Capítulo VI

Tōtem era un espacio amplio y lleno de obstáculos para el entrenamiento físico humano de los dragones vigilantes, protectores y guerreros del Clan. Habían círculos para enfrentamientos cuerpo a cuerpo en mini combates amistosos que ayudarían en sus rendimientos, zonas donde realizaban carreras para mejorar sus resistencias físicas, lugares acondicionados y llenos con sacos de boxeo, espadas de madera y armas de tinta para entrenar la visión, los reflejos y puntería y muchas otras cosas más que KyungSoo no había podido ver ni apreciar con claridad.

Ya que no correspondía a su zona, trabajo y capacidad, KyungSoo no iba muy seguido a Tōtem. Si bien el espacio no estaba prohibido al público, no era muy bien visto estar ahí sin haber sido invitado por los mismos guerreros o el Líder. Cada dragón del Clan tenía su puesto y lugar correspondiente, así que no había porqué entrometerse en el de los demás, de esa forma se guardaba respeto a cada profesional y llevaban a cabo sus trabajos sin interrumpir o distraer a cualquier persona.

Ahora era diferente, ya que había sido invitado por primera vez a la zona de entrenamiento tan famosa en el Clan y se encontraba verdaderamente emocionado por ello.

Decidió que no llegaría a las diez de la mañana porque no quería parecer un desesperado a los ojos de JongIn (ni de nadie), así que, entre sonrisas nerviosas, mordidas de labios y ansiedad, pasó la mañana en su hogar, anhelando que el tiempo pasara más rápido para poder salir. Había limpiado, cocinado, revisado algunas tareas de los niños, adelantado su cronograma y arreglado su armario, y aún las agujas del reloj marcaban las diez y un poco más de la mañana. KyungSoo estaba desesperado. El tiempo pasaba más lento cuando quería que se apresurara.

Enfurruñado, se dirigió al baño para darse una ducha, y fue justo en ese momento que fue capaz de serenarse. Dejó que el agua limpiara su cuerpo, relajara sus músculos y le dieran un poco de paz. Se lavó el cabello con mimo, regalándose suaves masajes en el cuero cabelludo, talló su cuerpo cuidadosamente con una esponja de baño y, al finalizar la ducha, suavizó su piel con un poco de crema humectante. Se vistió de forma casual: un pantalón de deporte que se le ajustaba a los muslos y el trasero, zapatos deportivos cómodos, una camiseta negra y una gorra y luego salió de su habitación en busca de las cosas que había preparado para llevar a Tōtem.

KyungSoo no era amante de llegar a los lugares donde era invitado con las manos vacías, así que preparó todo un almuerzo bien elaborado para JongIn y los demás chicos. Sabía lo mucho que se esforzaban todos en sus entrenamientos, pues eran los mejores protectores del Clan y eso conllevaba doble trabajo y responsabilidades, así que lo que menos podía hacer por ellos era darles algo delicioso qué comer en sus tiempos de descanso.

Admite con cierta vergüenza que hizo un almuerzo diferente para JongIn, algo exclusivamente para él, y es que no podían culparlo, JongIn su absoluta debilidad, su amor platónico y su mejor amigo, por ello KyungSoo gustaba de consentirlo y hacerlo feliz, aunque sea con lo más mínimo; es por esa razón que puso todo su amor en ese pollo frito que ahora se encontraba empaquetando con amor y esmero, y el resultado fue fabuloso: una piel crujiente por fuera y suave y jugosa por dentro, el sabor perfecto y la agradable sensación de tener la boca hecha agua estuvo muy presente al oler su creación. Era perfecto.

Guardó la comida en un gran bolso negro, también llenó enormes botellas llenas de jugo en una cava que sujetó con firmeza en su diestra y finalmente se miró en un pequeño espejo ubicado en la pared de su sala. De acuerdo, se veía bien, estaba listo y eran las once y cuarenta minutos de la mañana. Ya no había nada más qué hacer ahí, por lo tanto era hora de partir. Se dio una sonrisa y salió de la casa, cerrando la puerta con llave detrás de él.

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Tōtem no estaba lejos de su hogar. En realidad, era una zona bastante céntrica en Lóngshān y cualquier persona del Clan convertida en dragón podría verlo. El espacio era gigantesco porque debía abarcar a algunos dragones en tierra firme, y no, no eran dragones como KyungSoo, eran dragones de verdad, de sesenta metros de largo o incluso más allá de eso, y que con sus alas extendidas abarcaban el triple de espacio. El dragón de JongIn debía medir por lo menos setenta y siete o setenta y ocho metros de largo; el dragón de KyungSoo a duras penas llegaba a los treinta y seis metros. Es por eso que era considerado algo extraño entre tantos gigantes, gigantes cuyos omegas a veces sobrepasaban el tamaño de los mismos alfas. No era de extrañar que eso, junto a sus escamas descoloridas, lo convirtiera en una anormalidad y un fenómeno de la naturaleza.

Acongojado por esos pensamientos, KyungSoo decidió aterrizar un poco antes de llegar a Tōtem. No quería ser visto en su forma de dragón por personas que eran tan magníficas al momento de cambiar; KyungSoo no quería sentirse menos de nuevo entre los amigos de JongIn, aunque probablemente sentiría precisamente eso; no quería ser un hazmerreír y poner las cosas incómodas, así que se transformó entre árboles gigantes y frondosos y luego salió a la luz con su cargamento en mano y hombro respectivamente.

Cuando llegó a la zona de combate cuerpo a cuerpo, en el enorme círculo de tierra, notó rápidamente que quienes luchaban eran JongIn y el líder de EXO, Kris. Todo era muy rápido, muy duro y muy certero. No estaban usando sus poderes, pero realmente no hacía falta, eran dos hombres bestiales a la hora de la lucha, se defendían increíblemente bien, mostrándose dignos, letales, irrompibles. KyungSoo no pudo hacer más que detenerse en seco y mirarlos.

JongIn estaba sudando bastante, tenía el cabello pegado a la frente y la ropa se le adhería al cuerpo elegantemente trabajado y lleno de músculos atractivos y varoniles. Sus movimientos eran tan fluidos como el agua, tenía porte a la hora de defenderse y atacar y se movía con rapidez en la arena, como si flotara, como si pudiera deslizarse sin problemas, siendo uno con el suelo, sincronizado plenamente con su cuerpo y sus movimientos. Él era tan atractivo y tan impresionante que no era de extrañar el hecho de encontrarse sonrojado y con el corazón sufriendo de taquicardias mientras sus ojos quedaban irremediablemente prendados de él. Era un buen luchador, un buen dragón y un excelente alfa. KyungSoo estaba orgulloso y genuinamente encantado.

Se sentó en un asiento de las gradas vacías que bordeaban el círculo de lucha y colocó su cargamento a su lado para centrar toda su atención en la pelea que se llevaba a cabo frente a él. JongIn era rápido, pero Kris era fuerte, experimentado y tenía muchos años en EXO, lo que lo volvía duro a la hora de esquivar y contraatacar. Aún así, ambos poseían algunos golpes y contusiones sangrantes, estaban cansados y jadeaban pesadamente. Probablemente ya tenían algún tiempo luchando antes de que él llegara y aquella contienda no tardaría en acabar.

Un sonido seco lo sacó de su ensimismamiento repleto y protagonizado por JongIn y miró a los lados, parpadeando con sorpresa al ver a dos chicos sentados a su derecha e izquierda y en el asiento arriba del suyo en las gradas. Alzó una ceja con confusión y se hizo hacia atrás cuando el tipo que reconoció fácilmente como ChanYeol se estiró en su dirección hasta estar muy cerca de su rostro. Él era guapo, pero prefería que lo dejara con su espacio personal intacto y se sentara en su lugar como las personas normales, sin acercarse tanto a los demás.

-¡Hola, KyungSoo! Al fin hablamos en persona. ¿Cómo estás? ¿Baekkie vino contigo? ¿Él está bien? ¿Me mandó algún recado?

-¡Cállate, ChanYeol! ¡Ya tenemos suficiente de BaekHyun contigo! Hola, KyungSoo, es un gusto conocerte por fin. Mi nombre es JongDae, soy el prometido de MinSeok -lo interrumpió un tipo pequeño y pelinegro, guapo, de pómulos pronunciados, sonrisa preciosa y ojos brillantes. Él parecía ser alguien muy cálido y confiable, no fue difícil sentirse cómodo a su alrededor-.

-Es un placer, JongDae. Me alegra conocer en persona al futuro alfa de mi amigo.

JongDae iba a decir algo sobre eso con una sonrisa ladina y una fugaz mirada lanzada hacia JongIn y regresada a él, pero otro tipo le golpeó el brazo, callándolo al instante. KyungSoo miró al tercer hombre y reconoció lo atractivo que era. Rasgos afilados y definidos, mirada despreocupada, cabello negro brillante, piel muy pálida y alto. ¿Acaso es un requisito ser guapo para poder entrar en EXO? KyungSoo no lo entendía.

-Soy SeHun, el prometido de LuHan, y el de allá es Kris, está con ZiTao. Es bueno conocerte por fin. JongIn siempre está hablando maravillas de ti -no pudo evitar sonrojarse ligeramente al escuchar sus palabras y frunció un poco los labios para disimular el disparo enérgico de su corazón en su caja torácica-.

Entonces JongIn hablaba seguido de él... Vaya, su dragón se había alterado y alegrado tremendamente con esa confesión. Unió sus manos sobre sus muslos y formó una pequeña sonrisa para luego mirarlos a todos cuidadosamente.

-Es un gusto conocerlos a todos, por favor, cuiden bien de MinSeok y Lu Han... Y ChanYeol, te deseo mucha suerte con BaekHyun porque él es un hueso duro de roer.

-ChanYeol está destinado al fracaso, no sé porqué sigue intentándolo, es un poco bastante idiota.

ChanYeol golpeó a SeHun luego de escuchar aquello y frunció profundamente su ceño, dándole un aire bastante adorable para tratarse de un tipo de casi dos metros, fuerte y capaz de matar en cuestión de segundos. Era una dualidad tremenda.

-¡Yah, mocoso! Baekkie sólo se hace el duro, ¡yo sé que en el fondo él me quiere como su alfa! ¿Verdad, KyungSoo? ¡Sólo tengo que conseguir que se abra a sus deseos conmigo!

-Vivir de fantasías es malo, Park ChanYeol, ese chico no está interesado en tu inexistente trasero, sólo olvídalo y ve por alguien más.

-¡Que no! ¡BaekHyun es...!

-Oigan, deberían dejar de gritar, van a incomodar a KyungSoo -el nombrado giró el rostro de inmediato para ver a JongIn llegando a él completamente sudado, despeinado, golpeado y sucio, pero portando una sonrisa calmada en sus labios, de esas pacíficas que te hacían creer que todo estaba bien, en orden. KyungSoo no pudo evitar devolverle el gesto con ánimo, feliz por su cercanía, por verlo nuevamente, por sentir su aroma bajo capas de sudor y ver el brillo precioso en sus ojos pequeños. Era el paraíso, su paraíso-. Hola, Soo, me alegra que hayas venido -susurró con sinceridad plasmada en cada una de sus palabras y KyungSoo bajó la mirada por un segundo, consciente del silencio sepulcral de los demás y las miradas que intercambiaban entre ellos-.

-Dije que vendría, así que aquí estoy. Sabes que no miento.

-Lo sé... ¿qué es todo eso que traes ahí? Ese bolso parece mucho más grande que tú -ChanYeol se corrió en su asiento para darle espacio al moreno y JongIn se sentó a su lado, asegurándose de estar muy cerca, aunque sin ser abrumador como lo había sido el más alto antes. Extrajo del bolsillo de su pantalón de deporte un pañuelo y comenzó a limpiarse el sudor que se escurría por su frente húmeda-.

KyungSoo se desconcentró un momento al ver su piel dorada reluciendo por la transpiración, tan atractiva y aparentemente suave, raspada por el entrenamiento, luciendo salvaje y masculino, y negó con la cabeza para espabilarse, le quitó el pañuelo y comenzó a secarlo él con calma y delicadeza al ver los movimientos bruscos del alfa para deshacerse del polvo y la humedad. A veces JongIn podía ser tan bruto consigo mismo.

-Es porque les traje comida a todos. No podía venir con las manos vacías, y mucho menos sabiendo que estarían entrenando todo el día y que necesitarían fuerzas... oh, JongIn, estás tan golpeado. Tienes tierra en las heridas.

-Eso es porque Kris es un animal cuando pelea; según es para que seamos más resistentes, pero esa enorme mierda no tiene compasión...

-¡¿A quién le importa eso?! ¡Ha dicho que nos ha traído comida, JongDae, así que deja de hablar de Kris! Ah, JongIn, te sacaste la lotería con este chico, ¿cuándo formalizan el compromiso? ¿O es que acaso ya lo formalizaron? Puedo ver un collar con la inicial de tu apellido en su cuello, es muy bonito. ¿Se casarán pronto? ¿Creen que BaekHyun acepte ser mi acompañante a su boda? ¿Debería darle un collar también? Es que yo...

-¡Ya cállate, ChanYeol! -exclamaron SeHun y JongDae al unísono al ver que empezaría de nuevo a parlotear sobre su mejor amigo y JongIn simplemente sonrió con calma, sin negar o afirmar nada, mientras se inclinaba hacia el toque delicado del mayor, que, sonrojado de la forma más tierna posible, no había dejado de limpiar su rostro, mandíbula y cuello-

La discusión que se llevó a cabo por el trío de amigos fue cortada inmediatamente por una voz grave y varonil, serena y autoritaria que imponía respeto y sumisión. El dragón de KyungSoo se estremeció al oírlo y afinó sus ojos al enfocarse en el líder de EXO. El tipo era aparentemente grande de lejos, pero de cerca era aún más impresionante. Su cuerpo era enorme, bien constituido, lleno de músculos tan grandes como su propia altura. Tenía ojos sigilosos y calculadores y rasgos demandantes, aristocráticos y muy atractivos. Él tenía una belleza masculina bastante particular y cautivadora, capaz de hechizar a cualquiera que lo viese, y sí, realmente era un requisito ser hermoso para entrar en EXO.

-Dejen de ser tan ruidosos, estamos en Tōtem, no en un club o en sus casas -esas simples palabras bastaron para atraer el silencio definitivo en el lugar. KyungSoo pensó que era bastante impresionante. Kris se giró entonces hacia ellos y sus ojos pequeños y oscuros se posaron firmemente en el alfa junto a él-. JongIn, buen trabajo, has mejorado mucho y tus últimos tres golpes fueron muy buenos. Te recomiendo que te enfoques un poco más en la fuerza de tus ataques y no flaquees a la hora de defenderte, por otra parte, tu agilidad es impresionante, como siempre, y no necesita ser pulida; bien hecho -finalmente su mirada cayó sobre él y KyungSoo parpadeó y lo miró de regreso con atención, esperando lo que tenía que decir en completo silencioso-. Es un placer conocerte, KyungSoo, escuché lo que hiciste en la escuela. Buen trabajo, entiendo porqué JongIn te aprecia tanto.

KyungSoo sonrió y bajó la mano con el pañuelo, retirándola del rostro ya seco de JongIn, y la dejó sobre su regazo, formó una pequeña reverencia sin levantarse de su asiento y su corazón dio un vuelco cuando la mano de JongIn se apoyó en su rodilla, dándole un ligero apretón y caricias suaves con su pulgar. Su bestia simplemente se deshizo ante el toque, chillando ruidosamente en su interior como un desquiciado. KyungSoo debía hacer que parara o terminaría expulsando aquel sonido estruendoso que su dragón formaba sin parar y se pondría en completa vergüenza.

-Ah... no ha sido nada, realmente sólo cumplí con mi trabajo... también es un gusto conocerlo, Kris, es un líder increíble.

-Muchas gracias... ahora, pueden tomarse un descanso de cuarenta y cinco minutos, luego de eso continuaremos con el entrenamiento, ¿de acuerdo?

-Sí, señor.

-Bien. Vayan a comer entonces.

KyungSoo les repartió la comida que había hecho anteriormente y los chicos siguieron a su líder entre conversaciones animadas, carcajadas y algunos golpes amistosos, luego extrajo la taza con la comida para JongIn y se lo pasó con una sonrisa. Él lo aceptó de inmediato, rozando sus dedos en el proceso y causando un estremecimiento eléctrico en su anatomía, y abrió la tapa para ver sus alimentos.

Una enorme curva apareció en su boca roja e hinchada al ver las piezas de pollo jugosas y bien hechas y sus ojos relucieron cuando lo miraron de nuevo, feliz y satisfecho, ocasionando un sonrojo pronunciado en sus pómulos y un relamazo de orgullo por haber hecho una buena elección a la hora de preparar su almuerzo.

-¿Pollo? -preguntó, alegre, y KyungSoo se encogió de hombros con simpleza, apretando un poco los labios para tratar de disimular su sonrisa imborrable-

-Sé que te gusta y quería consentirte un poco.

-Si lo sigues haciendo me vas a terminar malacostumbrando, pequeño Soo... aunque no es que me esté quejando realmente. De todas formas, muchas gracias, eres el mejor -y ahí estaba, inclinándose hacia él para besarle la mejilla y su bestia chilló, satisfecho, emocionado y bastante feliz-.

JongIn lo tenía en la palma de sus manos, de eso no había ningún tipo de dudas.

Lo dejó comer tranquilamente, sintiéndose satisfecho cuando una exclamación y un gemido grave abandonó la boca de JongIn al sentir el sabor del pollo perfectamente preparado, y se dedicó a mirar el campo de entrenamiento, siendo muy consciente del calor desprendiendo del cuerpo de su alfa favorito y del roce entre sus piernas juntas.

Era impactante lo grande que podía llegar a ser Tōtem, lo bien equipado que se encontraba y lo increíblemente resistente que era cada arma y objeto de entrenamiento como para soportar las lenguas de fuego ardiente expulsada por los dragones o el filo capaz de herir las escamas duras y prácticamente impenetrables que los rodeaban por completo. Todo estaba cuidadosamente arreglado, planeado y creado para hacerlos hombres y bestias fuertes y casi invencibles, capaces de cuidar a todo un Clan con y sin usar las habilidades que los hacen tan especiales.

-¿Bonito, verdad? -preguntó JongIn con una sonrisa calmada, mirándolo atentamente, y KyungSoo asintió, creando una suave curva en sus labios-

-Lo es, aunque me preocupa mucho -JongIn compuso una mueca confundida y KyungSoo lo miró directamente a los ojos-.

-¿Por qué?

-Porque podrías lastimarte y temo que te ocurra algo mientras estoy lejos de ti como para poder ayudarte.

Entonces JongIn volvió a sonreír, suave, cariñoso y enternecido, y KyungSoo bajó la mirada, con un sonrojo acariciándole las mejillas y las puntas de sus orejas, abochornado ante la sinceridad expuesta de esa manera, en forma de preocupación pura por su seguridad y bienestar. La mano reconocida del alfa fue a parar no mucho después a su cuello para acariciarlo con delicadeza, su pulgar fue subiendo también por toda la extensión, llegando a su mandíbula y barbilla para alzarle el rostro y de esta forma causar que sus miradas chocasen exitosamente, y KyungSoo suspiró, porque JongIn era increíblemente guapo y cautivador cuando lo miraba de esa manera, cuando seguía acariciándolo con tanta devoción y afecto, provocando que su corazón latiera con agitación en su pecho y su dragón se sacudiera, ansioso y deseoso de un poco más, siempre más, porque de nuevo sentía esa imperiosa necesidad de inclinarse y probar sus labios por primera vez, fundirse en su olor y no dejarlo ir nunca.

JongIn provocaba tantas sensaciones en él, ampliaba sus sentimientos con esas pequeñas y perfectas acciones y lo dejaba sin respiración ante el contacto fascinante de sus ojos con los suyos, con la sensación eléctrica sobre su piel cada vez que lo tocaba o le besaba el rostro. JongIn era su punto de quiebre y su anhelo más grande, el sueño y la ilusión más hermosa que puede llegar a tener. Es su propio imposible, y por ello es que es tan especial y tan precioso.

-No tienes que preocuparte por mí, Soo, porque soy bastante fuerte y los muchachos o el líder Wu no van a lastimarme hasta el punto de morir; no debes temer por eso... de todas formas, tengo en mente a alguien importante que me recuerda que debo estar bien y seguir adelante, que me insta a ser más fuerte y poderoso y no dejarme vencer, y ese eres tú. Odiaría preocuparte, por eso lo doy todo en la arena, por eso siempre me esfuerzo y hago bien mi trabajo. No dejaría que me ocurriera algo cuando puedo causar miedo y temor constante en ti, jamás me lo perdonaría, así que por favor, no pienses en eso y no temas, porque yo voy a estar bien para ti.

-JongIn -susurró, cautivado por completo, con el corazón retumbando contra sus costillas y su aroma comenzando a complementarse con el de JongIn, con las pupilas fijas y brillantes en las ajenas y el aliento rozando el de JongIn, porque estaban tan cerca que podía rozar su nariz con la suya y sentir el calor de su boca contra sus labios entreabiertos-.

JongIn le miró los labios, luego los ojos y las mejillas rojas por la cercanía, por su presencia misma, lo observó como si fuese lo más hermoso del mundo, y Dios, cuan alejado estaba él de esa descripción, lo tomó con suavidad, tan centrado en su rostro que había olvidado por completo la comida que descansaba sobre sus muslos y luego había susurrado contra su boca, de tal forma tan íntima que provocó un escalofrío en su cuerpo entero, que despertó a su bestia y sus deseos más ocultos y profundos en lo más hondo de su corazón y mente desbordada de pensamientos que sólo tenían como protagonista y finalidad a JongIn.

-Te quiero, te quiero... te quiero tanto.

Y entre palabras llenas de afecto encontró la pasión, el deseo de su alfa llenándolo, un anhelo desconocido que lo dejó descolocado, el fulgor de su alma, de su dragón, todo. KyungSoo se sintió abrumado ante la avalancha de sentimientos expresados con esa confesión antes escuchada, se sintió tan débil y tembloroso como una gelatina, ahí, en esas gradas vacías, en la arena del campo de entrenamiento y con los amigos y el líder de JongIn lo suficientemente lejos como para no verlos o interrumpirlos.

Aun pensaba que era insuficiente, que JongIn era demasiado bueno, increíble y especial para él, que su amigo debía aspirar a un omega igual de fantástico que él, que no era digno de honor o admiración, aún seguía creyendo que no era bueno idealizarse de forma romántica con JongIn, ese alfa que se encontraba tan cerca y le daba vida a su corazón necio, pero, a pesar de todo eso, de la razón y la lógica, no pudo evitar suspirar, acercarse un poco más y entrecerrar los ojos mientras aguardaba por algo más.

-También te quiero muchísimo, JongIn.

-Lo sé.

Y entonces hubo una nube de colores a su alrededor mientras la sujeción de JongIn se volvía un poco más fuerte y la sensación abrumadora de ser transportado a un lugar distinto, y, en realidad, así fue. Se encontraban en un sitio especial y que solían visitar cuando ambos eran jóvenes, el lugar donde se conocieron, donde pasaban sus tardes adolescentes, donde ambos cambiaron por primera vez y se susurraron su primer te quiero, donde recibió el primer beso en las mejillas de parte de JongIn y donde se despidieron con lágrimas en los ojos y abrazos fuertes. Un campo lleno de flores hermosas y coloridas, amplio y un poco alejado del bosque, con las montañas a su alrededor, majestuosas y amplias y con aquella mota de nieve en las puntas.

Se quedó sin aliento al notar en donde estaban, porque había pasado un tiempo desde que había ido a ese lugar lleno de recuerdos y hermosos momentos, y estar de nuevo ahí, con JongIn, después de tanto tiempo, había sido simplemente maravilloso y correcto. Especial como nada más.

Las flores se mecían con levedad ante el paso del viento y los dulces aromas de las mismas quedaron impregnados en su nariz, endulzándolo todo, haciéndolo aún más mágico de lo que parecía. Las nubes circulaban con tranquilidad, blancas y gigantes en el firmamento y la mano de JongIn continuó sobre su pómulo caliente. Se sentía bien volver, mucho más que bien.

Volvió a mirar a su acompañante, sonriendo y apoyando su rostro sobre su mano abierta, y JongIn acarició el cabello que crecía incontrolablemente en los laterales de su cabeza, suave, entretenido y silencioso. Iba a decir algo al respecto, pero la mirada insistente y especialmente brillante de JongIn puesta sobre él lo calló de inmediato. Su respiración se agitó un poco cuando notó la decisión y determinación en sus pupilas y se hubo acercado un poco más a él, lento y sigiloso, como si temiera asustarlo por sus movimientos premeditados. Pasó saliva, sintiendo de nuevo el aliento tibio de JongIn sobre sus labios, y soltó un bajísimo gemido cuando susurró lenta y suavemente, a escasos centímetros de distancia entre sus bocas.

-Cierra los ojos un momento, KyungSoo -pidió en un hilo de voz grave y KyungSoo mordió por un momento la esquina de su labio y decidió obedecerlo con el corazón en una mano y el deseo de que sucediera lo que quería a flor de piel-.

Lo necesitaba. Por primera vez estaba callando aquella voz que lo atormentaba y lo hacía de menos, por primera vez se estaba dejando llevar y quería que nada los detuviera, que nadie rompiera esa burbuja que los rodeaba y unía intensamente. KyungSoo estaba permitiéndose sentir y experimentar cosas completamente nuevas junto al hombre que quería, que amaba, y no quería que nada estropeara el momento, ni siquiera él mismo.

Los labios sobre los suyos llegaron con suavidad y ternura, fueron un par de bombones suaves y cálidos que invitaban a la comodidad y la relajación, que hablaban de sentimientos y quereres expuestos y demostrados de la manera más dulce y antigua del mundo. Fueron lentos y dedicados, entregados a él, encajando a la perfección como un puzzle hecho con anterioridad, eran pausados y amables contra los suyos, sinceros y tan dulces que KyungSoo creía que se derretiría ahí mismo, en ese instante.

JongIn rodeó su nuca y lo mantuvo amablemente presionado contra él, sin querer alejarse, sin romper el contacto, y KyungSoo levantó una de sus extremidades superiores para dejar su palma abierta acomodada sobre el pectoral del alfa, de su amigo y su amor mientras era besado con una deliciosa pericia que lo hacía sentir amado y verdaderamente querido.

Suspiró cuando un chasquido húmedo abandonó sus bocas en movimiento y JongIn gruñó antes de aferrarse a su labio inferior y tirar de él delicadamente, succionándolo y lamiéndolo después, sin perder aquella atención aplaudible ni dejar de lado su paciencia y cariño dulce y honesto. Entonces habían unido sus frentes con los ojos cerrados, lleno de sentimientos y sensaciones explotando en su corazón, KyungSoo besó una vez más -y de forma efímera- los hinchados labios ajenos y JongIn sonrió, devolviendo el gesto por un poco más de tiempo. Rozó su nariz contra la suya en medio de un delicado y enternecedor beso esquimal que lo dejó colorado y sonriendo, y el moreno susurró muy bajo, como si temiera ser escuchado por alguien más que él.

-Había querido hacer eso desde hace mucho tiempo... la espera ha valido la pena -KyungSoo abrió sus ojos con lentitud y miró el rostro calmado de JongIn, que, relajado, mantenía sus párpados abajo y continuaba acariciando su nariz con mimo-.

Pasó saliva y subió un poco más su mano para acariciar su mejilla tímidamente, como cuando era un adolescente sin demasiadas vergüenzas y pesares, y sostuvo su rostro cuando el menor lo dejó caer en su palma abierta, invadido en sentimientos y emociones que creía que nunca despertarían en él, que sólo sentían los omegas en medio de un cortejo perfecto y dedicado junto a sus almas gemelas, a sus parejas destinadas, y entonces, cuando JongIn abrió los ojos y lo miró, un recuerdo perdido entre mares del tiempo y la inconsciente del momento, llegó con ligereza, como si hubiera estado esperando por este instante para poder hacer su aparición.

"Por favor, no me olvides, no me dejes atrás, no cubras lo que siente tu corazón hacia mí. Voy a volver siendo un alfa digno para ti, y cuando eso ocurra voy a cortejarte y seré sólo tuyo. Por favor, espera hasta entonces, por favor, no olvides todo lo que te quiero, mi pequeño Soo. No me dejes atrás..."

Y esas habían sido sus palabras llorosas antes de irse, cuando lo abrazó mientras él dormía sobre su cuerpo, siendo abrazado por él en ese mismo lugar, con el campo lleno de flores y el cielo despejado, justo como en ese instante, y su dragón se removió en su interior, feliz, complacido, y él no pudo evitar soltar un par de lágrimas y componer una sonrisa suave en sus labios, provocando una idéntica en la boca del más joven.

Se sentía jodidamente bien, jodidamente increíble. Porque JongIn era lo que necesitaba para ser feliz y sentirse completo, y saber que él pensaba de la misma manera, que le había dado un collar de cortejo de forma camuflada, que lo miraba ahora mismo con tanta adoración y cariño mientras lo sostenía como si fuera lo más hermoso y delicado del mundo, no puede hacer más que dejarse embargar por sus sentimientos, aceptarlos y abrazarlos plenamente por primera vez.

Quería sentirse merecedor de JongIn por vez primera, quería no preocuparse, y ahí, en ese campo lleno de color, de vida y romanticismo, iba a dejar que pasara, aunque sea de forma efímera y momentánea.

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Estuvieron en el campo de flores durante todo el tiempo que le habían dado de descanso a JongIn, recostados en la hierba con las manos aferradas y las miradas en el cielo despejado. Sendas sonrisas felices llenaban sus bocas y nada más que el silencio y las caricias en los nudillos fueron dadas en medio de aquel acompañamiento adecuado; luego habían regresado a Tōtem porque JongIn aún debía cumplir con sus deberes, y KyungSoo se quedó ahí para verlo y animarlo.

JongIn había resultado vencedor en su enfrentamiento contra ChanYeol y tuvo un doble empate con SeHun y JongDae. Había sido fascinante verlo actuar, atacar, defenderse, esquivar y golpear, sudando, jadeando y apareciendo y desapareciendo en el campo de batalla, exudando masculinidad por cada poro de su piel bronceada y suave. Su bestia había estado especialmente atenta y emocionada, viendo todo lo que el alfa era capaz de hacer incluso en su forma humana, aceptándolo como un posible prospecto y pareja, porque JongIn era fuerte y digno y él podría protegerlo de cualquier cosa.

Después de haber extasiado e impresionado a su forma más primitiva, el entrenamiento exhaustivo dio fin con un grito firme de parte de YiFan. JongIn volvió a él con una sonrisa agotada y algunos golpes en el cuerpo sudado y se quedaron un poco más en Tōtem para que KyungSoo se dedicara a cuidarlo, secando su sudor y limpiando los rasguños y cortadas sangrantes -que desaparecerían en cuestión de minutos, pero que igualmente quería atender-, luego tomaron sus cosas y accedieron a la idea de ir a la casa de KyungSoo para que JongIn se diera un baño, se cambiara y cenara con él.

El menor los teletransportó sin mucho problema, por lo que llegaron a su vivienda en cuestión de un parpadeo. Abrió la puerta y se introdujeron en la casa silenciosa y prontamente iluminada. KyungSoo lo guió a su habitación, le mostró el baño y luego de recibir un agradecimiento suave y un tierno beso sobre su boca, dejó el lugar para ir a la cocina a preparar la cena.

Aceptó que una lasaña estaría bien para ambos, así que comenzó a ponerse en ello mientras escuchaba de fondo a la regadera y la música ligera que había colocado en su reproductor. JongIn apareció cuando había terminado de colocar la comida en el horno e iba dispuesto a lavar los envases que había ensuciado temprano para trasportar el almuerzo. Lo empujó suavemente con la cadera para hacerse un espacio frente al fregadero y con una sonrisa y una mirada de reojo, susurró con voz grave.

-Te ayudaré.

Y así, entre sonrisas cómplices, miradas de reojo, roces de manos y uno que otro toque de caderas, acabaron con la tarea de limpieza y fueron directo a la sala de estar para echarse en el mueble y ver televisión mientras se terminaba de cocinar la lasaña. JongIn lo tomó por los hombros y lo instó a acurrucarse contra su pecho duro y cálido y KyungSoo se dejó hacer sin ningún tipo de quejas, sonrojado y feliz por encontrarse entre los brazos de aquel maravilloso alfa.

Relajado por las constantes caricias en su cabello y el suave tarareo de JongIn, KyungSoo alzó la cabeza y lo miró con atención, llenándose de la visión de ese hombre perfecto e increíble recién duchado, con el cabello mojado, una expresión serena y complacida y los ojos más hermosos que pudieran existir sobre la tierra. Suspiró, sintiéndose indiscutiblemente fascinado por su belleza, y lo llamó con calma, relajado y tranquilo.

-¿JongIn? ¿Realmente me estás cortejando ahora mismo? ¿De verdad te intereso al punto de quererme a tu lado a pesar de todo y teniendo a tantas personas hermosas e increíbles a tu alrededor? ¿Tanto me quieres? -y no fue incrédulo o mostró impresión exagerada, simplemente lo preguntó con normalidad antes de agregar sus siguientes palabras, acariciando entre ellas el pectoral del menor- Recordé lo que me dijiste antes de irte. Lo escuché, y, sin embargo, sólo pude traerlas a mi mente hasta ahora. No te he olvidado o dejado atrás, pero ¿tú aún quieres ser mío y que yo sea tuyo en ese aspecto?

JongIn detuvo sus caricias por un segundo, sólo para mirarlo de mejor manera, y, como comenzaba a ser costumbre desde su llegada hace pocos días, comenzó a repartir caricias en su rostro con veneración, sin dejar de mirarlo a los ojos.

-Absolutamente -su corazón dio un vuelco peligroso ante la afirmación segura y tranquila del menor-. Creo que te he cortejado desde que éramos adolescentes, sin embargo, ahora todo lo he hecho un poco más formal -sonrió entonces y dejó un beso sobre su frente-. Siempre he estado seguro de que quería tenerte como compañero, sin importar lo que los demás dijeran o pensaran al respecto, sabía que te quería de esa manera, que quería pasar una vida entera a tu lado, tener crías contigo, cuidarte y pertenecerte en cuerpo y alma, como humano y dragón. Ese siempre ha sido un objetivo que he querido cumplir.

-JongIn.

El alfa se acomodó hasta estar frente a frente y lo tomó de las manos con seguridad, le besó una mejilla sonrojada y continuó con su confesión.

-A pesar de mi rol como miembro de EXO y todos los beneficios que tengo con respecto a las relaciones y posibles parejas, me he cerrado a ello por completo, porque siempre te vi a ti como mi compañero eterno, sólo a ti y a nadie más. Sabía que quería a un omega que me apreciara siendo sólo JongIn, no un guerrero reconocido y con habilidades, quería que me quisiera de la misma manera que podría querer yo, que me cuidara, me protegiera y fuera fuerte y decidido para defender a nuestra familia. Quería a alguien único y sin igual, y todo eso eres tú. Siempre te he idealizado a ti, desde que soy lo suficientemente maduro, y no he querido deshacerme de esa visión.

»Quisiera que fueras mi omega, mi dragón, mi compañero de alma, quisiera tenerte como mi amante y mi amigo de por vida, quisiera establecerme y formar una familia a tu lado, concederte mi tesoro y darte mi marca. KyungSoo, yo no sé si esto es porque somos verdaderos compañeros destinados, pero siento tantas conexiones y sensaciones especiales a tu lado, que sé que no podré experimentar con nadie más. Te quiero, y más que eso también, y sería un placer para mí que aceptaras mi cortejo, mi interés, y me dejaras conquistar tu corazón. ¿Podrías concederme sólo una oportunidad?

Y KyungSoo no sabía que se encontraba llorando hasta que sintió los dedos de JongIn barriendo sus lágrimas con amabilidad. Era un mar repleto de amor, paz, tranquilidad y calma luego de tanto martirio, de tanta espera y dudas. Había escuchado las palabras que desencadenarían un nuevo futuro, nuevas posibilidades, nuevos posibles momentos en su vida, y estaba bien, porque era todo por JongIn, su único amor, su hombre idealizado y perfecto, a quien había dejado ir hace tanto tiempo y ahora moría porque se quedara a su lado para siempre.

No podía pedir nada más. No quería volver a privarse de una posible felicidad, no quería negar lo innegable y no sentir todo lo que quería experimentar junto a JongIn. KyungSoo quería dejar de escuchar la voz tormentosa en su mente y darle rienda suelta a sus deseos... y eso fue precisamente lo que hizo al asentir con una sonrisa temblorosa y más lágrimas bajando por sus mejillas calientes y coloradas.

-Sí, JongIn, sí, sí. Quiero ser tu compañero, mierda, ¡quiero serlo con toda mi alma!

La carcajada jubilosa que obtuvo después no tuvo precio, y esa noche, entre abrazos, caricias en el rostro y besos efímeros, fue una buena promesa para un futuro no tan lejano juntos.

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