La mujer más cruel
Mikasa se despertó temprano como cada sábado. Toda su rutina previamente establecida fue cumplida sin una sola falla. Solo había un detalle que afinar y ese era…
-¿Cómo te fue con Zacharias? -preguntó su madre mientras ponía el plato de frutas frente a Mikasa -¿Cómo se tomó tu renuncia?
Mikasa apenas levantó la vista de su recién servido plato. Ante su silencio, su padre dejó a un lado el periódico que leía estando en la cabecera de la mesa.
-Lo pensé mejor… -comenzó Mikasa -Y decidí no renunciar.
Su padre se la quedó mirando con un gesto interrogante, mientras que Maika se sorprendió.
-Pero, ¿cómo? -exclamó su madre sin quitar su sorpresa -Ya lo habíamos hablado. Tus estudios están primero, además Eren necesitará de tu apoyo…
Mikasa guardó silencio un momento. Las palabras de su madre reafirmaban todos sus cuestionamientos. Una parte de ella sabía que mamá tenía razón, pero desde ayer, había una voz en su interior que ya no podía acallar… como si estuviera a punto de explotar.
-Eren… -murmuró jugando con la fruta en su plato -Eren debió pensar mejor antes de irse a esquiar. Para mí… para mí es importante el concurso, muy importante. Él no pensó en mí… -hizo una pausa -Él nunca piensa en mí.
-Mikasa -interrumpió su madre -Entiendo que estés molesta y si quieres participar de todos modos, está bien -le dijo tomando su antebrazo -Solo… no digas esas cosas de Eren solo porque estás molesta. Eren sí piensa en ti, después de todo, ingresó al grupo de baile por ti. ¿Acaso eso significa nada para ti? Destinó tiempo y esfuerzo por ti, por compartir tus gustos. Ya con eso deberías estar conforme.
Mikasa bajó la vista al plato. Era cierto. Debería conformarse con eso. Eren de verdad sí era generoso… y ella una mal agradecida.
-Bueno -interrumpió el padre bebiendo de su café -Me imagino que buscarán un reemplazo para Eren. Espero que esté a la altura.
-Sí... aunque me cueste admitirlo… es mejor que Eren -agregó en un mascullo.
-¿Mejor que Eren? -preguntó Albert -Me parece bien -tomó su taza de café y bebió un poco restándole importancia a la decisión de su hija -Es bueno… probar otras cosas.
-Pero… -balbuceó Maika -Estabas tan segura, ¿qué te hizo cambiar de opinión?
Mikasa guardó silencio un momento.
-Amo bailar, es lo que más me gusta en la vida. Sé que no es rentable y que, cuando hablamos de dedicarme a ella profesionalmente, ustedes me dieron buenas razones para no hacerlo. Les agradezco eso, de verdad -tomó aire profundo -Pero no quiero dejarlo… No del todo.
Su madre negó suavemente. Pero entendía sus razones.
-Solo no bajes tus calificaciones ni descuides tus estudios… ni a Eren.
Albert miró al techo y soltó una espiración. Adoraba a Eren como si fuese su hijo, también a Armin. Ambos habían sido un gran apoyo para Mikasa, pero también creía que la universidad era el momento de conocer otras personas. Le gustaba que Mikasa compartiera con Sasha, aunque Connie no era de todo su gusto, era un chico decente.
-¿Por qué no nos cuentas de ese chico nuevo? -cambió el tema abruptamente -¿De dónde salió?
-Es un amigo de Connie y Sasha -respondió Mikasa rápidamente -También es mi compañero de clase.
-Eso es muy bueno -exclamó la madre -Compatibilizarán sus tiempos a la perfección. ¿Es un buen estudiante?
-La verdad es que sí. Es bastante bueno…
Albert asintió en aceptación. Parece que ese chico pintaba para bien.
-Interesante -comentó el padre -Sería bueno conocerlo.
Mikasa se sobresaltó.
-No, ¿para qué? -exclamó acelerada -No es necesario. ¡Qué vergüenza! Va a creer que soy una cría…
Pero esa no era la verdadera razón. De ser alguien presentable lo llevaría sin dudarlo. Además estaba el detalle que sus padres sí conocían a Jean. De hecho durante un tiempo lo llamaron "el tipejo aquel" solo para asegurarse que Mikasa entendiera que no era el tipo de persona con quien debía relacionarse.
-¿Y cómo se llama ese joven a quien quieres mantener en secreto? -cuestionó Maika -Mínimo saber su nombre.
Mikasa tragó saliva sonoramente. Si sus padres siquiera recordaran a Jean su decisión sería revocada. Y sus padres eran muy convincentes. Además, su quebrantada voluntad, aun cuando recientemente estrenada, podía ser domada en cualquier momento. Pero recordó que su madre no lo había reconocido en el café…
-¿Y…? -insistió el padre.
-Jean… Kirstein.
Ambos padres se miraron y se alzaron de hombros. Al menos ya sabían el nombre del muchacho, que era un buen estudiante y que era tan bueno o mejor que Eren. Haría brillar a su Mikasa como correspondía.
Su padre caviló.
-Me suena…
-Seguro me lo escuchaste nombrar alguna vez… de un trabajo o algo de la universidad.
-Sí, debe ser eso -asintió.
Mikasa respiró profundamente.
-¿Qué opina Eren al respecto? -preguntó su madre de pronto.
-Ay, ya -bufó Albert -No es su novio ni su esposo para que le ande pidiendo permiso -miró a Mikasa -Esfuérzate en dar lo mejor, hermosa.
-Sí, papá -respondió con seguridad.
Estaba salvada.
-No quiero ni imaginar lo que dirá Eren -suspiró Maika.
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-¡Vaya! -exclamó Eren mirando a Armin y Mikasa sentados frente a él -Me alegra que consiguieras un reemplazo.
Mikasa se sorprendió. Quizás sí esperaba una reacción negativa o su madre, en su insistencia, la hizo pensar aquello. Tal vez sí quería una reacción de… ¿celos? ¿Territorialidad?
-Fueron Sasha y Connie -confesó Mikasa, también con ello sacándose la responsabilidad -Ellos lo convencieron… o algo así.
-¿Y quién es? -preguntó Armin curioso.
Mikasa no sabía mentirle a sus amigos, menos a Armin. Él siempre podía leerla como un libro abierto. Bajó la vista a sus manos sobre su regazo.
-Kirstein… -masculló.
Eren se la quedó mirando y luego estalló en risas. Armin solo miraba a Mikasa y luego a Eren, sin entender su risotada.
-¡Pero si tú detestas a ese tipo! -continuaba riendo -¡Pero qué mala suerte tienes Mikasa!
La chica frunció el ceño.
-¿Qué tiene de gracioso? -espetó.
-Todo -siguió Eren -¿Quién iba a pensar que mi accidente te juntara con Kirstein? Ahora sí que no podrás huir de él.
-¡No es gracioso! -exclamó Mikasa -¡Sabes lo mucho que me desagrada y te ríes! Si no fuera por tu irresponsabilidad no tendría que pasar por esto. ¡Y tienes el descaro de reírte!
-Mikasa… -Armin puso su mano en el hombro de la chica -A veces la vida nos pone pruebas. No te lo tomes así. Quizás esto sirva para que él y tú vuelvan a ser amigos -sonrió conciliador.
-¿Amigos? -rió aun Eren -Ya me gustaría ver tus caras, Mikasa. Eres muy graciosa cuando te enfadas.
-¿Te parezco graciosa ahora? -preguntó molesta.
Eren borró su sonrisa burlona. Quizás los medicamentos lo volvían especialmente risueño. Carraspeó.
-Disculpa… -dijo ahora serio -Lamento que mi accidente te pusiera en una posición incómoda. Pero, por otro lado, coincido con Armin. Quizás esto sirva para limar asperezas. Para serte honesto, siempre me llamó la atención que le agarraras tanta tirria a ese tipo.
-Será porque es un odioso insufrible -bufó Mikasa.
-No seas así, solo le gustabas. No lo culpo, tienes lo tuyo.
Mikasa se volvió muy roja. Armin detectó aquello.
-Sí, Eren tiene razón. De hecho, si no fueras mi mejor amiga, me gustarías -declaró el rubio con una sonrisa amistosa -Seguro Eren piensa igual.
Eren enarcó una ceja.
-Eso sería como incesto -aclaró bastante serio y mirando fijo a Mikasa -Pero, Kirstein no tiene la culpa de caer presa de tus encantos -volvió a reír.
La puerta de la habitación se abrió. Annie ingresaba y miró a ambos amigos de su novio. Saludó con ánimo a Armin, mientras que le dirigió un frío saludo a Mikasa para luego volcarse a Eren.
-¿Vamos por un café, Mika? -preguntó Armin y la chica asintió cabizbaja -Les damos un tiempo a solas.
-Fantástico -exclamó Annie mirando fijo a Mikasa -Yo me encargo del lisiado -bromeó y Eren se rió. A Mikasa no le hizo gracia.
Ambos amigos abandonaron la habitación. Sus pasos los llevaron hasta una máquina de café y pagaron un par de capuccinos. Se sentaron en el pasillo cerca de la estación de enfermería.
-No la soporto -bufó Mikasa -Cree que Eren es de su propiedad.
Armin sonrió sutil.
-Mikasa… entiendo como te sientes. Pero Annie está en su derecho.
-¿De creerse la dueña de Eren? -exclamó molesta.
-No, de querer ser ella quien lo acompañe y cuide de él. Es su novia… es la chica que Eren eligió -agregó tratando de ser directo, pero sin herirla -Y sé que no es muy agradable de entrada, pero si te das el tiempo de conocerla…
-¡No me interesa! Ella nos quitó a Eren.
-Eren no es de propiedad de nadie, ni tuya ni mía. Los amigos no poseen, comparten. Y entienden cuando ellos eligen compartir su vida con alguien más -dijo el rubio suavemente y tomó la mano de Mikasa -Eren te quiere, te quiere mucho… pero no como tú quieres, y eso no se fuerza.
Mikasa apretó los labios y sus manos en la tela de su falda rosa. Armin la abrazó y ella recargó su cabeza en el hombro de su amigo. No iba a llorar por Eren, no esta vez.
Tras un rato de estar así, apoyados en uno al otro, el móvil de Mikasa sonó. Lo sacó de su bolso y miró a la pantalla.
-Es Sasha -informó y contestó -Hola…
-¿Qué tienes que hacer esta noche?
Repasar la materia de la semana, comer un pote gigante de helado mientras veía una película. Ojalá una comedia romántica donde todo terminara como correspondía.
Pero esa no era la vida real. Pasa en la vida, pasa en TNT, no era más que una mentira. No merecía seguir cuestionándose sobre Eren, sobre la narizona… ni sobre sus decisiones. Ella… ella merecía hacer lo que quisiera. Eren y la narizona podían irse a la mierda… al menos por hoy
-Estaré en tu casa a las once.
-Esa es mi amiga -exclamó Sasha con entusiasmo -Lo pasaremos increíble.
Sí, eso era seguro. Al menos le serviría de distracción… y para olvidarse de la estúpida de Annie, y de Eren… sobre todo de Eren.
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El ambiente en casa de Connie y Sasha era encendido como siempre. Pudo ver a algunos de sus compañeros del equipo de baile, Franz y Marco estaban con su dichosa pipa y se reían tontamente. Connie intentaba disimular que también estaba drogado hasta el tuétano.
Los tragos iban y venían. Mikasa se dirigió hasta un sillón y Sasha se dejó caer junto a ella pegándole una revisada a su pinta.
-No es por ser odiosa, Mika -comentó la castaña -Pero…
-Ya vas a criticar mi atuendo.
-Si piensas que vas a misa, está bien -bromeó -¿Qué tal si te presto algo?
-¿Y vestirme de ramera? Olvídalo.
-Auch -exclamó Sasha -¿Y ese humor de perros? ¿Pasó algo? -susurró y miró a su amiga fijamente leyendo ese gesto que aparecía de tanto en tanto
-La narizona -suspiró -¿Hasta cuándo vas a dejar que esa tipa te baje el ego? ¡Eres mucho mejor que ella!
Mikasa negó y toda su frustración subió por su garganta y hasta sus ojos.
-Entonces… ¿por qué la prefirió a ella? -preguntó en un murmullo -He hecho todo perfecto. He sido la mejor amiga, he estado para todo por él. Elijo mi ropa con cuidado de parecer adecuada, estudio para que sepa que soy tan inteligente como él… para ser lo que él quiere -Sasha la miró con compasión -Y prefiere a esa estúpida que es más fea, se viste como Avril Lavigne y que Eren tiene que ayudarla a salvar el año… y me pregunto, ¿qué hice mal?
-Nada -Sasha la abrazó -Eres perfecta así tal cual.
-No quiero ser perfecta… solo quiero… quiero…
-¿Gustarle a Eren? -preguntó Sasha con sutileza.
-Quiero ser libre.
Sasha sonrió amplio y se puso de pie. Pronto estuvo frente a ella con un par de tragos. Le entregó uno a Mikasa.
-Entonces brindemos. Por tu emancipación de Eren Jaeger -chocó su vaso con el que ahora Mikasa sostenía -A tu salud, amiga.
Ambas bebieron, quizás Mikasa demasiado rápido logrando que un poco de su trago manchara su blusa. Dejó el vaso en la mesa y se secó con una servilleta.
-Parece que sí tendrás que vestirte de ramera -rió Sasha, Mikasa la miró sonriente -Me agradas rebelde, Mika, me agradas. ¡Salud!
Para cuando todos se disponían a salir al antro, Mikasa luchaba bajando el vestido que quedaba demasiado corto para su gusto.
-Deja retocarte el maquillaje -Sasha sacó el labial de dentro de su bolso y repasó los labios de su amiga -Ahora sí, eres una zorra de tomo y lomo -la abrazó -Acepta tu lado putón -bromeó -Como yo -agregó risueña.
-¿No crees que es muy corto? -preguntó Mikasa bajando el vestido nuevamente.
-Tienes lindas piernas, ¡para qué esconderlas! Vamos, anda. Nos dejará el taxi.
Prácticamente la arrastró el brazo, dándole apenas tiempo de recoger su bolso y luchando por no caer de los altos tacones. Estaba acostumbrada a ellos… pero no tan altos. Sasha tenía gustos muy glamorosos.
Subieron a uno de los taxis. Franz y Marco se quedaron riendo y preparando otro de sus asquerosos fideos con salsa demasiado salados para cualquiera.
Llegaron al cabo de unos minutos, mientras Mikasa seguía reclamando contra Eren y Annie. Sasha supo que los tragos le habían hecho efecto. No tanto como para marearla, pero sí para deslenguarla.
-¿Sabes que debería hacer? -exclamó en la puerta del local al tiempo que Sasha entregaba los pases libres que habían repartido en la universidad -Conseguirme un novio así bien guapo, más inteligente y más genial que Eren. A ver si le gusta -agregó.
-Si vas a conseguirte un novio que sea por ti y no por sacarle celos a Eren -advirtió Sasha -Porque si es por eso no estás a avanzando en tu proceso de emancipación.
-¡Eso! ¡Emancipación! -exclamó nuevamente Mikasa al tiempo que el guardia las dejaba entrar -Quiero una cerveza. Tengo sed.
Sasha suspiró. Amaba a su amiga, amaba que se liberara, pero a veces se volvía demasiado… salvaje. Bueno, demasiado para ser ella.
Pasaron a la barra junto con sus compañeros del equipo de baile. Algunos no perdieron el tiempo de ir a lucirse con el pretexto de practicar, pero todos sabían que les gustaba hacerse notar.
-Entonces, Eren dijo que yo era como su hermana -comentó a Hitch, quien se miraba las uñas y maldecía internamente que una estaba picada en su esmalte -¡Hermana! ¿Te das cuenta? Bueno… no lo dijo así, dijo que si yo le gustara sería incesto. ¡Incesto! Si no compartimos ningún vínculo sanguíneo.
-Deberías dejar de darle vueltas al asunto -suspiró la muchacha, su novio Marlo a su lado, ella era compañera del equipo de Mikasa, él no, pero compartían bastante -Siempre repites lo mismo. Y al final no haces nada al respecto.
-Eso no es cierto -se defendió indicando a Hitch con su botella de cerveza a medio beber -Nunca he estado más convencida que ahora. Esta vez sí doy la vuelta a la página.
-Dios te oiga, Mikasa -dijo Hitch mirando a Marlo en busca de apoyo y una opinión masculina -¿Qué crees tú? -luego se acercó a su oído -Dile algo.
Marlo carraspeo llamando la atención de Mikasa.
-Verás, Ackerman. Una vez que estás en la Friendzone, ya no sales. Aplica para ambos lados. Si solo estás en la compañero-zone pues es diferente, aun no hay tanta complicidad… o, que sea un enamoramiento escondido en la friendzone. Pero, me temo, que Eren ya te familyzoneó. Y eso es peor -palmoteó la espalda de Mikasa -Saldrás de ésta, Ackerman.
-¿De la friendzone? -preguntó ilusionada.
-¿Ves lo que te digo? -exclamó Hitch -No aprendes.
Connie y Sasha se acercaron a ellos, lo que Hitch aprovechó para perderse con el resto de las chicas en la pista.
-Vamos a bailar, Sasha -dijo Mikasa de buen humor tomando su cerveza -Di que sí. Me encanta esta canción.
Sasha se sonrió y miró a Connie, quien le guiñó un ojo y pasó a sentarse junto a Marlo mientras las chicas iban hacia la pista. Y ahí se quedaron llamando la atención de aquellos varones que rondaban la pista en actitud acechante.
-Esto está bastante lleno.
Jean llegaba para pasar a instalarse junto a Connie y pedir una cerveza dejando un billete sobre la barra.
-Ya pensaba que no llegabas -comentó Connie -Éste es Marlo -presentó al otro muchacho -Es el novio de Hitch.
-Supongo que vienes de guardaespaldas -bromeó Jean y Marlo asintió -Estas chicas sí son peligrosas en grupo -tomó la cerveza que el barman dejó sobre la barra -Miren nada más esos buitres rondándolas como si no hubiesen comido en años.
-¿Y tú? -preguntó Marlo -¿Vienes de guardaespaldas?
Connie se rió bajito, Marlo se quedó mirando al muchacho con curiosidad por su risa.
-Podríamos decir que sí -respondió Jean bebiendo de su botella -No tengo nada mejor que hacer.
-¿Quién es tu chica? -preguntó Marlo con interés mirando al grupo -Que yo sepa Hanna es la novia de Franz, y Mina es la de Marco.
-No tengo chica… aun. La noche es joven. De momento solo procuro que las chicas no se metan en problemas -aclaró mirando a los tipos que miraban a las chicas.
-Jean es nuestro matón oficial -informó Connie -De hecho ha salvado a Sasha y Mikasa de varias cuando yo estoy muy borrado. Esos tipos no tienen respeto alguno y son muy insistentes. Les importa mierda que las chicas les digan que sus novios están en la barra.
Jean no sacaba la vista del grupo de chicas. Ahí estaba Mikasa bailando como si mañana se acabara el mundo. Se sonrió tontamente, le encantaba verla así. Riendo, cantando a todo pulmón y siendo increíblemente sexy. Que el resto mirara no era problema. Mientras no tocaran.
Vio que un tipo le hablaba muy cerca y ella se excusaba. El tipo insistió y la tomó por la cintura. Jean apretó los dientes, puso su cerveza sobre la barra, cuando vio que el tipo se marchaba bufando algo. Jean volvió a tomar la botella y le dio un trago.
-¿No te aburres? -preguntó Marlo a Jean -Digo, siendo guardaespaldas de un grupo de chicas...
Jean obvió el comentario. Connie comenzó una charla con Marlo, algo sobre el partido de fútbol del martes y lo que esperaban para el resto de la temporada. La noche pasaba y pronto las chicas fueron por sus respectivos novios, dejando a Jean sentado en la barra por su segunda cerveza.
Nunca había sido de tragos fuertes. Honestamente, no le gustaba estar borracho, odiaba la resaca y todo lo que conllevaba. Había descubierto, gracias a internet, que si bebía una cerveza y un vaso de agua después limitaba la resaca. Y en eso estaba cuando…
-Una cerveza -ordenó Mikasa dejando un billete sobre la barra, que el barman no tocó.
-Ésta va por la casa, guapa -dijo el sujeto destapando la cerveza y entregándosela.
La chica la tomó con una sonrisa coqueta. Jean la observó fijo. Entendía la galantería de antro del barman, sin duda Mikasa estaba especialmente atractiva esa noche. Debía admitir que la ropa de Sasha le sentaba de maravilla. Porque Mikasa jamás se pondría un vestido que con suerte le tapaba el culo.
Mikasa se sintió observada y volteó hacia Jean, quien fingió perder la vista en la multitud.
-¿Ves algo que te guste, Kirstein? -preguntó con cierta jugarreta.
-No, supongo que no es mi día -respondió fingiendo desinterés -¿Cuántas cervezas has bebido ya?
Mikasa se llevó un dedo al mentón pensativa. Quizás era la segunda o la tercera… No sabría decirlo. Seguro la tercera… porque Sasha había invitado una ronda.
-La primera, lógico -mintió con descaro y Jean negó divertido -¿Y tú?
-Tercera -la chocó ligero con la de Mikasa -A tu salud, Ackerman. Te ves bien. ¿No vas a probar suerte hoy?
Mikasa se sentó a su lado mirando a la multitud.
-¿Es lo único que vas a decirme? -preguntó aun con la vista al frente.
-Bueno, decidí que como ahora seremos dupla, es mejor mantener las bromas de lado -respondió Jean mirándola de reojo -Algo así como una tregua. Por el bien del equipo.
Mikasa asintió y bebió.
-¿Por qué te gusto? -preguntó viendo a sus amigas en la pista.
-Esa es una buena pregunta -dijo Jean -Tal vez porque eres muy guapa. Porque eres inteligente. Y porque tienes un carácter de puta madre -Mikasa lo miró feo -Pero, detrás de todo eso… hay alguien muy tierna y con muchos sueños. Eso me gusta.
Mikasa bajó la vista a su botella.
-¿Por qué no le gusto a Eren?
-Porque es un idiota, simple.
Contrario a lo que esperara, Mikasa se rió. Sus amigas la llamaban desde la pista. Se puso de pie. Ni siquiera le dedicó una palabra a su compañero, simplemente se marchó. Jean bebió otra vez. Connie pedía una cerveza en la barra. Bebió bastante de un sorbo.
Hitch salió de la multitud y jaló a Marlo por la manga. Era momento que la acompañara, le gustara o no a su novio.
-¿Te molesta que te deje solo, Jean? -preguntó Connie -Iré por Sasha.
Jean solo miró a Connie de reojo y pasó la vista al grupo de chicas. Asintió y Connie se perdió en busca de Sasha. Notó que Mikasa dejaba de hacer de pareja de su amiga y se apoyaba en la pared con la vista en la pista.
Pronto un sujeto estuvo junto a ella intentando algún acercamiento. Notaba que ambos hablaban, muy de cerca por el volumen de la música. El sujeto era un tipo bien parecido, vestía como un pijo. Seguramente estaba alabándola, porque Mikasa le sonreía coqueta. Jean bebió otro trago de su cerveza.
Esos eran los tipos que le gustaban a Mikasa, un tipo a su altura. Un sujeto como ese Eren Jaeger. Seguramente estudiaba algo rimbombante, le hablaba de sus vacaciones en un lugar elegante, que su auto estaba afuera… que fueran a dar una vuelta.
Se volteó a la barra y sacó un par de billetes. El barman lo miró.
-Dame algo fuerte -le dijo.
El hombre sacó una botella de licor dorado y sirvió un vaso con un par de hielos. Lo dejó sobre la barra, Jean lo tomó. Bebió un poco y le escoció la garganta. Lo dejó a un lado dándole la espalda a la pista. No seguiría viendo como Mikasa coqueteaba con ese tipo, menos como ahora él debía estarla seduciendo para ver si lograba robarle un par de besos.
Alguien se acercó aceleradamente a su lado. Apenas siquiera miró de reojo, pero aquella persona lo jaló de la polera con brusquedad logrando que se volteara hacia ella, para luego sentir que le estampaban un beso. Se quedó de piedra.
-¿Ves? -Mikasa lo soltó bruscamente y se volteó hacia el sujeto aquel -Él es mi novio. ¿Cierto, Jean?
Jean miró al tipo y una sonrisa socarrona se formó en sus labios.
-¿Dónde te habías metido? -preguntó Jean siguiéndole el juego -Dijiste que ibas al baño y ahora llegas con este sujeto. No puedo dejarte sola un momento -pasó a poner una mano en el trasero de Mikasa y le dio un agarrón.
La chica se sobresaltó e iba a golpearlo, pero delataría su mentira. El sujeto al ver el gesto de Jean se volteó y se retiró.
Jean le dio un par de palmaditas en el trasero a Mikasa y ella le retiró la mano bruscamente.
-Te pasas, Kirstein -exclamó molesta. Jean se rio -¿Quién te dio permiso para agarrarme el culo?
-¿Quién te dio permiso a ti para venir a interrumpir mi contemplación alcohólica? Tú me besas y yo te agarro el culo, me parece un trato justo.
-¿Justo? No seas idiota. Además acabo de cumplirte un sueño -dijo altiva -Fui tu novia por un minuto.
-Sí, claro -respondió Jean volteándose nuevamente hacia la barra.
Mikasa se sentó junto a él, pero mirando hacia sus amigos quienes bailaban alegres. Ninguno de los dos hablaba, Jean tomaba otro trago, Mikasa se lo robó en cuanto lo dejó sobre la barra.
-Deja de hacerte el interesante -bufó Mikasa -Haz lo tuyo.
Jean la miró.
-¿Y qué es eso?
-Sácame a bailar -respondió ella como si fuese obvio -No me vestí de ramera para pasarme la noche sentada ni mirando como todo el resto se lo pasa súper.
-Pues ve a buscar al tipo ese.
Mikasa le dio un trago al vaso de Jean.
-¿Estás celoso? -se rio con burla.
-¿Por qué tendría que estarlo según tú?
-Porque pediste esta mierda -meneó el vaso frente al rostro de su compañero -Justamente cuando estaba hablando con el tipo ese. Y tú no bebes esta mierda. ¿Acaso crees que no me di cuenta que me has estado acechando toda la noche?
Mikasa dejó el vaso sobre la barra y se lo quedó mirando con un gesto de triunfo.
-A veces siento que me subestimas dijo Jean -Y te sobrestimas.
-¿Ah sí? -exclamó -Bueno, señor subestimado, te reto a que bailes con otra chica. Anda, levanta el culo y ve a sobrevalorarte. Mientras, yo me terminaré esta mierda -bebió un poco del vaso.
Jean miró a su alrededor. Un par de asientos más allá había una chica sola. Se puso de pie y fue hasta ella. Mikasa observaba burlona mientras Jean comenzaba una charla con la muchacha. Ella parecía hablarle sin resquemores. La vio ponerse de pie y se guiada por Jean hacia la pista.
Todo comenzó como cualquier baile entre dos extraños, a cierta distancia, la que se pudiera entre ese mar de gente. Mikasa bebió otro poco. Al cabo de unos minutos pudo ver como esa distancia se estrechaba. Apretó los dientes.
-Hola, guapa -dijo ese nuevo sujeto sentándose donde antes estuvo Jean -Tan solita.
Mikasa se volvió hacia él.
-Piérdete -respondió con voz firme.
El sujeto se alzó de hombros y salió de su lado.
-Tampoco estás tan buena -le dijo antes de retirarse -Puta.
-Puta tu abuela, imbécil -exclamó cuando el tipo ya le daba la espalda.
Volvió a mirar hacia donde estaba Jean con aquella chica. Debía reconocer que era medianamente bonita. Sí, medianamente. Algo que estaba al alcance de Kirstein. No podría tener algo mejor con esa cara de caballo que se gastaba.
De pronto vio que la chica enredaba sus dedos en el cabello de Jean y sus rostros estaban muy cerca. Se bebió lo que quedaba en el vaso de un solo trago.
Ah, no. Eso sí que no. Primero la narizona le quitaba a Eren. Ninguna aparecida le quitaría a su acosador personal. Menos frente a sus ojos. ¡Kirstein no podía preferir a esa por sobre ella! ¡Era un insulto!
Se paró de un brinco y se abrió camino entre las personas para ver como ambos bailaban tan cerca que parecía porno con ropa. Cuando estuvo junto a ellos, jaló a la chica del brazo.
-¿Qué te pasa? -exclamó la chica mirando a Mikasa exhaltada.
-Escúchame, zorra. Este es mi cara de caballo -indicó a Jean -Vete.
La chica miró a Jean.
-¿Es tu novia?
-Lo es cuando está media borracha -dijo algo reflexivo.
La chica le dio una cachetada y se marchó de allí a todo lo que le daban sus tacones.
-Pero qué descaro, Ackerman -exclamó Jean -Me retas a estar con otra chica y ahora la alejas. Así no son las apuestas. ¿Ahora que voy a hacer? Espantaste a mi presa de la noche.
-Haz lo que has querido hacer toda la noche -respondió ella subiendo las manos hasta rodear el cuello de su compañero.
-¿Y según tú qué es lo que he querido hacer toda la noche?
-Bailar conmigo.
Jean meneó la cabeza.
-Estás tan borracha -comentó tomándola por las caderas y acercándola hacia él sin sutileza -Pero si tanto quieres bailar conmigo, te daré en el gusto.
-Nadie quiere bailar contigo, flema tuberculosa -espetó.
Jean acercó su boca al oído de Mikasa.
-Cada día eres más ingeniosa con tus insultos, princesa.
Había sido un comentario cualquiera, pero sentir el aliento de Jean contra su piel logró que un agradable escalofrío la recorriera mientras comenzaban a moverse al ritmo de aquella pegajosa melodía.
El agarre del muchacho era firme, posesivo. Mikasa se dejaba guiar al ritmo que él llevaba. Podía sentir el calor que de él emanaba, mezclándose con su propia temperatura. El roce de sus cuerpos, la cadencia de cada movimiento, la perfecta coordinación entre ambos.
El corazón comenzó a latirle rápido y no sabía si era por el baile o por la deliciosa cercanía de su compañero. Había cavado su propia tumba, lo sabía. Y se le hizo aun más claro cuando él deslizó una de sus manos hasta su baja espalda y le agarró el trasero. En lugar de apartarlo, un involuntario suspiro salió de entre sus labios… y ese maldito roce. Se hizo ligeramente hacia atrás para verlo a la cara.
-Si vas a apartarte hazlo ahora -susurró Jean rozándole los labios con los propios.
Mikasa se hizo hacia atrás alejándose del firme agarre de Jean. Pero él la tomó con el antebrazo.
-Eres la mujer más cruel que he conocido -había algo de jugarreta en su voz.
Soltó lentamente el agarre rozando su piel. Justamente cuando iba a soltarla, Mikasa lo tomó de la mano y lo obligó a seguirla fuera de la pista hasta llegar al corredor que llevaba al baño. Lo empujó contra la pared y lo besó.
Jean la tomó por la cintura con firmeza y la giró de modo que ahora ella quien estampaba su espalda contra el muro del corredor. No había delicadeza en ese beso, era furioso, ansioso y les robaba el aliento. Jean metió una de sus piernas entre las de Mikasa, por reflejo ella levantó una para dejarla flectada y su pie dándole apoyo contra la pared. Él bajó la mano hasta el muslo descubierto de la muchacha colándose bajo la escasa tela del vestido, descorriéndolo aun más hacia arriba. Mikasa suspiró y él deslizó sus labios hasta el oído de la chica.
-¿Quieres ir a otro lado, muñeca?
-¿Vas a abusar sexualmente de mí? -preguntó seria apartándolo ligeramente por el pecho con ambas manos para verlo a la cara.
-No es abuso si me das tu consentimiento.
Ella dejó escapar una risita.
-Lo consiento.
Jean se apartó de ella y la tomó de la mano para guiarla fuera del local. Sasha los vio perderse por la puerta y codeó a Connie.
-Par de calientes -dijo el muchacho -¿Acaso no hay vez en que vengamos a un antro que no terminen encamados?
-No -se rio Sasha -Y luego se queja -suspiró -Ya veo venir sus gritos mañana.
Connie asintió. Continuaron bailando el resto de la noche.
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