Capítulo XII
Dos días después, KyungSoo se encontraba en un estado deprimente y alicaído.
Aún no había podido decirle nada a JongIn respecto a su cría porque su alfa había estado demasiado ocupado en Tōtem. Llegaba muy tarde a casa, golpeado, silencioso y cabizbajo; se daba una ducha, comían entre palabras vagas y luego se iban a dormir fuertemente abrazados, como si JongIn temiera que le ocurriera algo mientras descansaba, como si hubiese temido por su seguridad durante todo el día y fuera en ese momento cuando podía asegurar que estaba bien.
KyungSoo no entendía qué podía ir mal; tres días antes ambos se encontraban muy bien, felices, JongIn parecía brillar, pero ahora se notaba demacrado, estresado y muy apagado anímicamente. Tenía miedo por ello, se encontraba ansioso al no tener las respuestas a sus dudas. Intentó preguntarle a JongIn, deseoso de poder ayudar, pero este sólo le besó la frente, sonrió muy pequeño y lo acurrucó entre sus brazos sin decir nada al respecto.
Era muy frustrante, se sentía inútil y tonto, su omega estaba ansioso e inquieto y era difícil concentrarse en el trabajo. Su unión con JongIn era reciente y por eso no podía estar en calma al ver a su pareja de esta manera, y sabía que eso podría afectar el crecimiento y la salud de su huevo. No debía sentirse así, fue lo primero que le dijo YiXing, pero toda esta situación, el silencio y las miradas distantes de JongIn, además de las horas extras que utilizaba para entrenar en Tōtem, lo habían dejado completamente desequilibrado.
Si es sincero, no es así como se imaginaba sus primeros días lejos del celo, como una pareja acoplada. Los comentarios mordaces y ponzoñosos de algunos omegas del Clan tampoco ayudaron a mejorar su estado de ánimo y deshacerse del estrés al que se estaba viendo sometido.
BaekHyun había estado animándolo continuamente en ese par de días, siempre acompañándolo y defendiéndolo de los comentarios maliciosos de los "estúpidos omegas resentidos", como su amigo decía, además, había mandado a llamar a ZiTao, MinSeok y Lu Han para hacerle compañía. El hecho de que ZiTao también estuviera en espera de un huevo mejoraba la situación, pues su omega se sentía calmado y tranquilo gracias a las feromonas dulces que desprendía el menor, lo relajaba y lo dejaba en una bruma calmada que era bastante conveniente en su estado.
También había decidido pedirle los días de descanso a YiXing. Debido a sus inconvenientes y toda aquella situación, KyungSoo creyó que lo mejor sería estar en su casa, descansar y mantenerse alejado de las personas que pudieran lastimarlo y descontrolar su estado anímico aún más. Los resultados fueron significativos y muy favorables.
Miró con absorción a Lóngshān a través de la ventana de la sala. Su hogar olía a té y a pastelitos de crema y fresas recién hechos y podía escuchar ligeramente las risitas bajas y agudas de sus padres en la cocina, encargándose de los bocaditos de la tarde en medio de su eterno coqueteo y dulzura característicos.
Sonrió cuando su papá apareció a su lado, sonriente, mostrando sus blancos dientes con buen humor y cargando entre sus manos enormes una bandeja con tres tacitas de porcelana y una tetera humeante. Su madre apareció con los pastelitos y algunas galletas no mucho después, y ambos ocuparon un lugar a cada lado de su cuerpo. Era lo mejor, estando entre ambos se aseguraba de que no se pusieran calientes en su presencia, como tantas veces había ocurrido antes, y se ahorraría la visión de ellos metiéndose mano en su casa.
Aceptó la tacita que le pasó su padre y apoyó su espalda en el respaldo del sofá cómodo y limpio. Su madre le envió una mirada interesada y le dio un sorbo a su bebida caliente.
—¿Y entonces? ¿Cuál es la razón tras tu invitación? Porque es bastante raro que nos mandes a llamar y nos permitas la entrada a tu casa —dijo su padre con buen humor y KyungSoo sonrió por lo bajo, acarició los bordes de su taza tibia y suspiró largamente—.
—La verdad es que tengo algo que decirles. Yo, bueno, JongIn...
—¡¿JongIn te dejó?! ¡¿Es por eso que tienes ese aspecto desaliñado?! Voy a matar a ese mocoso. ¡Con lo bien que me había caído durante todos estos años! Te lo dije, cariño, te lo dije, ningún alfa es bueno para mi bebé, ni siquiera ese Kim. ¡Oh, pero él va a ver! ¡Va a conocer el potencial de mis músculos y mis nudillos!
Su madre rodó los ojos y KyungSoo simplemente lo dejó continuar despotricando, porque lo conocía y sabía lo exagerado y dramático que podría llegar a ser su progenitor cuando se ponía en modo intenso. Ambos omegas comieron algunas galletas en silencio y bebieron sus tés, relajados y tranquilos mientras el alfa se ponía de pie y paseaba neciamente por todo el lugar, haciendo ademanes exagerados y resoplando tan fuerte que KyungSoo podría pensar que era capaz de tumbar las paredes de su casa de seguir así, y cuando acabó con su berrinche y se sentó a los pies del menor de los Do con un puchero en los labios, fue que KyungSoo volvió a retomar la palabra.
—Necesitabas desahogarte, ¿verdad? ¿Te sientes mejor?
El alfa hundió los hombros y asintió, infantil y tonto.
—Un poco, lo siento por eso. Tu madre no me deja pelear en casa.
—¡Jamás! No vas a traer vibras negativas a nuestro hogar, así que olvídalo —dijo ella con resolución antes de darle un trago a su bebida y coger una galleta—.
El señor Do la imitó, pareciendo más un niño que el alfa enorme y musculoso que era en realidad, y miró a KyungSoo con atención, curioso y calmado mientras comía ruidosamente. KyungSoo trató de no reclamarle esto para no desviarse del tema.
—¿Y bien? ¿Qué ocurre con JongIn y contigo? —KyungSoo ignoró los trozos de galletas masticados y las migajas de las mismas en las comisuras de los labios del mayor y tomó valor al coger una amplia inhalación, dejó la tacita en la mesita de enfrente y juntó sus manos sobre sus muslos—
—Bueno, yo quería decirles que —mordió la esquina de su labio inferior y sintió sus pómulos calentándose rápidamente; sus padres se quedaron muy quietos, sus miradas fijas en él, y KyungSoo pasó saliva silenciosamente—. Bueno, digamos que ahora mismo estoy esperando un huevo, así que... sí, dentro de un tiempo serán abuelos... hum... sólo eso.
Jugueteó con sus pulgares tímidamente y sólo tuvo que esperar dos segundos antes de que el caos estallara en su limpia y agradable sala de estar. Sus padres saltaron de sus asientos y se abalanzaron uno contra el otro para sacar en ellos todo el entusiasmo que tenían sin hacerle daño a KyungSoo y al huevo; gritaban, eufóricos, se sacudían y zarandeaban mutuamente con los ojos ampliados y los labios formando amplias sonrisas brillantes, y aunque el ruido era molesto y ellos habían pateado la pobre mesa bonita de KyungSoo en medio de su estallido de felicidad, el menor no podía evitar sonreír con cariño y acariciar su vientre, sintiéndose seguro y en paz.
Porque aunque su vida no fue la mejor en un inicio y no tuvo mucho apoyo en la sociedad, KyungSoo gozaba de la comprensión y la transparencia cálida de sus padres, de su amor, de su honestidad y presencias fijas. Tal vez su existencia no fue envidiable o normal como la de cualquier otro omega en Lóngshān, pero ahora se sentía como un verdadero dragón completo y feliz. Tenía a JongIn, tenía a BaekHyun y los chicos y también a su familia y los Kim; estaba esperando a su primer huevo, así que KyungSoo podía decir con certeza que se sentía satisfecho con lo que había conseguido en el transcurso de los años.
Había dolido y se había lastimado en el camino, pero ahora, viendo a sus padres en su hogar, tan felices por su realización personal y sueños cumplidos, compartiendo su ilusión por un bebé en la familia, sabía que todo había valido totalmente la pena.
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Una vez calmado todo, con sus padres nuevamente sentados en el sofá a cada lado de su cuerpo, con sus manos acariciando su vientre ligeramente hinchado y un poco más duro y la sala pareciendo un verdadero desastre horroroso que él se moría por arreglar de inmediato, la señora Do miró a su único hijo con intriga y le preguntó en voz baja la duda que venía circulando en su mente desde hace un par de minutos:
—¿Y JongIn ya sabe que estás esperando?
KyungSoo hizo una mueca y se dejó caer su espalda contra el respaldo del sofá.
—No... no he podido decirle. JongIn ha estado muy ocupado con sus entrenamientos en Tōtem y llega a casa completamente agotado; también ha estado un poco retraído y tenso, así que no he tenido la oportunidad de decirle nada —formó un puchero antes de suspirar largamente y la pareja cruzó una mirada llena de seriedad antes de que el macho más grande tomara la palabra—.
—Eso... justo he hablado de ese tema con tu madre. Últimamente hemos notado mucho movimiento en Tōtem; los rumores dicen que Kris está tomando mano dura en los entrenamientos de los miembros de EXO y, además, también sé que muchos miembros del Clan han ido abandonando nuestras tierras para dirigirse a otra zona desconocida. Ya que no has ido a trabajar no lo has notado, pero cada vez hay menos niños y huevos que cuidar en Diamond.
KyungSoo escuchó todo con suma atención, los ojos abiertos con sorpresa ante las noticias nuevas, y se incorporó una vez más en el sofá para tener una mejor visión de su padre. La señora Do retiró su mano de su vientre y pasó a tomar su taza olvidada, la llenó de té y tomó un sorbo en silencio mientras ellos hablaban.
—¿Qué? ¿Por qué está pasando esto? ¿Ha ocurrido algo malo?
La preocupación en su voz puso en alerta al inmenso alfa, que no tardó en cogerle las manos y encerrarlas entre las suyas en un movimiento nada más que protector y seguro. KyungSoo observó fijamente a su padre con el corazón acelerado y un mal presentimiento naciendo en la boca de su estómago, con la certeza de que algo no muy bueno estaba a punto de ocurrir en Diamond y la conocida ansiedad renaciendo en lo más profundo de sus entrañas.
—No lo sabemos, sólo sé que el Líder ha ordenado la evacuación de los niños y los mayores, y en los campos de entrenamiento cercanos a Tōtem ha habido actividad de muchos jóvenes alfas y omegas.
KyungSoo frunció el ceño con fuerza, consternado por todo lo que estaba ocurriendo en su ignorancia y su omega chilló en su interior, inquieto.
—Eso quiere decir que Lóngshān está en medio de alguna disputa con otro Clan y que las cosas dejaron de ser amistosas. ¿Tan altas son las probabilidades de ataque?
El matrimonio cruzó una mirada por un breve momento y el alfa suspiró con resignación antes de asentir.
—Me temo que eso es lo que creemos, Soosie. Posiblemente por eso EXO ha venido entrenando tan duramente estos días, JongIn no se nota muy feliz y el Clan entero está en alerta.
La señora Do bajó su taza una vez más, seria como sólo se mostraba en situaciones delicadas, y se enfrentó a ellos con determinación, las cejas fruncidas con preocupación y con un aura que hablaba claramente de que no sería posible hacerla cambiar de opinión respecto a su postura y decisión; lo tomó de la mano, apartando la palma de su padre sobre las suyas, y dijo con voz inquebrantable, incapaz de mostrarse blanda o indecisa.
—Tu padre y yo no te dijimos nada antes porque pensábamos que JongIn te había puesto al corriente de la situación y que tú ibas a querer participar en los entrenamientos, sin embargo, ahora que sabemos sobre tu estado, no podemos permitir que te unas al resto de omegas que se han alistado como defensores del Clan en caso de una posible batalla o quedarte aquí por mucho más tiempo. Ahora no se trata solo de ti y de JongIn, también hay un huevo en camino, por lo que, Soo, me gustaría que salieras de Lóngshān mientras todo esto pasa. Así estarán a salvo y nosotros no nos preocuparemos por tu seguridad.
KyungSoo se quedó helado en su posición, con la mirada perdida en el suelo de madera y con el pulso desbocado resonando duramente en sus oídos.
¿Abandonar Lóngshān en medio de pronósticos de batalla? ¿Dejar a su pareja y a sus padres, a sus amigos, a su Clan y su hogar? KyungSoo jamás se había dado la vuelta en una pelea, jamás huyó, jamás le dio la espalda a quien lo necesitara, pero ahora tenía que hacerlo, lo sabía, era por su bien y el de su hijo, pero eso no lo hacía algo fácil y llevadero.
¿Acaso se había convertido en una carga para JongIn, por esa razón él se estaba esforzando tanto, para salvarlo? No quería pensar de esa manera, porque sus pensamientos y conjeturas no tenían sentido, pero se sentía inseguro e inútil. Sí, quería a su bebé, demonios, lo amaba desde que YiXing dijo que lo estaba esperando, pero su instinto estaba firmemente arraigado a su tierra, a sus montañas y su pareja y familia, ¿cómo podía entonces sólo darse la vuelta mientras ellos daban todo de sí para defender su honor, su nombre y su Clan, arriesgando sus vidas y pasando tantas horas en Tōtem? No era fácil, no se sentía cómodo, y, sin embargo, sabía que no podría contradecir a su madre aunque lo quisiera.
Su instinto estaba dividido entre el amor y la fidelidad a su tierra y sus seres queridos y el desenfreno total de protección para su huevo, así que, definitivamente, ahora era un completo desastre rebosante de dudas, preocupaciones y un creciente estrés mortal.
Sus padres, notando todo esto, no tardaron en abrazarlo cálidamente y darle un poco del apoyo que necesitaba; sintió ligeras y suaves caricias en su cabello desordenado y en su espalda, también un par de besitos delicados en sus mejillas y su cuello, y eso fue suficiente para relajarlo mínimamente. Su madre, sonando dulce y comprensiva, acarició de arriba a abajo su espalda y colocó un beso en su coronilla con amor.
—Sé que es difícil, cielo, pero es lo mejor que podemos hacer en estos casos. Aún no sabemos cuándo es el enfrentamiento, así que no podemos arriesgarnos a mantenerte aquí para cuando todo estalle. Sé que JongIn pensará lo mismo que nosotros aunque no te haya dicho nada, posiblemente para no preocuparte, así que, por favor, haz caso en esto, Soo.
—Si te hace sentir mejor —agregó el señor Do con una pequeñísima sonrisa que lo hacía ver más guapo de lo que ya era—, está la posibilidad de que la batalla estalle después de que hayas tenido a bebé Do, así que podrías venir y entrenar en ese momento mientras los demás omegas cuidan el huevo.
—¡Do!
—¡Cariño! No puedes negarle esto por completo, debes entender, luchar es parte de su instinto. ¡KyungSoo es un dragón como tú y como yo que hará lo posible por defender a su pareja y a su familia! ¿Acaso tú te quedarías de brazos cruzados sabiendo que yo lucharé para proteger al Clan?
La señora Do paró su reclamo y relajó su expresión al oírlo, aunque su mandíbula se mantenía apretada y sus ojos hubieron desviado su punto de enfoque.
—No —dijo, segura y firme, y el señor Do asintió y la tomó de la mano como muestra de apoyo y comprensión. Ella no rechazó el toque—.
—Entonces no hagas lo mismo con KyungSoo, bebé, porque no es justo para él. Hagamos lo que he dicho antes: KyungSoo se irá cuanto antes de Lóngshān mientras tiene al huevo; si la batalla comienza cuando haya dado a luz, entonces le permitirás volver. ¿Estás de acuerdo?
Eso lo hizo sentirse significativamente más entusiasmado y esperanzado, por lo que KyungSoo no tardó en mirar a su madre con impaciencia y desesperación. Ella sopesó la propuesta de su marido en calma y silencio, con las cejas aún fruncidas y una mirada indescifrable. Finalmente, un minuto después, ella exhaló pesadamente y asintió con nada más que resignación.
—De acuerdo —dijo, aireada—, estoy bien con eso. ¿Y tú, Soo?
—¡También lo estoy, madre! —exclamó de inmediato y la única mujer del grupo cerró los ojos y negó con la cabeza, soltando una que otra maldición por lo bajo—
—Maldita naturaleza... en fin, tendrás que hablar de esto con JongIn, Soo, así que hazlo lo más pronto posible, si es hoy en la noche mucho mejor, de esa forma podremos sacarte de aquí cuanto antes.
KyungSoo asintió como toda respuesta y colocó una mano en su vientre, acariciando la superficie redondeada con un poco más de optimismo. Realmente esperaba que todo saliera bien en el futuro, porque no podría vivir si alguno de sus seres amados dejara de existir. KyungSoo no iba a permitirlo, era una promesa que le hacía a su hijo, a JongIn y a sus padres.
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Sus padres se fueron cuando el atardecer tocó las puntas de Lóngshān, por supuesto, después de haber acomodado todo el desorden que habían hecho bajo la mirada dura de KyungSoo. Su madre le dio una caricia reconfortante en el cabello y su padre lo abrazó y lloriqueó un poco porque "soy un hombre tan feliz a pesar de todo. ¡Voy a ser un guapo y sexy abuelo!" y muchos balbuceos más que no fue capaz de entender. KyungSoo les había prometido llamarlos más seguido y ponerlos al corriente respecto a su día de partida, y así, con una sonrisa cariñosa, los vio partir a su propio hogar.
Decidido a hacer algo mientras esperaba a JongIn, comenzó a preparar la cena con música suave de fondo. Necesitaba distraerse, ¿y qué mejor que escuchar música para serenar el alma y los corazones agitados? Cocinó algo delicioso para ambos, más o menos elaborado, y puso a enfriar un rico jugo de piña, ya que debía dejar a un lado cualquier tipo de alcohol debido a su estado. Luego, cuando todo estuvo listo, se dio un baño de agua caliente extendido mientras, inevitablemente, repasaba todo lo que estaba ocurriendo.
¿Quienes podrían estar rompiendo los lazos de paz que había en los clanes, con qué intención? No tenía sentido. Diamond no agredía ni atacaba a ningún miembro de otro Clan, su Líder no era alguien violento ni estúpido, por lo que no podía ser culpa suya que esto estuviera ocurriendo; además, nadie se atrevía a iniciar una disputa con su Clan debido a su buen historial de batallas ganadas y el título de grandes guerreros que gozaba su gente. ¿Qué rayos estaba ocurriendo entonces?
Nada parecía tener sentido, no había lógica. Era tan extraño y repentino que lo había dejado inevitablemente descolocado.
El sonido de la puerta siendo abierta lo trajo a la realidad y lo puso en alerta máxima, luego llegó el aroma de JongIn y acarició su olfato para serenarlo y llevarle la calma que su omega y su humano necesitaban, por lo que pudo respirar tranquilamente. Tomó una bata de baño y la utilizó para cubrir su cuerpo y calzó un par de pantuflas cuando hubo secado sus pies. Una toalla cubrió su cabello húmedo y con el corazón acelerado fue en busca de su pareja.
JongIn se encontraba sentado en el sofá con los ojos cerrados y los zapatos fuera de sus pies. Por su aroma y apariencia, se había duchado antes de ir a casa; sin embargo, eso no disimulaba su agotamiento físico ni su cuerpo golpeado y moreteado. El corazón de KyungSoo se comprimió en su pecho dolorosamente, y antes de darse cuenta ya estaba encaminándose hacia el menor y se encontraba acurrucándose en su duro torso. JongIn suspiró largamente y subió su brazo para colocar su mano en sus hombros y así acariciarlo con cariño, mientras KyungSoo dejaba una lluvia de suaves besos en su pecho caliente y cómodo.
Subió el rostro, con sus dedos acariciando la piel de la cara del alfa, y preguntó en voz baja, como si temiera arruinar su calma:
—¿Jong? ¿Te encuentras bien, cielo?
JongIn suspiró de nuevo y giró el rostro para mirarlo con una pequeña sonrisa agotada; se inclinó un poco y dejó un beso suave y dulce en sus labios.
—Lo estoy ahora. ¿Cómo fue tu día? —fue su turno de preguntar luego de colocar su cabeza sobre la suya, repartiendo caricias en su espalda y hombros, y KyungSoo lo abrazó por el pecho, haciéndose bolita contra él—
—Bien... mis padres vinieron a verme. Estuvieron haciéndome compañía y desordenándolo todo durante un par de horas.
—¿Oh? Debí haber vuelto más temprano para saludarlos. Siento dejarte solo durante tanto tiempo, cariño —dijo esto último con cierta pesadez; KyungSoo volvió a subir la cabeza y le dio un beso para calmarlo, sosteniendo su rostro con su pequeña mano—.
—Está bien, sé que tienes cosas que hacer, JongIn.
—Aún así debería pasar más tiempo contigo. Lo siento mucho, Soo.
Ambos compartieron una mirada profunda y cargada de cariño, y antes de notarlo se encontraban compartiendo un nuevo beso, más prolongado y dedicado que los anteriores. KyungSoo suspiró contra su boca cuando JongIn giró su cuerpo, sin romper el íntimo contacto, para abrazarlo y aprisionarlo entre sus brazos fuertes, y lentamente se dejó caer en el sofá, con su alfa posicionándose sobre él con delicadeza y la lengua de JongIn adentrándose en su boca, acariciando la suya con entrega, lenta y sensualmente.
Gimió por lo bajo cuando JongIn pellizcó sus pezones erectos sobre la bata de baño y sus piernas se abrieron para que el menor se colara rápidamente entre ellas, haciéndose un lugar sobre su intimidad. JongIn mordisqueó su labio inferior, una presión agradable que lo hizo suspirar, y se lamió los labios cuando el alto se hubo alejado un poco, con su aliento golpeando su rostro sonrojado y sus manos grandes y rústicas acariciando sus mejillas.
—Eres tan hermoso; soy tan afortunado de tenerte. Te quiero tanto —admitió con pasión y sinceridad desbordante y KyungSoo lo abrazó por el cuello con una sonrisa y lo acercó nuevamente a su rostro para besarlo una vez más, sintiendo su corazón corriendo salvajemente contra sus costillas—.
—Te quiero también, te amo, tanto, JongIn. Me siento tan agradecido porque estás aquí.
Como respuesta, volvieron a besarse, profundo, con sus lenguas en las cavidades ajenas y sus intimidades haciendo presión una sobre la otra. JongIn gruñó y pasó a atender su cuello, dejando besos y marcándolo al succionar trozos de piel pálida recién lavada; KyungSoo gimió con los ojos cerrados y bajó sus manos a la fuerte espalda del alfa para acariciar los músculos flexionados, fuertes y bien trabajados de la amplia y cómoda zona. Se estremeció al sentir la lengua tibia y húmeda del menor recorriendo su garganta y clavícula y mordió la esquina de su labio inferior cuando la bata fue desatada y su cuerpo desnudo quedó expuesto a los ojos hambrientos de su pareja. JongIn gimió, gustoso ante la vista bajo su cuerpo grande, y no tardó en deshacerse de su ropa entre movimientos apresurados.
Los ojos brillantes del alfa se posaron en su rostro, arropándolo y haciéndolo entrar en calor con su pasión desmedida, y KyungSoo, presa de la excitación y necesitado de su toque, de su piel ardiente y su cuerpo, encerró las caderas estrechas del menor con sus muslos y lo atrajo hacia sí, determinado, en un movimiento rápido y duro que le arrancó una sonrisa ladeada a su pareja.
—¿Ansioso? —preguntó con diversión y KyungSoo lamió la línea afilada de su mandíbula—
—Tanto como tú —susurró en respuesta y JongIn gimió, un sonido grave y profundo que erizó su piel—.
KyungSoo lo abrazó por el cuello y aceptó el beso voraz que el menor le obsequió. Hundió su lengua en su boca, afierada y húmeda y se dejó llevar por los sonidos desprendiéndose de sus cavidades. JongIn colocó una de sus manos sobre su glúteo y apretó la carne del mismo al tiempo que comenzaba a mecer sus caderas, restregando su pene erecto sobre el suyo, mojado y palpitante. KyungSoo gimió y arqueó la espalda, tiró de su cabello y hundió los talones en la espalda baja del moreno, deleitándose con las atenciones en sus pezones, los lametones y succiones en su pecho y los dientes raspando sus costados.
Las crestas en el pene de JongIn crecieron no mucho después y cepillaron su envergadura, de arriba hacia abajo, creando un toque enloquecedor, caliente, exquisito y excitante. JongIn besó su mejilla y la esquina de sus labios, sus manos a cada lado de su rostro, los pómulos sonrojados y una sonrisa irrompible en su boca hinchada y dulce; preguntó en voz baja, ronca, sensual y erótica:
—¿Te gusta así?
KyungSoo jadeó, alzó las caderas y mordisqueó su labio antes de asentir, preso de las sensaciones y el calor provocado por la anatomía de su pareja.
—Sí... me gusta... oh... me gusta mucho.
—¿Quieres que lo meta en ti? —susurró en su oído y KyungSoo tembló bajo su cuerpo—
Jadeó como si estuviera corriendo una maratón, pesado, con la respiración agitada y el sudor apareciendo en su cuerpo, enloqueciendo ante el movimiento imparable de JongIn y su humedad mezclándose con la suya; sin embargo, y aunque se sintiera desesperado y ansioso por tomarlo todo en su interior, encontró la fuerza de voluntad suficiente para negar, sintiéndose lo suficientemente temeroso por el bienestar de su huevo como para traer algo de raciocinio en aquella bruma densa de placer.
—N-no, sólo... sólo frótalo.
—¿Seguro? ¿Es suficiente para ti de esta manera?
JongIn dio una fuerte y dura embestida y las crestas de su miembro se frotaron con más intensidad contra su pene sensible. KyungSoo gruñó y hundió las uñas en los costados de su cuerpo, sobre sus costillas, y los dedos de sus pies se enroscaron cuando su pelvis subió y se encontró con la de su pareja en un vaivén descontrolado y sonoro.
—Sí... ¡uhg! Más fuerte, más fuerte, por favor —pidió con necesidad y JongIn gruñó una vez más, lo tomó de la cintura y alzó sus caderas para profundizar el contacto, sin que un mínimo centímetro los separara—.
KyungSoo rodeó su cuello grueso y lo atrajo para darle un beso demandante, mordiendo y succionando sus labios, disfrutando de los chasquidos húmedos provocados por sus lenguas y sus penes juntos y chorreantes. JongIn bajó sus labios a su pecho y recorrió cada uno de los lunares que lo salpicaban, tomó sus pezones en su boca y los lamió y succionó ruidosamente, mientras que, por su parte, besó y mordisqueó su cuello y sus hombros anchos y sudados.
JongIn bajó una de sus manos y cogió sus penes en la palma caliente, apretado, firme, sin dudarlo, y comenzó a mover la diestra de arriba hacia abajo, al compás de sus embestidas. KyungSoo sollozó ante el agarre firme y el toque de las crestas hundiéndose en su miembro y apretó sus muslos a su alrededor en un acto reflejo. Su omega chilló, extasiado, mientras el pulgar de JongIn trabajaba sobre su glande furioso y goteante de preseminal, su vientre se apretó y sus bolas se llenaron, pesadas contra los grandes testículos impresionantes de JongIn.
JongIn lo cogió con fuerza y lo alzó en un movimiento rápido, lo sentó sobre sus muslos y volvió a coger sus penes; apretó una de sus nalgas para después dejar una bofetada en el glúteo izquierdo y se inclinó para reclamar sus labios, voraz. KyungSoo se apretó contra su pecho y rodeó su cuello con fuerza, moviéndose contra JongIn, con sus piernas a cada lado de su cuerpo y sintiéndose bien con la mano de JongIn sobre su trasero. Para este punto se encontraba completamente sudado, con el cabello adherido a la frente y las mejillas fuertemente sonrojadas; JongIn succionó su lengua, llevando en su boca su saliva de forma ruidosa, y en su interior su bestia rugió, desesperada por liberarse. KyungSoo lloriqueó, un par de lágrimas abandonando sus ojos, y se abrazó a JongIn lo mejor posible, buscando su calor.
—JongIn, por favor... por favor, quiero correrme. Haz que me corra.
Jadeando, JongIn lo miró, sonrojado e igual de sudado que él, y lo besó en la frente, apurando el movimiento de su mano e introduciendo un dedo travieso en su interior de forma fácil gracias a sus fluidos naturales. KyungSoo gimió con fuerza, se retorció sobre su cuerpo y apretó los muslos y sus paredes internas, tragando el dígito del menor, montándolo con frenesí. JongIn gimió por lo bajo y hundió su nariz en la curva de su cuello antes de lamerla con pasión y desenfreno.
—Tan hermoso... mi KyungSoo —susurró sobre su piel y luego sus colmillos, filosos y brillantes, crecieron para penetrar la carne sensible—.
KyungSoo gritó y un espasmo eléctrico lo recorrió por completo cuando chorros abundantes de semen salieron de su pene, embarrando la mano de JongIn, sus abdómenes y parte de sus pechos y JongIn gruñó con fuerza antes de seguirlo un momento después.
Agotado, se desplomó sobre el pecho de JongIn y este no tardó en abrazarlo apretadamente, con su barbilla apoyada en su hombro y la calidez de su respiración colisionando contra su piel. Regularon sus respiraciones entre caricias en la espalda y besos en los hombros, y cuando se hubieron repuesto un poco, se alejaron para mirarse con una sonrisa y darse un beso suave, cariñoso y dulce. KyungSoo hundió los dedos en las hebras húmedas y las acarició con mimo mientras JongIn paseaba el índice por su cintura y sus costados. Se alejaron con un tímido chasquido labial y KyungSoo cerró los ojos para después rozar la punta de su nariz contra la de JongIn, tan amoroso como podría serlo con su pareja destinada, la mitad de su alma; entonces, lleno de resolución y sabiendo que era el momento indicado, sonrió y tomó los costados del rostro del menor para acariciarle las mejillas delicadamente.
—JongIn, hay algo que quiero decirte.
JongIn subió sus párpados y se alejó un poco para verlo correctamente, sin romper su agarre, y colocó sus manos en sus caderas y en su espalda respectivamente. Mirándolo a los ojos con curiosidad, preguntó con una sonrisa:
—¿Qué es?
KyungSoo le devolvió la sonrisa y se inclinó para besarle la mejilla y los labios de forma efímera antes de volver a incorporarse, tomar la bata de baño olvidada para limpiarlos distraídamente y luego coger las manos del alfa entre las suyas y colocarlas entre sus abdómenes ya limpios. Acarició los duros nudillos de JongIn con sus pulgares, suave y dulcemente, y mordió la esquina de su labio inferior, repentinamente entusiasmado por el interés notorio de su compañero.
—Bueno, digamos que hemos recibido una visita especial que se quedará permanentemente con nosotros, nos hará compañía, nos amará incondicionalmente y cubrirá una parte importante en nuestras vidas.
JongIn ladeó el rostro al escucharlo, aún más interesado que antes, y miró distraídamente a los alrededores bajo la mirada enternecida del mayor. Al no hallar nada, volvió a enfocarse en un divertido KyungSoo y frunció un poco las cejas, confundido.
—¿Traerás un cachorro a casa? —preguntó, extrañado, y KyungSoo no pudo evitar reír verdaderamente, una carcajada limpia y rica que provocó una sonrisa en el alfa—
JongIn le besó la frente antes de que KyungSoo negara con la cabeza y fue muy consciente de las manos del omega moviendo sus diestras con decisión, colocándolas especialmente sobre su vientre un poco más llenito y duro que antes. Observó fijamente los ojos grandes y brillantes del pequeño y KyungSoo, sonrojado y sin dejar de acariciar sus manos sobre su vientre, murmuró contra sus labios:
—No un cachorro, Jong; ahora mismo estoy trayendo una cría de dragón en mi interior, ¿crees que sea suficiente para compensarlo?
JongIn se quedó helado por un momento y KyungSoo le dio su tiempo y un poco de espacio, sin borrar su sonrisa, sin soltar sus manos ni alejarse. Las cejas del alfa se fruncieron por un segundo y sus palmas se abrieron mucho más, abarcando todo el espacio de su vientre para tocarlo ampliamente, con más seguridad, sin dejar de observarlo.
—¿Un bebé? ¿Un bebé nuestro, KyungSoo?
—Completamente nuestro, JongIn; vamos a ser padres.
—Oh, dioses, ¡un bebé, Soo! ¡Nuestra cría! ¡Voy a ser papá! —exclamó, frenético, feliz, inundado en dicha y éxtasis para luego cogerle el rostro y besarlo múltiples veces en las mejillas, en la frente y los pómulos rojos, en la barbilla, los párpados y los labios. KyungSoo rió por lo bajo, tomándolo de los antebrazos, y correspondiendo el beso que perduró en su boca por más tiempo hasta que JongIn se hubo separado de sus labios para abrazarlo con fuerza una vez más— Me haces tan feliz, KyungSoo; por Dios, te amo tanto, tanto que no puedo ponerlo en palabras. Gracias, gracias por esto, gracias por estar aquí, por aceptarme, por llevar a nuestra cría en tu interior, por esperarme y amarme. Te adoro con toda mi alma, cielo.
KyungSoo cerró los ojos y se dejó envolver por su calor, se sintió seguro en sus brazos, siendo genuinamente afortunado por sus palabras y su amor palpable. La bestia en su interior chilló, contenta y satisfecha, y sus pómulos ardieron con fuerza. El corazón en su pecho latía, desbocado y duro contra sus costillas, sintiéndose reconfortado, liberado y lleno de paz y felicidad en medio de aquella burbuja que los envolvía en su intimidad. Tan agradable.
—Tú también me haces sentir feliz, JongIn, y yo no puedo amarte menos de lo que tú me amas a mí. Te quiero, te amo y te adoro, siempre lo he hecho y siempre lo haré; eres mi compañero, mi complemento y ahora también el padre de mi primer hijo. Estoy tan feliz por tenerte en mi vida como una constante, estoy tan feliz de haberte encontrado y habernos reencontrado de nuevo. Gracias a ti también por hacer tantas cosas para y por mí, mi amor.
JongIn le acarició la mejilla, amoroso y suave, tan atractivo y amable como era de esperarse en él, y le besó la mejilla con dulzura; apoyó la frente sobre la suya y le otorgó un beso esquimal que él continuó sin dudarlo.
—No tienes nada qué agradecer, Soo. Todo lo que hice lo haría una y otra vez; siempre estaré aquí para ti, para ustedes. Te estoy amando intensamente aquí.
—Entonces tú tampoco agradezcas por algo que no puedo evitar hacer por ti, Jong, porque yo también te estoy amando infinitamente.
Mirándose y sonriéndose, ambos compartieron un nuevo beso con los corazones cálidos, el pecho caliente y los dragones haciéndose uno, más fuertes y poderosos el uno para el otro. Sí, tal vez no era un buen momento para tener un hijo, pero ambos se encargarán de cuidarlo y protegerlo de cualquier tipo de peligro al acecho. Estaban en el ojo del huracán, pero estaban juntos en esto, e iban a salir bien parados costara lo que costara, como una familia, como la unión que eran. KyungSoo estaba seguro de ello.
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