Capítulo IX

Dos semanas después, ambos se encontraban en Tōtem nuevamente. EXO había estado sometido en demasía a entrenamientos exhaustivos y más que duros últimamente, y KyungSoo comenzaba a preocuparse por JongIn. Casi no había descansado y cada vez que se veían (cuando el menor aparecía repentinamente en su hogar para pasar la noche juntos o cenar), lo notaba más agotado y ojeroso que de costumbre.

Kris los mantenía en el límite, exigiendo y sobreexigiendo más esfuerzo de parte de todos, gritándoles con fuerza y demanda para que corrigieran sus errores en medio de las luchas cuerpo a cuerpo y siendo implacable cuando era su turno de enfrentarse a cada uno de ellos. Era aterrador verlo de ese modo, siendo, ciertamente, un líder demasiado cruel, porque esas heridas que tenía JongIn (y todo el equipo en general) bastaban para ser la causa de su preocupación latente.

JongIn estaba débil, parecía a punto de desmayarse a causa del agotamiento y el obstinamiento por continuar de pie cuando claramente era algo que se le dificultaba. Tenía un brazo sangrando de forma alarmante, una quemadura aparentemente dolorosa en el pecho, causada por ChanYeol en medio de su pelea elemental, y cientos de rasguños y heridas sangrantes que había ganado en sus enfrentamientos anteriores y que no habían tenido el tiempo adecuado para sanar. KyungSoo estaba genuinamente asustado y comenzaba a ser difícil quedarse quieto en su lugar en las gradas y no ir hacia allá, tomar a su alfa y sacarlo de ese círculo de arena para atender él mismo sus heridas y obligarlo a dormir si era necesario. Que su dragón se mostrara especialmente inquieto y desesperado lo dificultaba todo un poco más.

Afortunadamente, y de forma extraña, tenía a BaekHyun a su lado para retenerlo.

El menor había decidido ir a Tōtem con él cuando lo escuchó hablando sobre el tema de JongIn y lo especialmente tirano que estaba siendo Kris, alegando que quería ver sufrir a ChanYeol luego de tantos días molestándolo y parloteando tonterías a su alrededor, pero, para su sorpresa, o quizás no tanto, él se encontraba apretando las mandíbulas, con los ojos reluciendo con ira e impotencia apuntando hacia el campo de tortura, y es que, oh, BaekHyun probablemente nunca imaginó ver al siempre sonriente, entusiasta y persistente ChanYeol de esa manera: reducido a polvo, sangre y cansancio. KyungSoo sabía que el alfa le importaba a su amigo, aunque este tratara de negarlo y desviar el tema, y por ello podía fácilmente sentir empatía con él en ese momento. 

Dio un respingo y frunció muchísimo el ceño cuando, de nuevo, Kris soltó un grito ensordecedor en dirección a JongIn, alegando que estaba siendo un inútil el día de hoy y más fuerte que "una maldita oruga. ¡Haz algo bien, maldita sea!", y, demonios, un rugido amenazante había salido de sus labios, bajo, siniestro y bastante prometedor. Su bestia estaba más que enfurecida, desesperada y le estaba costando un infierno quedarse quieto en su sitio.

BaekHyun apretó con fuerza el agarre que mantenía en su mano hecha puño y susurró un bajo: "no te preocupes, KyungSoo, y quédate quieto. JongIn va a estar bien, ya lo verás." Pero sus propias palabras fueron un simple adorno que se llevó el viento con la llegada de un puñetazo hacia el moreno y ChanYeol como consecuencia de un mal movimiento de ambos en medio de su lucha obviamente forzosa y extremadamente agotadora.

A lo lejos, SeHun y JongDae miraban todo con una pizca de desaprobación e incomodidad. Ellos ya habían acabado con su lucha, y ahí, viendo a los otros dos alfas siendo regañados y agredidos una y otra vez por el líder, los estaba dejando con un amargo sabor en la boca. Kris nunca se había mostrado tan enfermizamente estricto ni había dejado relucir su lado perra temperamental con ellos, sí, era exigente porque sencillamente era necesario, pero esto ya conseguía ser ridículo.

El inmenso rubio tacleó a JongIn al suelo después de mandar a volar lejos a ChanYeol y luego lo pateó reiteradas veces en las costillas. JongIn gruñía, intentando defenderse inútilmente, y cuando escupió sangre y golpeó el pie de Kris, pidiendo que parara y este no le hizo caso, supo que era suficiente.

Se puso de pie de un salto, con una expresión peligrosa en sus rasgos normalmente tranquilos y apacibles, mostrando los colmillos con un gruñido estremecedor saliendo de su boca y las manos temblando ante el deseo inminente de transformarse para acabar con el maldito alfa que se atrevía a agredir de esa manera tan extremista a su compañero, y caminó en su dirección con determinación, saltó la barricada que los separaba y esquivó a JongDae, que se había apresurado a alcanzarlo para detenerlo en su faena. Con las garras del tamaño de un cuchillo carnicero, brillando, filosas, bajo la luz del sol y siendo muy consciente de BaekHyun corriendo en dirección opuesta para atender a un inconsciente ChanYeol, KyungSoo se detuvo frente al rubio alfa y soltó un gruñido amenazante que lo hizo fruncir el ceño con fuerza, deteniendo sus patadas y puñetazos contra JongIn.

—Aléjate de él inmediatamente, Wu —advirtió, y su voz fue un susurro grave mortal, capaz de estremecer a cualquiera—.

Su bestia era normalmente pacífica y calmada, sólo dejándose embarcar por sus sentimientos cuando algún ser querido estaba en peligro, por lo que no le extrañó entrar en esa faceta que casi nunca salía a relucir. Miraba a Kris con advertencia, los ojos parpadeando entre el café y el azul y los puños temblando, tratando de controlarse para no golpearlo, y el alfa ante él arqueó una ceja, mandíbula apretada, y tomó a JongIn por el cabello, alzándolo del suelo para darle una bofetada que lo hizo sangrar y soltar una maldición.

JongIn lo miró con dificultad, tenía un ojo hinchado y el párpado caído dramáticamente, sangre ensuciando su atractivo rostro y oscilaba entre la consciencia e inconsciencia, pero aún así, a pesar del dolor, le obsequió una sonrisa que no pudo menguar su molestia en ascenso. Devolvió su atención hacia el mayor y éste arqueó una ceja, en un obvio reto que KyungSoo no pasó por alto.

—¿Por qué debería? Estoy en medio de un entrenamiento con mis hombres, soy un líder y soy un alfa, por lo tanto, no debo regirme por tus deseos estúpidos, Do.

—Me sabe a mierda quién coño seas, te he dicho que lo dejes en paz ahora mismo. JongIn podrá ser tu subordinado, podrá estar bajo tu mando, pero es mi compañero y ha sido suficiente por hoy —dijo entre dientes y su ropa se rasgó con la aparición de un par de púas blancas comenzando a relucir en su cuerpo. Estaba mutando, y a YiFan le convenía muchísimo dejar a JongIn en paz en ese instante—.

Todo estaba en silencio, la tensión se sentía en el aire, la molestia volaba alrededor de ellos y un aura pesada e inquiebrantable comenzaba a dejar a los otros presentes ansiosos, y todo pareció aumentar cuando Kris estrelló de forma intencional la cabeza de JongIn contra el suelo. KyungSoo soltó un gruñido y no dudó en abalanzarse hacia él con fiereza.

Escuchó el jadeo sorprendido y temeroso de SeHun y BaekHyun a lo lejos y KyungSoo abrió la mandíbula para darle paso a sus colmillos afilados, que no tardaron en rasgar la carne de los brazos que lo sujetaban y el pecho frente a él. Habían caído en el suelo, lejos del cuerpo de JongIn, y KyungSoo estaba comenzando a mutar. Sus brazos se habían fortalecido con la aparición de sus escamas y las garras se habían dejado ver, mortales y afiladas. La sangre bajaba por su mentón endurecido por algunas pequeñas escamas faciales que habían aparecido y sus ojos se habían alargado a los lados, su nariz estaba repleta con escamas aún más pequeñas y duras y su puño había impactado duramente contra la mejilla de Kris. Rugió sobre su cuerpo, enojado y dejando a un lado las amenazas para pasar a la verdadera furia, y el mayor sonrió de lado y se rió en su cara, aún cuando su sangre ardiente burbujeaba, a punto de hacer ebullición.

—¿Es en serio? ¿Sólo esto es lo que puedes ser capaz de hacer? ¿Un par de rasguños y un chillido? Eres verdaderamente decepcionan...

No dudó cuando clavó sus dientes en su rostro. Fue un movimiento bastante repentino y rápido, nadie lo esperaba, ni siquiera el mismo KyungSoo. Estaba siendo llenado y controlado por su dragón, su existencia humana había quedado en un segundo plano y él no pensaba devolverle el control, no quería detenerse, ya nada importaba. Todo era ira en su máximo punto, incontrolable y letal.

Kris gruñó y le golpeó una mejilla, haciéndolo caer a su lado en el suelo, y KyungSoo no tardó en ponerse de pie, porque si dejaba que Kris se le montara encima estaría plenamente bajo su merced. Recordó sus años de lucha y preparación para poder ser docente, y todos sus conocimientos los puso en práctica cuando YiFan, iracundo y enojado por haber sido herido en el rostro, se puso de pie y se transformó hasta estar en igualdad de condiciones.

A KyungSoo no le importó ser más pequeño, que fuera un omega y no tuviera tanta experiencia en luchas como Kris, todo eso quedó en un segundo plano cuando la pierna del alto se movió a una velocidad abismal y dio de lleno con sus costillas. El aire se escapó de sus pulmones ante el duro impacto, de su boca escapó sangre y un gruñido enfadado, y entonces fue sujeto desde atrás por el más alto. Escuchó los gritos de JongDae, SeHun y BaekHyun, su dragón chilló y Kris susurró con burla en su oído.

—Patético.

Entonces su pie derecho rodeó el izquierdo de Kris, se agachó y lo tomó por detrás de las rodillas antes de alzarlo y dejarlo caer en el suelo, su codo dejó un fuerte golpe en su abdomen y no tardó en incorporarse una vez más cuando se vio liberado de la sujeción. Kris gruñó de nuevo, y con una velocidad impresionante lo tomó del cuello, asfixiándolo, sus ojos verdes reluciendo en su forma más primitiva y bestial. KyungSoo gruñó en respuesta, más dragón que humano para ese punto, y sus uñas dieron un paseo doloroso por los brazos musculosos del mayor, enterrándose en la endurecida carne llena de escamas. Se hundieron aún más cuando el flujo de aire comenzó a ser insuficiente, luego más, y más, y más, y, finamente y con una sonrisa ladina, las escamas cedieron, rompiéndose en miles de pequeños pedazos que volaron a su alrededor. Se encontró de lleno con la piel desnuda de sus brazos musculosos y el gruñido lleno de dolor del rubio salió cuando, sin ningún tipo de compasión, las puntas filosas de sus garras lo desgarraron. Escuchó su hueso crujir inevitablemente y el agarre en su cuello se vio interrumpido.

KyungSoo aprovechó para acertar unos cuantos puñetazos en su cuerpo inmenso, haciendo uso de su velocidad y agilidad por ser un omega ligero y, de nuevo, tumbó a Kris en el suelo. Lo tomó por el cuello, y como había hecho el alfa con JongIn, estrelló su rostro contra la arena incontables veces. El suelo crujió bajo ellos, una fuerza descomunal saliendo a relucir en ese momento de tensión, tan natural y significativa, como si siempre hubiese estado ahí, esperando a ser descubierta y utilizada correctamente, y cuando lo creyó suficiente, se detuvo y rugió de forma amenazante en la cara ensangrentada del contrario.

—Nunca más —fue lo que dijo cuando el sonido peligroso hubo cesado, y luego lo dejó caer en la arena descuidadamente, dio un puñetazo justo a un lado de su cara, haciendo que en ese lugar se creara un minicráter que lo dejó extasiado por un segundo, y se levantó para dirigirse hacia JongIn—.

Su apariencia humana regresó, dejando a un lado las escamas y las púas, y miró al menor con preocupación, tomándolo delicadamente contra su pecho para poder apreciarlo a profundidad. Estaba realmente herido y eso le rompió el corazón. JongIn lo observó con preocupación y una muy ligera mota de orgullo e impresión, haciéndole saber que había visto todo. KyungSoo le sonrió un poco, acariciando con delicadeza las pequeñas zonas de su rostro poco golpeadas.

—Te llevaré a casa, JongInnie.

—Pequeño Soo —dijo con dificultad y KyungSoo sólo se inclinó y dejó un suave beso en sus labios—.

—Está bien, estoy bien, pero tú debes recuperarte y descansar para que vayas a patearle el culo al maldito de tu líder, ¿de acuerdo?

Una sonrisa suave y dificultosa se formó en los labios partidos de su alfa y luego asintió, un movimiento casi imperceptible que lo hizo sentir más seguro y conforme. Inmediatamente después, JongIn se desmayó y cayó inerte entre sus brazos. KyungSoo suspiró y se alejó a regañadientes, su instinto a flor de piel pidiéndole proteger al menor a todo costo, y por ello no tardó en gruñir e invocar el cambio.

Su dragón hizo acto de aparición por primera vez frente a los miembros de EXO, que no habían apartado la mirada de ellos en ningún momento, y abrió las alas con advertencia para que nadie se acercara, aún un poco inestable por el estado de su pareja. Con cuidado tomó a JongIn en su pata izquierda, tomó impulso y se echó a volar en el cielo, dejando atrás a Tōtem, a BaekHyun y al equipo más importante del Clan.

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Al llegar a casa había transportado a JongIn hasta su habitación para dejarlo caer suavemente en su cama. Sus heridas habían comenzado a sanar ahora que se encontraba en reposo, pero aún así no se veía muy bien. Estaba lleno de tierra, sudor y heridas abiertas, además, soltaba suaves quejidos ante cualquier mínimo movimiento, dejándole saber que tenía un par de huesos rotos que tomarían su tiempo para reconstruirse en la posición correcta; por ello se apresuró a ir hacia el cuarto de baño y llevó a su alcoba un recipiente hondo con agua tibia y una toalla mullida para limpiarlo y deshacerse de la suciedad sobre su cuerpo y sus heridas.

Fue minucioso en su tarea, cambió el agua un par de veces y retiró la camisa y el pantalón del cuerpo del menor para poder asistirlo adecuadamente. Al acabar, buscó el botiquín de primeros auxilios y extrajo de él el cicatrizante especial para los dragones, que consistía en un ungüento algo incómodo y caliente que se evaporaba sobre la piel y ayudaría muy bien a JongIn. Esparció una cantidad justa sobre la herida de su brazo, la más preocupante, y luego sacó algunas compresas (también especiales para dragones) que colocó sobre las quemaduras en su pecho, provocadas por ChanYeol. La carne estaba al rojo vivo, roja y sangrante, bastante incómodo de ver, pero aún así fue lo más delicado posible, sin asco ni repelús; fue cariñoso en su empresa de tratarlo y cuidarlo, y en ese momento agradeció haber aceptado ese botiquín de parte de su obstinada madre.

Cuando hubo acabado con todo, miró el reloj y notó que había transcurrido una hora desde que habían llegado, que JongIn lucía un poco mejor y que había dejado los gemidos a un lado para simplemente descansar y disfrutar de un merecido sueño profundo. KyungSoo suspiró largamente y sacó del cajón de su mesita de noche un paquete de toallitas húmedas de bebé (que él solía utilizar a veces para refrescarse) y comenzó a pasarlas suavemente por su frente y su cabello húmedo y con un poco de tierra adherido a sus hebras. No era lo mismo que un baño, pero eso bastaría momentáneamente para higienizarlo, además, olería como él y eso era algo bastante tranquilizador en su estado hiperactivo e inestable.

Momentos después decidió que sería bueno darse una ducha rápida para preparar un caldo y tenerlo listo antes de que JongIn despertara, así que se puso de pie, guardó el paquete de toallitas y tomó el botiquín y todo lo que había utilizado y botó y dejó todo en su lugar respectivamente. Cogió una muda de ropa ligera (un pantalón de chándal y una camiseta enorme perteneciente a su padre) junto a un bóxer y se metió en el cuarto de baño para acicalarse. No se tardó demasiado, pocos minutos después estuvo listo y emprendió marcha directo a la cocina.

Se concentró en la olla llena de agua sobre la estufa, lavar las verduras y pelarlas y después en cortar la carne. No quiso encender la radio porque deseaba que JongIn realmente durmiera hasta donde pudiera y nada interrumpiera su momento de sanación y relajamiento. Dejó todo cocinándose y luego se dejó caer en el sofá de la sala con agotamiento. Fue en ese momento que se permitió pensar en todo lo que había ocurrido, en la imagen deshecha de JongIn en el campo de entrenamiento y el versus que tuvo con Kris.

No lo había planeado, realmente nada había sido premeditado, fue simple instinto actuando en conjunto con sus necesidades y una ola gigantesca de molestia e impotencia acumulada. Luego estaba el tema de aquella energía y fuerza sobrenatural y desconocida. KyungSoo jamás se había sentido de esa manera: tan poderoso, tan capaz, con los ríos de poder circulando en sus venas, con la adrenalina en su total apogeo... demonios, era algo tan extraño e inexplicable, sobre todo porque había conseguido enfrentarse sin problemas a Kris siendo este uno de los alfas más fuertes de su Clan. Era raro y casi imposible de creer, y rayos, ni siquiera estaba usando todas sus capacidades.

Pensó que quizás era cierto eso que decían sobre los omegas volviéndose más fuertes con la llegada de sus compañeros, pero aún así era un poco ridículo el extremo al que él había llegado. No era imposible, pero sí muy poco común.

Exhaló largamente, con los ojos cerrados bajo su antebrazo, y decidió que lo más sensato sería dejar el tema a un lado por el momento, porque veía venir un dolor de cabeza que quería evitar a toda costa.

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SeHun ayudó a Kris a levantarse. El líder estaba golpeado, con el radio fracturado y manchas de sangre salpicando por todas partes. Era un desastre, y, sin embargo, se encontraba sonriendo con satisfacción.

Hace un momento BaekHyun y ChanYeol se habían ido (el omega llevó a su amigo a su hogar como KyungSoo había hecho con JongIn), así que ahí sólo se encontraban él, Kris y JongDae, que no había tardado en acercárseles con un poco de reticencia y una leve cojera por su anterior combate cuerpo a cuerpo con SeHun. Kris se sacudió el polvo del cuerpo y el menor del grupo lo inspeccionó a conciencia, preguntándose cómo demonios un dragón omega tan pequeño en sus dos formas podía haber dejado de esa manera a su líder, uno de los hombres más poderosos del Clan. No había forma de que eso pudiera ocurrir, en todo caso, KyungSoo era el que debía estar en mal estado físico actualmente, no el alto alfa; creía que se estaba perdiendo de algo, pero no sabía qué, y no sólo con el tema referente al futuro compañero de JongIn, sino también con esas repentinas ordenanzas de Kris para aumentar sus horarios de entrenamiento y el máximo comportamiento estricto nunca antes visto por ellos.

Por ello, motivado por la curiosidad y teniendo de ventaja la confianza entre ellos como equipo, se acercó al mayor con expresión seria, de esas que no admitían desvíos o temas tangentes, y lo encaró sin dudarlo, haciendo las mismas interrogantes que tenía JongDae escritas en todo su rostro.

—¿Qué está ocurriendo, Kris? ¿Por qué todo esto, qué es este espectáculo? Sé que no nos has dicho algo, y sé que eso es importante, lo que no sé es por qué rayos no nos has contado lo que te preocupa desde un inicio cuando somos más que tus subordinados, somos amigos y, a pesar de eso, hoy medio mataste a JongIn y ChanYeol. Creo que merecemos saber la verdad detrás de todo esto.

Él no se molestó en contradecirlo o interrumpirlo, tampoco se negó a darle la información que pedía porque todos sabían que SeHun tenía razón, así que JongDae se acercó aún más, endureciendo sus rasgos normalmente cálidos y amables, y el rubio habló entonces con seriedad, dejando atrás la sonrisa que invadía sus labios gruesos.

—Nos han informado que se acerca una lucha entre nuestro Clan y los Clanes del Norte, Sur y Este.

JongDae abrió los ojos con impresión y SeHun soltó una maldición por lo bajo.

—¿Qué?

—El Clan del Norte quiere nuestro territorio. Al parecer se han reproducido en demasía y ya no tienen espacio suficiente en su Clan, por lo que creen conveniente luchar con nosotros para conservar el nuestro. Le ha llegado la información al Líder hace dos semanas, cuando fue confirmada la participación de los Clanes vecinos y la alianza entre estos para empoderarse de Lóngshān, por lo que me ha pedido que los prepare para la batalla que se avecina.

SeHun se pasó una mano por el rostro, aún conmocionado, ya que tenía entendido que entre los Clanes del Oeste (el suyo), Sur y Este habían buenas relaciones diplomáticas, y ahora enterarse de que les habían dado la espalda para unirse al Clan del Norte ha sido un duro golpe. Jamás lo hubiera imaginado, si es sincero, porque los líderes de dichos clanes eran unos verdaderos cobardes que no se atreverían a invadir Lóngshān jamás. Era todo tan repentino y extraño que no podía estarse quieto y digerir la noticia. JongDae habló en su lugar.

—¿Por qué no nos lo habías dicho cuando el Líder te informó de esto, Kris? Nos habríamos ahorrado muchas cosas y entrenaríamos con más ahínco y motivación que antes teniendo un propósito tan importante.

Kris lo miró entonces y luego suspiró antes de encajar su hueso roto en su lugar para que sanara correctamente.

—Ustedes estaban recién emparejados con MinSeok y Lu Han, por lo que decirles esto en ese instante sería una bomba de descontrol, temor, ansiedad y estrés que no necesitábamos en el equipo. Decidí esperar los cinco días de apareamiento y la llegada de la normalidad para poder hablar de esto con ustedes.

Ambos asintieron, conformes con ello y siendo conocedores del tipo de reacción que se presentaría si hubiera dado esa noticia en medio de los días de calor, por lo que la molestia desapareció instantáneamente. SeHun metió las manos en los bolsillos de su pantalón y miró al mayor con más calma.

—¿Qué vas a hacer con ChanYeol y JongIn? ¿Les dirás? —Kris suspiró y miró sus brazos, cicatrizando de manera extremadamente lenta a causa del veneno en las garras de KyungSoo. Ignoró el mareo que circulaba por su cuerpo y respondió:—

—Tendré que hacerlo tarde o temprano, sin embargo, ambos han entrado en la primera y segunda fase del emparejamiento, por lo que en este momento estarán más enfocados en sus omegas que en un entrenamiento.

—Por eso te has portado de esa manera en especial con ellos —Kris volvió a asentir, sintiéndose ligeramente culpable—.

—Sí. Esperaré a que se hayan asentado las cosas entre ellos para poder explicar todo. No es algo práctico, pero es necesario, no quiero levantar la crisis y el descontrol en ese par.

El silencio los llenó de pronto, cada uno metido en sus propios pensamientos respecto a todo en general, y JongDae finalmente suspiró y asintió, estando de acuerdo con él. Se acercó y le dio un par de palmaditas como muestra de apoyo y luego le sonrió de forma amena, causando ese efecto natural de relajación y tranquilidad que sólo él poseía con ese simple gesto sencillo.

—Está bien, Kris, sólo no seas tan tirano con ellos o realmente BaekHyun y KyungSoo terminarán asesinándote antes de tener una cría, ¿de acuerdo? Por cierto, fue bueno que dejaras a KyungSoo desahogarse contigo, lo has liberado del estrés. Me ha sorprendido bastante y te quedarán cicatrices en los brazos, pero has hecho algo bueno.

Fue el turno de Kris de sonreír con diversión y bajó la mirada una vez más para observar el proceso de curación que mantenía su cuerpo arduamente para darle bienestar. Soltó una exclamación de forma extendida y luego confesó en un susurro que dejó al par pasmado en su lugar:

—No lo he dejado ganar, lo que han visto han sido los resultados de un enfrentamiento verdadero entre él y yo. Al parecer, Do KyungSoo no es un simple omega fenómeno como todo el mundo piensa.

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JongIn se despertó muy entrada la noche, pues no había encontrado a KyungSoo a su lado como había esperado al despertar. Se incorporó con cierta molestia danzando en su cuerpo de forma sutil y se puso de pie, sin molestarse en colocarse un par de zapatos antes de ir directo a la salita de la casa acogedora y limpia de su pareja. Lo halló en el sofá, echado descuidadamente mientras dormía. Sus labios estaban entreabiertos y muy ligeros ronquidos salían de su boca de forma tierna. JongIn sonrió, enternecido, y se acercó silenciosamente a él para sentarse a su lado y mirarlo mientras descansaba.

Había un par de ojeras suaves bajo sus ojos, sus labios estaban rojos y sobre la mesita frente a ellos había un tazón vacío y una cuchara. Su olfato le dijo que era un caldo lo que había estado ahí, y su corazón se sintió cálido al saber que KyungSoo lo había preparado especialmente para él. Llevó una mano a su cabello largo y comenzó a acariciarlo con suavidad y su sutileza, paseando sus dedos entre hebras sedosas y brillantes en una muestra del más puro cariño y amor que sentía por él; su dragón gruñó, satisfecho con la atención que vertía en su compañero.

KyungSoo soltó un suspiro leve y se removió, dejándolo muy quieto en su sitio, pero, a pesar de sus esfuerzos, no pudo evitar que el mayor despertara y posara sus impactantes ojos oscuros sobre su rostro. Él estaba algo adormilado aún, pero de todas formas se incorporó casi de inmediato y lo miró con atención, paseando sus pupilas ahora conscientes por su rostro, brazos y pecho en busca de las preocupantes heridas que ya habían prácticamente terminado de sanar (sólo tenía una muy pequeña quemadura del tamaño de una moneda y una punzada molesta a causa de la herida en su brazo); el alivio invadió sus rasgos al notar esto y una sonrisa natural invadió su boca generosa, suave y tan colorada como las manzanas maduras. Una verdadera belleza en la forma del más fascinante corazón que podría haber en la Tierra.

—Hey —saludó como de costumbre y KyungSoo alzó un brazo para dejar su mano sobre su mejilla y así acariciar su piel con mimo—.

—Hey; ya has despertado. ¿Cómo te sientes?

—Bastante bien, no debes preocuparte, KyungSoo —le aseguró, acercándose para dejar un beso en su frente, y el mayor exhaló y lo mantuvo cerca de su cara para poder observarlo con detenimiento—.

—Siempre voy a preocuparme por ti, JongIn —dijo con certeza y luego dejó un dulce y delicioso pico en sus labios—. Estoy feliz de que hayas casi sanado, realmente estoy muy feliz por eso, aunque pensé que dormirías un poco más, te lo mereces.

—No pude hacerlo porque me hacías falta en la cama.

El sonrojo que invadió sus mejillas con la llegada de sus palabras fue glorioso, magnífico, sublime. Y es que KyungSoo podía llegar a ser la persona más adorable de la galaxia, era lindo y tierno, era hermoso, y verlo así, avergonzado y con esa sonrisa abochornada en los labios le causaba sensaciones muy difíciles de ignorar. Suspiró largamente al verlo y no pudo evitar dejar un beso en su sien, en la punta de su nariz y uno más en sus labios, un poco corto porque sabía que él sentía incomodidad cuando no se había lavado los dientes antes de besarlo.

KyungSoo le besó la mejilla tiernamente y luego le dio una sonrisa suave que le alborotó el corazón y cada mínima célula habitando en su cuerpo, lo alejó entonces, atento y cuidadoso, y luego lo instó a sentarse en el sofá.

—Quédate aquí, te traeré comida, ¿de acuerdo? —asintió y lo miró irse a la cocina—

Una vez solo, JongIn exhaló largamente y cerró los ojos, apoyando el cuello en el respaldo del sofá, e inhaló ampliamente, porque todo ahí olía a KyungSoo. Cada mínimo recoveco de esa casa hermosa estaba invadida con su exquisita esencia y JongIn no podía hacer más que quedarse quieto y disfrutar de ello, como hacía cada vez que lo visitaba. Era agradable, verdaderamente agradable, se sentía como en casa, en un hogar, cómodo y a gusto. KyungSoo era todo lo que necesitaba para vivir.

Su omega volvió no mucho después con un tazón amplio y hondo en sus manos pequeñas y tersas, ocupó el lugar a su lado y luego sopló un poco la sopa de delicioso aspecto y aroma para luego llenar la cuchara con el líquido y extenderla hacia su boca. En todo momento se mantuvo sonriendo y JongIn se vio contagiado por su buen humor.

—Sé un buen chico y di "aaah".

Estuvieron así por algunos minutos. KyungSoo se dedicó a alimentarlo con complacencia y una imborrable sonrisa satisfecha y él simplemente se dejó consentir, disfrutando de todo eso, de sus atenciones y su belleza única e irreal. Era en esos momentos: los más simples y cotidianos a su lado, solos los dos, los que valían la pena, los que le hacían tocar el cielo con la punta de los dedos y llegar a un punto inalcanzable de seguridad y felicidad palpables. La perfección simplemente estaba ahí, tan alcanzable y sencilla si era con la persona correcta, y KyungSoo era su persona correcta en todo el mundo.

Cuando hubo acabado su cena, JongIn dejó el tazón sobre la mesa y tomó a KyungSoo en brazos, alzándolo sin dificultad alguna antes de conducirlos directo a la habitación del mayor. KyungSoo se había sonrojado y reído entre dientes al hallarse lejos del suelo, rodeó su cuello y se apoyó en su pecho, y JongIn sonrió ampliamente y los tumbó a ambos sobre el cómodo colchón, enredando sus piernas en una maraña sin fin y teniéndolo frente a frente para poder maravillarse por milésima vez con sus ojos amplios, tan brillantes como las galaxias. Fascinante. Maravilloso. Etéreo.

JongIn era un hombre verdaderamente afortunado.

Como si hubiese estado planificado, ambos llevaron sus manos a la mejilla del contrario y sonrieron con ternura al notar esto; sintió los dedos delgados del amor de su vida acomodando su cabello un poco largo y él se deleitó con la suavidad de la piel de sus mejillas carnosas.

—¿No te duele nada? Kris ha sido un maldito idiota contigo hoy. Me hizo enojar tanto —soltó con vestigios de una molestia que halló especialmente sensual y erótica y JongIn sonrió un poco más amplio, observando con fijeza sus rasgos preciosos y la turbulencia sexy en su mirada. No pudo evitar besarle los labios con entrega antes de responderle—.

—No, no me duele nada, mi pequeño salvador. ¿Tú has resultado lastimado? ¿Kris te hizo daño? Si es así en serio voy a medio matarlo —prometió con sinceridad palpable y KyungSoo negó, sonriendo bajo un tenue sonrojo que le aceleró el pulso y alteró a su alfa protector y embelesado por él—.

—Estoy bien; he sido yo quién lo ha lastimado, JongInnie —susurró, avergonzado, y JongIn se tomó un momento para pensar, recordar y finalmente sonreír con orgullo pleno y estrecharlo contra su pecho—.

—Es cierto. Oh, mi compañero es increíblemente fuerte. No puedo sentirme más orgulloso por haber sido aceptado por ti, es un verdadero honor para mí.

—Ah, qué adulador eres.

—No, soy sincero.

—Te encanta hacerme sonrojar.

—Por supuesto que sí, verte de esa manera derrite mi corazón.

KyungSoo calló, de nuevo siendo acorralado por la vergüenza enternecedora que lo invade por cada mínima palabra bonita, por una frase sincera bien dicha en el momento justo, y JongIn no pudo hacer más que abrazarlo fuertemente, hundir la nariz en su cabello esponjoso e inhalar su aroma como si se tratase de oxígeno puro. Sintió una que otra caricia en su espalda y costillas y un par de besos en su cuello, que lo hicieron gruñir con gusto y deleite; el suspiro que abandonó la boca dulce de su amor le hizo sonreír.

—JongIn, ¿es normal querer tanto a alguien? ¿Es normal sentirme sobrepasado por mis sentimientos hacia ti y sentir que sólo necesito tenerte cerca para poder vivir, que con una sonrisa tuya mi mundo entero se ilumine? ¿Puede ser eso posible?

No se tomó demasiado tiempo para contestar, sin embargo, dejó que sus dedos pasearan por las suaves hebras del cabello del mayor de forma serena y gustosa.

—No si no es algo que sientes directamente hacia un familiar, un hermano, tu madre, tu padre o tus abuelos, incluso tus hijos, y eso es precisamente lo que hace ese sentimiento y esa sensación tan especial y única. El amor es diferente para cada persona, hay amor familiar, amor entre amigos y amor entre compañeros destinados. Yo me siento de la misma forma que tú al tenerte cerca, KyungSoo; no es normal, porque no todos tienen nuestra suerte ni nuestra dicha, pero es perfecto y debe ser aceptado por ambos con los brazos abiertos. Ha sido un regalo que no pienso devolver jamás. Amarte, quererte, adorarte, venerarte, todo eso y más es algo que quiero hacer durante toda nuestra vida longeva y lo que sigue luego de ella.

—¿Y si un día me pierdes, JongIn?

Se separó para poder verlo a los ojos y lo sostuvo de su mejilla para que no desviara su atención de él; estuvo así por un par de minutos, la seriedad y solemnidad invadiendo sus rasgos lo hizo contestar con pasión y fiereza.

—Nunca voy a perderte porque me encargaré de cuidarte siempre, KyungSoo, pero si eso llegase a ocurrir... iría detrás de ti. No podría existir en un mundo donde no estuvieras, contigo es un todo o es nada, y no pienso quedarme con la segunda opción.

Y sus ojos, oh, sus ojos fueron dos cometas brillantes inundando la oscuridad de sus írises, se llenaron de lágrimas que no dejó descender por sus mejillas coloradas y calientes al tacto y se encargaron de transportarlo a una dimensión donde sólo reinaba la maravillosa presencia de su amor. Besarlo fue correcto y preciso, una caricia suave y ligera, dulce, tierna, llena de promesas, sentires y verdades que no serían borradas jamás, de palabras mudas que llenaban el corazón y los llevaba al mismísimo paraíso. Sus almas se fusionaron en ese instante y sus corazones corrieron al mismo ritmo. Estaban sincronizados en cuerpo, alma, mente y corazón, eran uno sólo partido en dos mitades, una existencia que se complementaba a la perfección.

La separación fue inevitable, los pulmones se llenaron del aire invadido por sus alientos y aromas entrelazándose y KyungSoo dejó un dulce toque sobre su nariz, íntimo y adorable.

—Te quiero, JongIn.

JongIn besó sus labios una vez más, con una sonrisa satisfecha y su dragón vociferando chillidos orgullosos en su interior; contestó, sincero y cautivado plenamente por él.

—También te quiero, KyungSoo.

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