12; INFIEL
❧ PERFECT FAMILY
INFIEL ಌ
Crystal sentía cómo llenaban su rostro de besos y un quejido escapó de sus labios, hasta que abrió sus ojos encontrándose con Sunhee y Taehyung. Estos le sonreían tiernamente, y chocaron sus manos como si hubieran logrado su cometido.
En ese momento toda la molestia que sintió por días con su esposo se esfumó por más que no quisiera.
―Buenos días, mi amor―murmuró el castaño, dejando un pequeño beso sobre sus labios haciéndola sonreír.
―Buenos días, mamá ―Sunhee se recostó sobre ella, haciendo reír a ambos.
―Que hermoso es despertar así ―se aferró al pequeño cuerpo de su hija que soltó un quejido, pero luego soltó una risotada.
―Papá dijo que te alegraría.
―¿Ves? Lo sé todo, princesa ―acarició su cabello.
―De todas maneras tienes que ir a cambiarte o se te hará tarde.
―Está bien ―resopló bajándose de la cama para empezar a correr.
―Despacio, Sun...
―Ya sabes cómo es ―dijo riendo, Crystal.
La castaña observaba que llevaba una camisa blanca con las mangas dobladas hasta sus antebrazos, pantalón de vestir negro y zapatos del mismo color. Su cabello estaba dividido, pero aún así caía por su frente.
Estaba recostado a su lado con la barbilla apoyada en la mano, observándola dulcemente, y se acercó para acariciar su mejilla.
No importaba si recién despertaba, si sus ojos estaban hinchados, si tenía grandes ojeras. No importaba cómo estuviera porque para él siempre era la mujer más hermosa, y era el hombre más feliz del mundo al sentir que lo amaba con la misma intensidad, a pesar del gran tiempo que llevaban juntos.
―¿Ya no estás molesta?
―No. Tú realmente sabes cómo hacer pasar mis enfados.
―De tantas discusiones que estamos teniendo, se me acaban las ideas ―mencionó haciendo una mueca―. Por favor, amor, tratemos de volver a ser como antes.
Ante su mirada rogante sentía una punzada en el pecho, pero aún así, asintió porque ella también quería lo mismo, y más que nada en el mundo. Se aferró a él con miedo, mientras que Taehyung no podía evitar sonreír, sintiendo su corazón brincar de emoción.
―Te sigo amando como el primer día, Crystal.
―Y yo te sigo amando intensamente, Taehyung.
El castaño se separó con una gran sonrisa, acariciando su mejilla, observándola detalladamente por un momento antes de juntar sus labios.
Sentía la necesidad de profundizar el beso, por lo que pasó la lengua por su labio inferior, pero ella se separó.
―Recién acabo de despertar...
―Amor, llevamos ocho años juntos ―recalcó riendo.
―Pero...
―Ven aquí.
Tomó su rostro entre sus manos y volvió a juntar sus labios en un beso hambriento. Su lengua se deslizaba sobre la suya, mientras se apegaba más a su cuerpo haciéndole saber que estaba deseoso, lo que provocó que ella gimiera y se aferrara a su espalda.
―Prometo regresar temprano ―murmuró con una sonrisa y sus rostros a unos pocos centímetros―. Esta noche no escaparás de mí.
―Tampoco tengo la intención de hacerlo ―aclaró sonrojada por el beso.
―Te veo en unas horas y espero que hayas descansado bien ―advirtió divertido―. Llevaré a Sunhee al colegio
―Te amo, cariño.
―Yo muchísimo más ―dejó un beso sus labios y luego en su frente.
Crystal sonrió emocionada, tirándose hacia atrás al sentirse de nuevo feliz, como si volviera a cuando eran una familia perfecta. Hasta que recordó Jungkook y a Misuk, porque temía que ella pudiese separarlos por lo que vio, aunque según lo que había escuchado, ellos se veían, lo que provocaba que su estómago se revolviera. Pero sabía que tenía que dejar eso de lado y concentrarse solamente en su familia.
Taehyung al verla de esa manera salió sonriendo y se dirigió a la habitación de su hija para buscar su mochila, mientras ella estaba en el baño.
Este al ver el peluche de unicornio al lado de la mochila que le hizo saber que iba a llevarlo, frunció el ceño, hasta que vio a Mina entrar para ordenar la habitación.
―Mina, ¿usted sabe si mi esposa se lo obsequió? ―preguntó curioso, tomándolo entre sus manos.
―Oh, no lo sé ―respondió haciendo una mueca―. Lo que sí sé, es que lo tiene desde el cumpleaños de la señora Crystal.
―¡Estoy lista! ―informó Sunhee, pasando los dedos por su cabello lacio.
―¿Te has lavado los dientes?
―Sí ―sonrió enseñándoselos y él no pudo evitar sonreír.
―Muy bien. Vamos ―dijo tomando su mano.
Una vez fuera, la ayudó a subir al asiento trasero, le colocó el cinturón de seguridad, para luego cerrar la puerta y subirse del lado del conductor. Encendió el motor y luego la radio como hacía siempre, ya que a su hija le gustaba cantar las canciones que pasaban allí y a él escucharla, como a veces acompañarla.
Los minutos comenzaron a pasar, y la curiosidad volvió a él al ver que llevaba ese peluche de unicornio en sus brazos. Pues, la había visto dormir con el, lo cual le pareció extraño porque siempre dormía con el oso de peluche que le regaló él. Estaba a punto de preguntarle, mientras la observaba por el espejo retrovisor, cuando escuchó un grito que lo hizo sobresaltar.
―¡Cuidado, papá!
Taehyung al ver la mujer frente de él, frenó rápidamente, haciendo que las llantas del auto rechinaran y ella se asustara por los pocos centímetros que los separaban. El castaño tomó una bocanada de aire, tratando de volver a calmarse, sintiendo cómo su corazón golpeaba con fuerza, pero aún así se bajó preocupado.
La mujer era rubia, cabello liso y largo hasta la cintura, tez blanca, ojos claros, nariz respingada, labios gruesos y rosados. Era delgada y de baja estatura, aparentando tener la misma edad que él.
―¿Está bien? Realmente, lo lamento...
― No se preocupe ―habló temblorosa, intentando olvidar el miedo que sintió―. Pero la próxima debería fijarse que el semáforo está en rojo.
―Diablos, lo siento ―suspiró pasando los dedos por las hebras de su cabello.
―Está bien. Seguramente no ha descansado bien o no está teniendo buenos días...
―¿Tan mal me veo? ―arrugó el rostro.
―A comparación a como se le suele ver en las revistas o redes sociales...―hizo una mueca―, pero ya, no viene al caso.
―Así que, ¿me conoce?
―Claro. El gran empresario Kim Taehyung. Lo suelo ver seguido en redes sociales, y todo eso.
―Ahora saldré por casi atropellarla.
―Claro que no ―aclaró soltando una risilla―. Ya le he dicho que está bien. Por cierto, soy Jang Yoona.
―Es un placer conocerla, aunque no lo parece por la situación ―bromeó haciéndola reír.
―Bien, ya debo irme a trabajar.
―Oh, mierda, estoy llegando tarde a dejar mi hija al colegio. De nuevo lo lamento y espero volver a verla, Yoona.
―¡Adiós!
Taehyung corrió hacia al coche y volteó a ver a su hija que tenía el semblante serio, con sus brazos cruzados, por lo que se preocupó. Cuando quiso decir algo, un coche que se acercó comenzó a tocar el claxon, por lo que tuvo que volver a conducir.
Crystal observaba atentamente las personas que estaban sentadas, disfrutando de lo que ordenaron. Cuando los minutos pasaron, comenzaron a irse hasta que no quedó nadie, por lo que limpió y ordenó todo, revisando el horario ya que faltaba poco más de una hora para que su hija saliera del colegio.
No podía borrar la sonrisa de su rostro al recordar cómo despertó y la promesa de su esposo. Pues, siempre que tenían la intención de tener relaciones algo pasaba, como no hablarse por días por las discusiones que la agotaban, y le daba temor que se volviera cada vez más constante.
Todo estaba bien para Crystal, hasta que escuchó las campanas y levantar la vista se encontró con Jungkook.
Llevaba una camiseta blanca que dejaba ver los tatuajes que cubrían su brazo derecho, esta tenía dos botones, pero el primero lo llevaba desprendido, pantalón de vestir gris y zapatillas blancas. Se acercó con una sonrisa arrogante en sus delgados labios rosados, desprendiendo la seguridad que siempre lo había destacado, mientras ella sentía sus latidos acelerarse por lo que se alejó.
―¿Por qué sigues buscando escapar de mí? ―inquirió alzando una ceja―. En algún momento, ya no podrás seguir reprimiendo lo que sientes.
―Ya basta, Jungkook ―suspiró agotada―. ¿Cuántas veces debo decirte que estoy casada, y con un hombre que conoces hace años? Además, tú estás iniciando algo con Misuk.
―No estoy iniciando nada con ella ―aclaró rápidamente―. Hablamos por unos días, pero sólo fue para salvarnos el trasero. Hoy le dije que me di cuenta que sólo confundimos las cosas, porque la veo como amiga ―explicó acercándose peligrosamente―. Tú no soportas al idiota aburrido de Taehyung, ¿por qué sigues con él?
El pelinegro tuvo la intención de acariciar su mejilla, pero ella la apartó de un manotazo desconcertándolo.
―Hablemos y arreglemos ésto.
―Está bien ―se alejó asintiendo―. Me parece lo mejor.
Crystal se tomó el tiempo de servir café para ambos y cambió el cartel de abierto a cerrado, para luego sentarse frente a Jungkook que no quitaba la mirada de ella, lo cual la ponía demasiado nerviosa. Trataba de ocultarlo porque no quería volver a ver esa sonrisa arrogante que tanto detestaba, pero pasaba que sus ojos coquetos aceleraban los latidos de su corazón, y a veces, sentía miedo de jamás haberlo olvidado por completo como siempre creyó.
―¿Sabes? Antes de que me dijeras todas esas cosas hirientes, tuve mucha curiosidad sobre lo que hablaste dos días antes con Taehyung. No entendía porqué él no me quería decir lo que hablaron cuando saliste alterado del vestidor de hombres, pero luego entendí que él sólo buscó proteger mi corazón ―asintió observando la taza de café―. Aunque, de todas maneras, tú te encargaste de romperlo.
―Crystal...―negó repetidamente con la cabeza, soltando una risa cínica―, él no protegió tu corazón, al contrario, te ocultó la verdad como hice yo todo este tiempo.
―¿De qué carajos hablas? ―preguntó desconcertada.
Jungkook tomó una bocanada de aire, inclinándose hacia atrás y llevando las manos a la nuca. Pues, no creía que al fin iba a decirle la verdad, y comenzaba a ahogarse en los recuerdos que lo hicieron odiarse por mucho tiempo.
Luego del entrenamiento donde el entrenador no dejó de reprocharle lo distraído que se encontraba, haciéndole saber que en la universidad no dudarían en quitarle la beca si seguía así, salió de bañarse último y se cambió. Cuando terminó de ponerse la camiseta blanca, las lágrimas que tanto estuvo conteniendo comenzaron a brotar sin parar, por lo que cayó sentando en el banco.
Se cubrió el rostro con las manos mientras sollozos desconsolados escapaban de sus labios, deseando que todo sea una pesadilla y su vida no se viera arruinada por ese error.
El sonido de la puerta llamó su atención por un momento, pero no le importaba porque no podía seguir reprimiendo su dolor y miedo.
―Oh, creí que Jimin estaba aquí ―escuchó la voz de Taehyung, que sonaba como arrepentido―. ¿Estás bien?
―No ―volteó a verlo con los ojos enrojecidos―. ¡Nada está bien!
―¿Quieres que te deje solo? ―Jungkook no contestó, pero un sollozo escapó de sus labios, por lo que Taehyung se decidió por cerrar la puerta y sentarse a su lado―. Sé que hemos hablado muy pocas veces, pero si necesitas desahogarte, aquí estoy. Quizás puedo ayudarte.
Jungkook soltó una risilla amarga y sorbió su nariz, volteando a verlo.
―¿Me prestarías una buena cantidad de dinero para desaparecer?
―¿Por qué me pides dinero si eso también lo tienes lo tú?
―Sólo quedan tres malditas semanas para terminar, pero estoy haciendo hasta lo imposible para que los rumores no comiencen a correr.
―¿De qué hablas?
Jungkook no se lo había contado a nadie por vergüenza, por miedo a que los rumores comenzaran a pasarse y que todos hablaran acerca de que cómo había arruinado su vida. Cerró los ojos sollozando, sintiendo la mirada de preocupación de Taehyung, al cual siempre había visto como un idiota aburrido, que lo único que tenía de interesante era el dinero. Pero sabía que era mejor persona que sus supuestos amigos, que si se enteraran sólo se burlarían de él y lo harían a un lado.
―¡¿Por qué Diablos tuve que ir a esa fiesta?! ―golpeó el banco con las manos abiertas, haciendo sobresaltar al castaño.
―¿La fiesta de Sunmi? Todos siguen hablando sobre lo genial que estuvo, por más que hayan pasado más de un mes, hasta me arrepiento de no haber ido ―admitió soltando una risilla.
―¡Cállate, idiota! ―exclamó furioso, pasando los dedos por su cabello largo y ondulado, tirando de este, mientras Taehyung se sobresaltaba.
―Pero, ¿qué sucedió? No te entiendo...
―Bebí de más, yo...realmente puedo soportarlo, pero creo que me pusieron algo en la bebida ―explicó mientras miraba a la nada como si estuviera perdido en los recuerdos―. Todos hablaban sobre eso, sobre que era para divertirse más, y creo...creo que me dieron uno de esos vasos.
―Jungkook, eso es muy grave ―apoyó la mano en su brazo―. Tienes que hacer algo. Hablar con ellos o...no lo sé, pero no puede pasar eso otra vez.
―De nada va a servir hacer algo ahora porque no puedo deshacer lo que hice ―cubrió su rostro por un momento, sollozando.
―¿Qué hiciste?
―Tuve... tuve relaciones con Sunmi, y está embarazada ―respondió con un hilo de voz y comenzó a sollozar.
En ese momento Taehyung quedó boquiabierto y se levantó rápidamente, observando a Jungkook que se cubría el rostro con las manos mientras sollozos desconsolados escapaban de su boca.
No podía creerse que haya hecho algo así, es decir, sabía que se había acostado con la mayoría del salón, pero que olvidara cuidarse y embarazara a una era realmente sorprendente. Luego recordaba a Crystal y no podía evitar sentir rabia.
―¿Y Crystal? ¿No estabas con ella? ―preguntó confundido―. ¿Qué rayos has hecho?
―¡Fue la misma noche en la que le confesé mis sentimientos por ella y no me creyó! ―se levantó histérico―. Cuando se fue temprano, ni siquiera tenía pensado estar con alguna, lo juro. Pero luego de tomar ese maldito vaso con Sunmi y mis amigos, sólo... sólo recuerdo pequeños fragmentos de estar bailando con ella, y... ya no recuerdo nada. Absolutamente, nada.
―Le has fallado...
―¡No es así, mierda! Pero eso no es lo que más me preocupa ahora ―lo tomó por los hombros―. Mi papá me ha echado de mi casa y me ha cancelado todas las tarjetas de crédito ―confesó limpiándose las lágrimas―. Mi vida está acabada.
―¿Dónde estás viviendo? ―preguntó preocupado―. Puedo hablar con mis padres y pedirles que vivas aunque sea por un tiempo con nosotros...
―Gracias, Taehyung ―trató de sonreír, pero terminó sollozando y apoyóla frente en su pecho, por lo que el castaño lo mira algo incómodo sin saber qué hacer―. Voy a casarme con Sunmi.
―¡¿Qué?!
Taehyung tenía la intención de separarse, pero Jungkook lo abrazó sollozando, por lo que decidió corresponder tratando de que se tranquilizara, pero de sólo pensar en lo que debía estar pasado se sentía realmente mal por él.
―Su padre me ha obligado. Mi vida está arruinada y no tengo a nadie ―sorbió su nariz―. Ahora vivo con ellos y tengo que dejarlo todo por ese maldito embarazo.
―Puedes contar conmigo...
―Gracias, amigo ―se separó apoyando la mano en su hombro.
Jungkook tenía toda su vida planeada, hasta se había dispuesto a cambiar, pero aquel error hizo que los planes cambiaran por completo. Sunmi lo invitó a su casa hacía tres días para hablar de lo sucedido, por lo cual aceptó, ella también le confesó no acordarse de casi nada y luego le enseñó el test de embarazo.
Jungkook en ese momento comenzó a gritar que seguramente no era suyo y sólo quería atarlo para tener más dinero. Además que había pasado demasiado tiempo de la fiesta, pero Sunmi le juró que al haber terminado con su exnovio dos meses atrás, no había estado con otro chico y sin saber el porqué le creyó de cierta manera, pues, sus ojos le gritaron que estaba siendo sincera al igual que la ecografía. Se le ocurrió que podría abortar para que ambos pudieran continuar con su vida normal, pero ella no estaba dispuesta, lo que le molestó de gran manera hasta que sus padres entraron.
En ese momento Jungkook se sintió aterrorizado porque ellos pidieron hablar con su padre sobre aquel embarazo, por más que él rogó que no lo hicieran. Estaba seguro que jamás lo aceptaría, terminó sucediendo lo que creía, y así fue como su padre decidió echarlo, sintiéndose completamente decepcionado de quien creyó que sería un orgullo, pero no se preocupó demasiado teniendo a dos hijos, uno mayor que Jungkook, y la otra menor.
Se sentía completamente perdido y solo, pero los padres de Sunmi decidieron ayudarlo, sólo con la condición de que casara con su hija antes de que el vientre comenzara a notarse.
Lo pensó por varios minutos, pues no tenía a nadie más, y su hermano mayor al ser fácil de manipular decidió no contestar sus llamadas, por lo que optó por dejar sus sueños de lado e intentar amoldarse a la que sería su nueva vida. Lo quisiera o no, Sunmi al querer tenerlo, iba a tener que ser parte de la vida de ese bebé, y si los de la Universidad se enteraban que iba a ser padre, no dudarían en quitarle la beca.
―Entonces, ¿en verdad estás dispuesto a renunciar a todo? ―preguntó inseguro.
―Ese maldito embarazo me tiene de las pelotas ―respondió antes de tomar una bocanada de aire temblorosa, intentando calmar el llanto―. Es mi peor error, o mejor dicho, mi maldito karma por nunca haber pensado con la cabeza.
―¿Qué piensas hacer con Crystal?
―Aún no lo sé, pero Sunmi no me deja en paz por esa razón ―suspiró―. Estoy pensando la manera de cómo terminar lo que tenemos, por más que me duela y esté perdidamente enamorado de ella.
―Dile la verdad para que no te odie. Ella te entendería y seguro te esperará hasta que soluciones todo.
―¿Por qué si estás tan enamorado de ella, estás ayudándome? Deberías aprovechar la oportunidad.
―Sólo quiero que sea feliz ―desvió la mirada.
―Pues, conmigo no lo será ―limpió bruscamente sus lágrimas con la mano empuñada―. Estoy demasiado jodido.
―Ya no sé qué decirte.
―Está bien. No te preocupes ―apoyó la mano en su hombro―. Si quieres conquistarla, deberás dejar de ser tan poco interesante porque a ella le gusta los que tienen esa fachada de chicos malos e interesantes. Pero no seas tan idiota como yo, Taehyung.
Luego de decir eso palmeó su pecho y tomó su bolso para comenzar a caminar, tratando de mantener la calma, pero sentía su sangre hervir y cómo en cualquier momento era capaz de explotar. En eso chocó contra un pequeño cuerpo, por lo que volteó a ver a la persona que casi cayó al suelo por el fuerte golpe de su cuerpo, y al ver que se trataba de Crystal, sintió que la culpa lo carcomía.
―Jungkook...―se acercó con la ilusión de que pudieran hablar al fin.
El pelinegro la observó de pies a cabeza y volteó siguiendo su camino, tragando con dificultad mientras sentía una punzada en su pecho, pero tenía que alejarse de ella por el acuerdo que tenía.
(...)
Dos días habían pasado. Dos días en los que Crystal no dejaba de preguntarse si había hecho algo mal para que Jungkook se aburriera de ella. Había buscado ser interesante, hasta amar las cosas que él amaba por más que, en realidad, las detestaba. Buscó encajar a fuerza por más que supiera que podía terminar mal porque nunca se había sentido correcto, y ahora se daba cuenta de que de nada sirvió intentarlo.
La castaña se encontraba sentada en las gradas, jugando con sus dedos y perdida en sus pensamientos, sintiéndose una idiota por haber confiado en algún momento en Jungkook.
Al sentir que alguien se sentó a su lado, volteó pensando que podía tratarse de Taehyung, pero al ver al pelinegro, sus latidos se aceleraron y la ilusión volvió a ella.
―Jungkook...―se aferró a él.
Aunque intentara ignorar sus sentimientos, Jungkook no podía evitarlo, y le correspondió sintiendo cómo por un pequeño momento la paz lo invadía. Se olvidaba de todos los problemas en los que estaba ahogándose.
―Sabía que no podías decepcionarme ―murmuró aspirando el aroma a su colonia que la enloquecía.
―Entonces, eres una idiota por haber creído en mi amor...
A escucharlo se separó rápidamente y lo miró sorprendida, sintiendo que el oxígeno abandonaba por un momento sus pulmones.
―¿Qué? ¿D-De qué hablas?
Jungkook tomó una bocanada de aire, tratando de tener el valor para romper su corazón, aunque era lo que menos quería hacer. Pero no quería seguir atándola a él cuando sabía que no hacía más que joder la vida de las personas, y ahora lo haría con la de ella.
No estaba dispuesto a que lo esperara hasta que pudiera arreglar su vida, porque sabía que lo amaba tanto que iba a estar dispuesta a hacerlo.
―¿En verdad fuiste capaz de creer que sólo estaba contigo?
―No mientas. Sé que ha sido así, que me amas ―tomó el rostro entre sus manos y rozó sus narices, por lo que él cerró los ojos tratando de no caer en la tentación de juntar sus labios―. Tú me amas y yo te amo. Vamos a tener un futuro juntos cuando nos graduemos.
―No te amo ―articuló tomando sus manos para separarse―. No te amo, Crystal.
―No digas eso, por favor ―su voz se rompió.
―¿Cómo crees que voy a amar a una chica que no está dispuesta a acostarse conmigo? ―soltó una risa amarga―. Conseguí a alguien que me da lo que quiero, ¿y qué crees? Me enamoré.
―No, no, no ―repitió negando con la cabeza mientras las lágrimas caían, pero tomó su rostro entre sus manos―. No me dejes. Si quieres que acepte tener relaciones contigo, lo haré. Lo juro ―aseguró y dejó un beso sobre sus labios, pero este giró el rostro―. Lo haré, amor.
―¡Quítate! ―la empujó para levantarse―. Eres tan humillante. ¡No quiero saber nada de ti! ―su voz se rompió y apretó la mandíbula tratando de retener las lágrimas, pero falló, por lo que tuvo que desviar la mirada.
Crystal se levantó temblorosa sintiendo una punzada en el pecho y sollozó porque no era capaz de creer las palabras hirientes que salían de su boca. Y lo peor, que aún así se haya atrevido a humillarse sólo para no perderlo, lo que le hacía darse cuenta que sus sentimientos por él siempre habían sido tan intensos que le hacía perder la cabeza por momentos.
―Tú eres más humillante al decirme ésto mientras lloras, ¿por qué lloras, Jungkook? ―inquirió alzando una ceja―. ¿Por qué estás rompiéndole el corazón a la única persona que creía en ti? ¿A la única persona que escuchaba sobre lo jodido que estás? ¿A la única persona que veía algo bueno en ti?
―No significas nada para mí. Estoy perdidamente enamorado de Sunmi ―masculló enfrentando su mirada.
―Vete ―tomó una bocanada de aire tratando de mantener la calma, pero al notar que no se iba y seguía mirándola con sus ojos enrojecidos, sentía que estaba perdiendo la cabeza―. ¡Que te vayas! ―exigió furiosa y tomó el libro que estaba sobre la grada lanzándoselo, provocando que lo golpeara en el hombro.
Él tragó con dificultad tomando su bolso del entrenamiento para comenzar a caminar, y Crystal le lanzó otro libro, golpeando su espalda. Este al ya no poder evitarlo más, rompió en llanto mientras seguía caminando, detestándose por el daño que le provocaba.
―¡Te odio, Jungkook! ¡Te odio!
Crystal cayó al suelo de rodillas y cubrió su rostro con las manos, sollozando desconsoladamente porque sentía que el dolor del corazón roto la consumía, y se odiaba por saber que nunca fue correcto para ella. Se odiaba por haber seguido a su corazón, por haberse enamorado de alguien como él cuando todos sabían cómo era.
― Cuando nos graduamos me casé con ella al día siguiente porque sus padres no quisieron que se notara el embarazo el día de la boda, pero ¿por qué te cuento, si tú estuviste allí? ―desvió la mirada y ella asintió con un nudo en la garganta―. Sunmi decidió que nos fuéramos a vivir a Estados Unidos con sus abuelos, y eso hicimos, porque todo lo que ella quería, sus padres la consentían sin dudar al ser hija única ―explicó soltando una risa amarga―. Durante todo el embarazo me odié y detestaba pasar tiempo con ella. Luego de que naciera Daehyun, no fui capaz de cargarlo. No era capaz de verlo porque sólo pensaba en cómo mi vida se arruinó por ese embarazo, y que seguramente también jodería su vida. Ella me comprendía y me tenía paciencia, lo cual me sorprendía porque creía que llamaría a sus padres para presionarme a aceptar ese bebé, pero resultó ser todo lo contrario. Sólo bastó que pasara un mes para que me diera cuenta que esa era mi vida en ese momento. Y cuando sostuve a mi hijo en mis brazos, lloré. Lloré porque me di cuenta de lo que me estaba perdiendo por vivir en el pasado. Lloré porque en ese momento me di cuenta que lo amaba más que nada, y que estoy dispuesto a dar mi vida por él ―expresó con los ojos cristalinos―. En ese momento decidí asentar cabeza, empecé la Universidad porque ya no quería depender de ellos, quería buscar trabajo y hacerme cargo como debía. Sunmi esperó un tiempo hasta que Daehyun fuera más grande para poder estudiar. Comenzamos a llevarnos demasiado bien, hasta fuimos un verdadero matrimonio porque me enamoré de ella al año, al darme cuenta de la gran mujer que era ―suspiró―. Fui feliz hasta que... bueno, ya sabes el resto. Pero seguí pensando en ti los primeros dos años, Crystal. No podía quitarte de mi cabeza porque me detestaba por el daño que te causé. Pero no puedo decir que aquel embarazo ha sido mi karma, porque, en realidad, Daehyun es lo mejor que me ha pasado en la vida.
―Yo... no sé qué decir ―murmuró conmocionada con un nudo en la garganta―. Es mucha información y ahora... estoy muy confundida.
―Lo sé. Lamento nunca haberte dicho la verdad, pero no podía acercarme a ti porque esa familia estaba loca ―hizo una mueca―. Aún así, veo que Taehyung no dudó en aprovecharse de la situación, y que tú, al contrario, no pensaste mucho tiempo en mí.
―¿Tú qué sabes?
―Los primeros meses veía tus redes sociales. Nuestros hijos tienen sólo unos cuatro meses de diferencia.
―A los pocos días de que rompieras mi corazón, él me pidió tener una cita y acepté porque iba a ayudarme con el examen de matemáticas.
―Taehyung era tan aburrido y al parecer lo sigue siendo.
―Te equivocas. Me gustó la cita y empezamos a tener más.
―Como pasó conmigo ―comentó por lo bajo, y apretó la mandíbula a la vez que desviaba la mirada.
― Sí, pero la diferencia es que podía confiar en él ―Jungkook tragó con dificultad―. Nos pusimos de novios al mes, ambos éramos unos idiotas vírgenes...
―¿En serio era virgen? Vaya, no me sorprende ―soltó una risa amarga.
―Ambos unos idiotas vírgenes, cuando llevábamos unos pocos meses no pensamos las cosas en el momento, nos dejamos llevar y así fue como me embaracé de Sunhee.
―Espera, ¿tú también te casaste sólo por el embarazo? ―preguntó ilusionado―. Vi las malditas fotos, querían hacer que todo era tan feliz, y en realidad, lo hiciste obligada. Taehyung seguramente si era feliz, ya que siempre estuvo perdidamente enamorado de ti, y hasta estoy seguro que él te insistió.
―Sí. Me casé porque estaba embarazada, pero al contrario de ti, también enamorada, Jungkook. ―aclaró tranquilamente―. Taehyung jamás me insistió, ni me obligó a nada. Es el hombre que siempre quise para mí.
Al escucharla no podía evitar dolerle, pues tuvo la ilusión de que siguiera en su corazón por un tiempo, como ella estuvo en el suyo por dos años. La verdad era que, Crystal no había podido evitar caer en los encantos de Taehyung, que a pesar de ser todo lo contrario a su primer amor, fue todo lo que ella siempre quiso. Y la enamoró a su manera, simplemente, siendo él.
Tuvieron que apresurar todos sus planes, pero aún así, fueron felices y disfrutaron cada momento.
―Entonces, no signifiqué nada para ti, porque me olvidaste tan fácilmente ―mencionó amargo.
―Te llevé en mi corazón por mucho tiempo, Jungkook, pero me sentía tan lastimada por ti y más me lastimó verte... casándote con ella. Te vi realmente feliz con Sunmi, creí que la amabas y que ya no había nada que pudiera hacer, así que decidí dejarte ir ―explicó con sus ojos cristalinos―. Sólo me dediqué a amar a mi esposo y a criar a nuestra hija que fue lo más lindo que me pasó.
―¿Y lo que pasa ahora entre nosotros? ―inquirió con el ceño fruncido―. ¿Qué pasa con eso?
―Sólo me confundí...
―No mientas. Ni siquiera soportas que Taehyung te toque.
―Si tú viste eso sólo ha sido porque estuvimos teniendo unos malos meses, Jungkook. Él no dejaba de trabajar hasta tarde, olvidaba fechas especiales, y esos fueron los motivos de nuestras peleas. Pero ahora volvimos a ser nosotros, y lo sigo amando con el alma ―aseguró llevando una mano al pecho, mirándolo con sinceridad―. No pienso dejarlo por una confusión del momento, porque sólo eres eso. Lamento si te ilusioné, pero lo elijo ahora y voy a elegirlo siempre.
―Crystal, no ―se levantó molesto―. Ahora podemos estar juntos, ¿no te has dado cuenta?
―Lo siento, pero amo a Tarhyung ―se levantó suspirando―. Vete, Jungkook.
―Crystal... ―musitó dolido.
―Lo que sea que pasaba entre nosotros, se acabó. Adiós.
Jungkook asintió pasando la lengua por el interior de su mejilla, con sus ojos cristalinos porque su corazón dolía con su adiós, pero aún así salió rápidamente.
La castaña soltó todo el aire que había contenido sin darse cuenta, tratando de no sentirse afectada, pero es que no estaba dispuesta a perder a su esposo cuando podía ser que lo que sintiera por Jungkook no fuera más que atracción sexual. Estaba segura que esa noche cuando al fin su esposo la hiciera suya, iba a darse cuenta que no sentía nada más que eso por el pelinegro, sólo por la poca atención que le había dado Taehyung.
Ya era tarde, por lo que se encontraba cepillando el cabello de su hija mientras pensaba porqué aún no había llegado Taehyung. Se sentía desilusionada por otra vez haber confiado en él, pero a la misma vez tenía una pequeña ilusión de que aún estuviera por llegar.
Cuando terminó de cepillar el cabello de Sunhee, notaba que estaba perdida en sus pensamientos aún, pues desde que llegó que se dio cuenta que estaba algo extraña.
―¿Qué sucede, princesa? ―preguntó sentándose a su lado luego de arroparla, y ella negó con la cabeza―. Sabes que es malo mentirle a tus padres.
―No quiero que vuelvas a discutir con él.
―¿Por qué dices eso? Estamos muy bien.
―Es que yo... vi algo ―murmuró nerviosa.
―¿Qué viste?
― Papá me llevó tarde al colegio porque se bajó a hablar con una mujer muy, muy, pero muy bonita.
―¿Qué?
―Él reía mucho con ella, se sonreían mucho y se miraban mucho ―aseguró asintiendo mientras apretaba el peluche de unicornio―. No me agrada esa mujer, porque estoy segura que quiere quitarnos a papá.
―¿C-Cómo se llama? ―interrogó tratando de sonar tranquila.
―No lo sé.
―Está bien. Descansa ―murmuró levantándose para dejar un beso en su frente.
―No te enojes con él.
―No te preocupes ―sonrió falsamente.
Salió de la habitación sintiendo su corazón golpear con fuerza y cómo un nudo se formaba en su garganta. Quería calmarse, pero las inmensas emociones desbordantes no se lo permitían, y sin dudar tomó su celular que tenía en el bolsillo de su pantalón, para luego marcar el número de Taehyung, dirigiéndose hacia la sala.
―Oh, amor...
―¿Dónde demonios estás?
―Sé que lo prometí, pero...
―¿Señor Kim? ―la voz de una mujer logró escucharse.
―Lo siento. Hwang está aquí ―colgó rápidamente.
En ese momento las lágrimas caían y se imaginaba cientos de escenarios, en todos donde su corazón salía dañado.
Sollozaba tirando el celular a un costado del sofá y pasó los dedos por las hebras de su cabello tirándolo sin importarle el dolor que le provocaba, porque nada se comparaba con el dolor que sentía en su pecho.
―Señora Crystal, ¿qué le sucede? ―preguntó preocupada la mujer que se encarga de la limpieza, Mina.
Era de baja estatura, tez pálida, ojos grandes de color café, cabello rubio largo hasta la cintura. No lo aparentaba para nada, pero tenía treinta y seis años, llevaba trabajando para ellos junto a otra mujer por más de seis años.
Alguna que otra vez sabía hablar con Crystal, y se llevaban más que bien, pues ella había notado como solía conversar animadamente con su hija, lo cual le agradaba demasiado.
―¿Puedes servirme una copa de vino?
―Claro, pero no creo que debería beber...
―Por favor, y deja la botella aquí.
La mujer hizo una mueca algo insegura y se dirigió a la cocina, para así servirle vino. Cuando volvió a la sala, tal y como pidió la castaña, le dejó la botella en la pequeña mesa de al frente mientras observaba cómo le daba un gran sorbo al vino como si realmente lo necesitara.
―Gracias, Mina.
―¿Hay algo más en lo que pueda servirle?
―¿Me preparas el baño?
―Claro. Por favor, no beba mucho, ¿sí?
―Está bien ―asintió sorbiendo su nariz.
El pensar que su esposo estaba con otra mujer, la enloquecía, por lo que mientras los minutos pasaban y bebía más, intentaba una y otra vez llamar a Taehyung, pero sólo escuchaba el buzón de voz.
No se rendía. No podía hacerlo porque sentía que estaba perdiendo la cabeza, estaba desesperada, hasta que acabó su cuarta copa y escuchó la voz de su marido.
―¿Qué carajos quieres, Crystal? Acabo de salir porque mi celular no deja de vibrar.
Al escuchar el tono de molestia en su voz, un sollozo escapó de sus labios, pero aún así logró hablar.
―T-Taehyung, ¿con quién estás? ―su voz salió con torpeza a causa de que ya estaba ebria.
―¿Estás bebiendo? Mierda, ni me respondas ―masculló―. ¿Por qué estás bebiendo? ¿Qué rayos pasa contigo? Deja de beber. Sabes que detesto verte ebria y oliendo a alcohol...
―Taehyung...
―Estoy resolviendo unos negocios con Hwang, así que debo volver. Y tú, por el amor de Dios, deja de beber. Cuando vuelva hablaremos ―resopló―. Maldición, Crystal, me sacas de mis casillas.
Crystal quiso decir algo al respecto, pero Taehyung colgó la llamada, provocando que sollozos desconsolados escaparan de sus labios. Le costaba imaginarse al amor de su vida, a su esposo con otra mujer, pero eso le daba sentido a la poca atención que llevaba dándole hacía meses.
Cuando unos pocos minutos pasaron que acabó su quinta copa, volvió a tomar su celular y se dirigió al baño, donde la bañera se encontraba llena y con espuma. Necesitaba más que nunca relajarse porque sabía que Taehyung iba a volver cuando aún siguiera despierta, así que tendrían una discusión. Su corazón se rompería otra vez, y a él no le quedara más opción que confirmar que le era infiel porque ya lo sabía. Y lo peor es que se había enterado por su propia hija.
Una vez dentro, cerró los ojos soltando un suspiro al sentir cómo empezaba a relajarse y disminuía aquel dolor. No quería pensar más en él, en cuánto tiempo llevaba siéndole infiel. Sólo anhelaba olvidarse de todo, pero su celular vibró indicando una llamada que decidió ignorar.
Volvió a sonar llamando su atención, y al ver que era el número de Jungkook, frunció el ceño, pero aún así atendió.
―¿Sabes qué? No. No acepto lo que me has dicho ―habló molesto―. Carajo, no puedo dejar de pensar en ti desde que te he visto. Sólo deseo poder estar contigo, besarte, tenerte en mis brazos y hacerte mía cuantas jodidas veces quiera ―suspiró―. No dejo de recordar...
―¿Q-Qué recuerdas, Jungkook? ―indagó sin saber porqué necesitaba escucharlo.
―No creo que quieras saberlo.
―S-Sí. Si quiero saberlo.
―¿Qué pasó con lo de que eliges a tu marido? Dudo muchísimo que quieras saber los recuerdos que se me vienen a la cabeza sobre ti, y mucho menos lo que me provocan.
―Olvida a ese imbécil y dímelos.
La risa ronca de Jungkook provocó un cosquilleo en su vientre, y ella cerró los ojos, mientras lo escuchaba moverse, por lo que bajó su mano tratando de desaparecer sus pensamientos inseguros.
―Recuerdo... recuerdo esa noche en mi coche, en el asiento trasero, cómo me besabas como si realmente me desearás ―respondió soltando un suspiro―. Me dejaste meter mi mano y estabas tan húmeda por mí...
Lo escuchó gruñir y un jadeo escapó de sus labios cuando empezó a hacer movimientos circulares sobre su clítoris hinchado, recordando esa noche, cómo Jungkook devoraba sus labios y sus dedos se introdujeron dando en el punto exacto.
―Oh, preciosa, no dejabas de decir mi nombre y pedirme que no me detenga. ¿Lo recuerdas? Dime que sí.
―Lo recuerdo ―su voz salió débil y mordió su labio inferior al escuchar la respiración pesada de Jungkook.
―Mis dedos se movían tan rápido y tú decías...
―Jungkook...―gimió arqueando los dedos en su interior, pudiendo escuchar cómo este aumentaba los movimientos de su mano y respiraba entrecortado―, sigue.
―Diablos, te necesito a ti ―gruñó―. Te necesito encima de mí, montándome.
―Y yo te necesito dentro...
―Imagina que soy yo, que devoro tus labios, que acaricio tus pechos y que me muevo duro en tu interior ―dijo entrecortado y gimió para ella.
―¡Oh, Jungkook!
¡Hola!
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