PERFECT

ADVERTENCIA: SI ESTÁS LEYENDO ESTA HISTORIA FUERA DE WATTPAD O SWEEK, CORRES EL RIESGO DE ESTAR EN PLATAFORMAS ESPEJO QUE PUEDAN INFECTAR TU DISPOSITIVO, ASIMISMO, INFORMA AL AUTOR EN CASO DE QUE EL TEXTO SE ESTÉ DISTRIBUYENDO FUERA DE LAS PÁGINAS MENCIONADAS CON EL FIN DE EVITAR PLAGIO Y OTRAS SITUACIONES.




























"Jungkook, ¿podemos vernos en el río Yangjaecheon, después de clases?"

"Claro, hyung" sonreíste dulcemente, siempre lo haces.

Ese es uno de los mejores días de mi vida, la vez en que confesé mis sentimientos hacia ti.

Al terminar las clases, nos reunimos justo en donde te había indicado. El primero en llegar fui yo, a los pocos segundos pude ver cómo te acercabas hacia mí.

El viento se paseaba graciosamente por tus castaños cabellos, te notabas un poco cansado a causa de los deberes escolares y la caminata que habías hecho.

Extendí mi mano hacia ti, sin duda alguna la tomaste y nos encaminamos sobre las plataformas de piedra que unían ambos lados del río. No preguntaste nada, simplemente te dejaste guiar por mí, confiabas en mi para que te encaminara.

Detuvimos el paso cuando llegamos al medio de la cadena de plataformas, solté tu mano, me volteé hacia ti y te abracé. Estabas un poco sorprendido y dejaste que mi cuerpo aprisionara el tuyo sin dejar movilidad alguna para que correspondieras al gesto.

Apoyé mi cabeza en tu hombro, agradecía ser unos centímetros más alto que tú; te estremecías con el contacto de mi aliento sobre tu porcelana piel. Notaba el leve temblor de tu cuerpo gracias a la cercanía que teníamos en ese instante.

Comencé a susurrar en tu oído: "Jungkookie-ah, siempre te he dicho que eres lo más cercano a la perfección, pero, ¿sabes? Opino que juntos estaríamos incluso más cerca de ese curioso concepto, siempre deberíamos estar así".

Te mostrabas impávido, después de una breve pausa decidí continuar. "Jeon Jungkook, en el medio de estas aguas y el precioso paisaje que le rodea, quiero que se atesore el recuerdo de mis verdaderos sentimientos por ti, de la valentía que tuve para decirte estas palabras, el amor que siento por ti. Pero sobre todo, mi hermoso Kookie, quiero que todo quede grabado en tu corazón".

A causa de la vergüenza decidí no ver tu rostro, sentía como mi rostro se había puesto rojo en cuestión de segundos.

Afortunadamente tomaste la iniciativa y me obligaste a verte a los ojos, y ahí estaba tu tierna sonrisa que mostraba tus dientes de conejito.

El rubor en tus mejillas y las pequeñas arrugas que se formaban alrededor de tus ojos a causa de tu alegre expresión, todo se veía tan malditamente bello en tu rostro.

Paseaste tu mano sobre mi cabello hasta llegar a mi mejilla, dijiste las palabras más empalagosas que jamás creí aceptar de alguien: "Te amo, TaeTae".

Después me abalancé con fuerza hacia ti, el propósito era hacer más fuerte el abrazo entre nosotros, pero, terminamos cayendo al río.

Al salir del agua, lo primero que escuché fue tu risa, me contagiaste la risa. Parecíamos locos a ojos de los pocos que pasaban, pero no importaba, nunca lo hizo.

Varios decían que al igual que todos, estábamos viviendo nuestro primer amor.

Ilusos aquellos que creían que no duraríamos.

El día en que pedí tu mano, frente a nuestras familias, fue toda una locura la celebración que se dio después.

Ese mismo día, ambos decidimos entregar completamente nuestros cuerpos el uno al otro, la noche en que por fin me dejaste ser todo tuyo así como tu permitiste que me adueñara de tu ser.

Fue difícil, sigue siendo difícil, somos jóvenes, aún seguimos aprendiendo a amarnos.

Recuerdo cuando llevábamos unos meses de novios, aprobé el examen de ingreso a la universidad. Me felicitaste con toda tu más grande alegría.

Horas después nos preocupaba lo que llamamos "nosotros", los tiempos se verían reducidos; llegamos a considerar la posibilidad de terminar.

Todo es más duro cuando se es joven.

Logramos llegar a un acuerdo, nuestros corazones lo lograron, seguimos nuestros caminos, no tan juntos como hubiésemos querido pero lo hicimos.

La noche antes de nuestra boda había nevado una última vez, la última nevada del invierno que finalmente daría paso a la primavera. Una primavera más que sería destinado a nuestro amor.

Salimos a caminar un rato, nuestras manos estaban entrelazadas, hacía mucho frío.

Regresamos al lugar en que había iniciado la escritura de nuestra perfección.

El lugar, literalmente estaba congelando; el hielo cubría fina y fuertemente el río, como tu mano sostenía a la mía. La vegetación era cubierta lentamente por la nieve, nosotros también.

Sin tomar en cuenta los riesgos, volviste a sostener mi mano como aquella vez, me aseguré de llevarte todo el tiempo conmigo y arribamos a la desgastada y congelada plataforma que nos sostuvo en ese entonces.

Te besé, no sé si era por el frío pero, el tacto de tus labios junto a los míos era cálido, tan cálido como el de una madre cobijando a su hijo en una noche de frío como esa.

Al separarnos, agachaste la cabeza y pude ver como lágrimas caían de tus ojos, pero tu sonrisa seguía allí, como en el pasado, como siempre está.

Pregunté el porqué de tu llanto, tomaste mi mano y la besaste. Continuaba confundido.

Alzaste tu mirada, respondiste: "estoy feliz, mañana oficialmente podremos llamarnos perfección, ¿no es así TaeTae?".

Claro que lo seríamos, incluso antes lo éramos y lo seguimos siendo mi amado Jungkookie.

Decidimos volver a nuestro hogar, ya habían pasado 4 meses de que habíamos decidido vivir juntos, nuestros trabajos nos daban recursos suficientes para mantenernos en un lugar así.

Cenamos, como siempre, entre miradas dulces, cariños y besos que nos robábamos entre nosotros.

Al dormir, te acurrucaste entre las sábanas y me hice el ofendido, parecía que estabas más cómodo en las sábanas que en mis brazos. Por supuesto, lo negaste, y terminé siendo yo el que se acurrucó en tus brazos después de hacer una especie de berrinche.

Al día siguiente finalmente llegó el día de nuestra boda. Desperté y lo primero que encontró mi vista fuiste tú, aún dormido, tan apacible, tan tranquilo, tan perfectible.

Llené tu rostro de un sin fin de besos hasta que despertaste, tus ojitos estaban entrecerrados pero te veías tan tierno que no resistí el no abrazarte y sacudir tus rebeldes cabellos. Estaba aplastándote, lo recuerdo muy bien, te removiste demasiado gracias a ello, e hiciste que cayera de la cama.

Tal vez los abrazos y caídas eran y son parte de nuestra relación.

Nuestra boda, fue memorable, pero no tanto como nosotros.

Todos nos felicitaban, incluso tu amigo que por esos años seguía soltero. ¿Cómo se llamaba? ¿Yoongi, si no mal recuerdo? Ah, qué importa, pero a pesar de habernos dado sus buenos deseos, aún te comía con la mirada.

Por eso, esa vez sostuve tu cintura la mayoría del tiempo, sobre todo si era cerca de él.

Me alegro de que por lo menos ya no esté solo y haya dejado de creer que le harías caso.

Como regalo, nuestros padres nos dieron un viaje, tal vez no era a un país extravagante o a otro continente. Pero un viaje inolvidable fue aquel.

Disfrutamos, en varios sentidos, todo el tiempo que pasamos allí. Descubrimos y aprendimos varias cosas, que tardaría aún más en decirlas que contar las cualidades que le encuentro a tu hermana.

Siendo sinceros, sigo odiando a tu hermana, pero ese es otro tema.

Al regresar, se supone que habíamos vuelto a nuestra vida normal. Nunca lo hicimos, todo cambió, lo único que permanecía igual era el hecho de estar juntos.

Aún siento la culpa que me provocaba el llegar muy tarde a casa y encontrarte dormido en el sillón, con tu brazo derecho colgando, el izquierdo sobre tu pecho y a tu lado, en el suelo, un libro tirado.

Recogía los libros, siempre me daban curiosidad, algún día podríamos tomarnos el tiempo de leerlos juntos, claro, si logramos salir de nuestra situación actual.

Te cargaba hasta el cuarto, restándole importancia a la fatiga que traía, el hecho de verte bien, incluso con el más mínimo detalle hacía que dejara de pensar en mis malestares comunes y me enfocara en ti.

Hace unos meses, desde que nos realizamos esos exámenes y todo se volvió confuso, noté como empezabas a sentirte mal contigo mismo.

Me preocupé, y lo sigo haciendo, la culpa no era mía, y mucho menos tuya. Estábamos completamente saludables físicamente ¿Por qué no logramos estar así emocionalmente?

¿Por qué de repente, los 6 años de noviazgo y los 5 de matrimonio están a punto de irse a la mierda a causa de una carta de divorcio?

¿Por qué de repente, te encuentro frente a mí, con ojos llorosos, expectante a que firme ese documento?

"Tae... lo siento mucho" comenzaste a llorar de nuevo, ya había perdido la cuenta de las veces en que lo habías hecho el día de hoy.

"No lo hagamos, Kookie, tal vez aún no es tiempo, pero no sacrifiques todo por algo que aún puede suceder"

"¿Y si no sucede? ¿Y si nunca soy capaz de darte hijos?"

Suspiré, ya antes lo habíamos discutido, incluso nos llegamos a dejar de hablar por días.

Jungkook sufría de baja fertilidad, gracias a sus irregulares horarios de trabajo y el hecho de que fuera por distintos turnos. Él solo había dado todo de sí, era injusto lo que había obtenido.

"Aun así, no es razón para separarnos, Kookie, estás siendo precipitado" acaricié tu mano, que estaba posada sobre la mesa, te tranquilizaste, tu semblante lo dijo.

"Lo siento tanto, TaeTae, ya no sé qué hacer" te sentaste en el suelo, ocultaste tu rostro y comenzaste a llorar aún más fuerte. Inmediatamente me agaché y te abracé.

Realmente los abrazos fueron hechos para nuestra relación.

Adoraba que cedieras a mis peticiones, mayoritariamente, pero sabes Kookie, te diría que hay posibilidades como adoptar, o ir a tratamientos de inseminación artificial, y podríamos averiguar miles de formas.

Pero no te hablaré de ellas, no quiero herirte, no quiero hacerte sentir inútil incluso si te digo que no lo eres, porque es verdad, no lo eres.

Lloras entre mis brazos, comienzo a sentir el nudo en mi garganta y el picor en los ojos, por un lado las lágrimas son derramadas por la alegría de que no nos separaríamos; por el lado opuesto, la cólera que siento las impulsa a seguir saliendo.

Tal vez no parezca como aquellas parejas de películas románticas en donde cuando uno llora, el otro rápidamente se empeña en hacerlo sonreír.

No caeré en esas estúpidas falsedades.

Desahógate, lo haré contigo, una relación es de dos personas.

Dos personas somos las que en este momento están abatidas, dos personas somos las que en este lugar están llorando a causa de un malestar amoroso, dos personas que están en espera de expulsar todas sus preocupaciones y decepciones para finalmente, volver a sonreír, sin necesidad de apresurarse.

Esta noche otoñal, donde cae la lluvia sin cesar, volveré a profesarte mi amor.

Pasaran días o meses, incluso años para poder ver nuestro anhelo realizado.

Ahora lo que importa es hacerte entender que no estás solo, nunca lo has estado y no lo estarás, pasaremos juntos todo este problema y recordaremos esto tal vez entre risas, tal vez entre lágrimas, no lo sé, pero sin duda este será otro de nuestros obstáculos hacia nuestra perfección.

Sin duda, lograremos estar bien.

Han pasado meses desde ese entonces, esa noche te hice el amor como nunca antes te lo había hecho, pero eso no significa que ninguna vez haya sido especial, porque cada una tiene algo que lo hace especial.

Me llamaron a la oficina, sufriste un desmayo en el trabajo, estabas en el hospital.

Corrí lo más rápido que pude, después de todo no podía utilizar mi auto gracias al tráfico.

Al llegar, pregunté tu nombre, me indicaron la habitación en la que estabas y pasé a verte, estabas medio despierto. Sonreíste al verme llegar.

Preocupado me tenías, me acerqué y te besé la frente, no podía dejar de mirarte, había una emoción y adrenalina que simplemente no me dejaban apartar mi visión de ti.

Entró una doctora, al inicio se veía seria, pero justo cuando tomó asiento, nos dedicó una indescifrable sonrisa "Felicidades" pronunció, no sabía en qué momento me había quedado atónito, simplemente todo dejó de moverse o escucharse a mi alrededor.

Lo único que podía pensar era Jungkook.

Me aferré a ti, ambos llorábamos de felicidad, al fin había llegado nuestra epifanía más añorada, el hecho de que tendríamos un hijo.

Pronto te dieron de alta, y por recomendación, tendrías que estar en reposo.

Insistí en quedarme contigo, pero tú y tu deseo de que fuera a trabajar consiguieron convencerme de volver.

En los siguientes días más síntomas del embarazo hicieron acto de presencia, la noticia se la dimos a nuestros familiares y amigos.

Los nueve meses se pasaron en un abrir y cerrar de ojos.

Había algunas complicaciones en el embarazo, pero sabía que lo lograríamos, por nosotros, por nuestra pequeña.

Entré contigo a la sala de partos, teníamos nervios y pavor pero continuamos, esperando lo que la vida había optado por regalarnos.

Cuando era el momento de hacer que nuestra hija al fin saliera, gritaste todo lo que pudiste, dolía mucho lo que estabas pasando y también mi mano por culpa de la manera en que la apretabas, pero aun así debíamos seguir.

El lloriqueo incesante de nuestra hermosa bebé se hizo destacar en el cuarto, rápidamente se hicieron cargo de ella, y a ti te cerraron la herida para dar paso a tu descanso.

Me entregaron a nuestro pedacito de cielo, la mayoría de sus facciones eran mías, pero lo que más amé era que había sacado tus singulares ojos.

La puse frente tuyo, y tomaste su manita, la saludaste con lágrimas en tus ojos, ambos estábamos muy sensibles con ello, "hiciste un buen trabajo, Jungkookie".

Se llevaron a nuestra bebé a las incubadoras, pero realmente estaba muy sana y tú te recuperabas con completa normalidad.

Cuando salimos del hospital, al llegar a nuestro hogar, te ayudé a caminar hacia la habitación mientras mi madre se encargaba de cuidar de Ha-neul.

Te acomodé en la cama y te cobijé adecuadamente, le pedí a mi madre nuestra Ha-neul y la coloqué a tu lado, ella estaba plácidamente dormida.

Mamá había salido a comer, pues estuvimos tanto tiempo en el hospital que no teníamos comida preparada y mi madre es de aquellas personas que no gozan mucho de la cocina.

Me acosté en el espacio restante de la cama, y admiré a mis dos tesoros, entrelacé mi mano con la tuya y cerré mis ojos al igual que tú, quedaste dormido antes que yo, pero simplemente el sueño consiguió hacerme caer, finalmente dormí.

No habíamos alcanzado la perfección, pero opino que eso depende de la perspectiva de cada uno.

Para mí, el hecho de estar los tres juntos, era símbolo de perfección en mi vida.

Una perfección tan perfectible que no sabría realmente como llamarla.

Una perfección tan inefable que el solo hecho de ser así, la convierte en algo totalmente mío, totalmente nuestra.

Una perfección, hecha por el simple factor de estar juntos.

FIN

》》》》》》》》》》》》》》》》》》》》》
Cursilerías mal hechas conmigo parte 1.

Bien, esto va dedicado a dos personas: GalletaxAlien y -Pxola_Vkook- <3


Weno, me retiro jóvenes, espero que la historia haya salido bien.

-Efeati

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top