Desde Cero
-Debiste aceptar mi propuesta -dijo Sasha sacando varias cosas de las bolsas de las compras -Siempre hemos celebrado tus cumpleaños en mi casa.
Mikasa le dirigió una mirada dulce mientras ponía el mantel sobre la mesa que había corrido hacia la pared para dejar sobre ella las bebidas, vasos y algunas cosas para comer.
-Creo que ya ha sido suficiente de aprovecharme de tu buena voluntad y tu inmenso e imperecedero amor por mí -bromeó Mikasa.
Sasha le devolvió la sonrisa. Las mejores amigas siempre serían las mejores compañeras y apoyo. Connie pegaba algunos globos en las paredes para alegrar el ambiente, aunque la música ya sonaba ad hoc. Mikasa miró al reloj, faltaban pocos minutos para que comenzaran a llegar las invitados.
La puerta se abrió y Jean pasó directo a la habitación a dejar su bolso, no sin saludar a sus amigos y su novia.
-¿Me alcanzo a dar una ducha? -preguntó desde la habitación mientras Mikasa terminaba de colocar tiestos con comida.
-Sí, amor.
Sasha y Connie se miraron cómplices. Finalmente todo tomaba el rumbo que siempre debió. Ese rumbo que Sasha le habló tantas veces a Connie cuando ella, Mikasa y Jean conformaron aquel grupo de amigos en el primer año. Ella siempre supo que eran el uno para la otra, y Connie al comenzar a conocer a ambos coincidió. Sin duda los astros se alinearon finalmente a su favor.
Pasados unos diez minutos, la voz de Jean volvió a escucharse del fondo del apartamento.
-Princesa, ¿puedes venir un segundo?
Mikasa fue hasta la habitación, no sin que Connie le gritara a Jean que ya estaba grande para que el entalcaran el culo. Jean ya estaba vestido cuando Mikasa ingresó, él le indicó que se sentara junto a él en la cama.
-¿Qué pasa? ¿Aun estás complicado porque invité a Eren?
Jean negó con seguridad. No era eso.
-No. No es eso. Quería preguntarte más tarde, pero tengo poco tiempo.
-¡No me digas que tienes una enfermedad terminal! -exclamó Mikasa histriónica.
-¿Qué? ¡Pero qué ideas tienes! Debes dejar de ver esas novelad turcas. Te atrofian el cerebro.
-Esos son los medicamentos -aclaró Mikasa de buen humor -¿Y bien? ¿Qué es eso que no puede esperar?
Jean hizo una pausa.
-¿Puedo ocupar la bodega con algunas cosas? -preguntó el muchacho y Mikasa ladeó la cabeza con curiosidad -Pasó lo que temía que pasara -nuevamente una pausa -Hace tiempo que una empresa constructora estaba en conversaciones con los propietarios del edificio. Quieren hacer un complejo de dos torres de más de veinte pisos -Mikasa abrió sus ojos muy grande -Tengo un mes para desalojar y buscar otra cosa.
Mikasa asintió lentamente:
-Puedes ocupar la bodega, claro. Son un par de muebles solamente, ¿cierto? -Jean asintió -Me gusta el escritorio, creo que nos hace falta uno en la habitación de visitas. Podrías quedarte estudiando hasta tarde, abrir la ventana y fumar a gusto.
-Tranquila. No creo que tarde mucho en encontrar algo.
-¿En pleno invierno? Todos los arriendos temporales ya están tomados por estudiantes -dijo Mikasa pensativa.
-Puedo subarrendar una habitación a otra persona -respondió Jean despreocupado.
-¿Tú? ¿Viviendo con alguien? ¿Con lo puerco y desordenado que eres? Enloquecerías a cualquiera -dijo Mikasa algo severa -Será una tortura para quien viva contigo.
Jean enarcó una ceja:
-Gracias, mi vida. Siempre tan dulce.
Mikasa sonrió maliciosa y le revolvió el cabello aun mojado.
-Puedes quedarte acá. Todo el tiempo que necesites.
Jean caviló.
-Es muy pronto. Tuvimos esta conversación hace un par de meses. Aun no ha pasado suficiente tiempo.
-Si mal no recuerdo -lo interrumpió Mikasa -Fui yo quien dijo en ese momento que era muy pronto. Cuando yo necesitaba un lugar donde estar, tú me ofreciste irme contigo. Ahora eres tú quien lo necesita, y creo que podemos con ello.
-Sí… pero es diferente. Mi apartamento lo pago yo. Éste lo paga tu padre. No me parece que sea algo que él apruebe.
-Bueno… le preguntaré -concluyó Mikasa -De momento, puedes traer tus cosas y quedarte acá -recorrió con un dedo desde el cuello del muchacho hasta su pecho -Puede ser divertido, ¿no crees?
Sasha se asomó por la puerta.
-No se pongan cachondos -exclamó al verlos demasiado cerca -Ya están por llegar los invitados.
No pasó mucho desde el aviso de Sasha cuando comenzaron a llegar los chicos más cercanos del equipo de baile. Marco, Mina, Franz, Hanna y Hitch. El ambiente se encendió de inmediato y la sala se llenó de risas y conversaciones. Las bebidas y comida circulaban por todos lados, frente a la atenta mirada de Sasha, quien se adjudicó el rol de anfitriona.
De pronto volvió a sonar el timbre. Era Armin, quien fue recibido con gran afecto por Sasha e invitado a pasar. El rubio no supo como terminó con una cerveza en su mano y con Hitch a su lado acosándolo como cada cumpleaños de Mikasa.
-Algún día vas a caer, rubito -le dijo la chica coqueta mientras de levantaba por otro trago.
Armin se sonrojó, Sasha se rió y Mikasa abrazó a su amigo. Junto a ella, Jean hablaba con Connie, quien integró a Armin para salvarlo de Hitch. Jean debía reconocer que, si bien conocía a Armin de alguna vez a principios de la universidad, tenía cierta reticencia al ser el mejor amigo de Eren. Aun así trató de dar la mejor impresión. Y lo logró, pronto Armin estuvo dando cátedra sobre interesantes temas. Jean agradecía leer algo de actualidad en el Le Monde Diplomatique, y no sentirse ignorante ante la labia del amigo de su novia.
Cuando eran pasadas las once de la noche y Franz y Marco estaban ya con su dichosa pipa en el balcón, volvió a sonar el timbre. Fue Mikasa quien abrió.
-¡Feliz cumpleaños, Mika! -la saludó Eren dejando a un lado el bastón que lo ayudaba además de su pierna embotada -¿Cuántos son ya?
Abrazó a su amiga con afecto. Abrazo que fue interrumpido por un:
-Felicidades, Mikasa – dijo Annie sin emoción alguna extendiéndole un regalo.
-Gracias -respondió la cumpleañera recibiendo su obsequio -Pasen.
Eren pasó a sentarse en una silla junto con Annie, Armin se puso de pie para saludarlos, mientras que el resto saludaba en genérico. Mikasa tomó a Jean de la mano y lo llevó hasta Eren.
-Eren, él es Jean, mi novio.
-¡Ah! La víctima -bromeó Eren extendiendo su mano, la cual fue estrechada con firmeza por Jean.
-El afortunado -corrigió Jean, al tiempo que Mikasa lo rodeaba por la cintura -Ella es Annie, la novia de Eren -presentó.
Annie pareció más interesada que nunca. Con que ese muchacho era el que había logrado lo que nadie, ni ella misma. Había logrado quebrar la obsesión de Mikasa.
-Es un real gusto, Jean -dijo Annie con sinceridad.
Mikasa se sorprendió por la actitud de Annie. Fue Jean quien les ofreció algo de beber y regresó con los pedidos y una cerveza para él. Contra todo pronóstico, Jean se quedó charlando con sus amigos. Mikasa pasaba de cuando en vez, tratando de repartir su tiempo, aun cuando el grupo no era muy grande. Veía a Jean charlando animadamente con sus amigos, incluso Annie no traía su cara de constipada.
Todo estuvo perfecto. A medianoche, Sasha apagó las luces y todos le cantaron a Mikasa, Jean sostenía el pastel. Fue un cumpleaños perfecto. Ella, sus amigos, su novio, todos reunidos en su casa.
La fiesta terminó pasadas las cuatro de la mañana, con muchos bastante animados, con el gusto a una excelente velada. Ya solos en el apartamento, Mikasa y Jean dispusieron todo en su lugar, incluso ella insistió en dejar todo limpio o su apartamento olería a cantina a la mañana siguiente.
Se fueron a la cama cerca de las cinco y media.
-¿Nerviosa? -preguntó Jean cuando se acomodaban entre las tapas.
-Un poco -confesó Mikasa -Pero creo que es correcto ver a Anka mañana. Será una buena manera de comenzar mis veintidós. Hablar con mamá y poder arreglar las cosas sería el mejor regalo.
Jean la besó en la sien y la atrajo hacia él.
-Eren es agradable. Un poco iluso en sus opiniones, pero creo que en otro contexto podríamos haber sido amigos -dijo Jean y Mikasa lo quedó mirando con curiosidad -Pero tú y él son tan diferentes.
-¿Lo dices de celoso?
-No -respondió Jean con honestidad -Después de conocerlo ya no siento celos. De verdad. Creo que no hubieses durado con él ni una semana. No siendo realmente tú.
Mikasa apoyó el mentón en el pecho de Jean y lo miró curiosa.
-¿Y cómo soy yo?
-Odiosa -respondió risueño -Eres mi preciosa brujita -le dio un toque en la nariz -Y no puedes hacerme más feliz.
Mikasa frunció el ceño.
-Tú también eres insufrible -dijo ella en respuesta.
-Somos un par de viejos gruñones llenos de mañas -concluyó Jean de buen humor -¿Quién mejor que nosotros mismos para amarnos y planificar nuestros mutuos asesinatos mentalmente?
Mikasa suspiró y sonrió ligero. Jean tenía razón. Estar con Eren hubiese significado dejar una parte de sí misma escondida… una que tarde o temprano iba a explotar. Tal como su madre cuando decidió combatir su destino para quedarse con el amor de su vida, su papá.
-¿Quieres que te acompañe donde Anka?
-No es necesario -respondió Mikasa acariciándole la mejilla -Ve a traer el sustento de nuestro hogar, mi hombre trabajador.
Jean le sonrió amplio y le acarició el cabello.
-Disfrutas jugar a la casita, ¿verdad?
-Era mi juego favorito de niña -respondió Mikasa sin malicia -En casa de mis abuelos en Japón teníamos un jardín grande. Mi abuelito me construyó una casa pequeñita. Lo disfrutaba mucho. Solía invitar a mis padres a beber té… o imaginar que era té -hizo una pausa -¿Qué te gustaba jugar de niño?
-Al doctor. Tenía varios muñecos de felpa y papá me dejó un estetoscopio viejo con el que jugaba. Era divertido.
Mikasa asintió.
-¿Nunca quisiste ser médico, Jean? Como tu papá…
-Lo pensé, pero es una carrera muy larga y cara. No podía costearlo aun con una beca. Jamás me darían una completa. De todos modos, me gusta la idea de ser fisioterapeuta. Lo único que espero no darme contra el suelo cuando empiecen las prácticas y descubra que lo odio.
Mikasa asintió y se retiró de sobre Jean para acostarse boca arriba. Jean la miró con curiosidad.
-Tengo el mismo miedo -confesó Mikasa -Me gusta aprender cosas nuevas, me gusta estudiar. Pero si elegí esto fue porque no quería irme a la capital. Tomé una posibilidad dentro de lo que más me interesaba… pero creo que nunca supe bien qué quería hacer.
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-De alguna forma, creo que armé una vida en función de estar junto a aquella persona que amaba.
Mikasa bajó las manos a su regazo. Frente a ella, Anka la miraba con atención.
-Conocí a Eren en la escuela primaria -continuó Mikasa -Llegué desde Japón a mediados de año, justo luego de vacaciones por navidad -hizo una pausa -Lo chicos de la escuela no fueron agradables. Me molestaban por no manejar bien el idioma, aun cuando mi padre se esmeraba en ayudarme y tenía un tutor -otra pausa -Cierto día, unas chicas pegaron gomas de mascar en mi cabello. Eren las enfrentó. Vi que era una persona bondadosa. Armin, quien era su mejor amigo, quien me intentó ayudar a retirarlas, pero de todos modos hubo que cortarme el cabello como a un chico. Fue muy triste.
-Entiendo -dijo Anka -Entonces ellos se convirtieron en tus amigos.
Mikasa asintió.
-Ellos fueron bondadosos conmigo. Eren me defendía de quienes me molestaban, tal como lo hacía con Armin. Eran, y siguen siendo, mis mejores amigos.
Anka se acomodó en su asiento.
-¿Cuándo comenzaste a ver a Eren con otros ojos? ¿Por qué no fue Armin?
Mikasa caviló.
-Si bien Armin es amable, supongo que el carácter de Eren fue el que me atrajo de él. Sentía que era alguien que podría defenderme del mundo poco grato que me rodeaba entonces.
-Entiendo -respondió Anka -¿Nunca hubo otro chico que te llamara la atención durante la secundaria?
Mikasa asintió.
-Estaba Colt. Un chico de último año que fue mi tutor en literatura. Aun entonces tenía algunas dificultades con el idioma. Era muy amable y atractivo. Pero… con era como Eren.
Anka asintió nuevamente.
-Pero cuando ingresaron a la universidad, tú y tus amigos, ¿qué sucedió? Me imagino que no mantenían el mismo contacto.
Mikasa asintió.
-Cuando postulé a la universidad no tenía nada que realmente me gustara. Ayer lo hablaba con Jean. De alguna manera siempre hice lo que pude por estar junto a Eren… y nunca me detuve a pensar en algo más. En mi mente, fantaseaba con nada más que ser la novia y esposa de Eren. El resto… no importaba. ¿Me entiendes? Ahora viéndolo en retrospectiva es muy poco sano. Ni siquiera sé porqué pensaba así.
Anka tomó su cuaderno e hizo un par de notas. Alzó la mirada nuevamente.
-Hubo algo… ¿algo que te motivara? Todos tenemos sueños.
-Bailar. Siempre he amado bailar. Es cuando me siento… libre. Pero -se alzó de hombros -Mis padres nunca quisieron eso para mí. Y, no tuve otra opción que decantar por algo que me mantuviera cerca de lo que amaba. Y de Eren.
Anka asintió.
-Cuéntame, Mikasa. ¿Cómo es tu relación con Jean? ¿Reconoces algo que pueda replicar la forma de pensar y actuar, similar a lo que pasaba con Eren?
-No. Quizás soy un poco… demandante. Tal vez eso es lo único que podría asemejarse. Pero me gusta ser el centro de atenciones. Mal de hija única -reconoció despreocupada y Anka le sonrió -Pero de ninguna manera siento que debo ser de alguna forma especial con Jean. A Eren siempre trataba de agradarle… a Jean no. Solo soy.. yo. No es como que sea desagradable con Jean. No me desquito con él porque mi expectativas con Eren no se cumplieron. No podría hacer eso, Jean no lo merece. Puede ser exasperante, pero yo… lo quiero. Lo quiero mucho.
-Eso se nota -dijo Anka con voz dulce -Tu rostro y tu mirada cambian cuando hablas de él.
Mikasa se sonrojó. Anka retomó.
-¿Culpas a tus padres? -preguntó y Mikasa la miró con curiosidad -¿Sientes que al imponerte estudiar algo que no deseabas te coartaron?
Mikasa pensó sus palabras.
-Pude pelear por mi sueño. Pero pienso que ellos lo hicieron por mi bien. No hubo malas intenciones. Siempre confié en ellos.
-¿Y ahora?
-Confío en mí. Puedo tomar decisiones y puede que no sean las mejores, pero sé que puedo ponerme de pie y salir adelante. Solo quiero que ellos lo comprendan así. Ellos también lo hicieron en su momento, ahora es mi momento. Me hubiera gustado saber antes que ellos no eran perfectos, que también han cometido errores… -hizo una pausa -Que me dejaran fallar también.
-¿Consideras que no has cometido errores?
-¡Claro que no! Pero la primera vez que fui consiente de ello fue cuando Eren comenzó a salir con Annie. Pero me convencía que estaba bien, que debía luchar por mi sueño… por conseguir que Eren se enamorara de mí. Mentí, oculté cosas y utilicé a personas totalmente inocentes. Creo que hasta herí al mismo Eren transformándome en una persona extraña que exigía cosas y lo ponía en problemas con su novia. Entiendo completamente que ella me deteste. Yo también me hubiera detestado -otra pausa -Mentí a mis padres para salir cuando Eren lo hiciera, para poder ir a espiarlo… ¡estaba completamente loca y fuera de control! Manipulé a Jean para que estuviera conmigo cada vez que me sentía despechada. Jugué con sus sentimientos. Manipulaba a Armin para que me hablar sobre Eren y Annie, para poder encontrarle todas las fallas a ella y su relación, para intervenir con malicia cada vez. Para demostrarle a Eren que yo era mucho mejor que Annie. No me importaba nada. Nada. Solo esa obsesión.
-Me dijiste hace unas sesiones que tu madre te incitaba a continuar con ese comportamiento.
Mikasa negó.
-No, mamá nunca supo nada de eso. Solo… solo me incentivaba a luchar por Eren. Ni ella ni papá sabían de Annie. Lo oculté por vergüenza, porque sentía que había fallado. Solo cometí un error tras de otro.
Anka asintió.
-El primer paso es perdonarte. No es bueno que guardes esas culpas. Lo importante es aprender de ello y detectar cuando vuelvas a comportarte de esa forma… cuando sientas que pierdes el control. Tú tienes el control de tu vida, pero siempre respetando las libertades del resto. No puedes controlar a otros ni esperar que funcionen en torno a tus deseos y expectativas. ¿Entiendes eso?
Mikasa asintió.
-¿Estás lista? -retomó Anka -Tu madre debe haber llegado ya. ¿Crees poder escuchar lo que ella tenga que decir? Piensa que ella también comete errores… y que está en el mismo proceso que tú. Aprendiendo a perdonarse.
Anka se puso de pie para abrir la puerta y hacer pasar a Maika. En cuanto Mikasa la vio no pudo sino dejar que los ojos se le aguaran, su madre estaba igual. Sin embargo Anka le dijo a Maika que se sentara frente a Mikasa, no dejando ningún contacto físico entre ambas.
-Maika, con Mikasa hemos hablado largamente respecto al proceso que está viviendo. Quisiera que tú explicaras a Mikasa lo que hemos hablado nosotras por nuestra parte. Recuerda que este espacio es completamente y no estamos acá para juzgarte ni para juzgar a Mikasa.
-Lo entiendo -afirmó Maika.
-Puedes comenzar cuando desees. Tómate el tiempo que necesites.
Maika tomó aire profundamente. Podía ver frente a ella a una chica crecida, a una joven mujer. Una que merecía respeto, una que había abierto sus alas para enfrentar al mundo.
-Mikasa -inició Maika -Quiero que sepas que me ha costado mucho dejarte ir. Comprendo que no eres una niña, que has crecido. Y todo lo que hice fue tratar de protegerte -hizo una pausa -lamentablemente nadie nos enseña a ser padres. Y en el proceso cometemos muchos errores. Me frustraba mucho que no lo entendieras así, que no comprendieras el miedo que sentía que te enfrentaras a algo y luego salieras dañada. Soy tu madre y desde el momento que naciste supe que debía cuidarte y protegerte. Pero no supe ver que no siempre estaré a tu lado. Que debías crecer. En mi desesperación hice cosas, dije cosas de las que me arrepiento enormemente. Solo quería protegerte de todo daño y la que terminó haciéndote el peor daño fui yo. No sabes cuánto he sufrido por eso… cuando me di cuenta. Te quiero, te amo, eres lo más hermoso que pudo pasarme… eres inmensamente amada por mí y por tu papá. Solo… yo solo no quería verte sufrir por algo que pude evitar.
Mikasa asintió. Anka le indicó que podía responder.
-Yo… hablé con papá. Él me explicó lo de tu anterior matrimonio -dijo Mikasa y Maika bajó la vista avergonzada -Quizás debí saberlo antes de enturbiar mi mente con pensamientos. Pero… entiendo porqué lo hiciste, porqué lo hicieron papá y tú. Siempre los vi como personas intachables, que jamás se equivocaban. Sé que no fue una equivocación luchar por amor. Quizás eso fue lo que intentaste heredarme, darlo todo hasta el final. Yo nunca quise fallarles.
-No nos has fallado -interrumpió Maika -Y sé que lo dije, pero realmente no lo siento así. Solo estabas clamando por libertad. Una que ni papá ni yo queríamos darte por temor. Cuando comenzaste a ocultarnos cosas, a mentir… Temimos que te perderíamos. Pero tampoco te dimos opción de ser honesta. Creímos que siendo más estrictos lograríamos aplacar tu comportamiento. Pero fue una bola de nieve. Comenzabas a tomar tus propias decisiones y lo hacías a escondidas para sentir que seguirías así siendo nuestra pequeña Miki. Lamento haberte presionado a ser alguien que dejabas de ser… de intentar mantenerte bajo mi control. Como dice Anka, tengo el control de mi vida, pero no puedo controlar la de otros. Y estoy muy arrepentida. Te amo… y te pido disculpas de corazón. Tú solamente actuaste desde la emoción y decidiste escapar de casa. Entiendo que todo te sobrepasó, que te hice explotar.
-Mamá… quiero que sepas que tenía la cabeza hecha un lío ese día que discutimos. Acababa de hacer algo horrible a alguien que solo me quería y esperaba eso de regreso. Tenía mucha culpa. Por eso sobredimensioné las cosas. Pero… iba a explotar de alguna u otra forma. Lo que sucedió después solo alimentó eso.
-Lo siento tanto, hija -dijo Maika -Pensaba que te estabas equivocando y sentí terror. Ahora sé que estás bien. Que elegiste a una buena persona que te quiere y te apoya. Puede ser que no sea lo que quería para ti, económicamente, de roce social… Pero, ¿de qué vale eso al final? Solo quería lo mejor para ti… lo que yo creía que era lo mejor. Y no supe ver nada más allá. Me he equivocado en la vida, más de lo que crees. Pero nunca me equivoqué más que contigo.
-También me equivoqué en no confiar en ti. Quizás si lo hubiera hecho podría haber tenido un sabio consejo.
-Si hubiese sabido lo de la novia de Eren jamás te hubiese seguido animando. Hubiese sido la primera en decirte que buscaras a otra persona -dijo Maika algo más animada -Aun no creo que hubiese aprobado a tu novio. Pero, ¿acaso eso no es ser parte de ser padres? Ningún hombre jamás será tan bueno como para estar contigo. Pero, eres libre de elegir. Y si te equivocas y te caes, yo siempre estaré para darte un abrazo y decirte que todo estará bien… porque todo se soluciona. Con amor y paciencia se logra ver la luz al final de túnel.
Mikasa asintió y unas lágrimas corrieron por sus mejillas, las que secó con sus manos.
-Estoy orgullosa de verte crecer -continuó Maika -De saber que tienes el temple para hacerle frente a la vida. Sé que todo esto no fue por tu novio. Fue por ti. Pero es tranquilizador saber que él está ahí para ti.
Anka le hizo un gesto a Maika, al ver a Mikasa no poder contener el llanto. Maika se acercó a su hija y la abrazó con fuerza. Todos tienen derecho a equivocarse, pero lo importante es reconocerlo y pedir disculpas, desde el corazón.
-Comencemos desde cero -susurró Maika -Pero con nuevos términos. Sin olvidar esto.
-Sí, mamá. Te quiero mucho -balbuceó Mikasa.
-Yo también, mi amor. Yo también.
Anka sonreía satisfecha. Aunque sabía que este era solo el comienzo de un nuevo viaje. Uno que tendría alegrías y también baches, pero que emprendía de una manera sanadora.
Al salir de la consulta, Albert esperaba a sus mujeres aliviado de verlas emocionadas de reencontrarse.
-Tus abuelos quisieron prepararte una fiesta de cumpleaños -dijo Albert -Pero los convencí de salir a cenar. Si lo deseas puedo confirmarles.
Mikasa asintió.
-Me gustaría mucho. Solo… ¿podríamos no invitar a tía Kuschel?
-Kuschel volvió a la capital a la primera llamada de su exnovio. Esa mujer no aprende -dijo Maika y Mikasa sonrió leve -Llama a tu novio. Invítalo también. Así no tiene que cenar solo en casa.
Mikasa sabía que era un paso grande para su madre y que seguramente no era algo que le naciera, pero era parte de comenzar otra vez.
-Luego los llevo a casa -dijo Albert -No hay problema.
-Solo espero que funcione ese implante tuyo -suspiró Maika, Mikasa la miró frunciendo el ceño -Soy muy joven para set abuela -dejó caer con tranquilidad.
Tal como dijo Albert, al finalizar la cena -en la cual Jean parecía constipado y casi no habló- llevó a ambos chicos a casa. De regreso en su hogar, Maika estaba en la cocina bebiendo un té. Albert se sentó a su lado tomándole la mano.
-Debo reconocer algo -suspiró Maika -Me agrada ese chico. Aunque no tenga donde caerse muerto.
Albert soltó una carcajada y besó a Maika en la mejilla.
-Estoy orgulloso de ti.
-Gracias, Albert -dijo Maika -Por tu paciencia, por todo el amor y comprensión. He sido muy injusta en este tiempo. Lo siento.
-Cuando comenzamos esto, este nosotros, sabíamos que no todo sería color de rosa. Pero hace veintidós años hice una promesa, un juramente que mantendré por siempre. Amarte, respetarte, cuidarte. Hasta el final.
Maika sonrió.
-Eres el mejor esposo del mundo -lo besó dulce -Y el mejor padre. Gracias por ser con Mikasa mejor que yo.
-Nada de eso. Has sido lo mejor que has podido. Ahora es el momento de demostrarlo. ¿Verdad?
Maika asintió.
-¿Sabes que te amo? -preguntó ella.
-Lo sé, pero siempre es adorable escucharlo de tu boca.
-¿Sexo de reconciliación?
-Me parece una buena propuesta… ahora tenemos la casa sola para nosotros. ¿Por dónde quieres comenzar?
Maika le dio un golpe juguetón en el brazo.
Hay quienes dicen que las historias familiares se repiten. Maika y Albert comenzaron su historia cuando todo parecía en su contra. Sin embargo, lograron hacer frente juntos, siempre juntos.
La vida siempre pondría pruebas en el camino. Pruebas que pueden hacernos caer, pero que siempre nos fortalecen.
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