19; PODER

❧ PERFECT FAMILY

PODER ಌ

Sin poder soportar un segundo más el deseo al ver su mirada y como su respiración también era pesada, la tomó bruscamente de la nuca, juntando sus labios en un beso hambriento siendo correspondido sin dudar. Su lengua se deslizaba sobre la suya, comenzando una guerra en la que un gemido escapó de los labios de Crystal, provocando que el deseo aumentara aún más.
La tomó de la cintura y la hizo colocarse a horcajadas sobre él, sorprendiéndose de que no reprochara o lo golpeara, sino que le correspondiera también mostrando cuánto lo deseaba.

Comenzó a bajar los besos por el cuello de ella, lamiendo, succionando y mordisqueando, escuchando sus jadeos, más al apretar su trasero con las manos para hacerle sentir lo duro que estaba en ese momento.

―Jungkook...―jadeó cuando volvió a presionarla.

―Déjame sentirte ―pidió con voz ronca en su oído, para luego morder el lóbulo de su oreja―. Déjame demostrarte lo que puedo llegar a hacerte sentir, por favor.

―Hazlo ―aceptó volviendo a juntar sus labios.

Jungkook mordió su labio inferior y se separó, para luego quitar rápidamente su camiseta, observándola con lujuria al verla con el sostén que sin dudar desabrochó.

―Me vuelves loco, Crystal. Completamente loco.

Lo tiró a un lado junto a la camiseta y clavó sus dientes en su cuello mientras amasaba sus pequeños senos, pellizcando por momentos sus pezones, a lo que ella gimió haciendo movimientos circulares sobre él para sentirlo, lo cual le hizo gruñir, pero trataba de controlarse para disfrutar más del momento.
Lamió su cuello, sus hombros, hasta bajar a sus senos, donde besaba, succionaba y mordía con suavidad sus pezones, apretando firmemente su trasero mientras ella empuñaba su cabello corto.

Bajó sus manos hasta el pantalón de ella, pero la fémina no dudó en sacarle primero la camiseta porque quería más que nada sentir su piel. Una vez que logró sacar con dificultad su pantalón y bragas, sonrió tratando de controlar el impulso de estar dentro de una vez.
Acariciaba su cuerpo lentamente mientras Crystal cerraba los ojos soltando un suspiro, y al llegar a su feminidad, pasó su dedo de medio entre sus pliegues notando lo húmeda que se encontraba.

―Aún sigo provocándote de gran manera, preciosa ―murmuró con satisfacción, observando detalladamente cómo disfrutaba de su toque, por lo que mordió con fuerza su labio inferior.

Los ojos de Crystal estaban cerrados, sus labios entreabiertos y él no dudó en llevar los dedos a su boca, para luego volver a pasarlos por sus pliegues e introducirlos, notando como abría su boca soltando un gran gemido. La castaña pasó los brazos por sus anchos hombros, enredando los dedos en su cabello, gimiendo por lo alto al sentir como introducía otro dedo.
Los metía y sacaba aumentando el ritmo, hasta que los arqueó en su interior dando en el punto sensible, por lo soltó un gemido de placer moviendo las caderas mientras tiraba de su cabello con fuerza haciéndolo gruñir.

―¡Oh, Jungkook, sigue! ―arqueó las caderas, sintiendo cómo su palma chocaba contra el clítoris hinchado―. Sigue...

―No tengo planeado hacerte venir aún, preciosa ―aclaró sacando sus dedos húmedos por los fluidos y al escucharla lloriquear, sonrió de manera perversa.

Ella lo miraba con la respiración pesada y sus mejillas sonrosadas, pero cuando este introdujo los dedos a su boca, no pudo evitar jadear. Los succionó y pasó su lengua como si realmente disfrutara de su sabor, para luego asaltar sus labios en un beso devorador. Su lengua parecía hambrienta, haciéndole sentir su propio sabor, por lo que gruñó.

―Quiero estar dentro de ti de una vez ―murmuró agitado desabrochando su pantalón, para luego levantar un poco sus caderas bajándoselo junto al bóxer para liberar su erección.

Crystal al verlo tragó en seco, por lo que él la miraba lujurioso volviendo a apegarla, juntando sus labios nuevamente. Al sentir la mano de ella en su miembro, gruñó, deseando que lo alineara de una vez, pero al contrario se frotó sobre ella.

―Quiero sentirte. Hazlo ―ordenó sobre sus labios.

Cuando al contrario volvió a frotarse haciéndolo estremecer, la tomó de manera algo brusca de la cintura con una mano, para luego alinear su miembro e introducirlo en su interior de una vez, provocando que un grito de dolor y placer escapara de sus labios.
Al sentir cómo lo apretaba sintiendo cada pliegue de su carne, cada vena que llegaba hasta el fondo, él inclinó su cabeza hacia atrás, gimiendo mientras arrugaba su rostro, disfrutando de las sensaciones que le hacía sentir. El placer que siempre se imaginó era aún más intenso.

Jungkook se salió por un momento acariciando su feminidad con su miembro, para luego volver a introducirse hasta el fondo y salir lentamente de nuevo, pero Crystal volvió a contraerse apretándolo porque no quería que se saliera
De sus labios escapó un gemido ronco y llevó ambas manos a su cintura, apretándola con algo de fuerza, para después volver a penetrarla.

La fémina pasó los brazos por sus anchos hombros, empuñando su cabello, esperando que se moviera nuevamente, pero estaba inmóvil por lo que ella hizo movimientos circulares, sacándole algún que otro gemido. Se movía cada vez más, queriendo que lo hiciera con ella, pero no sucedía, sólo se dedicaba a observar su cuerpo a la vez que mordía su labio inferior.

―Muévete ―ordenó desesperada.

―Ruégame ―replicó observándola con un brillo de lujuria en su mirada―. Hazlo, Crystal.

―Por favor, Jungkook ―suplicó siguiendo con sus movimientos circulares―. Por favor, hazme gritar tu nombre ―gimió en oído, notando como se estremecía y un jadeo escapaba de sus labios mientras enterraba sus largos y finos dedos en sus muslos.

―Voy a joderte tanto que no dejarás de gritar mi nombre ―aseguró con la respiración pesada―. Te voy a joder tan bien que vas a desear ser mía por siempre.

El pelinegro la embistió con furia, hundiéndose en su interior como si quisiera poseerla con todas sus fuerzas.

―¡Oh, Jungkook! ―gritó tirando de su cabello con fuerza.

Siguió embistiéndola con fuerza, duro, provocando que ella gimiera su nombre por lo alto, jadeara, arqueara su espalda y él clavara los dientes en su cuello, besando, succionando, y mordisqueando.
Gemía el nombre de la castaña en su oído, enloqueciéndola, mientras él acto se volvía más violento y frenético, haciendo que sus sentidos se dispersaran.

Sus cuerpos estaban sudorosos y Crystal buscaba sostenerse del asiento, de Jungkook, de la ventanilla al ser invadida por las oleadas del orgasmo, mientras gritaba su nombre inclinando su cabeza hacia atrás, sintiendo como las lágrimas brotaban y el oxígeno abandonaba sus pulmones por un momento.
Él sentía como sus paredes lo apretaban con fuerza al haber llegado al clímax, y gruñó al verla de esa manera, pero no se detuvo. Al contrario aumentó los movimientos y su cuerpo se tensó ante las oleadas de placer. Sus labios hinchados se unieron en un beso voraz con torpeza y el pelinegro gimió, gruñó, mordisqueó su labio embistiéndola más y más rápido, hasta que llegó al orgasmo llenándola de él, soltando casi un grito ahogado.




























Taehyung observaba los ojos hinchados de su hija por el espejo retrovisor, tal como los tenía él, porque se pasó la madrugada llorando a un lado de la cama que seguía desordenada.
Los minutos pasaron transformándose en horas, hasta que se durmió en el suelo, despertando con un gran dolor de cuerpo.
Una vez en el colegio, estacionó el coche para después bajar y ayudar a su hija como de costumbre, pero esta vez no le agradeció, sólo se mantenía en silencio como hizo toda la mañana. Aún así tomó su mano para cruzar la calle, y al estar en la entrada, miró a sus costados rogando no encontrarse con Jungkook, porque no quería armar otro show.
Al ver la maestra en la entrada que no dudó en acercarse, tragó en seco, porque lo que menos necesitaba era discutir sobre esa pelea que le traía recuerdos dolorosos.

―Buenos días. Puedes entrar, Sunhee ―le sonrió a la pequeña.

Ella asintió dispuesta a entrar, pero Taehyung hizo que volteara a verlo, ya que nunca lo había ignorado, al contrario, tardaban en despedirse.

―Ten una linda mañana y estudia mucho, ¿sí? ―levantó su barbilla haciendo que lo mirara y dejó un beso en su frente―. Te amo, princesa.

Al no recibir respuesta y ver cómo entraba, suspiró cerrando los ojos por un momento, sintiendo una punzada en su pecho, porque no era capaz de tolerar cómo su hija pasaba de él por algo que también lo estaba destrozando.

―¿Podemos hablar, señor Kim? ―preguntó la maestra llamando su atención.

―Claro ―se reincorporó mirándola con atención.

―Lo que pasó ayer durante la tarde, no puede volver a ocurrir. Los niños no pueden presenciar esa clase de violencia, y mucho menos viniendo de sus padres ―explicó con el semblante serio―. La directora quiso expulsar a los niños, pero la convencí de que no lo hiciera porque ellos no tienen la culpa de sus acciones. Sunhee tanto como Daehyun son nuestros mejores alumnos, y no deberían pagar por los platos rotos. Así que le ruego que no vuelva a hacer algo así, y si es posible, que su esposa sea quien la traiga y recoja para asegurarnos que no volverá a pasar...

―No volverá a pasar y prefiero que no nombre a...mi esposa. Voy a traer a mi hija y luego buscarla las veces que pueda, porque tengo un trabajo que me consume demasiado tiempo, así que cada momento que tengo para pasar con ella, lo aprovecharé ―la interrumpió, alzando una ceja―. Si no les parece, entonces, no tengo problema en cambiarla de colegio. Hay muchos mejores que este, y créame que es algo que deseo para ya no tener que ver el rostro de...de Jeon Jungkook.

―No. Quédese tranquilo ―habló rápidamente―. Tan sólo les falta dos meses para terminar el curso. No la saque en estas fechas. Sólo...que no se vuelva a repetir esa pelea.

―Perfecto. Si eso es todo, me retiro porque debo trabajar.

―Está bien. Que tenga una linda mañana.

―Adiós.

Deseaba volver al coche de una vez, pero una voz lo detuvo, lo cual lo hizo suspirar frustrado, porque lo menos que quería era hablar con alguien que tuviera relación con su esposa, pero aún así volteó encontrándose con Misuk.

―Debo irme a trabajar. Lo siento.

―No te preocupes. Será algo rápido ―sonrió a medias―. Sólo quería decirte que supe de la pelea, y no sabes cuanto lamento que hayas tenido que pasar por una situación así. Yo...quería decirte, pero no me dejaron...

―¿Qué? ¿Tú lo sabías, Misuk? ―preguntó sorprendido, acercándose mientras la miraba desesperado por una respuesta.

―Bueno, desde la primera vez que los vi en el restaurante se cruzó esa idea por mi cabeza. Las veces que nos juntábamos llegaba un momento en donde ellos dos desaparecían, algo que se me hacía muy extraño. Hasta que la vez que nos juntamos en tu casa, los vi en la cocina...ellos estaban por...

―¡¿Por qué nunca me lo dijiste?! ―cuestionó alzando la voz, tomándola de los brazos bruscamente, provocando que se asustara.

―¡Jungkook no me dejó! Tú viste como me besó, jugó con mi cabeza y me hizo creer que fue sólo mi imaginación ―explicó separándose―. Pero luego me rompió el corazón, y allí supe que sólo había tratado de que no hablara, que había sido un plan que armó con tu esposa.

―¡Mierda! ―exclamó pasando los dedos por su cabello, tirando de este.

―No puedo creer que se hayan atrevido a algo así.

―D-Debo irme ―balbuceó caminando hacia el coche, sintiéndose temblar de impotencia.

―¡Taehyung!

El castaño decidió ignorarla porque estaba perdiéndose en los recuerdos, cómo Crystal lo había ignorado demostrando cuánto lo detestaba, la forma en que se miraban, cómo Jungkook buscaba estar cerca de ella, cómo le había servido de beber y comer a su hija, cómo había actuado su esposa al verlo besándose con Misuk.
Todo siempre fue tan obvio, pero él no supo verlo por aferrarse a una familia perfecta que no podía volver a ser, porque ella se encontraba deseando a otro hombre, hasta quizás amándolo, lo cual lo enloquecía.





























Taehyung entró a su empresa, esta vez sin fingir una sonrisa, pasando de algunos llamados porque no estaba para conversar con nadie, ni tampoco fingir interés por el trabajo.
En su cabeza se repetía la discusión de la noche, la forma en que la echó, y las palabras de Misuk que lo torturaban de gran manera, al punto que sentía un nudo en su garganta mientras estaba solo en el elevador, lo que agradecía.
Apretó el maletín a la vez que inhalaba y exhalaba hasta que las puertas se abrieron, por lo que se dirigió a su oficina escuchando el saludo de la secretaria que decidió ignorar.

Al escuchar su celular, suspiró frustrado tomándolo y al ver el nombre Joohun, frunció el ceño decidiendo atender. Pues, por más que estaba demasiado herido, le preocupaba que algo le hubiera pasado a Crystal.

Hola, hijo.

Las veces que se vieron, Joohun no pudo evitar encariñarse con Taehyung, igual que su esposa. Siempre le invitaba algo de tomar y podían pasarse horas conversando, por lo que comenzó a verlo como su nieto, algo que a Taehyung le agradó, porque también se había encariñado a pesar de que ahora llevaban meses sin verse por su trabajo.

―Hola, Joohun, ¿está todo bien allí?

Lamento llamar si estás en un mal momento.

No se preocupe. Acabo de llegar a la empresa. Dígame qué sucede.

Sólo quería informarle que cerca de la madrugada llegó su esposa y le di las llaves de su departamento.

¿Madrugada? ―preguntó frunciendo el ceño.

Se le hacía completamente extraño que haya sido cerca de la madrugada, cuando ella se fue de la casa a eso de las diez y no tardaba más de media hora en llegar, por lo que su curiosidad creció.

Sí. Al verla acompañada de un hombre creí que eras tú, por lo que me acerqué a saludar, pero no lo eras...

¿Qué? ¿C-Cómo era...? ¿Cómo era ese hombre, Joohun? ―interrogó con un ligero temblor en su voz, apoyando una de las manos en el escritorio al sentir cómo su mundo da vueltas.

Cabello corto, oscuro, creo que llevaba aretes. Ah, y tenía uno de sus brazos tatuadorespondió algo pensativo―. ¿Está todo bien? ¿Hice mal en contarte?

En ese momento, Taehyung colgó, sintiendo cómo todo a su alrededor daba vueltas, cómo el oxígeno abandonaba por un momento sus pulmones.
Llevaba tanta tristeza que ya no pudo seguir aguantando su llanto como tampoco un grito de rabia, tirando el escritorio que se encontraba frente a él, pensando en lo idiota que fue al creerle cada uno de sus "te amo", cuando lo único que hacía era matarlo más. Lloraba y gritaba mientras seguía tirando todo lo que se encontraba a su alrededor, libros, fotografías, sillas, botellas de alcohol, preguntándose una y otra vez porqué, deseando volver a esos momentos donde fue feliz. Jamás se esperó que la persona que más lo hacía feliz pudiera destrozarlo de esa manera, pero ahora estaba allí, en el suelo, sollozando desconsoladamente y sintiendo su corazón sangrar.

―¡Quítense!

Pudo escuchar el grito de Jimin y ver cómo entraba a su oficina, como también algunas personas que se encontraban detrás de la puerta intentaban ver lo que sucedía, pero no le importaba en lo absoluto lo que pudieran llegar a pensar de él, de su imagen. Tenía las piernas apoyadas en el pecho y sus brazos rodeándolas, llorando sin parar mientras el aliento le faltaba y su pecho le dolía, al igual que su alma.

―Taehyung...―se acercó rápidamente a él, colocándose en cuclillas―, ¿qué sucede? Háblame ―acarició su cabello y al no escuchar respuesta se sintió desesperar―. Hey, dime algo, por favor. Me preocupas.

―¡Me engañó, Jimin! Todo este puto tiempo Jungkook fue su amante ―sollozó desconsoladamente y su rostro se contrajo de dolor―. ¿Qué hice mal? ¿Qué fue lo que hice?

Jimin lo miraba boquiabierto sin poder creerse sus palabras, pues aunque había notado algo extraño en ellos, jamás se esperó que fuese el hecho de que eran amantes. Al escuchar los sollozos de su mejor amigo, reaccionó sacudiendo la cabeza, para luego seguir acariciando su cabello, detestando a Crystal por haberle hecho algo así cuando sabía que Taehyung la amaba al punto que daría su vida por ella.

―No has hecho nada mal. Ni siquiera se trató de: cuando el hambre entra por la puerta el amor sale por la ventana, porque si Crystal quería un coche, rápidamente lo tenía, si quería una casa, también. Es una perra ―espetó molesto―. No, ¿sabes qué? Si has hecho mal ―su amigo lo observó dolido―. Siempre le has dado todo lo que te pedía, y dime, ¿de qué te ha servido? Por esa razón siempre te dije que no deberías hacerlo y no fui el único, tu madre también te lo repetía.

―¿Acaso tú no eres así con Hyeyoon?

―Sólo le doy lo necesario. No derrocho dinero en cada uno de sus caprichos, además estoy atento a cada cosa que hace, o al menos la mayoría, y es algo que tú no hiciste ―mencionó haciendo una mueca.

―Sólo quería que se sintiera libre...

―Hyeyoon es libre, sólo que no pienso hacer el papel de estúpido. Lo siento, Taehyung.

―No. Tienes razón ―asintió sacando el celular del bolsillo de su pantalón.

―¿Qué haces?

―Cállate.

Sorbió su nariz y tomó una bocanada de aire, tratando de calmar la ira que se había instalado en su pecho mientras buscaba el contacto, para luego apretar a llamar.
Esperó impacientemente limpiando sus lágrimas, sintiendo la intensa mirada de su mejor amigo que le carcomía la curiosidad.

Hola, hijo. ¿Ha pasado algo? ¿Cómo te encuentras? ¿Cómo...?

Estoy destruido, mamá ―por más que lo intentó al escuchar esa cálida voz, no pudo evitar romper en llanto nuevamente.

¡¿Qué?! ¡¿Q sucede, Taehyung?! ¡¿Pasó algo con mi nieta?!

¡Crystal se atrevió a engañarme con el maldito de Jeon Jungkook, mamá! Con ese hijo de perra...

¡Lo sabía! ¡Lo sabía! Siempre te dije que esa mujer era una perra que sólo estaba contigo por tu dinero. ¡No supiste hacerme caso y hasta tienes una hija con ella que...!

No me grites. Por favor, ayúdame ―suplicó entre sollozos―. ¡No sé qué hacer! Por favor, mamá.

Tranquilo, mi niño. Te ayudaré, pero primero deja de llorar ―a pesar de que no podía verlo, Taehyung asintió rápidamente, limpiando sus lágrimas mientras ahogaba un sollozo―. Ahora llama un abogado. Yo iré a verte a la empresa. Tu madre va a estar contigo, cariño.













Los días pasaban, y Crystal seguía sin acostumbrarse a despertar y no ver a Taehyung a su lado, no poder abrazarlo y darle un beso de buenos días.
El vacío se había instalado en su pecho y sólo deseaba volver junto a su familia, porque ya no soportaba tener que ver tan poco a su hija, por lo que no quería imaginarse cómo iba a seguir esa situación con el tiempo.

Se encontraba en el colegio de ella, esperando a que saliera y no podía evitar escuchar los comentarios desagradables que hacían sobre ella, Taehyung, y Jungkook, al punto que sentía su garganta arder al tragar por el nudo que se había formado. Misuk se encontraba en ese grupo y mentiría si dijera que no se lo esperaba, porque recordaba las palabras del pelinegro, pero aún así le dolía porque le tuvo cariño.

―Pobre Sunhee, tener que convivir con su madre que es una zorra ―escuchó decir a Yiseo, mientras las demás asentían mirándola disgustadas.

―¡Maldita...!

―Hey, cálmate ―Hyeyoon se puso frente a ella y sus hijos comenzaron a salir―. Sunhee ya ha tenido suficiente con la pelea entre su padre y Jungkook, así que no necesita que ahora tú pelees para que ella sea expulsada en las últimas semanas.

―Lo sé ―suspiró pasando las manos por su rostro, pero luego sonrió al ver a Sunhee acercarse junto a Minho―. Hey, princesa, ¿cómo estás?

Acarició su cabello mientras caminaban hacia su coche, pero al no recibir respuesta, suspiró decepcionada.
Volteó a ver a Hyeyoon, la cual hablaba con Minho, y la morena al verla hizo una mueca. Aún así se subieron al coche y condujo hacia la cafetería, ya que debía seguir trabajando.
Luego Hyeyoon se encargaría de llevar a Sunhee a su casa, ya que Taehyung le había prohibido por medio de Jimin, acercarse a su casa, lo cual nunca se esperó y le causaba un gran dolor, pero intentaba respetar su decisión.

Al llegar no dudó en prepararle batido a sus hijos y darles cupcakes. Minho celebraba emocionado, mientras Sunhee parecía completamente desinteresada por más que fuesen sus favoritos. Desde que Taehyung y ella no estaban juntos, ese era el comportamiento de su hija con ambos, lo cual les afectaba de gran manera e intentaban hablar con la niña, pero ni siquiera sabían si realmente los escuchaba.

Crystal caminó cabizbaja, decepcionada a donde estaba su mejor amiga esperándola, notando lo afectada que se veía.

―Sigue igual, ¿cierto? ―apoyó los manos en la barra de madera.

―Ya no sé cómo más hablar con ella.

―Creo que es normal. Vio a sus padres tan unidos desde que tiene conciencia, y que de un momento para otro su familia se derrumbe no es nada fácil ―explicó haciendo una mueca―. Ni siquiera sabe qué es lo que ha pasado, y escucha en el colegio como todos hablan sobre ustedes.

―Sólo quería sentir un poco de emoción en mi vida, y ahora todos me señalan como si fuera una perra ―espetó molesta―. ¿Acaso debo decirle para que se decepcione y no sea capaz siquiera de mirarme?

―¡No! Claro que no. Pero quizás Taehyung y tú deberían sentarse a hablar con ella. No seguir mostrándole que no son capaces siquiera de verse.

―Él no es capaz de verme.

―¿Con lo que sucedió, realmente eres capaz de verlo? ―cuestionó alzando una ceja.

Crystal comenzó a recordar la mañana que despertó desnuda junto a Jungkook, en la cama de su nuevo hogar, como lo echó de allí y le pidió que no volviera a hablarle. Algo que para su sorpresa había respetado, logrando confundirla de gran manera y que no pudiera sacarlo de sus pensamientos, porque ahora pensaba que sólo la había buscado para sexo, y como lo consiguió, ya no era para nada de su interés.
Se sentía desesperada por saber la respuesta, pero no era capaz de buscarlo, ya que pensar en volver a verlo hacía que sintiera un cosquilleo en su vientre debido a los grandes nervios que le generaba.

―Tienes razón. Tampoco soy capaz.

―Mírame a los ojos y dime, ¿qué sientes ahora por Jungkook? ―se inclinó hacia adelante, observándola fijamente―. Por favor, di la verdad.

Tragó en seco al recordar sus besos que le hacían perder la cabeza, esos labios que la llamaban y la provocaban, que la incitaban a pecar. Sus besos eran como pequeños tragos de veneno que sabía que tarde o temprano acabarían con su vida, por lo que buscaba la manera de resistirse a ellos, y no viéndolo era la mejor forma.
Recordaba su sonrisa tan encantadora y perfecta, se perdía en la comisura de sus labios y en esos momentos que sonreía sentía que todo rastro de peligro desaparecía de él, convirtiéndolo en el hombre más tierno que conoció.
Su voz era la melodía más dulce que había escuchado, logrando acelerar su corazón aún con el tiempo.
El recordar estar en sus protectores y fuertes brazos, sus caricias que quemaban su piel, su mirada oscura y perversa donde se reflejaba la lujuria, no pudo evitar estremecerse.

Al reaccionar pasó las manos por su rostro hasta llegar a su cabello, soltando un suspiro de frustración.

―No lo sé, Hyeyoon.

Su amiga quiso hablar, pero en eso la puerta se abrió permitiendo ver a un hombre de cabello corto, oscuro, mirada felina, labios delgados y rosados, con traje azul y un maletín en su mano.

―Buenas tardes ―habló Crystal.

―Buenas tardes. Usted es la señora Crystal, ¿no es así? ―se acercó a ella, por lo que Hyeyoon se hizo a un lado mirándolo extrañada.

―Sí, así es.

―Min Yoongi, soy abogado y represento los intereses de su esposo, el señor Kim Taehyung.

―¿Q-Qué se le ofrece? ¿Quiere tomar asiento? ―preguntó nerviosa y señaló una de las sillas.

―No, gracias ―negó apoyando el maletín en la barra―. Vengo a presentarle la demanda de divorcio por adulterio.

―¡¿Q-Qué?! ―miró asustada a su mejor amiga, que abrió los ojos a la par por la sorpresa.

―Lo que ha escuchado. Si usted firma estos documentos, acepta el divorcio por mutuo acuerdo y el señor Kim está dispuesto a dejarle la propiedad donde reside, esta cafetería y si desea también la propiedad de Daegu. Pero sólo si usted permite que se quede con la custodia de su hija.

La fémina tomó rápidamente los documentos, sintiendo sus ojos arder por las lágrimas siendo así incapaz de leer lo que dice. Comenzó a comprender porqué jamás había puesto algo a su nombre, lo cual nunca le importó, pero ahora se daba cuenta que quizás sabía que algo así podría pasar.

―Le recomiendo que firme, señora Crystal. No deberá invertir dinero en un abogado y tendrá dónde vivir, dónde trabajar ―arrastró la lapicera frente a la castaña― Y mejor aún, quedará libre de todo compromiso con la niña.

―¡¿Cómo puede decir eso?! ―cuestionó alzando la voz, Hyeyoon.

―Disculpe, pero el señor Kim me habló sobre como ha utilizado a la niña para poder cometer adulterio.

―¡Cállese!

Min Yoongi ignoró a la morena, volviendo su atención a la castaña que cubrió su boca ahogando un sollozo.

―Firme, señora. No lo piense más.

―No pienso firmar esta porquería ―espetó rompiendo los papeles frente a ellos, sorprendiéndolos, principalmente al abogado.

―¿Se da cuenta de lo que acaba de hacer? Va a perderlo todo ―advirtió alzando una ceja.

―¡Voy a pelear por la custodia de mi hija!

―Disculpe, pero ¿con qué dinero? ―interrogó curioso―. Recuerde que el señor Kim, tiene mucho poder e influencias, cualquier cosa que intente sólo saldrá perdiendo y desperdiciando dinero. Buenas tardes ―hizo una reverencia y tomó el maletín para caminar hacia la salida.


¡Hola!

¿Qué piensan sobre lo que pasó entre Crystal y Jungkook? ¿Les parece bien lo que quiere Taehyung?

¡Nos leemos pronto!

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