uno
Cuando el equipo Inazuma había llegado a la escuela de Harukken, los alumnos de la misma escuela comenzaron por adularlos, al parecer conocían a cada uno de los integrantes que ganaron el Fútbol Frontier.
— ¡Genial! Eres (T/N)— una pequeña niña se había acercado hacia la antes mencionada— ¿Me darías tú autógrafo?— pidió la menor con timidez.
(T/N) por su parte sólo se dedico a sonreír de medio lado, todos en él equipo estaban enterados que a la "menor" del mismo no le agradaba la idea de estar rodeada de personas, aunque ahora solo se trataba de una.
La entrenadora del equipo Raimon estaba cuestionando a varios alumnos del lugar sobre él paradero de Shirou Fubuki, aunque después de mencionar aquel nombre, comenzaron a pronunciar varios deportes que al parecer él antes mencionado se encontraría practicando.
La pequeña que anteriormente estaba acompañando a (T/N) se acercó a la puerta de dicho salón, con una sonrisa en su rostro.
— Date prisa, tienes visitas— pronunció la menor, después de abrir una de las puertas.
— ...¿visitas?
Un rostro totalmente confuso se había hecho presente, dejando ver nuevamente aquella persona que con anterioridad había acompañando al equipo de Raimon en su llegada a Harukken. La joven de cabellos rubios mantenía una mirada sorprendida, en compañía de una gota de sudor que ahora se encontraba recorriendo su sien.
— ¿Tu eres... Fubuki Shiro?— formuló Endou, con la misma expresión que los demás— ¿Por qué no lo mencionaste?
Antes de que él antes mencionado se dedicará a contestar aquella pregunta, un chico de cortos cabellos rosados y piel morena lo había interrumpido.
— ¿Acaso eres el asesino de osos?— se dedicó a preguntar Someoka, en un tono malhumorado.
— Ahora que ya me conocen, supongo que los decepcioné. Todos los que escuchan rumores de mi piensan que soy un gigante o algo por el estilo— explicó él de cabellos albinos, en un tono apenado—. Pero, en realidad esta es mi verdadera apariencia— este alzó su mano en dirección hacia Someoka—. Mucho gusto.
Él antes mencionado, observó por un momento la mano que él estudiante de Harukken había alzado sobre su dirección, aunque sólo se dedicó a dar una mirada molesta para salir del lugar, ignorando por completo la presencia de Shirō Fubuki.
— Aún debe de estar molesto con la decisión de la entrenadora— comentó Kidou, mientras lo observaba irse al igual que todos los demás.
— Eso debe ser— agregó (T/N), después de observar como es que una de las mánager se dirigía a la misma dirección que Someoka.
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La entrenadora del equipo Raimon ya había hablado con él tal Shirō Fubuki, así que ella solo pedía un poco de discreción para explicarle la situación a mas a fondo, lo cual él de cabellos albinos aceptó.
Cuando una chica de cabellos rubios se encontraba caminando sobre los helados escalones, no se había percatado que había caminando con un poco más de velocidad lo que provocó que resbalará, esperando él impacto que nunca llegó.
— Ten cuidado, los escalones están resbalosos— habló él albino, tomando de un movimiento rápido los antebrazos de la chica.
(T/N) se encontraba un poco asombrada por la velocidad y a la vez un poco torpe por la situación, así que solo se dedico a tragar saliva con un semblante neutro.
— Gracias— agradeció la chica para después incorporarme nuevamente, mientras que él albino solo ejerció una sonrisa.
— ¡Una avalancha!— el sonido de la voz de Endō había resonado en el lugar, provocando un poco de impacto en los presentes.
La nieve caída al suelo como una danza sin fin, no se trataba de una avalancha como lo había predicho él capitán de Raimon pero, al parecer a alguien de allí le había impactado un poco aquel grito, puesto que Shiro Fubuki se encontraba en él suelo sosteniendo sus piernas, dando la impresión de que en él yacía él miedo.
Nuestra protagonista se dedicó a observarlo de forma fija, no entendía como es que un chico podía asustarse con algo tan fácil.
— Me pregunto sí en verdad es el un goleador estrella— se cuestionó así misma Touko, la chica que aún comenzaba a integrarse en el equipo.
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La de cabellos rubios se encontraba tomando asiento en un lugar cercano de en donde se encontraban sus compañeros, por su rostro se deduciría rápidamente que se encontraba pensando en algo importante. Su mirada viajo hasta en una pequeña guarida en donde se suponía que se encontraba la entrenadora Hitomiko, junto con él goleador estrella del equipo Harukken.
Cuando se encontraba pensando en uno de sus familiares mas importantes, una bola de nieve había caído en su rostro provocando que al instante se sobresaltará de la impresión.
— ¡Guerra de bolas de nieve!— escuchó que exclamó él joven con rastras, al instante en él que comenzaran a lanzarse bolas de nieve entre sí.
Unos minutos después la entrenadora se había acercado hacia el equipo de Raimon, ordenándole a este que debían de prepararse para enfrentar al equipo de Harukken comandado por él chico delantero, Shirō Fubuki.
Nuestra protagonista estaba lista para comenzar un enfrentamiento contra aquel chico que le parecía un poco interesante, o eso hasta que la entrenadora mencionó su nombre.
— (T/N) tú no iras a jugar— se apresuró a mencionar, cruzando sus brazos.
— ¿Por qué?— cuestionó la antes mencionada, sin entender la situación.
La entrenadora no había respondido a aquella pregunta generada por una de las delanteras de Raimon, sin embargo esto no dejó que a la menor le afectará ya que ella misma sabia que quizás se trataba de algo importante.
Aunque la verdadera razón era que Hitomiko ya sabía los antecedentes de la menor, y con antecedentes se refería a la conducta de (T/N). Ella demostró tener una conducta peligrosa al estar en una área en donde su contrincante era un poco más fuerte que ella, o eso es lo que ella descubrió debido a la batalla contra él instituto Zeus.
La rubia decidió quedarse en las bancas con una acritud pacífica, y eso era lo que había alarmado al equipo Raimon.
— ¿Por qué (T/N) esta en las bancas?— cuestionó Endō, tras acercarse lo suficiente a la entrenadora.
— Esa ya es decisión mía— respondió la mayor sin ningún remordimiento—. Jueguen como ustedes crean que es mejor, solo quiero ver la capacidad de Fubuki— ordenó la entrenadora.
Endo asintió sin mas, para que después él equipo siguiera con las órdenes de la entrenadora. No estaban de acuerdo con dejar a su compañera a en la banca pero, la entrenadora tenia sus razones y ellos, o al menos algunos de ellos, respetaban sus ideales.
Cuando el partido inició, todos se habían percatado de que Fubuki se encontraba en la posición de defensa, y no como en la de delantero, como todos los esperaban. Sin embargo esto había sido respondido cuando por lo menos Someoka había interrogado a uno de sus jugadores, mencionando que Fubuki ya era un defensa.
El partido dio comienzos finalmente, Someoka ya se encontraba casi cerca de la portería solo que un albino había ejecutado una técnica para que este detuviera su andar pero, como los demás integrantes de él instituto Harukken eran un poco más débiles, los demás no tenían problema en robar él balón.
Cuando Fubuki detuvo, para la sorpresa de todos, él impacto dragón de Someoka su actitud en él partido había cambiado radicalmente, se podría decir que este cambio de personalidad al instante.
— Esto es sorprendente— admitió la rubia trás observar como es que Fubuki había derribado los bloqueos de varios jugadores.
Finalmente trás estar frente a él capitán del equipo, de nombre Mamoru Endō, Fubuki había ejecutado una técnica llamada la “eterna ventisca”, un ataque que logro pasar sobre la mano fantasma de Endō, de esa manera congelándola completamente.
— ¡Suficiente! se acabó el partido— exclamó la entrenadora, levantándose de las bancas.
Por él rostro de Someoka, (T/N) se percató de que este no se quedaría con un mal sabor de boca. El de cabellos rosados se acercó hacia donde se encontraba el balón cercano, es decir, en dirección en donde se encontraba Fubuki, perdiendo sobre la gran fuerza de este último.
(T/N) rápidamente se había levantado de las bancas, después de observar como es que Fubuki había lanzado nuevamente su técnica individual. La rubia tomó un balón de reserva y lo dejo en él suelo, esperando pacientemente con los ojos cerrados, escuchando él segundo muro de los defensa destruirse fue como se dirigió a lanzar él balón antes de que tocará a Endo.
— Fue suficiente— la entrenadora había aparecido frente a ambos.
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