1O; DIVORCIO
❧ PERFECT FAMILY
DIVORCIO ಌ
Crystal paseaba por su casa, disgustada de la cantidad de personas importantes que había, pues Taehyung organizó una fiesta de negocios, por lo que debía poner todo su esfuerzo para tener una buena cara. Llevaba un vestido rosa pastel largo y su cabello liso suelto. Trataba de regalarles una sonrisa a las personas que la rodeaban, pero cada segundo le costaba más.
Le dio un gran sorbo a la copa de champagne acabándola por completo, pero al ver a su mejor amiga acercarse con dos copas, sonrió a la vez que dejaba la suya en uno de los muebles que estaba a su costado.
―Parece que la necesitas ―murmuró con una sonrisa.
―Demasiado ―asintió tomando la copa.
―Taehyung y Jimin se encuentran con los accionistas. Espero que todo salga bien ―comentó llevando la copa a sus labios.
Crystal volteó a ver a Taehyung que se encontraba a unos metros, llevando un traje café y su cabello echado hacia atrás.
Al principio ella no podía quitarle la mirada de encima porque lo veía jodidamente atractivo, pero desde que la fiesta empezó y con los minutos que fue bebiendo, provocando los llamados de atención de su esposo, sólo quería irse a recostar para no seguir viéndolo.
Tres hombres que aparentaban más de cincuenta años, estaban con ellos conversando. La castaña le dio un sorbo a su copa y al bajarla, sintió una penetrante mirada, por lo que volvió a ver hacia el frente encontrándose con la mirada amenazante de Taehyung.
Rodó los ojos y volvió su atención a Hyeyoon que le sonreía coqueta a su esposo, el cual le guiñó el ojo y levantó la copa de champagne que llevaba en su mano. Eso hizo que Crystal sonriera al verlos así, y una pequeña parte de ella sintiera envidia por la hermosa relación que tenían.
―Sin dudas cuando vuelvas a casa pasarás una gran noche ―comentó dándole una mirada de picardía.
―¿Es muy obvio? ―soltó una risilla.
―Demasiado.
―¿Y tú?
―Lo dudo demasiado. Está molesto conmigo ―hizo una mueca y volvió a darle un sorbo a su copa.
―¿Siguen mal?
―Estoy exhausta...
―Viene para acá. Silencio.
Dándole un sorbo a su copa, volteó a ver a su costado, encontrándose con las facciones endurecidas de su esposo que se acercaba dejándole notar que se encontraba molesto.
―¿Te está yendo bien con los accionistas, cariño? ―preguntó sonriendo falsamente, pero para su sorpresa, la tomó del brazo.
―Lo siento, me la llevaré un momento ―le informó a Hyeyoon, para luego comenzar a caminar junto a su esposa, alejándose unos cuantos metros.
La fémina soltó un quejido, zafándose bruscamente de su agarre, lo que hizo molestar aún más a su marido, ya que se llevaron algunas miradas.
―¿Qué rayos sucede contigo?
―¿Qué rayos sucede contigo, Crystal? ―preguntó entre dientes, acercando sus rostros―. ¿Por qué siempre debes beber en las cenas y en las fiestas?
―¿Qué tiene de malo?
―¿Qué tiene de malo? ¿Crees que se ve bien que la esposa de Kim Taehyung, tome una copa tras otra? Tenemos que dar una buena imagen, pero tú sólo sabes arruinarlo.
―Cierto que a Kim Taehyung sólo le importa que su esposa aparente ser perfecta cómo lo es él ―soltó una risotada amarga que provoca que su esposo la tomara del brazo nuevamente, mientras endurecía las facciones.
―No quiero volver a ver que tomes otra maldita copa. Llevas cinco, y esa que tienes en la mano la vas a dejar aquí, ¿entiendes? ―alzó una ceja―. No me compliques aún más las cosas. Ésto es demasiado importante.
Crystal sintió sus ojos arder por las lágrimas retenidas que no pensaba permitir que cayeran, aún menos cuando Taehyung la tomó de la barbilla para dejar un casto beso en sus labios.
―Sonríe ―exigió mirando a sus costados con una sonrisa, para luego comenzar a caminar nuevamente, alejándose.
Ella intentó sonreír, pero el nudo en su garganta no se lo permitía, a pesar de que sentía la mirada de algunas personas. Sabía que no sólo estaba molesto porque bebía en la fiesta que era importante, en realidad, nunca le había gustado verla beber en ninguna circunstancia.
Sólo le permitía hacerlo de una a dos copas porque quería verla siendo una esposa perfecta, y que se embriagara lo arruinaría.
Escuchó el sonido de su celular, por lo que lo sacó de su pequeño bolso. Al desbloquearlo se encontró con la foto de su esposo junto a su hija sonriendo en el parque, y no pudo evitar suspirar.
En cuanto vio que se trataba de un mensaje de Jungkook, tragó en seco.
¿Qué estás haciendo, preciosa?
Sentía como el oxígeno abandonaba sus pulmones por un momento, pero aún así decidió volver a guardar el celular en su bolso, acabando la copa de un gran sorbo mientras se dirigía hacia uno de los hombres de servicio de catering que llevaba una charola con más copas.
Dejó la suya vacía allí y sacó una llena, agradeciéndole al hombre.
Le dio un sorbo sintiendo una penetrante mirada, que al voltear se encontró con Taehyung. Tenía sus facciones endurecidas, haciéndole saber que había visto todo y que si seguía bebiendo tendrían una gran discusión, pero eso no le importaba en absoluto en ese momento.
Era como si sólo quisiera tener más excusas para que la discusión se volviera más fuerte.
Los minutos pasaban, y Crystal a pesar de haber estado hablando con su amiga, no dejó de beber, preocupándola de gran manera. Pues, siempre en aquellas fiestas como en las cenas lo hacía, pero nunca pasaba las tres o cuatro copas.
La castaña intentaba subir las escaleras, pero casi cayó, soltando un chillido que logró llamar la atención de todas las personas.
Taehyung se disculpó con los accionistas y decidió acercarse para ayudarle a subir las escaleras con Hyeyoon siguiéndoles. Cuando lograron hacerlo por completo, la castaña les pidió ir al baño porque iba a vomitar, y al abrirle la puerta se dirigió rápidamente al retrete comenzando a vomitar.
―¡¿Qué carajos, Crystal?! ―alzó la voz histérico.
―No grites, pueden oírnos ―advirtió por lo hago, Hyeyoon.
―¡¿Y tú por qué no la has cuidado?!
―¡Deja de gritar! ―sollozó Crystal, limpiando sus labios con el dorso de la mano.
―¡¿Qué está pasando contigo?! ¡¿Quieres arruinarme?!
―No es así...
―Entonces, ¡dímelo!
―Ya basta. Deja de gritar si no quieres arruinar más las cosas ―intervino Hyeyoon.
―No lo entiendes. Nunca lo entiendes, Taehyung ―reprochó sollozando, pero volvió a bajar la cabeza para vomitar.
Este sentía su sangre hervir por la rabia al notar que su esposa no lo había obedecido. Había terminado arruinando la fiesta, lo que le hacia temer lo que pudiera llegar a suceder con sus futuros negocios. Tomó una bocanada de aire para tratar de tranquilizarse, porque sabía que en ese momento no lograría nada reprochándole.
―Cuando termine de vomitar, llévala a la habitación para que se recueste. No quiero verla abajo, ¿entendiste?
Luego de decir eso sorprendiendo a la morena que asintió, bajó las escaleras tratando de mantener la calma. Pues, debía preparar unas buenas disculpas para quienes se encontraban allí presente, porque su esposa había arruinado la imagen que tenían.
En otra situación él se hubiera preocupado por ella, estaría a su lado cuidándola, pero ahora sólo sentía rabia.
Crystal llevaba un top blanco, una chaqueta marrón, pantalón del mismo color y tacones blancos. Su cabello estaba suelto y ondulado, delineó sus ojos, se colocó rímel y brillo labial.
Era otro sábado donde decidieron juntarse las familias a comer en un restaurante, por lo que el hecho de pensar en ver a Jungkook, provocaba que su estómago se revolviera porque no quería volver a verlo.
Al dar el primer paso acercándose a la mesa donde se encontraban las familias, mientras su hija corría junto a su amiga a donde estaban todos los niños, las personas comenzaron a saludarla y ella hizo una reverencia sonriendo.
Sentía una penetrante mirada que buscaba ignorar y logró hacerlo porque su mejor amiga entrelazó sus brazos.
―Siempre luces tan espléndida ―comentó Hyeyoon, tomando asiento al lado de Misuk.
―Estoy de acuerdo contigo, Hyeyoon ―esa voz masculina logró hacerla estremecer.
Sentía nuevamente como su estómago se revolvía y quería vomitar, aunque no haya comido nada. Tomó asiento frente a él, tratando de ignorar su mirada tan intensa.
―¡Oh, que lindo brazalete! ―exclamó tomando la mano de su mejor amiga, observándolo maravillada.
―No nos lo digas ―intervino Misuk, y tomó su mano para observarlo―. Te lo ha obsequiado tu maravilloso esposo.
―Es obvio. Taehyung siempre te hace obsequios costosos y hermosos, tanto que da envidia.
―No. No ha sido él ―apartó la mano apoyándola en la pierna, observando cómo el pelinegro intentaba reprimir una sonrisa.
―Oh, entonces, te ha obsequiado algo más valioso y grande, ¿cierto? ―indagó la pelicorto―. Cuéntanos.
―Sí, cuéntanos ―pidió sin apartar la mirada de ella, Jungkook.
―¿Y Jimin? ―los ignoró volteando a ver a su mejor amiga.
No entendía porqué Jungkook lo había hecho, pero sentía que había sido con doble intención, como si supiera que había algo mal. Por lo que el hecho de sólo pensarlo la estremecía, así que prefería seguir ignorándolo y concentrarse en hablar con su mejor amiga.
―Sigue en la empresa. Taehyung lo ha llenado de trabajo ―suspiró―. Dile que es desagradable.
Luego de ordenar comida, todos siguieron entreteniéndose conversando y contando problemas personales de las personas que faltaron, lo que se le hizo completamente desagradable. Detestaba cuando eso pasaba, por lo que siempre que asistía buscaba concentrarse en hablar con su mejor amiga, Jimin y Misuk.
A veces deseaba no presentarse, pero sabía que su hija adoraba asistir, y que si ella no se presentaba, al igual que Taehyung, iba a lograr que hablaran más de ellos.
―Otra vez Taehyung no asistió ―comentó Yiseo―. ¿De nuevo mucho trabajo, Crystal?
―Exactamente.
―Pero ¿por qué trabaja tanto? ―intervino su esposo, Suhyeok―. No es como si el dinero les hiciera falta a ustedes, y ahora menos que has puesto una cafetería que se hizo rápidamente conocida. Al contrario de seguir haciendo más dinero, deberían compartir un poco ―bromeó haciendo reír a los demás.
Crystal soltó una risa amarga y limpió sus labios con la servilleta, para luego colocarla sobre sus piernas mientras tomaba una bocanada de aire tratando de mantener la calma.
―¿Cómo decirlo? ―hizo una mueca―. Mi esposo y yo somos algo...ambiciosos ―sonrió―. Es por eso que sigue esforzándose por llevar la empresa más lejos, y yo he comenzado a trabajar.
Luego de su contestación quedaron en silencio por unos segundos mientras ella se mordía la lengua para no insultarles por entrometerse, sólo para luego tener algo de lo que hablar cuando no estaba presente.
Levantó la mirada encontrándose con la oscura de Jungkook, el cual le guiñó el ojo y tomó un sorbo de vino.
―Son unos idiotas ―murmuró Hyeyoon, apoyando la mano en su brazo―. No muestres cuánto te molestan porque sólo seguirán haciéndolo.
―¿Cómo te ha ido en casa de tus suegros?
― La madre de Jimin tuvo un accidente cayéndose de la escalera, y él al tener tanto trabajo, estaba realmente preocupado, así que decidí ir a verla en su lugar para que se tranquilizara ―explicó haciendo una mueca―. Nos ha ido muy bien. Siempre son muy amables con nosotros, ya sabes que aman a nuestro hijo, y a mí también.
Crystal no pudo evitar sentir envidia por ella, porque nada le gustaría más que ser aceptada junto a su hija, pero el hecho de no haber tenido una buena posición económica y no ser coreana, hacía que a Seongjin nunca le agradara del todo. Hangul la aceptaba, pero no era para nada cariñoso y tampoco era que consintiera a su nieta.
Ambos eran fríos y eso hacía que Sunhee no se sintiera cómoda allí, como tampoco ella, pero Taehyung siempre estaba al pendiente de ellos, y le gustaba compartir momentos, por lo que debían estar presentes para hacerlo feliz.
Sintió un roce en su pierna que la hizo sorprenderse, y al bajar la mirada observó cómo Jungkook volvía a apoyar el pie en el suelo, por lo que lo miró y él humedeció sus labios mirándola con picardía que provocó un cosquilleo en su vientre.
Señaló disimuladamente su celular y ella frunció el ceño, para tomar el suyo que estaba en la mesa.
Al ver que tenía un mensaje de su número que seguía teniendo sin agendar, se sorprendió y lo leyó.
Quiero hablar contigo.
¿Sobre qué?
Vamos afuera.
¿Estás loco?
Lo notarán.
Misuk está agobiándome de
tanto mirarme y hablarme.
Y tú me agobias a mí mirándome.
Sé que lo disfrutas.
Di que necesitas aire fresco.
Yo diré que debo ir al baño y me desviaré.
Levantó la mirada y lo vio asentir, por lo que se debatía sobre qué debería hacer.
¿Acaso era correcto obedecerle?
―¿Te sientes bien? ―preguntó preocupada, Hyeyoon.
―Necesito aire fresco. Ya vuelvo, disculpen ―se levantó e hizo una pequeña reverencia.
Comenzó a caminar hacia la entrada, y al ver a su hija aún comiendo mientras conversaba, medio sonrió al saber que estaba disfrutando junto a sus amigos.
La brisa fresca la envolvió, por lo que se aferró a su chaqueta cubriendo su pecho, pero aún así se sentía mejor allí que con los demás.
No pasó mucho cuando escuchó unos pasos detrás de ella, y al voltear notó que se trataba de Jungkook, que salió por la otra puerta para que no lo vieran ir tras ella. Llevaba una chaqueta larga café, camiseta negra, pantalón y zapatos del mismo color.
―Ahora dime qué quieres ―enfrentó su mirada.
―¿Has vuelto a odiarme? ―soltó una pequeña risa cínica.
―No te odio, Jungkook.
―Entonces, ¿por qué vuelves a ignorarme, a hablarme mal, a mirarme con frialdad? ―examinó tomándola de la barbilla para conectar sus miradas, por lo que al ver sus ojos oscuros como la noche y sentir su respiración chocar contra su rostro, se estremeció.
―Porque sí.
―No te entiendo, Crystal. Confundes mi cabeza ―confesó soltándola.
―Lo correcto es que no sigamos teniendo esta cercanía Además, yo estoy casada con Taehyung.
―Pero no estás bien con él.
―¿Qué rayos sabes tú? ―preguntó molesta.
―Que la noche de tu cumpleaños se la pasaron gritándose ―contestó alzando una ceja.
―¿Qué? ¿Tú cómo Diablos sabes eso? ―lo tomó bruscamente del brazo.
―Sunhee se lo contó a Daehyun.
―Ella nos escuchó ―murmuró angustiada―. Por eso no quiso ir al colegio.
―¿Fue por mí? ―llevó su mano a su mejilla, pero ella le dio un manotazo, para luego alejarse.
― ¡Claro que no! ―soltó una risa cínica―. ¿Por qué discutiríamos por ti?
El enterarse que Jungkook sabía de su discusión, fue como si le cayera un balde de agua fría. No podía creerse que su hija se lo contara a Daehyun, sin dudas, en ese momento sentía ganas de hablar con ella para prohibirle que le volviera a contar sus problemas familiares a él, porque lo que menos quería era que se enterara el pelinegro.
Estaba realmente agradecida de que su hija no hubiera estado presente el día de la fiesta por quedarse en la casa de Hyeyoon con Minho a cuidado de la niñera. No estaba bien con su esposo. No del todo. Hablaron sobre lo sucedido y aunque no llegaron a algo, decidieron dejar la discusión de lado.
―Entonces, discuten siempre.
―No, Jungkook ―aclaró acercándose a él, enfrentando su mirada―. Taehyung y yo somos felices. Somos la familia perfecta ―aseguró amarga―. Sólo tuvimos una tonta discusión sin sentido que arreglamos a la mañana siguiente, porque él y yo nos amamos demasiado.
―Una tonta discusión sin sentido ―repitió riendo con cinismo―. ¿Por eso los gritos?
―Tú no tienes una puta idea sobre nuestra relación ―escupió furiosa―. Por esa razón te has divorciado, porque no sabes cómo llevar un matrimonio.
―Cállate —ordenó endureciendo sus facciones.
―¡No voy a callarme! ―exclamó empujándolo―. Siempre te has sentido más especial de lo que eres. Crees que por regresar voy a discutir con mi marido por ti, porque caí a tus pies nuevamente ―soltó una risa amarga mientras negaba repetidamente con la cabeza―. Nunca has tolerado que te digan la verdad en la cara, pero ya no significas nada para mí. No eres nada ―masculló alzando una ceja―. Crees que puedes venir a hablar acerca de mi matrimonio, de mis discusiones con mi esposo cuando no has sabido como sobrellevar el tuyo, seguramente, porque sigues siendo el mismo estúpido de diecinueve...
―¡Sunmi me fue infiel, carajo! ―confesó sin soportarlo más, sintiendo su sangre hervir―. Esa fue la razón por la que me divorcié.
Jungkook se tomó el puente de la nariz, suspirando, ya que no pudo soportar que Crystal siguiera diciéndole esas crueles palabras. Eso le recordó el pasado, porque lo que tuvieron había sido tan intenso. Sus besos, sus discusiones, su amor, todo en ellos había sido intenso, y a veces, no lo toleraba porque sentía que iba a volverse loco, pero aún así, seguía tratando de ser mejor para ella.
Los recuerdos junto a Sunmi lo envolvieron, arrastrándolo a un pasado que de cierta manera quería cambiar, y del que no quería hablar, pero ya había abierto la boca y se trataba de Crystal, por lo que creía que merecía saber la verdad de su divorcio, como de su regreso.
―¿Qué? ―preguntó atónita.
―Una mañana regresé del trabajo porque me olvidé unos documentos, y la encontré con otro hombre en nuestra cama ―explicó amargo―. Ahora puedes decirme que me lo merecía por todos mis errores del pasado, pero Crystal, era nuestra cama. Era la casa donde vivíamos con nuestro hijo ―masculla con sus facciones endurecidas―. Yo dormía ahí con ella cada noche, y quién sabe cuántas veces se revolcó en esa misma cama con ese hijo de puta.
―Jungkook, no diré nada de eso ―aclaró tomándolo del brazo.
―La amaba, Crystal. La amaba como nunca creí que podría llegar a hacerlo ―expresó dolido―. Había empezado a ser feliz con la vida que llevábamos. Mi hijo lo era más que nadie, y creí que ella también... pero qué idiota.
―¿Qué hiciste cuándo los descubriste?
― Si crees que hice algo al respecto con ese hijo de puta, sólo le tiré la ropa afuera y lo corrí ―chasqueó la lengua―. Con Sunmi discutimos demasiado, a los gritos y, aunque no lo creas, quise perdonarla ―asintió mordiéndose el labio inferior―. Créeme que lo intenté. Me esforcé por mi hijo, pero ella cambió por completo. Comenzó a llegar de madrugada, a ser una esposa y madre ausente, así que llegó un momento en que no pude tolerarlo más porque discutíamos sin parar y eso afectaba a nuestro hijo.
―Lo siento ―murmuró mirándolo angustiada.
―Ya no importa. Ahora estoy solo con mi hijo y tenemos la tranquilidad que tanto necesitábamos ―aseguró con voz suave―. Sólo quiero que ella haga su papel de madre porque Daehyun la ama.
―Ven aquí ―musitó abrazándolo.
Sin dudar correspondió a su abrazo, aferrándose a ella porque realmente lo necesitaba. El hablar acerca de lo sucedido le seguía doliendo, pero no solamente por la decepción que se llevó cuando la amaba, y porque le dio justo en su orgullo, sino por su hijo que necesitaba a su madre.
El que Crystal lo estuviera consolando le hacía querer reír cínicamente, y se sentía un idiota porque en el pasado ella estaba realmente jodida por él, mientras que a Jungkook le encantaba joder vidas, así que fue lo que hizo con la suya, aunque no tuviera esa intención ya que por primera vez quería que fuese diferente.
―Gracias ―suspiró separándose―. Realmente necesitaba un abrazo.
―Discúlpame por todo lo que dije. Soy una idiota.
―No te preocupes. Es lo mínimo que deberías decirme luego de cómo actué contigo en el pasado ―hizo una mueca―. Ahora entiendo porqué a las chicas luego les daba asco. De todas maneras, antes era un idiota que no sabía nada sobre la vida, y no tenía preocupaciones porque mi padre me lo daba todo, pero ahora comprendo y repudio a las personas que son infieles.
―Has tardado en comprender eso ―sonrió a medias.
―Diablos, ahora me siento aliviado, como si me hubiera quitado un gran peso de encima ―extendió sus brazos y sonrió―. Gracias por escucharme, Crys.
―Ya, deja de agradecer. Voy a entrar ―informó señalando la puerta―. Te veo adentro.
―¡No! ―la tomó del brazo apegándola a él y lo miró sorprendida. Era tanta la cercanía que sentía un cosquilleo en su vientre, por lo que tragó en seco―. Yo dije que sólo iba al baño y deben estar sospechando ―murmuró observando detalladamente su rostro, sintiéndose maravillado por su belleza, pero suspiró recordando que era una mujer casada―. Te veo en unos segundos.
Se quedó por un momento más observándola fijamente hasta que bajó a sus labios y tomó una bocanada de aire, para luego comenzar a caminar acomodando su chaqueta café.
Crystal aspiró el aroma de su colonia cuando pasó por su lado, sintiendo temor de bajar la guardia ante sus orbes coquetos, y volver a caer a sabiendas de que no era correcto otra vez. Pero esta vez con más razones, porque estaba casada y tenía una hija, al igual que él tenía el suyo.
Crystal cepillaba el cabello ondulado de su hija, a causa de las trenzas que había llevado a la cena. Ella estaba sentada observando la fotografía que tenía colgada en la pared, donde salía en los brazos de su padre y su madre estaba al lado de ellos, los tres sonriendo felices.
Había sido tomada hacía un año donde fueron a un parque y se divirtió mucho jugando con ellos.
―¿La pasaste bien, princesa?
―Sí y me reí mucho cuando a Yeong se le cayó el vaso con gaseosa ―mencionó riendo.
—Oh, eres malvada ―dijo dejando el cepillo en la mesita de noche, y Sunhee voltea a verla―. Eso no está bien.
―Es que ella siempre dice que mi papá no nos quiere porque nunca está con nosotras ―confesó cabizbaja―. Le he dicho que no diga eso, pero dice que hasta ha escuchado a su madre comentarlo con los demás.
―Hablaré con Yiseo ―aseguró levantando su barbilla―. Escúchame, tu padre te ama más que a nadie en el mundo. Nunca lo dudes, ¿está bien?
―Lo sé ―recalcó sonriendo―. ¿Puedo contarte un secreto y no te molestarás?
―Dime.
―Mi papá cada vez que vuelve del trabajo, sube a decirme que me ama y me da un beso de buenas noches en la frente ―soltó una risilla―. Me ha dicho que no te diga nada, ya que no te gusta que me despierte porque luego no me duermo.
―No voy a enojarme ―aclaró riendo mientras se levantaba―. Descansa bien.
―Tú también, mamá.
Crystal dejó un beso en su cabeza para luego arroparla y salir de la habitación, no sin antes observarla por última vez.
Saber que Taehyung hacía eso la conmovía demasiado, porque nada le gustaba más que la relación que tenía con su hija, ya que sabía lo que era que un padre no quisiera a su hijo.
Le tocó vivirlo por muchos años junto a su padre, por lo que siempre tuvo miedo de tener un hijo y que le pasara, pero con su esposo sabía que no se había equivocado. Era el mejor hombre que había conocido en su vida.
Luego de pasar al baño y colocarse su pijama que esta vez era una camiseta blanca y un short negro, se recostó quitándose sus joyas para luego dejarlas en la mesita de noche.
Su celular vibró llamando su atención y al ver que se trataba de un mensaje de Jungkook, no pudo evitar estremecerse, pero aún así lo abrió.
¿Qué estás haciendo preciosa?
Acabo de acostarme.
¿Y tú?
Recién salgo de darme un baño para tratar de dejar de pensar en ti, pero
sigo haciéndolo.
¿Por qué en mí?
Ese tipo de pantalón te queda muy bien.
Quizás deberías usarlos más seguido.
Al leer eso no pudo evitar sorprenderse, pero por más que trató de evitarlo, una pequeña sonrisa apareció en su rostro.
¿Estás sola?
Taehyung aún no ha vuelto.
¿Siempre regresa tarde?
Sí y siempre lo espero.
Vaya, que buena esposa.
Lo sé.
¿Por qué no sales de mi cabeza, Crystal?
Quizás la especial soy yo.
Estoy seguro de eso.
No tienes una idea de cómo me tienes.
¿Cómo te tengo?
Piensa en mí mientras esperas a tu esposo.
Crystal frunció el ceño desconcertada por su mensaje, pero a los pocos segundos al ver cómo una foto cargaba, sintió que el oxígeno abandonaba por unos segundos sus pulmones.
Cuando cargó por completo observó cómo Jungkook salía en frente del espejo con su cabello aún húmedo, su cuerpo robusto se robaba toda su atención, su brazo derecho todo tatuado, sus abdominales, su línea V y la toalla que cubría su entrepierna.
En ese momento no podía dejar de mirar la foto. Quería pensar con claridad sobre lo que estaba pasando, pero sentía como un cosquilleo recorría su vientre hasta llegar a su feminidad, así que trató de sacarlo de su mente, pero recordaba las palabras de Hyeyoon, como también recordaba los momentos de placer compartidos con Jungkook.
¿Estaría mal si lo hiciera?
Humedeció sus labios resecos observando la foto y soltó un suspiro, tirándolo a un lado con la pantalla bloqueada. Quería dejar de pensar en él, pero no podía y su mano comenzó a bajar de manera insegura hasta llegar a su short.
Toma una bocanada de aire y la introdujo.
«Sólo déjame mostrarte un poco del placer que puedo llegar a causarte cuando decidas que tengamos relaciones.»
Esa frase dicha por Jungkook se repetía en su cabeza, como también empezaba a recordar los movimientos de sus dedos, su intensa mirada y la sonrisa de satisfacción en su rostro al ver sus gestos y escuchar los gemidos escapar de sus esponjosos labios.
Recordaba todo sobre él y necesitaba sentirlo, por lo que cerró los ojos imaginando que era él quien la tocaba. Comenzaba a hacer movimientos circulares sobre su clítoris hinchado, lo que la hizo arquear la cadera y que un sonoro gemido escapara de sus labios.
Sentía que sus sentidos estaba dispersándose, hasta que escuchó unos pasos, por lo que se sentó rápidamente quitando su mano y la culpa no tardó en invadirla.
Sus ojos se cristalizaron mientras un nudo se formaba en su garganta y trataba de controlar su respiración pesada.
La puerta se abrió y no era capaz de ver a su esposo entrar, el cual soltaba un suspiro exhausto.
― Dios, no sabes el día que he tenido...—mencionó mientras Crystal se levantó temblorosa, sintiendo cómo las lágrimas comienzan a brotar― Amor, ¿estás bien? ―la observó rodear la cama con la respiración pesada―. Crystal...
―Déjame en paz.
―Oye...―intentó tomar su brazo, pero ella lo sacó bruscamente.
―¡Déjame en paz, Taehyung!
Rompió en llanto entrando al baño y dio un portazo que hizo sobresaltar a Taehyung, que estaba completamente sorprendido y a la vez preocupado por ella.
Observó su lado de la cama y el celular que estaba sobre la cama en la parte que él dormía. Se acercó para tomarlo, pero al ver sus joyas en la mesita de noche, tomó una que no reconocía. Rápidamente notó que era de oro y que tenía diminutos diamantes, por lo que sabía que se la había tenido que regalar alguien con dinero.
Se levantó sin dejar de observarla y se acercó a la puerta del baño, dándole toques.
―¡Sal ahora mismo, Crystal!
―¡¿Puedes dejarme un momento tranquila?!
―¡Sal ya mismo y dime quién te ha regalado este brazalete!
Crystal salió rápidamente y le arrebató el brazalete, mientras que él observaba sus ojos celestes enrojecidos y como las lágrimas seguían cayendo por sus mejillas.
―¡¿Por qué tocas mis cosas?!
―Eso no te lo he obsequiado yo ―recalcó alzando una ceja―. Te lo ha dado alguien que también tiene dinero. ¿Quién rayos te la dio? ―preguntó tomándola del brazo―. Quiero la verdad.
Taehyung tenía la respiración pesada a causa del enojo, no sabía porqué desconfiaba de ella, pero por primera vez sus inseguridades lo cegaron al punto que los celos y la desconfianza lo invadieron.
Quizás era por el alejamiento que sentía que tanto detestaba, pero su cabeza le jugaba en contra, y su cabeza creaba escenarios imaginarios que provocaban una punzada en su pecho.
―Ha sido Hyeyoon, idiota ―mintió empujándolo para pasar por su lado.
―¿Por qué te ha obsequiado algo así?
―Y de nuevo lo olvidas ―soltó una risa cínica, limpiando sus lágrimas―. Hace tres días fue mi cumpleaños y hoy que nos vimos en el restaurante me ha dado ésto.
―Diablos ―suspiró tirando de su cabello―. Amor, lo siento...
―Vete, Taehyung.
―No. Escúchame, cariño...
―¡Quiero el maldito divorcio! ―gritó furiosa, haciendo que se sobresaltara y sorprendiera.
―¿Qué? ―preguntó atónito.
―Quiero el maldito divorcio.
―No me jodas ―negó repetidamente con la cabeza mientras reía amargo, para luego voltear intentando que esas palabras no lo afectaran.
―¡Lo quiero, Taehyung!
―¡Nunca, pero nunca te lo daré! ―gritó tomándola del brazo―. Mucho menos por esta estupidez, así que ve desapareciendo ese maldito capricho, porque seguiremos juntos siendo la familia perfecta.
En ese momento, Taehyung sabía que había llegado a su límite, por lo que no quería empeorar las cosas y salió de la habitación dando un portazo.
Crystal rompió en llanto cubriéndose el rostro, odiándose por completo. Su corazón dolía mientras la sensación de vacío la aterrorizaba, y no podía creerse que se haya atrevido a pedirle el divorcio.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top