Bésate el culo, enfermo

La semana pasó veloz entre las clases e ir a ver a Eren a la clínica. Pronto llegó el viernes, el día en que presentaría su renuncia al equipo de baile. Todo el día estuvo con aquella opresión en el pecho.

No sabía como enfrentar al maestro, ni como sus compañeros se tomarían aquello. Sabía que con dos concursantes menos no solo se caía su propio sueño, sino que el esfuerzo que todos habían puesto en cada ensayo. Se sentía traicionando a sus compañeros y traicionándose a sí misma. Pero… sin Eren ella no acudiría a ninguna competencia. Si él estaba fuera, ella también. Su deber era cuidar de él y rendir en la universidad, como su madre se lo había hecho ver.

-No traes tu bolso -comentó Sasha al verla ingresar a la sala de clases y tomar asiento junto a ella, sacándola de sus pensamientos.

-Y tú llegaste temprano -respondió Mikasa esquivando la pregunta implícita.

-Connie tenía clases temprano y me dio un aventón.

Mikasa enarcó una ceja.

-Sasha, vives a dos cuadras, ¿y te viniste en auto?

-¿Qué? Había que aprovechar el aventón -se excusó fingiendo inocencia -Aun no me respondes, Ackerman. ¿No te quedas a ensayo? No seas así, Erencito puede cuidar su culito solo. Te has pasado toda las tardes y cuanta ventana sin clases tenemos para estar cuidándole el sueño. Créeme que esta bien solo y además, está rodeado de sexies enfermeras altamente capacitadas que pueden tomar tu lugar.

-Si eres bien tonta cuando quieres. Y te haces llamar mi mejor amiga, cuánto descaro -exclamó sacando su cuaderno -Y ya lo hablamos, creí que fui bastante clara. Si Eren está fuera de la competencia, yo también.

-Si Eren está fuera de la competencia, yo también -la remedó burlona -¿Sabes lo tonta que te escuchas? ¿Cuál es tu problema, Mikasa? Ya sabía que estabas media loquita, pero te pasas. En serio -Mikasa iba a intervenir -Ya, sí sé que es tu mejor amigo, que lo amas y que tienes toda tu vida planificada entorno a él. Pero, ¿no te has puesto a pensar un poquito en lo que tú quieres?

-Quiero estar junto a Eren, es lo único que quiero.

Sasha bufó.

-¿Qué tiene tan genial Eren? -preguntó con seriedad -Aparte de ser guapo… ¿qué tiene? Porque es bien normalito. Concuerdo en que tiene espíritu y todo eso. Pero… nunca lo he visto desvivirse por ti como tú lo haces por él.

-Eso es porque no lo conoces realmente, Eren hace muchas cosas por mí y me hace feliz.

-Ay, sí… como ponerse de novio con la narizota -exclamó con molestia -¿Eso te hace feliz? ¿Ah?

Mikasa desvió la mirada hacia la ventana.

-Lo de Annie es algo pasajero, lo sé.

-Con ese pensamiento te quedarás amargada vistiendo gatos.

-Es vistiendo santos -la corrigió.

-No, porque ni siquiera para eso das. Tu nivel de idiotez es como la de Connie cuando fuma hierba -suspiró cansada -Que sepas que con tu decisión nos estas cagando a todos. Maldita egoísta -gruñó -Y aun así no puedo odiarte. A veces creo que soy más tonta que Kirstein.

Mikasa frunció el ceño.

-¿Y qué tiene que ver el aborto de caballo en todo esto? -preguntó Mikasa.

La pregunta quedó en el aire interrumpida por la llega de alguien más.

-Muy buenos días, compañeritas -Jean asomó su cabeza entre ambas chicas -¿Lindo día, no?

Sasha sacó el cuaderno de su bolso e iba a extendérselo a Jean de regreso cuando Mikasa fue más rápida y se lo arrebató para darle un golpe a Jean en la cabeza con él.

-No invadas mi metro cuadrado -lo golpeó en el brazo cuando el chico se hizo hacia atrás esquivando los cuadernazos -Atrás, satanás.

Jean le arrebató el cuaderno finalmente y lo dejó bajo su brazo izquierdo.

-Veo que mi muñequita está de buen humor -dijo con esa sonrisa socarrona -Yo solo venía con preocupación. Me preguntaba cómo sigue tu amigo.

Mikasa se lo quedó mirando descolocada.

-Recuperándose, gracias por preguntar -respondió extrañada.

-Me alegro -asintió fingiendo seriedad y se agachó hasta quedar nuevamente entre ambas chicas -Ya que he sido un buen chico, ¿me das un besito? -estiró la trompa.

-Bésate el culo, enfermo -gruñó ella en respuesta.

Jean miró a Sasha y ella se alzó de hombros divertida. El muchacho se volvió hacia Mikasa quien le daba la espalda antes de instalarse a unos puestos de ellas abriendo su cuaderno.

-Cuánto romanticismo -bromeó Sasha.

Mikasa masculló algo por lo bajo mientras escuchaba como unas chicas se reían de la escena a cierta distancia.

-Le encanta ponerme en ridículo -suspiró Mikasa.

-Al menos están en buenos términos -comentó Sasha -Ya pensaba que tu atinado comentario pudiera romper irremediablemente las cosas entre ustedes.

-¿Te parecen buenos? -exclamó Mikasa.

-Es su modo, de ustedes dos. No voy a meterme en eso -alzó las manos en son de paz. Miró a su compañero a la distancia -Mika… ¿tú me quieres, cierto?

Mikasa miró a Sasha fijamente. Podía leer culpa en sus ojos castaños. Quizás podía parecer media tonta, pero podía leer a Sasha como un libro abierto. Tomó su bolígrafo amenazante y lo alzó frente a la castaña.

-Confiesa, Blouse -siseó -Confiesa antes que clave este lápiz en tu yugular.

Sasha tragó saliva sonoramente.

-Puede… -balbuceó -Puede que haya comentado el martes… Verás, el martes los chicos fueron a casa a ver el partido de fútbol. ¡Qué mal partido! -rió nerviosa.

-Lo sé… lo vi con Eren -gruñó Mikasa sin abandonar su gesto amenazante.

Sasha se rió nerviosa y continuó:

-Bueno, mientras veíamos el partido, pudo ser que… -Mikasa enarcó una ceja -Que le haya dicho a Jean que habías decidido no participar en las nacionales porque no tenías pareja -dijo muy rápido.

Mikasa abrió los ojos cuan grande podía y Sasha sintió su sangre congelarse. Cuando su amiga se enfadaba daba terror.

-¿Qué tú qué? -exclamó.

-¡Para el escándalo, Ackerman! -gritó una chica del fondo de la sala -¿Te tomaste tu prozac, neurótica?

Varios se rieron, pero Mikasa estaba demasiado concentrada en el balbuceo de Sasha como para prestarles atención.

Jean se volteó hacia sus risueños compañeros y, a saber qué cara puso, porque las risas se acallaron al segundo.

-Eres la persona más infame del mundo, Sasha Blouse. Sabes perfectamente que mi decisión está tomada. No voy a bailar con otro que no sea Eren, menos con Kirstein.

-Pero si baila bien -se excusó la castaña -¿O se te olvidó? -agregó con malicia. Mikasa frunció aun más el ceño -Un poco de práctica y quedara tiqui taca -sonrió inocente.

Mikasa gruñó y desvió la mirada al pizarrón justo cuando ingresaba el profesor.

-Voy a presentar mi renuncia al grupo y ni tú, ni el profesor, ni toda la presión del equipo me hará cambiar de opinión.

El profesor abrió la carpeta y comenzó a pasar la lista. Los murmullos de sus compañeros llenaban la sala junto con los 'presente' que se escuchaban de tanto en tanto.

-Ackerman -dijo el profesor.

-Presente -alzó la mano.

Sasha observaba el, ahora, imperturbable, pero intimidante rostro de su mejor amiga. Sabía que era posible que jamás la perdonara, pero si lo hizo fue…

-Lo hice por ti -dijo en voz baja, Mikasa la ignoraba con la vista en el profesor.

-Blouse -llamó el docente.

-Presente -exclamó Sasha. La lista continuó -Quiero que vayas al campeonato, quiero que vayamos juntas. Quiero que ganemos y le demuestres a tus padres que eres una excelente bailarina, que eres la mejor del universo.

-Y yo quiero que me dejes en paz -se volteó finalmente hacia Sasha -No me interesa ser la mejor bailarina ni demostrarle nada a mis padres. Y no voy a bailar sin Eren.

Sasha guardó silencio un momento. El profesor comenzaba la cátedra hablando sobre trauma cervical.

-Me pregunto si Eren dejaría sus sueños por ti. Quizás deberías preguntarte lo mismo. No lo digo porque crea que no le importas. Eres su mejor amiga, claro que le importas, es un buen muchacho. Me cae bien. Pero, me temo, que la que está mal aquí eres tú… No yo.

Mikasa tomó su cuaderno y lápiz y se movió a unos puestos más allá. Sasha negó suavemente y prestó atención a la clase.

.

.

Mikasa procuró llegar algo antes a la sala de ensayo, lo que se le hizo bastante difícil esquivando a Sasha, quien insistía en hacerla entrar en razón. Finalmente, cuando se encontraron con Connie camino a la sala, pudo acelerar el paso y saltarse los vestidores, para llegar hasta donde el maestro se encontraba revisando el equipo de sonido.

-Maestro Zacharias -dijo con voz titubeante y el alto hombre se volteó hacia ella.

-Buenas tardes, Mikasa -la saludó de buen humor -¿Cómo sigue Jaeger?

-Lo operaron hace unos días. Una vez que el hueso se haya soldado, podrá comenzar su rehabilitación -respondió aun con una vocecilla.

-Esa es una excelente noticia. Me alegro mucho. Así tú también estás más tranquila -le sonrió amigable, pero al notar la incomodidad en la chica enarcó una ceja -¿Qué pasa? ¿No tiene buen pronóstico?

Mikasa tomó aire profundamente.

-No, no es eso. Dicen los médicos que estará perfectamente -dijo evitando mirar a los ojos de Zacharias -Solo… yo… -apenas alzó la mirada para ver al rostro de su profesor -No voy a ir al campeonato.

Zacharias mantuvo aquel rostro extrañado.

-¿Bromeas? -preguntó inseguro de la respuesta que obtendría de la chiquilla -Has entrenado tres años por este momento, Mikasa. ¿Por qué?

La chica guardó silencio eligiendo sus palabras, de manera que no sonaran tontas como Sasha diría. Porque sus razones no eran tontas, ¿verdad? ¿Verdad?

-Siento que sin Eren mi desempeño no sería el óptimo. No podría acostumbrarme a otro compañero… Y sería mejor conseguir a otra dupla. Eso creo.

El maestro se cruzó de brazos y negó suavemente. Los muchachos del equipo iban ingresando con sus ropas de entrenamiento, al notar que Mikasa hablaba con Zacharias en tenida de calle y la actitud reticente del profesor, supieron que su mayor temor se cumplía. Todos sabían que Mikasa era muy apegada a Eren, que siempre era su pareja y se la pasaba junto a él cual su sombra. Y muchos temieron que, al estar Eren fuera, Mikasa se retirara. Lo temieron, pero nunca creyeron que así sería.

-Mikasa, puedes bailar y brillar con cualquier otro muchacho medianamente bueno. Podemos hacer ajustes. Te dejamos con Connie y el chico nuevo puede ir con Sasha…

Con que el profesor también sabía lo de Kirstein.

-¡No voy a bailar con nadie que no sea Eren! -exclamó sobrepasada por todo -¡No lo haré!

-No puedo creerlo, Mikasa -dijo Zacharias mirándola seriamente mientras todo el grupo estaba a unos pasos susurrando -Adquiriste un compromiso con tu equipo. Eres la mejor bailarina de todos. No puedes venir ahora a dar pie atrás.

Mikasa bajó la vista al suelo. Como buena chica, enfrentarse a la autoridad era un desafío. Sobretodo cuando el maestro terminó su sermón con…

-Estoy tan decepcionado de ti. Lo podría esperar de cualquiera, menos de ti.

Mikasa tragó saliva espesa. Su frustración era tan grande que quería salírsele por los ojos como grandes lagrimones. Pero apretó los dientes con fuerza. Quería responder con una disculpa sentida, pero Zacharias avanzó hasta el grupo llamando su atención dando un par de aplausos.

-A calentar, chicos. No necesito otro lesionado.

Estaba todo dicho. Los muchachos del equipo miraban a Mikasa, algunos con tristeza, otros con molestia. ¿Acaso nadie se ponía en su lugar? Si ella iba a ese campeonato sin Eren se sentía traicionando la dupla que años les costó forjar. Además… además su madre había dicho que debería dedicarse a sus estudios ahora que Eren no estaría en el equipo y necesitaría de su compañía. Eso dijo, ¿verdad?

Hubiera querido decirle algo a sus compañeros, pero tenía un nudo en la garganta y si continuaba allí explotaría. Se retiró en silencio, cerrando la puerta tras de ella, y con ello dejando atrás su modesto sueño en el que había volcado todas sus ilusiones de niña, cuando observaba a las chicas mayores de la academia de danza y soñaba ser una bailarina como ellas.

Se sentó en las escaleras al final del pasillo, abrazó sus rodillas y ese nudo que sentía en la garganta comenzó a subírsele hasta llegar a su boca saliendo como un hipido. Aquello fue la antesala para el llanto más sentido que había tenido en años… quizás tan fuerte como cuando Eren se puso de novio con Annie.

No le importaba que la escucharan, tampoco era como que pudiera aguantarse más. Solo podía pensar en como a nadie parecía importarle cómo se sentía… a nadie.

-Ey -escuchó a su lado.

En otro momento al ver a Jean detenido en la escalera junto a ella, lo hubiese golpeado o hecho uso de su retórica para alejarlo. Pero solo lo miró aun con la respiración entrecortada y el sollozo en la garganta.

-¿Le pasó algo a tu amigo? -pregunto con genuina preocupación. Mikasa negó -¿Puedo sentarme?

Sin saber porqué o porque no quería estar sola, asintió y se limpió los mocos con la manga. Vio como Jean dejaba su bolso a los pies y buscaba algo en él. Al segundo le entregó un paquete de pañuelos. Mikasa sacó uno y se sonó con fuerza. No siendo suficiente con solo un pañuelo siguió con otro y con las manos todas enmoquilladas. Tal como cuando se llora de verdad, nada elegante.

-Cuando supe que la mitad de las lágrimas se van a la nariz, entendí porque a uno se le llena tanto de mocos -comentó el muchacho normalizando la situación.

Mikasa se rió oculta tras el pañuelo que sostenía contra su rostro. Cuando limpió su nariz por cuarta vez ya respiraba mejor.

-¿Vienes al ensayo? -murmuró Mikasa viendo al bolso de Jean.

-Sí.

-Que sepas que ya no soy parte del equipo -espetó -No te resultó tu estrategia. Seguro ahora ya no te interesa entrar en el equipo, ¿verdad?

Jean escuchó la metralleta verbal de Mikasa.

-Vamos por partes -dijo con voz calma mirando a la chica -Si estoy aquí es porque quiero ayudar a mis amigos. Estar o no cerca de ti, eso es ganancia secundaria. Sé lo importante que es esto para Connie y Sasha, están muy ilusionados. No soy tan hijo de puta como crees, puedo ser un buen amigo si quiero.

Mikasa miró a sus manos sobre sus rodillas. No… no se había detenido a pensar en eso. En Sasha y Connie…

-¿No haces esto para molestarme? -insistió.

-Ganancia secundaria, ya te dije. Y nunca ha sido mi objetivo molestarte. Solo recordarte que sigo aquí.

'¿Prometes que siempre estarás conmigo?'

'Te lo prometo'

Aquella opresión en la garganta volvió a subir. Se cubrió el rostro con ambas manos y se largó a llorar otra vez.

-No, no princesa, no llores. Golpéame, te hará sentir mejor. ¿Te digo una burrada? Tengo unas muy buenas -Mikasa negó varias veces rápido -¿Quieres que me autogolpee?

Mikasa descubrió su rostro ligeramente, se limpió las lágrimas con las manos.

-¿Crees que soy tonta? -murmuró.

-¿Por qué dices eso? Llorar no es tonto, a veces es necesario -respondió, pero la pregunta de Mikasa no iba a eso -¿Por qué lloras? -su compañera guardó silencio -Mira, creo que si estás llorando porque dejaste el equipo, tiene una solución muy sencilla.

-¿Cómo sup…?

-Fácil, acabas de decirme que saliste. La verdad, no entiendo porqué tomaste una determinación tan extrema -caviló -Pero siendo tú y conociéndote, debe ser una buena razón.

Mikasa se lo quedó mirando un momento. ¿Era una buena razón? ¿Abandonar todo solo porque su pareja se había lesionado? Si fuese cualquier persona competiría de todos modos. Entonces, ¿por qué ahora…?

-No sé si sea buena, en realidad. Siento que estoy perdiendo el tiempo. ¿Qué saco compitiendo en algo así? Eso no me volverá una profesional. Solo perderé horas de estudio y tampoco podré dedicarle tiempo a Eren.

Jean asintió.

-Bueno, son bastante malas, si me pides la opinión.

-No lo hago -refutó Mikasa -Nada en el mundo me importa menos que tu opinión. No eres referente para nadie en buenas decisiones.

-Vale -la dejó tener la razón -Pero… si hasta ahora has podido compatibilizar tus estudios con el baile, no creo que sea perder el tiempo. Claramente no te convierte en profesional, pero, por un momento, un pequeño momento, te sentirás como una. Para mí, eso es lo que vale. Solo se vive una vez… A no ser que creas en la reencarnación, aunque de todos modos no te acordarías de las otras visas -dijo y frunció los labios pensativo.

-Mis padres creen que pierdo el tiempo.

-Mi madre cree que no fumo hierba ni bebo -bromeó -La única opinión que importa es la tuya en realidad. Crees que pierdes el tiempo, de acuerdo. Entonces, ¿por qué lloras como si se hubiese muerto alguien?

Como si se hubiese muerto alguien. Justamente, sentía como si una parte de ella estuviese muriendo en ese mismo momento. Kirstein tenía razón. Bailar para ella sí tenía sentido, tal vez su sueño de ser profesional en ello se había visto truncado. Pero por un momento, por un pequeño momento, podría sentir que ese sueño era real.

Se puso de pie y terminó de secarse las lágrimas con la manga de su blusa.

-No creo en la reencarnación. Solo se vive una vez, ¿verdad?

Jean asintió. Mikasa respiró profundo y alzó la voz nuevamente:

-Si tan solo una de tus manos resbala accidentalmente a alguna de las partes prohibidas -advirtió severa -Te juro que te daré una patada en las bolas, tan fuerte, que tendrás que buscártelas en la garganta.

-Por suerte no tengo amígdalas con cuales confundirlas -bromeó poniéndose de pie y tomando su bolso -¿Lista para volver a las pistas, Ackerman?

-¿Y cuándo estuve lejos de ellas? -preguntó altiva.

Jean la vio comenzar a alejarse escalera arriba y doblar en el pasillo. La siguió en silencio y la vio detenerse frente a la puerta. Antes de abrirla se volteó a verle.

-Gracias… Jean.

-Cuando quieras, muñeca.

Mikasa abrió la puerta e ingresó en el salón de ensayo, Jean tras de ella.

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