despecho? Miró a su amiga de reojo. Sí, sonaba a algo que haría Mikasa.

-¿Qué fue lo que hizo cambiar la situación? -insistió Eren -Un año tonteando por ahí y de pronto decides convertirlo en tu novio…

-¿Y qué tiene de raro? -preguntó Mikasa -Quizás me gusta, ¿o no?

-Sí… claro -respondió Eren meditabundo.

Armin buscaba alguna señal en el rostro de Mikasa. ¿Acaso era cierto? ¿Ya no estaban fingiendo una relación? ¿Podría ser que Mikasa finalmente había decidido fijarse en alguien más?

-Sigo sin entender, Mikasa -insistió Eren -Soy tu amigo y estoy… preocupado. Siempre me preocupo por ti. Y creo que Armin piensa igual que yo -el aludido pegó un respingo -No me cuadra… nada. Se supone que odiabas a ese tipo. Admito que me causó gracia el que del odio al amor haya un solo paso y siempre sospeché que podía gustarte. Pero hablabas pestes de él… ¿qué cambió?

Mikasa guardó silencio. Armin no sabía como desviar la conversación de una manera sutil que librara a su amiga del interrogatorio, ello sin mentirle a Eren de paso.

-Digamos que… -murmuró Mikasa -Todo se volvió algo íntimo -confesó -Hay cosas y situaciones que no pueden dilatarse. No soy de las que se sientan a ver series con su novio a un brazo de distancia. No soy como todos creen… ¿por qué todos creen que me conocen tan bien? ¿Por qué pones en duda lo que digo? ¿Acaso te molesta?

-No -negó Eren de inmediato -Solo quería saber… Lamento haberte ofendido con esa broma. Seguro eres una novia muy divertida. Eres una buena amiga, y creo que tienes materia de novia.

Armin sabía que ahora era Eren quien mentía. No lamentaba aquella broma, porque eso era lo que realmente pensaba. Mikasa estaba tan preocupada de ser perfecta, de no darle a nadie nada que hablar, que sin duda era de aquellas que cuidan las apariencias hasta el final. Pero, quizás, Mikasa tenía razón. Nadie la conocía realmente.

-Supongo que todos pensamos que eres demasiado buena para cualquiera -comentó Armin -Eren solo está preocupado y es esperable. Somos tus amigos y nos preocupamos por ti. Pero, lo más importante, es que seas feliz.

Mikasa le sonrió calmando su ímpetu. Eren cambió el tema sin abandonarlo del todo.

-¿Qué dijeron tus padres? Apuesto que tu madre ya quiere que te cases -rio bajito -Siempre ha sido tan conservadora.

-Mamá lo detesta-respondió Mikasa volviendo a su ser plácido -Pero a papá le cae bien… Es que mamá cree que nadie es suficientemente bueno.

-Bueno -dijo Armin -Si tu padre lo aprobó quiere decir que es un buen tipo. Siendo honesto, yo pensaba cuando ingresamos a la universidad y hablabas tanto de él, que terminarías siendo su novia. No me equivoqué.

-Éramos amigos, ¿no? -dijo Mikasa citando aquellas palabras que alguna vez le dijo Armin -Tuvimos nuestras desavenencias y seguimos trabajando en ellas. Eso no tiene nada que ver con lo otro. Extrañamente, podemos llevarnos bien… muy bien, de hecho.

Eren, si bien sorprendido, parecía conforme. Esperaba no ser el causante que Mikasa se metiera en problemas por su culpa. Pero las palabras de su amiga lo convencían de una cosa, al menos ya no era el objeto de su afecto.

Armin, por su parte, aun cuestionaba las palabras de Mikasa. Hacía una semana estaba con ataque por lo de las fotografías y el video… sumado a la decisión que había tomado. No podía cambiar tan rápido todo, ¿o sí? Quizás Mikasa lo estaba utilizando como un medio para liberarse de la sombra de Eren. No, Mikasa jamás haría eso. Ella era honesta con sus sentimientos, también sabía que su procesamiento de ellos era lento. Entonces… ¿qué había cambiado en esa semana?

El móvil de Mikasa pitó.

Sasha (18.35): ¿Cómo está esa resaca?

Mikasa (18.35): Bien, ahora estoy con Eren y Armin.

Sasha (18.35): Pásala bien. Te adoro!

Sasha (18.36): PD: El baño te manda saludos y dice que la próxima vez uses el cuarto de visitas.

Sasha (18.36): Jajajajaja

Mikasa se volvió roja, pero no respondió. Solo se limitó a informar a sus amigos que era Sasha.

La conversación tomo otro rumbo, uno algo más pesimista cuando Armin habló sobre la enfermedad de su abuelo. Luego pasaron a la recuperación de Eren y todo volvía a ser como antes… o casi como antes.

Emancipación de Eren Jaeger, paso 3: Tener un novio de verdad y ser una novia… perfecta.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top