Capítulo XIV
Como KyungSoo lo supuso, JongIn no había podido estar con él como ambos hubieran deseado.
Su alfa había estado muy ocupado con los entrenamientos de Kris, instruyendo a los nuevos alfas y omegas que se unirían a la batalla y transportando a las personas indicadas de Diamond a Exodus de forma disimulada. Era en esos momentos cuando ambos podían echarse un vistazo, darse un fuerte abrazo y un beso y luego separarse una vez más. Era muy duro y difícil de soportar. Tener que llevar un embarazo alejado de su pareja no era algo simple, no con el cambio de humor latente, las exigencias continuas de su dragón y la sensación inevitable de soledad clavada en el pecho.
Sólo ZiTao podía entenderlo. Él, disfrazando muecas y transformándolas en sonrisas, también cargaba con una mirada anhelante al vacío, un haz de luz opaca y triste en los ojos y el abatimiento en su semblante gris y carente de la vivacidad que lo caracterizaba hace sólo algunos días. Por ello había encontrado una especie de consuelo en el mayor, y el mismo ZiTao en KyungSoo; se habían estado apoyando mutuamente, dándose ánimos para continuar, y de esta manera habían conseguido una fuente de fortaleza bastante sólida.
KyungSoo sabía que cuando todo aquello terminara iba a recordar esos días con diversión, pues se había convertido en un omega completamente blando, llorón y deprimente cuando siempre fue todo lo contrario; pero mientras tanto, iba a tener que soportar un poco más toda aquella ola de emociones pesadas y seguir deambulando por la casita prestada arrastrando los pies con una mano en la panza increíblemente grande e hinchada con la proximidad inevitable de su parto.
"Sólo faltan cinco días. Cinco días y te tendré en mis manos". Pensó esa mañana, un miércoles de clima frío, con una taza de chocolate caliente entre las manos, sentado frente a la ventana para mirar la neblina fuera del cristal, cubriéndolo todo y llenando sus alrededores de un blanco inmaculado.
ZiTao se encontraba en el sofá leyendo ávidamente, un pasatiempo que lo mantenía lo suficientemente ocupado como para no centrar su atención en sus pensamientos y mantener su mente distanciada de su anhelo por Kris. Sobre su enorme vientre, igual o más grande que un balón playero, mantenía apoyada una bandeja llena de galletas saladas y una taza de chocolate que tomaba de vez en cuando, entre el pasar de las páginas amarillentas. KyungSoo miró con una sonrisa la prominencia en su estómago. Era realmente adorable de ver, con sus mejillas gorditas y rosadas y su cabello más largo y brillante, envuelto en un abrigo que lo hacía ver aún más redondo y lindo. Toda una monada de chico primerizo esperando a su bebé.
Le tomó una foto para el recuerdo. Seguro que a Kris iba a gustarle.
Oh, con respecto a Kris, bueno, suponía que las diferencias habían sido dejadas de lado por completo cuando KyungSoo descubrió la verdad detrás de sus acciones y tuvo que convivir con ZiTao. No era de su completo agrado aún debido a los instintos de su dragón, pero ya no lo tenía en el pozo de mierda donde lo había dejado antes.
Guardó el celular una vez más y cogió de nuevo su taza humeante para darle un sorbo a su bebida. Extrañó un poco el ruido de la casa al que había estado expuesto en los últimos cuatro días; Yuna había salido a pasear con RaeOn y la señora Kim e InSung habían ido a reabastecer la despensa, pues alimentar a tantos dragones, teniendo a dos embarazados, no era algo fácil, por lo que decidió tararear por lo bajo para llenar el silencio abrasador.
Estuvo así durante algunos minutos, mirando hacia afuera y bebiendo ocasionalmente su chocolate cada vez más frío, cuando, de pronto, un gemido agudo y el sonido de una taza rompiéndose lo dejó en alerta inmediata. Giró el cuello y fijó sus ojos agrandados por la sorpresa sobre ZiTao, que había arrojado la pieza de cerámica, el libro y la bandeja con galletas al suelo y se mantenía sujetando con fuerza su vientre. Su rostro había adquirido un tono rosáceo bastante preocupante y su respiración se encontraba agitada y pesada.
KyungSoo actuó lo más rápido que su propio cuerpo le permitió y fue hasta su amigo para auxiliarlo. Lo despojó de la chaqueta que lo protegía y le echó el largo cabello hacia atrás para que el flequillo no le molestara.
-¿Viene ya? -preguntó con preocupación y ZiTao asintió con frenesí, mordiéndose el labio inferior para reprimir un gemido lleno de dolor-
-Sí... Oh, KyungSoo, quema. Quema en mi interior. Tiene que salir ya... YiFan debe estar aquí... ¡Maldición! -se quejó entre gemidos y jadeos cada vez más fuertes, activando un instinto de pánico y alarma en KyungSoo-
Nervioso, miró a su alrededor sin saber que hacer. ZiTao no podía tener al huevo en su forma humana, era imposible, por ello debía cambiar y dar a luz en su forma de dragón en las montañas, alejado de la civilización y siendo protegido por su alfa en este momento de debilidad absoluta. Un omega como él no podría hacer nada para ayudarlo, ese era el trabajo de su compañero, lo que lo dejó sintiéndose impotente e inútil.
ZiTao le apretó la mano con fuerza y soltó un grito que desgarró su garganta. El corazón de KyungSoo latía con agitación y desenfreno en su pecho, su omega chillando ruidosamente con el deseo de ayudar y proteger, aún cuando no podía hacerlo correctamente en su estado, lo hacía todo aún más caótico y explosivo, difícil de manejar. Era una situación estresante, y él no debería estar sometido a ello, joder.
Aún así, y maldiciendo por lo bajo al ver el teléfono de InSung (el único alfa que podría ayudarlos) en la mesa de la cocina, decidió dar lo mejor que tenía y actuó por instinto. Le arrancó los pantalones al mayor, sabiendo que serían un estorbo para él, y lo ayudó a levantarse, teniendo mucho cuidado para que ZiTao no lastimara su vientre en medio de sus arrebatos llenos de dolor y movimientos desesperados. Lo llevó como pudo a la entrada de la casa y una vez fuera, le dijo con una seguridad que realmente no sentía:
-Aprovecha que no hay nadie fuera y transformarte, Tao, iré justo detrás de ti para custodiar tu camino hasta las montañas.
Con lágrimas en los ojos, ZiTao lo miró y su grueso labio inferior tembló. Asintió a su pedido, sabiendo que no tenían otra opción, y se alejó un poco, preparó su cuerpo y echó su larga anatomía al aire para convertirse en un magnífico dragón de escamas rojas rubí brillantes que aleteó sus inmensas alas en el aire. Afortunadamente, la niebla era densa y ZiTao pudo pasar desapercibido casi por completo. KyungSoo suspiró, acarició su vientre e invocó al cambio, mandando señales a través de su vínculo con JongIn para pedirle ayuda. Esperaba que no tardara en darse cuenta de lo que ocurría y apareciera junto a Kris.
Se echó a volar justo detrás de ZiTao, que, veloz, surcaba el cielo en busca de alguna cueva en la que pudiera entrar para su pronto alumbramiento. KyungSoo lo siguió de cerca, vigilando su entorno, atento a alguna posible presencia de un alfa que pusiera en riesgo a ZiTao y su bebé.
Era una imagen bastante ridícula, en realidad, porque Tao era mucho más grande y robusto que él y se movía con más rapidez debido a su desesperación e instintos, pero aún así, KyungSoo no falló en su misión y se mantuvo protegiéndolo fielmente.
Finalmente, luego de algunos minutos de vuelo, ZiTao soltó un chillido inevitable al ver la entrada de una cueva en la montaña que rodeaba Exodus. Era un espacio grande en el que podía entrar sin ningún problema, cubierto de piedras y con una que otra rama que se escabullía entre los espacios de las mismas para darle una imagen más natural y vegetativa. ZiTao planeó de forma fluida, como sólo un dragón podría hacerlo, y arqueó su cuerpo antes de posar sus patas en la superficie segura de la cueva. KyungSoo suspiraría de alivio si fuera un humano, o al menos sería así si no hubiera sentido de repente la presencia de un alfa acercándose a toda velocidad.
Sus sentidos se pusieron en alerta máxima, con una oleada de miedo y desesperación cocinándose en su interior, fuerte y rudo, y chilló con fiereza, un sonido agudo, lleno de advertencia, que pedía no continuar con aquello a quien sea que estuviera tratando de llegar a ellos para hacerles daño . El aviso no fue tomado, y el alfa continuó acercándose. KyungSoo maldijo mentalmente, sintiendo su corazón tronando con fuerza en sus oídos, y chilló con angustia cuando sintió una garra rozando su cabeza. El zumbido lo dejó desconcertado y sus ojos atraparon la figura inmensa de un dragón desconocido color verde esmeralda.
Era inmenso, con alas gigantescas y de apariencia ruda. KyungSoo podría temblar con sólo verlo, al menos en su situación actual donde no podía hacer mucho para defenderse a sí mismo sin dañar en el camino a su huevo. Envió pedidos de ayuda a JongIn con insistencia, el miedo calando cada uno de sus huesos, su omega desesperado, temiendo por ZiTao y por su cría, estaba frenético en su interior. KyungSoo jamás había sentido tanto temor como ahora.
El alfa se acercó de nuevo, veloz como un halcón, y KyungSoo fue capaz de abrir sus patas y rasguñar la cara del dragón en un movimiento defensivo, apuntando directamente a los ojos. La criatura verde chilló, un sonido que rompió el cielo y causó dolor en sus oídos sensibles, y el pequeño retrocedió lo máximo posible antes de que el alfa recobrara el sentido y decidiera contraatacar. Estaba a punto de entrar en la cueva junto a Tao cuando unas filosas garras rasparon sus escamas con fiereza, y aunque no dolió lo suficiente gracias a a la dureza de la misma amortiguando el filo contra su carne, sí se sintió débil ante la rudeza del impacto y el empujón recibido en el camino. Soltó un chillido y cerró los ojos, casi palpando el dolor en su cuerpo ante el inevitable impacto que tendría contra las rocas debido al ataque del alfa, pero, en cambio, lo que pudo sentir fue un cuerpo musculoso y gigante evitando que se estrellara contra la montaña y escuchar el rugido lleno de ira y cólera del dragón de JongIn.
Fue entonces cuando pudo respirar nuevamente, ahí, en el pecho de su compañero, siendo protegido sin dudas por el amor de su vida. Oh, KyungSoo podría llorar a causa de la gratitud y la presencia de JongIn.
Su alfa gruñó, un sonido gutural que podría hacerlo temblar de haber sido dirigido para él, y el dragón esmeralda, al ver a otro igual mucho más grande y aparentemente fuerte, y, por sobre cualquier otra cosa, a un compañero cabreado defendiendo a su pareja, terminó por lanzar un chillido de rendición y se alejó de ahí lo más rápido que pudo. JongIn tuvo la intención de ir hacia él, pero KyungSoo lo detuvo al recostar su cabeza en su cuello alargado y grueso. JongIn gruñó, descontento, pero aún así no se movió; simplemente se quedó ahí, sobrevolando a su lado, permitiéndole acurrucarse contra él, restregar su rostro en su cuello para llenarse de su aroma y mordisquear sus escamas con cariño.
Juntaron sus cabezas no mucho después, el negro y el blanco haciendo una combinación perfecta en medio de sus naturalezas opuestas, y KyungSoo soltó un chillido bajo cuando JongIn comenzó a acariciar su rostro con el suyo sin que los cuernos fueran un estorbo para ninguno. Fue entonces cuando se sintió seguro, en calma, capaz de respirar a gusto nuevamente y ralentizar los latidos de su corazón. Estaba en casa, finalmente estaba en su hogar, en donde pertenecía, y el sentimiento que traía esa verdad renovaba por completo su existencia entristecida por la falta de presencia de JongIn.
-¿Estás bien, cielo? ¿No te hizo nada? -preguntó el menor a través de su conexión y KyungSoo pudo oírlo fuerte y claro en su mente, notar la preocupación de su compañero y un poco de molestia reprimida-
Mordisqueó un poco las escamas en sus mejillas, lejos de hacerle daño, en un movimiento afectuoso únicamente visto en parejas destinadas para luego descansar su barbilla afilada en el hombro enorme de su alfa.
-Estamos bien, cariño, no le ha dado tiempo de hacernos daño.
JongIn soltó una exhalación dura y alargada y los ojos azulados y preciosos se enfocaron en él, amoroso y notablemente más tranquilo que antes al escucharlo.
-Lamento haberte hecho pasar por esto, Soo, debería haber estado aquí para cuidarlos...
-Shh, está bien, Jong. Tienes un deber que cumplir y lo entiendo, has llegado a tiempo, nos salvaste, estamos bien, por favor, no te sientas culpable por algo que no está en tus manos. Las cosas no pasaron a mayores, ¿bien? Así que dejemos esto aquí.
-Pero, Soo...
-Basta. ¿Trajiste a Kris contigo?
JongIn bufó y un poco de humo salió de sus fosas nasales. Oh, incluso su dragón era lindo cuando estaba enojado y un poco ofendido.
-Sé lo que haces, no trates de cambiarme el tema.
-ZiTao ha estado muy dolorido. De verdad lo necesitaba.
-¡Cielo!
-¡JongIn! ¿De verdad vamos a mantener una conversación durante largos minutos acerca de un tema en el que no tienes como intervenir, en vez de aprovechar el tiempo que tenemos juntos para, no sé, acurrucarnos, abrazarnos, besarnos y decirnos cuánto nos queremos? Hey, de verdad estoy bien, lo estoy ahora que has llegado. Soy un hombre fuerte, ¡mucho! Y ese alfa no hizo gran cosa antes de que aparecieras. Pude manejarlo bastante bien, así que por favor, confía en mí, cariño.
-Confío en ti, Soo, es sólo que ahora eres más vulnerable y tengo miedo, ¿de acuerdo? Todo esto ha sido muy duro y difícil, además de repentino. No he podido estar a tu lado para cuidarte y mi alfa está desquiciado por eso; no estoy haciendo lo que debería ni siguiendo mi papel como tu compañero y eso me frustra. He estado tan preocupado estos días, Soo, que he explotado al ver a ese imbécil empujándote. Lo siento si estoy exagerando, es sólo... argh.
KyungSoo no pudo evitar sentirse un poco culpable por hacer de menos la carga y las preocupaciones de JongIn. Capta entonces que no sólo ha sido difícil de sobrellevar para él, sino también para su alfa. JongIn había tenido que luchar contra sus instintos todos esos días que estuvieron alejados, tuvo que enfocarse en entrenar y reprimir sus deseos de transportarse para verlo. KyungSoo no era el único pasándolo mal, así que era completamente razonable que JongIn no pudiera dejar ir tan fácilmente la molestia ni dejar de preocuparse por él por lo que creía mínimo y sin importancia sólo porque tenía a su alfa a su lado. Era muy injusto.
Sacó su cabeza de su escondite y miró a JongIn directamente a los ojos, notando lo atormentados que se encontraban, un poco opacos y tristes. KyungSoo sintió su corazón doliendo por su compañero, con la imperiosa necesidad de hacerlo feliz nuevamente despertando en cada célula de su cuerpo.
-Vamos a casa, Jong.
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KyungSoo retorció las sábanas bajo su cuerpo cuando la lengua afilada, húmeda y caliente de JongIn recorrió su pene concienzudamente. Las manos del alfa nadaban en las olas de su cuerpo, recorriendo su piel sin descanso, tocando los lunares que salpicaban el lienzo blanco que recubría sus músculos y atendiendo gentilmente los pezones erectos, rojos e hinchados que adornaban su pecho.
Sus muslos temblaban a cada lado del rostro de JongIn, su vientre le impedía ver el rostro del menor, pero, a pesar de ello, KyungSoo se sentía increíblemente caliente. El húmedo músculo contra su intimidad recorrió toda su longitud arqueada y venosa, dura como el acero y goteando su excitación, pasó por el glande furioso y se entretuvo en su hendidura, mandando oleadas de hipersensibilidad a todo su cuerpo, espasmos recorriendo sus extremidades y un gemido sonoro escapando de sus labios abiertos e hinchados por los besos anteriores.
Estaban en su hogar en Diamond, sobre su cama, y KyungSoo sentía aquello increíblemente perfecto, satisfactorio y placentero. Era sobre estar en su hogar con JongIn, hacer el amor entre sus sábanas, en una estancia donde predominaba el aroma de su compañero y lo enloquecía segundo a segundo, era algo incomparable, sencillamente no podía encontrarlo en otro sitio ni se sentiría de la misma manera en un lugar que no fuera su nidito de amor.
Mordió su labio inferior con fuerza cuando la boca caliente de su pareja se llenó de su pene por completo, llegando hasta la base, con su nariz rozando su piel íntima cubierta de una ligera pelusa delgada de vello púbico; gimió audiblemente, un sonido grave y sensual, cuando JongIn comenzó a moverse de arriba hacia abajo, llenándolo todo con su saliva, recorriendo su pene centímetro a centímetro con su lengua, chupando, golpeando, escupiendo, tragando y gruñendo. Era explosivo. Era su alfa.
Contra su voluntad, sus piernas intentaron cerrarse y su espalda de arqueó cuando la mano firme de JongIn se llenó con sus testículos para masajearlos y acariciarlos con diligencia. La piel pesada de sus bolas se calentó aún más dentro de la palma de JongIn y corrientes eléctricas de placer se deslizaron por su columna vertebral para asentarse en su vientre. Tan bueno, joder. Los sonidos, el aroma, el toque de su carne en la boca de JongIn, en su mano abierta, la sábana rozando su espalda desnuda, el sudor goteando por su cuerpo y el calor, los gemidos, el chapoteo, los gruñidos de su alfa, todo era una mezcla adictiva, sensual y erótica que lo conducía irremediablemente por el camino del clímax y el placer absoluto.
JongIn lengüeteó su glande, lo succionó de forma obscena y KyungSoo lloriqueó cuando sus dedos se enroscaron y el orgasmo llegó de forma fluida y abundante. JongIn tragó su esencia con gusto y se relamió los fluidos impregnados en sus labios hinchados mientras se incorporaba y se alejaba lentamente de su intimidad desinflada. KyungSoo luchaba para recuperar el aliento, su pecho subía y bajaba con desenfreno y la piel enrojecida se sentía sensible al tacto, pero aún así estiró los brazos temblorosos cuando JongIn rodeó su cuerpo en la cama y alzó el rostro para besarlo en los labios, abrazando al menor por el cuello.
Deslizó su lengua en la cavidad del moreno, sintiendo el gusto de su semen en su lengua, y gimió bajo y ronco cuando JongIn mordió y tiró un poco de su labio inferior antes de succionarlo y volver a besarlo, lento y sensual.
Su omega rugió, consciente de que su compañero aún no se había liberado, y lentamente, preso del instinto, fue empujando a JongIn hacia sí mismo. El menor se alejó un poco para poder mirarlo, con las pupilas chispeando entre café y azul, y KyungSoo lamió su labio inferior antes de bajar y lamer su mandíbula y barbilla sin romper el contacto visual.
-Aún faltas tú... ponlo en mi boca, JongIn -pidió en un susurro antes de mordisquear tentativamente el cuello grueso y aceitunado del menor y lamer su marca de emparejamiento-.
JongIn gruñó con aprobación y acunó su rostro en sus manos cuidadosamente.
-¿Estás seguro? Es grande, te puedes ahogar.
Como toda respuesta, KyungSoo bajó la mano hasta su miembro y apretó la dura carne caliente, erguida y palpitante con firmeza. JongIn gimió con los ojos cerrados y poco a poco fue arrastrándose de rodillas en el colchón, abrió las piernas y encerró su rostro a cada lado de sus rodillas, flexionó su cuerpo alargado y KyungSoo abrió la boca con avidez para recibir el gran pene de su compañero. JongIn apoyó una mano en la pared tras la cabecera de la cama y lentamente se dejó llevar por los trazos animados de la lengua de KyungSoo, ondeó sus caderas experimentalmente y gruñó, un sonido sensual que erizó el vello corporal de KyungSoo, cuando el hombre más bajo dibujó una línea recta con la punta de su lengua al costado de su miembro, pasando por encima de sus protuberancias, besándolas todas y cada una de ellas y luego chupándolas de forma afectuosa.
Las crestas se habían mantenido ocultas, pues podrían lastimar su boca, pero KyungSoo se encargó de atender cada una de las pequeñas montañitas que realzaban en la carne de su envergadura con total entrega.
Abrazó los muslos bronceados y fuertes y acercó más a JongIn, y así, con la vista fija en el pecho duro y definido del alfa que montaba su boca, dio su mayor esfuerzo para hacerlo sentir bien. JongIn era todo músculos tensos, gruñidos y jadeos guturales. Sus caderas ondeantes buscaban llegar a la cúspide de su placer, su pene golpeaba su rostro ocasionalmente, manchándolo con preseminal y saliva y el sudor escurría en su piel hermosa y suave. KyungSoo se metió un testículo gordo y pesado a la boca y lo lamió y besó concienzudamente. La carne arrugada caía, dura y pesada, y su lengua se paseó con libertad sobre ella.
No mucho después se metió el otro también en la boca, luego subió por el pene curvado, apretó los muslos de JongIn y tarareó con el miembro en su cavidad. JongIn maldijo con la mandíbula apretada, bajó el rostro para mirarlo y suavemente apartó su rostro de su pene, le acarició los labios hinchados y hormigueantes y luego se llevó la diestra a su miembro. Sin dejar de verlo, bombeó, estiró y apretó su envergadura, mostrándose sensual y erótico con sus músculos hinchados, sus ojos azules y una que otra escama en su rostro atractivo. El pelo estaba desordenado salvajemente, su cuerpo húmedo moviéndose sobre su rostro, la vista fija en él... era caliente, era adictivo y atrayente. KyungSoo cayó plenamente rendido a sus encantos masculinos.
-Soo... cierra los ojos -soltó en un medio gruñido lleno de gravedad, en un estado donde su alfa estaba dominando gran parte de su humano, y KyungSoo gimió bajito, enterró las uñas en la carne de sus piernas duras y obedeció a su orden-.
Los gruñidos y jadeos de JongIn se intensificaron de forma abrumadora, el corazón de KyungSoo latía con desenfreno en su interior y la ansiedad comenzaba a desesperarlo. No podía mirar a JongIn o hacer más que tomar sus piernas y eso no le agradaba demasiado, no cuando JongIn era tan indescriptiblemente caliente en la intimidad y lo había extrañado tanto, y justo estaba a punto de quejarse y replicar cuando, de pronto, su alfa soltó un suspiro silencioso y su rostro fue bañado con los fluidos que su clímax había traído.
Jadeó con sorpresa, alejado de cualquier disgusto por su acción, y permitió que JongIn le limpiara los párpados salpicados con semen antes de poder abrirlos. Finalmente, cuando pudo enfocarse en el moreno una vez más, este tenía sus ojos de su natural color café, sus mejillas estaban coloradas y las escamas habían desaparecido, dejando a su parte humana dominando su ser una vez más.
Avergonzado, JongIn apretó los labios y desvió la mirada, con la respiración agitada causando que su duro pecho subiera y bajara a un ritmo rápido, y susurró por lo bajo, tan pequeñito que KyungSoo tuvo que hacer un esfuerzo para escucharlo.
-Lo siento, cielo, yo... déjame limpiar ese desastre de tu rostro -se alejó de su cara y estiró el brazo para alcanzar el cajón de la mesita de noche, pero KyungSoo lo detuvo al tomarlo de la muñeca-.
Sentía la cara hirviendo y los pómulos a punto de estallar, pero aún así fue firme cuando respondió.
-Yo quiero probarlo, no lo limpies aún -JongIn lo miró con sorpresa, ampliando sus ojos y sonrojándose más pronunciadamente, y tal como lo dijo, KyungSoo llevó sus dedos a su rostro, extrajo los fluidos de su piel, y luego los llevó a sus labios también manchados sin dejar de observarlo. La nuez de JongIn subió y bajó notoriamente y KyungSoo saboreó su semen en su lengua antes de agregar con una pequeña sonrisa:-. Sabe bien... es un poco dulce. ¿Comiste piña?
-Oh, maldición, vas a matarme, Do KyungSoo -fue la respuesta de su compañero antes de arrojarse a su boca y tomarla en un beso voraz que, de alguna u otra forma, mantuvo una esencia amorosa difícil de ignorar. Al alejarse, JongIn le besó las mejillas y el cuello y luego susurró contra su oído con emoción desmedida-. Te amo tanto.
KyungSoo sonrió y alzó sus brazos para abrazarlo lo mejor que su vientre le permitió.
-También te amo, JongIn, muchísimo.
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Regresaron a Exodus una hora después, con ropa limpia y un baño en pareja bien merecido. KyungSoo contrabandeó algunas camisetas amplias impregnadas con el olor de JongIn, que podría usar cuando se sintiera alicaído, y la almohada que usaba su compañero para dormir.
Cuando aparecieron en la sala de estar de la casita en la que convivía con la familia Kim, ya se encontraban todos reunidos en el sofá. ZiTao y Kris en el centro se veían orgullosos y maravillados por el huevo mediano que reposaba en una cestita cubierta con mantas acolchadas, Yuna y HyeJin parloteaban animadamente, RaeOn estaba arrodillado delante del huevito, mirándolo con curiosidad e InSung bebía una cerveza con una sonrisa gigante en los labios.
Las miradas se posaron sobre ellos cuando aparecieron delante de la familia y RaeOn soltó un grito emocionado antes de ponerse de pie y correr hacia JongIn para abrazar sus piernas con fuerza. JongIn no tardó en cogerlo en brazos y besarle las mejillas con una sonrisa.
-¡Tío Nini, viniste! ¡Mira el huevo de ZiTaíto! ¡Es muy bonito!
-Sí, ya lo vi, Eonnie. Hola a todos; felicidades, líder, y a ti también, ZiTao, me alegra verlos bien y notar que tienen un huevo saludable.
-Gracias, JongIn. KyungSoo -saludó el alfa más alto de la sala y el pequeño hizo un ademán con la cabeza, colocando una mano en su vientre-.
-Hey, Kris, felicitaciones, hombre. Ha sido todo un proceso, ¿no? ZiTao, muchas felicidades, me alegra verte bien, amigo.
ZiTao sonrió y KyungSoo notó que lucía despampanante. Él brillaba de forma única, iluminaba todo a su alrededor; se veía contento, feliz, agotado, pero evidentemente conforme y satisfecho con su trabajo. KyungSoo se preguntó si él se vería de esa manera tan maravillosa luego de tener a Huevín, como le había puesto hace un par de días.
-Gracias, Soo, y gracias por ayudarme allá. Sin ti, todo hubiera sido un desastre.
-No hay nada que agradecer. Pero para la próxima, alguien debería llevar su celular, ¿de acuerdo, InSung? -soltó entre dientes y el alfa asintió con la cabeza baja, avergonzado por sus palabras, pero completamente de acuerdo con él. Afortunadamente, JongIn no dijo nada al respecto y se dedicó a conversar tranquilamente con RaeOn-. Ahora hazte a un lado, estoy tan cansado -soltó aquella verdad mientras se acercaba al sillón que ocupaba su cuñado y amigo y éste no tardó en cederle el lugar. Yuna sonrió desde su sitio y bebió un trago de cerveza-.
-Por supuesto que estás cansado. ¿Estuvo bien el ejercicio? ¿Qué dices, JongIn, lo ayudaste con las posiciones adecuadas debido a su estado?
KyungSoo carraspeó y desvió la mirada con los pómulos ligeramente calientes y las risitas divertidas de los demás haciendo eco en la sala; JongIn sonrió, se encogió de hombros y se enfocó en su omega, lanzándole una mirada fija y cariñosa.
-Por supuesto, fue bastante satisfactorio y relajante para ambos -KyungSoo no pudo evitar sonreír y verlo brevemente, sólo para recibir un beso volado de su parte, uno que le calentó el corazón y lo hizo sentir genuinamente querido y apreciado-.
RaeOn tomó las mejillas de su tío para verlo a la cara y exclamó, emocionado y lleno de energía como sólo un niño de su edad puede estar:
-¡¿En serio?! ¡Yo quiero hacer ejercicios con el tío Nini también! Voy a hacerme muy fuerte para cuidar a mamá, a la abuela, a tío-maestro Soo y a huevito mientras tío Nini y tío Innie no estén. ¡Seré un alfa muy poderoso!
-Oh, claro que lo serás, pero por ahora debes concentrarte en tus estudios y en ayudar a mamá, ¿cierto, Soo?
-Por supuesto, tienes que estudiar mucho, Eonnie, y cuando seas mayor, JongInnie te entrenará.
-Yo también podría hacerlo -intervino Kris y KyungSoo le frunció el ceño con fiereza-.
-Tú no te acercarás a mi sobrino para enseñarle nada, mucho menos a pelear, salvaje. Yo mismo lo haré, en todo caso.
Kris chasqueó la lengua pero no dijo más; JongIn, por otro lado, rió sin disimular y bajó a RaeOn al suelo para que volviera a su posición inicial frente al huevo de su líder. Él ocupó un lugar en uno de los reposabrazos del sillón donde se encontraba KyungSoo. InSung los miró de reojo, curioso y atento, y al notar las miradas, sonrisas y el toque íntimo de sus manos enlazadas sobre el vientre redondo de KyungSoo, no pudo evitar sonreír con afecto, sintiéndose orgulloso de su hermano menor y de su mejor amigo.
Un poco más lejos, HyeJin celebraba las decisiones y el comportamiento del mayor de sus hijos, sin poder evitar sentirse plena al verlo ahí, compartiendo con el único hombre que ha amado de aquella manera tan fluida, cariñosa y sincera, y su rival más difícil de enfrentar, el niño que una vez juró proteger con su vida.
Yuna servía bocaditos y bebidas con la ayuda de RaeOn. ZiTao y Kris se encontraban abrazados y acurrucados sin ningún tipo de vergüenza, a pesar de sus personalidades poco demostrativas públicamente en el ámbito amoroso, gozando de la felicidad y el orgullo de papás en camino; InSung tomaba su tercera cerveza, riendo y cantando desastrosamente para animar el ambiente y llenarlo de alegría, una que ya florecía por sí sola, y JongIn y KyungSoo se dieron un beso suave, lento y cariñoso, abrumados por el buen ambiente, por el amor circulando en el aire y la cercanía del contrario.
Estaba bien, era un buen momento para descansar, tenían una buena razón para celebrar y ser un poco felices entre tanta incertidumbre y pesadez. Estaba bien reír y bailar un poco, abrazarse y mimarse, beber alcohol, contar anécdotas y mantener una adorable vigilia irrompible. Estaba bien, porque estaban en un momento efímero donde el arcoiris brillaba plenamente en el cielo. Por ahora esto era adecuado, hasta que la tormenta y tempestad lleguen a desbaratarlo todo.
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